Sin título-5 - Hermandad de San José Artesano
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Sin título-5 - Hermandad de San José Artesano
S umario EDITORIAL ........................................................................................................................................... 3 DE NUESTRO PÁRROCO .................................................................................................................. 5 Leopoldo Rivero Moreno HOMILÍA DEL PAPA BENEDICTO XVI EN LA SAGRADA FAMILIA DE BARCELONA........7 LOS TRABAJOS DE SAN JOSÉ.......................................................................................................11 Javier Sánchez Martínez, pbro. JOSÉ EL GUARDIÁN DEL REDENTOR..........................................................................................13 Fr. Gabriel de la Dolorosa Calvo Barrios, O.F.M. POEMA A SAN JOSÉ........................................................................................................................15 Daniel Primo RESTAURACIÓN DE UNOS CUADROS EN LA PARROQUIA DE SANTO DOMINGO (VIII)..........................................................................................................17 José Luís Sánchez Arjona EL JUBILEO DE LAS CUARENTA HORAS Y SUS DERECHOS PARROQUIALES EN LA LUCENA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX......................................................................24 Luisfernando Palma Robles LA DEVOCIÓN DE SAN JOSÉ........................................................................................................29 Francisco López Salamanca SAN JOSÉ VISTO POR EL CINE (I)................................................................................................33 Miguel Ángel López Burgos TERCER DOMINGO DE CUARESMA (Lc. XIII, 1-9)...................................................................37 José Rodríguez Delgado VOLVER................................................................................................................................................39 César del Espino García IN MEMORIAN...................................................................................................................................40 Redacción MANOS QUE SE UNEN PARA AYUDAR......................................................................................42 Julia Hueso Egea CUANDO ERA NIÑO (II)..................................................................................................................45 Antonio Rafael García Oliveros LA SILLA..............................................................................................................................................47 José Fernández Corredera JUNTA DE SANTEROS PECULIAR..................................................................................................48 Redacción SAN JOSÉ EL ESPOSO DE MARÍA SANTÍSIMA..........................................................................50 Fr. Arcángel Manzano Rodríguez, O.F.M. ALGUNAS CITAS DE SAN JOSÉ EN LA OBRA DE SANTA TERESA.......................................53 Redacción EFUSIONES JOSEFINAS DE SAN BERNARDO............................................................................55 Andrés Molina Prieto, Pbro. BENDITO SEAS SAN JOSÉ...............................................................................................................56 Transcripción INVOCACIÓN DE SAN JOSÉ EN LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS.......................................57 Andrés Molina Prieto EL X SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE SAN JOSÉ..............................................................58 Félix Ochayta JOSÉ, EL PADRE DE JESÚS...............................................................................................................66 P. Román Llamas, O.C.D. GRANDES DEVOTOS DE SAN JOSÉ.............................................................................................68 Transcripción. NOTICIARIO..........................................................................................................................................70 CARTEL CULTOS A SAN JOSÉ 2011 ............................................................................................74 CUADRILLA DE SAN JOSÉ 2011 ..................................................................................................75 AGRADECIMIENTOS: La Junta de Gobierno de esta Hermandad, agradece muy sinceramente la colaboración de las personas y empresas que hacen realidad año tras año esta publicación. A todas ellas, empresas anunciantes, colaboradores literarios y fotográficos, y cómo olvidar a la imprenta que vela por la impecable impresión y calidad en su trabajo, vaya nuestra total gratitud. PUBLICA Hermandad de San José Artesano de Lucena. Nº 24 - abril de 2011 - Publicación anual. DEPÓSITO LEGAL CO-551-1989 PORTADA Jesús Ruiz “Gitanito”. FOTOS E ILUSTRACIONES Rafael Fotógrafo, Jesús Ruiz “Gitanito”, José Luis Sánchez Arjona, Miguel Ángel Ramírez Mangas, Manuel Párraga Herrera, José Jiménez Pino, Luis Fernando Palma Robles y Archivo Hermandad. IMPRIME Imprenta Caballero, S.L. - Tlf. y Fax 957 59 14 86 - LUCENA - [email protected] Esta publicación no se responsabiliza de las opiniones vertidas en los trabajos firmados o transcritos. Hermandad Editorial Sus cultos extraordinarios, que culminarán con el desfile procesional por las calles lucentinas, también preparadas para la celebración aracelitana, ayudarán a sus muchos devotos a meditar sobre su figura, siempre en el segundo plano de los evangelios, pero sabida como inevitablemente presente en las vidas cotidianas de Jesús y María; dando forma a la primera Iglesia, la constituida por la Sagrada Familia. L a primavera nos trae, un año más, la celebración que la hermandad de San José Artesano dedica a su titular, representado en la maravillosa imagen venerada desde hace dos siglos en la iglesia de San Francisco de Paula, parroquia de Santo Domingo de Guzmán. Escribía con motivo de la festividad del Santo Patriarca del año 1992, el entonces cardenal monseñor Joseph Ratzinger —hoy Benedicto XVI— que en la actualidad y con demasiada frecuencia, los cristianos vivimos demasiado ocupados, y tan preocupados por temores, inquietudes, ansiedades y deseos de todas clases; vivimos tan acuciados por un mundo agresivo que nos tienta y nos llama desde todos los ángulos, que no nos es posible atender —según Ratzinger— “las voces que nos hablan desde lo más íntimo del alma”, el cual señalaba asimismo que nuestros días están siempre tan sobrecargados de actos, a veces inútiles, de acciones que nos ocupan y distraen, que no nos resulta posible atender “la voz suave del Dios próximo”. 3 En un mundo que ofrece a los hombres logros positivos, nunca imaginados con anterioridad, se produce, paradójicamente una mayor cantidad de actos negativos, una mayor alienación y ausencia, una turbamulta de ofertas, sugerencias y órdenes tal que no es posible contar con el necesario silencio atento de nuestro espíritu, para oír lo que en cada momento nos dice el Señor. Consecuencia de ello es el hecho de que en nuestro mundo domine una falta lamentable de sensibilidad, no solamente hacia los semejantes más desvalidos, sino hacia nuestro propio mundo espiritual. Ratzinger ponía la figura de San José como ejemplo de persona atenta a los designios de Dios, siempre dispuesta a cumplirlos, destacando en él su fe inquebrantable, aun en las más difíciles e incomprensibles circunstancias. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano No obstante, sus escasas apariciones en los textos evangélicos permiten admirarse ante la obediencia fidelísima de José a los mandatos del Altísimo, correspondiendo así, primero como esposo y luego como padre adoptivo al plan redentor, aceptado por María, y también por él mismo. 4 Fue precisamente a este hombre que puede parecer oscuro, por sencillo y humilde, a quien encomendó Dios la custodia de Jesús y María. Sin duda ninguna, era portador de unos valores extraordinarios a los ojos del Señor, aunque los hombres y mujeres que vivimos en la actualidad y que tan poco dados somos a la reflexión por el escaso tiempo que el trabajo y las prisas, no logremos percibirlos. Dios mide a los hombres de un modo muy diferente a como lo hacemos nosotros; Él valora talentos y habilidades de modo distinto a como lo hacemos los humanos. Seguramente el valor de las obras de los hombres reside en desempeñar bien y exactamente el papel que cada uno tiene en el plan de Dios, según su vocación, y en el lugar y en el tiempo que a cada uno le ha tocado vivir. En palabras de Pío IX, San José fue elegido desde la eternidad con “la misión de custodiar la virginidad, la santidad de María, la misión de cooperar, único llamado a participar del conocimiento del gran misterio escondido en los siglos, en la Encarnación divina y en la salvación del género humano.” Y José actuó asentando en la fe, en la obediencia a los dictados de Dios, tal como se le pedía, como un padre de familia, sustentándola y educando a Jesús. En ello radica su ejemplo y su testimonio para todos. Ojalá que las celebraciones josefinas que se acercan, traspasada la Semana Santa, sirvan para enseñarnos a oír, con el corazón abierto, la palabra de Dios. Un antiguo acróstico realizado con las letras del nombre Joseph, relaciona cada una de ellas con algunas de sus virtudes: J, de justicia, O, de obediencia, S, de silencio, E, de experiencia, P, de prudencia y H, de humildad. Imitémosle. S Hermandad aluda M uy queridos hermanos de la Hermandad de San José Artesano: Estamos celebrando estas fiestas en torno a san José artesano, esposo de la Virgen, protector del Verbo encarnado, hombre de trabajo diario, depositario del gran misterio de la salvación. Pero ¿qué clase de hombre fue san José para que Dios le confiara el cuidado de su Hijo, y qué fue capaz de enamorar a la Stma. Virgen? “José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados” (Mt 1,20-21). Estas palabras de Dios son para san José explicación y al mismo tiempo invitación de recibir en su casa a la Stma. Virgen María y realizar la misión que le encomienda. Desde el momento en que estas palabras llegaron a su conciencia, José se convierte en el hombre de la elección divina: el hombre de una particular confianza. Se define su puesto en la historia de la salvación. José entra en este puesto con la sencillez y humildad, en las que se manifiesta la profundidad espiritual del hombre; y él lo llena completamente con su vida. “Al despertar José de su sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24). En estas pocas palabras Leopoldo Rivero Moreno Párroco de Santo Domingo de Guzmán está todo. Toda la decisión de la vida de José y la plena característica de su santidad: “Hizo”. José, al que conocemos por el Evangelio, es hombre de acción. Es hombre de trabajo. El Evangelio no ha conservado ninguna palabra suya. En cambio, ha descrito sus acciones: acciones sencillas, cotidianas, obras llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez madura. El Hijo de Dios, el Verbo Encarnado, durante los treinta años de la vida terrena permaneció oculto: se ocultó a la sombra de José. Al mismo tiempo, María y José permanecieron escondidos en Cristo, en su misterio y en su misión. Particularmente san José, que -como se puede deducir del Evangelio- dejó el mundo antes de que Jesús se revelase a Israel como Cristo, y permaneció oculto en el misterio de aquel a quien el padre celestial le había confiado cuando todavía estaba en el seno de la Virgen, cuando le había dicho por medio del ángel: “No temas recibir en tu casa a María, tu esposa” (Mt 1,20). San José cumplió fielmente su misión como esposo de María y padre virginal de Jesús. Dios quiera que las familias cristianas vivan y promuevan la devoción a san José, para que el Hijo del carpintero, como era conocido Jesús, nos ayude a vivir la vida sencilla de cada día, con una mirada sobrenatural colaborando a la salvación del mundo. 5 Hermandad Homilía del Papa Benedicto xvi en la Sagrada Familia de Barcelona Domingo, 7 de noviembre de 2010 A madísimos Hermanos y Hermanas en el Señor: “Hoy es un día consagrado a nuestro Dios; no hagáis duelo ni lloréis… El gozo en el Señor es vuestra fortaleza” (Neh 8,9-11). Con estas palabras de la primera lectura que hemos proclamado quiero saludaros a todos los que estáis aquí presentes participando en esta celebración. Dirijo un afectuoso saludo a Sus Majestades los Reyes de España, que han querido cordialmente acompañarnos. Vaya mi saludo agradecido al Señor Cardenal Lluís Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona, por sus palabras de bienvenida y su invitación para la dedicación de esta Iglesia de la Sagrada Familia, admirable suma de técnica, de arte y de fe. Saludo igualmente al Cardenal Ricardo María Carles Gordó, Arzobispo emérito de Barcelona, a los demás Señores Cardenales y Hermanos en el Episcopado, en especial, al Obispo auxiliar de esta Iglesia particular, así como a los numerosos sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y fieles que participan en esta solemne ceremonia. Asimismo, dirijo mi deferente saludo a las Autoridades Nacionales, Autonómicas y Locales, así como a los miembros de otras comunidades cristianas, que se unen a nuestra alegría y alabanza agradecida a Dios. Este día es un punto significativo en una larga historia de ilusión, de trabajo y de generosidad, que dura más de un siglo. En estos momentos, quisiera recordar a todos y a cada uno de los que han hecho posible el gozo que a todos nos embarga hoy, desde los promotores hasta los ejecutores de la obra; desde los arquitectos y albañiles de la misma, a todos aquellos que han ofrecido, de una u otra forma, su inestimable aportación para hacer posible la progresión de este edificio. Y recordamos, sobre todo, al que fue alma y artífice de este proyecto: a Antoni Gaudí, arquitecto genial y cristiano consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida en dignidad y austeridad absoluta. Este acto es también, de algún modo, el punto cumbre y la desembocadura de una historia de esta tierra catalana que, sobre todo desde finales del siglo XIX, dio una pléyade de santos y de fundadores, de mártires y de poetas cristianos. Historia de santidad, de creación artística y poética, nacidas de la fe, que hoy recogemos y presentamos como ofrenda a Dios en esta Eucaristía. La alegría que siento de poder presidir esta ceremonia se ha visto incrementada cuando he sabido que este tem7 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano 8 plo, desde sus orígenes, ha estado muy vinculado a la figura de san José. Me ha conmovido especialmente la seguridad con la que Gaudí, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: “San José acabará el templo”. Por eso ahora, no deja de ser significativo que sea dedicado por un Papa cuyo nombre de pila es José. ¿Qué hacemos al dedicar este templo? En el corazón del mundo, ante la mirada de Dios y de los hombres, en un humilde y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo de la inteligencia humana, constructora de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se alzan estas torres, saetas que apuntan al absoluto de la luz y de Aquel que es la Luz, la Altura y la Belleza misma. En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza. Esto lo realizó Antonio Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que la belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios porque, como Él, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo. Hemos dedicado este espacio sagrado a Dios, que se nos ha revelado y entregado en Cristo para ser definitivamente Dios con los hombres. La Palabra revelada, la humanidad de Cristo y su Iglesia son las tres expresiones máximas de su manifestación y entrega a los hombres. «Mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, que es Jesucristo» (1 Co 3,1011), dice San Pablo en la segunda lectura. El Señor Jesús es la piedra que soporta el peso del mundo, que mantiene la cohesión de la Iglesia y que recoge en unidad final todas las conquistas de la humanidad. En Él tenemos la Palabra y la presencia de Dios, y de Él recibe la Iglesia su vida, su doctrina y su misión. La Iglesia no tiene consistencia por sí misma; está llamada a ser signo e instrumento de Cristo, en pura docilidad a su autoridad y en total servicio a su mandato. El único Cristo funda la única Iglesia; Él es la roca sobre la que se cimienta nuestra fe. Apoyados en esa fe, busquemos juntos mostrar al mundo el rostro de Dios, que es amor y el único que puede responder al anhelo de plenitud del hombre. Ésa es la gran tarea, Hermandad mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia. En este sentido, pienso que la dedicación de este templo de la Sagrada Familia, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado. Gaudí, con su obra, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre. Que el secreto de la auténtica originalidad está, como decía él, en volver al origen que es Dios. Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en esta ciudad un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma. Así expresaba el arquitecto sus sentimientos: “Un templo [es] la única cosa digna de representar el sentir de un pueblo, ya que la religión es la cosa más elevada en el hombre”. Esa afirmación de Dios lleva consigo la suprema afirmación y tutela de la dignidad de cada hombre y de todos los hombres: “¿No sabéis que sois templo de Dios?… El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros” (1 Co 3,16-17). He aquí unidas la verdad y dignidad de Dios con la verdad y la dignidad del hombre. Al consagrar el altar de este templo, considerando a Cristo como su fundamento, estamos presentando ante el mundo a Dios que es amigo de los hombres e invitando a los hombres a ser amigos de Dios. Como enseña el caso de Zaqueo, del que se habla en el Evangelio de hoy (cf. Lc 19,1-10), si el hombre deja entrar a Dios en su vida y en su mundo, si deja que Cristo viva en su corazón, no se arrepentirá, sino que experimentará la alegría de compartir su misma vida siendo objeto de su amor infinito. La iniciativa de este templo se debe a la Asociación de amigos de San José, quienes quisieron dedicarlo a la Sagrada Familia de Nazaret. Desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha sido considerado como escuela de amor, oración y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos ante Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret. Las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales. No podemos contentarnos con estos progresos. Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una 9 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano 10 mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural. Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad. Por eso, la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar. Al contemplar admirado este recinto santo de asombrosa belleza, con tanta historia de fe, pido a Dios que en esta tierra catalana se multipliquen y consoliden nuevos testimonios de santidad, que presten al mundo el gran servicio que la Iglesia puede y debe prestar a la humanidad: ser icono de la belleza divina, llama ardiente de caridad, cauce para que el mundo crea en Aquel que Dios ha enviado (cf. Jn 6,29). Queridos hermanos, al dedicar este espléndido templo, suplico igualmente al Señor de nuestras vidas que de este altar, que ahora va a ser ungido con óleo santo y sobre el que se consumará el sacrificio de amor de Cristo, brote un río constante de gracia y caridad sobre esta ciudad de Barcelona y sus gentes, y sobre el mundo entero. Que estas aguas fecundas llenen de fe y vitalidad apostólica a esta Iglesia archidiocesana, a sus pastores y fieles. Deseo, finalmente, confiar a la amorosa protección de la Madre de Dios, María Santísima, Rosa de abril, Madre de la Merced, a todos los que estáis aquí, y a todos los que con palabras y obras, silencio u oración, han hecho posible este milagro arquitectónico. Que Ella presente también a su divino Hijo las alegrías y las penas de todos los que lleguen a este lugar sagrado en el futuro, para que, como reza la Iglesia al dedicar los templos, los pobres puedan encontrar misericordia, los oprimidos alcanzar la libertad verdadera y todos los hombres se revistan de la dignidad de hijos de Dios. Amén. Hermandad Los trabajos de san José Javier Sánchez Martínez, pbro. T al como están las cosas, nadie se arriesgaría a perder su puesto de trabajo por dejadez, por incumplimiento de contrato, por hacer las cosas mal o a medias, por llegar siempre tarde y salir antes de tiempo, por ausentarse sin causa justificada, etc. Nadie, absolutamente nadie lo haría, salvo un necio o un loco. San José es un trabajador, un artesano, un hombre de obras, arreglos y maderas; lo sabemos, y porque el evangelista lo llama “justo” en el sentido tan fuerte de este calificativo en las Escrituras, sabemos que incluye la honradez, la pulcritud, la eficacia, la perseverancia, en el trabajo bien hecho. Se convierte así en modelo y patrono, en un ejemplo para nuestra forma de vivir el trabajo, la profesionalidad, el ejercicio bien hecho de nuestro trabajo como medio habitual de santificación. Hasta ahora, nada especial en principio. Pero san José es un gran trabajador en otro sentido, tal vez el principal, probablemente el primer trabajo. ¿Cuál? Los trabajos de Dios, los trabajos a lo divino que a Él se le confían. El primer gran trabajo, el más importante, y el que exigió más esfuerzo y constancia sin vacacio- nes, fue custodiar al Verbo encarnado, a Jesucristo, como padre en la tierra. La oración colecta de la Misa propia de san José reza: “Dios todopoderoso que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de san José”. Ahí se señala muy bien cuál es el trabajo de san José, un trabajo divino, al modo divino, vivido como creyente que abarca, no las ocho horas diarias de trabajo en días laborables, sino todo el tiempo, la existencia entera, dándole un sentido absoluto y una encomienda que le llena de plenitud. San José trabaja en las cosas de Dios, san José se emplea a fondo en el trabajo sobrenatural o trabajo directamente encomendado por Dios. Cristo mismo se identifica con un trabajo distinto, la tarea de Dios en el mundo, la salvación, la redención: “Mi Padre siempre trabaja y yo también trabajo” (Jn 5,17). Cristo nos sitúa así en una perspectiva distinta, la misma que vivió cada jornada san José: hay trabajos tanto y más importantes, que el empleo y el ejercicio laboral. Veamos: “Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, Porque a éste es 11 a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que Él ha Enviado” (Jn 6, 27-29). Año 2011 / Nº 24 San José Artesano El trabajo, al modo divino, es creer; un creer firme, esperanzado, por difícil que sea o que las circunstancias se tornen adversas, confusas, contradictorias. El primer empeño en el trabajo divino es vivir una fe recia, muy honda, muy sincera, alejada de la costumbre o de la superficialidad. Y si trabajamos, y mucho, por el alimento perecedero, por el sueldo, igualmente y con más interés, como san José, habremos de trabajar por lo divino en nuestras vidas. Las cosas de Dios ni se pueden trabajar con mediocridad o con rutina; ni uno se puede ausentar sin causa justificada (de la Misa dominical, de la oración personal, de la confesión frecuente); ni uno puede tomarse vacaciones en el espíritu apartándose y volviéndose a Dios frívolamente; ni uno puede llegar tarde o salirse antes de los apostolados y compromisos cristianos, tomándolos un tanto a la ligera y anteponiendo cualquier cosa. 12 Los trabajos de San José fueron “las cosas de Dios”, y esas mismas “cosas de Dios” requieren nuestro empeño, nuestra constancia, nuestro interés, toda nuestra capacidad. En estos trabajos a lo divino señalemos algunos de máxima prioridad “laboral”: la comunión con Cristo en la Eucaristía, la Penitencia y la oración personal; segundo, la formación para conocer y amar más a Dios en la catequesis, formación de adultos, conferencias, retiros, círculos de formación, lectura personal; tercero, los encargos de Dios y el apostolado personal en Cáritas, la catequesis, la liturgia, los enfermos, la cofradía, el COF, la Adoración Nocturna, etc. etc. Los trabajos de San José fueron algo más que la artesanía y la madera: fueron los encargos de Dios. Hermandad JOSÉ EL GUARDIÁN DEL REDENTOR Fr. Gabriel de la Dolorosa Calvo Barrios, O.F.M. N o podía faltar el padre putativo de Jesús, así como al Custodio fiel de su divina madre María, dentro de los ciclos litúrgicos de la Iglesia, un mes dedicado a su memoria y culto especial, y he aquí, que es precisamente el mes de la fiesta litúrgica del Santo, el mes de Marzo, el mes elegido por la Madre Iglesia para honrar de esta manera a su propio Patrón, como el mes de San José. Ésta, es fiesta grande para todos aquellos que repiten el nombre de José, un nombre que, el uso –y todos sabemosfrecuentemente que lo pronunciamosno ha podido deteriorar, y que al mismo tiempo no ha logrado superar ni olvidar. Esto, puede que tenga su origen en el significado del nombre hebreo que, según la Sagrada Biblia, y también los modernos lingüistas, quiere decir “Dios añade” O “Añádeme Dios”. Pero, depende, seguramente, en medida mucho más grande, de las virtudes y características del personaje de San José, un hombre a quién, verdaderamente, Dios ha añadido mucho, sin perder nada de su afectiva humanidad y de su silenciosa modestia. Sería superfluo repetir la historia de este personaje, que del resto, es por demás simplísima, a juzgar por lo que aparece en el Evangelio, es decir, en el único texto seguramente digno de fe, de donde podemos sacar las pocas noticias seguras sobre la figura de San José. Lo primero que notamos es que se trata del personaje más silencioso del Evangelio. Nunca habla, hasta tal punto, que ningún Evangelista nos dice una palabra por Él pronunciada. Siempre calla: Escucha, obedece y lleva a efecto, respetando y siempre respetado. Así y todo, José es, efectivamente, el cabeza de la Sagrada Familia, pero es un cabeza de familia, que no tiene necesidad de imponerse y de ordenar o mandar, para ser respetado y obedecido. Su autoridad no es autoritarismo, aquel autoritarismo contra el cual -y justamente- se rebelan los jóvenes, y hoy, más que nunca. La autoridad de José proviene de su sabiduría, prudencia y virtudes, de su conocimiento, de las necesidades afectivas de la familia en la que, pensaba y proveía, trabajando silenciosamente con sus propias manos de trabajador, de carpintero. Él es la imagen del saber hacer, que es –o debía ser- el primer atributo de todos los padres y porque el saber hacer y 13 Y como ejemplar de hombre justo, este modesto y sencillo trabajador, viene encontrando digno de ser el padre de Jesús y su custodio fiel. Y por lo tanto, también, maestro de vida en los años de la juventud del Redentor. Una enorme riqueza de virtudes hace al silencioso carpintero, digno de ser el esposo de la Inmaculada, compañero de la Virgen sin mancha, sostén de la Madre de Dios. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano No tenemos necesidad de hacer de San José ningún elogio particular, que ni siquiera traen los Evangelios canónicos. La alabanza mayor va subrayada en los deberes a Él confiados, como cabeza de la Sagrada Familia. Deberes, que Él desde el cielo, continúa místicamente llevando a cabo, como Patrón de la Iglesia Universal, es decir, su guía y su sostén. 14 decir, es –o debería ser- la virtud de los hombres maduros, viene, con harta frecuencia, representado como un anciano, y aún más, como un viejo. En el sentimiento popular, su edad constituye también la garantía de su castísimo matrimonio con María, la Virgen sin mancha. Rectitud, honestidad, fidelidad a la palabra de Dios, laboriosidad y obediencia, son las características más sobresalientes de José, el carpintero de Nazareth y hombre justo, en el sentido que, toda la tradición bíblica y también cristiana atribuye a tal definición. Es así como se entiende, que el nombre de José haya sido siempre amado y honrado por todos los hombres. Repetido mil veces junto a las cunas más humildes, como junto a los tronos más excelsos. Repetido por los Santos que, a decenas se encuentran en el calendario, con este nombre que nunca cansa, como tampoco se agota jamás la riqueza de las virtudes de San José. El día 1 de Mayo de 1960, Juan XXIII dirigió un radiomensaje a todos aquellos que sufren, , comenzando con estas palabras: “Nuestro pensamiento se dirige con naturaleza a todas las regiones y a todas las ciudades en las que, la existencia se desarrolla un día tras otro: al hogar doméstico, al empleo, al comercio, a la fábrica, a la oficina, al laboratorio y a todos los lugares santificados con el trabajo intelectual o manual, bajo las formas más Hermandad variadas y nobles, que eso reviste según las fuerzas y aptitudes de cada uno.” “Con la ayuda de San José, todas las familias pueden reproducir la imagen de aquél de Nazareht... En la práctica, el trabajo es una misión sublime, que permite al hombre colaborar de modo inteligente y eficaz con Dios, que nos ha dado los bienes de la tierra para que los usemos y hagamos fructificar.” Acabo este sencillo trabajo recordando unas palabras del franciscano San Bernardino de Siena, brillante cantor del Santo Patriarca, que escribe así: “Las horas grises y las duras pruebas se subsiguen casi ininterrumpidamente, pero, después de cada tormenta, el cielo se serena: a cada sufrimiento sigue la paz y la alegría”. “José abraza con gratitud el don de Dios y recobra mayor esfuerzo al abandonarse ante el mañana, con fe indestructible, en las manos del Padre Celestial”. “Es éste, el ritmo de la vida de los justos, que tras las penas del exilio no se vienen abajo, ni pierden el ánimo, sino que más bien reponen toda su confianza en la voluntad de Dios. “Espero en Ti, Señor, no seré confundido eternamente”. Poema a San José Daniel Primo San José, padre de Cristo, ángel bueno del Señor, amparo fuiste y paraguas de Jesús, del mismo Dios. Carpintero nazareno, de los obreros patrón, da trabajo a los parados, pon en el trabajo amor. Esposo fiel de María, bien protegiste esa flor, santa fue tu compañía, grande, muy grande tu amor. Padre y amigo cercano, escucha nuestra oración: no nos dejes de tu mano hasta encontrarnos con Dios. Eres ejemplo de padre, de los hijos protector, de huérfanos y desvalidos eres guardián y señor. Reúnenos siempre en tu abrazo, racimos de comunión, una cadena fraterna y un arco iris de amor. 15 Hermandad Restauración de unos cuadros en la Parroquia de Santo Domingo (VIII): Las luchas por el poder entre liberales y absolutistas José Luís Sánchez Arjona M ientras en Lucena, eufórica por la finalización de la Guerra de la Independencia, el nuevo Ayuntamiento con su corregidor a la cabeza, don Vicente Ruiz de Morquecho (abogado de los Reales Consejos y Juez civil interino de Primera Instancia de esta ciudad con sus aldeas de Jauja y Encinas Reales), celebraba con bastante aparato y solemnidad durante el mes de octubre de 1812 la publicación y jura de la Constitución Política de la Monarquía Española (*); acordando fijar en la Plaza Nueva para conmemorar tan magno acontecimiento, negra lápida de mármol con la siguiente inscripción: <<Plaza de la Constitución – Publicada 18 de Octubre de 1812 >>, grabada con letras de oro; la Regencia del Reino, nombrada por las Cortes Generales y Extraordinarias, reunidas en Cádiz, velaba por la conservación y salvaguarda de los conventos extinguidos por los franceses. sus enseres, prebiniendo que las respectivas Justicias hagan se conserben sin sufrir deterioro alguno y en el mejor estado…”. Concluía el Intendente instando al Ayuntamiento a cumplir la orden; haciéndole responsable de su observancia. En un Cabildo celebrado el 19 de diciembre viose la orden superior del Sr. Intendente de esta Provincia, de fecha 7, relativa a otra que le había pasado el Ministro de Hacienda, noticioso “ de que en algunos combentos de los extinguidos por los enemigos y actualmente secuestrados hasta la resolución de S.M., se cometen por los vecinos de los pueblos, daños de consideración destruyéndolos y robando Al parecer no bastaba con que nuestros conventos y templos hubieran sufrido el despojo de sus “galas y arreos” a mano de la tropa invasora que, ambicionando reunir en el museo de París obras de arte, requisaban cuanto de valor había en los conventos suprimidos; todavía había monasterios que, por encontrarse deshabitados, seguían siendo objeto de robos y atentados. Jura de la Constitución de 1812, en Lucena. 17 San Pedro Mártir que, todo el tiempo que duró la ocupación, había funcionado como ermita, volvió a recibir en su capilla barroca del colateral del Evangelio, a Ntra. Sra. del Rosario, “la Vestida”, escondida esos años en el domicilio del tesorero – secretario de la cofradía. Con la firma del tratado de Valensay, Fernando VII conseguía abandonar su prisión en 1814, el 13 de marzo, y regresar a territorio español tras una ausencia que había durado seis años. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Sello del Convento lucentino de P.P. Dominicos. 18 Era Prior entonces de este convento de dominicos el R.P.Fr. Félix José Moreno, cuando, a instancias del Ayuntamiento y por orden de las Cortes Generales, hubo en su iglesia rogativas públicas los días 16, 17 y 18 de marzo por la feliz llegada a Madrid del Rey, que venía del cautiverio de Francia y por el buen éxito de su gobierno. A la llegada del monarca a Valencia el 19 de abril, Mozo de Rosales le hizo entrega de la Constitución proclamada en Cá- diz el 19 de marzo de 1812, cuyo diseño de Estado unitario imponía la soberanía nacional y los derechos de los españoles por encima de los derechos históricos de cada reino. El cardenal – arzobispo de Toledo, don Luís María de Borbón y Villábriga puso al mismo tiempo en sus manos el famoso “Manifiesto de los Persas” firmado por 60 diputados que le pedían no jurase la Constitución y que disolviese el Congreso. Educado en el absolutismo más radical y plenamente convencido del derecho divino que asistía a las monarquías, “el Deseado”, dando oídos al clamor de una buena parte de la sociedad española y por temor a los perjuicios que el sistema constitucional pudiera ocasionarle en el futuro, de modo inesperado, puso punto final a aquel primer experimento de constitucionalismo. Reaccionando de forma un tanto ingrata (pues no quiso reconocer al gobierno que se había formado en Cádiz – único lugar de España a salvo del yugo galo – y que le restituía en el trono después de sacarlo del cautiverio), dio un decreto, publicado el 4 de mayo, en el que declaraba que no juraría la Constitución y que desaprobaba los actos de las Cortes; aunque por otro lado aseguraba, que aborrecía el despotismo y convocaría Cortes. El 12 de mayo, día en que la Gaceta Extraordinaria de Madrid hacía público el decreto, en Lucena, siendo como a las tres y media de la tarde, se supo a través de un escrito del Intendente de Córdoba, barón de Casa Davalillo, cómo había sido depuesto el Ayuntamiento Constitucio- Hermandad nal en la capital de la provincia y habían tomado posesión de sus cargos quienes lo componían antes de 1808. nedo, que se hallaba ausente y había sucedido a don Antonio de la Escalera, que lo ejercía en 1808. Reunida en el Cabildo al día siguiente la Corporación lucentina. presidida por don Enrique de Guzmán el Bueno, Cárde- También los congregados acordaron restituir a los Prelados y Comunidades Religiosas los bienes de que habían sido despojados así como restablecer el Santo Tribunal de la Fé y que se incorporase don Josef Jiménez a su antiguo destino de Escribano del Cabildo . Al finalizar aquel Pleno en cuyo encabezamiento leemos “Acta de la Proclamación Solemne, que hizo unanimte. esta M.N. y L. Ciudad de Lucena a su Augusto Soberano el Sr. Dn. Fernando 7º (Q.D.G)”, los ediles que formaban la municipalidad con anterioridad a 1808, quedaron incorporados. Mientras en la Plaza Nueva – lo recoge así el Libro de Cabildos – una multitud entusiasmada, observando el debido orden y en medio de las mayores demostraciones de amor, daba vivas al Rey y a nuestra Religión Católica, los asistentes al acto manifestaron el retrato del suspirado Fernando y enarbolaron el estandarte real al que un piquete de carabineros mandado por el Sr. conde de las Navas hizo los honores. Publicación del Real Decreto en la Gaceta de Madrid. nas y Chacón (Caballero Maestrante de la Real de Sevilla), Alférez Mayor, acordaron se incorporase “en su antiguo empleo, y autoridad de Corredor. Capitán á Guerra de esta Ciudad” don Manuel Ortiz de Pi- En demostración de fidelidad, recorrieron los lucentinos durante esa jornada plazas y calles, proclamando su vasallaje a Fernando VII, al que reconocían como legítimo soberano. El regio retrato fue llevado después a San Mateo donde aguardaban para recibirlo el Cabildo de los Sres. Curas Beneficiados por la Casa ducal de Medi19 ordenaba que los Regulares tomasen posesión de sus conventos y propiedades; acto de toma de posesión para el que se reunirían en la Administración de Rentas el P. Maestro Fr. Félix José Moreno con don Félix Gorráiz, en presencia del Vicario Rector don Antonio Comino y Pérez de Salamanca, comisionado por el Ilm. Sr. Obispo, el 3 de julio. Siguió a la disolución de las Cortes un riguroso plan de persecución, represión y castigo contra los defensores del sistema constitucional; desencadenante de numerosas conjuraciones de los grupos reformistas, que, finalmente, ganarían la partida cuando un comandante del Batallón de Asturias y alma de los liberales, Neoclásica estampa de la Virgen al uso de la época. