De todo podemos aprender
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De todo podemos aprender
De todo podemos aprender תלמוד בבלי מסכת עירובין דף ק עמוד ב שמפייס ואחר כך- דרך ארץ מתרנגול. ועריות מיונה, וגזל מנמלה,אילמלא לא ניתנה תורה היינו למידין צניעות מחתול .בועל "Si la Torá no hubiera sido entregada aún hubiésemos aprendido sobre el valor del recato al ver a los gatos, sobre la prohibición del robo al observar a las hormigas, sobre las relaciones sexuales (licitas y prohibidas) al detenernos y ver a las palomas, y sobre el buen comportamiento al observar a los gallos que primero engatusa y luego intima (Talmud, Eruvin 100b)" De cada cosa que existe algo podemos aprender. No hay objeto, ser, realidad o momento en el mundo del cual no podamos aprender algo. De esto eran muy consientes los antiguos maestros jasídicos cuando le enseñaban a sus alumnos que de cada momento hay una enseñanza que podemos extraer; siempre y cuando, tengamos los sentidos bien predispuestos. La Torá nos enseña, sin embargo no es la única fuente de sabiduría. Nuestros padres y maestros también nos educan, sin embargo el conocimiento no termina en ellos. La vida es un escenario constante de enseñanzas y los sabios talmúdicos estaban consientes de esto. Por este motivo nos enseñan que si la Torá no nos hubiera enseñado sobre las relaciones ilícitas, sobre el robo o sobre el recato aún así hubiéramos aprendido estas normas de ver a la naturaleza. Es decir: la naturaleza, la obra más excelsa del Creador es la gran escuela para el hombre. Son los animales, en este caso, los que nos educan; y no viceversa. El hombre puede amaestrar un animal mas ellos pueden educarnos. El recato ( – צניעותtzniut) es uno de los valores centrales del judaísmo. Y esto lo aprendemos de un simple gato, al ver como estos cubren sus heces nosotros debemos aprender que hay cosas que es mejor no mostrar abiertamente. De las hormigas, si nos detuviéramos a observarlas, aprenderíamos la prohibición del robo ya que ellas no se quitan la comida las unas a las otras. Si alzamos nuestros ojos y los despegamos de nuestra mundanidad veríamos en las palomas un signo de amor y de fidelidad ya que una pareja de este tipo de ave nunca se separa. Por último de los gallos aprenderíamos a que no todo lo que queremos podemos obtenerlo de arrebato y por la fuerza ya que para aparearse los gallos primero seducen, conquistan y luego intiman. Si de toda la naturaleza podemos aprender ¿Para qué necesitamos la Torá? La respuesta es simple: porqué no somos buenos aprendices. Decenas, cientos o miles de generaciones, de ojos atentos y de orejas preparadas, necesitaríamos como hombres y mujeres para aprehender de la naturaleza lo que ella puede enseñarnos. La Torá entonces es: aquel instrumento que nos ayuda a cortar camino. La vida es un aprendizaje eterno mas la Torá nos brinda muchas enseñanzas y normas que hacen posible nuestro andar. ¡A entrenar a nuestros ojos que hay mucho por aprender!