El Monumento a Guzmán el Bueno

Transcripción

El Monumento a Guzmán el Bueno
PATRIMONIO
AUARANDA
El Monumento a Guzmán el Bueno
Wenceslao Segura González
a la memoria del hecho singular y heroico (...)
acordó se varíe dicho paseo (de la Alameda)
el nombre de Republicano y que en su lugar tome
desde este día el nombre de Paseo de Guzmán
ei Bueno (8). Nombre que duraría poco, pues
posteriormente es llamado de Alfonso XII y ya
en 1902 pasa a llamarse paseo de Jeteé María
Morales Gutiérrez en recuerdo del Alcalde que
inició su construcción.
LOS PRIMEROS INTENTOS
Tarifa ya rindió el debido homenaje a Guzmán
el Bueno cuando en 1960, inauguró la estatua
que hoy se eleva en el paseo de la Alameda.
Pero la reaiización de esta obra fue una tarea
ardua, tanto, que duró un siglo. Es en el año 1863
cuando el Ayuntamiento acuerda recordar el
hecho histórico levantando un monumento a la
gloriosa memoria de Guzmán e! Bueno (1). Pero
parece ser que la primera intención de erigir el
monumento corresponde al duque de Medina
Sidonia en el año 1861, tal como se desprende
de una carta que el duque recibe en donde se
le aconseja no poner el mismo lema inscrito en
los muros de Tarifa, al nuevo monumento por ser
erróneo respecto a la figura histórica de Guzmán
el Bueno (2), en referencia a la lápida que se
encuentra en el torreón octogonal y que colocada
en el 1851, equivocadamente recuerda a Guzmán
el Bueno como duque de Medina Sidonia y conde
de Niebla (3). Sin embargo esta tentativa no se
¡leva adelante y la que sí empieza a prosperar
es la municipal pues el 14 de noviembre de 1863,
la reina Isabel II concede permiso para la erección
de: monumento (4). Tomándose el acuerdo de
colocarlo en el, aún no terminado, paseo de la
Alameda.
Pero el estado de abatimiento económico
en que se encontraba la población hacen impo­
sible continuar sin ayuda exterior, así se propone
abrir una suscripción nacional, invitándose a ella
a la reina, a la emperatriz de Francia, a los
descendientes de nuestro héroe y a otras altas
autoridades (5). No es de extrañar que se solicite
ayuda a la emperatriz Eugenia de Montijo, pues
además de ser descendiente de Alonso Pérez de
Guzmán, aún era recordada por la visita que giró
a nuestra ciudad poco antes ce su casamiento
con Napoleón III en 1853 (6). También se recurre
al duque de Medina Sidonia (7), pero con escaso
resultado.
La falta de apoyo económico es tal que en
el año 1869, el Ayuntamiento da por cerrado e¡
intento y en su deseo de rendir un corto tributo
LA SUSCRIPCION NACIONAL
Ninguna otra iniciativa es realizada hasta que se
retoma la idea en 1877. El 10 de marzo de ese
año se crea una Comisión para la Erección de
un Monumento a Guzmán el Bueno, siendo
Isabel II, que autorizó la construcción del monumento a Alonso
Pérez de Guzmán. (FotoArchivo AUARANDA)
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PATRIMONIO
A U ARAN DA
nombrado para presidirla Carlos Núñez Lardizábal,
a la sazón Diputado Provincial, peheneciendo
también a dicha Comisión el Alcalde José María
Morales, así como representantes municipales y
vecinos de la ciudad (9). La Comisión nombra
presidente honorario al gobernador civil Mariano
del Castillo, y tras el cese de éste la presidencia
es ofrecida al marqués de Francos, Diputado a
Cortes per nuestro distrito, quien la acepta,
iniciando con entusiasmo y efectividad las ges­
tiones que desde Tarifa le van encomendando
(6). Inmediatamente se pone en contacto con la
Casa Real, consiguiendo que Alfonso XII se
declare protector y a la vez encabece la
suscripción nacional para erigir el monumento a
Guzmán el Bueno (6). La noticia es acogida con
júbilo en Tarifa, tal como se despende del hecho
de que el mismo día que llega al Ayuntamiento
la comunicación del Jefe Superior de Palacio, se
reúna con urgencia el pleno municipal (10). La
Intendencia Real de Palacio pocos días después
concede a la Comisión 6000 reales (11), cantidad
nada despreciable si tenemos en cuenta que, por
ejempio, en aquel año ei kilo de pan estaba a
24 céntimos y el kilogramo de aceite a 1,26
pesetas (12).