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano naceli, Comunidades Religiosas, diversas cofradías, el Santo Tribunal, el estamento noble y personas de todas clases; organizándose – sin previa cita – una muy concurrida procesión con la Imagen Sagrada de la Virgen de Araceli que, desde su bajada el 24 de marzo de 1808 permanecía en la Parroquia, donde estuvo aún hasta el 26 de noviembre en que la trasladaron al Santuario. 20 Escribe Tenllado, que, en dicho año de 1814, el 7 de junio, el Administrador de Rentas Públicas de Lucena, don Félix Gorráiz comunicó al superior de San Pedro Mártir la Real Orden que ordenaba entregar a las Comunidades sus bienes; y que al siguiente, le comunicó la que El Augusto Soberano Don Fernando VII “el Deseado” don Rafael del Riego y Núñez, acuartelado el 1 de enero de 1820 en el pueblo de las Cabezas de San Juán, proclamó la Hermandad Constitución de 1812 y puso allí un ayuntamiento constitucional. El suceso produjo consternación en Palacio ante el temor de que lo acontecido lograse socavar los cimientos de la monarquía. El alzamiento prosperó igualmente en la Villa y Corte; razón por la que el Rey, aterrado, decidiría capitular y jurar la Constitución; haciéndolo en Madrid el 8 de marzo en las Casas Consistoriales y luego en las Cortes. Supuso ésto una victoria para los progresistas, que, divididos en dos bandos: doceañistas o moderados y nuevos liberales o exaltados, sostenían que el poder dimana del pueblo y eran partidarios de convocar en Cortes a los representantes de la ciudadanía y de que se implantasen cambios inspirados en las ideas de libertad defendidas en Francia durante la Revolución. En un clima de auténtica agitación, casi de anarquía, tuvo lugar el 9 de julio de 1920 la apertura de las Cortes, en Madrid. El espíritu antirreligioso que animaba a aquellas Cortes, debía ser tal, que –como si de un nuevo Evangelio se tratara– quedó establecido el que los Párrocos explicasen obligatoriamente desde el púlpito la Constitución. Comenzaba el llamado Trienio Liberal, una etapa histórica (1820 – 1823) en la que en calidad de ministro de Gobernación ocupó la presidencia el asturiano y oriente de la masonería regular española, don Agustín de Argüelles; período en que los actos de insubordinación al po- der central solían ser frecuentes; al igual que las manifestaciones contra el propio Rey, que, incluso, en sus salidas era insultado con canciones como el “Trágala” y el famoso himno de Riego. Mientras la francmasonería utilizada en aquellos años como arma para romper con el espíritu tradicional de los españoles (que respetaban las Instituciones, la Monarquía, la Religión y la Propiedad) arraigaba en las filas liberales, la autoridad real llegó a alcanzar su máximo desprestigio. Con la pretensión de dejar a la Iglesia sin recursos por considerarla cómplice y sustentadora del antiguo Régimen, se acometió la reforma de los Regulares y fueron tomadas medidas como la de no permitir la existencia de conventos que no tuvieran al menos doce profesos y la de que en ningún pueblo, por grande que fuese, pudiera haber más de un convento de la misma Orden, o la de fijar el nº de conventos que en la Península deberían permitirse: 350 monjas y 60 monacales, a la vez que pedían la extinción de las Ordenes contemplativas y mendicantes. Debido a ello, el 30 de enero de 1821, estando el Ayuntamiento lucentino reunido en la Sala alta Capitular, se vió un oficio remitido por el Jefe Superior Político, del 28 del actual, en el que para dar cumplimiento a una Real Orden relacionada con “la reunión de conventos”, aquel solicitaba información a enviar en el plazo de ocho días sobre qué conventos había en esta localidad, su advocación, número de religiosos ordenados, situación, y superficie de los terrenos que ocupaban. 21 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Las antiguas Casas Consistoriales. 22 Así mismo, mediante una circular del Intendente provincial que se recibió, eran declaras nulas a partir del 24 de mayo todas las ventas de bienes, derechos y rentas que el Clero local y la Fábrica de estas Iglesias tuviese. (Franciscanos Observantes); el de San Bernardino de Sena (Franciscanos Descalzos o Alcantarinos); el de San José (Carmelitas Descalzos) y el de San Francisco de Paula con advocación de Ntra. Sra. de la Victoria (Orden de Mínimos). En cumplimiento de la Comisión que el Ayuntamiento confiara a los Sres. don Juan José Ramírez y a don José Ruiz de Castroviejo “pa. qe. tomando todos los conocimtos. qe. requiere dha. Orden” informasen al Sr. Jefe Superior Político, los Comisionados presentaron el solicitado informe en el transcurso del Cabildo celebrado el 7 de febrero. Cinco eran – según el informe – los coventos masculinos que había en esta ciudad: el de San Pedro Mártir (Orden de Predicadores); el de la Madre de Dios Nada se dice acerca del convento de San Juan de Dios (que ya había sido suprimido por Real Orden del 25 de febrero y cuyo Hospital estaba a cargo del Ayuntamiento). En uno de sus artículos don Rafael Ruiz de Algar y Borrego, refiriéndose a ello, escribe “Como era de esperar, tras la lectura de tales datos, no solo en Lucena, sino en toda España, vino el decreto de supresión de muchos de ellos para apoderarse de sus bienes. Este decreto tuvo fecha de 8 de Mayo y sería antecedente del que más adelante con la firma de Mendizábal refrendaría Doña Isabel II bajo la rúbrica <<desamortización de los bienes del Clero>>”. (*)Fue don Fernando Ramírez de Luque a quien este Ilustre Ayuntamiento encargó “por por su crédito en la oratoria y su bien notorio patriotismo” pronunciar el sermón o discurso exhortatorio en la fiesta que se hizo en la Iglesia Mayor el 25 de octubre de 1812 para jurar la nueva Constitución. Fuentes Documentales y Bibliografía << Servicios de Lucena a la Religión, Rey y Patria…>> Por don Fernando Ramírez de Luque. Obra cit. (en la que hay un extracto de dicho sermón). A.H.M.L. Libro de Cabildos correspondiente al año 1812. Cabildos del 11, 13, 15 y 19 de octubre. A.H.M.L. Libro cit., Año cit. Cabildo del 19 de diciembre. Menéndez Pidal, Ramón: <<Historia de España>>. “La España de Fernando VII”. Por Miguel Artola Gallego. Tercera Edición. Espasa Calpe S.A. Madrid, 1983 – Tomo XXXII. A.H.M.L. Libro de Cabildos correspondiente al año 1814. Cabildo del 13 de mayo. López Salamanca, Francisco: <<Documentos para una Historia de María Santísima de Araceli>> (1801 – 1850). I. Colección Biblioteca Lucentina. Investigación. Lucena, 1998. Tenllado y Mangas, Francisco Antonio: <<Convento de San Pedro Mártir y de San Bernardino (Valle)>>. Leg. cit. nº 125. Guichot, Joaquín: <<Historia General de Andalucía desde los tiempos remotos hasta 1870>>. Tomo II. Fundación “Paco Natera”. Córdoba, 1982. A.H.M.L. Libro de Cabildos correspondiente al año 1821. Cabildo del 7 de febrero. Ruiz de Algar y Borrego, Rafael: <<Del tiempo viejo: Liberalismo masónico>>. LUCERIA. Num. 138. Lucena 21 de marzo de 1959. p. 4 El jubileo de las Cuarenta horas y sus derechos parroquiales en la Lucena de principios del siglo XIX Luisfernando Palma Robles, cronista oficial de Lucena, de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras Año 2011 / Nº 24 San José Artesano E l jubileo de las cuarenta horas es una práctica cultual consistente en la adoración a Cristo Sacramentado durante ese tiempo, como memoria del tiempo en que el Señor permaneció yacente. Fue san Agustín quien primeramente consideró que se contaban cuarenta horas desde la muerte de Cristo hasta su resurrección. En la tradición, y basándose en los textos evangélicos (Mc 15, 33 y Lc 23, 44)1, se afirma que Jesús expiró a la hora de nona, esto es, a las tres de la tarde. Tres días después, el domingo al amanecer, sobre las siete de la mañana, el Señor resucita: “El primer día de la semana, por la mañana temprano, todavía en tinieblas fue María Magdalena al sepulcro y vio la losa quitada” (Jn 20, 1). Si sumamos las nueve correspondientes al viernes, las veinticuatro del sábado y las siete del domingo, obtenemos un total de cuarenta horas, es decir, el tiempo que, según la interpretación tradicional de los textos bíblicos con el apoyo magisterial del autor de Ciudad de Dios, estuvo muerto el Señor. Por otra parte, el número cuarenta tiene un significado asimilable a larga duración. Y así se expresa en el Antiguo Testamento, cuando se afirma que Saúl, David y Salomón reinaron durante cuarenta años. Otras veces nos encontramos con que el número cuarenta nos viene a indicar un dilatado tiempo que sirve de antesala a un gran acontecimiento. Fueron cuarenta los años de peregrinación del pueblo israelí por el desierto antes de llegar a la Tierra Prometida; cuarenta, los días que Moisés estuvo en ayuno y rezo previos a la entrega de las tablas de la Ley; cuarenta jornadas permaneció Jesús a solas en el desierto antes del comienzo de su vida pública. También las apariciones del Señor después de la resurrección tuvieron lugar durante cuarenta días: “Fue a ellos a quienes se presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, dejándose ver de ellos durante cuarenta días, les habló acerca del reino de Dios.” (Hch 1, 3). Aunque el origen de la práctica de las Cuarenta horas es complejo, a efectos de simplificar podemos señalar como su iniciador al capuchino José de Ferno (1485-1556). Este fraile es autor de una obra impresa titulada Metodo ossia 1.- Todas las citas bíblicas las hago por la traducción dirigida por Luis Alonso Schökel y Juan Mateos en Nueva Biblia Española. Madrid: Ed. Cristiandad, 1975. 24 Hermandad istruzioni sul modo da tenerse per celebrare devotamente e con frutto l´oracione dell Quarantone (Milán, 1571). El padre de Ferno organizaba la práctica cultual a la que nos venimos refiriendo en los tres primeros días de semana santa, para preparar bien la celebración del triduo pascual. El capuchino predicaba un sermón cada hora, día y noche, sin separarse del altar y guardando durante los tres días un total ayuno2. Institución que impulsó la celebración de las Cuarenta horas fue la cofradía de la Oración y Muerte, con estatutos aprobados por Julio III en 1551. Pío IV, por bula de 1560, concede indulgencias a la cofradía por celebrar las Cuarenta horas el penúltimo domingo de cada mes3. Precisamente la cofradía lucentina de la Veracruz y Paz estableció confraternidad con la romana de la Muerte y Oración. Esta corporación de Lucena poseía una bula con multitud de indulgencias concedidas a la romana por breve expedido en octubre de 1606 por Paulo V, así como una carta de unión y confraternidad firmada por el protector, gobernador, custodios y secretario de la misma cofradía italiana, donde se hacía partícipes a los miembros de la hermandad lucentina de todas las indulgencias, facultades especiales, gracias y perdones concedidos a aquélla por los papas. Uno y otro documento tenían el visto bueno de la Comisaría General de Cruzada (Madrid) en octubre y abril de 1657, respectivamente. Existían también el archivo de la cofradía de la Veracruz y Paz de Lucena dos copias de cartas de la cofradía romana ofreciendo hospedaje a los hermanos lucentinos que quisieran viajar a Roma para ganar las indulgencias del santo jubileo que hubo en citada capital por el año 17744. Siguiendo con la evolución cronológica de las Cuarenta horas, nos encontramos con la figura de san Carlos Borromeo (1538-1584), arzobispo de Milán, quien publicó en 1577 una Avvertenza per l´Oratio delle Quaranta Hore. A san Carlos Borromeo se le puede considerar como el organizador eclesial de tal práctica religiosa, regulándola y sirviendo de ejemplo en la extensión del culto de referencia a la Iglesia universal5. El papa Clemente VIII en su Graves et diuturnae (1592) manda el establecimiento, por turnos, de las Cuarenta horas en todas las iglesias romanas, con objeto de que la práctica no experimentase interrupción alguna. Este papa y Paulo V (1606) otorgaron indulgencia plenaria por la participación en este culto eucarístico. Clemente XI, en su Instructio Clementina (1705), ordenó la solemnidad litúrgica de las Cuarenta horas6. En 1 de enero de 1757, el obispo de Córdoba, Martín de Barcia, publica un edicto dirigido a todos los diocesanos comunicándoles que, debido a tantas continuas desgracias como terremotos, incendios y esterilidades, volcanes, guerras, plagas y naufragios, etc., había pedido al papa, Benedicto XIV, la celebración 2.- IRABURU, José María. Oraciones de la Iglesia en tiempos de aflicción. Pamplona: Fundación “Gratis Date”, 2001, p.23 3.- Ibídem, p. 24. 4.- Estatutos de la Venerable Congregación de María Santísima de la Paz, Santa Vera-Cruz, Muerte y Oración de la Ciudad de Lucena. Lucena: Imprenta de don José María Canalejas, 1834, p.5. 5.- IRABURU, J. M. Op. cit., p. 25. 25 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano anual en la capital de la diócesis con indulgencia plenaria del jubileo de las Cuarenta horas7. La solicitud la había efectuado el prelado cordobés el 15 de diciembre de 17568. Por breve de Clemente XIII, de 22 de marzo de 1763, la práctica del jubileo de las Cuarenta horas, sin abonar derechos parroquiales, se extendió a los pueblos de la diócesis9. El 11 de septiembre de 1764 se concede la facultad de celebrar las Cuarenta horas con la misma exención tres veces al año en los lugares principales de la diócesis10, facultad que se extiende después a todos las iglesias de la diócesis. lo que se comunica al vicario de la ciudad de Lucena, don Juan Martínez de Gálvez, en 10 de marzo de 176511. En agosto de 1806, don Nicolás de Villalba y Carmona, presbítero de Lucena, se dirige al regente de la Real Jurisdicción ordinaria en esta ciudad, a la sazón don Juan José Ramírez y Castilla, regidor de preeminencia12, manifestándole que hacía más de cuarenta años que por el obispo Barcia se obtuvo bula papal para celebrar el jubileo de Cuarenta horas de manera que las cofradías y hermandades organizaban ese culto al Santísimo Sacramento sin pagar derecho parroquial alguno. Villalba pide la comparecencia de testigos para que éstos expusiesen lo que 26 sabían sobre el particular. Comparecen don Onofre Ramírez, capitán de Caballería retirado, don Jerónimo García Jiménez, capellán de la ermita de Dios Padre, don Juan Álvarez de Sotomayor, coronel de Infantería retirado, don Felipe Muñoz y Cuellar, presbítero, don Pedro José Ramírez y Contreras, presbítero, corrector de la congregación de Servitas y capellán del hospital de los Desamparados, y Francisco del Pino, miembro de la cofradía de carpinteros de San José (ermita de La O), Todos coinciden en testificar que nunca se habían cobrado derechos parroquiales en las celebraciones de los jubileos de Cuarenta horas13. A la vista de lo anteriormente expuesto, el regente Ramírez designa asesor en este procedimiento al abogado don Joaquín González. ¿Qué había ocurrido para que Villalba hubiese recurrido a la autoridad local? La respuesta la tenemos en la súplica dirigida al Real y Supremo Consejo de Castilla suscrita por don Jerónimo García, como encargado del patronato de la ermita de Dios Padre, don Rafael Ramírez, sacerdote encargado de la ermita de Nuestra Señora de la O, don Nicolás Villalba, de la de San Marcos, don Antonio Ortiz Repiso, coronel retirado del Regimiento Provincial de Córdoba, 6.- Enciclopedia de la Religión Católica, tomo II. Barcelona: Dalmau y Jover, 1951, p. 1.326. 7.- Ápud HERRERA MESA, Pedro Pablo. Escritos Pastorales de los Obispos de Córdoba (1627-1857). Córdoba: Archivo Catedral de Córdoba, 2004, pp. 48 y 49. 8.- GÓMEZ BRAVO, JUAN. Catálogo de los obispos de Córdoba y…, tomo II. Córdoba: Imp. de D. Juan Rodríguez, 1778, p.816. 9.- Ibídem, Aquí se indica que la fecha del breve clementino es la del 28 de marzo; sin embargo en el impreso donde se autoriza la celebración de las Cuarenta horas tres veces al año en cada una de las iglesias de la diócesis (1765) se indica la fecha del 22 de marzo de 1763. (Archivo Parroquial de San Mateo de Lucena (APSML), Disposiciones del obispo Barcia, 1765). 10.- APSML, impreso cit. 11.