MEG LA FOSA
Transcripción
MEG LA FOSA
MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 MEG LA FOSA Steve Alten Página 5 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 4 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin la autorización escrita de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual. Título original: The Trench Traducción: Purificación Meseguer Cutillas © 1999 Steve Alten. Reservados todos los derechos. © 2009 ViaMagna 2004 S.L. Editorial ViaMagna. Reservados todos los derechos. © 2009 por la traducción Purificación Meseguer Cutillas. Reservados todos los derechos. Primera edición: Mayo 2009 ISBN: 978-84-92688-18-0 Depósito Legal: M-16904-2009 Impreso en España / Printed in Spain Impresión: Brosmac S.L. Editorial ViaMagna Gran Vía de Carlos III, 84 Entresuelo 3ª Barcelona, 08028 www.editorialviamagna.com email: [email protected] MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 7 PRESIONES MARINAS Fosa de las Marianas 12º, latitud norte; 144º, longitud este 22 de marzo El piloto de sumergibles de grandes profundidades, Barry Leace, antiguo miembro de la Marina, se secaba el sudor de las palmas de las manos mientras comprobaba el indicador de profundidad del Proteus. 10 582 metros. Aquello suponía cerca de once kilómetros de agua sobre sus cabezas, mil ciento veinticinco kilogramos por centímetro cuadrado de presión rodeándolos. «Simplemente deja de pensar en eso…». Leace miró alrededor de la estrecha cabina del sumergible de cuatro tripulantes. Rodeado por estanterías llenas de monitores de ordenador, aparatos electrónicos y una maraña desconcertante de cables que ocupaban el casco presurizado del barco, aquel féretro hermético apenas tenía capacidad para la tripulación. Bajo la mesa de navegación, el jefe de equipo Ellis Richards y su ayudante Linda Heron se encontraban en aquel momento clavando los ojos a través de las portillas, en el fondo de la proa del Proteus. —¿Ves esos animales con la piel peluda y de color verde? —preguntó Linda—. Se llaman gusanos de Pompeya, capaces de soportar variaciones de temperatura que pueden 7 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 8 STEVE ALTEN oscilar entre los 22º C y los 81º C. Las fuentes hidrotermales suministran el azufre que las bacterias necesitan para vivir y a la vez estas son metabolizadas por los gusano de tubo… —Linda… —…que son una fuente de alimento para todo tipo de formas de vida de aspecto singular. —Linda, para ya con la maldita lección de biología —dijo Ellis. —Lo siento —avergonzada, la pequeña geóloga volvió a la portilla, protegiéndose los ojos con las manos para amortiguar el efecto de las luces cegadoras. Khali Habash, el cuarto tripulante del sumergible, miró de reojo a Linda desde la mesa de control, sonriéndose a sí mismo. A la chica le encantaba hablar, sobre todo cuando estaba nerviosa, y aquella cualidad ofrecía oportunidades de las que el hombre árabe nunca dudaba en aprovecharse. El verdadero nombre de Habash era Arie Levy, un judío nacido y criado en Siria. Ya hacía casi diez años desde el día en que Arie había sido reclutado por MOSSAD, la agencia secreta de inteligencia de Israel. Desde entonces, él llevaba una doble vida, pasando la mitad de su tiempo en Israel con su mujer y sus tres hijos, mientras que el resto lo ocupaba en viajar por tierras árabes y rusas, presentándose como físico del plasma. A los agentes, les había costado infiltrarlo en la organización Benedict Singer cuatro duros años de sacrificio y, sin embargo, ahí estaba él, a doce kilómetros bajo el Pacífico, a punto de aprender los secretos que podían cambiar el destino de la humanidad para siempre. Arie comprobó el indicador de temperatura externa. —Eh, Linda, ¿puedes creer que el agua está a 78º C? La chica volvió a estar de ánimo. —Es increíble, ¿verdad? Lo llamamos megaplumas hidrotermales. El agua caliente rica en minerales que sale de esos humeros negros es de 700º C. A medida que asciende, va calentando la columna de agua marina helada hasta que 8 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 9 MEG LA FOSA alcanza una flotabilidad neutral aproximadamente a unos cuatro kilómetros sobre el lecho de la fosa oceánica. Después, las corrientes extienden la megapluma de manera lateral. Las capas flotantes de hollín creadas por los minerales suponen una especie de techo que actúa como aislamiento, sellando la capa tropical de agua a lo largo del fondo del cañón. —¿La capa nunca llega a enfriarse? —Nunca. Las aperturas hidrotermales son plumas crónicas. Han estado activas desde el periodo Cretácico. Ellis Richards volvió a mirar el reloj una vez más. Como jefe de equipo del proyecto, estaba constantemente preocupado por cumplir con la agenda y no retrasarse. —Dios, tres horas y parece como si apenas hubiéramos hecho ningún progreso. Linda, ¿soy yo, o es que este piloto no tiene ni idea de lo que está haciendo? —Barry Leace ignoró aquel comentario. Comprobó el sonar y maldijo para sus adentros. Se habían alejado demasiado del Benthos, el sumergible que actuaba como estación de laboratorio móvil de las industrias Geo-Tech y como atracadero para submarinos. El buque nodriza de mil millones de dólares parecía un palacio de deportes en forma de cúpula, con una superficie plana en su parte inferior y tres gigantescos amortiguadores que colgaban como piernas. Sobrevolando el turbulento lecho marino en flotabilidad neutral, la estructura de titanio de 1 200 kilómetros cuadrados le recordó a Leace a un gigantesco buque de guerra mientras se