Aldebaran y otros poemas_Ed perro y rana
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Aldebaran y otros poemas_Ed perro y rana
ALDEBARÁN y otros poemas COLECCIÓN POESÍA VENEZOLANA CONTEMPORÁNEOS República Bolivariana de Venezuela, Gobierno Bolivariano ALDEBARÁN y otros poemas Alejandro Bruzual República Bolivariana de Venezuela, Gobierno Bolivariano © Alejandro Bruzual © Fundación Editorial el perro y la rana, 2008 Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21 El Silencio, Caracas - Venezuela. Teléfonos: 0212-377-2811 - 0212-8084986 Correos electrónicos: [email protected] [email protected] [email protected] Páginas web: www.ministeriodelacultura.gob.ve www.elperroylarana.gob.ve Edición al cuidado de: Emilio Gómez Jairo Noriega Zenaida Peña Fotografía Lucía Bruzual Hecho el Depósito de Ley N° lf4022009800564 Aldebarán y otros poemas ISBN978-980-14-0398-20 ALDEBARÁN (1993-1995) Acaso la luz sea un nuevo tormento Quién sabe qué nuevas cosas mostrará. K. Cavafy Navegar, siempre navegar, bajo la arboladura flexible de tu cuerpo. Aldebarán 11 I Aldebarán renuncia a su posición en la corte. Recoge sus instrumentos. Reúne sus animales amaestrados. Y parte, con una canción de amor que todos creyeron en contra suya. 12 1 Saliste en busca de cuerpos y tierra donde justificar tu vida arrancar blasones de amargura que llevas en el pecho y esa heráldica de tu piel cansada de tanta displicencia y mentiras Sin embargo no reconociste los puertos que te esperaban ni las banderas atadas a los árboles con tu nombre No cumpliste el viejo itinerario y sólo te importó el olor de las mujeres que reencarnaron de tus manos acariciadas como piezas de ajedrez jugado en solitario 13 2 Tú que cantaste alguna vez poemas de amor de tus ancestros y fuiste a la guerra acompañado del laúd Tú que dominaste caballos con sólo mirarlos y ahogabas toros entre tus manos y tu garganta reseca podía beber veneno sin toser siquiera una despedida Vendes ahora tu cabellera al mejor postor y elevas tu brazo tatuado de centauro sobre la mesa sucia de una taberna por algunas piastras con que pagarte una cerveza 14 3 Nunca supiste distinguir el miedo del presagio ni anticipar los días de desgracia en el aire o en el sonido de los huesos por los que se guiaba tu gente Sin más explicaciones partiste a cultivar flores bajo la piel de tus amantes coleccionando las monedas de bronce de sus pezones bebiendo ron en la copa mínima de sus ombligos Pero ya ciego y solo te ufanas recordando esas caricias que verificaron tu cuerpo 15 4 Cuántos compañeros se ahogaron ante tu mirada por no saber qué astro se escondía en sus camisas Cuánta costa avizorada cuánta distancia Y náufrago vas indivisible pero doble a buscar tinieblas que oculten tu rostro y tu desnudez también inevitable Intentas entonces detener el rumbo cavando un pozo de sangre de donde surja el recuerdo de esas mujeres que durmieron a tu lado sin saber dónde y se bañaron en tu presencia como si prodigaran alabanzas a un dios que no lograra aplacar su ira 16 5 Condenado a vagar por los contornos de la miseria con norte de fuego Caminando sobre necrópolis secretas que te esperaban sin saberlo Sin entender los lenguajes que corresponden a tu cargo sin recordar la seña sin saber a qué puerto dirigir los remos desterrado en la cifra de tu edad cuántas veces treinta años no circunciso Descubres que llevas piedras sobre los hombros y tienes los codos gastados en mesas ajenas donde nadie conoce tu origen sin poderte defender sin articular palabra 17 porque no sabes dónde dónde podrá cobrar sentido el absurdo paisaje de tu destino 18 6 Las caricias que buscaron tu rostro ordenando constelaciones falsas en la oscuridad de cuartos sin misterios y cada palabra que alejó el silencio de tu boca caen ahora escanciando recuerdos como gotas de