Epidemias: ¿Emergencias desatendidas?
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Epidemias: ¿Emergencias desatendidas?
Epidemias: ¿Emergencias desatendidas? Octubre 2015 MSF Centro Operacional Ginebra Monica Rull, Asesora de Salud para las Operaciones Médicos Sin Fronteras (MSF) – Centro Operacional Ginebra Prólogo p.2 1. Introducción p.4 2. Brotes: la carga desconocida p.5 2.1 Inmunización: actuales estrategias de prevención y sus límites 2.2 Enfermedades infecciosas: continúan siendo la principal causa de muerte en África 3. El reto de responder a los brotes 3.1 Antes de que la epidemia sea declarada 3.2 Cuando la epidemia ha sido declarada p.7 p.9 p.13 p.14 p.16 4. Conclusiones p.18 5. Cuestiones clave identificadas y recomendaciones p.19 Referencias p.20 Foto de portada: © Sylvain Cherkaoui/MSF 1 Prólogo El brote de Ébola que afectó a África Occidental en 2014 dominó los titulares durante meses, eclipsando la cobertura de otras emergencias médicas. Fue una crisis de enorme importancia, con muchas lecciones aprendidas durante la fase de respuesta y con mucho trabajo remanente por hacer. Pero si nos centramos con demasiada atención en cualquier única enfermedad, corremos el riesgo de subestimar a los brotes menos espectaculares pero mucho más comunes de sarampión, malaria, cólera y meningitis que suceden cada año, con consecuencias profundas y la pérdida de vidas. De hecho, mientras publicamos este informe, una epidemia de sarampión está azotando la provincia de Katanga en la República Democrática del Congo, trayendo consigo cifras de mortalidad extremadamente altas. Debemos observar los brotes en su totalidad, incluyendo sin limitar al Ébola, para realmente obtener una perspectiva respecto a los puntos en que MSF como organización médica de emergencia y otras pueden mejorar nuestras respuestas y comprender mejor lo que ha funcionado y lo que no. Como deja claro nuestro informe, “Epidemias: Emergencias Desatendidas”, las actuales estrategias de respuesta a los brotes son incoherentes en gran medida y deben cambiar en algunos aspectos muy importantes. El simple hecho de que estemos tocando este tema sugiere que han fracasado las estrategias preventivas prevalecientes durante las últimas décadas. Las epidemias continúan ocurriendo, especialmente en los países subdesarrollados, y cuando lo hacen, toman ventaja de las debilidades en los sistemas nacionales de salud, agotan los recursos disponibles y, en muchos casos, matan a un gran número de personas. Esto no sólo resalta los defectos críticos en los esfuerzos preventivos nacionales e internacionales, sino también explica la importancia de tener capacidades de repuesta rápida más sólidas establecidas con el fin de ayudar a las personas que se quedan atrapadas en los brotes que ocurren. tratar y compartir información cuando se torna claro que está sucediendo algo fuera de lo normal. Esto debería suceder además de, no en lugar de, los programas que fortalecen la infraestructura médica y la habilidad para proporcionar atención médica directa. La vigilancia de salud pública no tiene sentido, después de todo, ¡si no existe la capacidad para tratar las condiciones reveladas por la vigilancia! Esto también ayudará a generar confianza entre la ciudadanía y sus líderes (junto con mejores informes de las comunidades respecto a lo que están viendo) y entre las poblaciones nacionales y los extranjeros que pueden ofrecer asistencia. Los gobiernos nacionales y los actores de salud también deben asumir la responsabilidad de sus actos, proporcionando un verdadero liderazgo y orientación a las personas que necesitarán ambos. Desde el exterior hacia el interior: la naturaleza de la innovación biomédica necesita cambiar, poniendo a los pacientes en primer lugar, en vez de a las preocupaciones de seguridad y el afán de lucro. Con el Ébola, gran parte de la investigación que había sido realizada comenzó sólo a partir de que las naciones desarrolladas creyeron que la enfermedad podría significar una amenaza de seguridad dentro de sus fronteras. Era biodefensa, básicamente, y cuando las preocupaciones se disiparon, también las investigaciones. La amenaza a otras comunidades, como lo vimos, no se disiparon; sin embargo, tan pronto azotó la enfermedad (especialmente al llegar a Europa y Estados Unidos), fue necesario reiniciar