aproximaban a él desde el norte y a través del entorno más hostil de todo el planeta. Barry Leace había servido en tres diferentes sumergibles durante su ejercicio en la Marina. Hacía mucho tiempo que se había acostumbrado a vivir en espacios claustrofóbicos bajo las olas. Como submarinista, no todo el mundo era capaz de hacerlo. Era necesario poseer una buena forma mental y psicológica, ser capaz de actuar bajo la presión de ser consciente de que el más leve accidente podría llevarlo a uno a 9 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 10 STEVE ALTEN acabar ahogado en un barco de acero bajo cientos de metros de la superficie. Leace poseía esa fortaleza, esa resistencia mental, que había puesto a prueba una y otra vez durante veintiséis años de servicio. Aquella era la razón por la que se había sorprendido tanto al ver la facilidad en la que su mente divagaba en la fosa de las Marianas. La confianza alimentada por miles de horas de deber submarino había desaparecido repentinamente en el momento en el que el Proteus dejó su estación de atracada a bordo del Benthos. En realidad, no eran las profundidades lo que lo ponían nervioso. Hacía cuatro años, durante una intervención, un Carcharodon megadolon, una especie prehistórica del gran tiburón blanco de unos dieciocho metros emergió de su fosa haciendo estragos. Aunque finalmente lograron destruir a la muerte blanca y capturar las crías que quedaban, al menos una docena de personas murieron entre sus mandíbulas de dos metros. Pero si había existido una criatura así, puede que quedaran más. A pesar de todas las precauciones del Geo-Tech y de las innovaciones técnicas, el piloto del sumergible estaba todavía hecho un manojo de nervios. Leace tiró de la válvula del panel de control, reduciendo la velocidad del motor principal de propulsión. No deseaba alejarse demasiado de aquella escolta abisal. —¿Qué pasa ahora, capitán? —preguntó Richards—. ¿Por qué aminoramos? —La temperatura está volviendo a aumentar. Debemos estar acercándonos a otra serie de fuentes hidrotermales. Lo último que quiero es colisionar con una de esos humeros negros. Richards cerró los ojos con fuerza por la molestia que le causaba aquello. —Maldita sea. Leace presionó la cara contra la portilla, ignorando la diatriba de Richard. 10 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 11 MEG LA FOSA Las luces del sumergible iluminaron un bosque petrificado de azufre y depósitos de mineral, una pila altísima que se elevaba nueve metros, o más del fondo. Nubes oscuras y ondeantes de agua sobrecalentada y rica en minerales emanaba de las bocas de las extraordinarias chimeneas. Arie observó cómo Richards se movía amenazadoramente hacia el panel de navegación del piloto. —Capitán, vamos a aclarar algo. Yo soy el que está a cargo de esta misión, no tú. Mis órdenes son no cubrir menos de veinte millas al día, algo a lo que nunca nos acercaremos a este paso de tortuga. —Más vale prevenir que curar, Mr. Richards. No quiero alejarme demasiado del Benthos, no al menos hasta que me familiarice con este sumergible. —¿Familiarizarse? Pensaba que era un piloto con experiencia. —Lo soy —dijo Leace— esa es la razón por la que estoy aminorando. Linda miró a través de su portilla. —Exactamente, ¿a cuánta distancia estamos del Benthos, capitán? —Solo a unos seis kilómetros. —¿Seis kilómetros? ¿Eso es todo? Benedict Singer va a ponerse hecho una furia —Richards parecía estar a punto de tener una aneurisma—. Mire, capitán, se espera que el Prometheus y el Epimetheus lleguen a la superficie a principios de la semana que viene. Ningún sumergible puede ni siquiera empezar con su trabajo hasta que nosotros completemos el nuestro. —Ya lo sé. —Debería saberlo. La GTI está pagándole una gran cantidad de dinero por pilotar el Proteus. No podemos esperar que el Benthos juegue a alcanzarnos cada vez que salimos. 11 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 12 STEVE ALTEN Eso nos hará añadir otros treinta días o más a nuestra agenda, lo que es totalmente inaceptable. —También lo es morir, Mr. Richards. Mi trabajo es mantener a la gente a salvo en este maldito agujero infernal, no correr riesgos para que usted pueda embolsarse una bonificación por llegar antes del horario previsto. Richards lo miraba fijamente. —Está asustado, ¿verdad, capitán? —Ellis… —No, Linda, estoy bien. Arie observaba cómo evolucionaba la dinámica de la situación. En las pocas semanas que llevaban en el abismo, el agente MOSSAD se había dado cuenta de que Ellis Richards era un hombre obstinado que prefería el uso de la táctica de la intimidación antes de reconocer poder no estar en lo cierto. Aunque la humanidad sabía más acerca de otras galaxias que de la fosa de las Marianas, Richards se proclamaba como un experto en el abismo, de alguna manera conociéndolo todo, desde su geología oculta hasta sus formas de vida más misteriosas. Para Arie, la actitud pomposa de Richards le hacía un hombre peligroso. El capitán Leace volvió a mirar a Richards. —Tengo una saludable dosis de miedo dentro de mí, si es a eso a lo que te refieres. Es obvio que ninguno de vosotros se da cuenta realmente de los peligros que supone trabajar a 11 000 metros bajo el agua. Intente comprender que si algo va mal, si accidentalmente colisionamos con algo… o algo nos golpea a nosotros, no hay puertas herméticas que sellar ni procedimientos operativos estándar que seguir. En el caso de que suframos una brecha en el casco, no tendrá ni siquiera el tiempo suficiente para inclinarse y darle un beso de despedida a su propio culo. —Pues a mí me parece como si hubiera perdido los nervios —dijo Richards. 