Las claves que hicieron de la elección de ayer un punto de quiebre
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Las claves que hicieron de la elección de ayer un punto de quiebre
E LE C C I O N E S C6 2 016 LUNES 24 DE OCTUBRE DE 2016 Los factores detrás de los números: Las claves que hicieron de la elección de ayer un punto de quiebre político Niveles de abstención históricos y dispersión de candidaturas jugaron esta vez contra la Nueva Mayoría, la que hasta ahora siempre se había visto favorecida del fenómeno. Chile Vamos, en cambio, se benefició. La abstención jugó esta vez contra la izquierda MANUEL HERRERA Un millón menos de votos hubo en los comicios de ayer, en comparación con las municipales de 2012. La mayoría de los analistas ya proyectaban que esta vez habría un nivel de abstención histórico, aunque el rango de 65% al que llegó el fenómeno lo preveían solo los más pesimistas. Desde que se instauró el voto voluntario —precisamente en los comicios de 2013—, la baja en la participación ciudadana ha sido permanente (solo remontó ligeramente en las presidenciales de 2013). La novedad esta vez fue que si en las anteriores oportunidades el gran perjudicado había sido la centroderecha, ahora el fenómeno golpeó más duramente a la Nueva Mayoría. Las cifras sobre votación de alcaldes son al respecto reveladoras: el actual oficialismo obtuvo esta vez 600 mil votos menos. Y los analistas advierten que esos sufragios, más que traspasarse a la centroderecha (que también redujo su número de votos), se transformaron en abstenciones o favorecieron a las listas alternativas. Una muestra: si los postulantes independientes lograron en 2012 el 10,9% de los votos, esta vez llegaron al 17,37%, con casos tan emblemáticos como el de René de la Vega, quien se impuso en Conchalí al postulante oficialista y a la ex ministra del gobierno de Sebastián Piñera Loreto Seguel. 3 Chile Vamos, triunfos con matices 4 Fracasan las ex ministras de Bachelet 5 Los descolgados y los rebeldes ÁLEX VALDÉS 1 Los candidatos independientes registraron el 17% de la votación a nivel de alcaldes, siete puntos más que en 2012. Y los diputados Boric y Mirosevic lograron sorpresivos éxitos en sus apuestas municipales. 2 La Nueva Mayoría en su peor momento Lo afirmó en su primera entrevista luego de asumir como ministro del Interior: “La Presidenta Bachelet va a terminar con una buena aprobación de su gestión. Y no estoy hablando del último día o del último mes; empezará con el veredicto electoral de octubre”. Las palabras que Mario Fernández dijera el pasado 12 de junio a “El Mercurio” se transformaron en uno de los leitmotivs que marcaron sus intervenciones públicas durante los meses siguientes: la idea de que el oficialismo tendría una buena performance en la municipal y que ello marcaría un punto de inflexión en la evaluación ciudadana del Gobierno. De hecho, repetidas veces Fernández minimizó la importancia de las encuestas en que el Gobierno registraba un bajo nivel de apoyo e ironizó con el 15% que le dio la última CEP, afirmando que la única medición verdadera era la elección. Todo ese diseño se vino estrepitosamente ayer abajo, con el magro balance que los comicios municipales dejaron en el oficialismo: pérdida de las comunas más im- portantes del país; drástico estrechamiento de su ventaja sobre la derecha en la votación de concejales y derrota ante esta en la cantidad de sufragios y número de alcaldes; caída inesperada de su figura edilicia más emblemática, Carolina Tohá. En buenas cuentas, los resultados constituyeron el golpe más fuerte recibido por la Nueva Mayoría desde su constitución como pacto. Y además vinieron a coronar una semana marcada por los desencuentros entre el Gobierno y sus partidos, a propósito de la frustrada ley exprés que buscaba corregir los cambios de domicilio en el padrón electoral, y un ajuste de gabinete que dejó insatisfechas a todas las colectividades. Indicativo del mal momento, anoche los partidos no estuvieron en La Moneda acompañando a la Presidenta En cuanto a los balances de cada colectividad, la única que ayer algo celebraba era el Partido Radical, que cumplió su meta de crecer dos puntos, atruibuyéndoselo al factor Guillier. Un sustantivo avance en la Región Metropolitana, que incluyó la recuperación de Santiago, Providencia y La Reina, y que deja al sector controlando las comunas más grandes y más representativas de la