daniel pérez - gala ::: hipica ::: de ::: caracas
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daniel pérez - gala ::: hipica ::: de ::: caracas
DANIEL PÉREZ Daniel Pérez García fue uno de los entrenadores con mayor espíritu de competencia, mayor pulso, seriedad, disciplina y capacidad. Nació en las Islas Canarias en 1953. Formado en un hogar de extracción humilde, aún mozalbete, sus padres, deciden emigrar hacia Venezuela, estableciendo residencia en la ciudad capital y en la populosa parroquia San Juan. En 1971, ingresa primero como caballerizo y al cabo de ocho meses, producto del deseo de surgir, su obediencia, puntualidad y adaptación al ambiente del trabajo de caballeriza, se gana la confianza de su gran maestro y asciende como aprendiz en la cuadra de Millard Ziadie, a quien consideró el mejor de todos. Rápidamente se dio cuenta que había que trabajar muy fuerte, más allá del cansancio para poder llegar y muy bien asimiló todo el conocimiento que le transmitió su carismático maestro. Hizo el grado en 1976 y a las pocas semanas, consigue su primera victoria con la yegua Handen, concluyendo la temporada con 3 victorias. Los éxitos no tardaron en llegar, ascendiendo al grupo clásico desde 1979, con el crack zuliano Caletero. Aquel año, también entrenó a los rendidores Alecrim y el valiente Para Rato; que logró derrotar al campeón Negresco en la Copa Jaime Todd y luego en el clásico Jockey Club de Venezuela, al mando del campeón Tovar. 1980 año importante, ya que lo mejor de la producción de Doña “Peggy” de Azqueta, a partir de ese momento vendría con preferencia hacia la caballeriza Nº 11. Jaimiquí por Tradewood en Jacinta, desarrolló su potencial corredor como tresañero. En 1981, este desgarbado, ganó el clásico M.A.C. derrotando a Giácomo, defensor del stud Témpura, previo ganador del primero de la triple corona y compañero de cuadra. Pese a los graves problemas respiratorios de In, logra llevarlo a la victoria en los 2600 metros del clásico Batalla de Carabobo, con record vigente de 163 segundos. En 1982, asociándose dos estelares, acompaña al “monstruo” Gustavo Ávila en su última conquista clásica, sacándole partido a la inmensa rivalidad que existió entre Tovar y Valiente por aquellos días, por intermedio del outsider Penmarik, pescaron en aguas turbulentas y derrotaron a Guayacitano y Tajoreal, en el clásico CAVEPRO 1982. El popular “caimán” tiene un curioso record en las antiguas Pollas de Criadores, desde 1979 hasta 1986, ganando con Caletero, In, Giácomo, Regalazo, Bashadar, Iraquí, Troya y Refino. En 1983, reapareció el campeón de cristal: Ristre. En el Simón Bolívar, pierde el duelo por una cabeza con el poderoso Salt Lake. Daniel Pérez refiere con admiración el gran corazón del pequeño RISTRE. “..El alazán llegaba siempre maltrecho, por lo que había que “repararlo”...” El taller funcionó óptimamente, haciendo que Ristre ganará los clásicos Periodistas Hípicos y Presidente de la República en 1984 y 1985, dupla que por primera vez conseguía un criollo, que pudo haber sido inédita, pero una nariz lo separó de la victoria en 1983. El valeroso campeón, se despidió como héroe en la pista valenciana, apuntando su nombre en el historial del clásico Ciudad de Valencia. Pérez nos enfatizó con un dejo de admiración: -¡ Qué gran caballo ese Ristre.! 