12 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 13 MEG LA FOSA —¿Qué ha dicho? —¿Cómo dice usted, Habash? ¿Ha perdido los nervios nuestro Capitán? —Considerando que la descendencia superviviente del Carcharodon megalodon viven aún en algún lugar de esta garganta, debo respetar la opinión del capitán —dijo Arie—. Además, tenemos más de 150 000 kilómetros cuadrados de suelo que rastrear. El dispositivo de sonar que llevamos en el remolque de la superficie de nuestra nave está diseñado para alertarnos de cualquier forma de vida cercana con la suficiente antelación como para volver a ponernos a salvo en el Benthos. —¿La suficiente antelación? —Leace negó con la cabeza, con asombro—. ¿Y cómo demonios sabemos a la velocidad a la que se acerca la forma de vida? Además, el Goliath está en mitad de unas aguas que sufren fuertes temporales. Las interferencias de la superficie están desestabilizando las comunicaciones. —En ese caso, sugiero que recojamos nuestras primeras muestras aquí y demos al Benthos la oportunidad de alcanzarnos. Una vez que el viento se estabilice, estoy seguro de que encontraremos una manera de recuperar el tiempo perdido. Leace dedicó a Linda una mirada de irritación antes de volver a su panel de control. Verificó dos veces el transmisor acústico, volvió a echar un rápido vistazo a la ventana de observación y después engranó los propulsores laterales. Maniobrando entre varias chimeneas negras, el Proteus descendió lentamente, estableciendo la flotabilidad neutral justo encima de un grupo incandescente de brillantes gusanos de tubo. El enredo de formas de vida sin boca, de más de cuatro metros se retorcía en la corriente como las serpientes de la cabeza de Medusa. —Estoy iniciando nuestros detectores de cromatografía de gases —dijo Arie—; podemos acortar nuestra misión a la mitad el tiempo si llegamos a detectar isótopos de helio que se escapen por esas fuentes hidrotermales. 13 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 14 STEVE ALTEN —Bien, bien, simplemente hazlo —dijo Richards, luchando con los controladores del ordenador que manejaban los brazos robóticos del sumergible. Utilizando la cámara submarina para ver, Richards empezó a manipular los dos botones de control centrales, haciendo que los brazos robóticos gemelos se extendieran bajo el sumergible. Cautelosamente, dirigió las tenazas del brazo izquierdo, enganchando la cesta de muestras isotermas que descansaba en el área de almacenamiento. El capitán Leace observaba los brazos robóticos extendiéndose sobre el lecho marino, cuyos movimientos agitaban el fondo y lo convertían en nubes de barro. Cerró los ojos e intentó relajarse, escuchando el gemido hidráulico de las tenazas. —Muévelo a tu izquierda —dijo Linda, que dirigía a Richards desde la ventana de observación— y pasa justo a ese grupo de gusanos de tubo. Los pitidos estridentes de aviso del sonar hicieron que el corazón del piloto le diera un vuelco. Cogió el escrito acústico de la impresora y entonces comprobó la pantalla del sonar con perplejidad. Un grupo apretado de objetos se había materializado. Objetos grandes. Leace sintió cómo se le empequeñecía la garganta. Los otros continuaron trabajando, sin ni siquiera molestarse en mirar hacia arriba. —Habash, tenemos compañía. Arie se dio la vuelta. —¿De qué se trata? —El sonar informa de tres objetos no identificados, con un rumbo cero-uno-cinco. En un alcance de 7,4 kilómetros. Velocidad, 15 nudos y acercándose. Viene directamente hacia nosotros. —¿Tenemos noticias desde la superficie? —Lo estoy intentando. No responden. Estamos solos frente a esto. 14 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 15 MEG LA FOSA —¿Qué sugiere? —de repente, Arie también sintió algo de claustrofobia. Leace miró hacia la consola del sonar. —Yo digo que salgamos echando leches de aquí. Richards, repliegue los brazos robóticos, volvemos rápidamente al Benthos. —Tienes que estar bromeando. —Capitán, ¿está seguro? —Linda daba a entender el nudo de miedo que le encogía el estómago. —Miradlo vosotros mismos. Sean lo que sean esas criaturas, están acelerando por la fosa en nuestra dirección. Richards, he dicho que repliegue los brazos mecánicos. —Y yo estoy diciendo, que te jodan. Me ha llevado veinte minutos recoger esas muestras y que me maten si me voy a algún sitio antes de que traiga a bordo esa cubeta. Arie se dirigió hacia la pantalla del sonar y observó las tres imágenes. Recordó sus sesiones de entrenamiento. «¿Eran los megadolones cazadores en grupo?». —Quizás solo sea un banco de peces —sugirió Linda—intentemos calmarnos… —¿Un banco de peces? Limítate a la geología, Linda. El sonar indica que esas cosas miden más de doce metros. Fuera de mi vista… Leace encendió los propulsores laterales. «Con cuidado. No demasiado rápido. No golpees nada, o romperás el casco». El sumergible dio vueltas en sentido opuesto al de las agujas del reloj. Una sacudida estrepitosa agitó el Proteus. —Maldita sea, Leace —gritó Richards— casi arrancas el brazo mecánico. He perdido todas las muestras. —Te dije que replegaras los brazos —Leace aceleró el Proteus a su velocidad máxima, 1,8 nudos. Sabía que el Benthos se dirigía hacia ellos desde algún lugar en la oscuridad. Los pitidos se volvieron más fuertes. «Tiempo estimado para la llegada treinta y dos minutos —pensó Arie—. Estamos muy lejos de…». 