Ramón Andrés La mística en la música
Transcripción
Ramón Andrés La mística en la música
Ramón Andrés La mística en la música L a música, desde su origen, puede contemplarse como un lenguaje imitativo de la naturaleza y, por esa misma razón, como un instrumento con el que discernir la dimensión del más allá, tempranamente intuida por el ser humano. El sonido del mundo, a oídos de las más primitivas civilizaciones, no era sino revelación, una manifestación de lo desconocido que debía ser interpretada. Por ello el oído, desde muy antiguo, fue concebido como un órgano en el que se producía la recepción de lo divino, un sentido que situó al ser humano como un “centro que escucha” y por lo tanto como un eje alrededor del cual empezó a conformarse la noción de trascendencia. No es extraño que los vestigios de los primeros rituales funerarios muestren la noción de un “universo paralelo”. El descubrimiento de los restos de un cuerpo humano sobre un lecho de flores fosilizado, cifrados en una antigüedad de setenta mil años, señala lo remoto de los usos ceremoniales, en los que sabemos que los sonidos acompañaban aquel devenir hacia el ultramundo, unas manifestaciones que posteriormente cristalizaron en Egipto, Mesopotamia y los pueblos mediterráneos, y que, en cierto modo, no son más que los testimonios arcaicos de una dimensión que ha acompañado siempre a la música: su relación con lo inexplicable, la melodía que se hila con los mitos y los dioses, y que necesariamente se adentra en la pregunta sobre el destino, la condición humana y su posibilidad de trascenderse, de ahí que la música y la mística sean a menudo expresiones de un mismo lenguaje metafísico.