Mi prójimo - SUMMA Aldapeta
Transcripción
Mi prójimo - SUMMA Aldapeta
Una Buena Noticia para la semana Año II Nº 137 SUMMA Aldapeta Asterako berri ona Mi prójimo En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”. Él le dijo: “¿Qué está escrito en la ley?, ¿qué lees en ella?”. El letrado contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”.Él le dijo: “Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida”. Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”. Jesús dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó adonde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a un posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más yo lo pagaré a la vuelta’. Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”. El letrado contestó: “El que practicó la misericordia con él”. Díjole Jesús: “Anda, haz tú lo mismo”. (Lc 10,25-37) Emailgelio 137 del 10 de julio de 2016 Domingo 15 del tiempo ordinario (C) Jesús dice que el secreto de la vida está en amar a Dios y amar al prójimo. Aquel letrado quiere una definición puramente teórica de quién es mi prójimo que complique la cosa e impida dar pasos prácticos. Jesús, en lugar de exponer una bella teoría, pone el ejemplo del Buen Samaritano, un extranjero, que hace todo lo posible por curar y salvar al hombre molido a palos por unos bandoleros. El sacerdote y el levita, al verlo, dieron un rodeo para no tropezar con él.. Los dos cierran sus ojos y su corazón, aquel hombre no existe para ellos. Si se detenían, se iba a ver alterado el servicio que iban a hacer en el templo. Para Jesús no tiene sentido una religión tan poco humana que es incapaz de generar un corazón compasivo. Jesús subraya la incoherencia de este sacerdote y de este levita, que se saben todas las reglas cultuales, pero se olvidan de lo fundamental de toda relación con Dios: la misericordia. Es el samaritano, el extraño, quien se compadece del hombre maltratado, lo atiende y hace todo lo posible para que se recupere. Jesús concluye que prójimo es el que practicó la misericordia con el hombre que se encontraba mal. Prójimo es todo el que necesita de mí. Jesús dice al letrado y nos dice a cada uno de nosotros: Anda, haz tú lo mismo. Es decir, sé misericordioso con aquel que está a tu lado o encuentras en tu camino. Sé también sensible a tantos hombres y mujeres, cercanos o lejanos, apaleados por la vida y tirados en el camino. No pases de largo. El teólogo suizo Hans Küng reconocía que “es más fácil hablar de la paz en el Oriente medio que pacificar la propia familia o el propio campo de acción. Para el europeo es más fácil ser solidario con los negros de América del Norte y de Sudáfrica que con los trabajadores extranjeros del propio país. Cuanto más lejos está el prójimo más fácil es pronunciar palabras de amor”. Ignacio Otaño SM