Porque donde está tu tesoro…
Transcripción
Porque donde está tu tesoro…
Oración de los miércoles Parroquia del Santísimo Redentor 11 de noviembre de 2009 «Porque donde está tu tesoro…» “Porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón”, dice Jesús. “¿Tesoros? Pero si yo no soy ningún rico, ni me sobra el dinero, ni vivo en un palacio, ni estoy como para andar derrochando en caprichos…”. Si a esta Palabra respondiéramos con un pensamiento de este tipo, seríamos realmente ingenuos, porque lo que nos quiere decir el Señor es que todos tenemos en nuestra vida algo que valoramos más que ninguna otra cosa y que nos tiene ‘ganado’ el corazón: el poder, el fútbol, el dinero, el coche, el éxito… o nuestro Padre Dios. Para los cristianos, es decir, para aquellos que se han encontrado con Cristo y viven en Él una nueva vida, su mayor tesoro es Dios, que es la mayor riqueza y que colma la vida de toda clase de dones. ¿Qué o quién ha ganado tu corazón? Vengo aquí, mi Señor (A. 79) Vengo aquí, mi Señor, a olvidar las prisas de mi vida: ahora sólo importas Tú. Dale la paz a mi alma. Vengo aquí, mi Señor, a que en mí lo transformes todo nuevo: ahora sólo importas Tú. Dale la paz a mi alma. Vengo aquí, mi Señor, a encontrarme con tu paz que me serena: ahora sólo importas Tú. Dale la paz a mi alma. Vengo aquí, mi Señor, a pedir que me digas tu proyecto: ahora sólo importas Tú. Dale la paz a mi alma. Amarás al Señor (D. 14) Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, Con todas tus fuerzas, con el corazón. Salmo 145 • Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. • No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. • Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; • que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. • El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. • El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. • El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. Palabra del Señor [Mt 6, 19-21] No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma echan a perder las cosas, y donde los ladrones socaban y roban. Acumulad mejor tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la carcoma echan a perder las cosas, y donde los ladrones no socaban ni roban. Porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón. Habla, Señor (D. 91) Habla, Señor, que tu siervo escucha (bis). Muéstrame tu voluntad a través de la palabra, quiero conocerte más para amarte y seguirte (bis). Tiempo de silencio y para compartir Bonum est confidere (D. 21) Bonum est confidere in Domino, bonum sperare in Domino. A todos los pueblos (D. 3) Contad a todos los pueblos las maravillas del Señor. Ayúdame a mirar (D. 18) Ayúdame a mirar con amor, a descubrirte en el silencio. Ayúdame a mirar con amor, a ver las cosas como Tú las ves. Padrenuestro Oración final Señor, ¡cuántas veces pongo mi confianza en cosas que no la merecen! Y cuanto más lo hago, más descubro que fuera de Ti todo es perecedero. Porque Tú eres mi tesoro, el único que puedes colmar mi corazón y saciarme realmente. Sólo Tú mereces ocupar el centro de mi ser. Haz, por tanto, que deseche lo accesorio de mi vida y todo aquello que me esclaviza. Enséñame a abrir a tu presencia mi pobre corazón lleno de cosas. Será entonces cuando alcance la libertad y la paz que anhelo y pueda vivir en el Amor que eres Tú. Confío en Ti (D. 33) Confío en Ti, de Ti me fié, no andaré tus pasos si no es desde la fe; justo he de vivir si en Ti confié. Dame, Dios, tu Espíritu, dame Tú la fe. El Señor es toda mi fuerza (D. 67) El Señor es toda mi fuerza, El Señor es mi canción, Él nos da la salvación, en Él confío, no temo yo, en Él confío, no temo yo.