02- Segundo Capitulo - borrador
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SEGUNDO CAPÍTULO: “La Teoría Institucional Original (AIAR) en el Mercado Laboral: ¿Hacia una ciencia económica evolutiva?”1 Rosmery Suárez P.2 Introducción La escuela de pensamiento predominante en la academia económica, tiene como axioma principal ver el mercado laboral de forma similar al mercado de mercancías. Al ser así, sus características esenciales no serían muy diferentes a las de otro mercado –bien podría tratarse de un vegetal3-, y podría ser analizado bajo la teoría microeconómica de oferta y demanda, e incluso bajo sus “leyes naturales”: ley de oferta y ley de demanda. Otras visiones de Economía Laboral son vistas como falta de teoría y laxas en formalización matemática. Algunos economistas como James K. Galbraith (1997) y Robert Kuttner (1997, 68-109) han presentado visiones contrarias a ver al trabajo simplemente como otra mercancía. Sin embargo, la cosificación del trabajo es resultado de un proceso histórico específico. Como señala Karl Polayni: “el trabajo es sólo otro nombre para una actividad humana que va unida a la vida misma, la que a su vez no se produce para la venta sino por razones enteramente diferentes; ni puede separarse esa actividad del resto de la vida, almacenarse o movilizarse” (Polayni 1944, p. 123). “Separar al trabajo de otras actividades de la vida y anclarle en las leyes del mercado es aniquilar toda forma orgánica de existencia y remplazarla por un diferente tipo de organización, una atomista e individualista” (Polayni 1944, 163). Por esta razón, Polayni considera el trabajo como una mercancía ficticia necesaria para el surgimiento del capitalismo como sistema social (Polayni 1944, 68-76). Si bien, Polayni (1944) retrababa en su obra La Gran Transformación que el mercado laboral es un mercado ficticio, y que rompe con la esencia del hombre; también otros autores como Marx, o incluso más radicales como Herbert Marcuse, representaban el trabajo como degradador del 1 Este trabajo hace parte de la investigación “Evolución, Aprendizaje y Selección del Sistema Laboral Colombiano: Modelo basado en Algoritmo Genético”, con el financiamiento de COLCIENCIAS. Las opiniones contenidas en este documento son responsabilidad exclusiva del autor y no comprometen a Colciencias, ni a la Universidad del Norte ni a sus directivas. Este documento es un borrador, citar o reproducir sólo con autorización del autor. 2 Administradora de Empresas y Economista de la Universidad del Norte. Becaria del Doctorado en Ciencias Sociales por esta misma universidad y por COLCIENCIAS. Actualmente, docente catedrática del Departamento de Economía-Instituto de Estudios Económicos del Caribe, Universidad del Norte y docente de Economía de la Corporación Universitaria de la Costa (CUC). [email protected] 3 El trabajo hace referencia al artículo “ How is Labor Distinct from Broccoli? Some Unique Characteristics of Labor and Their Importance for Economic Analysis and Policy” de Robert Prasch (2004). - 1- hombre; le enferma, le corroe y le convierte en un monstruo, y aún así la sociedad no se escandaliza. "El sistema social que crece y cuya riqueza depende de la degradación del ser humano. El valor añadido del que el capitalista se apropia es el tiempo que quita a los trabajadores, tiempo quitado a su vida, y esta alienación del tiempo de la vida reproduce a su vez la existencia humana a servidumbre” (Marcuse, 1972). Con una visión menos negativa del trabajo, Veblen lo ve como parte esencial de la vida del hombre, y cuando prevalece el instinto del trabajo eficaz este no se hastía de él porque no busca sólo lucrarse, obtener ganancia, o reconocimiento, o status, sino que se satisface en el mismo placer de hacer un trabajo bien hecho. Veblen (1898) critica la visión de la economía que ve el trabajo como “fastidioso”, o la aversión al hombre por el trabajo. Veblen (1898) cree que mientras no exista sobreexplotación, o acoso, el trabajo es la forma en que el hombre se hace merecedor de la posición de señor de la creación. Todo hombre busca un propósito para su vida, y en las pocas excepciones en quienes no tienen propósito son consideradas como “sujetos defectuosos”. “A ellos les gusta ver que los demás pasen toda su vida tras un propósito, y les gusta reflejar que su propia vida es útil de alguna forma. Todos los hombres tienen este sentido casi