MINISTERIO LA UNCIÓN DEL RENUEVO

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MINISTERIO LA UNCIÓN DEL RENUEVO
MINISTERIO:
“La Unción del Renuevo” Jer. 51: 19-23
TEMA: ELIAS A PRUEBA DE FUEGO
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ELÍAS ¿A PRUEBA DE FUEGO?
SANTIAGO 5: 17 – 18 - Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró
fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez
oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
I.-
LAS DISCIPLINAS QUE ELÍAS EXPERIMENTÓ. 1 Reyes 17
Dios fue afinando el carácter de Elías, lo fue moldeando a través de la disciplina; Cuando se habla de
disciplina no se refiere a un castigo porque se la merece; una cosa es la corrección, que es un castigo
para alguien que se lo merece, otra es la disciplina, que es la formación que todos necesitamos, con el
fin de perfeccionar conocimientos y carácter o moldear a un patrón de conducta definido por alguien
superior en autoridad. Nadie puede decir que no necesita disciplina, pero alguien puede decir yo no
necesito que me castiguen, porque no he hecho algo para merecerlo o recibirlo.
La Biblia dice en Hebreos 12: 5 – 8 Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes
cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe
por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces
sois bastardos, y no hijos.
Los bastardos son a los que no se disciplinan por ser declarados renegados, son los que degeneran una
raza, son el pollo pelón de la familia, la oveja negra, los que dañan el esquema de lo que Dios quiere,
son lo que no quieren someterse a Dios, para ellos es la corrección; la disciplina la recibimos los que
somos hijos de Dios, para que participemos de su santidad.
A. El arroyo seco. Vs. 2–7.
Dios le dijo a Elías exactamente a dónde ir y qué hacer. Proverbios 3: 5 – 6 Fíate de Jehová de todo
tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará
tus veredas.
Salmo 37: 3 – 5 Confía en Jehová, y haz el bien;...Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá
las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.
Dios retiró de Israel el ministerio de Elías como otro castigo por sus pecados, y por que tenía un
propósito determinado con Elías. El Señor le permitió beber del arroyo y todos los días le proveía de
pan y carne entregados por los cuervos.
El cuervo es la primera ave mencionada en la Biblia (Gn 8.7); era un ave inmunda y sin embargo Dios
la usó para ayudar a su siervo; Dios se tiene unas cosas mas raras para obrar, pero él es Dios.
Lo que fue castigo para el pueblo, para Elías fue disciplina; no había injusticia de parte de Dios, ¿cómo
iba Dios a hacer participe del mismo castigo del pueblo a Elías?, Nótese que mientras Elías disfrutaba
de pan, agua y carne en el lugar designado por Dios, los cien profetas escondidos en cuevas (1 Reyes
18.4) tuvieron que conformarse sólo con pan y agua.
Dios hubiese podido decirle a Elías que se consiguiera a cien profetas, y se fueran a un retiro en el
arroyo de Querit, pero no fue así, a unos los dejó escondidos en cuevas sustentados con pan y agua,
comida de preso, o de cautivo; en cambio a Elías lo sostuvo con pan, agua y carne, hay misterio ahí.
Pero llegó el día cuando el arroyo se secó. Imaginemos a Elías orando para que el arroyo no se secara,
o clamando cuando vio que los cuervos fueron menguando en llevar su provisión. ¿Quería esto decir
que Elías había pecado o que estaba fuera de la voluntad de Dios? ¡No! Sencillamente significaba que
Dios tenía otro lugar para él y era un recordatorio a Elías de que confiara en el Señor y no en el
cuervo, ni se apegara al arroyo; que se fijara mas bien en el Dios que usa el cuervo y alimentaba el
arroyo.
¿Cuántos cristianos hoy en día no están igual que Elías en el arroyo de Querit, sembrados y fijando en
un cuervo y apegados a un arroyo, cuando Dios los quieres llevar a otro lugar mucho mejor, para
usarlos también a ellos.
PEDRO VILLA.
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“La Unción del Renuevo” Jer. 51: 19-23
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" A una hermana de mi congregación, que vive en el campo, en su finca había un nacedero de agua del
cual ella se sustentaba, llegó un momento en que empezó a secarse por el verano, ore al señor para
que el agua brotara y se mantuviera fluyendo para que la hermana y su familia fueran protegidos por
Dios en este asunto; y efectivamente así pasó por un tiempo; pero meses después se repitió la escena
y volvimos a orar, pero esta ves no hubo resultados, pese al constante clamor; en el tiempo menos
pensado llegó a la vereda un nuevo inquilino, el cual era vecino, colindaba con la finca del la hermana,
el Señor la puso en gracia ante los ojos de este señor y sin que ella lo pidiera, él le regaló el agua, le
puso el agua, le dio agua de su finca. Luego entendimos que Dios estaba obrando, que mientras el
vecino no había ocupado esa otra finca, Dios obró para que el agua no faltara, pero era muy poca;
simplemente estaba dando tregua hasta que le llegara la fuente que Dios mismo tenía preparada para
proveer el agua, mejor de lo que ellos tenían."