ácido en la profundidad de tus ojos 19 7 En medio de tanta lluvia sales de nuevo a recolectar monedas de barro en los zapatos arrastrando el carro funerario de tu sombra sin encontrar bares ni suburbios donde se repitan los acantilados de antaño o el ruido de las olas trayendo restos del naufragio Luego regresas vacío y con las manos vacías olorosas eso sí a vaginas perfumadas con esencias de poco precio 20 8 Qué otra inmortalidad podías encontrar más allá del jardín cercado de sus piernas Qué otro imperio que el fecundo feudo de sus senos Sin embargo sólo ofreciste soledad a quienes vinieron a tu encuentro No fue necesario recorrer leguas marinas ni presagiar cielos poblados de aves con tempestades ocultas en la boca para terminar en cuartos impregnados de sudor especias y tabaco soportando sal sobre tu nombre hasta cerrar la bitácora de quienes no van más allá del sello oscuro de la partida 21 9 Ahí estás vivo y muerto como la venganza coleccionando cráneos secos alimentando bestias con tus recuerdos buscando asilo en alguna playa donde nadie conozca la falsedad de tus proezas Pero algún día desenterrará un caminante el túmulo de la ofrenda y encontrará restos deshechos de un hombre como cualquier otro que pretendió llegar solo a arenas más blandas que las de su propio miedo 22 II Aldebarán reconoce la imposibilidad de establecer pactos con el universo y solitario, sobre una roca, se hunde en la noche de sus ojos. 23 10 Qué orgulloso estabas en el festín dirigiendo la danza con gritos de viento en popa y gestos de mercader usurero Se escandían licores color de metal fundido que abrasaban las gargantas Las aves en el fuego emprendían su último vuelo y las carnes trofeos de cetrería adornaban los muros junto a tapices orientales Chirimías arpas laúdes crótalos cantaban por tu gloria hasta que la arisca bailarina de breve sexo pidió inaplazable los ojos del profeta a cambio del misterio de su desnudez y sus siete velos de seda 24 11 Tirado en medio de dos tiempos irreconciliables reparando el rostro de viejas ofensas nunca olvidadas del todo lleno de nostalgias sin sentido preguntas quiénes trajeron esta vez las libaciones para entrar en la tarde y beber amargura bajando la cabeza sin rebelarse sin maldecir siquiera 25 12 Reconócete en el espejo establece las normas del acuerdo los contornos definitivos de tu locura y luego grita en el barro la máscara de un nuevo personaje Cuenta los días pasados por la comisura de tu boca las calles transitadas las ciudades que llevas dentro sin evitar la destrucción oculta en la soledad imprescindible de tu anonimato Y al fin antes de elevarte sobre los coturnos ve tus ojos cerca de la muerte y sin embargo lejos definitivamente lejos de la comarca donde pudiste ser también tú 26 un rey egipcio o el pastor que decidiera el destino de la belleza 27 13 ¿Y caerás algún día definitivamente en brazos que sean aldabas de otro cuerpo nunca del todo conocido? ¿Te recibirán las velas de un bote funerario y te echarán al mar como un escualo ya indefenso? ¿Una vasija será tu placenta de barro? ¿Lavarán tus ojos con vino y envolverán tu corazón en una mortaja de seda? ¿O es que te perderás así desdibujado y solo oculto entre estos versos? 28 14 Maldecir es a veces la solución en silencio a gritos maldecir a espantos es a veces la solución Invocas al dios de los amantes derramas leche sobre los campos entierras dagas junto a los muertos y luego duermes profundamente soñando la matanza de los inocentes por los que nada has hecho 29 15 Tus pasos suenan a campanas rotas buscando en otras vidas detener la noche que de ti se derrama como si pudieras esconder ecos de guerra en el fardo oscuro de tus ojos y llevaras piedras incrustadas en los dientes o con fuego tatuaras viejos nombres en la medida de tu sexo buscando como si aún