La métrica del Cancionero de Baena
Transcripción
La métrica del Cancionero de Baena
LA MÉTRICA DEL CANCIONERO DE BAENA ANA RODADO Y FRANCISCO CROSAS (UCLM) 1) Fijación del corpus textual El Cancionero de Baena (PN1 en la nomenclatura comúnmente aceptada de Brian Dutton) es uno de los cancioneros cuatrocentistas más antiguos, una obra monumental compilada hacia 1430 y dedicada al rey Juan II de Castilla, en la que dominan unas modas literarias en los temas y en las formas que convierten a esta colección en un texto, cuando menos, peculiar. Este cancionero ha tenido una historia editorial y crítica no muy breve que, sin embargo, hasta la fecha no ha producido una edición que pueda considerarse óptima, ni un estudio de conjunto que arroje luz sobre los muchos problemas que aún quedan sin resolver. Fueron Antonio Rodríguez Moñino, Barclay Tittmann y Alberto Blecua quienes reconstruyeron la accidentada historia del texto y sus códices desde que saliera de las manos del compilador1. Sus investigaciones permiten afirmar que el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Francia es una mala copia del original o de la copia en limpio que debió de entregar Baena a Juan II. Se trata de un códice en papel, con letra gótica del siglo XV y copiado por varias manos (cinco, en opinión de Blecua) hacia 1462, con algunos añadidos posteriores (de hacia 1500). Existen varias ediciones del cancionero: dos decimonónicas –las de Pidal (1851) y Michel (1860)-, una tercera facsimilar (Hispanic Society of America, 1926), una defectuosa reproducción de la de Pidal (Buenos Aires, 1949), la preparada por José Mª Azáceta en 1966 y la más reciente y mejor, de Brian Dutton y Joaquín González Cuenca (1993). También existen ediciones parciales recogidas en antologías y bastantes textos reproducidos en la amplia selección de Foulché-Delbosc (1912, 1915)2. 1 Antonio Rodríguez Moñino, «Sobre el Cancionero de Baena: Dos notas bibliográficas», en Hispanic Review, 27 (1959), pp. 139-149; Barclay Tittmann, «A Contribution to the Study of the Cancionero de Baena Manuscript», en Aquila, I (1968), pp. 190-203, en Chestnut Hill Studies in Modern Languages and Literatures, Chestnut-La Hague, M. Nijhoff, 1968; Alberto Blecua, «Perdióse un quaderno…: sobre los cancioneros de Baena», en Anuario de Estudios Medievales, 9 (1974-79), pp. 229-266. 2 El Cancionero de Juan Alfonso de Baena (Siglo XV). Ahora por primera vez dado a luz con notas y comentarios ,ed. P. J. Pidal, Madrid, Rivadeneyra, 1851; Francisque Michel, ed., Cancionero de Baena, Leipzig, Brockhaus,1860; El Cancionero de Juan Alfonso de Baena (Siglo XV). Con notas y comentarios, Buenos Aires, Anaconda, 1949; Cancionero de Baena. Reproduced in facsimile from the unique manuscript in the Bibliothèque Nationale, introd. de Henry R. Lang, Nueva York, The Hispanic Society of America, 1926; reimpr. 1971; José María Azáceta, ed., Cancionero de Juan Alfonso de Baena, Madrid, 2 No procede aquí analizar la selección de autores y textos que efectúa el escribano Juan Alfonso de Baena. Baste recordar que se trata de un cancionero bilingüe que recoge todavía textos gallegos vinculables a la tradición gallego-portuguesa, junto a muchos testimonios únicos de una amplia variedad de poetas, algunos reconocidos ya entonces como antiguos, con obras representativas de la evolución de los metros y géneros de la primera mitad del siglo. En primer lugar, se debe atender a un deslinde conceptual todavía no resuelto. Para ello es clave la Dedicatoria de Baena a Juan II, de la que se transcribe aquí el principio y el final: Aquí se comiença el muy notable e famoso libro fundado sobre la muy graçiosa e sotil arte de la Poetría e Gaya Çiençia. En el qual libro generalmente son escriptas e puestas e asentadas todas las cantigas muy dulçes y graçiosamente assonadas de muchas e diversas artes. E todas las preguntas de muy sotiles invençiones fundadas e respondidas. E todos los otros muy gentiles dezires muy limados e bien escandidos. E todos los otros muy agradables e fundados proçessos e reqüestas que en todos los tiempos passados fasta aquí fizieron e ordenaron e composieron e metrificaron el muy esmerado e famoso poeta maestro y patrón de la dicha arte Alfonso Álvarez de Villasandino. E todos los otros poetas, frailes e religiosos, maestros en Teología; e caballeros e escuderos e otras muchas e diversas personas sotiles, que fueron e son muy grandes dezidores; e omnes muy discretos e bien entendidos en la dicha graçiosa arte. De los cuales poetas e dezidores aquí adelante por su orden en este dicho libro serán declarados sus nombres de todos ellos, e relatadas sus obras de cada uno bien por estenso [...] E por que la obra tan famosa deste dicho libro sea más agradable e mejor entendida a los leyentes e oyentes della, fizo e ordenó el dicho Johan Alfonso de Baena. E puso aquí al comienço desta su obra una acopilada escriptura como a manera de prólogo o de arenga. E por fundamento e raíz de toda su obra, la qual es esta que se aquí comiença3. La diferencia entre "cantiga" y "dezir", los dos términos más utilizados en las rúbricas, parece estar clara para Baena, según expresa en la Dedicatoria: la cantiga es assonada y el decir sólo escandido: es decir, la cantiga se canta y el decir se recita. La lectura y análisis de los textos hace dudar de esta nítida distinción. Bien es verdad que hay una anomalía casi infranqueable: las rúbricas, que pensamos no son, en su mayoría, de Baena. Ahí, el uso de los dos términos se revela francamente arbitrario, no se ajusta a CSIC, 1966, 3 vols; Brian Dutton y Joaquín González Cuenca, eds., Cancionero de Juan Alfonso de Baena, Madrid, Visor Libros, 1993 (Col. Biblioteca Filológica Hispana, 14); Raymond Foulché-Delbosc, Cancionero castellano del siglo XV, Madrid, Nueva Biblioteca de Autores Españoles, 1912, 1915, 2 vols. 3 PN1, fol. 1r. Las cursivas son nuestras. La Dedicatoria precede al Prologus baenensis, la más antigua poética castellana conservada. Aunque identificaremos los poemas según la numeración vigente hasta el presente (la de González Cuenca-Dutton, V93), citamos el texto a partir de PN1, según nuestra propia edición in fieri. 3 regla ninguna4. Y la distinción es importante. No es lo mismo un texto musicado que un texto compuesto para la recitación y la lectura silenciosa, por más que sea difícil establecer esta noción para la época que tratamos: a ambas prácticas parece referirse Baena con "oyentes" y "leyentes” (tal vez pudiera aludir a los recitadores), al final de la Dedicatoria5. El texto de PN1 está gravemente deturpado6. Se nota especialmente al analizar el texto desde el punto de vista métrico. Está lleno de hipermetrías (y alguna hipometría), muchas veces sólo aparentes, y de versos aberrantes desde el punto de vista rítmico; anomalías en principio inexplicables en los poetas cancioneriles, que escanden y riman muy bien. Se percibe especialmente en los textos del arte mayor castellano. En ocasiones, el copista no entiende bien el texto A las vezes pierde e cuida que gana quien buen callar troca por mucho dezir. E non debe graçias nin bien resçebir quien loa7 infintosso por codiçia vana. Asaz paresçiera comparasçión sana poner simple preçio a poca valía. Más con la deessa8 que castidat guía; non fue por çierto egualança llana. (232, fols. 75rb-75va) Otro ejemplo. Cuarta copla del decir 246, que no "funciona" ni desde el punto de vista métrico ni rítmico y de muy difícil recitación si se atiende a la acentuación prosódica: Dizes que contra Natura siempre muevo las cossas; no es razón verdadera. Antes yo sigo el curso e manera de la naturaleza e yo de nuevo non fago cossa fuera de natura; antes guardo propiedat e mesura a todos en su guissa e segunt que devo. (246, fol. 79vb) 4 Cfr. Gómez-Bravo, Ana M., «Cantar decires y decir canciones: género y lectura de la poesía cuatrocentista castellana», en Bulletin of Hispanic Studies, 76 (1999), pp.169-187. 5 También Fernán Pérez de Guzmán: "Tú, omne que estás leyendo / este mi simple deitado" 572, I, 1 y 2. 6 De los posibles cinco copistas, parece que sólo hay dos que entiendan bien lo que copian. Merece estudio más detenido. 7 En PN1: lo ha. 8 En PN1: de essa. 4 Con no poca frecuencia, el copista suprime o añade letras o palabras que, efectivamente, deforman el verso. Es el caso de acumulación de adjetivos (son frecuentes sin que aparezca el enlace copulativo). Así, en el poema 4, cuarta copla, quinto verso. La simple sustitución de esa "e" supernumeraria por una coma, que no impide la sinalefa, regulariza el octosílabo: Mayor mente con su gesto e su brío muy donoso me faze bevir pensosso en plazer con todo aquesto. Su fablar graçioso <e> onesto el mi coraçón vençió, quanto más que conteçió gran miraglo señalado. Por último, una aclaración sobre arte mayor y arte menor. Se trata de dos moldes estróficos, no de dos géneros. No hay correspondencia entre decir = arte mayor y cantiga = arte menor, si bien los decires narrativos tienden a utilizar el arte mayor castellano. Seguimos a Lázaro Carreter en su certera caracterización del arte mayor castellano9, aunque no podemos suscribir su menosprecio global por este tipo de versificación, ni que constituya un género, como él dice. Por otra parte, si atendemos a las indicaciones de las rúbricas, se mezclan indiscriminadamente referencias a la poesía estrófica libre como dezires (en genérico) junto a especificaciones temáticas como procesos [288, 290], testamentos [316], peticiones [358, 453-468] o su variante, suplicaçiones [380]10. 