Soneto CLXVI, «Mientras por competir con tu cabello»
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Soneto CLXVI, «Mientras por competir con tu cabello»
Soneto CLXVI, «Mientras por competir con tu cabello» LUIS DE ARGOTE Y GÓNGORA Antes de leer homogeneizado bajo el catolicismo, arribar a un continente que hasta entonces no se conocía, convertirse en la principal potencia colonial del mundo con la conquista de América, concertar alianzas con los estados centrales europeos para reconstituir el Imperio en ese continente ––en donde extendió sus dominios a los Países Bajos, Austria, el Franco-Condado, el Milanesado, Cerdeña, Sicilia y Nápoles––, y adquirir en territorio americano una de las mayores fortunas que ningún país haya poseído por derecho de conquista. El desarrollo de las fuerzas materiales a que dio lugar este movimiento expansivo ––cuya punta de lanza fueron sus hidalgos, funcionarios y sacerdotes colonizadores–– propició un desarrollo original de la mente y la sensibilidad ibéricas en las ciencias naturales y exactas, la geografía y la cartografía, el derecho de gentes, y cómo no, el arte. La vida y la obra de Luis de Argote y Góngora se desarrolla a caballo de los siglos XVI y XVII, en el momento más prolífico de lo que se considera el Siglo de Oro español, un extraordinario período productivo en las artes y las ciencias peninsulares. El Siglo de Oro ha sido estudiado con interés debido a la cantidad y la calidad de sus protagonistas y de las obras por ellos producidas, así como por la influencia que ha ejercido en el sistema cultural hispano y europeo, influencia que se ha extendido hasta nuestros días. Para tener una idea del clima cultural en que vivió Góngora, baste decir que fue contemporáneo (y compartió espacios de expresión, polemizó o intercambió ideas estéticas) con figuras de la talla de Francisco de Quevedo y Lope de Vega ––sus más famosos antagonistas––, Miguel de Cervantes, Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón, Baltasar Gracián y Calderón de la Barca, por nombrar algunos de los más destacados entre una multitud de plumas ilustres. En el mundo de la pintura, El Greco, Ribera y Velázquez ––quien nos dejó el retrato más conocido de Góngora–– trajinaron los mismos pasillos cortesanos que frecuentaba el poeta. Pero no sólo en España se daban tales talentos: Góngora también fue coetáneo de Shakespeare, Corneille, Descartes, Torcuato Tasso, Francis Bacon, Montaigne. Así, vivió inmerso en un fecundo movimiento de ideas e innovaciones. No en vano su época fue tributaria de la vertiginosa transformación histórica que atravesó su país en menos de cincuenta años: España pasó de ser un conjunto de pequeños reinos de economía pastoril en lucha contra los moros por la recuperación de España, a constituirse en un poderoso estado nacional unificado y presuntamente Abriendo puertas: Recursos en línea Vocabulario bruñido—pulido; abrillantado. clavel (m.)—planta herbácea ornamental, de flores muy vistosas. desdén—desprecio; indiferencia; desapego. dorada—de oro; preciosa, como de oro. gentil—hermoso. gozar—sacar jugo; aprovechar; darse gusto. lozano—juvenil; saludable; arrogante. luciente—brillante. llano—tierra plana, sin montañas ni colinas. mas—pero. menosprecio—desdén. relumbrar—reflejar la luz. Al leer Consúltese la Guía de estudio como herramienta para comprender mejor esta obra. 1 © Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company Después de leer incorporaba innovaciones y experimentaciones personales. Conviene saber que Góngora fue el máximo exponente del culteranismo (o gongorismo), aunque este poema es temprano. Se trata de un fenómeno barroco que predomina en la poesía y que se caracteriza por los latinismos y neologismos, el hipérbaton (para imitar la sintaxis del latín) y la elipsis, las metáforas y las hipérboles, y la erudición, que tornan difícil la interpretación de algunos textos. Conviene saber que la vida de Góngora transcurre entre los reinados de Felipe II y Felipe III. Durante el del primero, pese a que el Imperio español alcanza su máxima extensión, el flujo de metales