las investigaciones antiguas para ponerse al día con una epidemia que ya estaba en curso. “Parte del problema es una postura “defensiva”, por medio de la cual la acción internacional es emprendida únicamente cuando una amenaza potencial cruza una frontera.” Por otra parte, hay asuntos que podríamos llamar del interior al exterior y del exterior al interior que deben ser abordados. Al mirar hacia el exterior desde el interior de un país que está sufriendo un brote, los sistemas nacionales de salud, que con demasiada frecuencia no tienen los recursos para respon der por sí mismos, en realidad se desalientan porque temen el cierre de fronteras, las restricciones comerciales y las suspensiones de financiamiento al notificar un brote tan pronto como deberían. Esto permite que los brotes ganen fuerza antes de que comience una respuesta real. Perdiendo tiempo valioso y vidas. Esos sistemas de salud deben ser reforzados por medio de la capaci tación, el estímulo y otros apoyos a fin de que estén listos para evaluar, 2 Nuevamente y no obstante, esto no aplica sólo al Ébola. A lo largo de enfermedades y continentes, el modelo de investigación y desarrollo (I+D) prevaleciente enfatiza la comerciabilidad por encima de la necesidad, las ganancias por encima de las personas. Las enfermedades que afectan de manera desproporcionada a las poblaciones del mundo en desarrollo que no pueden pagar los precios altos, con frecuencia son ignoradas a favor de las propuestas que generan dinero. Esto deja a los médicos como MSF y a otros trabajando con herramientas, medicamentos, diagnósticos y vacunas que están lejos del ideal y, en algunos casos, tienen décadas de antigüedad. Debe emprenderse la I+D sobre enfermedades desatendidas, teniendo en mente a las comunidades desatendidas y sus entornos, a fin de asegurar que las opciones de tratamiento más eficaces, sólidas, accesibles y asequibles lleguen a quienes más las necesitan. Esto también reforzará tanto a las estrategias de prevención como a los esfuerzos de respuesta rápida. Comentamos a profundidad todos estos asuntos en nuestro informe, pero debemos reconocer que es necesario un verdadero liderazgo a © Luca Sola/MSF nivel internacional para poder lograr cualquier progreso, para motivar una I+D enfocada en los pacientes, para conducir esfuerzos eficaces de coordinación, para emprender los pasos necesarios desde interior hacia el exterior y desde el exterior hacia el interior. Sin ello, la respuesta a las epidemias continuará siendo caótica, mal concebida y peligrosamente insuficiente, con costos que nadie debe estar dispuesto a soportar. Pero los estados y líderes deben demostrar el compromiso y la voluntad política para cambiar el sistema, teniendo presentes los siguientes principios básicos en todo momento: 1. Las necesidades de las poblaciones afectadas y no sólo las preocupaciones de seguridad, tienen que ser la piedra angular de todo régimen internacional de salud. Además, debemos reconocer el Ébola, otros brotes de enfermedades que las vacunas podrían haber prevenido, y el resurgimiento de la poliomielitis en algunos países expuestos a las deficiencias del régimen de salud mundial actual. Parte del problema es una postura “defensiva”, por medio de la cual la acción internacional es emprendida únicamente cuando una amenaza potencial cruza una frontera. 2. Deben proveer/exigir recursos adecuados para construir sistemas eficaces de respuesta de emergencia como parte de (no como un substituto) de un esfuerzo más amplio para ayudar a que los países fortalezcan sus infraestructuras y capacidades médicas. 3. Los mecanismos de alerta rápida deben ser acompañados por actividades de respuesta rápida, atendiendo efectivamente a los pacientes afectados por el brote. La respuesta al Ébola, por ejemplo, fue deplorablemente insuficiente hasta que naciones más grandes y desarrolladas sintieron suficiente angustia respecto a que fuera arrastrada hasta sus costas y amenazara a su propia seguridad antes de hacer algo. 4. Los Estados Miembro y las comunidades deben incentivar y apoyar la notificación abierta y oportuna de los brotes desde el interior de los países. 