A Marta le gusta ir a casa del abuelo Francisco. Él siempre tiene
Transcripción
A Marta le gusta ir a casa del abuelo Francisco. Él siempre tiene
A Marta le gusta ir a casa del abuelo Francisco. Él siempre tiene tiempo para ella. Y tiene un piano y deja que Marta lo toque. Cuando Marta hace música, Lori grazna una cantinela. Lori sabe incluso hablar. Cuando grita «¡Da besitos!», el abuelo Francisco se ríe. Pero desde hace un par de semanas a Marta ya no le gusta tanto ir a casa del abuelo Francisco. Cuando tocan el piano, él se le acerca demasiado. Marta piensa que tendría que apartarse un poco. Cuando Lori grita «¡Da besitos!», Marta cierra los ojos, porque entonces el abuelo Francisco le aprieta el bigote contra la mejilla. Y eso pincha y pica. A Marta le resulta muy desagradable, pero no dice nada. No se atreve. —Marta, hoy tengo que volver a hacer horas extras —dice mamá mientras desayunan—. Pero el abuelo Francisco cuidará de ti. —Puedo cuidarme yo sola —responde Marta. Mamá se ríe. —Ya lo sé, ya eres grande. Pero así es mejor, ¿no? —No —murmura Marta. —Me alegro de que el abuelo Francisco cuide de ti, así no tengo que preocuparme —dice mamá, y le revuelve el pelo. Y entonces ya no hay tiempo para hablar, porque tienen que irse.