estético del mérito económico o industrial, y esta sensación de inutilidad y de ineficiencia son de mal gusto. En su expresión positiva es un impulso o instinto de trabajo eficaz; negativamente se expresa en la desaprobación del desperdicio” Veblen (1898). “la finalidad inmediata de todas las mejoras laborales ha sido el mejor desempeño de una tarea esmerada. Necesariamente este trabajo, procedió sobre la base de un interés de apreciar el trabajo por hacer, porque no hay otro fundamento sobre el que para obtener algo mejor que el rendimiento sin rumbo de una tarea. Y necesariamente también, la disciplina en el trabajo ha actuado para desarrollar una actitud esmerada. No servirá de nada decir que el trabajo realizado se debe enteramente a la obligación en un régimen depredador, ya que los avances más notables se han forjado donde la explotación pecuniaria/competitiva se dio en menor grado” Veblen (1898). Para Veblen (1898), el trabajo se hace indecoroso cuando hay excedentes, y estos sólo pueden darse luego del trabajo eficaz. Si bien la subsistencia a través de la depredación sólo es posible cuando hay un cumulo de riqueza para depredarla. Ahora bien, el surgimiento de la clase ociosa, es posible dados los excedentes. “El tedio al trabajo es un hecho espiritual, reside en la indignidad de la cosa” Veblen (1898), y es el remanente cultural de que el trabajo debe ser dejado a la clase inferior, llegando incluso a tratarse de castas y tabús. ¿Por qué el trabajo no es una mercancía? El trabajo tiene características únicas que no permiten compararle con el mercado de los brócolis, o de los zapatos deportivos. Su diferencia substancial es que el trabajo es humano y por esta razón difiere éticamente a un par de zapatos o un plato de ensalada. Al tratarse al trabajo como una mercancía para la venta se modifica fundamentalmente el proceso de mercado: (1) El trabajo no - 2- puede separarse de su proveedor, (2) el trabajo no se puede almacenar, (3) el trabajo tiene la cualidad de auto-consciencia (Prasch, 2004). 1) El Trabajo no puede separarse de su proveedor. El trabajador debe estar presente para el ejercicio de su labor, ello tiene fuertes implicaciones en las empresas, dado que cualquier decisión que afecte la seguridad y salud de su fuerza de trabajo, tendrá repercusiones incluso una vez haya terminado el contrato o la tarea que realizaba, sean éticas o legales, especialmente si el país donde está ubicada la empresa se preocupa por los derechos humanos (Commons y Andrews 1916, 1-34; Commons 1924, 283-312). El problema con la globalización, es que las empresas busquen instalarse en países con altos niveles de pobreza, donde los derechos laborales, ambientales y civiles pasen a un segundo plano4. Al ser los trabajadores votantes en un sistema democrático, son preocupación del Estado. John Commons cree que el Estado es un tercero en cada contrato laboral. Por eso no es una sorpresa que el primer ejemplo de intervención del Estado en la economía de mercado, sea la regulación de las condiciones laborales y del contrato de trabajo5 (Commons y Andrews 1916). Si comparamos el trabajo con un brócoli, quien le compra tiene derecho exclusivo de su disposición. Quien compra el brócoli puede comerlo, meterlo en el refrigerador, darlo como regalo a un amigo, sin violar los derechos del brócoli o de sus antiguos dueños. Los estatutos modernos no permiten esa clase de “libertad” cuando el trabajo es comprado. El trabajo, pero no el trabajador, puede ser comprado por un corto período de tiempo. Las opciones que tiene el comprador son reducidas en comparación con el brócoli, y la extensión de los derechos del comprador tendrían restricciones como sanciones morales, entidades laborales estatales, leyes a favor de trabajadores, organismos internacionales de derechos humanos, salud laboral, indemnizaciones6, incluso leyes penales. El sistema legal, igual que la mayoría de las personas no podrían ver al trabajo como cualquier mercancía (Prasch, 2004). 2) El trabajo no puede ser almacenado. 