te fuera posible recorrer el mapa antiguo de sus cuerpos 30 16 Rehacer el orden ancestral del conjuro Lanzar tres veces tres dados Cantar quizás una endecha o leer en el color de las vísceras de un pájaro Volcar entonces cántaros de vino sobre la siembra poblar el aire de cenizas y remontar el manantial que nace entre las cejas Todo pero tus manos ya no reconocerán la leve piel que un soplo de viento transformó en tierra 31 17 Abandona las naves ya innecesarias el arsenal oculto de tus rencores arráncate el pedazo de lino que mantiene la quijada en orden pues la noche no se hizo para tu descanso Por eso te vas consumiendo así dejando arena en el eco de tu paso como si la destrucción de los muros fuera poco a poco menos dolorosa y pudieras recobrar el sentido de tus días viajando sobre las sombras sin saber la fecha exacta del sacrificio ni las rutas a una patria distinta donde alguna eternidad tenga sentido 32 18 Encontrar el brillo de los signos dejados en tu ausencia que las paredes guarden un poco el verbo escondido en los relojes como ofrenda de bienvenida donde puedas reconocerte Comenzar volver a las casas pobladas de olores renacer de la corteza del árbol que sirvió de mástil y regar flores con la sangre que tiñó las velas de tu partida 33 III Aldebarán, en fin, al alba, indiferente a injurias y serventesios, se aleja tocando una flauta tallada en hueso de su madre. 34 19 Qué esfuerzo terrible el de zarpar con mal viento arrastrar itinerarios sin poder siquiera interpretar el orden que conduce tu paso No sabes de otros rumbos ni de ilusiones y sin embargo escondes callado musgo y algas bajo tus brazos y vas decidido buscando un túmulo en dirección de proa porque de donde partiste nunca nunca más un navegante de tus años podría volver 35 20 Querías que el amor fuera siempre olor de hierba recién cortada y con palabras edificabas puentes que te permitieran llegar a ser un poco más del mismo material y por un momento intentaste alimentar campos con bosta para aquellos con quienes nunca lograste comunicarte 36 21 Habitas un traje oscuro para que no se vea tu labio leporino las marcas de la infancia el peso de los sueños negados a tu estirpe Pero no fue fácil soltar paisajes por la boca inventar leyendas que pudieran ser otra forma de vida conquistar ciudades sitiadas en otros cuerpos cuando todo estaba en ti desde siempre destruido 37 22 Acepta tu cansancio de animal que abreva en silencio tus manos que son ya leño retorcido de los olivos Retorna a los predios donde fuiste juez de tus promesas incumplidas Nadie recordará tu grito cuando el polvo infértil se apodere de tus ojos Tu paso no mancilla la tierra ni preludia el lodo amado que conduce hasta ese cuerpo donde tu furia dejó huella y donde tampoco crecerá ya más la hierba 38 23 Si supieras encontrar significados entre las llamas y reconocieras en un instante el pálpito del terror descifrarías en el aire quién te busca y te nombra por tus hilos secretos Los mástiles no pueden defenderte anticipando pedazos de tiniebla siguiendo las paredes con manos temblorosas hasta recobrar el sentido en una isla o en el vientre de alguna hembra desconocida incapaz de aceptar otro sendero más allá antes mucho antes de que se oigan resonar los timbales de falsas profecías 39 24 Quizás naciste en horas de tormenta que se mezclaron al tuétano de tus huesos o surgiste de un mar en llamas que ahogaba el horizonte Quizás corriste por los bosques como una bestia salvaje que come vísceras revueltas en tierra Pero sales ahora hundes tus pies en el asfalto que olvida las huellas y vas sin objetivo cierto rondando solitario y circunspecto a la diosa que custodia el crecimiento del acero desde sus flores marchitas y sus nalgas de piedra 40 25 Vives tiempos de espadas sin nombres y caballos de crines incendiadas que