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58 Domingo 27.11.11 EL NORTE DE CASTILLA CULTURAS ¿Leonardo, un asesino? Si bien es cierto que Leonardo pasó por la cárcel por una acusación de sodomía, es la ficción creada en el cómic ‘Vinci’, de Didier Convard y Gilles Chaillet, la que le convierte en el sospechoso de una serie de crímenes firmados por ‘el ladrón de caras’ –si es responsable o no es una de las incógnitas más interesantes de la obra–. En dos volúmenes, recién editados por NetCom2, se desarrolla un ‘thriller’ en el que los inventos de Leonardo y sus obras más famosas adquieren un nuevo significado. ‘La Última Cena’, de Leonardo da Vinci, pintado sobre un muro del convento de Santa Maria delle Grazie de Milán . :: LUNWERG EDITORES Lo que esconde Leonardo Un nuevo libro revela los secretos que se ocultan en algunos de sus cuadros más famosos Leonardo Da Vinci está de moda una vez más: libros, exposiciones y cómics se fijan en un genio que también amaba la cocina :: PILAR MANZANARES MADRID. Puré de nabos, unas rodajas de anguila, panecillos y siete vasos de vino. Es el banquete que Leonardo Da Vinci eligió para ‘La Última Cena’, una de sus obras más célebres. Una copia de ‘La Última Cena’ está ahora en la National Gallery de Londres y en febrero se incorporará a la exposición ‘Da Vinci. El Genio’, que el 2 de diciembre La ‘nouvelle cuisine’ de un genio A Leonardo más que pintar le gustaba cocinar, afición inculcada por un padrastro repostero. Este amor por la gastronomía dio lugar al Codex Romanoff, publicado en ‘Notas de cocina de Leonardo Da Vinci’ por Temas de Hoy. Es ahí donde se cuenta cómo él y Boticcelli regentaron sin éxito un restaurante. En una época en la que la cantidad de comida que se servía en los menús era realmente exagerada y nada sana –para una boda noble y como uno de los muchos se inaugurará en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid. En esta muestra, que exhibirá documentos, obras y recreaciones de algunos de sus inventos, se proyectará también un documental en 3D sobre el genio florentino. Pero la joya de esta exhibición será sin duda esa copia original de nueve metros que del famoso fresco realizó Giampietrino, uno de sus más avanzados discípulos. Gracias a ella podremos imaginar aquellas teorías que en ‘El código Da Vinci’ cuentan que Juan, a la derecha de Jesús, es en realidad María Magdalena. Teorías y conspiraciones aparte, lo que sí esconden muchas de las obras de Leonardo son enigmas, algunos desvelados por Rebecca entrantes se podían servir 600 salchichas de sesos de cerdo– la ‘nouvelle cuisine’ que proponía Leonardo a los florentinos no tenía cabida. Solo hay que leer alguna de sus propuestas para comprenderlo: anchoa enroscada alrededor de un brote de col, zanahorias bellamente talladas o el anca de una rana sobre una hoja de diente de león. De hecho, cuando en 1473 todos los cocineros de la taberna donde Leonardo servía las mesas murieron envenenados y él se hizo cargo de los fogones, logró enfadar tanto a la clientela con sus exquisiteces que tuvo que huir para salvar la vida. ‘La dama del armiño. Retrato de Cecilia Gallerani’. :: LUNWERG ‘La Belle Ferronniere’. :: LUNWERG EDITORES Tucker y Paul Crenshaw en ‘Leo- costado de Cristo resucitado para nardo Da Vinci. Los secretos ocul- comprobar que es él. tos en sus obras maestras’, editado «Probablemente ‘La Última Cena’ por Lunwerg. fue un encargo de Ludovico Sforza La excentricidad de la que hizo y no de los dominicos de Santa Magala como maestro de ceremonias ría delle Grazie, como prueba el esde la corte de los Sforza –constru- cudo de armas ducal que aparece en yó un pastel de 60 metros de lon- las lunetas que se encuentran encigitud para celebrar dentro de él la ma de la pintura», apuntan los auboda de Ludovico ‘El Moro’ con tores del libro. Por ello, el tema de la Beatrice d’Este, pero las ratas se lo traición y la lealtad, reflejado en esas comieron antes de la ceremonia– emociones, tiene más importancia no es la que estamos acostumbra- que los componentes eucarísticos dos a ver en sus pinturas, de la escena. si bien en casi todas ellas LEONARDO DA VINCI. LOS Los dos ombligos asistimos a aspectos inno- SECRETOS Según el arquitecto romavadores, como el trata- OCULTOS... miento que hizo de las Autores: R. Tucker y no Marco Vitruvio, las proP. Crenshaw porciones del hombre poreacciones emocionales de Lunwerg Editores dían representarse si se inslos apóstoles de ‘La Últi- 260 Páginas. cribía una figura humana ma Cena’. dentro de un círculo y un Si nos fijamos en los cocuadrado a la vez. Estudiamensales vemos que cada dos sus escritos, Leonardo uno responde de una maintentó demostrar que la nera distinta a las palabras armonía geométrica defende Jesús. Así, por ejemplo, dida por Vitruvio se podía Tomás apunta al cielo con alcanzar con el estudio el dedo que más adelante científico del cuerpo huintroducirá en la herida del mano sin recurrir a las matemáticas, tan en boga en la época. Así, a lo largo de 1489, fue tomando medidas a una serie de hombres para descubrir las proporciones que guardaban entre sí las partes del cuerpo. Todo este trabajo quedó materializado en su famoso ‘Hombre de Vitruvio’, en el que vemos dibujados dos ombligos, una de las maneras con las que logró acoplar las dos formas geométricas. El superior sirve como centro del hombre del círculo mientras que el inferior estabiliza al hombre del cuadrado. Fruto de esta búsqueda en la perfección de la forma nace también el retrato ‘La Belle Ferronnière’, esa mujer que al comienzo de la película de ‘El código Da Vinci’ nos mira desde su lugar en la pared del Louvre. Sin paisaje, enmarcada solo por un fondo sin adornos y un murete en primer plano, se observa en ella una aproximación más volumétrica y escultórica. Sobre quién es la mujer aún se debate: podría ser Beatrice d’Este o una de sus concubinas, Lucrecia Crivelli o Cecilia Gallerani ya de mayor. Esta última, protagonista de ‘La dama del armiño’, fue retratada en uno de los muchos momentos en que Ludovico Sforza mandaba lejos de la corte al genio para descansar de él. Al final, Leonardo y sus inventos eran capaces de convertir en un caos el Castello, el gran palacio Sforza en el centro de Milán. Tanto es así que algunas de sus máquinas de cocina, como un cortador de berros gigante, fueron confundidas con máquinas de guerra. No es de extrañar si pensamos en que durante la demostración que realizó con este cortador la máquina perdió el control y mató a seis hombres del personal de cocina y a tres jardineros, por lo que posteriormente Ludovico lo utilizaría contra las tropas invasoras francesas. Pero, como años más tarde diría Beethoven, «todavía no se han levantado las barreras que le digan al genio: De aquí no pasarás».