halagadoras, nada valgo, sólo llevo conmigo una sed ardiente de

Transcripción

halagadoras, nada valgo, sólo llevo conmigo una sed ardiente de
CONGREGACIÓN
BREVE HISTORIA DE LA
MISIONERAS PARROQUIALES DEL NIÑO JESÚS
DE
PRAGA
La Congregación de las Religiosas Misioneras Parroquiales del Niño Jesús de Praga tiene su origen en un
catecismo fundado en Chorrillos en enero de 1906 por el Presbítero Vicente Vidal y la Srta. María Angélica
Recharte Corrales quien unió a sus compañeras catequistas en una comunidad de Fe, oración, reflexión y
acción.
Dicho catecismo progresó rápidamente con la ayuda de Dios y la cooperación de las caritativas señoras
residentes en Chorrillos.
En 1912 comenzó a celebrarse en los días feriados una misa especial para niños habiendo tenido como
primer capellán al R.P. Vega, de los padres Agustinos. Posteriormente estuvo a cargo de los padres de los
Sagrados Corazones, capellanía que duró 18 años.
Por el mismo año de 1912, fue nombrado párroco de la ciudad de Huacho el padre fundador de la Obra
tomando a cargo el catecismo los Padres de la Compañía de Jesús, quienes lo atendieron con especial
caridad hasta 1932. No continuaron por haberse hecho cargo de la parroquia de Chorrillos la comunidad
religiosa de los padres Pasionistas, cuyo personal les permitía ocuparse de todos los niños de la localidad.
Retirada esta en 1938, volvió el Padre Jesuita Castroviejo a encargarse de las niñas del Asilo. Contando así
como protectores a los dignos padres de la Compañía de Jesús.
El 7 de Abril de 1913, Monseñor Scarpardini concedió a ésta el privilegio de Oratorio, el que fue elevado a
capilla semipública en 1918 por el Ilmo. Monseñor Bayón.
Viéndose la necesidad de un local propio, se sugirió la idea de solicitar terreno a la familia Goyeneche,
dueña de la mayor parte de Chorrillos, se obtuvo de la Srta. María Josefa Duquesa de Goyeneche una
determinada extensión, siendo ampliada una parte por la compañía urbanizadora “Leguía y Graña” y
,contra la opinión desfavorable de la mayoría por juzgar dicha obra irrealizable tanto por la pobreza de los
que la emprendían cuanto por haber abandonado Chorrillos las nobles y caritativas familias que antes la
habitaban y protegían, llegó a feliz término, siendo preciso para lograrla consiguientes rechazos dolorosos
y aceptaciones consoladoras que alentaron a proseguir incontables prodigios de la divina providencia,
fue entonces cuando no pudiendo las señoritas catequistas abandonar sus hogares por justas causas para
hacer vida común.
María Angélica pedía insistentemente a la divina providencia le enviara una compañera con quien poder
compartir vida comunitaria, siendo ella, la divina providencia, quien acercó a la señorita Isolina Sánchez
Besnard, reuniéndolas el 19 de enero de 1920 siguiendo ambas desde entonces un reglamento espiritual
después de haber realizado un acto de consagración dirigido por el padre fundador de la obra, en
ceremonia íntima pero conmovedora.
El 14 de abril de 1930 ingresaron al Asilo con 24 alumnas y 5 señoritas consagradas a atenderlo.
El 26 de Junio del mismo año, Monseñor Emilio Lissón dejó instalada en la capilla de dicha obra, el
Santísimo Sacramento del que viene la fuerza y la perseverancia para luchar contra las dificultades y
amarguras que acaecen en las obras de Dios.
El 16 de Julio de 1936, María Angélica del Niño Jesús y sus compañeras vistieron el hábito religioso en
ceremonia y presencia del padre fundador, fecha en que obtuvo reconocimiento oficial esta nueva
familia religiosa.
Teniendo como fin promover la mayor Gloria de Dios y la propia santificación trabajando por la extensión
de su reino en la historia y liberación integral de los hombres. Al leer esta historia es de darse cuenta que los
caminos de Dios no son los caminos del hombre, pues, la obra al iniciarse con un catecismo fue aceptado
con este fin sin sospechar a lo que la han llevado las evoluciones.
La Madre María Angélica del Niño Jesús, al quedar al frente de ella por haber sido la primera llamada por
el R. P. Vicente Vidal para la organización del catecismo, dirá: “Mis condiciones para el cargo no son
halagadoras, nada valgo, sólo llevo conmigo una sed ardiente de alcanzar a amar a Dios en
el grado máximo que es dado a un corazón humano y de hacerlo amar, lo mismo, con su
santa gracia, siendo esto lo único que puedo alegar a mi favor, más el haber sido formada
por padres cristianos que ese me enseñaron”.