1.- Introducción. 2.- Métodos de Extinción. 2.1 Eliminación del
Transcripción
1.- Introducción. 2.- Métodos de Extinción. 2.1 Eliminación del
1.- Introducción. 2.- Métodos de Extinción. 2.1 2.2 2.3 2.4 Eliminación del combustible. Sofocación. Enfriamiento. Inhibición. 3.- Agentes extintores. Clasificación. 4.- Agentes extintores líquidos. El agua. 5.- Agentes extintores gaseosos. 5.1 Dióxido de carbono. 5.2 Hidrocarburos halogenados. 5.3 Gases Inertes. 6.- Agentes extintores sólidos. 7.- Resumen del capítulo. 1.- Introducción. En los capítulos precedentes, hemos hablado sobre el fuego en general y, para ir entrando en materia, sobre los que son probablemente los incendios más peligrosos a los que puede enfrentarse el hombre: Los incendios estructurales. En los incendios estructurales hemos podido ver que para enfrentarnos con el fuego debemos contar con estrategias bien definidas de lucha y herramientas adecuadas para ello. Veremos en el capítulo 8 las estrategias especificas de lucha contra incendios estructurales, pero en este capítulo vamos a comenzar a introducir aquellas herramientas genéricas, algunas de última generación y otras cuyo uso se pierde en la noche de los tiempos, que existen para combatir el fuego. Las referencias al capítulo 1 van a ser numerosas, al menos al principio del capítulo, ya que para poder luchar contra el fuego, debemos conocer sus fundamentos. Fundamentos que fueron descritos en dicho capítulo. Para empezar, miremos atrás en la historia para conocer como se comenzó a luchar contra el fuego. Es más que probable, que el primer agente extintor que se empleo sigue siendo el más empleado hoy en día: El agua. Su descubrimiento se debería al azar, al volcarse algún caldero sobre el fuego o tras la observación del agua de lluvia apagando una hoguera. Estos hechos debieron suponer una autentica tragedia en la prehistoria, pero enseñó a la humanidad a luchar contra el fuego cuando este se descontrola. Por supuesto, esta lucha al principio era titánica, ya que el agua debía ser transportada en pesados cubos y calderos. La primera máquina aplicaba a combatir incendios, fue una bomba ideada por Ctesibios, sabio griego que vivió en Alejandría, durante el reinado de Ptolomeo Filodelfo (285-246 aC). Esta máquina llamada 3 sipho por los romanos se encuentra en numerosos testimonios de la época. La máquina ctesibica desaparece en el tiempo y hasta XVI siglos más tarde, en 1.477 no sé reinventa una jeringa a agua en la ciudad alemana de Augsburgo, destinada igualmente a la extinción de incendios. Desde la primitiva bomba del siglo II antes de Cristo, hasta la más moderna autobomba de nuestros días, podría reconstruirse las etapas sucesivas de la historia humana a lo largo de los siglos. Aparte del agua, se usaron desde la antigüedad agentes sólidos como la arena o tierra y... poco más. Hachas picos y azadas para retirar el material cercano a los incendios y dejar que estos se consumieran por falta de combustible. Adelantando ideas. Probablemente no lo supieran, pero estaban retirando uno de los lados del tetraedro de fuego en su lucha contra los incendios. ¿Qué lado retiramos al arrojar agua al fuego? Lo veremos en breve. 2.- Métodos de Extinción. Como estudiamos en el capítulo 1, al estudiar el tetraedro de fuego, para que un incendio se inicie o mantenga, hace falta la coexistencia en espacio y tiempo con intensidad suficiente de cuatro factores: Combustible, Comburente (aire), Energía de Activación y Reacción en Cadena. Si se elimina uno de los factores o se disminuye su intensidad suficientemente, el fuego se extinguirá. Es por ello, que los distintos métodos de extinción que vamos a estudiar a continuación se basan todos en el ataque a uno de los lados del citado tetraedro, procurando que el elemento que representa desaparezca de las inmediaciones del incendio. Según el factor que se pretenda eliminar o disminuir, el procedimiento o método 4 se clasifica dentro de los 4 grupos que pasamos a estudiar a continuación: Eliminación del combustible. Sofocación, o eliminación del comburente. Enfriamiento. Inhibición de la reacción en cadena. 2.1 Eliminación del combustible. Resulta algo evidente. Cuando se acaba el combustible, el fuego se apaga. Todos lo hemos visto en situaciones tan simples y cotidianas como ver arder una cerilla, cigarrillo, barbacoa,... Tan evidente como que un mechero al que se le ha acabado el gas deja de arder. Este método de extinción ha sido usado desde antiguo como mal menor, aislando la zona de fuego de nuevos materiales combustibles, y dejando que estos ardan y con ello pierdan su poder combustible. Aun hoy en día, es habitual el empleo de este método en incendios forestales, bien como medida de prevención creando zonas cortafuegos durante la primavera antes de la época de incendios, o bien cortando árboles y retirándolos de la zona cercana al incendio, para evitar que el fuego siga en esa dirección. Curiosidad. En Estados Unidos, país de enormes dimensiones y que cuenta con grandes zonas boscosas, en donde todos los años se producen incendios forestales, se han creado brigadas contra incendios especializadas en atacar al fuego en zonas inaccesibles pero de alto valor ecológico. Su técnica consiste en lanzarse en paracaídas a la zona de actuación. No cuentan con agua ni agentes extintores, solo pequeñas herramientas con las que deben procurar eliminar el combustible de una zona aledaña al fuego, antes que este la alcance. 