alumbran la noche pero vas como un arúspice revolviendo a perpetuidad tus entrañas sin lograr cerrar las puertas cancelar de una vez las promesas o cambiar el lecho de los ríos que refleja tu pobreza En fin habitante de otras vidas aceptas la imposibilidad de otra angustia porque sabes que no alcanzarás ya la comarca pacífica del retorno 41 26 Eres pasajero casual pacto de sombras incapaz de pertenecer de sentir tierra en tus venas o de llevar con la misma dignidad el nombre de tus ancestros Cuentas entonces historias de tu vida como quien da instrucciones de un juego mecánico y preparas en secreto el bártulo recoges frutas secas que te sobrevivan defines el itinerario de un mundo plano y exacto que no sea jamás morada para tu suerte 42 27 Detenerse algún día y recordar construir rostros con palabras abrir de nuevo las compuertas y cubrir de luto espejos y retratos que llevan la tiranía oculta de un sol inamovible en el escaparate Detenerse a recordar como si fuera posible detenerse y aún hubiera tiempo mientras el filo de la espada escribe tu nombre sobre la arena con el vaivén de quienes para otras artes han nacido 43 28 Cómo ir dejando esperanzas bajo la puerta inconclusa de cada nuevo exilio y respirar aires colmados de gritos de fuego en cada una de las esquinas Seguir incólume el llamado a muerte de las sirenas y el batir que anuncia el orden exacto de notas despedazadas por las ninfas Cómo evitar vencedores y vencidos ofrendando un pedazo de piel un canto milenario un ladrillo de sangre cocida en un poema buscando 44 detener la metástasis desmedida y sorda que ahoga todo latir toda rebelión toda posibilidad de optar por retirarse de la partida 45 29 Navegas sobre gente desconocida con espuma cayendo de tus labios y las muelas rompiéndote la mandíbula como si te creciera un árbol en la boca arrastrando palabras ininteligibles cansado de seguir siempre una voz un ritmo ondulante una mujer de cabello largo una serpiente entre las hojas hasta otra soledad a cualquier parte donde impere la igualdad de los abismos 46 30 No no podrás descansar en otra tierra No pondrás los pies deshechos sobre la piel del perro que reconoció tu angustia No recobrarás el olor a infancia de la alacena y te embarcarás de nuevo inventando otra guerra otra ofensa una tela destejida entre las piernas de esas amantes que te vieron partir siempre igual con igual certeza (Porque esta ciudad sólo te amó para destruirte). SOLEDAD DE BATELERO (1995-1997) Todo me halaga mucho alegrándome el corazón desconsolado cantor, tu llorar y tu cantar. Pero lejos, ah lejos sea de este pecho la piedad, que de mi valor no es digno. Alessandro Striggio - Monteverdi 49 I Si supieras de dónde vengo si supieras que mis pies conocen otras soledades y se arrastran escribiendo despedidas sobre la tierra Si en vez de buscar en mí respuestas cansado de tanta mediocridad me supieras más bien ahora tu otro también te revelaras y no quisieras ser ya más una brizna en el mal tiempo que nos tocó para vivir 50 II Tú que fuiste cenizas jirón de carne sobras de una cena humana impones territorios vedados silencio y resignación a otros que como tú consumieron su vida sin darse cuenta 51 III Ninguno habrá pasado a tu lado ninguno que haya perdido lo mismo que yo 52 IV Si pudieras ver detrás de la apariencia los parajes que están ya muertos Si entendieras el pantano que me cubre el pecho las ramas secas que caen sobre mis hombros cederías quizás rasgando el viento volverías también tú el rostro guardador de otra posibilidad a otra suerte de subvertir el orden inevitable de los destinos 53 V Si supieras lo que significa llevar siempre una montaña dentro un río muerto las luces de una ciudad llena de vergüenza entenderías cómo somos en medio de tanta confusión y desaliento 54 VI Y no podemos evitar que el olvido