- Ibídem. don Francisco Polo y Valenzuela, teniente coronel retirado del Regimiento Provincial de Bujalance, don Gabriel Carrillo, hermano mayor de las cofradías de Nuestra Señora de la Soledad y de la Aurora y don Andrés Canela de la Rosa, comisionado de la cofradía del Santísimo Sacramento. Los militares retirados Ortiz Repiso y Polo actúan en representación de la congregación de Servitas14. Los suplicantes manifiestan en su escrito que desde principio de año don Antonio Comino Pérez de Salamanca, vicario de Lucena, junto con el sacerdote don Fernando Ramírez de Luque y otros miembros de la comunidad de curas de San Mateo habían exigido a los exponentes para los jubileos de Cuarenta horas la cantidad de doce reales y medio por cada día que estuviese expuesto el Santísimo Sacramento en concepto de derechos parroquiales. El Consejo pidió que informase sobre el particular el Obispado de Córdoba, al frente del cual se encontraba entonces don Pedro Antonio de Trevilla15. Hasta el 6 de septiembre de 1807 no se recibe respuesta alguna del Obispado. En ella, el prelado afirma que la Real Provisión del Real y Supremo Consejo de Castilla expedida el 20 de enero de 1807 para que la autoridad diocesana informase lo que creyese oportuno sobre la instancia hecha por don Jerónimo García Jiménez y consortes en orden a que no se les exigiese derechos parroquiales durante los días del jubileo de las Cuarenta horas, se le había presentado en abril y que además no había recibido otra de 15 de junio. El prelado termina diciendo que procuraría evacuar el informe que se le pedía en la última de 25 de agosto y que había recibido el 6 de septiembre citado. Lo cierto es que en el expediente que manejamos no aparece el informe del Obispado16 y desconocemos, por tanto, si éste apoyaba o no a los recurrentes frente a la pretendida exacción de los curas de San Mateo. No sabemos tampoco si fue la presión de éstos la que contribuyó a la dilación episcopal. 12.- En ese tiempo se estaba tratando de prorrogar el mandato del corregidor don Antonio de la Escalera. 13.- Archivo Histórico Nacional. Consejos, leg. 27.683, exp.40. 14.- Ibídem. 15.- Ibíd.. 16.- Ib. 27 Hermandad La Devoción de San José Francisco López Salamanca Cronista oficial de Lucena, de la Real Academia de Córdoba E n los evangelios José es calificado como un “hombre justo”. Este elogio y el privilegio de haber sido elegido por Dios como esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús son los fundamentos de los honores que le asigna la Iglesia y de la devoción del pueblo cristiano. Pese a tales argumentos, sorprende que el culto al santo patriarca, tuviera un desarrollo tan lento. Algunos autores justifican esta circunstancia por el hecho de que “durante los primeros siglos de existencia de la Iglesia, eran sólo los mártires quienes gozaban de veneración”, aunque no cabe duda de que las prerrogativas de san José fueron resaltadas por la piedad de los primeros cristianos, y la literatura apócrifa es una buena prueba de ello. Por otra parte, no faltan los elogios a su figura a cargo de los padres de la Iglesia. Las huellas más tempranas de reconocimiento público acerca de la santidad de san José se encuentran en Oriente. Según parece, su fiesta, era celebrada por los cristianos coptos en los comienzos del siglo IV; Nicéforo Calixto dice que en la gran basílica erigida en Belén por santa Elena, había un magnífico oratorio dedicado en honor del patriarca. Huellas de la reflexión teológica sobre San José se encuentran en los primeros siglos del cristianismo, tanto entre los padres orientales como en los occidentales. Hablan de san José en el siglo II san Ignacio de Antioquía, san Justino y san Ireneo. En el siglo III Tertuliano, san Clemente de Alejandría, san Hipólito de Roma, Orígenes y Julio de África. Natividad de Jesús. Mosaico en Santa María de Trastevere, Roma. Pietro Cavallini 29 el 25 ó 26 de diciembre, y otra conmemoración suya, conjuntamente con otros santos, solía realizarse en los dos domingos inmediatamente anterior y posterior a la Navidad. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano San Clemente de Alejandría († c. 215) y San Hipólito de Roma († c. 235), como padres tanto de la iglesia oriental como occidental, aludieron en sus escritos a san José. 30 En el siglo IV Eusebio de Cesarea, san Efrén, san Basilio y san Cirilo de Alejandría. Entre los padres occidentales, san Ambrosio, san Jerónimo, san Agustín, Pedro Crisólogo, y otros. Considerando estos aportes patrísticos, se puede decir que hacia mediados del siglo V ya se contaba con los elementos más característicos de la comprensión teológica y espiritual sobre san José. Lo cierto es que la fiesta de “José el Carpintero” se encuentra registrada, el 20 de julio, en uno de los antiguos calendarios coptos que han llegado a nuestros días, así como también en un “synazarium” de los siglos VIII y IX publicado por el cardenal Mai (Script. Vet. Nova Coll., IV, 15 sqq.). Algunos menologios griegos de una fecha posterior mencionan a san José en Natividad de Jesús. Pietro Cavallini, Fresco. Santa María in Aracoeli, Roma. En Occidente el nombre del padre adoptivo de Nuestro Señor (Nutritor Domini) aparece en algunos martirologios locales de los siglos IX y X, y en 1129, por primera vez, se dedica en Bolonia una iglesia en su honor. Su devoción fue impulsada por santos de la talla de san Bernardo, santo Tomás de Aquino, santa Gertrudis (+ 1310), y santa Brígida de Suecia (+ 1373). De acuerdo con Benedicto XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), “la opinión generalizada de lo aprendido es que los padres carmelitas fueron los primeros en importar desde Oriente hacia Occidente la práctica del culto a san José” Su fiesta, introducida en el Calendario Dominico, fue ganando paulatinamente una posición en numerosas diócesis de Europa occidental. Hermandad Inocencio III, Gregorio XV, Clemente IX y Benedicto XIII fueron con sus decretos y bulas, pontífices favorecedores de la devoción a san José. Santo Tomás de Aquino y San Bernardo de Claraval se distinguieron como difusores de la devoción a san José en la Baja Edad Media. Entre los más celosos promotores de la devoción en dicha época, san Vicente Ferrer (+ 1419), Pedro d’Ailly (+ 1420), san Bernardino de Siena (+ 1444), y Jean Charlier Gerson (+ 1429). Éste, en 1400, compuso un “Oficio de los Esponsales de José” en el concilio de Constanza (1414), para promocionar el reconocimiento público del culto de san José. Bajo el pontificado de Sixto IV (14711484), fue incluida en el Calendario Romano la festividad josefina del 19 de marzo. Desde entonces la devoción adquirió cada vez mayor popularidad, y la dignidad de la fiesta fue guardando relación con su firme crecimiento. Primeramente sólo fue una festum simplex, aunque prontamente elevada a un doble rito por Inocencio VIII (14841492). Luego, fue declarada por Gregorio XV, en 1621, como fiesta obligatoria, a instancias de los emperadores Fernando III y Leopoldo I y del rey Carlos II de España, elevándose al rango de fiesta doble de segunda clase por Clemente XI (17001721). Además, Benedicto XIII, en 1726, agregó el nombre de san José a la Letanía de los Santos. La reformada orden carmelita descalza, en la que santa Teresa infundió su gran devoción hacia el padre adoptivo de Jesús, lo eligió, en 1621, como su patrono, y en 1689, pudo celebrar la fiesta de su patrocinio en el tercer domingo después de Pascua. Santa Teresa de Jesús retratada por fray Juan de la Miseria. La santa de Ávila desde su profunda devoción fue una eficaz difusora de la figura de san José. 31 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano 32 La santa de Ávila escribe al respecto: “Tomé por abogado y señor al glorioso san José”, y añade: “No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo... No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a Él se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devoción...” e Isabel de la Cruz, monja carmelita, refiere sobre Santa Teresa: “era particularmente devota de san José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado.” Esta fiesta, adoptada pronto en España, fue posteriormente extendida a todos los estados y diócesis que solicitasen el privilegio. Ninguna otra devoción, tal vez, haya crecido tan universalmente como ésta, así como tampoco ninguna otra pareció haber atraído con tanta fuerza a los corazones de los cristianos, y particularmente de las clases obreras, durante el siglo XIX. Complementariamente, uno de los primeros actos del pontificado de Pío IX, siendo él mismo particularmente devoto de san José, fue hacer extensiva a toda la Iglesia la fiesta del patrocinio (1847), y en diciembre de 1870, de acuerdo con los deseos de los obispos y de toda la feligresía, declaró solemnemente al santo patriarca José, como patrono de la Iglesia Católica, y resolvió que su fiesta, el 19 de marzo, debería de allí en adelante ser celebrada como una doble de la primera clase (pero sin octava, a causa de la cuaresma). Pío IX, pontífice especialmente devoto de san José, declaró al santo patriarca como patrono de la Iglesia Católica en 1870. El 15 de agosto de 1889 el Papa León XIII proclamó la encíclica Quamquam Pluries, en la cual se desarrollaban de manera articulada los motivos que fundamentan la referida proclamación de San José como patrono de su antecesor Pío IX. Hermandad San José Visto por el cine (i) Miguel Ángel López Burgos D urante mil novecientos años, la representación de Jesucristo se realizó bajo el exclusivo control de la Iglesia Católica. Se trataba de una representación siempre subordinada a la autoridad última de las palabras del Evangelio hasta que a comienzos del siglo XX, el mundo entero se enfrentó al desafío de la nueva tecnología de la era mecanizada. Inventos que provocaban la perturbadora pregunta: ¿cómo representar al Hijo de Dios? Es muy difícil el poder determinar si los criterios que se han utilizado para recrear, ambientar, definir o incluso realizar críticas sobre la figura de Jesús de Nazaret, han sido los justos. Dejando al margen las pasiones que su figura han desatado, la cual muchos han tachado de falacia y que otros han calificado de intachable, existe algo cierto y es que todos han tratado su persona como hombre-Dios. Mientras que el plano divino de Jesús tiende muchas veces a olvidarse, el lado humano de Jesús, pese a ser admirado por casi todos, es aún un elemento de discordia y confrontación. La importancia histórica de Cristo ha sido de tal relevancia que tan solo evocar su nombre, nos transporta a los momentos más sencillos del ser humano en los que éste, ya había perdido su inocencia. Así pues, todo análisis de la figura de Jesús y en nuestro caso de San José, debe basarse en el respeto y la consideración; incluso la crítica más hiriente lleva implícita la importancia del contenido que se critica y la exposición que se hace de él. Cristo fue un personaje amado/odiado, protegido/perseguido, escuchado/ ignorado, alabado/proscrito, pero sobre todo un ser, una voz que hace ya muchísimos años nos advirtió sobre nosotros mismos... y que hoy sigue de rabiosa actualidad. Por una curiosa ironía, la era de las máquinas nos traería al Verbo hecho carne. Cuando la linterna mágica proyectaba imágenes inmóviles sobre Jesús, empezó a ser sustituida por un nuevo invento, mágico para muchas personas, que representaba imágenes en movimiento. A finales del siglo XIX, la cámara de cine empezó a registrar la historia en el momento en el que se producía. Cuando en 1898 llamaron la atención del Papa León XIII cuando la cámara de cine rodaba su carruaje, el Papa la bendijo, casi como si estuviera bautizando la era del cine, que ya en el siglo XX, será titulado como el séptimo arte. 33 El Papa León XIII, bendice la cámara cinematográfica en el año 1898. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Para tratar en este trabajo la figura del padre putativo o nutricio de Jesús, San José, debemos irremediablemente hablar sobre las películas relacionadas directa o indirectamente con la figura de Cristo, muchas veces, dada la poca información que los Evangelios Canónicos nos dan del carpintero José, el cine tuvo que echar mano de los Apócrifos e incluso muchas veces, de la fabulación. Entre las películas de principios de siglo, había versiones del Evangelio. Más bien parecían estampas religiosas de la era victoriana que hubieran cobrado vida. La Natividad y los Reyes Magos de la casa Pathé vista por Ferdinand Zecca 34 Lucien Nonguet en Vida y Pasión de Jesucristo en 1902. Los primeros intentos de llevar a la pantalla a Jesucristo, concretamente en su Pasión, fueron en 1898. Fue en Nueva York, y concretamente en el escenario improvisado de una azotea de Gran Central Palace, donde el propietario de un museo de cera, Richard G. Hollaman, consiguió filmar el evento. Con diez mil dólares de presupuesto y un coro de ángeles, Richard G. Hollaman vio su sueño realizado, aunque posteriormente fue denunciado por grupos religiosos por haber tratado el tema de manera “irreverente” y haber llevado a cabo la filmación en un lugar poco adecuado. No obstante, los tribunales de justicia dieron la razón al empresario neoyorquino argumentando que “los ángeles eran patrimonio público”. En 1902 Ferdinad Zecca y Lucien Nonguet rodaron para la casa francesa Pathé en Vida y Pasión de Jesucristo dieciocho escenas extraídas sobre todo de cuadros de Leonardo Da Vinci, que circularon por las salas cinematográficas hasta bien entrada la década de los años veinte. Casi al mismo tiempo, en Inglaterra, laWarwick Company rodó La Pasión con Hermandad Cartel de 1902 Ferdinad Zecca y Lucien Nonguet “Vida y Pasión de Jesucristo” un metraje de unas treinta escenas. Tres años más tarde, en 1905, Victorin Janset rodaría La Vida de Cristo basándose en acuarelas del pintor James Tissot hechas durante su visita a Palestina. Estas primeras películas sobre Jesús gozaban de una fotografía muy cuidada, una ambientación casi teatral y tenían como base estética diversas obras pictóricas de diferente procedencia. Pese a la bendición del Papa León XIII, a la que anteriormente hemos aludido, algunos Papas posteriores recomendaron a aquellas personas que se considerasen “buenos cristianos” no asistir a las proyecciones, aunque es de justicia el reconocer que las películas eran extremadamente cuidadosas con la imagen de Cristo. Eran como grandes cuadros que cobraban vida en los que la iconografía y el simbolismo cristiano se trataban de manera tradicional. Pronto resultó evidente la capacidad de engaño y distorsión del nuevo medio. El cine, no solamente podía crear un agitado mar de Galilea, sino también hacer que un Cristo submarino surgiera de las profundidades antes de caminar sobre las aguas. Hacia 1910, la vida de Cristo se vendía por rollos; ahora se podía difundir el Evangelio con fines comerciales hasta los más remotos confines del planeta. Intuyendo el poder “propagandístico” de este nuevo medio, la Iglesia adoptó un confiado tono de propietaria. En 1912, con la bendición de la Iglesia, una compañía de cine americana llamada Callen, llevó sus cámaras a Egipto y Tierra Santa para la primera versión del Evangelio rodada sobre el terreno en Del Pesebre a la Cruz. Cuando se rodaron las escenas de la matanza de los inocentes en Jerusalén, éstas estaban tristemente relacionadas con lo que estaba ocurriendo detrás de la cámara como recuerda el productor Sidney Olcott: “se nos echó encima una multitud de musulmanes armados con palos. Me di cuenta de que eran los miembros de una banda que antes habían intentado extorsionarnos, así que saqué mi revólver, lo agité de forma amenazadora y se retiraron”. Fotograma de la película “Del Pesebre a la Cruz”, quizás la primera en que se representa la figura de San José en la Huída a Egipto junto a María. 35 Jesús fue interpretado por un inglés de clase alta llamado Henderson Banch. Algunos años después, Banch escribió sobre la experiencia en una prosa que “esperaba a ser bíblica”: “Interpretar a Jesús sin ofender burdamente los instintos y sentimientos más sagrados de millones de personas, exigía tal entrega de alma, que mi vida normal, me resultaba extraña”. Cuatro años después, 1916, D.W. Grifith, atraído por la historia de Jesús, rodaba Intolerancia, en la que por medio de cuatro episodios narrativos de la historia de la humanidad, presentaba a Cristo ya en su vida pública. En 1916, Giuli Antamoro, rodó Christus (Cristo), donde en una superproducción italiana, que llevó tres años de rodaje en Palestina, Egipto e Italia con miles de figurantes, realizada en tres partes: la Natividad, el Bautismo y la Pasión. Las escenas, son reproducciones de famosos cuadros. Dos fotogramas de la película “Christus”: la Natividad y la huída a Egipto. San José Artesano En esta película, San José, aparece con un correcto tratamiento de su figura, en el censo junto a María, en la Natividad de Jesús, la adoración de los Reyes, el sueño en que el ángel le avisa que huya a Egipto y la misma huída. Como curiosidad, decir que en ningún momento aparece la imagen del Niño Jesús, ni en el portal de Belén ni en la huída a Egipto, cuya sagrada Familia aparece de espaldas Año 2011 / Nº 24 Continuará… Cartel de la película “Christus”. 36 Hermandad TERCER DOMINGO DE CUARESMA José Rodríguez Delgado E s frecuente que, cuando suceden determinadas desgracias, eso que vulgarmente llamamos calamidades, (recordemos el terremoto de Haití, o Chile) muchos de nosotros, al no poder (desde nuestras cortas luces), compaginar estas desgracias con el Amor y la Sabiduría de Dios, caemos en la tentación, (utilizando determinadas expresiones y juicios) de “sentar a Dios, en el banquillo de los acusados” y claro, rápidamente le echamos a Él la culpa de todos los desastres, aduciendo que, como es Dios, podía haberlos evitado. Este Evangelio del tercer domingo de cuaresma, nos pone a nuestra consideración, una escena muy parecida a lo que nos estábamos refiriendo. El pueblo judío, desde la idea deformada que tenían de Dios, al cual lo veían como un Dios justiciero, siempre atento a descargar el golpe contra todo aquél que infringía su Ley, interpretaban el desastre de aquellos Galileos ejecutados a manos de Pilato, lo mismo que los que fueron aplastados por la Torre de Siloé,... ¡Cómo un castigo de Dios! La respuesta del Señor es reiterada y contundente: “Os digo que no”... ¿Pensáis que esos Galileos eran más pecadores que los demás, porque acabaron de esa manera...? ¿Pensáis que los que murieron aplastados bajo la Torre en Siloé, es (Lc. XIII, 1-9) por el peso de sus culpas..? “Os digo que no...! Lo que el Señor quiere dejarnos claro en este pasaje es, en primer lugar, que esas desgracias o infortunios de la vida, ni son castigos de Dios, ni son el verdadero mal que le puede acaecer al hombre. De todas estas calamidades humanas, la sabiduría de Dios y el Amor infinito de Dios pueden sacar muchos bienes de orden superior, que nosotros somos incapaces siquiera de adivinar; con lo que se hace realidad aquella sentencia del Apóstol San Juan: “Para los que aman a Dios, todas las cosas contribuyen al bien”. Y, en segundo lugar: el Señor aclarará a los galileos (y de camino también a nosotros), de dónde nos pueden venir los verdaderos males y el verdadero castigo de Dios: De la impenitencia, de nuestra falta de conversión: “Si no os convertís, todos pereceréis”. Es lo mismo que decirnos que, la verdadera desgracia del hombre está en la dureza de nuestro corazón, en no corresponder a tantas y tantas llamadas que el Señor nos hace durante el caminar por la vida para que nos volvamos a Él, que eso significa conversión. ¡Ese si que es un serio mal y una seria desgracia para todo ser humano!... ¡Todo lo demás, son males relativos...! 