5 Aclarando ideas. Un cortafuegos es una zona de terreno de anchura variable, que se deforesta (eliminando los árboles e incluso arando el suelo para que no quede hierba seca susceptible de arder), para crear compartimentos estancos al fuego. Si tenemos parcelas de este tipo, una puede arder, pero el resto queda a salvo. Es importante realizar cortafuegos en las lindes, cuando sospechamos que el vecino es poco cuidadoso en cuestiones de incendios. No obstante, no solo es un método empleado en incendios forestales o en la antigüedad. Pensemos en ciertos accidentes domésticos como un calentador de agua a gas, que comienza a arder debido a algún defecto o falta de mantenimiento. ¿Cuál debe ser nuestra primera actuación? Cerrar la llave de paso y cortar el suministro de gas. Casos como este pueden encontrarse las brigadas contra incendios en multitud de situaciones, no tan domésticas. Por ejemplo en incendios desatados en instalaciones industriales a las que llegan suministros de gas y combustibles líquidos. Además, no siempre es necesario retirar el combustible del incendio, a veces es suficiente con interponer una barrera entre el fuego y el combustible. Y esta barrera no tiene porque ser sólida. En determinadas ocasiones, podemos entender como eliminación del combustible el refrigerarlo (por ejemplo mojándolo), ya que el combustible mojado pierde la capacidad de arder y por tanto, su condición de combustible. Por tanto, podemos entender que existen dos medios de provocar la extinción por eliminación del combustible: Directamente. Cortando el flujo a la zona de fuego de gases o líquidos, o bien quitando sólidos de las proximidades de la zona de fuego. Indirectamente refrigerando los combustibles alrededor de la zona de fuego. 6 2.2 Sofocación. Por definición, la combustión es la reacción química que se produce entre un material denominado combustible y otro al que denominamos comburente. Si no recuerdas estos conceptos, repasa el tema 1 Siendo en la gran mayoría de los caso el oxígeno del aire el comburente que interviene. Además, ya hemos visto en los incendios estructurales, en los que el fuego se desarrolla en recintos cerrados, como la ausencia de oxígeno da lugar a que el fuego remita. El problema que se plantea en estos casos, es la formación de gases muy calientes como el monóxido de carbono, que puede dar lugar incluso a explosiones cuando se produce una entrada de aire fresco: Backdraft, como vimos el tema anterior. Por lo tanto, la eliminación del oxígeno es un medio claro de combatir al fuego, pero ¿cómo conseguimos la eliminación de este elemento, gaseoso y que nos rodea por completo? Existen varias técnica para ello: 1. Por ruptura de contacto combustible-aire recubriendo el combustible con un material incombustible. Este procedimiento que parece tan complicado, es probable que lo hayamos puesto en práctica alguna vez en casa. Es un típico accidente doméstico que el aceite a gran temperatura que está en una sartén puesta al fuego se incendie espontáneamente. Si tenemos sangre fría, este incidente se resuelve simplemente cubriendo la sartén con una tapa metálica. Al poner la tapa, dejamos confinado el fuego en el pequeño espacio entre la tapa y la sartén, y rápidamente se consume el oxígeno. Aunque el cierre no sea hermético, los gases de combustión calientes que se producen empujan hacia fuera al aire evitando que este entre. También habremos visto aunque solo sea 7 en películas, como la forma de sofocar el fuego que ha prendido en una persona es envolverlo en una manta. A ser posible, esta debe ser ignífuga, sino podemos estar aportando más combustible y empeorar la situación. En situaciones reales de incendio, podemos emplear como medio cobertor del fuego arena, espuma, polvo... Espuma, polvo,... Esto me suena a extintores. 2. Dificultando el acceso de oxígeno fresco a la zona de fuego cerrando puertas y ventanas. Es una medida esencial ante la presencia de un incendio. Debemos evitar la afluencia de aire, además de las corrientes que lo avivarían. Por supuesto, caso de existir ventilación forzada (calefacción o aire acondicionado), este debe cortarse, ya que además puede llevar humo y gases tóxicos a estancias no afectadas directamente. 