15 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 16 STEVE ALTEN —Capitán, escúcheme —dijo Linda, cogiéndole del brazo— no son tiburones. Leace la miró a los ojos. —Así que ¿eres bióloga ahora? —Creo que Linda tiene razón —dijo Arie intentando discernir con su propio temor. —Escuche, Habash, sean lo que sean esas cosas, son mucho más grandes y mucho más rápidas que el Proteus. Los pitidos volvieron a hacerse más fuertes. Los latidos del corazón de Arie volvieron a retomar su velocidad. —Esto es absurdo —dijo Richards. Leace lo ignoró y se inclinó hacia delante, mirando a través de la portilla en el abismo. El humo que ascendía desde las chimeneas hidrotermales hacía difícil ver más allá del perímetro. Él se protegió los ojos e intentó concentrarse. Pasaron unos minutos en silencio. Un movimiento veloz hacia delante. Otro a estribor. Muy rápido. Muy grande. —Están aquí —susurró el Capitán, con un nudo en la garganta. «Veloces mamones…». Durante un momento, nadie dijo una palabra, los únicos sonidos venían de las hélices del Proteus. Con una repentina sacudida, el sumergible se inclinó hacia estribor. Leace se golpeó la cara con los mandos de control. —¿Qué ha pasado? —preguntó Richard—, ¿con qué has chocado? —Yo no he chocado con nada. Lo han hecho ellos —Leace luchaba con los mandos de navegación—. No está respondiendo, algo va mal. —Silencio. Escuchad —susurró Linda. Por encima de sus cabezas, escucharon un sonido impreciso, un gemido metálico. —Oh, Dios mío, uno de ellos está encima de nosotros. Arie escuchó el sonar, estudiando la pantalla. 16 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 17 MEG LA FOSA —Leace, haga algo —ordenó Richards. —Agarraos —el piloto columpió con fuerza el sumergible hacia babor, después volvió hacia estribor, intentando deshacerse de la criatura. —Capitán, deténgase —gritó Linda—. ¡La chapa está cediendo! El sonido de crujido metálico chirrió por encima del casco. Leace se estiró y alcanzó uno de los rebordes de titanio soldados en la chapa que había encima de su cabeza. La tocó y la sintió húmeda, entonces, saboreó sus dedos. —Es agua marina —se lamentó. Se inclinó hacia delante, rezando por que el Benthos apareciera a babor. El sonido del metal rechinó en sus oídos a medida que el Proteus se hundía a un lado. —Hijo de puta —Leace secó el sudor de la cara —, están desgarrando la aleta de cola para desprenderla. Linda empujó la cara contra la ventana de observación. —¿Dónde está el Benthos? Algo enorme golpeó el costado del sumergible, lanzando pilas de equipo de registro contra la pared opuesta. —Capitán, creo que sé lo que están haciendo —gritó Arie—. Los dos más pequeños nos están conduciendo hacia el más grande. —¿Esas cosas son inteligentes? —Mirad —gritó Linda, señalando hacia la portilla. Leace solo pudo distinguir una forma siniestra dirigiéndose hacia ellos. —Es el Benthos… —No tienes tiempo de atracar —le avisó Arie—. ¡Haz señales al Benthos para que abra las puertas hangar! —Lleva cinco minutos inundar la sala —gritó Linda. Leace cogió la radio. —SOS… SOS… Benthos, aquí el Proteus, solicitamos que abran las puertas del hangar inmediatamente… 17 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 18 —Avancen al área de atraque Proteus… —Maldita sea, abran las puertas del hangar ahora mismo. De pie, al lado de los rebordes aflojados, con los brazos encima de la cabeza y presionando contra el techo, Arie Levy sintió la chapa de titanio resonando sobre las sudorosas palmas de sus manos. —Esas cosas están desgarrando la sección entera… Un silbido se infiltró en la cabina. —¿Qué es eso? —susurró Richards. Leace miró hacia arriba. —Estamos perdiendo integridad en la chapa. —Capitán —gritó Arie— la tercera criatura… Una fuerza enorme golpeó la proa del sumergible, lanzando al suelo a Linda y a Richards. Leace se desplomó sobre la mesa de navegación, golpeándose la cabeza con el cristal de la ventana de observación. La sangre fluía de la ceja. Se limpió y observó con horror. Un ojo brillante y de color carmesí se entornaba a través del cristal. Arie empujó con las manos inútilmente contra la chapa de titanio que crujía sobre su cabeza. Intentó recordar la información que había luchado tanto tiempo por adquirir, pero no era capaz de acordarse. Pensó en su mujer y sus hijos a los que había abandonado en el cumplimiento del deber. El sonido chirriante sobre su cabeza se detuvo. Un par de rebordes torcidos cayeron en la cabina como balas de una pistola de calibre cinco. La cabeza del agente del MOSSAD estalló antes de que los remaches golpearan el suelo. MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 19 PESADILLA HECHA REALIDAD Los parpadeantes rayos de sol penetraron las profundidades grises y verdes. Jonas Taylor se desplomó de boca al vacío, luchando por una bocanada de aire, con el pecho constreñido y la garganta ardiéndole. Abrió los ojos de par en par, presionando sus manos contra la cápsula de lexan. El océano se había vuelto negro. Él continuaba descendiendo, moviéndose en espiral hacia abajo, dentro de la garganta, al mismo tiempo que buscaba en la oscuridad que se abría a sus pies. Un torbellino de hollín apareció en los focos del sumergible. Un objeto ascendió de entre la corriente enlodada, otra cápsula de lexan. Su luz reveló la silueta de una mujer tumbada dentro. Su cara estaba oscurecida por las sombras, pero Jonas pudo diferenciar su largo cabello negro ondeando como la seda. Por un breve momento pudo captar un brillo de sus ojos oscuros en forma de almendra, ojos distraídos que le miraban a él. Terry… Él acelero hacia ella, con el sumergible que apenas se movía, luchando contra la fuerte corriente. Volvió a gritar su nombre otra vez, mientras un sentimiento de terror lo inundaba. 