37 paso, ver cómo van esos frutos de nuestra particular conversión. Ocurre lo mismo cuando nos preparamos a conmemorar la fiesta del Glorioso Patriarca San José, el Varón Justo y Paciente, siempre obediente a la Voluntad de su Dios. Para José, siempre fue el tiempo oportuno para hacer su voluntad. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Y termina el Señor ilustrando esa necesidad de conversión con la Parábola de la higuera infructuosa, invitándonos a la necesidad de dar frutos de conversión. 38 Hoy el tiempo oportuno que nos regala Dios para que pongamos todo nuestro empeño en sacar, fuera de nosotros, todo lo que estorba para producir los frutos que a Dios agradan. para que, cuando Él venga a buscarlos, no corramos la desgraciada suerte de aquella higuera que no daba fruto, que, por no tener más que hojas, Jesús la maldice y se secó para siempre. En la figura del Esposo de María, tenemos un ejemplo bien claro de cómo actúa Dios y cómo se nos muestra, casi siempre oculto entre los contratiempos de la vida... Porque la Vida de San José, es, aparentemente, un ir de desgracia en desgracia, y sin embargo, nunca tuvo un pensamiento desairado a tanta contrariedad... Al contrario, ofrecía a Dios su vida, porque era consciente de que todo cuanto aparecía en su vivir con María y con el pequeño Jesús, venía de parte de Dios y por tanto, nada que proviniese de Dios, podía desviarle del camino que Él, desde el principio, le había marcado... Dios siempre quiere y desea la salvación de sus hijos. El final de esta Parábola es muy estimulante para todos nosotros, porque, Jesús, está representado en ese viñador que intercede ante el dueño de la viña, para que tenga condescendencia y no la arranque, pues él la cavará, le echará estiércol y la cuidará un año más, y si así tampoco diera fruto, entonces que la arranque para echarla al fuego y que arda. La Cuaresma siempre es una especialísima oportunidad que Dios nos da, -otra más-, para revisar nuestra vida y ordenarla según los planes de Dios, y de Ojalá que en esta Cuaresma, hagamos el propósito firme de arrancar de nuestra vida todo lo que estorba para corresponder al Amor que no defrauda. ¡Jesús es para cada uno de nosotros ese gran intercesor ante nuestro Padre Dios! Por Jesús hemos merecido que Dios, el verdadero Dueño de nuestras vidas, nos haya dado y nos siga dando, tantas y tantas oportunidades. Hermandad Volver César del Espino García D icen que los extremos se tocan. Yo creo que es cierto. Llevamos varios años en que la palabra “familia” se escucha mucho -no sé si demasiado- y curiosamente todos los que la utilizan dicen querer defenderla. Unos señalan que está en crisis; otros que mejor que nunca, por ampliada y diversa, y sin embargo tengo la sensación de que casi ninguno practica lo que cuenta; pero claro, una cosa es predicar y otra bien distinta dar trigo. Además, entre tanta arenga y discursos vacíos, se echa en falta una figura crucial, a la que admiro apasionadamente: los abuelos. Y es que ahora que puedo gozar de cierto entendimiento, del que se carece cuando se es infante, hallo en la relación nieto-abuelo la pieza clave del arco familiar. Cuando una persona llega al periodo final de su vida le cuesta entender el mundo que le rodea, se pierde en la actualidad de los informativos, por no hablar de los avances tecnológicos; casi todo a su alrededor se vuelve extraño y complicado, por eso sienten que su casa es su templo y sufren tanto cuando van -o les llevan- a una residencia, por estupenda que esta sea. Si todo nuestro mundo les confunde y desubica ¿qué les queda? tan sólo volver atrás en su mente y su corazón, desandar lo andado e instalarse al calor de sus recuerdos. Y entonces nos hablan de su niñez, de su pasado, de cómo reían o lloraban, de cómo vivían y nos lo repiten tantas veces ¡ahí es donde hay que saber escuchar!. Los hijos siempre están demasiado ocupados como para oír batallitas, pero los nietos disfrutarán oyéndolas y notarán cómo a los mayores 39 se les ilumina la cara cuando relatan sus vivencias e historias. Les hacemos felices así, nos quieren más y ese sentimiento es recíproco, ¿o acaso alguien puede sentirse ajeno ante el amor?. Escribo esto pensando en mi querida abuela María Jesús -la única que me queda ya- me mira con el verdeazulado de sus ojos y me sonríe, le gusta hablar conmigo, -Niña –dice a mi madre- dile que se venga un ratito conmigo, que él me entiende-. Me conoce extraordinariamente bien y desde que fui consciente de lo feliz que se puede ser y del bien que podemos hacer escuchando a los demás intento no regatear ni un minuto para verla, que siempre es poco. Me sé sus historias de memoria, pero le pregunto por ellas como si no las conociera y ella me las relata como si fuera la primera vez. Los abuelos son más importantes para los nietos de lo que los hijos piensan, así es que separar a un nieto de su abuelo es una aberración y, más temprano que tarde, supondrá un fracaso como padres. Por eso cuando escucho hablar de la familia y no de los abuelos dejo de atender lo que oigo; por eso cuando veo que se les expulsa del núcleo familiar, cual mercaderes del templo, y se les hace el vacío me invade la tristeza; por eso cuando veo un mendigo anciano vagando sin rumbo me pregunto ¿y sus nietos?. Cada vez que nos hablan vuelven a sus comienzos, somos su elixir de la juventud porque experimentan de nuevo lo que narran y se sienten vivos y útiles si perciben nuestro interés. Su experiencia, sabiduría y cariño no pueden ser olvidados, son patrimonio de la sangre, de la vida y esto es un bien celestial, enajenable y sublime, que nos hace ser mejores personas. No deberíamos olvidar que la ancianidad es algo que nos llegará a todos (D.m.) y cuando eso ocurra tornaremos al principio en cada historia que les contemos a nuestros nietos, aludiendo en emotiva metáfora a aquel tango que cantaba Gardel, pues tarde o temprano, siempre se vuelve al primer amor. In Memorian Año 2011 / Nº 24 San José Artesano En recuerdo de Luís Beato García y Francisco Jiménez Valverde 40 E n el transcurrir de la publicación de nuestra revista del año 2010 y la actual, se acogieron al amor infinito del Todopoderoso nuestros colaboradores D. LUIS BEATO GARCÍA, incondicional en nuestra publicación anual desde sus comienzos, y devoto del Santo Patriarca y D. FRANCISCO JIMÉNEZ VALVERDE, manijero de nuestro titular en el año 1984, persona muy reconocida en el gremio de la madera en nuestra localidad, y en la tradición santera. Estamos seguros de que el Santo Patriarca les habrá acercado complacidos por saberles tan grandes devotos, a la misericordia del Altísimo. Descansen en paz. Hermandad Procesión año 1984. Manijero D. Francisco Jiménez Valverde 41 Manos que se unen para ayudar Manos Unidas, premio Príncipe de Asturias de la Concordia, 2010 Julia Hueso Egea, delegada de MANOS UNIDAS en Lucena Transcribimos de las palabras de don Felipe de Borbón: Año 2011 / Nº 24 San José Artesano E 42 l pasado 22 de octubre se entregaron en Oviedo los premios “Príncipe de Asturias”, destacando a MANOS UNIDAS con el de la Concordia, por sus ansias de entrega a los demás, cuyo importe ha sido destinado íntegramente a Haití. Recogió el premio la presidenta de la organización, Miriam García Abrisqueta, junto a Cécile Samagui, contraparte en Benín y coordinadora de doce centros de formación de mujeres en la diócesis de N´Dali, ejemplo de mujeres africanas luchadoras, germen y eje transversal del trabajo de MANOS UNIDAS. “Entregar el Premio de la Concordia a una organización como Manos Unidas, supone engrandecer nuestros galardones y lograr su significación más profunda. Manos Unidas es una institución muy querida por los españoles que nació hace 50 años cuando un grupo de mujeres de Acción Católica respondió a la campaña contra el hambre que había emprendido la FAO. Con el paso del tiempo, 40.000 voluntarios, 71 delegaciones, programas de acción en países de África, América y Asia, apoyo a centenares de proyectos,… son algunos de los datos que avalan las actuaciones de Manos Unidas. En sus fines es donde se pone de relieve el necesario y útil humanismo de esta institución: la lucha sin cuartel contra el hambre y la pobreza, la labor paciente en favor de la educación de los más desposeídos, la promoción social de las personas, la especial atención a la mujer, el desarrollo agrícola y la atención sanitaria. Hoy también queremos hacer patente nuestro agradecimiento a tres valiosos grupos de personas con los que cuenta esta institución y que la engrandecen extraordina- Hermandad riamente: los misioneros que dedican su vida a tantas gentes sumidas en el mayor abandono. Los voluntarios, en cuya acción aflora lo mejor del comportamiento de los seres humanos. Y los colaboradores, que con su ayuda permiten que se materialicen estas ansias de entrega a los demás que caracterizan la labor de Manos Unidas. Siempre en esta ceremonia nos encontramos con esa hermosa y significativa palabra, concordia, que lo resume todo de manera ideal, que atrae el progreso y facilita la convivencia, que hace, en definitiva, mejor a la Humanidad. Gracias, pues, al inmenso equipo de Manos Unidas. Manos que se unen para ayudar. Manos que se unen para sanar, alimentar y educar. Manos que se unen, simplemente, para salvar. Que nunca nos falten vuestras manos unidas.”. El proyecto 2011 encomendado a Lucena Continuamos con entrega e ilusión la labor que emprendieron aquellas mujeres y que en este año 2011 nos dedicaremos al proyecto solicitado desde la República de El Salvador, del que se beneficiarán 195 mujeres y sus familias. Nos piden ayuda para poner en marcha doce talleres de capacitación sobre economía local y trueque solidario, así como seis talleres para promotoras y gestoras de sistemas económicos locales, ferias de comercialización, asesoría técnica en temas de administración y microempresas, comercio solidario y registro de marcas de seis productos locales. El proyecto alcanza el valor de 37.203 euros. Como en cada proyecto hay una contraparte en la que los beneficiarios se 43 comprometen a trabajar para que salga adelante. Para ello cuentan con la ayuda del centro Bartolomé de las Casas-Corporación de Santo Domingo, que lleva cuarenta años trabajando sobre el terreno y que ha llevado a cabo una investigación, consulta y validación de las alternativas económicas viables para la zona. Y para ello ha contado con la colaboración de las mujeres beneficiarias y otros grupos sociales y municipales. Con todo ello tratan de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones de Arcatao y Nueva Trinidad (departamento de Chalatenango), promoviendo la integración y participación de las mujeres cabezas de hogar -sus maridos han emigrado a otros países, fundamentalmente a los EE. UU.- en redes locales de comercialización popular. La población rural de El Salvador es pobre en un 65%, del que el 33% se encuentra en pobreza extrema. El 72% de los hogares carece de agua potable y el 60% no tiene acceso a los servicios de salud. Su economía depende de la agri- cultura, que en años pasados se ha visto muy afectada por fenómenos naturales adversos, como “El Niño”, el huracán Match, terremotos… El 57% de los hogares salvadoreños están encabezados por mujeres solas, sobre quienes recae la mayor parte de la responsabilidad económica, moral y material de la sociedad. Ante esta situación, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Somos conscientes de las grandes dificultades que en nuestra ciudad de Lucena tienen muchas familias para salir adelante; pero haríamos un flaco servicio a la solidaridad universal si nos desentendiésemos de aquellos hermanos, lejanos solo geográficamente. Uniremos más fuerte nuestras manos para obtener el fruto deseado tanto aquí como en ese país centroamericano. Ayudemos, pues, en este proyecto dedicado especialmente a las dificultades de esas mujeres y tengamos presente que, como reza el lema de esta campaña, SU MAÑANA ES HOY. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Hay varias formas de colaborar con el proyecto de MANOS UNIDAS en nuestra ciudad: 44 •Dando parte de ti, de tu tiempo como voluntario/a: teléfonos 957512138 y 637404435. •Como socio/a, con cuotas periódicas o donativos aislados. Cuenta de CajaSur nº 2024 0000 80 33000 21341. •Aportando para el proyecto 2011 de Lucena en la misma cuenta. •Participando con tu asistencia en la Cena Solidaria contra el Hambre, el viernes 11 de febrero a las nueve de la noche en el C.O.F. “Juan Pablo II”. •Aportando en la colecta parroquial. •Aportando en la cuestación callejera. •Adquiriendo camisetas y DVD con imágenes antiguas de Lucena. Hermandad CUANDO ERA NIÑO (II) Antonio Rafael García Oliveros M e quedé inmóvil, aguantando la respiración, tocado por la curiosidad, a duras penas soportando todo el peso del tiempo detenido, mis ojos de niño, absortos, incrédulos, eran incapaces de descifrar aquella escena, todo quedó en suspenso, hubo silencio, un profundo silencio, era imposible articular palabra, y hubo lágrimas, lágrimas impulsadas por un sentimiento hondo que envolvía la estancia toda. Parados, perpetuos, sin hablar, los corazones ni siquiera sentían. Nada que ver con aquellas afables visitas de D. Jerónimo, en esta, su rostro delataba preocupación, en mis padres se advertía un gesto de pesar incomparable. En casa, estaba acostumbrado a recibir a aquel niño con la alegría propia del acontecimiento, era habitual que, durante su estancia, acomodado con mimo en lugar preferente, se convirtiera en el centro de atención y fuera principio y fin de cada día, un beso al despertar y un beso al acostarme, así era, así fue durante tanto tiempo, así lo agradezco. Aquella tarde nada fue igual, ni los besos con los que era recibido, ni las caricias, ni las oraciones, ni siquiera pude cogerlo entre mis brazos, bueno, tampoco creo que me hubiera atrevido en ese instante, las piernas me temblaban y el corazón hacía rato que no respondía a una cadencia ordenada. La procesión estaba transcurriendo con normalidad, a la hora prevista el Santo Patrón atravesaba el cancel de la Pa- rroquia de Santo Domingo e iniciaba el recorrido de costumbre y que fielmente hoy se mantiene, esto es, Juan Jiménez Cuenca, Llanete de San Francisco, San Francisco, Alcaide, Las Torres, Cuesta del Reloj, Lateral de la Plaza Nueva, (Visita a Ntra. Madre, María Stma. de Araceli al pasar por la puerta de la Parroquia de San Mateo), Barahona de Soto, El Coso, Santa Catalina… … al llegar a este punto del itinerario y para asombro de todo el público que, en gran número, asistía a la procesión, de la propia Junta de Gobierno de la Hermandad y, en general, de toda la comitiva organizada al efecto, el Niño de San José, que hasta ese momento había estado jugando entre los brazos de su padre, alegre, tierno y sonriente, con esa expresión inigualable nacida de una gubia genial magistralmente dominada, de pronto, quedó desfigurado, provocando una tremenda perplejidad entre quienes presenciaron tan dramática escena, había perdido casi la práctica totalidad de su rostro sin una explicación aparente. Ya no era él, quedaba su perfecta anatomía tallada, su brazo alzado bendiciendo, pero su cara ahora era la viva imagen de la huella que un instrumento cortante produce en la madera, como si del tajo producido por un hacha se tratara. Lo que restaba de camino, José, tendría que hacerlo en solitario, Padre e Hijo tuvieron que separarse, por el bien de este último se dispuso su traslado inme45 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Instantánea de la procesión del año 1982, donde fue manijero D. Antonio José Jiménez Viso. En la misma se aprecia la asusencia del Niño Jesús en las manos de San José. 46 diato a mi casa a la espera de adoptar la decisión más oportuna y desde luego la que mas conviniera a la preservación de la imagen. Durante los días que permaneció en casa, recuerdo haber vivido una sensación muy extraña, contemplar el daño severo que había sufrido el Niño en su carita pesaba como una losa. La Hermandad, consciente de que la situación requería una pronta intervención decidió con acierto el traslado de la imagen a Sevilla para su restauración, proceso que culminaría satisfactoriamente poco tiempo después aunque sinceramente la espera se hizo eterna, eso sí, el reencuentro, de nuevo nos devolvió la sonrisa. En la actualidad, y tal vez por capri- cho del destino, en aquel mismo lugar, en aquel aparador del salón de casa, que servía de cuna a tan singular huésped, Padre e Hijo, asidos de la mano, presiden el hogar familiar, se trata de una magnífica talla en palo de rosa de San José con el Niño en actitud dialogante, después de tanto tiempo… el Niño del Santo Patrón ha vuelto a casa. Aún recuerdo aquellos días, víspera anhelada, en que el trono de San José era trasladado a la Parroquia de Santo Domingo, y de cómo aquel crio que ahora escribe recorría entre juegos cada palmo de este templo, pero esta será otra historia, que si me permiten, les contaré en otro momento. Hermandad LA SILLA L a hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo. Supongo que me estaba esperando, le dijo. No ¿quién es usted? Dijo el hombre. Soy el sacerdote al que su hija llamó para que orase con usted, y cuando observé la silla vacía al lado de su cama, supuse que ya sabía que yo vendría a verle. Ah sí la silla, dijo el enfermo, ¿le importaría cerrar la puerta? El sacerdote sorprendido la cerró. El enfermo continuó, nunca he dicho esto a nadie pero, toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Siempre que he estado en la Iglesia he oído, respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que se obtienen. Siempre, esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro, pues no tenía ni idea como hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné este tema por completo. Y esto ha sido así hasta hace unos cuatro años, cuando, conversando con mi mejor amigo, éste me dijo: José, esto de la oración es simplemente una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... te sientas en una silla y colocas otra silla vacía frente a ti. Luego con fe, miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado hacerlo, pues ÉL ya nos dijo: “Yo estaré siempre José Fernández Corredera con vosotros”. Por lo tanto, tú le hablas y le escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo ahora conmigo. Así que lo hice una vez, y me gustó tanto que lo he seguido haciendo desde entonces, unas dos horas cada día. Aunque siempre tengo mucho cuidado de que no me vea mi hija, pues me internaría de inmediato en el hospital psiquiátrico. El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto, y le dijo a José que lo que había estado haciendo era muy bueno y que no dejara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le impartió la bendición, le administró los santos óleos y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido; y el sacerdote le preguntó: ¿Falleció en Paz? Sí, cuando salí de casa, a eso de las dos de la tarde, me llamó y fui a verlo a su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer unas compras, una hora más tarde, ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño respecto a su muerte, pues parece que justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted qué puede significar esto? El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: ¡OJALA TODOS NOS PUDIÉSEMOS IR DE ÉSA MANERA! Esta historia no es mía, es anónima, pero por su calidad humana la transcribo como ejemplar y edificante para todo aquél que la lea y la ponga en práctica. 