1985 fue un año inolvidable. Iraquí el mejor ejemplar que entrenó, logró la magna hazaña de ganar la triple corona, el tercero en hacerlo. Iraquí fue seleccionado como Campeón Tesañero y Caballo del Año. 1986 fue la temporada de su total consagración. Ganó la estadística con 128 fotografías y también la del dinero. Arrasó en los grandes eventos con el brioso VOLANTIN y con el imponente WINTON; este hijo de Transworld en Rate of Return le retribuyó su paciencia con cinco clásicos, destacando su victoria en el Gran Premio Simón Bolívar, significando la primera vez para él y para Juan Vicente Tovar, con quién formó la dupla más ganadora clásica de esa década. Al final de ese año, viaja hacia la ciudad de Tijuana, ubicada en la costa del Pacífico mejicano con el raudo Benemérito, el sexto o séptimo potro de la generación nacional, acompañante de Epic War, para la gran cita hípica del caribe. Benemérito apenas comió en los tres primeros días. El potro de la familia Lauría, pese a todo, respondió a los cuidados de su equipo y se recuperó rápidamente, quedando listo para defender la causa nativa, en la anegada pista de Agua Caliente, tras 24 horas de incesante lluvia. Daniel Pérez, le confió la monta al estelar Douglas Valiente, quien ocho meses atrás sufrió peligroso fractura de la clavícula y seleccionó tan exigente compromiso para reaparecer. Benemérito “navegó” por la pista y ganó sensacionalmente por 10 largos. Luego de tan espectacular carrera, se lanzó a la pista y poco le importó embarrar pantalones, medias y zapatos para recibir al nuevo Campeón del Caribe y a Douglas Valiente: Benemérito, empleó 109”3, record para ese momento en el historial del clásico. En 1987, Winton y Gallardete lo mantuvieron en primer plano, conquistando 5 clásicos. Juan Vicente Tovar, no pudo evitar que el manejo habilidoso del látigo por parte de Rafael Bravo Gómez, intimidara a Gallardete en la última recta del clásico A. H. P, para llegar medio largo detrás de Rayo Láser. Entonces, Tovar sugirió el uso de gríngolas y de espuelas para tratar de lograr el máximo esfuerzo del potro en el Clásico Simón Bolívar. Gallardete se transformó en esa tarde de lluvia y marcando claramente sus trancos en la arena de la última recta, buscó y desafió al devastador Aragonero. Gallardete contuvo al hijo de Gentleman’s Word, terminando con mayor fuerza y acción que Aragonero, pero al sesgar en los últimos 150 metros, a juicio de los comisarios, estrechó y cerró el paso a su rival. No valió el choque de Aragonero contra la baranda instantes antes del cuestionado “foul” ni el abandono final del cuatroañero del Sacedon y Gallardete fue bajado al segundo lugar. Decisión que suscitó una polémica que por siempre tendrá vigencia. El elitesco trainer, tuvo la oportunidad de conducir a la cima, por primera vez en su carrera a una yegua, la fabulosa Luna Pier. Esta se alzó con la doble corona de hembras 1988, los clásicos Día de la Armada, COPROCA y finalmente el Gran Premio Nacional. Paralelamente, el genioso Volantin, una vez superadas sus lesiones, retornó dominador a la pista, permitiendo, además, el lucimiento de un impetuoso aprendiz, José Leonardo Verenzuela, binomio que tuvo éxito en los clásicos Iraqui, Presidente de la República y Fuerzas Armadas. Además, el hijo de Gallardo II, respondió en la Copa de Oro y no puso reparos en la pista valenciana triunfando en el clásico “Huracán Si”. El Clásico Simón Bolívar del 88, significó el desquite y la hegemonía a la vez, cuando el importado en vientre Bolinge, defensor de los colores itálicos del San Remo, sorprendió con su triunfo con Jesús Márquez a bordo. Desquite por la bajada de Gallardete y hegemonía, ya que por tercera vez corrida, el mandamás de la cuadra once, era el más ganador del gran premio de Octubre. La última década del siglo XX, sin embargo, no resultó tan efectiva, para el protagonista de esta historia, aunque mantuvo presencia en el historial clásico de 1992, reverdeciendo laureles con ejemplares como Black Force, Manabí y Riva´s Baby. Luego surgieron el doble coronado World, propiedad del stud Yon Gry en 1993 y Money Ruler, sonoro tajo en el clásico I.N.H de 1995. Transcurrieron tres años sin otra gran conquista, hasta que Srta. Denise se impuso inesperadamente en el