5. El programa de I+D debe ser reorientado hacia el mayor bienestar común, reconociendo que no se puede contar con las fuerzas del mer- Este abordaje es peligrosamente miope. Mantener la “seguridad de salud” debería significar mantenerla para todos, incluso (tal vez especialmente) para las sociedades más enfermas y vulnerables. Eso es lo que nuestra ética médica nos empuja a hacer y es así como operamos nuestros programas en casi 70 países alrededor del mundo. Continuamos comprometidos con mejorar nuestras propias contribuciones a la salud pública en todo el mundo y, por lo tanto, tenemos la esperanza de trabajar con todos los actores sobre el terreno para hacerlo, para promover y mejorar la preparación donde sea necesario y para insistir que los intereses de los pacientes sean puestos en el corazón del programa de investigación y desarrollo. cado para proveer herramientas eficaces a poblaciones marginadas. En este momento, la reforma es una prioridad en el programa de las naciones y la OMS, pero los interesados deben ir más allá de las conversaciones para abordar realmente los asuntos que, como hemos visto, impiden la preparación y reducen la velocidad de las respuestas de emergencia. De lo contrario, estaremos condenados a repetir nuestros errores anteriores y asumiremos la responsabilidad de las consecuencias. Bruno Jochum Director General Centro Operacional Ginebra Médecins Sans Frontières (MSF) 3 1. Introducción Durante los últimos 40 años se ha logrado una mejor cobertura de vacunación por medio de la implementación del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) y un aumento en el control de las enfermedades (las iniciativas mundiales contra el VIH, la tuberculosis y la malaria son buenos ejemplos de esto). gresos son las que más sufren. Sistemas de salud frágiles, inversiones insuficientes en vigilancia, detección y respuesta temprana, aunado a un apoyo internacional débil en las respuestas de emergencia, obstaculizan la identificación y control de los brotes, lo que resulta en un exceso de morbilidad y mortalidad. Esto ha dado como resultado que las personas vivan más tiempo, y este incremento en la expectativa de vida se debe principalmente a que menos niños mueren durante los primeros cinco años de vida. Las enfermedades no transmisibles (ENT) y las lesiones se están convirtiendo cada vez más en las principales causas de morbilidad y mortalidad alrededor del mundo. En los países de ingresos altos y medios-altos, más del 90% de las muertes prematuras son causadas por las ENT, pero en países de ingresos menores, la mayoría de las muertes prematuras aún son causadas por enfermedades infecciosas que son responsables del 70% o más de los años de vida perdidos (AVP) . MSF es reconocido por desempeñar un papel importante en la respuesta a epidemias, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. Estos incluyen países donde MSF está presente por medio de sus actividades médicas regulares y aquellos casos en que se declara una emergencia en la zona donde la organización no se encuentra trabajando. Más del 60% de los proyectos de MSF están en África, incluso en algunos de los países más vulnerables en términos de un alto riesgo de epidemias o una débil capacidad nacional de respuesta en emergencias. Aunque las epidemias afectan a todos los países, las personas en países de bajos in- Durante los últimos 10 años, MSF ha respondido a cuantiosos brotes en varios países donde las limitaciones internas y externas han, en algunos casos, conducido a la imposibilidad de poner en práctica una respuesta epidémica adecuada y oportuna. Esta falta de respuesta se traduce en un exceso de mortalidad vinculado directamente con la enfermedad que ocasiona el brote; o con el deterioro de las condiciones de salud de la población derivado del brote, como un aumento en los niveles de desnutrición después de un brote de sarampión. La preparación y respuesta de emergencia a nivel local, regional y nacional se encuentra en el núcleo del enfoque de resiliencia mencionado anteriormente; y varias organizaciones están brindando apoyo a los gobiernos para mejorar su capacidad en ese frente. Sin embargo, durante nuestras intervenciones hemos enfrentado brechas graves entre la teoría de la respuesta de emergencia y la realidad. El propósito de este documento es describir algunos de los obstáculos encontrados, la manera en que la respuesta ante brotes algunas veces es retrasada o perjudicada y los efectos de esto sobre la población. Tenemos la esperanza