3. Por dilución de la mezcla proyectando un gas extintor (N2, CO2, ...) en suficiente cantidad para que la concentración de oxígeno disminuya por debajo de la concentración mínima necesaria. Se consigue el mismo efecto pero con menor efectividad proyectando agua sobre el fuego, que al evaporarse disminuirá la concentración de oxígeno (más efectivo si es pulverizada). El método de gas extintor, es habitual en grandes centros de proceso de datos. Estos centros son recintos cerrados, ocupados solamente por ordenadores y electrónica diversa, que es operada de forma remota por el personal. Estos equipos, además de ser bastante caros, pueden contener información muy valiosa, por lo que no debe permitirse que esta desaparezca pasto de las llamas. Sin embargo, métodos de extinción clásicos como el utilizar agua, espuma o polvo, pueden causar un daño en los equipos equiparable al propio fuego. Por esta razón, en estas estancias, suele existir una bombona de un gas como el dióxido de carbono conectada a un detector de 8 incendios. Ante un incendio, el detector abre automáticamente la botella de gas, que inmediatamente inunda la sala, diluyendo primero y expulsando después al oxígeno del aire. Es una forma limpia y muy efectiva de acabar con el fuego. Aclarando ideas. El empleo de CO2, a pesar de las ventajas que presenta, esta limitado a este caso y pocos más. La razón es que al eliminar el oxígeno, no solo acaba con el fuego, sino que asfixia a toda persona o animal que se encuentre en la zona. En los centros de proceso de datos no suele trabajar nadie. Los ordenadores están claramente separados de las oficinas, y además, cuando se activa la extinción de incendios mediante gas inerte, una señal óptica y acústica avisa que el personal no debe penetrar en la zona sin medios de respiración autónomos. 2.3 Enfriamiento. El enfriamiento es la forma de acabar con la energía de activación. Como ya hemos mencionado en múltiples ocasiones, la energía desprendida en la combustión, parte es disipada en el ambiente y parte inflama nuevos combustibles propagando el incendio. Y aunque sabemos que un incendio emite energía en forma de radiación visible, ultravioleta y otras, la principal forma de transmisión que propaga los incendios es la emisión de energía térmica. Por tanto, es esta energía contra la que debemos lucha, sabiendo que la eliminación de tal energía supondrá la extinción del incendio. El agente universalmente utilizado como enfriador en los incendios es el agua (o su mezcla con ciertos aditivos). Esto se debe a su abundancia, facilidad de transporte y utilización en un incendio, ya que puede ser transportada mediante mangueras hasta el punto donde se encuentre el problema y lanzada a una distancia de relativa seguridad. Pero sobre todo se debe, en lo que a enfriamiento se refiere a sus propiedades físicas. Cada 9 gramo de agua que aumenta su temperatura un grado centígrado, retira del incendio 4,18 Julios. En la siguiente tabla, se compara esta cifra con la de otros materiales. Material c [kJ/(kg K)] aluminio 0,898 acero 0,447 nitrógeno (gas) 1,040 oxígeno (gas) 0,915 agua líquida 4,169 hielo (-10ºC) 2,089 vapor de agua 1,963 Observamos como el agua posee una capacidad calorífica, que así es como se denomina esta propiedad física elevada comparada con otros elementos, luego es capaz de retirar del fuego cuatro veces más calor que el aluminio o el nitrógeno y más de nueve veces el calor que es capaz de retirar el acero. Y esta propiedad se intensifica si tenemos en cuenta el calor que es capaz de retirar el agua al cambiar de fase de estado líquido a estado vapor. Sustancia Punto de fusión (ºC) Calor latente Punto de fusión (kJ/kg) ebullición (ºC) Helio Nitrógeno Calor lat. vaporización (kJ/kg) -268,9 21 -209,9 25,5 -195,8 201 Alcohol etílico -114 104 78 854 Mercurio -39 11,8 357 272 Agua 0 333 100 2255 Plata 96 88,3 2193 2335 Plomo 327 24,5 1620 912 Oro 1063 64,4 2660 1580 10 Si descartamos sustancias como el oro y la plata, que ciertamente tienen un calor de vaporización elevado, pero que no son de utilidad ya que esta vaporización se produce a más de 2000 ºC, observamos como el agua sigue siendo un elemento muy eficaz, ya que su cambio de fase se produce a una temperatura moderada (100 ºC) y absorbe muchísima energía en el proceso 2.255 Julios por gramo de agua que se evapora. La comparación de esta energía con los 4,18 Julios que veíamos anteriormente, muestra la enorme diferencia de absorción de energía que existe entre los dos fenómenos. Como técnica para conseguir el mayor enfriamiento posible en el menor tiempo, se emplea la pulverización del agua sobre el fuego. De esta manera, las pequeñas gotitas incrementan rápidamente su temperatura y pasan a forma vapor (en este cambio es cuando más calor retiran). Si empleamos un chorro de agua, esta aumenta su temperatura, pero no pasa a forma vapor con la misma facilidad. 