19 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 20 STEVE ALTEN Desde la corriente arremolinada de escombros tras ella, un brillo luminiscente apareció. La luz sobrenatural teñía los rasgos de Terry en sombras grises. Jonas dejó de respirar mientras la cabeza del monstruo de Angel aparecía. La sonrisa demoniaca se abrió, una boca cavernosa revelaba una expansión de encías rosadas e hileras de dientes aserrados y triangulares. Jonas intentó gritar, pero no podía mover los labios. Ella abrió los ojos, su mirada reflejaba que era consciente de lo que pasaba, que estaba aterrada. —Jonas —susurró ella, mientras la bestia se metía el módulo entero en la boca. —Jonas. —¡No! —Jonas se levantó erguido en la cama, con una sensación de pesadez en el pecho, con las manos que le temblaban de forma incontrolada. —Cariño, tranquilo, tranquilo —Terry se sentó, le acarició el pelo, su propio corazón acelerado seguía los gritos repentinos de su marido. La luz de la mañana fluía por las persianas de madera, iluminando la habitación familiar, a medida que Jonas se recuperaba de una noche de terror. Se dio la vuelta y besó la mano de Terry. —¿Estás bien? —le preguntó ella. Él asintió, esforzándose por encontrar su voz. —¿Era el mismo sueño? ¿Ese en el que vuelves a la fosa? —Sí —Jonas se tumbó en la cama, permitiendo que su mujer utilizara su pecho como almohada. Él le acarició su pelo largo, negro y sedoso y, después, dejó que su mano recorriera su pequeña espalda hasta su suave y desnudo trasero. 20 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 21 MEG LA FOSA —No está yendo a mejor —dijo ella— deberías ver al Dr. Wishnov antes de provocarme un ataque al corazón. —Trastorno de estrés postraumático… Ya sé lo que va a decirme. Me dirá que deje el Instituto. —Quizás deberías hacerlo. Cuatro años estudiando ese monstruo es suficiente para provocarle a uno pesadillas, especialmente después de lo que has pasado. El sonido del teléfono hizo que ambos saltaran de la cama. Se sonrieron. —Supongo que los dos estamos al borde de un ataque —dijo Jonas. Ella se dio la vuelta y se acurrucó desnuda contra él. —No lo cojas. Jonas tiró de ella hacia sí, acariciándole el cuello con la nariz mientras sus manos se deslizaban por sus senos. El teléfono seguía sonando. —Joder —Jonas lo cogió—. ¿Qué? —Doctor, soy Manny. Siento molestarle, pero creo que debería regresar a la laguna. El tono de la voz de su asistente hizo que Jonas se sentara. —¿Cuál es el problema? —Es Angel. Le pasa algo malo. Será mejor que venga a verla. Jonas sintió que el corazón le palpitaba en la garganta. —Dame veinte minutos —colgó y después se bajó de la cama para vestirse. —Jonas, ¿qué pasa? Se dio la vuelta hacia su mujer. —Manny dice que algo malo le pasa a la hembra. Tengo que irme… —Cariño, tranquilízate. Quizás deberías comer algo, estás pálido —para su sorpresa, él dejó de vestirse y se sentó al borde de la cama para abrazarla. 21 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 22 STEVE ALTEN —Te quiero —le susurró. —Yo también te quiero. Jonas, dime qué es lo que te pasa. Puedo sentir cómo te tiemblan los brazos. —No lo sé. Simplemente creo que he tenido un dejà vu, como si mi peor pesadilla estuviera a punto de hacerse realidad. *** Ya habían pasado once años desde la primera vez que Jonas se había encontrado con el Carcharodon megalodon, el depredador más feroz que nunca ha existido. Él estaba casi a siete millas debajo de la fosa de las Marianas, el punto más profundo y a la vez menos explorado de todo el planeta, pilotando un sumergible de la Marina, con capacidad para tres tripulantes, el Seacliff. En la última de las expediciones de alto secreto, el cansado argonauta había estado observando la pendiente de aguas negras cuando un fulgor sobrenatural de color blanco apareció. Hipnotizado por lo que en un principio tomó como una anomalía, sus pensamientos dieron rápidamente paso al miedo cuando vio cómo la cabeza en forma de torpedo luminiscente de un gran tiburón blanco de dieciocho metros empezaba a levantarse desde las profundidades, con una sonrisa demoniaca que se abría para revelar unos dientes de diecisiete centímetros. Una sensación primitiva de pánico se había apoderado de él, cambiando su vida para siempre. A pesar del protocolo, se había deshecho del lastre de la nave y se había dirigido apresuradamente de vuelta a la superficie, un ascenso tan rápido que provocó un fallo en el sistema de presurización. Los dos científicos que lo acompañaban a bordo del sumergible habían muerto y la carrera de Jonas como argonauta estaba acabada. O eso era lo que él creyó entonces. Durante los siete años siguientes, Jonas llegó a obsesionarse con la idea de demostrar al mundo que la criatura exis- 22 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 23 MEG LA FOSA tía realmente. Volvió a la universidad, donde consiguió títulos superiores en paleo-biología, mientras su primera mujer los financiaba. La investigación acerca de la misteriosa desaparición de las especies de megalodon pronto lo llevó a una teoría polémica y a varias publicaciones. Jonas sostenía que muchos de aquellos grandes tiburones blancos prehistóricos habían migrado a las aguas más cálidas de los abismos de la fosa de las Marianas para evitar así las temperaturas más frías de la superficie que había traído la última Edad de Hielo. A pesar de la base científica de sus