La melancolía de los hombres pájaros Juan Bolea

Juan Bolea
De raíces aragonesas y andaluzas. Licenciado en
Geografía e Historia, ejerce el periodismo desde hace dos
décadas. Su obra narrativa arranca con El palacio de los
jardines oblicuos (premio Ciudad de Alcalá de Novela
Corta) y prosigue con dos novelas muy bien acogidas por
la crítica: Mulata, ambientada en la Cuba de Castro, y El
color del Índico, cuya historia transcurre en escenarios
africanos. Como independiente, fue concejal de Cultural
del Ayuntamiento de Zaragoza. Durante su mandato
promovió grandes conciertos de rock, de cuya
experiencia, hábilmente fabulada, se nutre en parte El
manager.
Ha publicado:
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··El Manager (2001)
··El Gobernador (2003)
··Los hermanos de la costa (2005)
··La mariposa de obsidiana (2006)
··Crímenes para una exposición (2007)
··El color del Índico (2008)
··Un asesino irresistible (2009)
··Orquídeas negras (2010)
La melancolía de los hombres pájaros
Juan Bolea ha sido galardonado con el Premio Abogados de Novela 2011 por
su relato “La melancolía de los hombres pájaros“, en la que recupera a la detective
Martina de Santo, uno de sus personajes preferidos, narrando de este modo una historia
de traiciones, asesinatos y mucha intriga.
Una parte de esta historia se desarrolla en la Isla de Pascua y en la costa de
Cantabria pues dos de sus personajes están relacionados con estos lugares. En primer
lugar, Francisco Camargo es un controvertido empresario español que es propietario de
una naviera, una flota pequeña de aviones, una cadena de hoteles, de supermercados y
de varios bancos en España, además de tener grandes intereses económicos en la
exótica Isla de Pascua. En este lugar ha financiado un proyecto único cuyo objetivo es
sacar a la luz una serie de “moais” que tienen un valor incalculable.
Por otra parte, a escasos kilómetros de Santander vive el cuñado de Camargo,
Jesús Labot, quien es un prestigioso abogado criminalista acostumbrado a defender a los
peores y más corruptos criminales de la sociedad. Su mujer es Martina de Santola
detective, y juntos tendrán que resolver dos asesinatos que están relacionados a más
de 17.000 kilómetros de distancia.
Para desarrollar la historia, el autor ha tenido que recurrir a la metáfora de los hombres
pájaro “Ellos creen haber llegado a sus objetivos y, sin embargo, cuando se mira ve que
hay más islas y lugares mentales a los que llegar“. Juan Bolea cree que “la alta literatura
puede unirse al género policial y trasladar al lector la realidad de un abogado de carne y
hueso“.