2) Prosodia Constatada la abundante deturpación de la copia baenense, no está de más recordar –a pesar de la obviedad– que los poetas buscaron sin duda la consonancia y la regularidad (son frecuentísimas las rúbricas que alaban los versos bien escandidos y bien limados), incluso en las composiciones destinadas al canto, cuya posible irregularidad podía ser suplida con la música. 9 "La Poética del Arte Mayor Castellano", en Estudios de Poética, Madrid, Taurus, 1979, págs. 75-111. Por ejemplo, en la rúbrica a la composición 288 de Páez de Ribera se alude a "dezires e preguntas e proçessos". 10 5 En aras del ritmo, se emplea sin restricciones -al menos en Baena- una serie de licencias prosódicas o "metaplasmos", como la sinalefa, dialefa, diéresis y sinéresis, sinafia y compensación entre versos y, muy especialmente, el desplazamiento arbitrario del acento. El uso de estos metaplasmos no es sistemático; no se atiene a más norma que la necesidad de conseguir un determinado ritmo. Lógicamente, el empleo de estas licencias es más abundante en las coplas de arte mayor, mucho más rígidas que las coplas en octosílabo, pero no faltan en el arte menor (de hecho, la sinalefa y dialefa, seguidas de la diéresis, son muy abundantes y se emplean solas o en combinación con otros metaplasmos). Compruébese en los ejemplos siguientes: Sinalefa + Dialefa rue|go a| san|tas| e| a| san|tos (573, I, 7) óoóoòoóo (4T) Dialefa por| la| que| a| mí| con|qui|so (12, II, 4) òoòoóoóo (4T) si| en| vós| fue|sse|, se|rí|a (31, V, 2) òoóoòoóo (4T) ¡Oh| Va|lien|te,| a|bas|ta|do (564, VII, 49) óoóoòoóo (4T) (con alteración de acento) Sinalefa (en un verso reconstruido por claro error) Dialefa + Diéresis (con desplazamiento de acento) a ser rico o ser real (245, V, 4) òoóoóoó[o] (4T) de|ve om|ne| ser|vir| e a|mar (536, II, 2) oóooóoó[o] (1D2T) fer|mo|su|ra e| e|dad| po|ca (PN1: heredad; 551, III, 19) òoóoòoóo (4T) Tú| e|res| el| pï|a|do|so (563, III, 11) óoòoòoóo (4T) Es frecuente la diéresis con alteración de acento en versos que contienen nombres propios: Çi|pï|ón| e| A|ni|bal (572, VII, 49) òoóoòoó[o] (4T) Obsérvese también este caso de diéresis doble en un discor, escrito en coplas de arte menor, que presenta consonancia interna en los versos impares: Crü|el|dat| sin| pï|e|dat (510, IV, 25) òoóoòoó[o] (4T) 6 Y tampoco falta alguna sinéresis que obliga a alterar el acento: Rui|se|ñor,| véo|te| que|xo|so, (558, I, 1) òoóoòoóo (4T) El arte mayor castellano se caracteriza por el verso compuesto con cesura, cuyos hemistiquios contienen el esquema rítmico oóooóo, que puede llevar o no otras sílabas átonas en anacrusis. Eso es lo determinante y no el cómputo silábico (aunque siempre habrá doce, si el ajuste es a un esquema de 6+6). Se suele hablar del dodecasílabo castellano, pero no es la medida sino ese ritmo tan marcado -llamado por Lázaro Carreter "la dominante"- el que identifica el arte mayor. Son muy frecuentes en PN1 – ya se ha dicho – las hipermetrías e hipometrías (versos decasílabos y endecasílabos) de las que no siempre son responsables los autores (es de suponer que los originales respetarían el esquema 6+6). Si nos detenemos en la tipología de los hemistiquios y partimos de las variedades que distingue Navarro Tomás11, dependiendo de si el hemistiquio termina en aguda, llana o esdrújula y de si existen o no sílabas en anacrusis, el tipo más abundante es el A (oóooóo), seguido del B (oóooó[o]). Abundan los hemistiquios pentasílabos en la primera parte del verso, que frecuentemente se combinan con segundos hemistiquios heptasílabos, buscando la compensación entre ambos: en| tan|to| que A|mor || en| el| mun|do es| reg|nan|te (544, II, 16) oóooó[o] øoóooóo Como ya advirtió Navarro Tomás existen hemistiquios tetrasílabos y pentasílabos de acentuación dudosa en la obra de Villasandino, Imperial y Pérez de Guzmán, que desaparecerán en la obra de Mena. Habría que establecer hasta qué punto estamos en una etapa de tanteos, como ocurre con algunos moldes estróficos que sólo cuajarán más adelante, o se trata de alteraciones y deturpaciones debidas a la transmisión de los textos. Sí podemos constatar que una gran parte de los segundos hemistiquios terminados en aguda pertenecen al tipo B. En cuanto al uso de metaplasmos, la sinalefa se usa tanto en el interior del verso como entre hemistiquios (sinafia): tre|mien|do el| es|pa|da, el| co|lor| de|mu|da|do, (288, XV, 115) 11 Tomás Navarro Tomás, Métrica española, [1956] Barcelona, Labor, 1986, .págs. 116-117- 