2.4 Inhibición. Es con toda seguridad el mecanismo más difícil de entender, al igual que lo fue al explicar su influencia en la formación y propagación de los incendios. Para nota. Para explicar con rigor este método deberíamos hablar de radicales libres, que son unos compuestos muy inestables que se producen como fase intermedia de la reacción química de combustión. Dado que no es objeto de este manual entrar en tal nivel de complejidad, estudiando el nivel atómico del fuego, indicaremos que es quizás el más reciente descubrimiento como método de extinción y trata de neutralizar esos radicales libres mencionados antes de su reunificación y consecuente reacción química. 11 Simplificando, podemos decir que este método interrumpe la producción de llama en la reacción química, resultando con ello una rápida extinción. Dado que solo estamos atacando a la llama, este método de extinción sólo es efectivo en combustibles líquidos y gases. Para materiales sólidos que pueden mantener brasas aunque hayan dejado de producir llamas, se requiere emplear además la técnica de enfriamiento. Los halones y el polvo químico son agentes extintores que provocan la inhibición química de la reacción en cadena. Algunos autores postulan, que el gran efecto extintor sobre las llamas del polvo, no es la sofocación, sino la inhibición física por la separación espacial de los radicales libres que provocan las minúsculas partículas de polvo proyectadas. 3.- Agentes extintores. Clasificación. Durante todo el apartado anterior hemos expuesto las distintas técnicas que podemos utilizar para combatir un incendio, pero implícitamente, hemos empezado a introducir los elementos que podemos utilizar en cada uno de los métodos para obtener un resultado positivo: Agua, polvo, espuma... Este elemento es el que definimos como agente extintor, es decir, aquel producto que vamos a utilizar físicamente para eliminar el fuego. Son diversas las clasificaciones que se suelen hacer de los agentes extintores, pero prevalecen dos sobre todas: - Clasificación de acuerdo al estado físico del agente extintor: o Sólido. o Líquido. o Gaseoso. 12 - Clasificación de acuerdo al tipo de fuego para el que está indicada su utilización. Utilizando la tipología de fuegos ya introducida: o A. Combustibles sólidos. o B. Combustibles líquidos. o C. Combustibles gaseosos. o D. Metales combustibles. o E. Incendios en los que hay elementos eléctricos involucrados. Nosotros vamos a utilizar por claridad la primera clasificación: Estado físico del agente extintor, mencionando para cada caso el tipo de fuego para el que está indicado cada agente. No obstante, y a modo de resumen, se muestra en la siguiente figura la eficacia de diversos agentes extintores dependiendo del tipo de fuego. Tipo de extintor A De agua pulverizada *** De agua de chorro ** De espuma física ** De polvo convencional De polvo polivalente ** Clases de fuego B C * ** *** ** ** ** De polvo especial * De anhídrico carbónico * ** De hidrocarburos halogenados * ** Espefífico para fuego de metales D * * 13 Como introducción a los siguientes apartados en los que se desarrollará con detalle los distintos tipos de agentes en función de su estado, vamos a indicar cuales podemos encontrar en cada apartado. - Líquidos. o Agua. o Espumas. - Gases. o Dióxido de carbono. o Hidrocarburos halogenados. o Gases Inertes. - Sólidos. o Polvos extintores. 4.- Agentes extintores líquidos. El agua. Aunque posteriormente mencionemos algún otro agente extintor líquido, es evidente que la mayor parte de este apartado debe estar dedicado al que es sin lugar a dudas el agente extintor más conocido y más empleado. Prácticamente deberíamos decir el agente extintor universal: El agua. Sin embargo, si la denomináramos extintor universal, estaríamos cometiendo un grave error, ya que existen casos en que el uso del agua no se aconseja, e incluso está contraindicado. Hablaremos de ellos más adelante. Ya hemos mencionado parcialmente las razones por las que el agua es el agente más conocido y utilizado: - Abundante. - Barato. - Fácilmente transportable. - Posibilidad de ser lanzado desde una distancia segura. - Gran capacidad de enfriamiento. 14 Además de su gran capacidad de enfriamiento (principal acción extintora que posee), podemos utilizar el agua como agente sofocante (retira el oxígeno del fuego). Como ya se mencionó al hablar del método de enfriamiento, la mayor capacidad de enfriamiento del agua reside en su calor de vaporización. Pero al pasar de agua a vapor, además de retirar 2275 julios del incendio por cada gramo que se evapora, se aporta vapor de agua. Este vapor (que evidentemente no es combustible, y solo en casos muy excepcionales puede comportarse como comburente), aumenta su volumen entre 1.500 y 1.700 veces al pasar de fase líquida a fase vapor y como consecuencia, desplaza al aire de los alrededores del incendio: Efecto sofocación. Por último, puede actuar también por dilución, pero solo en el caso de combustibles