Sermón 2: Matriculados en la UJV

Transcripción

Sermón 2: Matriculados en la UJV
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SERMONES DOMINICALES
Domingo 10 de agosto 2014
Pr. C. Iván Flores H.
SERIE: Elías el hombre de la montaña de Dios
Sermón 2: Matriculados en la UJV
Universidad del Jarro Vacío.
1 Reyes 17:8-16
La última vez que supimos de nuestro héroe, estaba sólo en el arroyo de Querit en el lado este
del río Jordán. Había estado allí por un largo tiempo. El hambre había venido a la tierra en
respuesta a sus propias oraciones. Y debido a que las lluvias habían cesado, el arroyo se había
secado, lo que significaba que no podía quedarse allí para siempre. Elías aún no estaba listo
para enfrentar al rey Acab y los profetas de Baal. Después de haber visto al rey una vez, había
pasado a la clandestinidad de acuerdo al mandato del Señor. Antes de que él estuviera listo
para hacer frente a los profetas de Baal, hay una parada más que él debe hacer, una clase más
en la Universidad de la vida.
Cuatro pruebas para Elías
Dios tiene algunas pruebas preparadas para su siervo. 8 Entonces la palabra del SEÑOR vino a él y
le dio este mensaje: 9 «Ve ahora a Sarepta de Sidón, y permanece allí. A una viuda de ese lugar le
he ordenado darte de comer». (1 Reyes 17:8-9).
Antes que Elías estuviera listo para el gran reto en el Monte Carmelo, hay cuatro pruebas que él
debe pasar.
1) La prueba de un nuevo lugar
Sarepta era un pequeño pueblo en Sidón, en la región del actual Líbano. Era al norte de la tierra
de Israel. La geografía importa, hay alguien más en esta historia que vino de Sidón. Su nombre
era Jezabel, la esposa pagana del rey Acab. Sidón fue un centro de culto a Baal. Y ahora Dios
está tomando a Su siervo desde el arroyo de Querit y lo envía a Sarepta de Sidón. Tuvo que
viajar a un territorio gentil, la región de la adoración de Baal, al llegar allí, él debía conocer,
ubicar, a una viuda que le diría qué hacer a continuación.
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El versículo 10 nos dice la respuesta de Elías:
10
Así que Elías se fue a Sarepta. Al llegar a la puerta de la ciudad, encontró a una viuda
que recogía leña.
Pensemos en un par de cosas. La palabra Sarepta viene de una palabra hebrea que indicaba un
“lugar de fundición”, lo que significa que en ese lugar hubo un tiempo que albergó a un horno
donde se producía hierro, ahí se calentaba el mineral a alta temperaturas, así surgía el hierro,
en los hornos era purificado de la escoria. El hierro era utilizado en la construcción de armas y
carros. Entonces, por así decirlo, Elías está siendo enviado desde el arroyo al horno.
Consideremos lo difícil que debe haber sido esto:
1. Él debe ir y conocer a una mujer. En esa cultura no era algo fácil de hacer.
2. Él debe ir al encuentro de una mujer gentil. Para un hombre judío ello era doblemente
difícil.
3. Él debe ir al encuentro de una mujer gentil que es viuda. Esto significa que cuando la
encontró, ella era muy pobre.
Y notemos una cosa más. Dios le dijo a Elías que fuera a Sarepta y que se "quedase allí".
Primero él debe permanecer en el arroyo. Ahora él debe permanecer en la casa de una viuda en
Sarepta. Ese no era un mandato fácil para un hombre de acción como Elías. Durante mucho
tiempo Elías se había escondido en el arroyo, en una cueva. Ahora, el arroyo se ha secado y Dios
le envía al patio trasero de Baal. Sus órdenes son simples: “Quédate ahí”.
Antes de que la palabra de Dios llegara de nuevo a Elías, su fe y su paciencia habían sido
puestas a prueba. Al ir a Querit, el profeta había actuado bajo las órdenes divinas, y por lo
tanto, estaba bajo el cuidado especial de Dios. Así pues, ¿podía venirle algún mal teniendo tal
guardián? Está claro que cuando Dios nos ha puesto donde estamos, allí debemos “quedarnos”
(I Corintios 7:20), aun cuando nuestra permanencia se vea llena de dificultades y peligros
aparentes. Si, por otra parte, Elías hubiera dejado Querit por su propia voluntad, ¿cómo hubiera
podido esperar que el Señor estuviera con él proveyéndole en sus necesidades y librándole de
sus enemigos? Esta verdad tiene la misma vigencia para nosotros en nuestros días.
