Importancia de casos clínicos como instrumentos docentes
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Importancia de casos clínicos como instrumentos docentes
REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2007; VOL 2 (2): 97-99 EDITORIAL Importancia de casos clínicos como instrumentos docentes A mpliamente conocida es la definición de salud realizada por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo es factible definir de manera más precisa este concepto. En su libro “El Fin de la Medicina”, el Dr. Alejandro Goic señala que el Esta do de sa lud es la condición de bienesta r físico, psicológico y socia l, que permite a l individuo desa rrolla r sus la bores ha bitua les, propia s de su eda d y rol, con a gra do, sin sufrimiento, a ngustia y sin conflictos con los demá s, en a usencia de a poyo medica mentoso 1. Hecho este primer alcance, que invita a meditar, surge inevitablemente la pregunta si ¿existen enfermos o enfermedades? No existe todavía una respuesta que sea satisfactoria y permanente para todos. Se señala que a pesar de lo característico de la enfermedad, habitualmente la presentación clínica tiene particularidades individuales, lo que determina que se trata entonces de un enfermo y no de una enfermedad2. Desde la perspectiva clínica, hemos asistido a un cambio importante en la forma de aprender medicina, aunque no de manera definitiva. Nuestros docentes basados en su experiencia citaban casos clínicos que consideraban interesantes y sobre todo didácticos los que luego eran presentados en reuniones clínicas de cada servicio y los mejores eran propuestos para ser publicados. La manera tradicional de enseñar y aprender medicina se basaba en gran parte en ellos, los que se ordenaban según sus síntomas, signos físicos, exámenes de apoyo, hipótesis diagnóstica y alternativas terapéuticas, todo ello siguiendo una determinada metodología. Sin embargo y con gran ímpetu comienza a desarrollarse la tendencia a conocer de las enfermedades más que de los enfermos. Para ello se debe reunir un gran número de pacientes con determina- da enfermedad, compararlos respecto a un grupo control para luego analizar estadísticamente sus diferencias. Surgen los metaanálisis, combinación de dos o más estudios clínicos para emitir una conclusión única respecto al problema analizado, obviamente cada vez más lejos de los pacientes. Son también, sin lugar a dudas importantes, ya que si son de calidad, pueden entregar importante información que permite guiar las decisiones clínicas3. En ocasiones, han sido puestos en entredicho por los procedimientos de elaboración4,5. La Medicina Basada en Evidencia (MBE), constituye un aporte en el diseño y manejo estadístico que nos permite obtener variada información científica. Lamentablemente su aporte será menor en patologías de baja incidencia y de ninguna manera podrá reemplazar la experiencia y la relación médicopaciente6. La propuesta lógica actual consiste en usar la mejor evidencia disponible para la toma de decisiones clínicas, sin desconocer la importancia de la experiencia. Es fundamental que los médicos clínicos que aplican la evidencia al cuidado de sus pacientes, sean capaces de conocer las distintas formas de presentación de los resultados, y de interpretarlos más allá de su significación estadística. Esto implica, reconocer las distintas medidas de efectos, su interpretación y aplicación a un paciente en particular7. Pueden existir variadas razones por las cuales mi paciente sea diferente al del estudio realizado y por consiguiente no sería factible aplicar la evidencia de éste. Si empleando el buen juicio clínico y experiencia se considera que no hay diferencias importantes y que el tratamiento es aplicable, se debe realizar un balance entre riesgos y beneficios, incorporando valores y preferencias del paciente8. 97 REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2007; VOL 2 (2): 97-99 La MBE se ha incorporado con fuerza en la práctica médica, sin embargo es necesario considerar que ella constituye una parte de nuestros conocimientos y destrezas y que lo esencial continúa siendo la relación estrecha con nuestras pacientes9. La evidencia aportada es sólo un trasfondo, una información útil pero que no dice como tratar con exactitud a ese paciente individual, cómo resolver ese caso clínico en particular3. Estudios realizados señalan que los médicos clínicos, consideran que la evidencia se construye localmente y que MBE corresponde a un conocimiento formal explícito, que no necesariamente se relaciona y resuelve las preguntas de la clínica y que hasta ahora, no se ha observado que contar con buena evidencia conduzca a resultados clínicos y epidemiológicos exitosos. Para ellos esta evidencia científica no es una fuente absoluta ni transparente, ya que se construye sobre debates y controversias10. Diskin señala que las prácticas de hacer medicina según pautas o normas dictadas por MBE suelen ser conflictivas y causar problemas a los pacientes. Las decisiones médicas deben ser individuales y tomadas al lado de la cama del paciente11. Prestigiosas revistas médicas han adoptado una premisa clave que señala que la información difundida con el carácter de MBE, pretende ser una ayuda pero no debería sustituir al juicio clínico del médico que toma decisiones12. Una opción práctica basada en lo que se encuentra disponible en la literatura científica, se