líquidos solubles en agua, como el alcohol. Nunca en el caso de aceites. Para nota. La densidad del agua (1kg/l) es superior a la de la mayoría de los combustibles líquidos. Si además tenemos en cuenta su inmiscibilidad con los aceites y grasas, tenemos el fenómeno conocido por todos: El aceite flota sobre el agua y no se mezclan. Aclarando ideas. Este inocente fenómeno por todos conocido tiene importantes consecuencias en los incendios. Si la grasa o aceite ardiendo llega a flotar sobre el agua, el incendio tenderá a expandirse a gran velocidad sobre la lámina de agua. ¡¡Nunca debes tratar de apagar un incendio de grasa o aceite con agua!! Por tanto, la principal utilización del agua se realiza en los fuegos clase A. A los que se ataca con un chorro compacto. Este sistema tiene la ventaja de poder lanzar 15 el agua desde una cierta distancia de seguridad, pero la desventaja de ser menos efectivo, pues abarca una zona menor y el agua no evapora de forma inmediata como puede ocurrir al aplicarse en forma de pequeñas gotas. Esta otra forma de aplicación suele hacerse mediante rociadores automáticos instalados en zonas susceptibles de sufrir un incendio, o con boquillas especiales que se adaptan a las mangueras. Como hemos dicho, el agua puede estar contraindicada en fuegos clase B, y en cualquier caso, su acción no suele ser la principal en estos incendios. En ellos se emplea principalmente como medio de control, pero no de extinción. Su uso es similar para los fuegos clase C. En cuanto a los fuegos clase D, NUNCA debe emplearse el agua, ya que su acción oxidante sobre los metales causantes de estos incendios agravaría el problema. Otra limitación del agua reside en el hecho de ser conductora de la electricidad. Por lo que debe evitarse en incendios tipo E. No obstante, debe indicarse al respecto que el riesgo de electrocución existente es en cierta parte una leyenda negra, ya que se ha demostrado que existe siempre una distancia de seguridad, desde la que se puede lanzar agua sobre instalaciones en tensión. El riesgo disminuye cuanto mayor es el grado de pulverización del agua y existen lanzas especiales que permiten extinguir con seguridad fuegos en tensión de hasta 300 Kilovoltios desde distancias de alrededor de 10 metros El otro agentes extintor líquido del que vamos a hablar es la espuma. Las espumas no son más que una variante de las clásicas espumas que todos conocemos, formadas por pequeñas burbujas. La principal diferencia que se percibe en las espumas utilizadas como agentes contra incendio, reside en la estabilidad de las mismas, necesaria para que cumplan su función extintora. 16 Se suelen clasificar en dos grupos dependiendo de su forma de producción: - Espumas químicas. Se generan al reaccionar dos o más productos químicos a los que se le solía agregar algún tipo de estabilizador. Hoy en día se encuentran en desuso debido a su gran corrosividad. - Espumas físicas. Se obtienen al mezclar aire con un espumante. En la producción de este tipo de espumas no interviene ningún tipo de reacción química. Para nota. Denominamos espumante al agente tenso-activo que facilita la formación de espuma o mejora su estabilidad al inhibir la coalescencia de las burbujas. Los tensoactivos, son sustancias que alteran la tensión superficial de los líquidos (fenómeno físico por el cual la superficie de un líquido tiende a comportarse como si fuera una delgada película elástica). Lo que se trata de conseguir con este efecto son multitud de burbujas muy pequeñas, en lugar de unas pocas grandes. La espuma actúa como recubrimiento que elimina el oxigeno al formar una capa que impide el paso del aire, y además, enfría un poco. Se aplica en forma de una capa que cubre la superficie del combustible. Sin embargo, en muchos casos, los vapores que se desprenden de las sustancias en combustión atraviesan la capa de espuma, y si su concentración es suficiente, arderán encima de ella. Es especialmente útil en la extinción de los fuegos clase B, y en los que el efecto de sofocación del agente extintor es de gran importancia. Ciertos solventes (alcoholes, acetona, etc.) deshacen la espuma, por lo que es preciso emplear en estos casos una espuma especial para alcoholes y solventes orgánicos. (En la actualidad las espumas que no son compatibles con estos productos tienden a desaparecer). 17 La espuma también es conductora de electricidad, por lo que debe evitarse su uso en incendios clase E. En resumen, es un gran agente extintor por sofocación, de gran empleo en los incendios tipo B, para los que es la mejor solución, y por tanto, de gran uso en plantas químicas, almacenamientos de líquidos combustibles, aeropuertos... 5.