clásico Joaquín Crespo de 1998, precisamente el último clásico en la trayectoria del “súper campeón” Juan Vicente Tovar. El binomio Pérez-Tovar resultó el más efectivo para el entrenador de origen canario en carreras de grado, con 33 victorias de por vida. El nuevo siglo, arrancó para el disciplinado cuidador sin mayores expectativas. Desde algún tiempo atrás, se conformaba con entrenar un grupo reducido de purasangres, con preferencia de los propietarios que le brindaron la confianza a lo largo de su exitosa carrera, teniendo además, especial cuidado en admitir a algún otro, porque el respeto por el trabajo debe prevalecer por encima de todo y resulta intolerable que curiosos o advenedizos y oportunistas que quieren alardear el ser dueño de un purasangre entre sus amigos y conocidos, olviden su compromiso con la costosa manutención de un caballo de carreras, obligando al entrenador a financiar su “hobby” y alimentar su ego. En ocasiones se especuló sobre su posible alejamiento o retiro por razones de salud. Sin embargo, pudo más el amor por los caballos, el compromiso con los amigos y la ilusión por formar un nuevo campeón de las pistas, las que lo mantuvieron en escena. Vivo ejemplo de esto fue la campaña de la zaina Curruca, defensora de las sedas del Ñañaña. La valiente hija de York Minster, superó problemas en un casco, por la terquedad y la sapiencia de su cuidador que se impuso ante la opinión veterinaria, presentándola triunfadora en once Copas, un pote de criadores y en el clásico “Segula C” 2001. Llegó el año 2004, asomando interesante reto profesional para Daniel Pérez, la cercanía a las 2000 victorias de por vida. Al mismo tiempo, un portentoso potro castaño, por Slew Prince en la matrona Cloak, la misma de los clásicos Demons Cloak y Gran Abuelo, se esforzaba en cada actuación ilusionando a los factores principales del stud Guyi, el conocido litigante Luis García Montoya: Sibarita, -el potro de mirada inolvidable-, que ganó los clásicos Cría Nacional, Millard Ziadie, paso la raya adelante, en la XXV Copa de Oro, pero un vigoroso latigazo propinado por Jaramillo a la altura del hocico de Real Poet; a 150 metro del espejo, provocó un “foul flagrante”, clara interferencia del tamaño del imponente Auyantepuy, que obligó el distanciamiento. La oportunidad de un nuevo desquite y mayor gloria para Daniel Pérez, se le presentó el día 7 de noviembre, fecha del Clásico Simón Bolívar, ya que además de Real Poet, inscribieron al norteamericano Happy Trials, cuyo físico y credenciales pisteras lo asomaban como rival de consideración y Arzak, ganador de la edición previa, cuya óptima condición lo convirtió una vez más, en recio oponente. Cuatro días antes de la carrera, se creó un manto de dudas acerca de la participación de Sibarita, debido a informaciones que aseguraban una importante lesión. Estas indicaban que el ejemplar se habría tocado una de sus manos, luego del ejercicio matinal; algunos dijeron que se habría arrancado una herradura dentro del puesto. De nuevo privó la experiencia del “caimán” y Sibarita le dio su tercer Simón Bolívar. La tan ansiada victoria 2000 mil prácticamente quedó cantada desde el momento de las inscripciones y aunque del dicho al hecho hay mucho trecho, el sábado, 13 de Noviembre., Emisael Jaramillo se encargó de transitarlo con la mayor serenidad a bordo del tresañero Profiterol, convirtiéndose Daniel Pérez, en el quinto profesional en lograr esa hazaña en este país. Sorpresivamente, Daniel Pérez se nos fue, el 27 de Noviembre de 2014, cerrando una brillantísima e intachable carrera profesional, esculpida para darle forma con la intensidad precisa que enseña la experiencia y la fortaleza que aportan la crianza, el atrevimiento, el talento y la confianza depositada, en un hombre honesto y vencedo