47 Junta de santeros peculiar Celebrada en la casa cuartel de la Corporación Bíblica La Coronación de Jehú, “La Bengala” de Puente Genil Redacción E Año 2011 / Nº 24 San José Artesano l pasado sábado, día 23 de octubre, en la vecina ciudad de Puente Genil, tuvo lugar, en la casa cuartel de La Coronación de Jehú “La Bengala”, una junta de los santeros de San José Artesano del presente año de 2011. 48 El motivo de tan insólito lugar para celebrar esta junta se debe al hecho de que un pontanense, don Juan Jiménez, pertenece como santero a la cuadrilla josefina de este año, en el que se estrena bajo la madera. Desplazados en autobús a la citada población, tras su llegada, en torno a las 3 de la tarde, la cuadrilla se dirigió a la casa cuartel a toque de tambor, imitando el tradicional “paseíllo” de antes de la procesión, causando la lógica expectación entre los pontanos a lo largo del recorrido. Llegada a la casa cuartel, la cuadrilla fue recibida en el salón bajo, en el que rápidamente quedó roto el hielo, subiendo luego al salón principal donde debía celebrarse la junta. Previamente, tal como se verifica en las reuniones bíblicas de aquella localidad, por el santero don Antonio Muñoz Navarro se dio lectura a un texto bíblico, en este caso escogido por sus referencias a San José. A continuación, el manijero, Miguel Ramírez, abrió la junta, dirigiéndose a sus hombres y a los amigos de Puente Genil que tan amablemente habían cedido su casa para este efecto, destacando la gestión de don Juan Jiménez, que participaba tan profundamente de dos tradiciones, en el fondo tan cercanas, en torno a la Semana Santa. De la página informática de la corporación pontana extraemos el texto siguiente: “… la junta transcurrió entre un torrente inagotable de la típica saeta lucentina […], también nos pidieron encarecidamente a los hermanos de la corporación que compartiéramos tan emotivos momentos cantando nuestras tradicionales saetas cuarteleras, y de esta forma se consiguió un ambiente total, que dio como resultado un cruce espontáneo e improvisado de estos dos cantes y alguno más, como la saeta antigua de Lucena, que convirtieron el día en una jornada inolvidable.” En esta especie de Hermandad competición de cantes locales, el hermano decano de la corporación bíblica, don José Chaparro, animado por los lucentinos, se arrancó por saetas de santería, siendo de inmediato contestado por los santeros, animándoles al cante de las típicas cuarteleras. La tarde se prolongó agradablemente en un continuo compartir de tertulias y saetas, degustándose un sabroso guiso de carrillada, preparada por algunos hermanos de la corporación. Como fin del día y de la junta el manijero, don Miguel Ángel Ramírez Mangas, hizo entrega a la corporación en la persona de su presidente, don Francisco Cosano, de un artístico velón lucentino, como muestra sincera de agradecimiento. A las 11’30 de la noche, la cuadrilla regresó a Lucena, no sin que antes se entablaran compromisos de asistencia por parte de los hermanos de “La Bengala”, a las sucesivas juntas de santeros y viceversa. 49 SAN JOSÉ EL ESPOSO DE MARÍA SANTÍSIMA Fr. Arcángel Manzano Rodríguez, O.F.M. Vicario de Belalcázar D esde luego, si se para uno a pensar, contemplar a José como esposo de la Virgen María, tiene su punto de desconcierto, cuando no de incredulidad. Y fue verdad. San José fue verdadero esposo de María. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano San José, ni fue viudo, ni una persona mayor cuando se casó con María... Llenar de cuentecillos algo tan hermoso y grande como es el matrimonio, resulta, cuando menos, una memez y una ofensa a Dios y al sentido común. 50 San José fue todo un joven enamorado, como tantos jóvenes, pero, como narra el Evangelio, resultó que María esperaba un hijo de la voluntad de Dios y ese hecho no era conocido por José. Esto sucedió después de prometerse y antes de vivir juntos. Conviene saber, cómo eran las costumbres de la época, pues era costumbre en el pueblo judío, que pasaran un largo tiempo separados antes de vivir juntos, y cada uno de los futuros contrayentes vivían con sus respectivas familias, al menos, por un periodo mínimo de un año... Costumbre, para nosotros, quizás, un poco tonta, pero era así. Claro que José se alteró y se sorprendió cuando conoció la noticia del emba- razo de María. ¿Cómo no...? y María, más aún, si cabe. Un trago difícil de explicar y mucho más difícil de asumir. Resuelto el entuerto, no sin muchas dudas, cuando se acabaron los argumentos humanos, apareció la ayuda y la luz del Señor Dios.... “José no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella, viene del Espíritu Santo,”... y entonces se la llevó a su casa. ¿Quién sabe de las largas confidencias y conversaciones entre José y María...? Sobre el primer proyecto de vida matrimonial, se interpuso otro proyecto nacido después del compromiso y aceptado por ambos que, como buenos creyentes, daban preferencia a lo de Dios, sobre los hombres. Esta fue la ofrenda de José y de María Santísima a Dios Padre. Muy probablemente vivieron “tancuan frater soror” ¿O es que hoy en día, no se hacen votos de vivir en castidad por el Reino de Dios? Todo lo que sea buscar explicaciones angelicales, es oscurecer como mínimo el sentido de Dios en sus designios. San José, murió relativamente joven, Hermandad como mucha gente de su época, y Jesús, le lloraría, como no, y lo mismo María, su mujer. do de cara al final de Jesús: Que sería crucificado... Con la ciencia humana, Jesús, como Dios, lo sabía todo. María y José, nos dan a los hombres del siglo XXI, un magnífico ejemplo de cómo asumir los “misterios de la fe”. En la niñez de Jesús, hay muchos días y meses de una vida anodina, pero esas lagunas se pueden imaginar sin distorsionar lo divino. Jesús, cuando comienza su “vida pública”, no lo hace como el que un buen día desaparece de su casa y sale a ver que encuentra, no, Él lo tenía todo bien comentado con su Madre, y María, aunque con dolor, ya lo tenía asumido, como se dice hoy en día. Ni en los cálculos de Jesús, ni de María, estaban presentes los acontecimientos que se fueron sucedien- José es el “varón justo” que nos habla el evangelio y, como un prudente Padre de Familia, sabía sacar del arca lo nuevo y lo viejo... San José no fue una ficción, sino que es, aún en la actualidad, un hombre cabal y con los pies muy bien puestos en la tierra. 51 Hermandad ALGUNAS CITAS DE SAN JOSÉ EN LA OBRA DE SANTA TERESA Redacción 1.- Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (V 6,6). Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide. 4.-Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido a nadie que le tenga verdadera devoción y le haga particulares servicios, que no lo 2.-Y esto lo han comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (V 6, 6) vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan (V 6, 7). 3.-Procuraba yo celebrar su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque con buena intención (V 6, 7). 5.-Creo que ya hace algunos años que el día de su fiesta le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si la petición va algo torcida, él la endereza para más bien mío (V 6, 7). 53 6-Quien no hallare maestro que le enseñe a orar, tome a este glorioso Santo por maestro y no errará el camino. No quiera el Señor que haya yo errado atreviéndome a hablar de él; porque aunque publico que soy devota suya, en servirle y en imitarle siempre he fallado. Pues él hizo, como quien es, que yo pudiera levantarme y no estar tullida; y yo, como quien soy, usando mal de esta merced (V 6, 8). 7.-No me hartaba de dar gracias a Dios y al glorioso Padre mío san José, que me pareció que él lo había traído, porque fray Pedro era Comisario General de la Custodia de san José, a quien me encomendaba mucho, y a nuestra Señora (V 3, 7). Año 2011 / Nº 24 San José Artesano 8.-Un día, después de comulgar, Su Majestad me mandó con mucha insistencia que lo intentara con todas mis fuerzas, y me hizo grandes promesas de que se haría el monasterio, y que Dios se glorificaría mucho en él, y que su título fuese de san José, que él nos ampararía en una puerta y nuestra Señora en la otra (V 32, 11). 9.-Una vez estaba en un apuro del que no sabía cómo salir, pues no tenía dinero para pagar a unos albañiles, y se me apareció san José, mi verdadero padre y señor, y me dijo que no faltaría dinero y que los contratara; y así lo hice, sin un céntimo. Y el Señor de modo maravilloso que asombraba a los que lo oían, me proveyó (V 33, 12). 10.-Al glorioso san José no vi con tanta claridad, aunque vi muy bien que estaba allí, como en las visiones que he dicho que no se ven (V 33, 15). 11.-Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a 54 Dios y sean devotas de san José, que puede mucho (Cc 28ª). 12.-Ya entonces yo oraba mucho a nuestro Señor, suplicándole que no me fuese sin dejarles casa (en Sevilla), y hacía que las hermanas se lo pidiesen y al glorioso san José, y hacíamos muchas procesiones (F 25, 3). 13.-Las hermanas habían pedido mucho a san José que para su día tuviese casa (en Burgos), y sin pensar que la tendrían tan pronto, se lo cumplió (F 31, 36). 14.-Los días primeros de pascua, u otros días de solemnidad, podrán cantar Laudes, en especial el día del glorioso de san José (Const 1, 3). Aunque tenga muchos santos por abogados, tengan particularmente a san José, que alcanza mucho de Dios (Av 65). EFUSIONES JOSEFINAS DE SAN BERNARDO N o sólo conocemos a los Santos revisando sus Escritos y Obras fundacionales sino que también palpamos su admirable vida interior a través del valioso prisma de su afectividad. Bernardo de Claraval (1091-1153), eximio doctor Hermandad Andrés Molina Prieto, Pbro. de la Iglesia, es una figura hagiográfica llena de contrastes porque en él se armonizan prodigiosamente «Marta y María», es decir, la contemplación mística más encumbrada y la acción apostólica y pastoral más intensa. Su personalidad llena la Edad Media, aunque su influjo ha permanecido vivo en la Iglesia en todas las épocas. Destaca en su riquísima psicología la finura de sentimientos y una vibrante afectividad al servicio de su excepcional inteligencia y voluntad. Nos interesa destacar un aspecto menos conocido relacionado con S. José, el esposo virginal de María. Sea suficiente evocar un texto de su famosísimo sermón «Super Missus» verdadero comentario al pasaje lucano de la Anunciación (Le, 1,26): «¡Oh glorioso San José! Fuiste verdaderamente hombre bueno y fiel, con quien se desposó la Madre del Salvador. Fuiste siervo fiel y prudente, a quien constituyó Dios consuelo de su Madre, proveedor del sustento de su cuerpo, y a ti sólo sobre la tierra, coadjutor fidelísimo del gran consejo. Verdaderamente descendiste de la casa de David. Como a otro David, Dios te halló según su corazón, para encomendarte con seguridad el secretísimo y sacratísimo arcano de su corazón. A ti te manifestó los secretos y misterios de su sabiduría’ y te dio el conocimiento de aquel misterio que ninguno de los prín55 cipes de este siglo conoció. A ti, en fin, te concedió ver y oír al que muchos reyes y profetas, queriéndole ver no le vieron, y queriéndole oír no le oyeron, y no sólo verle y oírle, sino tenerle en sus brazos, llevarle de la mano, abrazarle, besarle, alimentarle y guardarle». Prestemos atención a los seis verbos finales. Resumen muy bien a las relaciones del Santo Patriarca con Jesús en su infancia y adolescencia. Forman una bellísima e irrepetible estampa que nos cautiva y embelesa. Admiramos algunas efusiones josefinas que nos dejan traslucir los vínculos paternos que unían al Santo Patriarca con el Divino Infante. Con plena razón se ha afirmado que la aportación de San Bernardo a la espiritualidad cristiana se condensa en el descubrimiento de la piedad humanística con la devoción a la santa humanidad de Cristo. En efecto, el doctor de la mediación reconciliadora que inundó a la Europa medieval como «lámpara ardiente y luminosa» (Jn. 5,35), supo enseñarnos a tratar a Jesús en la dulce intimidad de la vida cristiana. Tomemos como guía al Santo Patriarca. Sin duda la sana y equilibrada afectividad favorece siempre una sólida piedad y trato personal con Jesús. BENDITO SEAS SAN JOSÉ Año 2011 / Nº 24 San José Artesano ¡Bendito seas San José, que fuiste testigo de la Gloria de Dios en la tierra. Bendito sea el Padre Eterno que te escogió. Bendito sea el Hijo que te amó y el Espíritu Santo que te santificó. Bendita sea María que te amó! 56 Hermandad INVOCACIÓN DE SAN JOSÉ EN LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS Andrés Molina Prieto E l 28 de octubre de 1958, tras once votaciones, fue elegido para el Cardenal Angelo Giuseppe Roncalli, patriarca de Venecia que tomó el nombre de Juan XXIII, y rigió la Iglesia hasta el 3 de junio de 1963 fecha de su santa muerte. A través de las páginas autobiográficas del «Diario del alma», la cristiandad pudo conocer su profunda y edificante vida interior. Devotísimo de San José ordenó que su nombre figurará junto al de María en el Canon Romano de la Misa, único vigente en su tiempo, ya que las nuevas plegarias Eucarísticas son posteriores a la muerte de Juan XXIII, como también son posteriores a la aprobación, en 1963, del documento conciliar sobre la Renovación de la liturgia que tuvo lugar cuando ya gobernaba la Iglesia Pablo VI. Al ser incorporado el nombre de San José al Canon Romano, el texto quedó así: «Reunidos en comunión, veneramos la memoria, ante todo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo San José; la de los Santos Apóstoles y mártires, Pedro y Pablo, Andrés ... » Conviene advertir que esta mención de San José junto a la Virgen María al comienzo del «Te igitur», tiene gran importancia litúrgica. La Iglesia dirige a Dios Padre la petición de que acepte y bendiga los dones allí presentes, añadiendo enseguida la intercesión de los Santos precedidos por los virginales esposos José y María. La disposición dada por Juan XXIII de integrar en su lugar adecuado la presencia intercesora de San José no fue mero fruto de la devoción personal del Papa al Santo Patriarca, sino resultado de un convencimiento apoyado en una evidente razón teológica, y en el principio litúrgico de analogía. El puesto ocupado por San José en la Historia de la Salvación reclamaba su expresa memoria dentro de la celebración litúrgica donde más que una petición se formula el deseo de venerar su persona junto a la Santísima Virgen María. Por lo que respecta a las demás plegarias Eucarísticas opinarnos que puede mencionarse el nombre de José en ellas, junto al nombre de María. En la segunda Anáfora predomina el deseo de «estar con María, la Virgen Madre de Dios», (y también con San José) en la posesión de la vida eterna. El mismo anhelo se manifiesta en la tercera y cuarta Anáfora. Si la autoridad de Juan XXIII introduciendo la memoria de San José junto a la de María, afectó al Canon Romano como primera Plegaria Eucarística, ¿por qué no mencionar a San José en las restantes plegarias? Sin duda los liturgistas tendrán algo que decir, pero no vernos razón válida para limitar solamente al Canon Romano la mención del Santo Patriarca, ya que la unión con María es indisoluble, dadas las funciones que desempeñó «en los primeros misterios de la salvación de los hombres». 