- Agentes extintores gaseosos. Los agentes extintores gaseosos proporcionan una protección limpia contra incendios, ya que respetan durante el proceso de extinción la integridad de los bienes existentes en el entorno del incendio. Lo adelantamos al hablar del método de sofocación. La técnica de extinción que suele emplearse en estos casos, es la de inundación total, es decir, descarga del elemento gaseoso, hasta que rellena la estancia en la proporción adecuada. Estos sistemas están diseñados para conseguir una mezcla homogénea del agente extintor gas con el aire en el compartimiento protegido. La concentración extintora alcanza la base del incendio y se mantiene hasta que haya desaparecido todo peligro de fuego. Históricamente el agente gaseoso más común fue el anhídrido carbónico (CO2). El problema que plantea este agente extintor es su peligrosidad para las personas a las concentraciones necesarias para la extinción, siendo por tanto no aceptable su uso allí donde las personas pueden estar presentes en el momento de la descarga. Como sustituto de este gas, fueron desarrollados los denominados halones o hidrocarburos halogenados. 18 Estos compuestos tenían una gran eficacia de actuación y era posible su actuación en presencia de personas, sin embargo, plantean una doble problemática: 1. Toxicidad de algunos de los productos que generan al descomponerse en un incendio. 2. Suponen un grave perjuicio para la capa de ozono. En la actualidad estos productos han sido sustituidos por otros gases (hidrofluorocarbonados) que solventan estos problemas y que estudiaremos en su apartado correspondiente. Como sustitutos del CO 2 , también se han desarrollado algunas soluciones basadas en gases inertes, puros o mezclados, que también describiremos a continuación. Empezaremos por el CO2 . 5.1 Dióxido de carbono. Como ya hemos mencionado, el CO2 se usa con éxito en la protección contra incendios desde hace mucho años. Es de eficacia demostrada, bajo coste y disponible en el mundo entero. Entre sus propiedades generales podemos mencionar: - Es un gas incoloro e inodoro. Por compresión y enfriamiento puede licuarse. No es corrosivo ni deja residuos. Es un mal conductor de la electricidad. Para su uso en extinción de incendios, se emplea la inundación total del recinto a proteger, por lo que debemos tener en cuenta algunas otras propiedades del producto: - Durante su descarga produce temperaturas de 40º centígrados por lo que puede producir quemaduras por congelación. 19 - Es un producto asfixiante y resulta peligroso por encima de concentraciones del 9%. - A igualdad de condiciones su densidad es un 50% superior a la del aire De manera que solo debe emplearse donde no existe la posibilidad de exponer a personas al agente extintor, así como en pequeños extintores con las debidas precauciones. El gas se almacena a presión en fase líquida y puede almacenarse lejos del compartimiento protegido. En su descarga, debido a su alta relación de expansión, suele producirse un importante descenso de temperatura. Este descenso puede resultar de utilidad porque enfría y por tanto favorece la extinción del incendio, pero crea elevados niveles de condensación y de humedad, por lo que hace falta un diseño cuidadoso para evitar que se produzcan daños en objetos sensibles o irremplazables La descarga de CO2 no aporta ninguna sustancia corrosiva debida a la descomposición térmica del agente. Aunque como hemos visto, la descarga de CO2 provoca un enfriamiento en el incendio, su principal método de extinción es la sofocación. La descarga de CO2 provoca una notable disminución de oxígeno junto al combustible, lo que paraliza la reacción de combustión. En función del tipo de combustible la concentración mínima de CO2 necesaria varía entre un 30% y un 75% Los sistemas de inundación total de CO2 se diseñan normalmente para que se alcance la concentración de diseño en un período que va de uno a siete minutos, aunque tiempos de descarga más largos ayudan a minimizar el coste del sistema. Existen sistemas de aplicación local que a menudo tienen tiempos de descarga más cortos y están diseñados para apagar el incendio en pocos segundos. 20 Sus aplicaciones son las siguientes: - Fuegos Tipo A: Su utilidad se reduce a fuegos superficiales ya que no tiene capacidad de penetración en fuegos con presencia de brasas. - Fuegos Tipo B y C: Es efectivo solo en ciertos casos - Fuegos Tipo D: No es efectivo ya que los fuegos de metales provocan la descomposición del CO2 - Fuegos tipo E: Es el agente extintor ideal ya que no conduce la electricidad y estos fuegos no presentan producción de brasas. Hay que tener cuidado para no lanzar este agente sobre equipos no incendiados ya que su temperatura de descarga puede causar daños 5.2 Hidrocarburos halogenados. Los primeros hidrocarburos halogenados diseñados, también denominados halones, eran compuestos químicos derivados del metano (CH 4 ), que utilizaban como método principal de extinción la inhibición de la reacción en cadena, y como método secundario, pero incluso más eficazmente que el CO2, el enfriamiento. Estos compuestos, podían