PRESENTACIÓN DE "CIRCUNSTANCIAS PERSONALES" (ExLibris

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PRESENTACIÓN DE "CIRCUNSTANCIAS PERSONALES" (ExLibris
PRESENTACIÓN
DE "CIRCUNSTANCIAS
PERSONALES"
(ExLibris Ediciones)
BILBAO, 11 DE DICIEMBRE
DE 2009
Hace unos días tropecé con un proverbio chino, que es como tropezar con
adoquín redondeado y brillante sobre el que han circulado varios milenios de historia.
Dice así: "No rompas el silencio si no puedes mejorarlo". Me hizo pensar sobre nuestra
sociedad mal llamada "de la comunicación" cuando debería llamarse "del perpetuo
ruido". Y, también, sobre lo que me parece uno de los retos de esta sociedad, o al menos
de esa parte de ella que de forma más bien eufemística llamamos el "mundo de la
cultura", a saber: cómo comunicar y ser escuchado, sin aumentar la estridencia que nos
rodea.
Dicho de otro modo: ¿es posible hacer de la reflexión, del silencio, un elemento
de comunicación? ¿Puede el no decir funcionar como un refuerzo de lo comunicado? .
¿Tiene sentido que los escritores sean una y otra vez obligados a "presentar" sus obras,
a formar parte de un carrusel de actos, ferias, exposiciones y cócteles, donde lo que
prima es el ver y dejarse ver, el chismorreo barato, la anécdota, el chiste rápido?
El silencio ha jugado un papel trascendental en la música desde sus orígenes. Y
su equivalente, el vacío, lo ha jugado en la pintura y en la escultura por lo menos desde
principios del siglo XX. ¿Puedeel silencio jugar un papel similar en la literatura cuando
esta se basa precisamente en comunicar mediante esos sonidos articulados que
llamamos palabras?
Los poetas han sido, quizá los primeros escritores en enfrentarse a este reto, no
solamente desde el punto de interpretativo (con las pausas y los énfasis en la
declamación) sino también gráfico, modulando los llenos y los blancos de cada página,
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o combinando textos e imágenes en composiciones que rompen las barreras entre lo
textual y lo gráfico, y transforman el poema en objeto de representaciónademásde en
transmisor de significados. O mejor dicho, en composiciones donde es en la interacción
entre representación y texto donde reside el significado.
Por desgracia el alcance de la poesía se ha ido restringiendo cada vez más. y la
que, de tarde en tarde, formando parte de una operación editorial más o menos
subvencionada, logra llegar al gran público, sigue anclada en formatos más bien
tradicionales.
Por lo visto para "llegar" con la prosa, para vender relatos o novelas hay que
armar ruido. y a poder ser, armarIo antes de que se publiquen. Tal como se ha ido
configurando, el mercado del arte funciona hoy día con una regla básica: "Primero hazte
famoso y publica luego lo que quieras" me dijo un conocido editor cuando hace siete
años, recién regresado de América, le llevé "Dicen que recordar", mi primera colección
de relatos. De donde se sigue una consecuencia inevitable: la preeminencia del autor.
sobre la obra.
Las editoriales "venden" autores como si fueran marcas de coches, de relojes o
de electrodomésticos. Como si un mismo autor no pudiera escribir obras buenas, malas
y regulares. Como si un acierto ocasional, un hallazgo afortunado, tuvieran que repetirse
siempre y en un mercado dominado por las marcas, el nombre -la
marca -fuera
garantía de calidad.
No por casualidad tras los poetas han sido los escritores de relatos quienes se
han planteado el no-decir como un elemento fundamental de su arte narrativo. Quien
tenga interés puede consultar el pequeño ensayo "Variaciones sobre el cuento" con que
Andrés N eumann cierra su libro "El último minuto" para comprender hasta qué punto el
minimalismo expresivo, la elipsis, la omisión, el aplazamiento o la inconclusión son, al
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menos desde Hemingway si no desde antes, procedimientos comunes en el relato
contemporáneo.
Pero no es a eso a lo que me refiero. No son los cómos lo que me interesan sino
los por qués. Pues más allá de los legítimos intentos de vender, ¿qué sentido tiene esta
hipostasia del autor sobre la obra tal como es? Tal vez lo tenga para los narcisistas y,
para qué negarlo, todos lo somos un poco. ¿Pero no deberíamos, en aras del placer de
escribir y del disfrute de leer, reclamar la vuelta al sentido primero de la literatura que
es establecerun vínculo personal y directo entre el creador y el lector donde el elemento
central es la obra?
