INVESTIGACIÓN BIBLIOGRAFICA GRUPO N°6 INTEGRANTES
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INVESTIGACIÓN BIBLIOGRAFICA GRUPO N°6 INTEGRANTES
INVESTIGACIÓN BIBLIOGRAFICA GRUPO N°6 INTEGRANTES: - María Victoria Araus - Antonia Castro - Cherie Díaz - Valentina Pereira WILLIAM LEWIS STERN Biografía: (Berlín, 29 de abril de 1871 – Durham, 27 de marzo de 1938) Psicólogo y filósofo alemán, conocido como pionero en el campo de la psicología de la personalidad y de la inteligencia. Fue el inventor del concepto cociente intelectual, usado más adelante por Lewis Terman y otros investigadores en el desarrollo de las primeras pruebas de cociente intelectual, basado en el trabajo de Alfred Binet. El cálculo del nuevo indicador psicológico es el resultado de la razón de la edad mental sobre la edad cronológica. Aporta una nueva forma de entender la idea de persona, que estructura a partir de la convergencia de los factores hereditarios con los factores ambientales. Con base en este concepto, propone una comprensión global de la realidad que compense los altos grados de especialización que conllevan el conocimiento y los avances contemporáneos de la ciencia y la tecnología. Expone su distinción entre persona y cosa en Person und sache (1906-1924). Fue profesor en las universidades de Breslau, Hamburgo y Durham. Lo que mejor se conoce del sistema de William Stern y lo que realmente ha ganado terreno a lo largo de los años, es su concepción intelectualista del desarrollo del habla infantil. Sin embargo, es precisamente esta concepción lo que revela claramente las limitaciones e inconsistencias del personalismo filosófico y psicológico de Stern, sus fundamentos idealistas y su falta de validez científica. Su teoría es, como todas las teorías intelectualistas, antievolutiva por naturaleza, rehúsa seguir la pista de la historia genética en cómo surge el significado del habla. Teoría del desarrollo del lenguaje: Stern distingue tres raíces del habla: la tendencia expresiva, la social y la <<intencional>>. Mientras las dos primeras subyacen también tras los rudimentos de habla observados en los animales, la tercera es específicamente humana. Stern define la intencionalidad, en este sentido, como una orientación hacia un contenido o significado: <<En cierto estadio de su desarrollo psíquico>>, dice, <<el hombre adquiere la capacidad de significar algo, de referirse a algo objetivo, al articular sonidos>>. En esencia, esos actos intencionales son ya actos de pensamiento; su aparición supone la intelectualización y objetivación del habla (factor lógico en el habla del niño). Stern cree que el niño descubre el significado del lenguaje de una vez para siempre, ignora los caminos que conducen a la maduración de la función significativa; su concepción del desarrollo lingüístico es enormemente simplista. El niño descubre de pronto que el lenguaje tiene significado. Este autor insiste mucho en que el entorno social es el factor principal en el desarrollo del habla, pero, de hecho, limita su papel simplemente a acelerar o ralentizar el desarrollo, cuyo curso obedece a sus propias leyes inmanentes. Admite el papel mediador de los gestos, especialmente el señalar, en el establecimiento de las primeras palabras. Sin embargo para él, el significado no se desarrolla a partir del acto de señalar (gesto o primeras palabras), con su carga afectiva de indicación objetiva, sino que surge de la nada y explica su aparición. Debilidades de la teoría: Stern ve la intencionalidad (un rasgo del habla avanzada que exige más bien una explicación genética, es decir, el cómo ha llegado a existir en el proceso evolutivo), como una de las raíces del desarrollo del habla, una fuerza impulsora, una tendencia innata, casi un instinto, en cualquier caso algo primordial, genéticamente equiparable a las tendencias expresiva y comunicativa, que efectivamente si se encuentran en los inicios del habla. Al ver la intencionalidad de este modo, sustituye la explicación genética por la intelectualista. Esta forma de <<explicar>> una cosa por la misma que necesita explicación es el defecto básico de las teorías intelectualistas en general y de la de Stern en particular. A la pregunta de por qué y cómo adquiere el significado del habla Stern responde diciendo: a partir de la tendencia intencional, es decir, la tendencia al significado. Aún cuando Stern caracteriza correctamente los fenómenos del desarrollo, su marco teórico le impide sacar las conclusiones obvias de sus propias observaciones (ej: <<traducción>> palabras de los niños a idioma del adulto). Apenas menciona temas tan importantes como el habla interna, su aparición y conexión con el pensamiento, sólo examina los resultados de la investigación de Piaget del habla egocéntrica al analizar las conversaciones infantiles, ignorando las funciones, estructura y significación de esta forma de habla en relación con el desarrollo. En general, Stern no llega a relacionar los complejos cambios funcionales y estructurales del pensamiento con el desarrollo del habla. Descubrimiento realizado por el niño entre año y medio y dos: La famosa descripción que hace Stern del gran descubrimiento realizado por el niño entre año y medio y dos podemos ver a qué exageraciones pueden conducir un énfasis excesivo en los aspectos lógicos. A esa edad, el niño se da cuenta por primera vez de que cada objeto tiene un símbolo permanente, un patrón sonoro que lo identifica, es decir cada cosa tiene su nombre. Stern cree que, en el segundo año de vida el niño puede tomar conciencia de los símbolos y su necesidad, y considera ya este descubrimiento como un proceso de pensamiento en el sentido propio de la palabra, se niega a aceptar la idea de que intencionalidad se desarrolle a partir del gesto indicador y la primera palabra. Durante los veinte años transcurridos desde que se publicó por primera vez el estudio de Stern, se ha confirmado, más allá de toda duda, que su observación básica era correcta: en efecto, hay un momento de descubrimiento que a una observación superficial parece no preparado. Ese viraje decisivo en el desarrollo lingüístico, cultural e intelectual del niño, descubierto por Stern existe (aunque se equivocó al interpretarlo del modo intelectualista). Stern señala dos síntomas objetivos de la presencia del crítico cambio (el niño descubre de pronto que el lenguaje tiene significado): la aparición de preguntas sobre los nombres de los objetos y el consiguiente aumento acusado y brusco del vocabulario del niño, ambos de gran importancia en el desarrollo del habla. El habla del niño deja de ser una función señalizadora y pasa a ser significante, pasa del uso de los sonidos a su producción activa.