de que esto motivará a otras organizaciones a conversar acerca de la manera de mejorar colectivamente la respuesta ante epidemias. METODOLOGÍA Se revisaron informes publicados y sin publicar de MSF e informes externos adicionales. La información incluida en el informe fue recopilada usando documentos a disposición del público y, en algunos casos, información interna sobre proyectos de MSF. ALCANCE El número de enfermedades y contextos con tendencia epidémica que podrían ser investigados es vasto e incluye una gran variedad de agentes causantes, modos de transmisión y países vulnerables. Por lo tanto, fue necesario reducir el alcance de las enfermedades y los contextos incluidos; y este informe se centra en algunas de las principales enfermedades con tendencia epidémica ante las cuales MSF responde en África: malaria, sarampión y cólera. El Ébola fue dejado deliberadamente fuera del informe. Varias revisiones y evaluaciones críticas internas y externas están en curso y algunas se han publicado recientemente. El brote de Ébola sin precedentes que afecta a África occidental ha desencadenado debates intensos en todos los niveles respecto a la capacidad del enfoque y las políticas del sistema de asistencia nacional e internacional para hacer frente a un evento tan extraordinario. El propósito de este informe es complementar esas iniciativas. 4 * Epidemia se refiere a un incremento, a menudo repentino, en el número de casos de una enfermedad por encima de lo que normalmente se espera en esa población en esa zona. Brote lleva la misma definición que epidemia, pero suele utilizarse para una zona geográfica más limitada. 2. Brotes: la carga desconcida No es fácil saber cuántos brotes están sucediendo en el mun- ños de uno a 59 meses de edad en todo el mundo. El África do en un momento dado. La Red Mundial de Alerta y Respu- Sub-sahariana tiene mayores tasas de mortalidad infantil que esta ante Brotes Epidémicos (GOARN) coordinada por la OMS cualquier otra región en el continente y esto está predomi- tiene un alcance limitado y aunque hay varias fuentes de in- nantemente relacionado con enfermedades infecciosas y pre- formación, no existe una sola base de datos validada y en venibles por vacunación. tiempo real para consultar. A partir de la información a disposición del público, es posible concluir que la mayoría de los Esto confirma que las enfermedades con tendencia epidémi- brotes pequeños (con o sin respuesta adecuada) muy proba- ca siguen siendo una grave amenaza para la salud pública en blemente no se reportan, por lo que se dificulta cuantificar el África. La pobreza, la alta densidad poblacional y el escaso número real de brotes alrededor del mundo o su impacto so- acceso al agua y saneamiento, junto con un débil control de bre la población. vectores y un acceso limitado a la atención médica primaria y secundaria, contribuyen al actual resurgimiento de enferme- Las enfermedades transmisibles con potencial epidémico dades como la malaria y el cólera que anteriormente se con- continúan siendo la causa principal de mortalidad en los ni- sideraban controladas. Figura 1: Distribución geográfica de eventos de salud pública por país en la Región de África de la OMS, enero a diciembre de 2014. Fuente: Boletín de la Oficina Regional de la OMS para los Brotes en África, 13 de febrero de 2015 * El alcance de la labor de alerta y respuesta mundiales: gripe aviar, cólera, enfermedades emergentes (p. Ej., síndrome del cabeceo), infección por el virus Hendra, influenza (estacional, pandémica) leptospirosis, meningitis, infección por el virus Nipah, peste, fiebre del valle del Rift, SRAG e infecciones por coronavirus, viruela y viruela de los monos humana, tularemia, fiebres hemorrágicas virales (Ébola, Marburg, Lassa, fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, etc.) y fiebre amarilla. 