4 Eso sin contar la impunidad judicial, corrupción, y un aparato judicial débil. En Estados Unidos, la Ley de Seguridad y Salud Ocupacional de 1970 (Ley OSH) se aprobó para evitar que los empleados resultaran muertos o gravemente lesionados en el trabajo. Mediante esta ley se creó la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), que establece y hace cumplir las normas protectoras de la seguridad y la salud en el lugar de trabajo. OSHA también brinda información, capacitación y asistencia a los empleadores y los empleados. Bajo la ley, empleadores tienen la responsabilidad de proveer un lugar de trabajo seguro. http://www.osha.gov/as/opa/spanish/index.html (Ultima Revisión 15/12/2011). En Colombia, la ley Ley 1295 de 1994 crea un Consejo Nacional de Riesgos Profesionales, como parte del Ministerio de Protección Social. http://www.minproteccionsocial.gov.co/Documentos%20y%20Publicaciones/PLAN%20NACIONAL%20DE %20SALUD%20OCUPACIONAL.pdf (Ultima Revisión 15/12/2011). 6 De acuerdo a los neoclásicos, el Estado no debería pagar indemnizaciones por enfermedad o peligros en el área de trabajo, dado que su salario, por ser un trabajo de riesgo, incluiría ese cargo, y sería como contabilizarlo doble. El trabajador sabe el riesgo que corre antes de iniciar su labor. Por suerte, dichos supuestos no son tomados en serio, y hoy existe gran variedad de políticas de seguridad y salud ocupacional. 5 - 3- La economía neoclásica asume que el mercado de trabajo debe ser flexible y libre para que ocurra el intercambio exitoso de trabajo por un precio, sin importar lo bajo que sea. Mandeville creía que la pobreza era necesaria para hacer el trabajo sucio, e incluso era partidario de los salarios bajos7. El afirmaba que no se debía dar educación a los pobres porque los llevaría a rehusarse a hacer tareas propias de su clase, cambiaría sus costumbres y los haría perezosos. “La Fábula de las Abejas” de Mandeville, es una antesala a la microeconomía neoclásica. Era necesario mantener a la gente dentro de cierto límite de necesidad para que no cayera en la pereza y el vicio, de ahí la importancia que dieron al comportamiento individual del trabajador en su respuesta el estímulo salarial. Un sueldo “alto” desincentivaba más que estimulaba al trabajador en su tarea, lo que en el año 1939 Hicks explicaría como el efecto renta y efecto sustitución trabajo/ocio. Lo que corroboraría, John Bates Clark: si el trabajador padecía hambre, muy seguramente le pagarían muy poco y por debajo de la productividad marginal (Clark, 1913, 292). “Nadie deberá dejar un trabajo desagradable a menos que sea completamente necesario...Abundante trabajo duro y sucio tiene que ser realizado...La riqueza nacional no consiste en dinero, pero sí en una multitud de pobres laboriosos. Los pobres tienen que adaptarse a la tarea que se les encomienda...Las escuelas de caridad que educan a los chicos por encima de su posición, les conduce a esperar comodidades que no tendrían y a aborrecer ocupaciones que tendrían que asumir. Son por tanto perjudiciales para la felicidad y utilidad futura de los colegiales”. (Mandeville, 1988[1705, 1714 y 1723]: lxix y lxx). Como uno de los principales proponentes neoclásicos, Marshall creía en la autorregulación del mercado laboral: “La demanda y la oferta ejercen influencias coordinadas sobre los salarios; ninguna de ellas puede aspirar al predominio, como no puede pretenderlo ninguna de las dos ramas de unas tijeras o un pilar de una bóveda. Los salarios tienden a igualarse con el producto neto del trabajo; su productividad marginal determina su precio de demanda, y por otra parte, tienden a guardar una íntima relación, aunque indirecta e intrincada, con el coste de manutención, de enseñanzas y de conservación de energías de un trabajador eficiente. Los diversos elementos del problema se determinan recíprocamente, en el sentido de su regulación, y de un modo incidental esto asegura que el precio de oferta tiende a igualarse con el precio de demanda: los salarios no están regidos por el precio de demanda ni por el precio de oferta, sino por todo el conjunto de causas que rigen la oferta y la demanda. (Marshall, 1948[1920]: 438) A Fleeming Jerkin, también teórico neoclásico, debemos la primera representación del mercado laboral8, igual que en el mercado de bienes las curvas representaban las cantidades que estaban 7 En cambio para Adam Smith, así como para Henry Ford, los salarios “altos” estimularían la productividad: “Una retribución generosa del trabajo estimula la reproducción e incrementa la laboriosidad de la gente del pueblo...Por tanto, allí donde los salarios sean altos encontraremos trabajadores más activos, diligentes y eficaces que donde sean bajos...” (Smith, 1988|776]:165). 