57 EL X SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE SAN JOSÉ (KALISZ, POLONIA, 27 DE SEPTIEMBRE A 4 DE OCTUBRE DE 2009) Ponencia LA FIGURA Y MISIÓN DE SAN JOSÉ EN LA VIDA Y ESCRITOS DE SANTA EDITH STEIN Félix Ochayta (España) Introducción: En la escuela de Teresa de Jesús Año 2011 / Nº 24 San José Artesano P 58 uede sorprender el título mismo de este estudio. EDITH STEIN, o Santa Teresa Benedicta de la Cruz, escribió sobre muchos temas de orden filosófico, pedagógico, relacionados, sobre todo con la mujer. También es bien conocida por sus escritos de orden religioso-espiritual, relacionados con la Liturgia y con la vida del Carmelo, ente los que destaca su última gran obra La Ciencia de la Cruz. Sin haber escrito un estudio sistemático sobre la Virgen María, a ella se refiere en muchas de sus conferencias, artículos y libros. No es difícil, por ello, hablar de su ‘mariología’ o de su comprensión teológico-mística de la persona y de la misión de María. He dedicado algún estudio a este tema. ¿Podría decirse algo semejante sobre su visión o comprensión del misterio de San José? Si se examina lo que escribió ex profeso sobre el Santo, habría que contestar negativamente. Al parecer sólo le ha dedicado dos poesías, aunque muy densas y sugestivas. Fuera de estas las citas sobre el Santo Patriarca aparecen de manera esporádica en los diversos escritos de esta gran mujer. Y, sin embargo, me parece posible un estudio sobre el tema propuesto a partir de estas poesías, y sobre la base de su pensamiento sobre la misión de María como Esposa y Madre, y a la luz de sus múltiples y profundas reflexiones sobre la misión de la mujer como esposa y madre, y del varón como esposo y padre. Por otro lado, sería extraño que una discípula de Teresa de Jesús y miembro del Carmelo Teresiano no tuviera una particular devoción a San José y no la expresara por escrito de algún modo. Alguien podría preguntarse en qué medida pudo influir en esta mujer el hecho de haber quedado huérfana de padre a los dos años. No cabe duda de que este hecho la marcó y puede explicar algunos rasgos de su vida y aun de su pensamiento. Edith valoró mucho la figura de la mujer como madre desde su experiencia como hija de una madre, a la que siempre admiró y amó. Sobre su padre, en cambio, por la razón expuesta. habla muy brevemente en su autobiografía (cfr EDITH STEIN, Obras completas. T. I p. 175 y p. 204). También en sus escritos pedagógicos es más sobria al hablar del padre como educador. Desde la fe de la Iglesia contempla la Hermandad figura de San José como la del Esposo de María y Padre legal o nutricio de Jesús. Es interesante estudiar los rasgos de este matrimonio singular, pero verdadero, su esponsalidad dentro del ámbito de la convivencia virginal, y la dimensión de la paternidad legal, pero real, virginal, que José desempeña respecto a Jesús. II LAS POESÍAS SOBRE SAN JOSÉ Análisis y valor doctrinal Las dos poesías sobre San José están dedicadas a la M. Josefa, que fue Priora muchos años del Carmelo de Colonia. El tono de ambas es bien distinto. La primera está escrita en 1936 en Colonia, cuando aún no habían llegado los tiempos difíciles; la segunda, en cambio, escrita en 1939 en el convento de Echt, refleja la nueva y difícil situación, cuando Edith se encuentra ya en Holanda. 1.- Canto al Santo Padre José Es de notar el título de ‘Padre’ dado a San José, como indicando la raíz de su misión como Padre y protector de los creyentes, lo mismo que en su vida terrena protegió a Jesús Niño. Examinemos ya su contenido. 1.1.- La persona de José El substrato de la poesía es claramente bíblico, a la vez que refleja la experiencia de la protección de San José sobre la Iglesia. Los rasgos que la autora delinea en la figura de José son éstos: - Dios se ha complacido en José - José, hombre bueno y fiel - José, consejero de los afligidos - Siempre obediente, cuando el ángel de Dios le habla - Hombre pobre y desdeñador de los bienes terrenos. 1.2.- José y María Su relación con María está en el trasfondo de los rasgos y virtudes, que suponen su vocación y misión. No se le da aquí el nombre de ‘Esposo’ de María, porque se supone. En cambio, se indica de forma bella cómo es la relación esponsal con la mujer, a la que llama ‘la Madre de todas las madres’. Esta relación de esposo-esposa es la de amor virginal, que nuestra cantora expresa afirmando que José “es el guardián puro de la Purísima” y por eso puede ser “refugio seguro de la pureza” para todos. José es esposo fiel y puro de María para proteger al Niño Jesús, es decir, para compartir con María la misión de paternidad y maternidad. 1.3.- José y Jesús La misión principal de José es la de proteger, amparar, guardar a Jesús. Juan Pablo II lo expresa en el mismo título de su exhortación Redemptoris custos. José es el custodio del Redentor. Pero su custodia o protección sobre Jesús va mucho 59 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano más allá de la que se ejerce sobre un hijo adoptivo. José no es un simple padre adoptivo o legal, que mire a Jesús como a un extraño, sino un verdadero padre, aunque no según la carne, sino según la fe (cf R. custos n. 7-8). Para la poeta Edith Stein se trata de un hecho, que ella da por supuesto, sin hacer sobre él especiales consideraciones. En sus escritos espirituales, en particular en los que se refieren al misterio de la Navidad, como ya hemos explicado, siempre presenta a José junto con María como a los padres de Jesús, que cuidan de su Hijo. Recordemos una cita de su meditación para la fiesta de la Epifanía de 1941, en la que escribe: “María y José no pueden ser separados de su Hijo divino en la liturgia de Navidad. Ellos no tienen en este tiempo ninguna fiesta propia, pues todas las fiestas del Señor son sus fiestas, fiestas de la Sagrada Familia. Ellos no vienen al pesebre, pues ellos están desde el principio allí. Quien viene a ver al Niño, viene también a ellos. Ellos están totalmente sumrgidos en su luz celestial” (T. V p. 656). ¿Hasta dónde llega la misión y tarea de José como padre en su relación con Jesús? En la poesía no se explica, pero se supone y se resume en el hecho de que él “junto a la Madre de todas las madres ampara al Niño Jesús”. 60 1.4.- La misión de san José en la Iglesia La misión de San José en la Iglesia deriva de la misión que tiene en relación con María y con Jesús. Aquí se hace una aplicación a la vida de las religiosas, especialmente en las estrofas 2ª y 4ª. En toda la poesía resuena la historia de José con María y Jesús como ‘custodio’ o protector. Esta misión la sigue ejerciendo en la Iglesia en favor de todos los que le invocan: las madres están al seguro junto a José, quien regala sus bendiciones también a la Madre Priora y quien acoge todas las intenciones que se le expresan. San José no abandona a los suyos, se dice en el último verso de la primera estrofa, y es luz y consuelo para los piadosos. Con más detalle se señala la misión de José como ‘nuestro Padre’ y protector en diversos momentos de la vida: como ayuda en toda necesidad, como consejero para los afligidos, como refugio seguro en la hora de la muerte. A él hemos de acudir, sin desalentarnos en la hora de las tormentas, con audacia en nuestras súplicas y con total confianza. Más todavía. La aún Postulante invita y reclama seguir a San José, imitarle en varias virtudes cristianas, que tienen especial relevancia para una persona consagrada: la pureza, la pobreza, la obediencia, la fe radical. ¿Por qué estas virtudes? Porque San José, ‘guardián puro de la Purísima’, es un refugio seguro de la pureza que incluye la castidad, pero que abarca una gama más amplia de virtudes. San José fue pobre, más aún, ‘desdeñó los bienes terrenos’ materiales y por eso es el ‘más seguro puerto’ de la pobreza que viven los consagrados, en él encuentran el descanso quienes renuncian a los bienes terrenos. En cuando a la obediencia se subraya que José siempre escuchó la voz del ángel de Dios y obedeció en todo instante, según se indica en el evangelio de Mateo. Este ejemplo suyo ayuda a obedecer a Dios en cualquier circunstancia. Con lógica de fe invita esta mujer creyente a seguir, a imitar a San José con todal fidelidad. Hermandad 2.- San José, ¡cuídanos! 2.1. Estructura de la poesía Si la anterior poesía es como una contemplación global de la persona y misión de San José, ésta tiene un carácter más particular y concreto. Se escribe también para la fiesta de San José, 19 de Marzo, pero tres años más tarde. Va dedicada también a la M. Josefa, antigua Priora del Carmelo de Colonia, pero en circunstancias bastante distintas. Edith, Hna. Teresa Benedicta de la Cruz, se encuentra en el Carmelo de Echt desde finales de 1938, ante las dificultades y temores por las amenazas contra los judíos. Sin embargo también allí permanecen los temores y sobresaltos ante el futuro incierto. Estos sentimientos se reflejan de un modo evidente en la poesía, toda ella convertida en un grito confiado a San José, para que cuide de los fieles y en particular de quienes sufren tantas amenazas. La estructura literaria es también distinta. Si aquella estaba compuesta de cuatro estrofas de ocho versos en gran parte rimados, en ésta se utiliza una mayor libertad creativa. Son tres estrofas, con un número desigual de versos y sin rima, aunque con un cierto ritmo libre. Esta estructura permite a su autora poder explicar mejor sus sentimientos y esperanzas. La idea básica está perfectamente resumida en el título original de la misma autora: San José, ¡cuídanos! La tradición de la Iglesia ha visto siempre a San José como el Custodio del Señor, que Juan Pablo II expresó en su exh. Redemptoris custos. ¿Qué significa ‘custodio’? Los diccionarios de sinónimos ofrecen otros términos como guardián, vigilante. y como sinónimo de ‘custodia’ señalan los más matizados como vigilancia, defensa, protección, guardia y otros más genéricos. El Papa Juan Pablo II en su citada Carta explica la misión de San José como ‘custodio del Redentor’ con otra más rica, concreta y personal, que denomina ‘el servicio de la paternidad’ R.c., 7-8), y con otra derivada, que se manifiesta en ‘el trabajo, expresión de amor’, que caracteriza toda su vida (cf R.C. n. 22-24). Este ‘servicio’ abarca todas las tareas de cuidado, vigilancia, protección, defensa..., que José desempeña en relación con Jesús y con María. Nuestra guía y maestra resume su súplica a San José con el verbo: sorg=cuídanos. El verbo alemán ‘sorgen’, como verbo transitivo, se puede traducir en español como ‘atender’, ‘cuidar de’, ‘velar por’ y otros similares. En el título de la poesía se dice solamente ¡sorg=cuida, sin indicar el objeto o persona, que debe cuidar San José. Con razón se traduce con un ‘cuídanos’, porque en el decurso de ella se refiere a ‘nosotros’, especialmente a los más necesitados de cuidado. 2.2.- Contenido doctrinal a) Situación histórica y anímica La poesía refleja, de principio a fin, la situación histórica y el estado de ánimo de su autora, que se encuentra fuera de su patria y se ve amenazada por fuerzas adversas. Sabe que su pueblo de origen es perseguido por motivos racistas y no meramente religiosos, pues la persecución afecta a cristianos y católicos como ella. Pero esta amenaza es más profunda y universal. Ataca a valores humanos y cristianos y a la misma Iglesia que los defiende, aunque algunos no se hayan dado plena cuenta. Edith Stein hace 61 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano 62 tiempo que lo comprendió y lanzó su grito de alarma, escribiendo una carta al mismo papa Pío XI, y estando dispuesta a ir a Roma par ser recibida por el Papa. Supo que no iba a ser posible en aquel 1933 y por eso desistió del viaje. Pero la carta sí llegó, aunque durante mucho tiempo permaneció desconocida. Hoy nos es asequible y nos hace ver la clarividencia profética de la entonces todavía Dra. Edith Stein. En su esrito ‘Cómo llegué al Carmelo de Colonia’ (firmado el 18 de dic. de 1938) explica ella misma los hechos (cfr Obras T. I p. 498-499) y termina con esta reflexión: “Más adelante he pensado muchas veces si no le había pasado por la cabeza [al papa Pío XI] el contenido de mi carta, pues en los años sucesivos se ha ido cumpiendo punto por punto lo que yo allí anunciaba para el futuro del Catolicismo en Alemania” (p. 499). Lo que escribía en Colonia, Diciembre de 1938, lo estaba viviendo en Echt, en Marzo de 1939. En las cartas que se conservan de estos meses -desde Octubre de 1938- aparece la preocupación por las amenazas contra los judíos (véanse Cartas n. 565, 566, 567, 568, 570, 572, 573), y en particular contra sus familiares. La misma preocupación se muestra en cartas escritas desde Echt (ver Cartas n. 580, 582, 585, 586, 587...). Es todavía más expresiva de su estado de ánimo la carta o misiva que la Hna. Teresa Benedicta escribe a la M. Ottilia, entonces Priora del Carmelo de Echt, el 27 de Marzo de 1939, poco días después de la poesía/súplica a San José. La reproducimos íntegramente: Echt, 26 de Marzode 1939 “Querida Madre: Por favor, permítame Vuestra Reverencia ofrecerme al Corazón de Jesús como víctima propiciatoria por la paz verdadera: que el poder del Anticristo, si es posible, se derrumbe sin una nueva guerra mundial, y que pueda ser instaurado un nuevo orden de cosas. Desearía hacerlo incluso hoy, porque ya son las 12. Sé que soy nada, pero Jesús lo quiere, y seguramente en estos días llamará a otros muchos para esto. Domingo de Pasión,, 26-III-39 <Obras c., T. I p.1307). Lo que aquí expresa con un acto de ofrecimiento a Jesús como víctima propiciatoria, lo hace en la poesía invocando la protección de San José. b) San José y su protección ¿Por qué invoca a San José en esta situación? Fácil es la respuesta. La mujer, que se ofrece a Jesús como ‘víctima propiciatoria’, se dirige con confianza a San José como Protector de la Iglesia en general, y en particular de los miembros que ahora más sufren en ella. La misión que ejercitó en su vida terrestre en unión con María para cuidar de Jesús, la ejercitará ahora cuidando también con María de los hermanos de Jesús. 2.3.- Análisis de las tres estrofas 1ª estrofa: En medio de la oscuridad Releemos la estrofa: “El cielo, pesado y oscuro, se nos cae encima. ¿Es que siempre es noche y la luz nunca más quiere aparecer? ¿Es que el Padre, arriba, se ha apartado de nosotros?”. En estos y en los siguientes versos la autora describe la situación de oscuridad y angustia, sin apenas salida humana, que le lleva a invocar a San José. Sin hacerlo de forma explícita es evidente la alusión a la historia del Santo, a los momentos de oscuridad por los que pasó en su vida Hermandad 63 Año 2011 / Nº 24 San José Artesano terrena, sobre todo tras la concepción de Jesús, a los sufrimientos en los diversos episodios de la infancia , a los que en la estrofa 3ª se referirá más claramente. La orante, ante el ejemplo de San José, pone su angustia y preocupaciones en las manos de José, le pide que las acoja y que nos proteja. 64 2ª estrofa: San José como refugio en las tormentas y persecuciones. Las imágenes que usa la Hna Benedcita para describir esas tormentas y tribulaciones casi no necesitan glosa para quien conoce la historia de esos meses de 1938 y 1939. No repetiremos lo escrito antes sobre la situación personal de Edith y de su familia judía, o de la persecución de los valores cristianos por parte del nazismo hitleriano. La guerra cruenta estaba a un paso y Edith tenía conciencia de ello, más que muchos cristianos y jerarcas. Subrayemos algunas frases de la poesía, como la que habla del ‘horror de la devastación por todas partes’, que probablemente está evocando la tristemente célebre Kristallnacht o ‘noche de los cristales rotos’, del 7 al 8 de Noviembre de 1938, en la que tantos comercios, casas, sinagogas... fueron destruídos... Pero aún impresiona más la frase en forma de interrogante, ‘¿La tormenta no sacude incluso el alcázar de la fe?’, que recuerda algo de lo que había escrito en 1933 la todavía seglar Dra Edith Stein. Esta mujer culta y bien informada sabía de los titubeos de muchos católicos y aun pastores en relación con las actuaciones contra los judíos. Más aún, hasta en su mismo convento de Colonia había notado en algún momento algún signo de desconfianza por parte de sus Herma- nas religiosas sobre su total conversión y su misma condición judía (cfr mi artículo Edith Stein, eminente hija de Israel e hija fiel de la Iglesia, en CUADERNOS DE PENSAMIENTO , 1999). Ante esta situación y estos temores se dirige a San José como refugio, apoyándose en su fe, como la de Abraham, como la de un niño y en su obediencia, que le da fuerza para amparar y proteger el sagrado templo de la Nueva Alianza, es decir, la Iglesia. Todas las expresiones tienen claras resonancias bíblicas y se dirigen a San José en primera persona, con una total confianza, que apela a la experiencia de su protección. Ningún comentario puede suplir la lectura directa y, a ser posible, en el original alemán, cargado de fuerza y emotividad. 