Frente a una circunstancia tenemos que considerar: ¿hay pecado?, ¿se está haciendo la voluntad de
Dios?, o Dios tiene algo entre manos (disciplina). Una adversidad viene por varias causas: o es
maldición por causa del pecado o es por disciplina de Dios. El hecho que se le secara el arroyo, Dios
obliga a Elías a tomar una reacción.
Además, ya se estaba acerando el tiempo del cumplimiento de la palabra de Elías; y era necesario irlo
moviendo para el escenario en el cual Dios lo estaba preparando
B. La vasija vacía. Vs. 8–16.
La Palabra de Dios siempre guía al siervo de Dios a un tiempo de prueba. Pero qué extraño
mandamiento: «Vete a territorio gentil en donde una viuda te alimentará». «Sarepta» significa
«refinamiento»; y Dios sin duda ponía a su siervo en el horno.
Imagínese los sentimientos de Elías cuando descubrió cuán pobre era la viuda y ella estaba a punto de
preparar su última comida. Pero los mandamientos de Dios nunca son errados, si Dios mandó a Elías a
irse para Sarepta, y le dijo que con ésa viuda, es porque con ésa viuda Dios quería bendecirlo; porque
cuando la viuda puso a Dios primero (al obedecer los mandamientos de Elías), Dios proveyó para ella,
su hijo y su huésped.
Nótese en el versículo 14 que Elías honró al Señor Dios de Israel ante esta mujer gentil; cuando la
viuda puso a Dios primero, Dios empezó a glorificarse; Dios no llevó a Elías a la casa de la viuda en
Sarepta, por causa de Elías, llevó a Elías a la viuda por causa de la viuda, porque, muy seguramente
Dios quería bendecirla y mostrarle su gloria.
La pregunta es ¿por qué razón Dios no lo envió antes, cuando ella tenía abundancia, cuando le podía
dar de lo que Elías le pedía?; porque Dios quería probar a la viuda, pues muy seguramente, le quedaba
fácil dar el requerimiento que Elías le hacía en este momento, cuando ella tenía abundancia.
Pero ahora cuando estaba en escasez, la situación era diferente y las circunstancias que se vivían ya
no daban para la generosidad de la viuda. Todo lo que Dios pide es que le demos lo que tenemos y Él
se encargará del resto. Él puede alimentar a miles con sólo unos pocos panecillos y pescados.
C. El muchacho muerto. Vs. 17–24.
El arrollo seco fue la prueba para Elías; la muerte del muchacho fue la prueba para la viuda. Por lo
general, a las grandes bendiciones de Dios le siguen grandes pruebas. Es desafortunado que la fe de la
viuda fallara, como se indica en el versículo 18; véanse en Salmo 119.75 Conozco, oh Jehová, que
tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste; esa es la manera correcta de
reaccionar a la desilusión y las pruebas. «Dame acá tu hijo» es la respuesta de Elías, porque sabía que
Dios podía devolver al muchacho la vida.
Este es el primer ejemplo de resurrección en la Biblia. El profeta llevó el cadáver a su habitación
privada (una en el terrado) y allí oró a Dios por la vida del muchacho. Nótese que agonizaba por el
joven e incluso tendió su cuerpo sobre el cadáver. Qué ejemplo para nosotros hoy, los que procuramos
«levantar a los muertos» espirituales. El milagro produjo un testimonio de fe de parte de la mujer.
PEDRO VILLA.
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II.-
ELÍAS E ISRAEL. 1 Reyes 18: 30–46.
Dejar al descubierto la necedad y pecado de la adoración de Baal no fue sino la mitad de la tarea de
Elías para ese día. Era más importante traer a la nación de nuevo a la verdadera adoración a Jehová.
Elías no trataba sólo de reformar al pueblo; quería también avivarlo. Primero reparó el altar que el
pueblo dejó que se destruyera.
Este es el primer paso para la bendición: reparar el altar personal de devoción, el altar familiar, el altar
del sacrificio y la comunión con Dios. Al usar doce piedras Elías le recordó a la nación su unidad,
porque durante muchos años la nación había estado dividida.
Para hacer imposible que alguien prendiera fuego Elías hizo vaciar cuatro cántaros de agua tres veces
sobre la madera y el sacrificio, lo cual sería doce cántaros de agua. El agua representa la necesidad de
perdón y de la limpieza de Israel, de la libertad para salir de la religiosidad y de la idolatría; El profeta
hizo una oración sencilla de fe y el fuego de Dios consumió la madera, el sacrificio, el agua y el altar.
Pero Elías todavía tenía trabajo que hacer. Para empezar, los falsos profetas (850 de ellos) tenían que
ser degollados; Deuteronomio 13: 1–5. No es suficiente que reconozcamos que «Jehová es el Dios»
(v. 39); también debemos detestar lo que es malo y eliminarlo de nuestras vidas. El juicio siempre
prepara el camino para la bendición.
III.-
ELÍAS ELEVA UN CLAMOR. 1 Reyes 18: 41 – 44
Entonces el profeta le dijo al rey que regresara a su casa, porque la lluvia se acercaba. Baal era el
«dios de la lluvia», pero no podía enviar fuego ni hacer llover.