8 Falsamente atribuida a Marshall. En 1870 es publicada la tesis de Jerkin: “Representación gráfica de las leyes de oferta y demanda y su aplicación al trabajo”. - 4- dispuestos a comprar y a vender respectivamente oferentes y demandantes para cada precio. El equilibrio quedaba definido teóricamente cuando las curvas se cortaban. Ahora bien, en el mercado convencional de bienes, si a un individuo le parece muy bajo el precio de mercado, y no lo acepta, tendría la opción de consumirlo el bien o de almacenarlo a un bajo costo, lo cual es implícito detrás del supuesto de “libre entrada y salida” de la misma doctrina neoclásica (Prash, 1995). Pero, de acuerdo a los institucionalistas originales, como Prash, ello no aplica para el trabajo, este no puede ser almacenado por el trabajador. Un día de trabajo perdido no puede ser recuperado, porque queda en el pasado. En cambio, una alcachofa, aunque perecedera, puede ser almacenada por un periodo de tiempo (14 a 21 días9), o incluso su dueño puede optar por refrigerarle para conservarlo por más tiempo, mientras es comercializado. Además los trabajadores tienen necesidades que satisfacer, lo cual es de carácter más urgente que los deseos o gustos. Para garantizar su supervivencia necesita comida, bebida, ropa y albergue. Entre más complejo sea el sistema social, incluso necesitará más que sólo eso, dado que el individuo participa dentro de la sociedad y debe garantizar su permanencia en ella, como condiciones mínimas de aseo hasta acceso a internet (Prasch, 2004). Si no se obtienen estas necesidades especificas para mantener el estatus e incluso las relaciones con otros seres humanos, el castigo no sólo será perder un nivel deseado de felicidad o realización personal, sino la imposibilidad de interactuar económica y socialmente; las personas deben cumplir con unas normas culturales de consumo para cumplir con los estándares de su trabajo o entorno social. Los economistas neoclásicos (como Hicks, Jerkin, Marshall o Jevons) se equivocan al pensar que al satisfacer necesidades se incrementa la utilidad. Las necesidades deben suplirse para mantenernos en el nivel anterior de satisfacción, dado que de no ser así, se deteriora nuestra salud, bienestar y capacidad económica (Prasch, 2004). Para Marx, el mercado de trabajo era una consecuencia de la imperfección de la economía de mercado. En el capitalismo el desempleo no era una aberración sino una parte necesaria de sus mecanismos. “Pero si una sobrepoblación obrera es el producto necesario de la acumulación o del desarrollo de la riqueza sobre la base capitalista, esta sobrepoblación se convierte, a su vez, en palanca de la acumulación capitalista de producción. Constituye el ejército industrial de reserva a disposición del capital, que le pertenece a éste tan absolutamente como si lo hubiera criado a sus expensas. Esa sobrepoblación crea, para las variables necesidades de valorización del capital, el material humano explotable y siempre disponible, independientemente de los límites del aumento real experimentado por la población”. (Marx, 1984 [1867]: 786 y 787) Pero si existe desempleo, y los trabajadores no logran intercambiar su trabajo por salario para cubrir sus necesidades, ello le implicaría deterioro físico y mental; se degeneraría su habilidad, tanto en salud como en carácter por lo que de desmoralizaría (Webb and Webb, 1911). Como señala, Marx, en Das Kapital, los trabajadores no pueden vender nada distinto a su fuerza de trabajo: 9 El tiempo de almacenamiento de la alcachofa fue http://www.fao.org/DOCREP/006/Y4893S/y4893s06.htm (Ultima Revisión 15/12/2011). - 5- tomado de: “Para poder vender mercancías distintas de su fuerza de trabajo, el hombre necesita poseer, evidentemente, medios de producción, materias primas, instrumentos de trabajo, etc. No puede hacer botas sin cuero. Además, necesita medios de vida. Nadie, por muy optimista que sea, puede vivir de los productos del porvenir, ni por tanto de valores de uso aún no producidos por completo, y, desde el día en que pisa la escena de la tierra, el hombre consume antes de poder producir y mientras produce” (Marx 1867, p. 272). Por su parte, el empleador si no logra cubrir la demanda de trabajadores, puede vender los activos de la empresa, la empresa misma y luego vender su trabajo. Veblen (1923) incluso señala que el dueño y el trabajo pasaron de una relación personal de trabajo eficaz a una relación impersonal