7 oóooóo øoóooóo Encontramos muchos casos de metaplasmos combinados; por ejemplo, dialefa y diéresis, o sinalefa y diéresis con acento secundario (éste es muy frecuente cuando el segundo hemistiquio acaba en polisílaba [288, XXXVI, 283; 289, IX, 69, por ejemplo]): Sen|tí| la| mu|er|te || e| su| grant| te|mor (291, IV, 25) oóooóo oóooó[o] a|ques|to a|ca|rre|an || las| pro|pï|e|da|des (300, IV, 29) oóooóo oòooóo El desplazamiento del acento prosódico es práctica habitual, y no sólo en nombres propios, ni sólo en el arte mayor, donde abunda (más arriba hemos visto algunos casos en arte menor). Al ritmo -en esto seguimos también a Lázaro Carreter- se sacrifica el sentido: si| es| o|fi|cï|o || pa|ra| tra|ba|jar (155, II, 3) oóooóo oóooó[o] El desplazamiento puede convertir en tónica la conjunción comparativa como si se tratara de un interrogativo: Tan| po|ca| es| co|mo || si| fue|sse| nin|gu|na (531, I, 1) oóooóo oóooóo Como es esperable, la tonicidad se adecua a la cláusula rítmica con resultados extraños (artículos o preposiciones sobre los que recae el ictus acentual): e| el| gi|ri|fal|te || fa|rá| muy| grand| bue|lo, (332, I, 6) oòooóo oóooóo e el| de| Me|dio|dí|a || tie|ne| con|clu|i|do (333, IV, 27) oòooóo oòooóo 3) Formación de las coplas a) Formas fijas: cantiga, villancico y zéjel Cantiga es el nombre que designa, originariamente, toda poesía compuesta para ser cantada y es la denominación genérica que predomina en los cancioneros que 8 recogen poemas de la primera mitad de siglo. El Cancionero de Baena contiene proporcionalmente muchos más decires, en arte mayor y menor, que cantigas, la mayoría de las cuales pertenecen a Villasandino. Proliferan así preguntas y respuestas, escrituras, sentencias, procesos, testamentos, etc, en mucho mayor número que las cantigas y sus desfechas. La variedad formal trovadoresca sufre un proceso de depuración que desemboca en el predominio de un estrofismo y de unas combinaciones métricas peculiares que acabarán por imponerse en los géneros de forma fija, sobre todo a partir de la generación de Santillana12. En el Cancionero de Baena, se advierte un ligero e insignificante predominio de la tradicional cantiga de estribillo o refrán (24), frente la cantiga gallego-portuguesa culta o de meestría (21), dentro de la cual, es más frecuente encontrar la combinación de dos redondillas de consonancia13 abrazada (abbaacca) con tres rimas; así, por ejemplo, en Villasandino [10], el Arcediano de Toro [312], Fray Diego de Valencia [503], Garci Fernández de Gerena [555, 556, 558, 559, 562] y Ferrán Manuel de Lando [567]. Sólo se registra un caso de arte común doblada que se debe a Ferrán Manuel de Lando [568, abababab]. La estrofa de siete versos, arquetípica de la cantiga de meestría gallego-portuguesa, la encontramos en su variedad más común (abbacca) sólo en una composición de Villasandino [19] y en otra de Fernández de Gerena [566] y con rima cruzada (ababccb) en una cantiga y su respuesta de Pero Ferruz [302-303]. Macías ensaya una variante (ababcbc) en dos de sus cantigas [306, 310], las dos que incluyen trebellos o dichos proverbiales en dísticos monorrimos tras cada una de las estrofas. Los casos más extraños son los de las sextillas –estrofa poco frecuente en cantigas de meestría– la de Villasandino [47], de cuatro coplas (ababcc); y la de Fray Diego de Valencia [504], que presenta cinco estrofas de seis versos octosílabos (ababba), el sexto de pie quebrado. No se documentan cantigas de meestría en hexasílabos. Asimismo, se observa mayor abundancia de rimas cruzadas en los modelos estróficos de siete versos, así como un claro predominio de la rima grave sobre la aguda. El pie quebrado se usa en seis cantigas de meestría [10, 15bis, 309, 504, 555, 556], tetrasílabos en su mayoría, con algunos casos de pentasílabos en los que suele 12 Vicente Beltrán, La canción de amor en el otoño de la Edad Media, Barcelona, PPU, 1988, pp. 57-58. Junto con el ritmo bien marcado y rígido (tanto en el arte menor como en el arte mayor) la consonancia juega un papel fundamental. La asonancia no existe. Los poetas del Cancionero de Baena son buenos rimadores o "aconsonantadores". Por eso las rimas aberrantes, nada escasas, sólo son atribuibles a una deturpación en el proceso de copia. En nuestra edición, intentamos restaurar algunas de las rimas estropeadas. 