ser usados con éxito para extinguir fuegos tipo A, B y C, y también podían aplicarse sobre fuegos tipo E. Su principal forma de empleo es por inundación, aunque también se usa en instalaciones de aplicación local y pequeños extintores. Su uso es muy limpio y resulta un agente extintor muy adecuado para la protección de equipos delicados. Frente al CO2 presenta las ventajas de necesitar una menor concentración para acabar con el fuego, luego el espacio destinado a depósitos es menor, y además puede emplearse en presencia de personas 21 Las limitaciones que presentaban en su uso y que han obligado a sustituirlos por nuevas generaciones de compuestos eran dos: 1. Si las instalaciones o descargas no estaban bien calculadas, y no se conseguía extinguir el incendio, el fuego provocaba la descomposición de estos gases y la producción de gases tóxicos. 2. Los halones perjudican gravemente la capa de ozono, por lo que en aplicación del Protocolo de Montreal, su uso está prohibido en la mayoría de los países. Para nota. Los halones son en general son substancias muy estables en la troposfera (nivel del suelo) y que sólo se degradan en la estratosfera al ser sometidas a intensas radiaciones ultravioletas. Cuando se rompen sus moléculas se liberan átomos de cloro y bromo que son los que destruyen ozono estratosférico. Una molécula de cloro puede romper miles de moléculas de ozono. Una de bromo entre 10 y 100 veces más. Por esta razón, en la actualidad estos compuestos han sido sustituidos por otros denominados HFC (hidrofluorocarbonados) que son respetuosos con el ozono y actúan directamente sobre el fuego a bajas concentraciones. Además de esta ventaja, estos compuestos comparten la mayoría de aquellas que poseían los halones originales: - Los HFC se descargan y apagan los incendios en pocos segundos. No dejan residuo que dañe objetos sensibles o insustituibles, no conducen electricidad y no son corrosivos. - Los HFC se almacenan como gases licuados a presión y se requiere una cantidad relativamente pequeña de agente para conseguir la extinción. Por 22 esta razón los sistemas de HFC suelen usar menos botellas que en el caso de otros agentes gaseosos y ocupar menos superficie. - Los sistemas de HFC están diseñados para alcanzar una concentración de diseño en un máximo de 10 segundos. Esto es especialmente importante en el caso de los incendios de propagación rápida o donde se protegen bienes sensibles de alto valor. - Debido a la cantidad relativamente pequeña de gas que se descarga de los sistemas de HFC, el descenso de temperatura en el recinto protegido es insuficiente para dañar los equipos electrónicos sensibles. - Los HFC más comunes usados en la protección contra incendios se pueden respirar sin peligro a las concentraciones normales de diseño. No son tóxicos ni reducen significativamente el nivel de oxígeno. - No obstante, En caso de incendio, se requiere que todo el personal salga cuanto antes para minimizar la exposición a los productos de combustión y de descomposición del agente extintor. Al igual que en el caso del CO2, la descarga de los HFC puede provocar una nube visible de condensación cuya densidad depende de la humedad relativa del aire en el espacio protegido y que se disipa en pocos minutos. 5.3 Gases Inertes. Son productos que comenzaron a usarse tras la prohibición de actuar con los primeros halones. Son una combinación de CO2 y gases nobles (argón y nitrógeno) en distintas proporciones y su mecanismo de extinción es la sofocación, eliminando el oxígeno del recinto, por lo que su aplicación es por sistemas de inundación total. 23 Desde el punto de vista medioambiental, los gases inertes son neutros y están disponibles fácilmente. El agente se conserva en forma de gas comprimido y puede estar almacenado lejos del compartimiento protegido Su utilización habitual se realiza en sistemas de inundación total, donde existen equipos o componentes electrónicos de gran valor, y en todos aquellos en que el resto de agentes extintores puedan producir daños por corrosión, inundación o abrasión. También se utilizan en sistemas de prevención y supresión de explosiones. Las principales virtudes de este agente extintor son las siguientes: - Los gases inertes se almacenan como gases comprimidos, no en fase líquida, por lo que no se produce un descenso significativo de temperatura ni del compartimiento, ni de los equipos. Contrariamente a lo que podíamos pensar, esto es una ventaja, ya que el enfriamiento no es su método de extinción y una gran bajada de temperatura produce condensaciones y efectos no deseados. - La descarga de los gases inertes no aporta al compartimiento ninguna sustancia corrosiva. - No se produce ninguna descomposición térmica de los gases inertes durante la extinción, por lo que no existe ningún peligro de gases tóxicos salvo de los generados por el propio fuego. - Los gases inertes se consideran seguros para las personas a las concentraciones normales de diseño. No son tóxicos y no provocan sensibilización cardiaca. No obstante, en caso de incendio, se requiere que las personas salgan cuanto antes para minimizar el riesgo de exponerse a los productos de combustión. - Los gases inertes se fabrican y suministran localmente en cada país y están disponibles en el mundo entero. 