clase media —esto es, Puente Alto, La Florida y Maipú—, constituye uno de los logros más importantes alcanzados por Chile Vamos. Se suma a la conquista de municipios históricamente adversos —Punta Arenas y Talcahuano, los más destacados— y al hecho de imponerse sobre la Nueva Mayoría en votación y número de alcaldes. Resultado de todo eso, la centroderecha pasará a ser el bloque cuyos ediles gobiernen sobre una mayor cantidad de habitantes en el país. Pero aunque la coalición opositora tenía ayer buenos motivos para celebrar —a los anteriores se agrega el hecho de que RN y la UDI hayan quedado como los partidos más votados a nivel de concejales— no todo es positivo en su balance. Desde luego, si bien algunos vaticinaban una contienda estrecha en Valparaíso, el tamaño de la derrota sufrida por el alcalde UDI Jorge Castro no estaba en los cálculos de nadie. Y en el caso de Arica, estaban convencidos del triunfo del ex intendente José Durana frente a la dispersión de la izquierda. A ello se agrega la derrota del RN Luis Plaza, en Cerro Navia. Más allá de eso, los resultados de ayer dejaron a Chile Vamos en una posición expectante, manifestada incluso en el parámetro tradicionalmente más esquivo para el sector, la votación de concejales, donde redujeron en 10 puntos la ventaja que el oficialismo les había sacado en 2012. Con todo, un análisis detenido muestra que, en un escenario marcado por la alta abstención, más que aumentar su apoyo, Chile Vamos perdió menos votos que la Nueva Mayoría. En efecto, en 2012 la lista de alcaldes de la centroderecha logró casi 200 mil sufragios más que este año. La diferencia la dio el hecho de que el oficialismo perdió, a su vez, unos 600 mil. La cercanía con la figura de la Presidenta Bachelet de poco sirvió en esta elección. O incluso, en la visión de algunos analistas, jugó derechamente en contra. En los comicios de ayer competían tres ex ministras de los gobiernos de la Mandataria. Ninguna tuvo éxito. La derrota más emblemática fue la de Carolina Tohá, vocera de la primera administración Bachelet y cuya victoria en 2012 había anticipado el arrollador triunfo de la actual Presidenta en las elecciones de 2013. Pero su caída no solo golpea a la Jefa de Estado, sino que también a las figuras más destacadas de la Concertación: el ex Presidente Lagos es considerado el padre político, y ella era vista como el rostro del recambio oficialista, la gran “heredera” . La Nueva Mayoría también esperaba un mejor desempeño de la ex ministra de Salud Helia Molina en Ñuñoa ante el RN Andrés Zarhi. Hoy en el sector le critican un estilo “desordenado”, pero también otros observan en su derrota un castigo hacia el Gobierno y advierten el “error” de haber viajado a la ONU en septiembre, que la confirmó como una figura particularmente cercana a una Presidenta que hoy registra bajísima popularidad. En cuanto a la tercera ex ministra en competencia —la ex titular de Salud Soledad Barría— nadie esperaba que venciera al delfín de Manuel José Ossandón en Puente Alto, Germán Codina, pero la magnitud de su derrota (obtuvo solo el 15% de los votos, contra el 80% de su rival) sí llamó la atención. Los candidatos que decidieron alejarse de sus partidos o ideas de origen para presentar candidaturas independientes había sido una pesadilla para los dirigentes de las dos coaliciones. Y finalmente se hizo realidad, aunque afectando de modo especial a la Nueva Mayoría. Caso emblemático es la victoria de Catherine Barriga, la candidata de Chile Vamos en Maipú, que se vio favorecida por la dispersión de votos entre Christian Vittori (indep, ex DC) y Freddy Campusano (DC). Lo mismo ocurrió en La Reina y Talcahuano, comunas donde la Nueva Mayoría perdió la alcaldía ante candidatos de la UDI debido a sorpresivas votaciones de desolgados. Pero si esos descolgados fueron un factor relevante, la izquierda extra Nueva Mayoría propinó un golpe certero al llevarse Valparaíso. Aunque Jorge Sharp contaba allí con el apoyo de Revolución Democrática y de los autonomistas de Gabriel Boric, es este último quien se lleva los réditos: Sharp es particularmente cercano a él y le permite avalar la tesis de entrar a las grandes contiendas electorales y no quedarse solo en los movimientos sociales. Y el triunfo del liberal Gerardo Espíndola en Arica, en tanto, consolida la posición de su correligionario, el diputado Vlado Mirosevic, como un poder autónomo en la región.