EN MARCHA FUNDACION PADRE FABIO Por Jorge Eliécer
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EN MARCHA FUNDACION PADRE FABIO Por Jorge Eliécer
EN MARCHA FUNDACION PADRE FABIO Por Jorge Eliécer Castellanos Se inicia por estos días una cruzada prodigiosa en favor de la niñez desamparada de todo el territorio nacional, en cabeza de Fabio Estupiñan Muñoz, presbítero ejemplar que ha dedicado toda su existencia en favor de los más necesitados siguiendo la huella del patrón de la Comunidad italiana de Somasca, San Jerónimo Emiliani. La Vocación apostólica se ha unido a una gran disposición de atención a las necesidades apremiantes de los humildes. El Padre Fabio, como popularmente se le distingue, día a día, sin descanso alguno, reúne bienes, medicinas y comestibles para apoyar a quienes con hambre piden auxilio sin que aparezca ayuda del bienestar familiar ni de ninguna entidad pública. Ciertamente, el hambre no da espera y las necesidades cabalgan sobre los desnudos lomos de los desprotegidos. En Colombia, un país suramericano donde los campos se riegan con sangre mientras que en Europa se riegan con finos fertilizantes y agua tratada, se requiere el tesón y abnegación de líderes que quieran cambiar al país no con palabras sino con tozudos hechos, con férreo compromiso y excelente sentido de pertenencia. El padre Fabio ha tomado una bandera que le corresponde a dirigentes políticos y a administradores de la cosa pública, sin resquemores y con valentía y coraje pone su pecho a la brisa para ayudar a quienes se debaten entre la hambruna pavorosa y la pobreza angustiante. Nació en un paraje precioso en las estribaciones de la Serranía boyacense de Guican, y cuenta 48 años. Desde su juventud ha ejercido el liderazgo social atendiendo calamidades de niños, de niñas, de desventurados y andrajosos compatriotas que se debaten entre el vacío estómago, la piel que se revienta y los dolores intensos de la pobreza. En Colombia, un sacerdote italiano dejó huellas de gran trascendencia social. El Padre Javier De Nicoló dedicó sus años para atender directamente, en cuerpo y alma, angustias de pobres y desposeídos. Estupiñan Muñoz lo conoció y aprendió de él muchos de sus paradigmas y entrega social desinteresada Naturalmente que en Colombia Existen ejemplos anónimos de dedicación en pro del necesitado. El Padre Fabio, por ejemplo, labora 24 horas y atiende niños pobres y hambrientos en diversos sectores de la geografía nacional, primordialmente en Ciudad Bolívar en la capital de la república y en el Departamento desértico de la Guajira, zonas de estratégica necesidad. Recientemente en Riohacha, recibió para administrar un colegio con más de 1200 alumnos indígenas. Los retos que se ha impuesto son enormes, pues su visión es grande y ambiciosa y las necesidades astronómicas. Miles de niños muertos en la Guajira estrujan su corazón y quebrantan su espíritu. Parece que estos macabros episodios a nadie le dolieran, pues se siguen presentando sin que nadie acuda a aliviarlos. En un país serio la muerte de pocos niños por la miseria que encierra el abandono estatal hubiera provocado la caída de flamantes funcionarios. En Colombia nada pasa y no pasa nada. Para hacerle frente a estos desafíos sociales, el Padre Fabio desarrolla de tiempo atrás esfuerzos conjuntos con un grupo de apoyo anónimo entre los que se cuentan generales en retiro, empresarios, periodistas, y un excelso equipo de trabajo interdisciplinario y solidario que mancomunadamente articula acciones para atender a niños moribundos que deambulan por todos los sectores de la patria. Para proseguir la continuidad institucional de las labores el equipo humano que lo rodea, ideó, puso en marcha y conformó la Fundación Padre Fabio, para que este héroe anónimo de la paz siga construyendo caminos de esperanza para la población nacional más vulnerable y urgida de atención básica alimentaria y en salud. Bajo el imperativo institucional que reza “Apoyando a los más necesitados construimos paz”, la Fundación Padre Fabio ha presentado sus esquemas de trabajo en sociedad a altos dignatarios estatales y empresarios de diferente orden, en el Centro de Convenciones del Hotel Cosmos con la apertura de una aplicada, metódica, versátil e interesante conferencia del director de Deportes del Canal Caracol, Javier Hernández Bonnet, titulada: “El Trabajo en equipo, garantiza el éxito”. Muchos connacionales y aun extranjeros se unen a esta institución para comenzar la inaplazable cruzada institucional privada con el ánimo esperanzador de atender a los pobres, a sus necesidades y con el propósito de darles una mano orientadora cordial y próspera para que superen sus dificultades. La ayuda encierra asimismo finalidades integrales de superación y proyectos de objetivos comunitarios. Se supera el hambre y se da inicio a albores de camino esperanzador mediante capacitación y orientación educativa y social. En todo el territorio nacional pululan ejemplos de liderazgo social que sobreabundan en las brumas del anonimato. El modelo institucional que está rodeando al Padre Fabio Estupiñan Muñoz dará pautas interesantes para construir la patria del posconflicto, pues su único interés no es el reconocimiento, la fama ni el poder, -propio de nuestros dirigentes-, sino más bien alimentar la esperanza con trabajo social propositivo coherente e integral. Quien dijo: ¿Que en Colombia no hay premios nobel de la paz?. Claro que si hay y hay muchos. Hay que buscarlos en el fango de la pobreza, en los círculos de los menesterosos mas no en los canapés del heliotropaje nacional.