donde “la propiedad absentista” (absentee ownership) sólo está preocupada por sus fondos de inversión (Veblen, 1923 p. 59). El trabajador al no poder almacenar su trabajo, y al enfrentarse a necesidades que son apremiantes, deben aceptar ofertas del tipo “tomalo o dejalo”, por lo que no tienen poder de negociación, en el regateo que implicaría un mercado convencional, por lo que se reduce la oportunidad de obtener el valor de su trabajo. Clark señalaba que los trabajadores debían retener su trabajo para poder tener una voz efectiva en el precio que recibirían (Clark, 1902). Sus planteamientos influenciaron a Franklin Delano Roosevelt: “Tenemos que ser claros en el hecho de que la libertad individual no existe mientras no haya seguridad económica e independencia. Los hombres necesitados no son hombres libres. Las personas cuando tienen hambre, las personas sin empleo, son las que permiten las dictaduras”. (Roosevelt 1995, 87). 3) El trabajo tiene la cualidad de auto-consciencia. La tercera característica que señala (Prasch, 2004) ha sido relegada en la economía a un simple intercambio entre trabajo y ocio como suficiente para determinar la decisión de la oferta laboral. Los neoclásicos postulan que los individuos sacrifican su tiempo de ocio a cambio de mayores ingresos. Sin embargo, el empleo no es una herramienta que pueda usarse, o no, a discreción del comprador. Incluso en las teorías administrativas en recursos humanos, es claro que no basta la compensación monetaria, también cuentan factores como el buen trato, condiciones laborales adecuadas10, que influyen en la lealtad del empleado y su propio esfuerzo. La capacidad humana de reflexión, tanto en sus hábitos y propensiones mentales, le permite considerar y juzgar el empleo que se le ofrece. Esta capacidad determina el cómo o incluso si continuará trabajando en un trabajo o lugar. Eso no aplicaría para una mercancía comerciable como la zanahoria, esta no saldría furiosa del plato de ensalada al ser tratada injustamente, si se sentiría menospreciada si es obsequiada a otros. Como Alfred Eichner (1985) explica: “A un barril de petróleo le es indiferente si se usa para calentar la casa de Dios, o a un burdel”. 10 En una entrevista realizada a un gerente de recursos humanos, de una empresa de lubricantes, ubicada en Bucaramanga. Esta afirmaba que a los trabajadores, de dicha empresa, no hacía falta darles mayores compensaciones salariales, que valoraban más que recordarán su cumpleaños, o que les dieran un detalle de navidad para sus hijos, o un simple cuaderno para iniciar el año escolar. Lo anterior va en contra de cualquier objetivo maximizador de ganancia, pero no en contra de la naturaleza humana, como animal social. - 6- En general, los economistas de la escuela principal creen que los individuos maximizan de acuerdo a un mapa de utilidad, pero entonces las personas no realizarían trabajos riesgosos o tomarían decisiones costosas porque es lo “que está bien hacer”. Veblen (1898) explica que los instintos depredatorios como la deportividad (sportmanship), llevan a los individuos a sacrificar su vida en la guerra, por el honor o patriotismo. Ello sin duda está limitado por el cumulo de creencias de la misma sociedad que afectan las propensiones mentales, hábitos y rutinas de los individuos. Estarán abiertos a realizar las tareas que la sociedad reconoce como dignos, y descartará aquellas que le sean indignos. Ahora bien, puede que la sociedad de valor al esfuerzo útil, en una sociedad de instinto de trabajo eficaz, o por el contrario valore las proezas y hazañas que no son provechosas, como la guerra o los deportes, y el desprecio al trabajo manual como en la sociedad pecuniaria Veblen. Salarios altos, alta productividad La continua discusión académica y de política pública acerca de los salarios, es la falta de flexibilidad que impide la competitividad, con base en supuesto de sentido común. Sin embargo, sólo se basa en el estudio de una única empresa, que ve al salario como costo de producción, pero no se tiene en cuenta que el salario es la fuente principal de ingreso disponible y por tanto, ineludiblemente parte del gasto de los hogares. Por lo cual, el costo salarial de unas empresas será el ingreso para otras. Si las empresas contratan personal necesariamente cuando aumentan sus ventas, entonces los salarios altos en una economía en un periodo t, ayudarían no sólo