El microscopio y el conocimiento de la célula
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El microscopio y el conocimiento de la célula
El microscopio y el conocimiento de la célula Con la invención del microscopio se logró atisbar por primera vez el universo antes invisible de la vida microscópica. Entre 1590 y 1600 Hans Lippershey y Zacharias Janssen, fabricantes de lentes, construyeron los primeros microscopios compuestos. (Imagen 1.1) Posteriormente Robert Hooke (Imagen 1.2) construyó un microscopio con varias lentes. Es a él a quien se le atribuye la descripción de las unidades microscópicas que componen la estructura de una lámina de corcho y acuñó el término de célula para referirse a ellas. “Estudió numerosos tejidos animales y vegetales y realizó experimentos sobre la respiración animal” (Sacramento, 2001) Gracias a las investigaciones de Anton Van Leeuwenhoek el mundo de los microorganismos salió a la luz, con ayuda del microscopio que él mismo diseñó (imagen 1.3) fue capaz de observar partículas móviles que no eran más que microorganismos a los que se refirió como animáculos, con la convicción de que ello era una prueba de vida. Describió muchas formas específicas de protozoarios y organismos unicelulares. Uno de sus pupilos fue quien descubrió en el esperma humano células existentes sumamente pequeñas y móviles, supuestos animales que hoy se conocen como espermatozoides. Con el desarrollo del microscopio, instrumento indispensable para la visualización de las células se posibilitó una serie de descubrimientos posteriores de las mismas. En 1831 Robert Brown descubrió en diferentes células vegetales el núcleo celular. “En 1839 Purkinje observó el citoplasma celular, en esa misma década Theodor Schwann junto a Matthias Schleiden estudiaron la célula animal.” (Velasco, 2013) Con este y otros aportes se consolidó la Teoría Celular, propuesta en 1838 y 1855 por Schleiden, Schwann y Rudolf Virchow, en la que se establece que es la célula la unidad estructural de los seres vivos. Que todas las células provienen de otras preexistentes y que las células contienen el material genético y en ellas tienen lugar diversas funciones metabólicas, por lo que son también unidades fisiológicas. “Aunque la célula había sido descubierta, la estructura de ésta no se llegó a conocer hasta la década de 1950 […] La biología avanzó rápidamente con la introducción del microscopio electrónico […] Este tipo de microscopios revelan muchos orgánulos que escapan a la resolución del microscopio óptico.” (Campbell y Reece, 2007) El microscopio es una herramienta muy importante para la citología, la ciencia encargada del estudio de la estructura celular. Como sabemos la unidad básica estructural y funcional de todo organismo es uno de los dos tipos de células existentes: procariontes o eucariontes. “La palabra procarionte deriva del griego pro, que significa antes y karyon, que significa grano, semilla, en referencia al núcleo.” (Campbell y Reece, 2007) En este tipo de célula (Imagen 1.4) no existe un núcleo diferenciado y todo el material genético está centrado en una región denominada nucleoide. Tal es el caso de la célula de una bacteria. Por el contrario, las células eucariontes tienen un núcleo verdadero, limitado por una membrana nuclear. Y presentan muchísimas más diferencias, tienen otras membranas internas que delimitan a otros orgánulos membranosos. Pero también existen diferencias entre las mismas células clasificadas como eucariontes, diferenciadas en eucariontes vegetales (imagen 1.5) y células eucariontes animal (imagen 1.6). En nuestro cuerpo, las células normales crecen, se dividen y finalmente mueren, “las células del cuerpo se mueren a millones […] la mayoría se autosacrifican para que sobrevivamos. Investigaciones recientes indican que la salud de todos los organismos pluricelulares, incluidos los humanos, depende no sólo de que el cuerpo sea capaz de producir nuevas células, sino también de que sus células puedan autodestruirse cuando no sirven para nada o sufren una alteración. Este proceso crítico, que ahora se denomina apoptosis o muerte celular programada, pasó inadvertido durante décadas. Pero en los últimos años los biólogos han realizado notables progresos en el conocimiento de cómo se lleva a cabo y controla el suicidio celular.” (Duke, et al. 1998) Es la curiosidad científica y la necesidad de combatir enfermedades que actualmente atacan a gran número de la población mundial lo que impulsa a seguir con el estudio de las características de la célula. Si el avance del conocimiento de la apoptosis es favorable y se profundiza, incluso podría aportar nuevos datos para combatir enfermedades como el cáncer, como sabemos las células cancerosas o malignas se multiplican sin control y en general, evaden los mecanismos naturales que las hacen morir, forman tumores y es entonces cuando éstas comienzan a destruir a células sanas o normales a su alrededor. Actualmente existen tratamientos que consisten en destruir la masa tumoral sin dañar células sanas del cuerpo o lo mínimo posible, pero sigue siendo desconocido un tratamiento eficaz en etapas muy avanzadas. Si bien la ciencia y tecnología avanzan constantemente, hace falta muchísimo más por descubrir para ofrecer al ser humano una mejor calidad de vida. Díaz García Alba Elena Referencias consultadas Campbell y Reece (2007) Biología, Medica Panamericana, España. Sacramento, N. (2001) Enciclopedia temática autoevaluativa, Ciencias Naturales, REYMO, España. Duke, et al. (1998) “Suicidio celular, en la salud y en la enfermedad”, Investigación y ciencia, No. 11 S/A (s.f.) Principios de microscopía. www.biología.edu.ar Velasco, E (2013) Reseña histórica de la Teoría celular. Recuperado de www.biologíamolecular.blogspot.mx