-Ella, él... y de repente yo- CINCO SEMANAS. YO: Uno nunca elige
Transcripción
-Ella, él... y de repente yo- CINCO SEMANAS. YO: Uno nunca elige
-Ella, él... y de repente yo- CINCO SEMANAS. YO: Uno nunca elige cuándo venir al mundo. En ocasiones alguien lo hace por ti, pero en la mayoría de los casos, simplemente sucede. Nadie tiene un recuerdo de su primer momento de vida y sin embargo ya sientes o al menos tienes un corazón que no deja de latir. Nadie sabe que estás ahí; formas parte de ella, eres parte de él... y sin embargo YA EXISTES. ELLA: Algunas historias de amor son como ovillos de lana que cuando llevas mucho tiempo tejiendo, se enredan. Entonces estiras y estiras para intentar que se deshaga y cuando te das cuenta que tanto estirar complica más la situación, ya es tarde porque la única solución es cortar. Ahora que Alejandro se ha llevado la última caja del piso es cuando empiezo a comprender que no todo era tan malo, que no eran enredos todo lo que veía y que sin estirar tanto, igual se hubieran arreglado las cosas. Después de 3 años vuelvo a estar sola y eso me aterra porque en mi corazón se queda un vacío que estoy segura jamás nadie volverá a ocupar. Entonces vomito. Y vuelvo a vomitar cuando me reconozco a mí misma que lo sigo queriendo. Y vuelvo a vomitar cuando comprendo que parte de la culpa ha sido mía y que difícilmente tendrá solución. Y entre vómito y vómito descubro que ya no estoy sola. Entonces es mucho peor porque ya no puedo dejar de llorar. OCHO SEMANAS. ÉL: Es cierto lo que dicen los anuncios de la televisión: "Una llamada puede cambiar tu vida". Pero no en el sentido figurativo que ellos se piensan, más bien mi vida ha pasado de ser relativamente estable a estar completamente destrozada. Todavía recuerdo el día que me dio su número y las veces que lo tuve que marcar para que aceptara venir conmigo a cenar. Es curioso que haya llegado un momento en mi vida en que al ver su número piense con fastidio "otra vez ella" y no se lo quiera coger. Y llega esa llamada justo en el momento en el que ya me estoy acostumbrando a que su lado de la cama esté vacío. Sólo unas palabras: ESTOY EMBARAZADA. Y ya nada volverá a ser como antes. DIECISÉIS SEMANAS. ELLA: Mi madre dice que es imposible que sienta nada porque estoy de muy pocos meses, pero yo sí lo siento. Cada vez que me pongo a llorar o me pregunto ¿por qué yo?, mi vientre se contrae. Mi bebé sabe que nadie lo quiere. Alejandro tampoco; me lo ha dicho. Y eso hace que aun tenga más ganas de llorar. ¿Qué va a ser de mí? ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Qué va a ser de los tres? YO: Ella está triste; lo noto. Algo no está yendo bien. Tengo hambre. Siento mucha presión. Creo que quieren que salga pero yo no estoy preparado. Todavía no. Siento algo extraño. ¿Es esto el dolor? ÉL: Otra llamada telefónica y mi vida vuelve a cambiar por completo. Esta vez de una desconocida. Por primera vez en mi vida siento lo que es realmente el miedo. Porque durante todo este tiempo siempre supe que tarde o temprano ella volvería a ocupar su lado de la cama. Ahora de repente ese sueño se desvanece. No puedo aceptar que la he perdido para siempre. No ahora que sé que todavía la quiero. ELLA: Abro los ojos. Estoy en una cama de hospital. ¿Qué me ha pasado? Sólo sé que ya no siento dolor; es un alivio. Vagamente empiezo a recordar... ¿Y mi bebé? ¡¡No!! Ahora el dolor es otro más fuerte; pero éste no se va con medicación. ÉL: Llego al hospital. Me estaban esperando. "¿Dónde está Helena? ¿Cómo está? Necesito verla". El médico me pide que me tranquilice. No me había dado cuenta pero estoy llorando. "Está estable. Ahora no puede pasar a verla porque está despertando de la operación. Todo ha salido bien". Un accidente de tráfico. Mi vida ha estado a punto de hundirse por un accidente de tráfico. Me siento aliviado al saber que ella se va a recuperar. Y de repente otra vez ese dolor en el pecho. ¿Y el bebé? -Milagrosamente la niña se ha salvado. ¡Es una niña! ¡Voy a tener una hija! ELLA: En medio de mi desesperación llega Alejandro y yo sólo tengo ganas de abrazarme a él y llorar. En estos momentos es la única persona en el mundo que puede hacer que me sienta mejor. -No me vuelvas a hacer esto nunca más. -¿Estás llorando? -Te quiero Helena. -Lo he perdido. -No, la niña está bien. Y tú muy pronto también lo estarás y nos iremos a casa a empezar de cero. -¿Voy a tener una niña? -Vamos a tener una hija. Alejandro me besa y todo vuelve a estar bien. Algo dentro de mí se agita; ella también es feliz. YO: Ya ha pasado. Aquí dentro todo vuelve a estar bien. Siento algo extraño, una sensación nueva que me gusta mucho. Ella me ha dicho: TE QUIERO.