conclusiones, su investigación fue desechada por sus colegas como una fantasía pura y sus publicaciones fueron prohibidas por muchas instituciones. Cuatro años más tarde, la oportunidad de volver a la fosa de las Marianas vino de la mano de Masao Tanaka, su viejo amigo y mentor. El fundador del Instituto Oceanográfico, Tanaka, no había mostrado interés en los megadolones, o en las teorías de Jonas sobre la posible existencia de tales criaturas. Masao estaba construyendo una laguna artificial fuera de la costa de Monterrey, un hábitat hecho por el hombre para estudiar a las ballenas. Para financiar el proyecto, se había embarcado en un acuerdo de asociación de empresas con el gobierno de Japón a fin de desplegar una serie de robots de detección de seísmos, llamados UNIS, que pasearían por el lecho marino de la fosa de las Marianas. Algo había ido mal con varios de los equipos y Masao necesitaba la ayuda de Jonas para recuperar uno de los instrumentos. Al principio, el piloto de aguas profundas había rechazado la oferta, incapaz de enfrentarse a sus miedos. Pero con su primer matrimonio al borde del fracaso y su carrera alterada, la idea del reembolso se convirtió en demasiado seductora como para dejarla pasar. Y después vino Terry. La única hija de Masao Tanaka era tan preciosa como rebelde. Si Jonas no hubiera acompañado a su hermano a la misión, ella habría ido en su lugar. Y fue así como Jonas vol- 23 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 24 STEVE ALTEN vió a la garganta, esta vez descendiendo en un sumergible de un solo tripulante. Una vez más, el destino le hizo cruzarse en el camino de una de las máquinas de matar más prolíficas de la naturaleza. El hijo de Tanaka había muerto entre las mandíbulas de una de las criaturas, mientras una enorme hembra embarazada se las había arreglado para salir de su purgatorio en las profundidades. Al final, Jonas se vio obligado a matar a cada una de las criaturas que él había querido salvar y su heroicidad se convirtió en un asunto de leyenda. Después de haber sido el objeto de burlas y desprecios de sus compañeros, el paleontólogo vio de repente cómo su carrera salía expurgada y literalmente de la noche a la mañana se convirtió en una celebridad internacional. El hombre que había logrado parar el corazón del meg. Entrevistas, programas de televisión, reportajes, parecía como si todo el mundo quisiera un trozo de él, así como un atisbo de la cría de megalodon hembra que había sido capturada en la laguna de Tanaka. Terry y él se casaron. Masao Tanaka convirtió a su nuevo yerno en socio del Instituto y un año más tarde, la exhibición viva más popular del mundo había abierto sus puertas en Monterrey. Pero la fama es efímera y la celebridad, con todos sus privilegios adicionales, también hacía de uno un objetivo fácil. Ocho meses después de que la laguna hubiera abierto, Jonas y el Instituto Tanaka se encontraron acusados en un juicio de acción popular de doscientos millones de dólares, presentado por los parientes dolidos de aquellos que habían fallecido en las mandíbulas del megalodon. Terry estaba embarazada de cuatro meses cuando el proceso empezó, con un frenesí mediático que bien podía haber competido con las vistas de O. J. Simpson. —¿Profesor Taylor, puede explicar al tribunal por qué arriesgó tanto para capturar a una criatura a la que lo 24 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 25 MEG LA FOSA hemos oído describir como el depredador más peligroso de todos los tiempos? —Teníamos los medios para atrapar el megalodon y estudiarlo. —Díganos, profesor, cuando finalmente consiguió sedar y capturar al monstruo en su red de carga, ¿consideró alguna vez matarlo? —No. Lo teníamos todo bajo control. No había razón… —¿Ninguna razón? ¿No sería más apropiado decir que el Instituto Tanaka y usted simplemente tomaron una decisión de negocios para no acabar con él? Dinero, profesor, todo fue por dinero, ¿no es así? Ustedes decidieron no asesinar a la gallina cuando tenían la amplia oportunidad de hacerlo solo porque querían sus huevos de oro. Al final, su avaricia le costó la vida a gente inocente. Y ahora, la descendencia de la criatura que violentamente despedazó a los amados familiares de mis clientes está cosechando millones de dólares en provecho del Instituto Tanaka. ¿Es esa su idea de la justicia, profesor? Finalmente, el jurado adjudicó unos daños que excedían las expectativas de cualquiera. Cuando el tribunal rechazó la apelación, el Instituto Tanaka se vio forzado a la bancarrota. Entonces, como llovido del cielo, JAMSTEC, el Centro Japonés de Ciencia y Tecnología Marinas, que había atraído primero a Masao Tanaka hacia la fosa de las Marianas, ofreció al Instituto una salida a su apuro financiero. Preocupados por el incremento de actividad sísmica en las placas tectónicas pacífica y filipina, los japoneses le daban otra vez al Instituto Tanaka la oportunidad de desplegar una serie completa de robots UNIS por todo el lecho marino de la fosa de las Marianas. El contrato era lucrativo, pero los peligros que entrañaba volver al abismo obligaron a Masao Tanaka a buscar la ayuda del multimillonario magnate de la energía 25 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 26 STEVE ALTEN Benedict Singer, que estaba construyendo su propia flota de sumergibles de gran profundidad para explorar las fosas oceánicas del mundo. Se creó una asociación y Masao se vio obligado a ceder la participación mayoritaria de su amado Instituto para cumplir con el contrato JAMSTEC y mantener