En literatura eso se consigue o no dependiendo de la capacidad de lo escrito para
desencadenarun proceso personal e íntimo de asimilación de lo narrado por el lector.
Asimilación que es recreación, reinvención, reformulación de lo escrito mientras es
leído. ¿A quién le importa por qué el autor escribió lo que escribió, o lo que quiso decir,
o si sus recursos narrativo s son estos o aquellos, si lo leído le dice algo, si resulta
significativo para ella o para él? -Y
las pongo por delante a ellas porque en la España
de hoy "ellas" leen mucho más, y me atrevería a decir mejor, que "ellos".
¿No son acaso la curiosidad por lo que encierran, la esperanzade encontrar algo
nuevo en los extremos de lo infinitamente familiar o de lo radicalmente extraño, algo
que nos "hable", nos proponga, nos transporte en el tiempo o en el espacio, nos saque en
suma de la banalidad de lo cotidiano, de la disipación de un día a día construido sobre la
obligación, el desinterés o la rutina, lo que nos hace abrir las páginas de un libro y si,
nos llaman, quedamos prendidos?
Pues además del interés de lo que leemos ¿no hay también en el acto mismo de
leer, de descifrar una página impresa -no importa de qué, no importa dónde -un cierto
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componente de fuga, de repliegue hacia el yo interior, de ese yo a menudo silenciado
por la incesante y fragmentada cacofonía que nos rodea?
Ese yo que es discurso, relatada memoria -sentimental
y factual -sobre
nosotros mismos, que viene a ser como decir sobre lo que nos ha ido modelando tal
como somos, como querríamos ser, como nos imaginamos? ¿Pues acaso somos algo
distinto de ese permanente e inconcluso relato que, de uno u otro modo, vamos
espigando -una frase aquí, una descripción allá, un pensamiento más allá -y armando mitad honestidad, mitad trucos de feria -con
los relatos de otros, con nuestros
ocasionalesreflejos en los relatos de otros?
Hipertrofia del autor, fragmentación ruidosa, presentismo... "Borrar la memoria
también se ha convertido en el ideal tácito de la sociedad contemporánea" dice Jean
Clair en su librito titulado "La barbarie ordinaria", un agudo ensayo sobre los dibujos
que Zoran Music logró hacer durante su cautiverio en Dachau, donde cuestiona algunas
de las claves de nuestra sociedad y nuestra cultura.
.
Relato de nuestra memoria, memoria de nuestro o de nuestros relatos... Entre la
amnesia que nos impediría reconocemos y la hipermnesia que no nos dejaría vivir,
construimos y reconstruimos nuestra memoria. Por eso es imposible una "historia
oficial" consagrada y cerrada para siempre. Por eso todas las autobiografias mienten.
Pues no hay historia -o argumento -sin relato, ni relato sin argumento. El problema es
que ambos, argumento y relato, se imbrican continuamente, se traban y se confunden
ante la impaciente mirada de nuestra razón que harta de vacilaciones y jugueteos, al
final echa mano dellogos y como diría el poeta canta. O cuenta, que casi es lo mismo.
y al hacerlo, queriéndolo o no, modifica el relato.
Escribir es optar por una de las formas posibles, tal vez no la mejor o la más
acertada, de un determinado relato y casi nadie es capaz de explicar sin dejarle un
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resquicio a la duda por qué eligió ésa y no otra. Leer es bucear en aguas pantanosas,
edificar sobre arenas movedizas. Por eso los libros que mejor recordamos son aquellos
que, de un modo u otro, nos impulsaron a evocar, nos hicieron soñar, nos impulsaron a
hacer, nos agitaron por dentro. De ese modo acabaronformando parte de nuestra propia
memoria y de nuestro propio relato y también de nosotros mismos.
Kafka decía: Los libros que necesitamosson aquellos que tienen sobre nosotros
el efecto del infortunio, que nos hacen sufrir como sufrimos por la muerte de alguien
que queremos más que nosotros, los que nos hacen sentir que estamos al borde del
suicidio, o perdidos en un bosque muy lejano a la civilización -un libro debería servir
como el hacha para el mar helado que hay en nuestro interior ".