24 - Otros efectos positivos son su bajo coste y mínimo daño medioambiental Como efectos negativos podemos apuntar que necesitan un tiempo de descarga más elevado, mayor volumen de agente extintor (de 8 a 10 veces mayor) y equipos de descarga más complejos, todo ello comparado con lo que el halón necesitaba 6.- Agentes extintores sólidos. El principal agente extintor sólido usado actualmente es el denominado polvo extintor. El polvo extintor es una sustancia en estado pulverulento denominada comúnmente: polvo seco, polvo químico seco, polvo químico o polvo polivalente. Su composición es a base de sales inorgánicas y aditivos: - Bicarbonato sódico. Bicarbonato potásico. Cloruro potásico. Bicarbonato de urea-potasio. Fosfato monoamónico. Metales alcalinos. Para nota. Se le añaden estearatos metálicos, fosfato tricálcico, siliconas y otros productos para mejorar la fluidez, higroscopicidad (Propiedad de absorber y exhalar la humedad dependiendo del medio) y aislamiento eléctrico del producto final. Pero para mucha nota!! 25 Entre sus propiedades principales, destacamos las ya mencionadas sobre su naturaleza, ya que el tamaño de partícula utilizada va a ser siempre inferior a 500 micras. Otras características interesantes para su uso como agente extintor radican en su toxicidad nula, salvo si se produce una descarga masiva que puede causar problemas respiratorios y falta de visibilidad, y en su mal comportamiento como conductores de la electricidad. Estos agentes, se clasifican en distintas categorías, dependiendo del tipo de fuego para el que estén indicados. Estas son: - Polvo convencional o BC para fuegos de tipo B y C. - Polvo polivalente ABC para fuegos de tipo A, B y C. - Polvos especiales para combatir fuegos del tipo D. Recordemos, que de todos los agentes extintores vistos hasta ahora, este es el primero que es aplicable para fuegos tipo D. De hecho es el único indicado para este tipo de incendios, tan complejos, aunque afortunadamente poco habituales. Estos incendios son tan singulares, que son precisos compuestos distintos dependiendo del material concreto que esté ardiendo. Se indican a continuación algunos de los agentes y su aplicación. ADECUACIÓN DE DISTINTOS POLVOS PARA LA EXTINCIÓN O CONTROL DE FUEGOS DE METALES Naturaleza del polvo Sodio Potasio Litio Magnesio Aluminio Zirconio *C Talco * Grafito * * **(seco) Arena seca * ** ** ** *C Limaduras de hierro *C Cloruro sódico ** ** Cenizas de sosa (Carbonato sódico) ** ** Silicato de zirconio * * ** ** Dolomitas (carbotato de calcio y magnesio) * Aceptable Titanio Uranio **Adecuado **C (seco) **C (seco) C - Solo para control de fuego 26 No obstante, en la actualidad ya existen compuestos complejos sujetos a patente, que son capaces de actuar sobre un mayor número de combustibles de este tipo. El método de extinción que emplean estos agentes es diverso, aunque se centra en la sofocación e inhibición, siendo el enfriamiento que producen en su descarga prácticamente despreciable. Sus aplicaciones coinciden básicamente con las descritas al indicar la tipología de los polvos: - Fuegos tipo A: Se emplea el denominado polvo polivalente ABC, utilizando extintores de distintos tamaños. - Fuegos tipos B y C: Se utiliza el denominado polvo seco teniendo una gran efectividad, tanto en extintores como en instalaciones fijas. - Fuegos tipo D: Se utilizan EXCLUSIVAMENTE los polvos adecuados a cada tipo de metal y NO pueden utilizarse ninguno de los anteriores. Adicionalmente, el polvo es muy mal conductor de la electricidad pero se recomienda no utilizarlo en tensiones superiores a 1.000 voltios. En cualquier caso, sus características de abrasivo y propiedades que lo llevan a descomponerse a altas temperaturas, así como a dispersarse con facilidad y penetrar fácilmente en el interior de los equipos, hacen no recomendable su uso sobre sistemas eléctricos, electrónicos y mecánicos. En su utilización conjunta con espumas deben utilizarse polvos compatibles que deberán estar indicados por el fabricante en cuestión. 27 7.- Resumen del capítulo. En este capítulo hemos empezado el estudio concreto de los métodos, sistemas y agentes de extinción. Partiendo de la base teórica proporcionada por el tetraedro de fuego, hemos ido desarrollando las ideas principales y hemos llegado hasta los distintos agentes utilizados en la extinción. En los siguientes capítulos, avanzaremos en la descripción de ellos, llegando al nivel de detalle necesario y estudiando las distintas situaciones de empleo. 28