5 © Ikram N’gadi/MSF Para colmo, los sistemas de vigilancia son dé- seis distritos en cuatro países durante el mis- biles en grandes partes de África, haciendo mo periodo de 2013. difícil medir el verdadero alcance del problema o permitir la detección temprana de los brotes. Lo anterior parece ser una subestimación de Esto, a su vez, pone en peligro la implementación de una repuesta adecuada y oportuna. Según el informe de 2014 de la Oficina Regional para África de la Organización Mundial de la Salud (WHO/ todos los brotes. El “Las enfermedades con tendencia epidémica siguen siendo una grave amenaza para la salud pública en África.” AFRO), 58 eventos de tra que sólo tres países notificaron brotes de sarampión en 2014, sin incluir a Sudán del S u r, donde MSF y otras organizaciones respondieron a bro-tes de sarampión en salud pública fueron notificados durante el varios campamentos para personas desplaza- año. De ellos, 95% (55/58) se debieron a en- das en el interior; o en Uganda, donde en la fermedades infecciosas. El cólera fue el más zona Arua en enero de 2014 las autoridades notificado, seguido por el Ébola, el dengue, la declararon un brote de sarampión que afectó a meningitis y la poliomielitis. la población local y a los refugiados de Sudán del Sur. En 2014, el número de casos de cólera se duplicó en comparación con el año anterior y 22 distritos en cinco países cruzaron el umbral epidémico de meningitis en comparación con 6 mapa (Fig. 1) mues- 2.1 Inmunización: estrategias preventivas actuales y sus límites Desde que la OMS lanzó el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) en 1974, el uso de la vacunación como una herramienta de intervención para la salud pública ha sido considerada una de las formas más rentables de reducir la morbilidad y mortalidad infantil. Los actores de salud mundial, incluidos los donadores y gobiernos, han hecho grandes inversiones en la prevención como el medio principal para luchar contra las enfermedades prevenibles por vacunación. El esfuerzo mundial, que incluye iniciativas con respaldo internacional como Gavi, la alianza para la vacunación; la Iniciativa de Lucha contra el Sarampión y la Rubéola (MRI); la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis (GPEI); la iniciativa de Inmunización Infantil Universal (UCI); la Visión y Estrategia Mundial de Inmunización (GIVS) y el Plan de Acción Mundial sobre Vacunas (GVAP), se percibe como clave para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (MDG). La priorización de la política de prevención ha producido algunos logros loables y ha tenido un impacto sustancial. Se ha alcanzado un nivel impresionante de progreso durante las últimas décadas con respecto a una mejor cobertura de vacunación por medio del PAI, dando como resultado una disminución del número total de casos de enfermedades prevenibles por vacunación y de la probabilidad de brotes de la enfermedad. Sin embargo, cada año aún se notifican brotes de enfermedades prevenibles por vacunación. El éxito de un PAI nacional se cuantifica usando la cobertura DPT3 (vacuna contra difteria-tétanos-pertusis). La cobertura DPT3 en los primeros 12 meses de la vida de un niño en África ha aumentado de 5% en 1980 a 75% en 2013. Otro indicador clave es la cobertura MCV1 (vacuna que contenga sarampión); se requiere una cobertura del 95% para dar inmunidad colectiva, evitando así los brotes y asegurando el progreso hacia la eliminación. Tabla 1: Cobertura de vacunación por vacuna y región OMS, 2013 Vaccination coverage (%) /Cobertura de vacunación (%) BCG DTP3/ DTC3 Polio3 MCV1 MCV2 HepB_BD/ HepB_DN HepB3 Hib3 Rota last/ Rota dernier Total (worldwide)/ Total (mundo entero) 90 84 84 84 53 38 81 52 14 25 África 83 75 77 74 7 11 76 72 12 35 América 94 90 90 92 46 71 89 90 70 77 Mediterráneo oriental 88 82 82 78 24 65 83 60 22 36 Europa 95 96 96 95 81 82 81 83 3 43 Sudeste de Asia 90 77 76 78 53 26 74 27 0 0 Pacífico occidental 97 96 97 97 92 79 92 18 4 1 WHO region / Región OMS PCV3 BCG = Bacillus de Calmette y Guérin; DTP3 = 3 dosis de vacuna contra la difteria, el tétanos y la pertusis; Polio3 = 3 dosis de la vacuna contra la poliomielitis; MCV1 = 1ª dosis de vacuna que contiene sarampión; MCV2 = 2ª dosis de vacuna que contiene sarampión; HepB_BD dosis de nacimiento de vacuna contra la hepatitis B; HepB = 3 dosis de vacuna contra la hepatitis B; Hib 3 = 3 dosis de la vacuna contra la Haemophilus in uenzae tipo b; Última Rota = última dosis de la serie contra el rotavirus; PCV3 = 3 dosis de vacuna neumocócica conjugada. *Promedio regional ponderado Fuente: registro epidemiológico semanal, 21 de noviembre de 2014 7 Actualmente en África, la cobertura MCV1 se encuentra a sólo el 74%, lo que explica los brotes recurrentes de sarampión en el continente. La mejora en la cobertura de vacunación en