La Comisión, animada por ios buenos
resultados de sus gestiones, inicia contactos con
las principales autoridades del país: familia real,
Presidente del Consejo de Ministros, Ministros,
grandes de España, Casino Español de Cuba,
Capitanía General de Filipinas, etc. (6). La misiva
que se le envía al Presidente del Gobierno, llena
de entusiasmo patriótico, dice entre otras cosas:
Una deuda de admiración y respeto existe hace
luengos siglos entre el pueblo de Tarifa y la
nación entera para con Den Alonso Pérez de
Guzmán. Si como no dudamos, la nación espa­
ñola siempre grande y heroica responde llena de
entusiasmo al llamamiento que en pro de las
glorias patrias tenemos la alta honra de hacer,
erigiremos un monumento al pié do los ennegre­
cidos torreones, que mirando al Estrecho y
bañada por sus aguas, diga a la faz del mundo
que la patria que tal hombre produjo, tiene con
su hijo una formidable égida que siempre salve
el honor nacional (6).
También se forma en Cádiz una delegación
con el mismo propósito de erigir ei monumento
a Guzmán el Bueno, de la que forman paño el
Diputado a Cortes señor Mora y los senadores
Blázquez y Primo de Rivera (6).
Las actuaciones de la Comisión van alcan­
zando sus oojetives, de tal manera que en el año
1879 se había recaudado la cantidad de 3852
pesetas y 93 céntimos, que se encontraban
depositadas en la sucursal del Banco de España
en Cádiz (6).
En el año 1880 Carlos Núñez renunció a
la presidencia por razones de salud, siendo
sustituido por José María Morales. Pero desde
entonces no se realizó ninguna actividad y la
situación llega a ser tal, que en 1883, los
miembros que aún quedaban en la Comisión
deciden caria por disuelta (6).
La estatua de Guzmán el Bueno en Tarifa (Foto I. Sera)
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PATRIMONIO
AUARANDA
EL CENTENARIO DE GUZMAN EL BUENO
Nuevamente transcurren algunos años durante
los cuales la idea del monumento se encuentra
adormecida, pero en modo alguna olvidada. Como
lo demuestra las reiteradas preguntas que se
hacen sobre el particular en los planos municipales
(13,14).
En el año 1892, el periódico local El
Tarifeño, publicaba un artículo sobre el Cente­
nario de Guzmán el Bueno, posiblemente escrito
por José García y Celis y en donde tras pre­
guntarse si dejará Tarifa de consagrar un recuerdo
a su heroico defensor en su próximo Centenario,
dice: No lo creo. Siquiera sea por el propio honor,
y porque no decaiga nuestro nombre en la
moderna historia y se vea que se nos antepone
la ciudad que le vio nacer, cuando la importancia
histórica de tan insigne figura va unida al pueblo
de Tarifa (15). Se refería El Tarifeño al pensa­
miento de la ciudad de León de erigir un mo­
numento a Guzmán el Bueno, para lo que el
gobierno ya había concedido todo el bronce que
fuera necesario.
La cercanía del Centenario de la Gesta de
Guzmán el Bueno y el deseo popular de ver
definitivamente en Tarifa el anhelado monumento,
obliga al entonces Alcalde José Manso y Abreu
a convocar a principios de 1893 una reunión, que
con asistencia de las principales autoridades
locales, estudian constituir una nueva Comisión.
Y en efecto así se hace, siendo nombrado
presidente honorario el duque de Medina Sidonia,
entonces Diputado a Cortes y presidente efectivo
José María Núñez de Reinoso (6).
Pero a pesar de las buenas Intenciones
iniciales, poco llega a hacer la nueva Comisión.
Como ejemplo baste decir que se tarda más de
un año en comunicar a sus miembros que han
sido elegidos para tal cargo (6). No solamente
no se recauda nuevos ingresos, sino que además
la cantidad ya recaudada es utilizada para pagar
las indemnizaciones por las pérdidas causadas
en la flota pesquera como consecuencia del
grave temporal que azotó nuestra costa en 1895
(16).
Gabino Amaya (17). Que ya era conocido en
Tarifa por ser autor de la placa que en homenaje
de Agustín Segura Iglesias se encuentra colo­
cada en la casa natal del pintor.
Gabino Amaya construye la maqueta, que
de un tamaño de 70 centímetros, representaba
a Guzmán subido en unas rocas y lanzando el
puñal que degollaría a su hijo (18). Esta nueva
idea permaneció viva durante algún tiempo (19,
20), contando incluso con el apoyo del General
del Campo de Gibraltar (17), pero al final no es
llevada a cabo, presumiblemente por falta de
medios económicos.
En el mismo año 1952 acontece algo que
será decisivo en la construcción del monumento:
el Ayuntamiento acuerda conceder una beca a
Manuel Reiné Jiménez por un importe de 4200
pesetas anuales (17). Cantidad muy exigua, que
apenas permite a Reiné costear el material que
utiliza en sus estudios de Bellas Artes en Madrid.