A- LA DIFERENCIA DE ACTITUD. Vs. 41 - 42
acab subió a comer y a beber:
Demuestra la indiferencia y actitud de letargo ante la necesidad del pueblo; la apatía y menosprecio a
la urgente necesidad de respuesta del pueblo; estaba reflejando que era indolente y no tenía ningún
remordimiento pese a que por su causa el pueblo todo estaba llevando el castigo; caso diferente al
sucedido con el rey David. Jeremías 48:10 Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y
maldito el que detuviere de la sangre su espada.
Y Elías subió a la cumbre del Camelo...
Al emprender el rey su camino, Elías empezó a orar por lluvia de la misma manera en que tres años
antes oró por la sequía; Sabía cómo velar y orar, y sabía cómo persistir en la oración hasta que Dios
enviara respuesta. Dios no envía lluvias de bendición sino hasta que el pecado se ha juzgado. Antes
que pasara mucho tiempo el cielo se oscureció con nubes, el viento empezó a soplar y las lluvias
cayeron. Dios le dio a Elías fuerza sobrehumana para correr delante del rey y su carro hasta Jezreel.
Lo que hacemos con Dios en privado es mucho más importante de lo que hacemos por Dios en
público; devoción a Dios, antes que servicio a Dios; comunión con Dios antes que usar los ministerios
o los dones. Nuestra vida oculta nos prepara para nuestra vida pública.
A menos que estemos dispuestos a atravesar tales disciplinas como el arroyo seco, la vasija vacía y el
muchacho muerto, nunca tendremos las victorias del monte Carmelo. «Los que esperan a Jehová
tendrá nuevas fuerzas» (Isaías 40.31). Ya Dios había dado la promesa de bendición, el tiempo
señalado por Dios había llegado; pero ahora se necesitaba su intercesión.
El furor de Elías era tanto contra Acab por su actitud mundana y acomodada y tibia frente a su deber
de ser líder y ejemplo de devoción para el pueblo; pero también contra el mismo pueblo por su falta de
convicción y de temor, por su infidelidad hacia Dios, desconociendo lo hecho por El hasta ese
momento, en todo el recorrido de la historia de Israel.
Pero esto no fue causa o razón para el justificar el juicio de Dios y quedarse impávido, indiferente e
inerte ante la situación; no criticó solo puso el dedo en la llaga y ayudó al pueblo a redireccionar su
camino hacia el Dios de Israel, el verdadero Dios.
PEDRO VILLA.
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B- LA PERSISTENCIA EN LA ORACIÓN. Vs. 43 – 44.
La necesidad de ser persistentes en la oración y el clamor por la búsqueda de una respuesta de parte
de Dios. No era necesario un trueno o una evidencia bastante notoria o audible, bastaba con una
pequeña señal, algo que no fuera normal, que sonara ilógico e irrazonable para creer que esa era la
forma o el medio por el cual Dios ya se estaba glorificando en el cumplimiento de sus promesas.
Mirar hacia el mar: el mar representa la diversa y variada gama de dificultades que se enfrentan a
diario y a menudo; a través de estas es que Dios se glorifica y saca fuerzas de la debilidad; Dios puede
usar la misma tormenta para producir una respuesta.
También representa las amplias formas, maneras y condiciones por medio de las cuales Dios puede
hacer uso para hacer cumplir su voluntad y promesas. No desmayó ante el primer signo negativo de
respuesta; la parábola de Jesús acerca de la viuda en Lucas 18, lo representa así.
Las circunstancias pueden verse opuestas a nuestros intereses, contradictorias a nuestra posición y
hacernos ver en desventaja ante ellas, pero la continua y ferviente oración, la completa sumisión al
Señorío de Cristo y su soberanía, pueden darnos las fuerzas y el valor y fortalecer la fe para continuar
pidiendo y esperando el tiempo en el cual él se va a glorificar y traer le tiempo del refrigerio y victoria
para nosotros.
IV.- CONCLUSIÓN
Puede no haber un agota de evidencia de respuesta de parte de Dios; puede no haber ni una pequeña
nube que opaque o nos proteja del inclemente sol de la incertidumbre e inquietud por una solución;
solo puede verse y sentirse el silencio de parte de Dios, pero lo cierto es que la constante presencia
nuestra, y el continuo clamor nuestro, el gemir ayudado por el Espíritu Santo, y el confesar la palabra
(que es una expresión de confianza en él) harán mover la misericordia y piedad de Dios a favor
nuestro, y llevarlo a actuar conforme a lo establecido por él, y darnos la respuesta, no conforme a lo
pedido por nosotros, sino conforme a lo que él desea darnos, lo cual es mucho mejor de lo que
nosotros pedimos y entendemos, Efesios 3: 20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos...
La persistencia en la oración se cuenta como fe, y esto agrada a Dios; pues es una evidencia que se
tiene plena convicción de que él oye y responde, y expresa asimismo, seguridad y confianza en su
palabra y fidelidad.
Isaías 30:19-20 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será
exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los
que confían en él. Ciertamente el pueblo morará en Sión, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que
tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá
PEDRO VILLA.
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