África se ha desacelerado en los últimos años y llegó a una meseta de alrededor del 80% en 2009. Actualmente, 20-30% de los niños no reciben vacunación alguna y por lo tanto están desprotegidos ante las principales enfermedades prevenibles por vacunación. La cobertura de vacunación en África difiere por país, con algunos países mejores que otros. Diez países en África son el hogar de 78% de los niños sin vacunación en el continente y al menos cuatro de estos países sufrieron epidemias de sarampión en 2014 (Chad, República Democrática del Congo [RDC], Sudáfrica y Sudán del Sur). Dentro de un país, la cobertura de vacunación también varía entre los distritos, las poblaciones de difícil acceso tienen la peor cobertura. Hubo una brusca reducción de casos de sarampión en todo el mundo después de la introducción de la vacuna, más específicamente en los países en desarrollo, pero el sarampión comenzó a resurgir en 20092010. Veintiocho países (61%) en la Región África notificaron brotes de sarampión (>100 casos de sarampión confirmados en el laboratorio), después de que 10 de ellos habían notificado una cobertura MCV1 mayor a 90% en 2009. Quince países tuvieron un seguimiento de las actividades complementarias de inmunización (Supplementary Immunization Activities, SIA) durante los 24 meses previos al brote y todos reportaron una cobertura administrativa mayor al 90%. La mayoría de los países (20; 71%) lanzaron una investigación del brote, pero sólo la mitad de ellos le dieron seguimiento con una repuesta de vacunación (ya sea inmunización en repuesta al brote o las SIA en todo el país).6 Aunque la mayoría de los casos de sarampión se reportan en niños menores a cinco años de edad, en países con una cobertura MCV1 subóptima, la edad de distribución podría cambiar a niños mayores y adul- 8 tos jóvenes. Es importante tomar esto en consideración al definir una respuesta al brote. Las actividades complementarias de inmunización sólo están dirigidas a niños pequeños y las campañas de vacunación de rutina podrían estar dirigidas sólo a niños menores de 15 años. Incluso cuando el sistema de salud es eficiente y la vigilancia está asegurada, las epidemias aún pueden ocurrir y generalmente estarán vinculadas a una cobertura subóptima de vacunación. Sin embargo, la duración, el rango y el impacto en la población en general y en los individuos varía mucho según el país. Figura 2: Incidencia de sarampión confirmada - Región África de la Organización Mundial de la Salud, 2009 y 2010 2009 >5.0 1.1–5.0 0.1–1.0 <0.1 País no-AFR No hay datos reportados 2010 Fuente: Informe semanal sobre morbilidad y mortalidad, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), 1 de abril de 2011 *Chad, RDC, Etiopía, Kenia, Mozambique, Níger, Nigeria, Sudáfrica, Sudán del Sur y Uganda ** Incidencia de sarampión confirmada por cada 100,000 habitantes; casos de sarampión confirmados por pruebas de laboratorio o vinculación epidemiológica Tabla 2: Número de casos de sarampión, tasa de ataque y mortalidad en Ginebra (Suiza) y Katanga (República Democrática del Congo), 2011 Suiza: Cantón de Ginebra RDC: Katanga Duración: Duración: Total de casos: Total de casos: Tasa de ataque: Tasa de ataque: Ninguna muerte 1.40% Tasa de mortalidad (1,085 muertes) 7 Enero a agosto 2011 219 47/100,000 El énfasis dado a las actividades preventivas habituales algunas veces significa que la respuesta a los brotes no es priorizada, por lo que se retrasa o impide en consecuencia. El fortalecimiento de los sistemas de salud (Health System Strengthening, HSS) se ha enfocado en reforzar recursos y la capacidad de la inmunización sistemática (routine immunization, RI) y las actividades complementarias de inmunización, pero no se ha invertido suficiente en los planes de contingencia o en la preparación y repuesta de emergencia. A pesar del apoyo internacional provisto a los gobiernos para fortalecer sus sistemas de salud, aún hay mucho camino por recorrer antes de que algunos países africanos sean capaces de lograr un acceso equitativo a la salud. En la mayoría de los países donde trabaja MSF, los sistemas de salud todavía son débiles y la atención es inaccesible para una porción significativa de la población, en parte debido a la distancia, los obstáculos financieros o la carencia de personal adecuadamente capacitado. Actualmente, tal vez no sea realista creer que el Ministerio de Salud en muchos de estos países puede y va a reaccionar con rapidez ante una epidemia sin apoyo externo. En la mayoría de los casos donde las epidemias están confinadas a zonas aisladas o pequeños centros de población, el Ministerio de Salud puede esperar poco apoyo externo. 