Bernardo Prudencio Berro
Transcripción
Bernardo Prudencio Berro
BERNARDO PRUDENCIO BERRO Político e intelectual uruguayo. Ejercía la presidencia de la República cuando estalló el levantamiento de Venancio Flores en 1863. Berro nació en Montevideo el 28 de abril de 1803. Era hijo del comerciante español Francisco de Berro y de Juana Larrañaga. El sacerdote Dámaso Antonio Larrañaga, que era su tío y padrino, lo formó y le abrió las puertas de su biblioteca. Por ese camino se convirtió en uno de los hombres más cultos y mejor informados de su época. Durante su juventud cultivó la poesía, adquirió una sólida formación filosófica y se interesó en ciencias naturales. Todo eso mientras se mantenía al frente del negocio de ramos generales que su padre tenía en la zona de la Aguada. Comenzó su actividad política durante el gobierno de Oribe (segundo gobierno constitucional de la República). Ejerció como diputado por Maldonado entre 1837 y 1838. Durante la Guerra Grande fue ministro del Gobierno del Cerrito. Integró su Tribunal Supremo y fue, en general, una de las figuras más destacadas de esa administración. Culminada la Guerra Grande en 1851, fue partidario de la “política de fusión”, que aspiraba dejar atrás las luchas de divisa y convocar a los mejores hombres de ambos partidos para asegurar una mejor administración del Estado. Fue Ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Juan Francisco Giró (1852-1853). En 1856 fue electo senador por Maldonado y luego presidente del Senado. El 1° de marzo de 1860 fue electo presidente de la República. Su gobierno fue uno de los más eficientes y ordenados que conoció el país en toda su historia. También fue extremadamente respetuoso dela Constitución y de las leyes. Berro y sus ministros intentaron pacificar al Uruguay, apartándolo de las tensiones políticas de la Argentina y del ánimo expansionista del Brasil. Su vocación nacionalista en un marco de respeto a las instituciones lo llevó a crear la moneda nacional (para lo cual regularizó previamente la deuda pública), a resistir las presiones de Brasil, Inglaterra y Francia (que exigían compensaciones por su participación en la Guerra Grande) y a poblar la frontera norte del país con acciones como la fundación de Ceballos (hoy Rivera). Berro sintetizaba su política en la frase: “orientalizar nuestros destinos”. Pero esa misma voluntad le generó tensiones con los vecinos. El imperio de Brasil lo miraba con antipatía, entre otras cosas porque defendía la libertad de los esclavos que escapaban a nuestro territorio. El gobierno argentino presidido por Bartolomé Mitre lo miraba con hostilidad, debido, entre otras cosas, a su buen entendimiento con el Paraguay (la otra nación pequeña de la cuenca del Plata). Hacia el final de su gobierno, Berro debió enfrentar la sublevación encabezada por Venancio Flores, que contaba con el apoyo del gobierno argentino y la simpatía, todavía disimulada, del imperio del Brasil. El período presidencial de Berro se cumplió, según mandaba la Constitución, el 1º de marzo de 1864. Pese a la severa crisis política que se vivía, Berro no pretendió prolongar su mandato y cedió el mando al presidente del Senado, Atanasio Aguirre. Fue durante la presidencia de Aguirre que se produce la invasión del imperio del Brasil en apoyo de Flores y ocurre el sitio de Paysandú. Durante la presidencia de facto del general Flores, Berro se convirtió en uno de los principales referentes de la oposición. En febrero de 1868, y en un marco de descontento general que llegaba a parte del propio Partido Colorado, Berro encabezó un movimiento revolucionario que fracasó. Ese mismo día fue asesinado el caudillo colorado Venancio Flores, que acababa de dejar el poder. Berro fue tomado prisionero bajo la sospecha de estar involucrado en esa muerte (en realidad, desconocía lo que había ocurrido hasta el momento de ser detenido). Horas después fue asesinado en el Cabildo y su cadáver fue llevado desnudo en un carro hasta el cementerio Central, donde fue arrojado a una fosa común. Tenía 64 años.