13 9 cumplirse la regla que proponía Navarro Tomás14, es decir, bien la sinafia, bien la compensación entre el octosílabo agudo inmediatamente anterior y el pentasílabo. Sólo registramos dos casos de pie quebrado trisílabo en estrofas de octosílabos [10, 556]. En cuanto al número de estrofas, se advierte una clara preferencia por la composición de cuatro estrofas (13), frente a las de tres (4), cinco (2) y seis (1). La cantiga de refrán presenta una notable variedad de combinaciones estróficas, aunque predominen algunas formas. El estribillo más abundante es el de cuatro versos de rima abrazada (así en 15, 18, 24, 25, 26, 33 y 43, de Villasandino, 317 y 318, de Vélez de Guevara, 308 de Macías, 499 de Fray Diego de Valencia y 561 de Garci Fernández de Gerena), seguido de los de rima cruzada y con casos aislados de combinaciones más raras (aabba 311, aab 563, abbc 565 cuyas rimas se repiten en la vuelta); Macías presenta un caso de trístico monorrimo con el cuarto verso quebrado (aaab 307). La famosísima cantiga “Bive leda si podrás”, que no pertenece a la colección original, presenta estribillo de seis versos siendo el cuarto y el quinto de pie quebrado. Las mudanzas suelen presentar redondillas preferentemente de rima cruzada, aunque se dan casos de sextillas (307, 565); en ellas, la mudanza y la vuelta forman una copla mixta de sextilla dividida en dos tercetos seguida de redondilla. También se documenta un caso anómalo (aunque plenamente inmerso en la tradición gallegoportuguesa) de estribillo insertado en el cuerpo de la estrofa que, con el redoblado y la anáfora, dota al poema de un aire inequívocamente tradicional; se trata del siguiente texto de Garci Fernández de Gerena, con retronx del sexto verso en todas las estrofas (ababbb / cdcdbb)15: De la montaña, montaña, de la montaña, partía. O Amor e su compaña maldiciendo todavía a Bondad e Cortesía, de la montaña partía. (557, I) La vuelta suele estar formada por una redondilla y frecuentemente contiene al menos un verso de enlace con la mudanza y otro (o dos) de vuelta que riman con el 14 Navarro Tomás, ob. cit., p. 116. Se trata de una desfecha de otra cantiga de meestría. Curiosamente, dos cantigas de meestría [556, 559] tienen como desfechas sendas cantigas de refrán [557, 560], ambas en hexasílabos. 15 10 estribillo, modelo que se aproxima al villancico. Así lo hace, entre muchos otros, Macías [307: aaab / cdecde / eaab], que ensaya una forma peculiar en “Amor cruel e brioso” en donde aparecen dos versos de vuelta en posición intermedia y no final [308: abba / cdcd / dbbd]. Según Beltrán, la aparición de “una vuelta anómala que unía a las rimas del estribillo rimas de la mudanza y rimas nuevas”, se debe a la influencia de la ballata italiana16. Estos esquemas no se dan en algunas piezas de Villasandino [3, 15, 43 y 44] pero sí en otras [18, 24, 25, 26, 27, 33] y en textos del Arcediano de Toro [311, 313, 314], Fray Diego de Valencia [499] y Garci Fernández de Gerena [561]. A este último le debemos un ejemplo temprano del esquema que después desarrollaría la canción, al repetir las rimas del estribillo (aquí de tres versos) en la vuelta [563: aab / cddc / aab]. Retronx de tres versos presenta también Rodríguez del Padrón en la añadida “Bive leda si podrás” [470, abbbaa / cddc / aeebaa]. Son frecuentes los versos de pie quebrado tetrasílabos [6, 17, 22, 23, 70, 96, 161, 185, 192, 194, 197, 198, 209, 210, 213, 214, 307, 313, 314, 470 y 561]; existen casos de pentasílabos que no se atienen a la regla [así en 13, 15bis, 27, 307 y 314]. El número de estrofas oscila entre tres y cinco y suele predominar la consonancia grave sobre la aguda. En cuanto a las formas zejelescas, conservamos pocas muestras en el Cancionero de Baena; casi todas corresponden a Villasandino [2, 7bis, 51, 203 y 219]. Además se registran tres casos de estribote-zéjel en arte mayor [251bis, 315, 500]. El primero es de Pedro González de Mendoza; el segundo, una desfecha en gallego [315] del Arcediano de Toro de una cantiga anterior, con estribillo de dos versos y dos estrofas de desarrollo en versos dodecasílabos. El tercero (designado como cantiga en la rúbrica) presenta también estribillo de dos versos y diez estrofas más finida en dodecasílabos. b) Formas estróficas libres: el decir; arte menor y mayor La variedad temática y métrica caracteriza el decir en arte menor del Cancionero de Baena. En las preguntas y respuestas destaca la serie del debate que plantea Diego Martínez de Medina en torno a la Concepción de Santa María [323-328] y las disputas de Juan Alfonso con Ferrán Manuel de Lando, Juan García de Vinuesa, Villasandino y 16 Ob.cit., pp. 62-63. 