Quizás podamos pelear y discutir con el Señor, ¿qué estás haciendo? Puede ser muy humillante
y puede ser muy frustrante cuando Dios te dice: Quédate donde estás.
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“Señor, yo quiero ir a otro lugar” Quédate ahí.
“Señor, no me gusta este trabajo. Quédate ahí.
“Señor, realmente no me gustan mis vecinos”. Quédate ahí. Señor.
“Señor, no soy muy feliz en mi matrimonio”. Quédate ahí.
“Señor, estoy cansado de mi iglesia””. Quédate ahí.
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Puede ser muy frustrante cuando estás en un trabajo, en una relación, en una situación en la
que estás listo para ir a otro lugar y Dios te dice “permanece aquí”. La primera prueba fue la
prueba de un nuevo lugar, no sólo estás dispuesto a ir allí, Elías, pero ¿estás dispuesto a ir y
quedarte allí?
2) El examen y primeras impresiones.
9
«Ve ahora a Sarepta de Sidón, y permanece allí. A una viuda de ese lugar le he ordenado darte de
comer.» 10 Así que Elías se fue a Sarepta. (vv. 9-10a).
Eso es tan desesperante, es una situación extraña. Hay una viuda vestida pobremente,
recogiendo leña. Elías no ofrece ayudarla. En su lugar, le pide que le ayude. Él la llamó y le
preguntó:
Al llegar a la puerta de la ciudad, encontró a una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:—Por
favor, tráeme una vasija con un poco de agua para beber. 11 Mientras ella iba por el agua, él volvió
a llamarla y le pidió: —Tráeme también, por favor, un pedazo de pan. (vv. 10b-11).
Esto puede parecer cruel, pero es la única manera como el profeta puede saber con certeza si
es la viuda a la que Dios le había enviado. Su respuesta revela que ella es la persona correcta:
12
—Tan cierto como que vive el SEÑOR tu Dios —respondió ella—, no me queda ni un pedazo de
pan; sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en el jarro. Precisamente
estaba recogiendo unos leños para llevármelos a casa y hacer una comida para mi hijo y para mí.
¡Será nuestra última comida antes de morirnos de hambre! (v. 12).
Las cosas no pintan muy esperanzadoras para el profeta de Dios. Cuando llega a Sarepta,
conoce a una viuda que está recogiendo leña para cocinar una comida final, después ella su hijo
van a morir de hambre. Esto sucede más a menudo de lo que imaginamos. Cuando Abraham
llegó a la tierra de Canaán, ¿qué es lo primero que me pasó? Según Génesis 12, hubo hambre en
la tierra. Después de tomar ese enorme paso de fe y dejar Ur de los Caldeos, después de
atravesar el desierto con su caravana, y finalmente llegar a la Tierra Prometida, de repente hay
un hambre en la tierra. Así que él y su esposa Sarah se trasladaron a Egipto.
Eso es lo que te puede ocurrir:
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Así que te dices a ti mismo, mi trabajo apesta y mi jefe es un injusto. Voy a buscar un
nuevo trabajo. Y obtienes un nuevo trabajo y tu nuevo jefe es el doble de malo que tu
antiguo jefe. ¡Hay hambre en la tierra prometida!
Te dices a ti mismo, estoy harto de esta vieja casa. Me voy a comprar una casa nueva. Y
la primera vez que llueve, te das cuenta de que está agrietada debido a ello se inunda.
¡Hay hambre en la tierra prometida!
Dejas tu antigua iglesia por una nueva iglesia y resulta que la gente no es muy amable.
¡Hay hambre en la tierra prometida!
Es sorprendente la frecuencia con la que hay hambre en la tierra prometida. ¿Crees que, si
cambias de circunstancias, las cosas van a mejorar? No cuentes con ello. El cambio no es malo.
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A veces tenemos que hacer un cambio. Pero el cambio no siempre mejora tus circunstancias
externas.
Aquí está la prueba que todos tenemos que enfrentar. ¿Estoy dispuesto a obedecer a Dios aun
cuando no tiene sentido? Cuando eres llamado por Dios para hablar a la nación, no tiene
sentido ir a pasar un largo tiempo escondido en una cueva junto a un arroyo, y hace aún menos
sentido ir a Sarepta y conocer a una viuda que está preparando su última comida antes de
dejarse morir. Eso no es lo que ustedes llamarían la movilidad profesional ascendente. Pero está
en la Biblia. Hay un montón de situaciones donde la vida pareciera que no tuviera sentido.