las puertas de su atracción abiertas. *** Jonas condujo pasando la gigante valla publicitaria que anunciaba al meg: VEAN A ANGEL, LA MÁQUINA DE MATAR MÁS PROLÍFICA DE LA NATURALEZA. TRES ESPECTÁCULOS AL DÍA. Giró por la carretera de acceso de empleados, hizo señales al guarda y después aparcó el coche. El sonido inquietante del barítono empezaba a aporrear los altavoces del pabellón exterior, Jonas comprobó el reloj y vio que el espectáculo de las diez estaba a punto de empezar. Vista desde arriba, la laguna Tanaka creada por el hombre aparecía como un lago oval rodeado por un estadio de hormigón, que recorría la costa del océano Pacífico. Enlazando el enorme acuario con el mar había un canal de veinticinco metros de profundidad y trescientos metros de longitud, situado al centro de la pared oeste del muro. El canal estaba formado por dos diques de hormigón que corrían paralelos el uno al otro y estaba separado del océano por una serie de gigantescas puertas dobles de acero reforzado, que prevenían que la estrella de la atracción de la laguna pudiera escapar. Al mismo tiempo que Jonas entraba al estadio de diez mil asientos, un silencio apagó la impaciencia de la multitud. Todos los ojos, todas las lentes de las cámaras de fotos, se giraban para concentrarse en la parte sur del acuario donde una carcasa de vaca sin cabeza de unos doscientos treinta kilos estaba ahora atada a una gruesa cadena que colgaba de 26 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 27 MEG LA FOSA un enorme marco en forma de «A». En algún lugar dentro de aquella laguna de medio kilómetro, todavía fuera del alcance de la vista, se ocultaba Angel, el monstruo por el que todos habían pagado una entrada para poder echar un vistazo. El momento que habían esperado estaría pronto ante ellos. El desayuno había sido servido. Jonas siguió el paseo circular del estadio hasta llegar a la plataforma de hormigón que sostenía el torno de acero. Echó un vistazo hacia arriba para ver a su ayudante, Manny Vázquez, meciendo con cuidado la carcasa hasta colocarla encima de la tranquila agua azul. Bajo la plataforma de hormigón había una puerta de acero, señalizada como: «SOLO PERSONAL AUTORIZADO». Jonas se dio cuenta de que la protección de acero que guardaba el mecanismo de cierre había sido parcialmente manipulada. Malditos críos… Hizo una nota mental para repararla, y después abrió la puerta, entró en un húmedo hueco de la escalera, y esperó un momento, antes de que sus ojos se adaptaran a la tenue luz. Descendió los dos tramos de escaleras lentamente, mientras los toques de tambor, como un ritual de vudú, se hacían más fuertes, a medida que se movía más profundamente en las entrañas de la instalación. El hueco de la escalera daba a un pasillo semicircular subterráneo que recorría el perímetro sur del enorme tanque. Espeluznantes reflejos de una luz azul verdosa iluminaban la otra parte del oscuro pasillo. Jonas se movió lentamente hacia la fuente de luz, girando la cara hacia una de las ventanas del acuario de lexan de un grosor de doce metros y una altura de ciento cincuenta metros. Ahora estaba a más de nueve metros bajo la superficie, mirando dentro de las aguas cristalinas de la laguna artificial. Jonas miró hacia arriba, leyendo una nueva señalización erigida sobre su cabeza. PELIGRO. NO MOVERSE MIENTRAS EL MEGALODON ESTÉ EN LA ZONA. 27 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 28 STEVE ALTEN Presionó las palmas de sus manos contra el cristal de lexan. Su fría superficie temblaba bajo la acústica submarina que estaba bombeando dentro del tanque, llamando a la bestia para que fuera a comer. Gotas de sangre carmesí de la carcasa colgante se dispersaban a lo largo de la superficie de agua que se extendía sobre su cabeza. Jonas se agarró a la barandilla. *** En las profundidades, dentro de los confines más alejados del canal de acceso al océano, una cabeza triangular de color blanco puro del tamaño de una pequeña casa seguía el ritmo del mantra de un lado a otro, frotando su hocico cónico y en carne viva contra la puerta porosa de acero. Mientras la corriente de agua del Pacífico fluía hacia adentro, pasando a través de los poros de la puerta, los movimientos a lo largo y ancho de la cabeza de la criatura extraían las fragancias del mar hacia su cápsula nasal. A millas de distancia, manadas de ballenas migraban al norte a lo largo de la costa de California. La prehistórica hembra de tiburón blanco de veintidós metros podía distinguir su olor dulce y mordaz. Los graves profundos de la acústica submarina se intensificaron, estimulando las células ultrasensibles que corrían a través de la línea lateral de la criatura. Aquella resonancia significaba comida. La hembra se dio la vuelta, alejándose de la puerta, y se quedó en la parte más profunda del canal para evitar el campo eléctrico que se descargaba por una serie de tuberías que se extendían por la longitud interior superior del dique, cuya misión era prevenir que la bestia de veintiocho toneladas simplemente saltara por algún lado del canal. Un gran rugido salió de la multitud cuando una estela prodigiosa se aceleraba por la laguna. Diez mil corazones 28 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 29 MEG LA FOSA latían con fuerza mientras la aleta dorsal de dos metros y de color marfil aparecía finalmente, cortando la superficie. La circunferencia en movimiento de la gigante sumergida enviaba olas de cuatro metros que iban a chocar contra las paredes al este del tanque. La aleta desapareció a medida