11 Álvar Ruiz de Toro con preguntas, respuestas, replicaciones y algún discor17. Además de los debates, se escriben en arte menor decires al rey y a la reina, decires narrativos, quejas al Amor y contra el mundo, obras de burlas, poemas amatorios, acertijos, poemas "de circunstancias", una defunsión y una confesión. PN1 recoge también un largo poema de Pero Ferruz [305, de 32 estrofas] con loores de personajes grecolatinos, árabes e hispánicos hasta Enrique II. Particular importancia, por su abrumadora presencia, son los 71 decires petitorios de Villasandino en arte menor (hay otros 8 en arte mayor). En cuanto a la métrica, es posible advertir algunas preferencias de uso tanto de forma global como por autores. En primer lugar, en términos generales predomina el uso de la copla de arte menor con ocho versos octosílabos y, dentro de ella, la combinación abbaacca o arte de media maestría con una rima común a las dos semiestrofas, como también ocurre en la estrofa de arte mayor, según veremos; así, por ejemplo, abundan en Villasandino [1, 11, 16, 21, 32, 40, etc.] y se encuentran en la mayoría de los autores: Páez de Ribera [293-299], Diego Martínez de Medina [323, 325, 329], Fray Lope del Monte [326], Gómez Pérez Patiño [351, 354, 356], Ferrán Manuel de Lando [376], Baena [390bis, 454, 457, 458, 465], Fray Diego de Valencia [496, 497, 507, 514, 515], Ferrán Sánchez Calavera [534, 535, 537], Garci Fernández de Gerena [564] y en el cruce de poemas entre Pérez de Guzmán y Villasandino [551-554], así como en uno de los poemas añadidos de Mena [472]. En menor proporción encontramos otras combinaciones: ababbccb (Fray Lope del Monte [324], González de Uceda [343]), ababacca (Baena [ 456, 457]), ababccca (Baena [389, 464]), ababbccb (Fray Lope [324], González de Uceda [343]), entre otras. Varía según autores el uso de la copla mixta de 7, 9 y 12 versos y la copla real, de 10 versos. Así, Pérez de Guzmán se decanta por la copla mixta de 7 (en el esquema clásico abbacca) en el decir que fizo […] a su amiga [573] y en las respuestas subsiguientes del Mariscal Pero Garçía, Suero de Ribera y el Mariscal Íñigo [574, 575 y 576]; también, Gómez Pérez Patiño [352] y el propio Baena [460]. Son más numerosos los casos de 9 y 12 versos y los de coplas reales, aunque sin duda es más interesante detenerse en los poemas que buscan artificios en la consonancia: los casos de combinaciones de coplas de arte menor unissonans (o maestría mayor) y capdenales en 17 Curiosamente, aunque el debate se desarrolle en coplas de arte mayor, es frecuente que la solicitud de un juez que dirima el caso se haga en arte menor [por ejemplo 376, 420]. 12 la obra de Baena [456, 457, 464 y 465], y lo mismo con coplas mixtas [381, 390, 391, 392]; también el uso del arte común doblada (es decir, sólo dos rimas diferentes en la estrofa) en coplas singulars (o maestría menor), que aparece frecuentemente [58, 397, 398, 463, 505, 506, 510, 513, etc.]18. También hemos documentado numerosos casos de coplas capdenales, capfinidas y meytadas (por ejemplo, en Villasandino, Baena y Páez de Ribera) que, en conjunto, demuestran la vigencia de los modelos provenzales y gallegos. En los decires en arte menor es relativamente frecuente, al menos tanto como en el arte mayor, que en preguntas y respuestas se respeten los mismos consonantes; así ocurre en las dos series de poemas cruzados entre Baena y García de Vinuesa [382-387, 390-392], la primera de las cuales se cierra con jaque y mate en curioso alarde ajedrecístico, o en la serie con Ruiz de Toro [397-398]; y lo mismo en las preguntas y respuestas que cruza Pérez de Guzmán con Villasandino [551-554] y con otros poetas [573-576]; Pero Carrillo con Villasandino [108-110, con sentencia en 111 de Álvaro de Cañizales]; o en la respuesta de Fray Diego de Valencia contra el doctor anónimo [496497]. Dentro del arte mayor se observa idéntica variedad temática que en el decir de arte menor: sabido es el predominio absoluto de la poesía dialogada; las preguntas y respuestas parecen ser el género favorito del escribano Juan Alfonso, anunciándose bien como tales preguntas/respuestas o replicaciones, bien como decires “por manera de pregunta” [332, 508, 509, por ejemplo] o decires “reqüestando” [426, 429, por ejemplo]. No faltan los temas clásicos, como Fortuna o Justicia [289 bis, 340], procesos [288, 290], un testamento [316] y algún planto ([530] no especificado como tal en la rúbrica) con el consabido ubi sunt, o un fingido diálogo entre el poeta (en este caso, Sánchez Calavera) y una dama [538], género poco frecuente en el Cancionero de Baena. También es destacable el pequeño corpus de poesía petitoria baenense en el que se mezcla arte mayor y menor indiscriminadamente [358, 380, 452-468]. Los 71 decires petitorios de Villasandino son en su mayoría de arte menor, pero no faltan algunos de arte mayor: 73, 74, 78, 102, 103, 155, 202 y 262. El esquema métrico más frecuente en la copla de arte mayor castellana es el de consonancias abrazadas ABBAACCA, seguido muy de cerca por el combinado de 18 Villasandino cuenta con una de maestría mayor con dos rimas en 45. 