a incrementar la demanda agregada, sino la misma contratación de personal en un período t+1. Además, la mejora en los salarios y las buenas condiciones en el lugar de trabajo incentivan la productividad, y reducen los costos asociados a la rotación de personal (Akerlof 1982). Grafica No. 1. Razones para la contratación de nuevo personal Razones para la contratación de nuevo personal Otro Cambios en legislación laboral que permiten la flexibilización laboral (Ahorros en costos laborales - horas extras, despido sin justa … 10% 0% Compra de nueva maquinaria, equipos o software Reducción impuestos 5% 0% ISO 9000 o mejoramiento procesos de la empresa 7% Incremento de las ventas Nuevos mercados nacionales Exportación (otros países) nuevos mercados Crecimiento de la empresa (abrir un local, planta, etc) 57% 7% 5% 10% Fuente: Elaboración propia - 7- Como muestra la Grafica No. 1, realizada a 29 empresas en Colombia, la mayor razón por la cual los empresarios encuestados deciden contratar más personal es el incremento de las ventas11. Grafica No. 2. Contratación nuevo personal en las empresas encuestadas en caso baje el salario mínimo o desaparezca En el caso hipótetico baje el salario mínimo o desaparezca, el gerente Contrata más personal 7% Contrata de acuerdo a sus necesidades, no porque cambie el salario mínimo 93% Fuente: Elaboración propia El gran temor de los economistas neoclásicos - como Alan Greenspan, que ajusto la tasa de interés a corto término en un esfuerzo de recortar incrementos en la compensación de trabajadores, o Salomón Kalmanovitzs12, que propone en Colombia la eliminación del salario mínimo-, es que al subir los salarios se genere mayor inflación. Por lo cual, su preocupación es acercar a la compensación laboral a niveles ínfimos con tal de llegar a un místico “estado natural” (Galbraith, 1998, 171-82). Por ello, están en contra del salario mínimo, lo cual tiene sin importancia a los propios empresarios. Como muestra la Grafica No. 2, las cifras de desempleo no descenderán al bajar los salarios (para el caso de las empresas encuestadas), pero sí tendría fuertes implicaciones en el bienestar de la sociedad. Como afirmaba Adam Smith: "Ninguna sociedad puede florecer y sentirse feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables. Por otra parte es una cuestión de equidad que aquellos que producen el alimento, los vestidos y las habitaciones para toda la sociedad se beneficien con una parte de lo que su trabajo produce que les alcance para comer, vestirse y alojarse con dignidad” (Smith, 1776, 88). Nuevas recetas a la Economía Laboral La Economía Institucional Original tenía una fuerte influencia en la academia de economía laboral hasta finales de los años sesenta13. Si bien su pensamiento ha sido relegado, parte de él prevaleció 11 Lo que se muestra es parte de un trabajo preliminar del autor, con base a encuestas realizadas en el año 2011 a empresarios (gerentes) en las ciudades de Bogotá, Cali, Medellín y Bucaramanga. 12 Para mayor información acerca de los postulados de Kalmanovitz sobre el salario mínimo, léase: http://www.salomonkalmanovitz.com/El-salario-minimo-kalmanovitz.html (Ultima Revisión 15/12/2011). 13 Aunque algunos autores afirman que sólo hasta los años cincuenta. - 8- no llamándose así misma institucionalista pero conservando sus criterios axiológicos. La economía institucionalista alejada de la academia prevaleció tras las bambalinas de Ongs, entidades públicas, y en otras áreas cómo la sociología y el derecho. Los cuáles son básicamente los siguientes, de acuerdo a Champlin y Knoedler (2004): • • • • La economía de cualquier sociedad dependerá de su legado cultural e histórico. Las reglas laborales del comportamiento económico son culturales, legales y sociales y no leyes naturales universales. Los mercados son arreglos culturales y legales frecuentemente caracterizados por relaciones de conflicto, poder e inequidad. El gobierno es parte integral de la economía, y una política económica adecuada es importante para asegurar que la economía trabaje en el interés de todos los miembros de la sociedad. Se trata de una diferencia fundamental entre la actual teoría predominante neoclásica y el institucionalismo original. El tiempo y el espacio dejan de ser importantes si se buscan teorías universales igual que las leyes naturales de la física, obviamente puede tildarse de falta de teoría a la