nos trague y nos vomite a su antojo 55 VII Esta riba tampoco a ti te pertenece que navegas Tú como si otras voces pudieran salpicarte la boca y tu silencio hace perder el instante que por toda eternidad nos fue dado Llevas promesas inertes y una argolla entre los labios y jamás repites un nombre escondiendo tu debilidad detrás de oscuros gestos porque tampoco tú te resignas a ser simplemente el pedazo de tierra que se te ofrece a cambio 56 VIII Pero si somos todos este río si de este canto al otro vamos andando al lento paso de tu aliento qué es entonces lo que niegas qué es tu propio viaje sin sentido 57 IX Si la hubieras conocido si la hubieras visto recogiendo flores si pudieras leer las letras que el sudor dibujaba entre sus senos si la hubieras oído cantar si ella hubiera bailado para ti y desnuda fuera siempre otra en tu lecho no vacilarías en dejarme entrar lleno como estoy de sus olores. 58 X Escucha las piedras que me trajeron hasta aquí en un camino incompleto Tócalas con el madero que llevas sobre los hombros Siente en tus huesos el sonido del agua que bate con furia como si quisiera también hablarte o conocerte Luego tal vez no siembres ausencias sobre mi paso ni recojas sal en las huellas dejándolas vacías porque retorné sólo con esta voz que te pide espejo sin memoria bártulo silente valor para llegar a otros parajes que no cultiven esperanzas tan oscuras como la mía 59 XI Tú podrás llevar la barca pero sólo yo llevo la otra orilla dentro 60 XII Qué sabes del mundo que comienza en tus umbrales qué sabes de tormentas de lenguajes ni de consignas Tú que cuentas la deuda impagable que llevamos dentro Tú que sólo conociste tu labor eterna guardián simplemente custodio de tu propia ignorancia 61 XIII Compadezco también tu oficio tu cuerpo desnudo tu instrumento sordo 62 XIV ¿Es que no puedes por un momento entender batelero la vida cifrada en una muerte compartida? 63 XV Si pudieras verificar que nada vive si no oímos las bestias que nos pueblan la sangre de incertidumbres (Quizás no fueras para siempre ajeno servidor de otros designios) 64 XVI Dile que remonte los acantilados que llevo en mi pecho Que el sol que volteaba a verla ya no madura los frutos Que los pájaros y las bestias revelan su condición desde que partió de los trigales Dile que recuerdo el sonido de sus telas moviendo las alas como si pudiera una vez más nacer de los secretos Dile que vuelva imagen sorprendida cántaro desnudo llamándome con un nombre que surja de su silencio. 65 XVII Anda déjame hablarle a mí que la conozco o dile tú que no hay redil mejor donde paste la muerte Ve cuéntale alguna de las tardes sin número cuando desnudos entre los lotos el verbo dulce anidaba entre sus piernas Ve entonces tú que sabes cómo escriben sus cabellos sobre el polvo habla del lugar que siempre espera del día impostergable Y que el canto sea en tu boca para siempre 66 una fruta seca si ya no vuelve recordando esa alegría de la que fue capaz derramada entonces como una copa en medio de las huestes que se disputaron su sonrisa. SULAMITA Como 1987 - Caracas 1991 Dios la hizo con su mano desnuda para sorprender a la naturaleza Chrétien de Troyes 69 Poema para voz, coro y danza Él es la voz. Ella, la danza. Se buscan y no se encuentran. Ella tiene el brazo y el seno izquierdo desnudos, la pierna derecha desnuda, los cabellos sueltos. Los coros presencian. Grandes volúmenes geométricos sobre el escenario. 