que el pez descendía para hacer círculos por debajo. La audiencia soltó un suspiro colectivo. —«Señoras y señores, saluden a Angel, ¡nuestro propio Ángel de la Muerte blanco!». Con un sonido grave, la bestia saltó repentinamente del tanque, revelando unas mandíbulas asesinas, que medían unos tres metros, y unas hileras de dientes de quince por veintidós centímetros, que se desplegaban de su boca en un movimiento lento, lo que provocó que la multitud ahogara los gritos. Por un momento emocionante, la parte de arriba de su torso quedó flotando fuera del agua, desafiando a la gravedad, mientras el monstruoso tiburón se cerraba sobre la carcasa entera en un mordisco horrible. El marco en forma de «A» chirrió, doblándose a medida que la criatura se movía de un lado a otro en unas sacudidas exageradas de su cabeza enorme, intentando liberar su comida del cepo de acero. Montañas de olas espumosas de color rosa se cerraban contra los vidrios plastificados que protegían a los espectadores. Y entonces, la carcasa cayó libre, el soporte de acero chasqueó y volvió a su lugar mientras el depredador prehistórico y fantasmal cobraba su premio. La multitud desfallecía al mismo tiempo que la pálida monstruosidad caía de nuevo al tanque y se sumergía. El cepo limpiamente rasgado seguía bailando al final de la cadena colgante y las vigas de acero del marco en forma de “A” resonaban como un diapasón gigante por la fuerza del ataque. A través de la miríada de burbujas y el torbellino de pedazos de vaca, Jonas observó el vientre horriblemente 29 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 30 STEVE ALTEN blanco de la criatura mientras masticaba la comida; una contracción muscular violenta de sus mandíbulas envió grandes ondas que rotaban en la parte inferior y en las agallas. Las olas creadas por el alimento de la bestia golpeaban en el cristal, haciendo que las láminas de lexan traquetearan en el marco. Jonas miró con sobrecogimiento la gordura de la hembra que había superado incluso a su padre muerto. La existencia de Angel en aguas con una superficie altamente oxigenada había influido obviamente en su tamaño, tanto como en su apetito. Como su padre, su piel era toda de un color blanco incandescente, una adaptación genética que los antecesores del tiburón habían adquirido para atraer a las presas en las aguas perpetuamente oscuras de la fosa de las Marianas. Jonas se quedó quieto, mirando su pesadilla viviente. El ojo desangelado de color gris volvió a su sitio cuando había terminado de devorar el último trozo. El teléfono rojo de la pared sonó. Jonas se inclinó para cogerlo. Detectando el movimiento, el megalodon arqueó la espalda. Impulsándose hacia delante, empujó el hocico contra el cristal de lexan como si estuviera mirando a través de él. Jonas se quedó helado. Nunca había visto a la hembra tan agitada. —¿Hola? Doctor, ¿está usted ahí? El sudor descendía por la axila de Jonas mientras Angel continuaba presionando contra las ventanas saledizas submarinas, mirándole. El lexan empezó a doblarse. Jonas recordó las palabras del ingeniero de instalaciones. «Es normal que se doble. Las capas flexibles se hacen en realidad más resistentes cuando se doblan. Si la ventana se hace añicos, las puertas del pasillo externo se sellarán automáticamente». Angel presionaba el lateral de su enorme cabeza contra la ventana. El ojo gris catarata estaba fijo en él. 30 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 31 MEG LA FOSA Jonas sintió un espanto superlativo. Solo quince centímetros de lexan le separaban de la muerte. ¿Qué pasaba si el ingeniero no estaba en lo cierto? Después de todo, el tanque había sido diseñado originalmente para hospedar a ballenas. El meg se dio la vuelta y desapareció en la laguna, dirigiéndose hacia el canal. Jonas relajó su respiración, el temblor de sus extremidades. Se hizo hacia atrás, contra la pared, fuera del campo de visión, intentando sondear lo que acababa de ocurrir. —Doctor, ¿está usted ahí? —Sí, Manny. Dios, sé a lo que te refieres cuando dices que nuestra chica está un poco tensa. —Será mejor que se una a nosotros en la sala de control, jefe. Va a querer ver esto. Jonas salió del área de visión submarina, y se dirigió por el estadio al aire libre hacia el ala administrativa. No se molestó en esperar al ascensor, subió los tres tramos de escalones de dos en dos, y empujó las dobles puertas de la sala principal de control de la laguna. Manny Vázquez estaba de pie, junto a otros dos técnicos sentados en un tablero de mandos computarizado. Desde ahí, los operarios podían supervisar el ambiente de la laguna, los aparatos electrónicos, la seguridad y los sistemas de sonido. Seis monitores de televisión de circuito cerrado estaban situados encima del panel. Manny señaló una imagen submarina que aparecía en uno de los monitores. Jonas podía ver la silueta de una gigantesca puerta doble de acero que aseguraba el canal del Pacífico. —¿Qué es lo que estoy mirando? —Siga haciéndolo. Jonas miró el monitor. Después de un minuto, vio cómo una mancha blanca pasaba por la cámara dirigiéndose apresuradamente contra la puerta con más velocidad que un 31 MEG La Fosa 15 x 23- 7-4-09 :Meg La Fosa 7/4/09 23:12 Página 32 camión articulado, y moviéndose a más de treinta metros por segundo. La cabeza de la gigante se cerraba de golpe contra las dobles puertas selladas, haciendo que la imagen televisiva temblara violentamente. —Oh, Jesús, está atacando la puerta. Manny asintió. —No hay duda de ello, doctor. Ese pez suyo quiere salir fuera.