Siempre hay hambre en la tierra prometida, tarde o temprano. No es una cosa mala; es una
prueba de Dios, porque si Dios lo hace todo fácil, lo daríamos por hecho. Si Dios lo hiciera fácil,
no oraríamos mucho. Si Dios lo hiciera fácil, nos gustaría pensar mejor de nosotros mismos más
de lo que deberíamos. Cuando hay hambre en la tierra prometida, los recursos se obtienen de
rodillas y empezando a orar.
Es una cosa maravillosa cuando a tus hijos les va bien. Pero cuando tus hijos están luchando y
en problemas, no hace ninguna diferencia lo rico que seas. Todo el dinero del mundo no
significa nada cuando tus hijos están luchando o pasando por dificultades. Y cuando están
haciendo el bien, el dinero no significa nada de todos modos. Hay momentos que hay hambre
en la tierra prometida con tus hijos, lo que es permitido por Dios para mantenernos en nuestras
rodillas diariamente, clamando al Señor. Es una prueba. No es un juicio. Es una prueba para ver
si vamos a seguir creyendo.
No es difícil alabar a Dios, cuando tienes dinero en el banco, y tu jefe acaba de darte un
aumento de sueldo, y tu matrimonio está feliz, y tus hijos están haciendo muy bien su vida, y
todo está bien en el mundo. Pero si todo lo que tienes es un Dios de los buenos tiempos, no
tienes ni conoces al Dios de la Biblia, y no tienes fe en que te ayudará en los momentos difíciles.
¿Qué vas a hacer cuando tu jefe dice que estás despedido, cuando te quedas sin dinero, cuando
el médico dice lo siento, es cáncer y no hay nada que podamos hacer? ¿Qué vas a hacer cuando
tu esposa o esposo dice que se ha terminado el matrimonio? ¿Qué vas a hacer cuando sus hijos
están en dificultades y rebeldía? En esos momentos, debes conocer al que está sobre todos. Lo
cierto es que todos nosotros vamos a llegar en algún tiempo al horno.
Proverbios 17:3: 3 El oro y la plata, el fuego los prueba; los pensamientos los prueba el
Señor.
Elías tuvo que ir a Sarepta, un lugar de fundición, al horno candente donde los minerales eran
purificados. Tuvo que pasar algún tiempo en una situación desesperada. ¿Por qué? Fue bueno
para él. Lo necesitaba. Tenía que quedarse con una viuda porque ella le enseñó la compasión.
No había otra manera como aprenderlo.
3) El examen de una situación sin esperanza.
Esta pobre viuda está recogiendo leña para preparar una comida final antes de que ella y su hijo
se dejen morir. Si alguna vez hubo una situación imposible, aquí está. Elías le dijo: "No temas".
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Estoy seguro de que ella se puso contenta de escuchar eso. Entonces él le dio algunas
instrucciones extrañas.
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—No temas —le dijo Elías—. Vuelve a casa y haz lo que pensabas hacer. Pero antes prepárame
un panecillo con lo que tienes, y tráemelo; luego haz algo para ti y para tu hijo. 14 Porque así dice
el SEÑOR, Dios de Israel: “No se agotará la harina de la tinaja ni se acabará el aceite del jarro, hasta
el día en que el SEÑOR haga llover sobre la tierra.” (vv. 13 - 14).
Desde un punto de vista humano, esto no tiene ningún sentido. Por todas las normas de cálculo
razonable, esta pobre viuda y su hijo pronto se morirían de hambre. Toda la evidencia apunta a
esa dirección. Al mundo le gusta decir: ver para creer, pero Dios dice, creer es ver. Elías tenía
sólo dos cosas que hacer:
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Primero, tenía el recuerdo de lo que Dios había hecho en el pasado.
En segundo lugar, él tenía la Palabra de Dios en el presente.
Se acordó de cómo Dios había cuidado de él en el arroyo, y sabía que Dios lo había llamado, y
por ello sabía que de alguna manera Dios cuidaría de él, y que Dios se haría cargo de la viuda y
su hijo. Debe haber sido difícil para él decir esas palabras. Debe haber sido difícil para ella
escuchar esas palabras. Pero de alguna manera ella tenía fe para creer lo que dijo Elías.
4) La prueba de una fe obediente.
La Biblia dice en el versículo 15:
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Ella fue e hizo lo que le había dicho Elías, de modo que cada día hubo comida para ella y su hijo,
como también para Elías. 16 Y tal como la palabra del SEÑOR lo había anunciado por medio de Elías,
no se agotó la harina de la tinaja ni se acabó el aceite del jarro. (vv. 15-16).