70 Invocación Sus cabellos son madera líquida Su sonrisa un almendro en flor Por eso yo le canto sólo por eso le canto 71 Primera vez A ti surgida en medio de la ciudad despierta Como un lirio me sirven de copa tus labios Tu estancia alberga todos los misterios Sólo yo quiero encontrarte perdida en el sueño 72 Lo posible A una pavana te pareces Tu voz eco del laúd Tu sudor licor derramado que busca mi lengua Tus senos dos gotas de cristal salidas del fuego 73 Ausencia Ven oye los gritos del demente del que lucha con sus [muertos del que busca en los escombros una razón de ser hasta encontrarte 74 Primer coro de ancianas Nosotras que cultivamos el licor sagrado y amamos a los principiantes que aún no conocen su cuerpo la vimos pasar Llevaba un vaso de ágata y un ánfora llena de bálsamo Llevaba un vestido que no ocultaba sus senos un pan recién hecho por sus manos un sorbo de leche de cabra amamantado en tu búsqueda 75 Primer coro de ancianos Nosotros que degollamos las liebres para el festín de los dioses y cazamos águilas que habitan el aire más alto de las montañas la vimos pasar huyendo como si el olvido pudiera alcanzarla intentando reconstruir tu rostro en las hojas que anticipaban su paso hasta llevarla a ti como un tarot incompleto 76 Alabanza primera Cómo eres bella amiga mía cómo eres bella Tus ojos son aves que brillan en la noche tu cabellera lluvia del diluvio tus hombros son una barca tu espalda de arena tu cuello Torre de Babel victoriosa tus nalgas dos escudos tus senos Ítacas gemelas tu ombligo navegante tu sexo isla inmortal tus piernas unen cielo y tierra los dedos de tus pies racimos de uva tu cintura ecuador de un hermoso planeta Eres toda bella amiga mía 77 Vigilia No toquen su sueño Su sonrisa viaja por la noche duerme en el centro de la tierra donde las sombras dialogan esperando que yo la encuentre No toquen su sueño hasta que el sueño quiera 78 Aclaratoria Es mi voz la que te llama fuera del tiempo de los relojes ciegos la que te llama en el lenguaje del polen la que te llama para sembrar un huerto de amapolas rojas como tus mejillas en mi recuerdo 79 Como si fuera posible Espera no digas mi nombre Espera que yo habitaré tu cuerpo y naceré de ti juntos invadiremos la estancia en donde has nacido y naceremos y remontaremos la vida y no habrá más muerte que el amor que ha pasado para inventar el amor presente 80 Segundo coro de ancianas Nosotras que cuidamos los gusanos de seda y damos libertad a un pájaro cada mañana para que busque su muerte la vimos pasar Su andar pertenecía al viento y su voz ninguna mujer podría imitarla Su mirada ausente de nubes esperaba encontrarte sobre las raíces del mismo árbol sobre la misma sombra dialogando con el reflejo del río que presenció tu primer encuentro 81 Segundo coro de ancianos Nosotros inventores de palabras poseedores de pócimas secretas lectores de silenciosos gestos la vimos pasar sin saber cómo detenerla ni hacerle oír otra voz que la tuya que llevaba dentro Y corría descalza preguntándole a la tierra por tus caricias 82 Lo innecesario Tú reconocible entre todos los perfumes de la tierra Tus ojos de ave habitan la palmera del oasis Tus ojos nunca vendimiados 83 Desasosiego Reconoce mis pisadas Reconoce el lenguaje de mis manos Abre me consume la noche Abre he perdido el nombre y he perdido a mis ancestros Abre el agua borra mi rostro Dime quién soy y de dónde he venido que sólo recuerdo esta aldaba que toco porque estás dormida en otro sueño Ábreme 84 Pastoral En ti se han inspirado las fuentes Del fondo de tu mirada se irrigan las flores los frutos tienen aroma de tus ropas Guarda para mí tu alimento Déjame beber de ti el agua de los ríos Abrígame con tu piel de gacela 85 Lectura Quiero seguir la constelación de tu cuerpo Tu ombligo es la rosa de los vientos Un cometa fecunda tu vientre de frutas exquisitas Un eclipse de luna se oculta entre tus piernas y un fuego oscuro con dos pavesas de coral que ascienden por tu pecho Tus olores tienen nombre de doncella Y eres canto del manantial nacido en las montañas que atraviesa mis predios 86 Tercer coro de ancianas Nosotras que abrimos las puertas para gritar la noticia de los amantes caídos sobre la tierra