preciosos desde América se reduce y los problemas de hacienda se acentúan ––ya en 1550, con Carlos V en el trono, España no podía disponer del oro y la plata de las colonias, embargados por la banca flamenca––. Esta circunstancia agrava el déficit provocado por una corte dispendiosa, un Estado ineficiente, un aparato militar hipertrófico y una estructura económica débil. Al acceder Felipe III a la corona, comenzará la larga decadencia española, que relegará a España en los siglos posteriores a un segundo plano entre los estados europeos. La vida de Góngora también coincide con el apogeo de la Inquisición española, tribunal eclesiástico, pero bajo control directo de los monarcas, con jurisdicción sobre todos los súbditos de la corona española, cuyo fin era perseguir cualquier desviación de la ortodoxia católica. Dicha institución elaboró parámetros de estricta censura e índices de libros prohibidos, y persiguió a aquéllos cuyas ideas contradijeran el catolicismo. Góngora fue canónigo, aunque no parece haber mostrado demasiada vocación ministerial. Ante todo lo consideró un vehículo consistente para asegurar su posición social y permitirle desarrollar su actividad literaria. Conviene saber que el tema del carpe diem («aprovecha el día»), con una larga tradición clásica que se remonta a Horacio (siglo I a. de C.), fue retomado por el Renacimiento y luego por el Barroco. En contraste con el vitalismo renacentista, que celebra la vida desde un enfoque hedonista, la visión barroca le imprime un pesimismo amargo en donde el acento está puesto, más que en el festejo del disfrute, en la inexorabilidad de la decrepitud y el triunfo de la muerte. Góngora escribe este soneto en 1582, pero su tópico está ampliamente instalado en la época. Además de su antecedente en el Soneto XXIII de Garcilaso, en 1578 Ronsard había escrito su soneto «Quand vous serez bien vieille», y en 1658 será Corneille, en su composición «Marquise», quien exprese ideas semejantes. Lo más interesante parece ser que tanto el soneto de Garcilaso como el de Góngora son reelaboraciones del de Bernardo Tasso, «Mentre che l’aureo crin v’ondeggia intorno», de su libro Gli Amore de 1534. Conviene saber que el tema del carpe diem se complementa, en el Renacimiento, con el de collige, virgo, rosas («coge las rosas, muchacha»), del Idyllium de rosis de Ausonio (siglo IV), que específicamente insta aprovechar a la juventud antes de que llegue la vejez. Éste instala toda una tradición en que los sucesivos abordajes al tópico aluden inevitablemente a la rosa (así, por ejemplo, en todos los poemas citados en el párrafo anterior, incluido el de Garcilaso, que comienza precisamente: «En tanto que de rosa y azucena…»). En rigor, si el carpe diem es el asunto general y contenedor, el collige, virgo, rosas es el tema específico que trata el soneto del que aquí nos ocupamos. Lo novedoso en Góngora es que evita deliberadamente la alusión a la rosa, abriendo una nueva línea en la serie literaria: las flores emblemáticas serán el lirio y el clavel. Esto deja entrever que el joven Góngora (tenía veintiún años y recién se iniciaba en la composición de sonetos) solía imitar modelos clásicos como ejercicio para explorar métrica, estructura y ritmo, pero Abriendo puertas: Recursos en línea 2 © Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company Bibliografía Giusti, Roberto. Lecciones de literatura española. 1968. Romero, José Luis. Crisis y orden en el mundo feudoburgués. 2003. Vilar, Pierre. Historia de España. 2004. Alatorre Chávez, Antonio. «Un soneto de Góngora». Estudios: Filosofía, historia, letras. 21. 1 Ene. 1990. Biblioteca Raúl Baillères Jr. del Instituto Tecnológico Autónomo de México. En línea. 19 Abr. 2012. Ciplijauskaité, Biruté, ed. Sonetos completos de Luis de Argote y Góngora. 1992. García de Cortázar, Fernando, y José M. González Vesga. Historia de España. 1994. Abriendo puertas: Recursos en línea Para consultas bibliográficas de citas: Universitat Pompeu Fabra. Todo Góngora. 19 Abr. 2010. http://www.upf.edu/todogongora/. 3 © Houghton Mifflin Harcourt Publishing Company