Pero nuestro pintor y escultor queda profunda­
mente agradecido y pasado los años encuentra
la oportunidad de expresar su agradecimiento
proponiendo al Alcalde Juan Núñez Manso realizar,
de forma desinteresada, el monumento de Guz­
mán el Bueno.
Tras la lógica aceptación de la idea, Reiné
realiza varios bocetos, para su futuro tallado en
piedra. La idea originaria consistía en un grupo
escultórico, en donde no solamente se repre­
sentara a Guzmán en el histórico momento, sino
además, y ya a ras del suelo, aparecieran el hijo
inmolado y su verdugo, y entre unas rocas un
águila que atravesada por una flecha represen­
taría la sierra del Águila en Gaucín, donde
Guzmán encontró la muerte (21).
La limitación económica aconsejó que el
monumento quedara reducido a la figura de
Guzmán, tal como hoy lo conocemos. El proyecto
empieza a tomar cuerpo y comienzan las obras.
La escultura se realiza en piedra caliza de la
próxima ciudad de Arcos de la Frontera y
construida en dos piezas que se encuentran
unidas por la cintura. El desbaste de los bloques
se realizó en Jerez, por el sacador de puntos
Gonzalo Gambín. Concluida la obra, ascendieron
los gastos a 103.000 pesetas (22). La inaugu­
ración se realiza el 10 de septiembre de 1960,
coincidiendo con la celebración del milenario del
Castillo.
Es grato comprobar, que al final no fue
necesaria la colaboración de altas autoridades,
sino solo la voluntad de un pueblo, expresada
LA CONSTRUCCION DEL MONUMENTO
Nuevamente vuelven a transcurrir los años, pero
sin que desaparezca el deseo de erigir la estatua.
Se inician nuevas actuaciones en el 1952, cuando
el Ayuntamiento que preside Francisco Terán
Fernández, acuerda encargar la confección de
una maqueta del monumento al escultor madrileño
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PATRIMONIO
AUARANDA
en la de uno de sus hijos: Manuel Reiné. De esta
manera, la deuda que desde hacía siglos tenía
Tarifa con su valeroso héroe había sido pagada.
AGRADECIMIENTOS
El presente artículo no podría haber sido reali­
zado sin la inestimable ayuda de Carlos Núñez
Jiménez y Jesús Terán Gil, que pusieron a
disposición del autor tanto sus amplios conoci­
mientos sobre la historia local como sus ricos
archivos particulares.
REFERENCIAS
(1) Archivo Municipal de Tarifa, Actas Capiturales,
Cabildo del 9 de mayo de 1863.
(2) Archivo Duque de Medina Sidonia, Sanlúcar de
Barrameda.
(3) DE LAS CUEVAS José y Jesús, Los mil años del
Castillo de Tarifa.
(4) A.M.T., Actas Capitulares, Cabildo del 14 de
febrero de 1869.
(5) Idem, Cabildo del 16 de noviembre de 1865.
(6) Archivo Particular de Carlos Núñez Jiménez.
(7) A.M.T., Actas Capitulares, Cabildo del 24 de
noviembre de 1866.
(8) Idem, Cabildo del 24 de octubre de 1869.
(9) Idem, Cabildo del 10 de marzo de 1877.
(10) Idem, Cabildo del 2 de julio de 1877.
(11) Idem, Cabildo del 14 de julio de 1877.
(12) Idem, Cabildo del 11 de febrero de 1877.
(13) Idem, Cabildo del 29 de junio de 1891.
(14) Idem, Cabildo del 3 de agosto de 1891.
(15) El Tarifeño, número 8 del 31 de enero de 1892.
(16) Extremo no confirmado documentalmente.
(17) Archivo Particular de Jesús Terán Gil.
(18) Comunicación privada de Sebastián Amaya de
la Gala, hijo de Gabino Amaya.
(19) ABC, número 15.950, de 6 de octubre de 1954.
(20) Informaciones de Madrid, de 25 de julio de 1954.
(21) Comunicación privada de Manuel Reiné Jiménez.
(22) A.M.T., Expediente Económico sobre el Monu­
mento a Guzmán el Bueno.
Antiguo grabado de Guzmán el Bueno (AjUttwo AUARANDA)
—
NOTA DE LA REDACCION
ALJARANDA está abierta y solicita colaboración a todos aquellos
autores e investigadores que tienen com o objeto de estudio la
ciudad y municipio de Tarifa, en sus más diversas especialidades:
Historia, Geografía, Folklore, Arte, Tradiciones, Biografías, Poesía,
Creación Literaria, etc.
Los artículos deben ser remitidos a: Consejo de Redacción, Revista
ALJARANDA, Amor de Dios s/n, 11380 Tarifa.
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