13 consonancias cruzadas en el primer cuarteto y abrazadas en el segundo ABABBCCB. Se constata así la característica de la rima común a los dos cuartetos y el hecho de que los versos cuarto y quinto tengan la misma rima. Lo habitual, como ya dijimos, es que se respete la misma consonancia en preguntas y respuestas, aunque hay algunas excepciones: por ejemplo, en las composiciones 477-481 entre Fray Diego de Valencia y Nicolás de Valencia, y así se especifica en la finida de 481: Niculás, amigo, cata non te espantes si non te respondo por tus consonantes, ca yo non desdeño la tu maestría. Destaca la famosa serie sobre la predestinación iniciada por Ferrán Sánchez Calavera a la que responden siete poetas y que se cierra con la replicación final del mismo Sánchez Calavera [517-525], en la que las respuestas no siempre respetan los mismos consonantes ni el esquema métrico de la pregunta inicial (ABABBCCB)19. Abundan mucho menos las secuencias ABBACCCA [342, 419, 421, 422, 423, 449-451, 461, 468, 529] y ABABCCCA [526, 527] en las que se rompe la consonancia entre los versos cuarto y quinto de la estrofa; o los casos de arte común doblada ABABABAB [440-442, 455, 466, 541-544, 571]. Muchas de estas variantes se encuentran en la obra del mismo Baena, quien sin duda gusta de la experimentación métrica, pues a él se deben dos casos de uso de la estrofa de nueve versos, una seguida de trebellos (o pareados proverbiales octosilábicos) lo que, de hecho, la convierte en 9+2 [452, AAAAbbbbBcc], y otra con verso intermedio de pie quebrado [379, ABBAaCCCA]. También se sirve de la estrofa de nueve el Mariscal Íñigo de Astúñiga [418, ABBACCCAA]. Más común es la variante de siete; escriben septetos el Arcediano de Toro [316], Vélez de Guevara [322], Fray Lope del Monte [347, 350], Pérez Patiño [353, éste incorpora trebellos y 355], Fray Diego de Valencia [495, 508], Imperial [521] y Sánchez Calavera [538]. Hemos documentado varios casos de anomalías de distinto alcance. Así, dado lo estragado del texto de PN1, es frecuente la aparición de hipometrías e hipermetrías, y se 19 Responden por este orden: Pero López de Ayala, Fray Diego de Valencia, Fray Alfonso de Medina, Francisco Imperial, Mahomat el Xartosse, García Álvarez de Alarcón y Ferrán Manuel de Lando. Mahomat el Xartosse y García Álvarez prefieren la secuencia ABBAACCA e Imperial se aparta aún más, ya que se expresa en septetos (ABBACCA). 14 dan casos de poemas escritos en decasílabos [¿Podría tratarse del decasílabo trovadoresco?]; por ejemplo, el poema nº 345, pregunta de Fray Lope del Monte a Villasandino, o algunas estrofas de Imperial [521, IV], Pérez de Guzmán [232, VIII], Nicolás de Valencia [488, II] y Mahomat el Xartosse [522, XIX y XX]. También es muy frecuente la combinación de endecasílabos y dodecasílabos.20 Tampoco faltan asonancias [290, 300, 337, 340, 408, 316, etc.]. Particular elaboración retórica muestra la serie de 226-230, dedicados todos ellos, siguiendo el modelo de Imperial en 226, al nacimiento de Juan II de Castilla. Los de arte mayor (226-228) son decires narrativo-alegóricos, de carácter obviamente laudatorio y présago: se le prometen al infante todo tipo de virtudes y cualidades. Otro caso especial: las 58 coplas de arte mayor, que contienen endecasílabos, del Decir a las siete virtudes de Imperial [250, ABABBCCB], merecedor de un estudio aparte. En cuanto a las galas del rimar, hemos observado algunos casos de estrofas unissonans y capdenals, no demasiados en el arte mayor [146, 378, 380, 516 bis, por ejemplo] y un caso de estrofas doblas en el diálogo entre el poeta y una dama que firma Sánchez Calavera [538]. No faltan algunos poemas construidos sobre la consonancia macho-fembra [143, 144, 184] o singular-plural (poliptoton o manzobre)21 [190], recursos procedentes de la poesía trovadoresca que luego tienden a menguar o, incluso, a desaparecer: Álvaro, señor leal, corona de los leales, vet esta carta, que es tal, pues vistes otras tales, doledvos de mis males, que non lo digo por mal; mas por qu’el León Real faga sus obras reales. (copla I) 4) Recitación y escritura de versos 20 Fray Lope del Monte escribe una adivinanza en un septeto de endecasílabos más finida de tres versos [350]. 21 Véase H. R. Lang, “Las formas estróficas y términos métricos del Cancionero de Baena”, en Estudios in memoriam de Adolfo Bonilla y San Martín, Madrid, 1927, I, pp. 485-523. 