escuela institucionalista cuando la cultura y la historia importan porque ontológicamente no se es capaz de crear leyes generales; si ese es el único criterio epistemológico que se toma para hacer abstracciones teóricas. Ahora bien la escuela institucionalista si es capaz de desarrollar teorías, pero de lo que no es capaz es de suponer que la economía de China 3000 A.C pueda compararse con la China actual, o que la economía chilena pueda compararse con la colombiana, o que incluso la industria petroquímica pueda compararse con las manufacturas de confecciones y de cuero. El tiempo y el espacio importan como la cultura y la historia, por ello no son sólo restricciones exógenas o externas, son parte esencial del análisis económico. Para la economía neoclásica deductiva, en cambio, las diferencias entre países, industrias, y periodos históricos de tiempo son factores importantes en resultados específicos, pero mantienen sus principios intactos, y creen que los institucionalistas están demasiado preocupados en los detalles históricos. Por su parte, los neoinstitucionalistas, aunque tienen en cuenta la cultura y la historia, las niegan al explicarlas desde una visión reduccionista de la economía de la transacción conservando postulados axiomáticos que comparten con la escuela neoclásica con sutiles modificaciones. Es así como los trabajos de Paul Salay para explicar las transacciones de mercado de la Antigua Grecia, no distan teóricamente de estudiar a los Estados Unidos en los años veinte14. “Si nuestros observadores son historiadores que miran eras atrás diferentes a las de ahora, seguramente dudarán algunas veces de los trabajos empíricos de economía, los cuales hacen observaciones del mundo contemporáneo y las aplican al pasado” Salay (2008). Pero los historiadores tienen razón de dudar de esos estudios, así como los institucionalistas originales creen que el acercamiento a la economía laboral, no puede ser una creación de leyes naturales inmutables, porque la cultura y la historia importan, e incluso la misma ciencia es afectada 14 Vease los trabajos de Salay, Paul W. (April 2008): “Oiled up: Networks of Exchange in the Ancient Mediterranean Olive Oil Trade”; o los de Bertram Schefold: The Applicability of Modern Economics to Forms of Capitalism in Antiquity: Some Theoretical Considerations and Textual Evidence. The Journal of Economic Asymmetries. Vol. 8 No. 1, 2011. - 9- por ese camino histórico. Como menciona Veblen, la clase ociosa sólo surge cuando se dan excedentes, en la transición del salvajismo a la barbarie. De la misma forma, la ciencia es a su vez producto de la historia, el individualismo metodológico en el plano de la ciencia que recalca el papel del interés propio, sólo es posible, en sociedades que alcanzan cierto nivel de excedente; se puede pensar sólo en el interés propio y se es pecuniario y depredador, cuando ya no es necesario cazar en comunidad para garantizar la supervivencia de la especie. Sin embargo, no existe armonía sino conflicto, relaciones de poder e inequidad en el capitalismo. Como afirma Polayni, la autorregulación de los mercados es utópica, y su mejor remedio, o dicha respuesta a la gran transformación del sistema societal, para bien de la especie lo propone uno de los primeros institucionalistas originales John Commons, quien trabajo por el Estado de Bienestar, y podría decirse que él fue el origen intelectual del New Deal, de la legislación laboral y de la seguridad social. Commons encontró que mercados no regulados pueden ser una amenaza para los trabajadores desde salarios bajos hasta condiciones precarias, insalubres o de explotación laboral (“sweating”). Su solución es la búsqueda de adecuados diseños institucionales que permitan la acción colectiva de la clase trabajadora, y el rol del gobierno debe ser garantizar el estándar de vida de las condiciones laborales en la industria. De acuerdo a Commons, las empresas con activos intangibles ayudan a su fuerza laboral a poseer sus propios activos intangibles. Entre los activos intangibles se encuentran: “saber cómo” (“know how”), que es la experiencia de la empresa en un mercado, o conocimientos preexistentes, las patentes, los derechos de autor y las marcas registradas. Según Commons, no se debe limitar los activos intangibles de las industrias, sino permitirlos. Para estar en la capacidad de negociar, se debe tener con que negociar, y el