Este fue un tremendo milagro de Dios. Cuando el jarro está lleno de aceite, no necesitas la fe
porque se tiene todo, se tiene el aceite que necesitas. La fe viene cuando estás casi vacío y no
sabes cómo vas a llenarlo de nuevo. Ahí es cuando averiguas cuánta es la fe que tienes.
Personalmente me gusta mucho más cuando el barril está lleno de aceite. No tienes que
preocuparte tanto. No tienes que pensar de donde vendrá la siguiente comida. Es bueno
cuando el jarro está lleno de aceite. No es tan bueno cuando está casi vacío.
Pero en el reino de Dios, los valores de la vida están totalmente invertidos, por lo que esta
historia habla a los cristianos de hoy, sobre todo a los cristianos occidentales que vivimos en la
prosperidad en comparación con el resto del mundo. Para el pueblo de Dios, la abundancia es
en general, mucho más peligrosa que la necesidad. Es por eso que Jesús dijo que era difícil para
un rico entrar en el reino de los cielos (Mateo 19:23), no porque el dinero sea malo, pero
cuando se tiene dinero, dependes de ello. Y es por eso que los pobres suelen responder
rápidamente al Evangelio, y los que tienen una gran cantidad a menudo no sienten su
necesidad de Dios, debido a que su jarro está lleno. Aunque yo prefiero vivir con un jarro lleno,
Dios a menudo permite que el jarro se quede sin nada porque es mejor para mí vivir en la
miseria que en abundancia.
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CONCLUSIÓN
Una palabra final y he terminado. El viaje de Elías demuestra que Dios suele multiplicar Sus
pruebas. Terminamos una prueba y, ¡Bam! Aquí viene otra. Dios lo hace para mantenernos
humildes. Lo hace para purificarnos. Lo hace porque lo necesitamos, aunque no nos gusta
mucho.
Primero nos envía a la Universidad de Los Cuervos, y tan pronto como hayamos terminado allí,
él nos inscribe en un curso intensivo en la Universidad Jarro Vacío. ¿Por qué? Dios envía las
pruebas para hacernos más fuertes. Una vez que somos más fuertes, estamos listos para dar el
siguiente paso. Nada en la vida de Elías sucede por casualidad. Cada paso ha sido ordenado por
el Señor para prepararle para un mayor trabajo que viene. Desde las montañas hasta el palacio,
hasta el arroyo y ahora a la casa de la viuda de Sarepta. Dios estaba preparando a Su hombre en
cada paso en el camino.
Dios hace lo mismo contigo y conmigo. Algunos de nosotros estamos en el arroyo y el agua se
está acabando. Puedes estar en Sarepta y el aceite y la harina se está acabando. Puedes sentir
que Dios te está castigando o que Dios te ha olvidado. En cambio, el Señor dice: "Hijo mío, te
amo y tengo planes para darte una esperanza y un futuro. Cuando termine, estarás listo para el
próximo paso". Una declaración resume esta verdad para mí: Enseñamos lo que sabemos;
reproducimos lo que somos.
Durante los largos meses en el arroyo y en Sarepta, Dios estaba construyendo carácter en la
vida de Elías para que este sea reproducido en otras personas. Hagamos una pausa para
considerar lo que Elías aprendió en Querit y Sarepta:
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En Querit Elías aprendió: "Dios puede cuidar de mí".
En Sarepta que aprendió: "Dios puede usarme para cuidar de los demás".
Elías necesitaba el arroyo, y también necesitaba la casa de la viuda, ambos lugares le enseñaron
lecciones que no se podían aprender de otra manera. Eso me lleva a hacer una aplicación muy
simple.
Cuando Dios dice: Ve, no lo analices. Sólo tienes que ir. Cuando Dios dice quédate, no lo
analices. Sólo quédate.
¿Qué está diciendo Dios a través de las pruebas y dificultades de la vida? Está diciéndote: "Te
amo más de lo que tú sabes. Voy a enviarte al arroyo, y allí voy a cuidarte, enviaré cuervos. Yo te
voy a enviar al horno, y voy a estar contigo en ese lugar. Voy a estar contigo en los momentos
difíciles, y cuando ocurran tiempos difíciles, yo te sacaré, y estarás preparado para el siguiente
paso en nuestro viaje juntos".
Aquí está mi última palabra. Estoy diciendo que Dios te ama a pesar de tus dificultades. Estoy
diciendo que los tiempos difíciles que vives son parte de la prueba de que Dios realmente te
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ama. Todo esto es parte de tu preparación para hacer lo que Él quiere que seas, para que al
igual que Elías, cuando llegue el momento estés listo para dar el siguiente paso con Él.