15 El recitado de estos poemas (sea de memoria, sea leyéndolos en alta voz) no resulta nada fácil; sobre todo, por el desplazamiento sistemático de los acentos por razones rítmicas, como explicó tan claramente Lázaro Carreter. Es de suponer que en la época todos estuvieran familiarizados con el arte mayor y su "dominante"; hoy, a nosotros (postpetrarquistas y postrománticos), se nos hacen más difíciles la escansión y el recitado. No se puede ignorar aquí la cuestión del canto. Además de las referencias a la música en la Dedicatoria, también hay alusiones a la condición musical de algunos poemas. En concreto, en siete rúbricas se indica que sendos decires22 en coplas de arte menor (en la rúbrica se habla de cantigas) fueron cantados. Aunque confiamos poco en la exactitud de las rúbricas, estas son lo suficientemente concretas como para darles crédito; Se trata de las composiciones 28-31, de Villasandino, dedicadas a Sevilla: 28: Esta cantiga fizo el dicho Alfonso Álvarez por alabança e loores de la redundable çibdat de Sevilla. E presentóla en el Cabildo, e fízogela cantar con juglares delante los ofiçiales. E ellos mandáronle dar en aguinando çient doblas de oro por esta cantiga, e dende en delante de cada año por cada cantiga otros çiento. 29: Esta cantiga fizo el dicho Alfonso Álvarez por alabança e loores de la dicha çibdat de Sevilla, a la qual les fizo cantar por Navidat otro año por la manera suso dicha, con juglares. E los señores ofiçiales mandáronle dar en aguilando otras çient doblas de oro, segunt que las hovo por esta otra cantiga. 30: Esta cantiga fizo Alfonso Álvarez a la dicha çibdat de Sevilla. E fízogela cantar otra Navidat con juglares. 31: Esta cantiga fizo el dicho Alfonso Álvarez a la dicha çibdat de Sevilla. E fízogela cantar con juglares otra Navidat e diéronle otras çient doblas. 566: Esta escritura fizo e ordenó el dicho Garçi Fernández de Jerena a manera de cantiga como la que cantava por sí Fernán Rodríguez, que degollaron en segovia. 22 Así los llamamos por tener la misma configuración estrófica de otros muchos poemas considerados tales, también en las rúbricas. 16 567: E primeramente se comiençan las cantigas asonadas que él fizo e ordenó en loores de Santa María, que son éstas23. 568: Esta segunda cantiga fizo e ordenó el dicho Ferrand Manuel de Lando en loores de Santa María, la qual es muy bien fecha e bien escandida e limada, e fue muy bien assonada e mejor que la otra primera. Más autoridad tienen las referencias a la música cuando están en el mismo cuerpo de los poemas. Por ejemplo, en el 167 [ID1307], dedicado a sus hermanos: Señor de Valdecorneja, si vos plaze mis deitados e anexires asonados, non son en cada calleja. Y también es Villasandino quien, en una réplica a Ferrán Manuel de Lando (258, IX), defiende la calidad de sus trovas: Más lueñe de çien jornadas son mis dezires sabidos, donossos, muy escandidos, cantigas bien asonadas; artes nuevas esmeradas, graçiossas, dulçes de oír. Pues non podedes dezir que son feas nin furtadas. Aquí el texto parece contradecir lo que dijimos a propósito de las rúbricas. Permite colegir que Villasandino llama decires a las composiciones sin música y cantigas a las "asonadas". Por otra parte, las rúbricas y las alusiones a la música en el texto corresponden todas a composiciones de Villasandino. Una vez más, nos enfrentamos a la dificultad de caracterizar un cancionero cuya mayor parte recoge las composiciones de dos autores, Villasandino y Baena; tan peculiares, por otra parte, pues son quienes enlazan con la poética gallego-portuguesa, más dada (entendemos, a pesar de los escasos testimonios conservados) al texto musicado. 5) Conclusión muy provisional 23 Precede a este poema de Lando una rúbrica general: "Aquí se comiençan las cantigas e preguntas e respuestas e dezires muy sotiles e graçiosas e muy scandidas e limadas e bien fechas, que fizo e ordenó en su tiempo el fidalgo gentil e graçioso Ferrand Manuel de Lando, donzel de nuestro señor el Rey". No se menciona explícitamente el elemento musical "asonadas". 17 El Cancionero de Baena resulta un amasijo de poemas diversos, de tres poéticas distintas (provenzal, gallego-portuguesa y cancioneril) y de formas excepcionales (no serían anomalías, sino fenómenos en evolución) que se resisten a la taxonomía. No podemos detectar las principales líneas o vectores de evolución perceptibles. Todo el corpus se nos antoja un conjunto de ensayos, algunos bastante vacilantes, de lo que serán Mena, Santillana y Manrique. A un corpus heterogéneo – sólo reunido por el gusto del compilador, bastante arcaizante – no se le puede aplicar el mismo análisis que a un texto único y completo. Esperamos profundizar, confiando no poco en las aportaciones de nuestros colegas que estudian la métrica en otros segmentos del corpus literario medieval versificado.