esfuerzo humano y conocimiento que es parte del “goodwill”, al ser valorado legalmente, le da mayor valor al trabajador a la hora de negociar. Para los institucionalistas originales, el papel del Estado es crucial y no puede ser tomado a la ligera. John Maurice Clark (1969), otro importante exponente de la escuela institucionalista original afirmó: “Suponga que un trabajador ara los campos y no encuentra una oferta de salario satisfactorio dado el arduo trabajo que implica. El será “obligado” a aceptar menos, pero no existe una coacción a tal acto. Puede que el ultimo empleador lo despida, o que el control del mercado general de empleadores, o las costumbres o hábitos en los negocios, o de las impersonales e inmutables leyes de oferta y demanda. Pero la sociedad debe hacerse responsable de las coacciones de la oferta y demanda, y usar su poder para aliviarlas. Esta maquinaria impersonal de la industria privada evidentemente tiene sanciones más perjudiciales que una sentencia a la cárcel. La sentencia de ir a la cárcel, es coerción pero sólo proviene del Estado (este tiene el monopolio de la justicia), pero ser despedido es sólo un incidente de la libre negociación de mercado. La diferencia no está en el peso de la pena, sino en el hecho que llevar un hombre a la cárcel es un hecho positivo, mientras que dejarlo vagar por las calles en busca de trabajo es un acto negativo del que nadie quiere hacerse responsable” (Clark 1969, 6). Conclusiones - 10- Por lo tanto, al final, ¿cómo vamos a entender el término mercado laboral? Como se ha señalado en este documento, el papel del trabajo en la sociedad, como parte de la vida del ser humano, no puede pensarse dentro de la teoría ortodoxa, sólo preocupada en controlar las rigideces en los salarios como Fabiani, Kwapil, Rõõm, Galuscak, y Lamo (2010), y Babecký, Du Caju, Kosma, Lawless, Messina y Tairi Rõõm (2009). Hasta que la economía se sacuda, o incluso se dé una revolución de la ciencia económica, el verdadero conocimiento en Economía Laboral será limitado, con devastadores resultados en política pública y en el desarrollo institucional de los países, agudizando problemas como inequidad y pobreza. La búsqueda de la flexibilización del mercado laboral (en especial al salario real), y la mínima intervención estatal es nefasta si se entiende al equilibrio como mito. El presente artículo tuvo como objetivo subrayar la importancia, en la actualidad, de la Escuela Institucionalista Original. Los planteamientos de John R. Commons, Thorstein Veblen, y John Maurice Clark, tienen fuertes planteamientos teóricos que permiten entender a la Economía Laboral, como ésta es realmente desde las leyes, la cultura, las instituciones, las propensiones, hábitos y rutinas de los actores que toman las decisiones. Nuevos institucionalistas como Robert Prash, son relevantes para aclarar, por ejemplo, porque el trabajo no es, ni puede ser analizado como una mercancía convencional. Pareciera que el Institucionalismo Original sólo fuera critico a la corriente principal, sin embargo sus teorías han dejado huellas indelebles que incluso los neoinstitucionalistas, también de la ortodoxia, sin notarlo han tomado como referente. Por ejemplo, los costos de transacción de Coase son resultado de los planteamientos de Commons, e incluso Williansom siguiendo a Coase y a Simon, guarda similitudes con Commons (Kaufman, 2004). La comprensión de la Economía Laboral Institucional cobra importancia en la existencia misma de las normas laborales lo que parece apuntar a un mayor conocimiento de los mercados de trabajo que la que surge de la mano invisible de los modelos de oferta y demanda. Además, el período actual es testigo de un notable número de cambios en la forma de organizar el trabajo en las empresas. Entender lo que está impulsando estas transformaciones es central en la academia, y esto a su vez, reafirma el valor que el punto de vista Institucional Original puede ofrecer (Osterman, 2011). Referencias Akerlof, George. 1982. "Labor Contracts as Partial Gift Exchange." Quarterly Journal of Economics. 97: 543-569. Babecký, Jan Philip Du Caju, Theodora Kosma, Martina Lawless, Julián Messina and Tairi Rõõm, 2009, “Downward Nominal and Real Wage Rigidity: Survey Evidence from European Firms,” ECB Working Paper No. 1105, November 2009. Champlin, Dell, and Janet Knoedler. 2004. 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