3ª estrofa: San José como el Hogar acogedor según el modelo de la Sagrada Familia. La tercera estrofa invoca a San José para que guíe y acompañe a quienes han de caminar a tierra extranjera, y sea pra ellos como un hogar acogedor. Esta fue su misión en relación con María, la Virgen Purísima, de la que fue compañero de camino en cuanto Esposo fiel, y con Jesús, el Hijo de Dios, a quien José cuidó como padre fielmente preocupado en Belén, en Nazaret, en Egipto. La orante, que invoca a San Jose, lo ve, sobre todo, como padre, que guía y cuida a quienes le siguen como niños y se ponen en sus manos. Y da la razón de esta confianza: “Donde tú estás, está la bendición del cielo”, que, obviamente, es Jesús, y “Está nuestro hogar, si tú permeneces con nosotros”. Es interesante ver la gradación de sentimientos que manifiesta la confian- Hermandad za en los cuidados o protección de San José, que es contemplado como acogedor, como refugio, como hogar. Toda la estrofa está impregnada de la confianza en San José como guía y protector fiel de María y Jesús, también en Egipto. Es como una garantía para quienes ahora se ven forzados a caminar a tierra extranjera, como la misma autora y sus familiares y amigos del pueblo judío. Esta confianza en la protección de San José se funda, ante todo, en su cercanía a Jesús, a la que discretamente alude cuando dice: “Donde estás tú, allí está la bendición del cielo”. Lo que hace poderoso a José como refugio, protector y hogar, es su unión con Jesús. En su meditación para la Epifanía de 1941, como ya explicamos, escribirá: “María y José no pueden ser separados de su Hijo divino en la liturgia de la Navidad... Quien viene a ver al Niño, viene también a ellos. Ellos están totalmente sumergidos en su luz celestial”(cf Obras, T. V p. 656). Con gran verdad lo reconoce Juan Pablo II: “José estaba en contacto cotidiano con el misterio ‘escondido desde los siglos’, que ‘puso su morada’ bajo el techo de su casa. Esto explica, por ejemplo, porqué Santa Teresa de Jesús, la gran reformadora del Carmelo contemplativo se hizo promotora del culto a San José en la cristiandad occidental” (R.c. n. 25). Esta cercanía a Jesús no podía no redundar en María y en José. El Papa recuerda cómo, según los evangelios, hay que ‘subrayar la importancia del contacto físico con Jesús en orden a la curación (cf Mc 1,41) y el influjo ejercido por él sobre Juan Bautista, cuando ambos estaban aún en el seno materno (cf Lc 1,41-44)” (R.c. n. 27). Partiendo de este hecho concluye el Pontífice que, si el amor e influjo divino se irradiaba a todos los hombres a través de la humanidad de Cristo, “los beneficiados en primer lugar eran ciertamente: María, su madre, y su padre putativo José, a quienes la voluntad divina había colocado en estrecha intimidad” (R.c. n. 27, 3º). No cabe duda de que Edith Stein, discípula e hija de Teresa de Jesús, valoraba en San José, por encima de su servicio y su trabajo, su cercanía e intimidad con Jesús, y por eso podía escribir que ‘donde tú estás, allí está la bendición del cielo’. Y esta certeza la lleva a confiarse a la protección de San José: “Como niños seguimos tus pasos/, llenos de confianza nos ponemos en tus manos. Sé tú nuestro hogar. San José, cuídanos”. Como Diócesis de acogida, en el año 2011 CÓRDOBA ESPERA la llegada 7.000 JÓVENES DE TODO EL MUNDO que visitarán nuestra tierra antes de viajar a Madrid para la Jornada Mundial de la Juventud. CÓRDOBA ESPERA... es la Campaña de Preparación de la JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD EN CÓRDOBA, DIOCESIS DE ACOGIDA. Web Oficial de la Campaña: www.cordobaespera.com 65 José, el Padre de Jesús P. Román Llamas, O.C.D. E Año 2011 / Nº 24 San José Artesano I título de padre de Jesús, con el de esposo de María, es el de más gloria de San José y la raíz de todas sus inmensas gracias y privilegios. San Lucas dice que los judíos pensaban que Jesús era hijo natural de José (l,c, 3, 24). Y del verbo putabantur, pensaban, salió el apelativo 66 de padre putativo. La Virgen le llama sencillamente padre. Al encontrar en el templo al Niño, ya mayor de edad, después de tres días de búsqueda muy angustiosa, la madre le dice: Pero, hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? Mira, tu padre y yo, muy angustiados, te andábamos buscando (Le, 2, 48). El mismo Lucas le llama también padre sin más en la escena de la Presentación del niño en el templo: y cuando sus padres introdujeron al niño Jesús, lo que la ley prescribía sobre él (l,c. 2, 27). Y yo diría que el mismo Dios por boca de su ángel, de su enviado, implícitamente le llama padre sin más, cuando le dice a José: Y le pondrás por nombre Jesús (Mt. 1,21), ya que imponer el nombre el día de la circuncisión era oficio del padre. Por eso cuando había que poner nombre al Bautista preguntaban a su padre qué nombre había que ponerle (Le, 1, 63). Después los autores josefinos han calificado al título de padre con distintos apelativos, como padre legal, matrimonial, virginal, nutricio, adoptivo, propio. Sobran todos, los apelativos y lo mejor es Ilamarle padre a secas, como le llamaba la Virgen. Por el relato evangélico cómo fue padre de Jesús. «Jurídicamente la paternidad de José depende de su matrimonio con María: Es precisamente del matrimonio con María del que derivan para José su singular dig- Hermandad nidad y sus derechos sobre Jesús» (Re. 7 y 20). Y porque iba a ser padre de Jesús Dios puso en él los sentimientos, afectos e incentivos paternales, sobre todo el amor, en grado sumo. Ningún padre ha amado a sus hijos, como San José amó a su hijo Jesús. «Al no ser concebible que a una misión tan sublime (la de padre de Jesús) no correspondan las cualidades exigidas para llevarla a cabo de forma adecuada, es necesario reconocer que José tuvo hacia Jesús “por don especial del cielo” todo aquel amor natural, toda aquella afectuosa solicitud que el corazón de un padre pueda tener» (Re. 8). Un amor humano pero regenerado y sublimado por el Espíritu Santo. «A la vista de estas expresiones (que la recibió en su casa y lo que había en ella era del Espíritu Santo) ¿no habrá que concluir que también su amor como hombre ha sido regenerado por el Espíritu Santo? ¿No habrá que pensar en el amor de Dios que ha sido derramado en el corazón humano por medio del Espíritu Santo (Rom. 5, 5) configura de modo perfecto el amor humano?.. José obediente al Espíritu encontró juntamente en él la fuente del amor (Re. 19). Pues con la fuerza y ternura de este amor singular amaba a su hijo Jesús y le cuidaba. en el ambiente encantador, sereno y atrayente de la familia de Nazaret sin duda lo asocia (cfr. Rf. 3,15) con el nombre divino en el que había de sintetizar todo el mensaje evangélico (Mt,6,9), el del Padre que está en los cielos, del que José fue para Jesús el transmisor de su voluntad y la imagen viviente de su ternura y de su amor. San José por ser padre de Jesús «ha sido llamado a servir directamente a la persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad», de este modo, él coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente «ministro de la salvación», (Re. 8). Qué bien, qué perfectamente vivió San José su paternidad para con Jesús. Toda su vida fue puro ejercicio de paternidad y cuidado para con su hijo y con su Madre. «Que no sé -dice Santa Teresacómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudé en ellos» (V. 6, 8). En los trabajos y en todos los momentos vivía y cuidaba de su hijo como el mejor de los padres. José ama entrañablemente a su hijo Jesús. Decir que José es padre de Jesús significa que tiene para con él los sentimientos más ricos y nobles, el amor más tierno, la bondad más dulce, el cariño más gozoso, la solicitud más empeñada, la preocupación más constante, el cuidado más exquisito. Y cuando Jesús llama a José «padre» 67 Grandes devotos de San José SAN JOSEP MANYANET (1833-1901) Año 2011 / Nº 24 San José Artesano E 68 s uno de los más eminentes devotos y apóstoles de los tiempos modernos. Moría en Barcelona el 17 de diciembre de 1901. Tenía 68 años, había nacido en Tremp (Lérida), último de una familia numerosa de 8 hijos. Apenas a los veinte meses quedó huérfano de padre. La madre, muy piadosa, le consagró muy niño a la Santísima Virgen María. Llamado al sacerdocio, cursa los estudios eclesiásticos en los seminarios de Lleida y Sey de Urgel. Es ordenado sacerdote el 9 de abril de 1859. Desarrolla con celo y piedad ejemplares su ministerio pastoral en Seu de Urgel sensibilizado con las familias y con los niños pobres. Una moción especial le atrae hacia la Sagrada Familia de Nazaret, bajo cuya inspiración y amparo emprende sus obras de caridad y su actividad apostólica. Pronto descubre acaso por inspiración divina que el Señor quiere renovar la sociedad secularizada por medio de la familia, que padece una grave crisis. El recurso a la Familia de Nazaret, le parece el medio más eficaz para ese proyecto. Su intercesión, su ejemplaridad y su patrocinio serán el mejor recurso. Identificado con tal proyecto, funda en 1864 la Congregación de Hijos de la Sagrada Familia; y en 1874 la Congregación de Misioneras Hijas de la Sagrada Familia. El Papa León XIII aprobaba ambos Institutos el22 de junio de 1901, pocos meses antes de su muerte. El Papa Juan Pablo lI lo proclamaba Beato el 25 de noviembre de 1984, calificándolo de apóstol de la familia. Y el 16 de mayo de este mismo año (2004) lo acaba de elevar al honor de los altares. Sacerdote ejemplar, profeta y apóstol de la familia, son el mayor timbre de gloria, que hoy enaltece la amable figura de San José Manyanet. Muchos motivos lo acreditan. Además de sus múltiples pláticas, conferencias y sermones, redactó una porción de escritos para las familias como Preciosa joya de familia (1899), Camareros y camareras de la Sagrada Familia (1868-1874). Hermandad Fundó la revista popular La Sagrada Familia (1899) que aún perdura. En 1895 publicó su libro Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia, obra fundamental y la más representativa de su pensamiento sobre la «trinidad de la tierra», Jesús, María y José. En ella, en forma dialogada, expone los más bellos y profundos conceptos bajo el magisterio de Jesús, María y José, sobre la perfección cristiana y evangélica. Promovió también prácticas sencillas de devoción entre las asociaciones laicales, como el Trisagio de la Sagrada Familia y otras. Un día José Manyanet sintió la inspiración de poner bajo la protección del Santo Patriarca a las familias, que estaban sintiendo los embates del laicismo demoledor. Y tomó la decisión de exponerlo a su Obispo Mons. José Caisal, devoto también de San José. Así lo hace en una carta con fecha 24-VI-1869. Le decía: «Voy a manifestar a V. E. un pensamiento, al parecer hermoso y devoto, que me ha ocurrido. Meditando sobre los males que traen desquiciada a la sociedad, y sobre su oportuno y eficaz remedio … Me vino la idea de interesar al glorioso Patriarca San José en este importantísimo negocio por medio de la erección de un templo expiatorio, fabricado por la caridad de todos los españoles… Espero que V. Ilma. Se digne darme su parecer. El Obispo contestó a José Manyanet: «Orad mucho veremos si cuaja su proyecto ... ». Y en carta dirigida al Arzobispo de Santiago de Compostela, con fecha de 5 de julio de 1869, Mons. Caisal le decía: San José es quien ha de sacarnos de este pozo de pobreza e inmundicias, para salvar la dote de su esposa... Tras comunicarle, cómo un sacerdote muy devoto de San José (Manyanetl, le había sugerido la idea de fabricar un gran templo a San José, añade: «Con una lápida de mármol en el frontispicio y con letras de oro está inscrito: “Al glorioso Patriarca San José, protector del primer Concilio Vaticano y restaurador de la unidad católica de España ... “». José Manyanet comunicó la idea a un viejo amigo suyo, D. José Mª Bocabella, gran devoto del santo Patriarca. Un impresor y librero barcelonés hacendado que había fundado una Asociación de devotos de San José y un pequeño boletín El propagador de la devoción a San José, En abril de 1874 se lanzaba la idea del nuevo templo en dicho Boletín. El proyecto encontró un realizador genial en el arquitecto Antonio Gaudí, que supo plasmar en piedra un monumento bíblico-teológico de proporciones colosales, Monumento a la trinidad de la tierra, Jesús, María y José, convertido en centro de peregrinaciones incesantes de todo el mundo. La primera idea de José Manyanet se había transformado en TEMPLO EXPIATORIO DE LA SAGRADA FAMILIA. Y San José tan feliz, El 19 de marzo de 1882 se iniciaban las obras .. , «José Manyanet sigue hoy viviendo con sus Hijos e Hijas en multitud de Casas, Colegios y parroquias en España y en varias naciones del mundo, ejerciendo su carisma apostólico sobre las familias a través de los hijos, carisma que él inició bajo los auspicios de la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús, María y José. En conclusión: José Manyanet es uno de los grandes devotos de la Sagrada Familia de todos los tiempos. 69 Noticiario Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Los cultos josefinos del pasado 2010 70 El viernes día 23 de abril dio comienzo el solemne y tradicional triduo en honor de nuestro titular San José, comenzando con la exposición de Jesús Sacramentado y el rezo del Santo Rosario y poniendo el colofón la celebración de la Eucaristía. En esta ocasión, el ejercicio del triduo estuvo a cargo de distintos sacerdotes. El primer día presidió la Santa Misa y ocupó la cátedra sagrada el Rvdo. P. D. Jerónimo Fernández Torres, párroco de la Inmaculada Concepción de La Carlota, y quien anteriormente tuvimos la suerte de tenerle como vicario parroquial en nuestra parroquia; el día 24, sábado, lo hizo el Rvdo. P. D. Javier Algar Ruiz, párroco de Santiago de Iznájar; y el domingo 25, la solemnísima función, que dio comienzo a las doce del mediodía, estuvo presidida por nuestro recordado D. Francisco Javier Sánchez Martínez, que ya había ocupado importantes labores pastorales en nuestra parroquia de Santo Domingo, y que en aquellos momentos ejercía de vicario parroquial en San Miguel Arcángel de Córdoba. El acto culminante del tríduo resultó brillantísimo, así como la homilía de don Francisco Javier, realzando la solemnidad del mismo la intervención de la Coral del Centro Filarmónico Egabrense. Hermandad Procesión año 2010 Comandada por D. Agustín Guerrero Bélchez, como manijero, el paso procesional de nuestro titular San José Artesano, en la tarde-noche del día 25 del pasado abril, realizó el acostumbrado recorrido procesional por las calles lucentinas. Acompañaron la Banda de Tambores y Cornetas “Ntra. Sra. de la Fuensanta” de nuestra capital y la Sociedad Didáctico Musical Banda de Música de Lucena. Nombramiento de don Mario Iceta como obispo de Bilbao El día 24 de agosto del pasado año, la Nunciatura Apostólica en España hacía público el nombramiento por su santidad Benedicto XVI de quien fuera nuestro párroco durante algo más de dos años, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, como obispo de Bilbao, pasando a ocupar la sede vacante de monseñor Ricardo Blázquez —trasladado a la diócesis de Valladolid. El 5 de febrero de 2008 fue nombrado obispo auxiliar de la diócesis de Bilbao y, desde abril del pasado año, ha estado al frente de la diócesis como administrador apostólico. El día 11 de octubre, D. Mario Iceta, en una ceremonia solemne celebrada en la catedral bilbaína de Santiago, abarrotada de fieles, ante la presencia de una treintena de obispos y arzobispos de otras diócesis españolas y del nuncio del Vaticano en España, Enzo Fratini, tomaba posesión de su cargo. 71 Vayan desde nuestras páginas nuestros deseos del mayor éxito pastoral para el que ocupó la cabeza de nuestra parroquia y la dirección espiritual de nuestra hermandad, y quien sabemos que nos sigue teniendo presentes, y a la vez conserva una especial devoción para nuestro titular. Año 2011 / Nº 24 San José Artesano Erección de nueva parroquia en Lucena Respondiendo a las necesidades espirituales de nuestra ciudad, cuya población se ha extendido grandemente hacia oriente y occidente de su viejo casco urbano, el prelado de nuestra diócesis monseñor Demetrio Fernández González, decretó el pasado año la 72 creación de una nueva parroquia, en la zona oeste de Lucena, erigiéndola provisionalmente en la vieja ermita de Nuestra Señora del Valle —recientemente restaurada—, bajo el título de la Sagrada Familia. Como primer párroco el día 24 de octubre, fue nombrado don José Félix García Jurado, quien continúa ejerciendo también su labor pastoral como vicario en la de Santo Domingo de Guzmán. Creación de página web A comienzos del presente año, nuestra hermandad contrató a la empresa informática “Anapi”, especializada en trabajos informáticos para cofradías, la realización de su página web. A través de la misma se pretende que, a través de este medio, cualquier persona pueda no solo contactar con nosotros, sino conocer nuestra vida cofrade. La intención de la junta de gobierno es poder presentarla el próximo mes de junio. Hermandad Cambio de fecha para la salida procesional de nuestro titular San José Dada la coincidencia el presente año del último domingo de abril, fecha habitual en que se realiza el desfile procesional de nuestro titular, con el Domingo de Resurrección, y el siguiente con la culminación de las fiestas patronales, la junta de gobierno acordó el pasado año, trasladar excepcionalmente los cultos y procesión de nuestro titular, al fin de semana siguiente a las fiestas aracelitanas, tal como queda reflejado en el programa de cultos que, además de ser difundido públicamente, será incluido en esta revista. Nuevo coro en nuestra ciudad A finales del pasado año, la cofradía de Nuestra Señora de la Aurora, hermanada con la de San José, constituyó un coro que bajo la entusiasta dirección de don Fernando Chicano Martínez, y alentada por el empeño del hermano mayor don Antonio Muñoz Navarro, lleva varios meses de rodaje. La primera composición que se preparó fue la Misa de Campanilleros compuesta por don Fernando Chicano Muñoz, padre del director, y que fue estrenada por parte del coro en el Real Santuario de María Santísima de Araceli, en un acto de peregrinación. A continuación se inició la preparación de una misa en castellano, que escribió el propio director para dicha imagen y que, según nos cuenta, fue la primera que se le cantó en castellano. Está previsto que la composición —bastante más complicada que la Misa de Campanilleros— se estrene en el marco del triduo que se celebrará en honor de San José fijado para el 7 de mayo. Para entonces igualmente se prepara el himno al santo patriarca, “Salve José” y el canto de los Dolores y Gozos, con música que escribió el padre de nuestro director en el año 1996 para nuestra hermandad y que nunca llegó a estrenarse. 73 Tamboreros: NICOLÁS VÁZQUEZ TORRES - IVÁN VÁZQUEZ SÁNCHEZ - RAFAEL ARANDA - ANTONIO OSUNA MIGUEL ÁNGEL ALBA ESPEJO ANTONIO JESÚS MUÑOZ ALBA JESÚS ALMAGRO RAMÍREZ RAFAEL GUTIÉRREZ TORRALBO ANTONIO ESPEJO JIMÉNEZ JUAN LEONARDO JIMÉNEZ GIL MARIO BERJILLOS SERVIÁN ANTONIO GUTIÉRREZ TORRALBO JAVIER HIDALGO SIRVENT RAFAEL SABÁN GUTIÉRREZ ANTONIO MUÑOZ NAVARRO ANTONIO MUÑOZ MORIANA FRANCISCO RECIO MUÑOZ RAFAEL NAVARRO RODRÍGUEZ MIGUEL ÁNGEL ORTIZ MUÑOZ ENRIQUE FLORES HIDALGO FRANCISCO RAMÍREZ MANGAS FRANCISCO JAVIER BERNET GARCÍA JOSÉ ANTONIO RAMÍREZ MANGAS ALBERTO GUARDEÑO TORRALBO JUAN LUIS RAMÍREZ MANGAS MANUEL GUARDEÑO POZO JOSÉ LUÍS GUTIÉRREZ LÓPEZ FRANCISCO BERNET BURGOS MIGUEL ÁNGEL RAMÍREZ MANGAS JOSÉ PÉREZ CÓRDOBA DOMINGO ALBA RAMÍREZ SALVADOR MONTES TEJERO Porrillas: JOSÉ PEDRO MORENO VÍBORA CUADRILLA DE SAN JOSÉ ARTESANO AÑO 2011