ve reflejada en las Guías de Práctica Clínica (GPC), conjunto de recomendaciones cuyo objetivo es apoyar la toma de decisiones de profesionales de la salud, acerca de los cuidados de salud que resultan apropiados para circunstancias clínicas específicas, que considere la mejor evidencia científica disponible identificada a partir de una revisión sistemática de la literatura. Las GPC tienen como objetivo fundamental orientar las conductas clínicas es decir, apoyar el proceso a través del cual los profesionales de salud toman la decisión de estudiar, tratar o intervenir sobre los pacientes de una determinada forma. El supuesto es que las GPC constituyen un patrón, fundado en bases científicas, hacia el cual debe aproximarse la conducta de los profesionales, y si ello ocurre, los pacientes se verán beneficiados en términos sintomáticos, de calidad de vida o pronóstico vital. Cuando la evidencia no es concluyente, las GPC permiten plasmar consensos, disminuir la variabilidad en la atención y apoyar los procesos de mejoría continua de la calidad. Las GPC son esencialmente documentos orientadores, que contribuyen a tomar decisiones, pero no 98 reemplazan el necesario ejercicio del juicio clínico frente a cada paciente en particular. El elemento distintivo entre una GPC y una norma es el carácter impositivo de esta última. La elaboración de GPC cumple además un objetivo educativo, que permite la actualización de quienes participan en el proceso, y les proporciona una base de conocimientos científicos altamente sólida13. En reiteradas ocasiones debemos reconocer que la realidad del cuerpo humano se comporta y manifiesta de manera única, especial, diferente, actuando e interactuando de manera impredecible y en donde sólo la experiencia personal y lo vivido en el ejercicio clínico de cada médico podrá dar la interpretación y respuesta adecuada y oportuna. En nuestro país, el caso clínico ha sido de manera tradicional la manera de aprender la medicina en pre y posgrado y existe consenso en su importancia y valor para el conocimiento médico3. En cada uno de ellos está la relación personal, privada, entre una persona con un padecimiento o dolencia y otra con conocimientos sistemáticos, científicos y sobre todo basado en su experiencia para ayudarla. Todo aquello que nos permita conocer y aprender medicina y contribuir al bienestar físico, psicológico y social de nuestras pacientes, ya sea que provenga de casos clínicos, trabajos de investigación con metodología estadística, Guías de Práctica Clínica y Medicina Basada en Evidencia es importante. Llegado el momento de decidir un tratamiento o conducta en un caso determinado, todo lo aprendido sumado a la experiencia personal vivida aparecerá casi de manera lógica, permitiendo tomar la decisión adecuada a ese paciente en particular. Cuántas veces nos hemos preguntado, luego de tomar una conducta médica correcta, cómo fui capaz de llegar a aquello. Acaso lo leí en algún trabajo científico, acaso fue un caso de características similares que me tocó resolver o fue la experiencia narrada por otro colega. Es probable que sea eso y más. Es lo que vamos guardando cuidadosamente en nuestra experiencia como médicos y que muchas veces no es posible reflejarlo en palabras y que llegado el momento crucial aparece de manera sorprendente y nos ayuda como ya lo decía a resolver y tomar decisiones óptimas. Es como hemos ido aprendiendo a “ser médicos”. Agradezco a quienes me enseñaron esta manera de aprender la medicina y de manera simbólica a aquellos con quienes publiqué mi primer trabajo científico14. Dr. Jor ge Var as C. Editor Jefe IMPORTANCIA REFERENCIAS 1. GOIC A. El fin de la medicina. Publicaciones Técnicas Mediterráneo Ltda. Santiago de Chile 2000. 2. LÓPEZ G. El dilema que plantean las enfermedades cuyo diagnóstico y tratamiento se basan en cifras. Bol Aca d Chil Med 2005; 143–57. 3. RODRÍGUEZ JA. Del caso clínico al meta análisis: evolución de la epistemología médica. Bol Aca d Chil Med 2005; 55–67. 4. VILLAMIL I, VILLACIÁN MJ. Controversias en la revisión editorial y en las publicaciones científicas. Rev Méd Chile 2006; 134: 927– 9. 5. PULIYEL JM, VISHNUBHATLA S. Metaanalysis can be statistically misleading. Evid Ba sed Med 2005; 10: 130. 6. MUÑOZ F, CABRERA F. Reflexiones sobre la evidencia en medicina. Rev Méd Chile 2005; 133: 1252– 7. 7. RIVERA S, LARRONDO FJ, ORTEGA JP. Evaluación de los resultados en un artículo sobre tratamiento. Rev Méd Chile 2005; 133: 593–6. DE CASOS CLÍNICOS COMO INSTRUMENTOS DOCENTES 8. RADA G, ANDRADE M. ¿Debo aplicar los resultados de este estudio a mi paciente? Rev Méd Chile 2006; 134: 115–9. 9. DUCLOS J. Abdomen agudo ni médico ni quirúrgico. Reflexiones sobre la medicina basada en evidencias. Rev Méd Chile 2006; 134: 1197–9. 10. BEDREGAL P, CORNEJO C. El movimiento de la medicina basada en la evidencia: Alcances conceptuales y teóricos. Rev Méd Chile 2005; 133: 977–82. 11. DISKIN CH. A change of reason: Medicine and the scientific revolution. Letter. Arch Intern Med 2006; 166: 369–70. 12. REYES H, PALMA J, ANDRESEN M. Medicina Basada en Evidencia, en la Revista Médica de Chile. Rev Méd Chile 2003; 131: 835–6. 13. Pautas para la elaboración de guías y protocolos de práctica clínica. Hospital Dr. Luis Tisné Brousse. 2004. 14. TISNÉ J, HERRERA R, VARAS J. Vaginitis enfisematosa: Caso clínico. Rev Chil Obstet Ginecol 1984; 49 (6): 439–41. 99