Me temo que 10 que rige para los individuos rige también para los grupos y las
colectividades. "El destino de la memoria se juega en la apuesta por la escritura",
escribe Mercedes Vilanova en un artículo luminoso que lleva por título "Rememoración
en la historia" y por subtítulo no menos inspirado "Memoria y escritura". y más'
adelante añade: "Vivimos un presente frenético, aparentemente sin raíces ni puntos de
referencia estables... la memoria personal es el único lazo con 10 que fue, desde un
presente que se constituye en eterno pues no disponemos de otra manera de
experimentar la vida"
Memoria y vida. Vida y memoria. Mejor aún: memoria vivida. y sentida. Ese el
sentido de esta colección de relatos. Once de los quince responden a hechos reales
recreados por la imaginación que, como la retentiva, también es un atributo de la
memoria. Pero los cuatro que no 10son -y alguno más que por pudor decidí no incluir también son auténticos, al menos en el sentido de que situados en el contexto que los
demás crean resultan verosímiles.
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"CircunstanciasPersonales"respondeal propósitoque se mencionaen la notaepílogo: "la cosaconsistíaen escribirdos o tres cuentospor décadadesdeel final de la
guerracivil hastael final del siglo XX para tratar de obtenersi no la semblanzamoral
de esosaños... al menos.sí mi particularsemblanzamoral".
Tambiénes un homenajepersonal:a Valle Inclán y al esperpento,enmi opinión
la más notable aportaciónespañolaa la literaturauniversaldespuésde El Quijote. Los
quincerelatosde estevolumen conducendesdeel esperpentode corte casi costumbrista
de la Españade la inmediataposguerraa las posmodernasy personalesobsesionesde
las clases medias urbanas de un país que ha acabadosiendo la octava potencia
económicasin dejar por ello de peinarcaspay oler a menudoa fritanga y a ajo.
No por casualidadvarios de ellos sucedenen Bilbao. En un Bilbao muy distinto
al de hoy, una ciudad que yo no conocí y que me he visto obligado a imaginar por
entero.Por eso,ademásde por suspeculiaresargumentossonliteratura.Buenao mala,
ustedesjuzgarán. Pero no merasestampaso crónicasperiodísticassino literatura. Sin .
imaginación,nutrido solo con el dato y el hecho crudo el relato puede ser estampa,
historia o crónicaperiodísticapero no literatura.
Me gustaríacreerestelibro ofreceaccióny emoción.Quees capazde encerraral
lector en espacioscerradosy un tanto claustrofóbicospara, sin soluciónde continuidad,
ponerlo a viajar por otros continentes y otras culturas. Que propone reflexión y
aventura.Que mueve a la meditacióny a la sonrisa.Que unas vecesangustiay otras
sorprende.Queinteresay no dejaindiferente.
Peroesoya no dependede mí. El autorterminó sutrabajohacerato. Dependede
los relatosque lo integrany de su relaciónconlos lectores. Desdemi punto de vista esa
relaciónestan importanteque es de esperarque cadauno signifiquecosasdistintaspara
cada lector que se le asome.Probablemente,cada vez que se le asome.Ni siquierayo
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puedo estar seguro de que signifiquen lo mismo para mí cuando los lea que cuando los
escribí. Raymond Quenau demostró hace casi cuarenta años que un mismo argumento
puede ser relatado de muchas formas distintas por un mismo escritor y produjo un libro
memorable.
A veces me entretengo imaginando el relato de un escritor maduro y famoso que
se pasa años recopilando las distintas interpretaciones que críticos y lectores repartidos
por los cinco continentes van haciendo de uno de sus cuentos más célebres. Pero nunca
consigue publicarlo porque, presa de un ataque de perfeccionismo obsesivo, gastalo que
le queda de vida en tratar de discernir, sin lograrlo, cual de todas es la más verdadera.
Una de las cosas que más me gustan del artículo de Neuman es una cita de un
libro de Alejandro Rossi que dice: "Leélo, si es posible, como yo lo escribí: sin planes,
sin pretensiones cósmicas, con amor al detalle". y Neuman añade: "Sin amor, sin
asombro, sin detalles sería muy dificil leer o escribir un cuento". Asiento.
Solo me resta ya agradecer a las personas que me abrieron las ventanas a sus.
vidas y me prestaron muchos de los argumentos. Casi todos y todas, están hoy aquí.
Gente a la que quiero y cuyo cariño me nutre. Con públicos como ustedes, el autor
siente la tentación de abandonar sus escrúpulos y ponerse por fin a hablar de sus
cuentos. Menos mal que el tiempo se acaba y no da para más.
En esto, de nuevo, el arte imita a la vida: cuando se consigue entender de qué
está hecha la cosa no hay tiempo para más y solo queda confiar en que lo hecho o
dejado de hacer hablará por sí solo. ¿A qué boxeador no le ha acabado salvando alguna
vez la campana?
Muchas gracias
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