la vimos pasar buscándote dentro de sí como si pudiera guiarte por los paisajes profundos de su cuerpo y llevaba el rebaño de su boca herida por la sed de beber entre tus labios 87 Tercer coro de ancianos Nosotros que vinimos de la guerra y sembramos con sangre el destino de nuestros hijos la vimos pasar y por una vez temimos la muerte en su muerte pues buscaba en las armaduras tus huesos y lloraba en cada héroe tu sombra preguntando por ti en los pliegues de la tarde cuando creía escucharte 88 Alabanza segunda Cómo eres bella amiga mía Eres una catedral surgida de la selva tus brazos son puentes tus calles están llenas de flores tus besos voces de bienvenida tus dientes mensajes luminosos Tienes un mercado de aves y un palacio lleno de balcones Tus dedos son un laberinto tus ojos copas de cristal en medio del banquete 89 Declaración Abandonas jardines elevados donde eres reina y sigues mi camino entre las piedras Te espero con un canto de amor y una proeza que celebra el delirio de tus párpados porque eres el misterio y el mundo una mera evidencia de tu suerte 90 Las sombras Déjame tocar la cítara de tu mano Déjame amarte bailando en el templo Tus huellas son gemas de fuego en la oscuridad Abriré puertas de piedra para que puedas venir a visitarme Recogeré tu imagen de los espejos que te han visto pasar y te esperaré cantando como un mascarón de proa sobre la arena El abrazo de tus piernas conmueve el firmamento 91 Último coro de ancianas Nosotras que recibimos a los recién nacidos y escogemos pétalos para el té de los reyes la vimos pasar sin saber adónde ir o si te habías ido sin saber que la buscabas tú también en la ceniza de su mismo miedo Y nosotras que la vimos pasar no pudimos decirle nada peinarla tocarla bendecirla porque su vida era una sola imagen que creía perdida porque tú no estabas 92 Último coro de ancianos Nosotros que vencimos el secreto de la piedra y mezclamos metales propicios para las máscaras mortuorias la vimos pasar creyendo que fuera el alma de la fragua y preguntó por ti llevando plata en las uñas y un arco de triunfo en cada ceja Nuestros yunques se doblaron de tristeza al no poderle decir dónde dormían tus cabellos 93 Final Dónde dónde está Busco valles para apacentar mis bestias mis ojos son abejas en peligro el tiempo tiene vísceras de madera Un canto de aves me habló de su sueño para desatar guerras de luz y perseguir astros ciegos hasta encontrarla fuera de este amasijo de palabras 94 Advertencia Quien la vea no detenga su paso tirado por yeguas invisibles Y si está alegre le diga que soy el más alegre de los hombres y si está triste que no hay pozo en el desierto para mi soledad Quien la vea pasar no la detenga: a mí se acerca en el carro de sus siete ropas de seda. Índice ALDEBARÁN I 1 2 3 4 5 6 7 8 9 II 10 11 12 13 14 15 16 17 18 III 19 20 21 22 23 24 25 26 27 11 12 13 14 15 16 18 19 20 21 22 23 24 25 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 28 29 30 43 45 46 SOLEDAD DE BATELERO I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV XV XVI XVII 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 SULAMITA Poema para voz, coro y danza Invocación Primera vez Lo posible Ausencia Primer coro de ancianas Primer coro de ancianos Alabanza primera 69 70 71 72 73 74 75 76 Vigilia Aclaratoria Como si fuera posible Segundo coro de ancianas Segundo coro de ancianos Lo innecesario Desasosiego Pastoral Lectura Tercer coro de ancianas Tercer coro de ancianos Alabanza segunda Declaración Las sombras Último coro de ancianas Último coro de ancianos Final Advertencia 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 Este libro de la colección Poesía Venezolana se terminó de imprimir en la Fundación Imprenta de la Cultura, en Caracas durante el mes de diciembre de 2008. La edición consta de 3.000 ejemplares.