8 Todo el año 2011 45,356 710/100,000 El apoyo sustancial del sistema de asistencia generalmente se activa para una respuesta de emergencia cuando la epidemia es grande, afecta a varios países o se percibe como fuera de control. La mayoría de los brotes de enfermedades prevenibles por vacunación nunca captarán la atención del público, ni serán etiquetados como una catástrofe lo suficiente grande para que el sistema de asistencia intervenga con toda su fuerza. Esto significa que la respuesta será dirigida por el Ministerio de Salud del país afectado, la responsabilidad de la intervención generalmente estará descentralizada a nivel local o regional y la implementación práctica de la respuesta tendrá el apoyo de unos poco actores de asistencia. los factores ambientales, los desastres naturales, los sistemas de salud pública débiles (o funcionando deficientemente), el hacinamiento y los disturbios civiles con desplazamiento de la población, todos los cuales favorecen la transmisión. 2.2 Enfermedades infecciosas: continúan siendo la principal causa de muerte en África De 2003 a 2007, los estados miembros reportaron ante OMS-AFRO brotes recurrentes de cólera, meningitis, fiebre amarilla, malaria, disentería, fiebres hemorrágicas virales (Ébola, Marburg, Crimea-Congo, Lassa y fiebre amarilla), peste y enfermedades raras como la viruela de los monos humana o la chikungunya. Algunas de estas enfermedades se encuentran únicamente en países africanos debido a factores ambientales específicos o la presencia de vectores. En algunos de los brotes notificados, las medidas preventivas habían fallado; en otros, enfermedades como la malaria se consideraban bajo control pero habían resurgido. Se puede decir con seguridad que las enfermedades infecciosas siguen representando una amenaza importante para la salud pública en África. Sumándose a la carga crónica de la enfermedad, los brotes periódicos desafían aún más el bienestar de la gente. La mayoría de las enfermedades que ocasionan epidemias en África han sido controladas o incluso erradicadas en otras zonas del mundo. Las causas fundamentales de las epidemias son diversas e incluyen, pero no están limitadas a, En la lista de 2015 sobre situaciones frágiles publicada por el Banco Mundial, casi la mitad de los países identificados como de alto riesgo se encuentran en la Región de África (17/36). Las poblaciones en los estados frágiles son particularmente vulnerables a los brotes y de hecho se ha sugerido que la mayoría de las epidemias más importantes en el mundo ocurren en emergencias complejas (desastres naturales y antropogénicos). 9 Enfermedades diarreicas: Cólera Entre 2010 y 2013, muchos países notificaron brotes de cólera. Hubo reportes de casos principalmente en África y el subcontinente asiático, a excepción del periodo 2010-2011 cuando Haití fue el país que encabezó la lista de casos reportados de cólera. La mayoría de los casos de cólera y las muertes consecuentes se reportan sistemáticamente en la Región de África. © Shannon Jensen/MSF Aunque la meta ODM 7 de acceso a una mejor fuente de agua se logró como promedio mundial en 2010, en gran parte de África todavía no se ha alcanzado. Un buen ejemplo es que la falta de acceso al agua potable y saneamiento es la causa principal de enfermedades diarreicas y el cólera. Todavía es endémico en la mitad de los países de África y también hay brotes de la enfermedad en varias otras zonas del mundo. Sólo en 2013, se notificaron 129,064 casos de cólera alrededor del mundo con una tasa de letalidad global menor a 2%. Entre los 26 países que notificaron muertes, 17 (65%) se ubican en la Región de África y de ellos, Congo y Guinea reportaron una tasa de letalidad significativamente mayor al promedio con 13% y 10%, respectivamente. Figura 3: zonas que notificaron brotes de cólera 2010-2013 10 *MDG 7: Meta 7C: Reducir a la mitad, para el año 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento de 28% a 14%. En el año 2010, solo el 11% de la población del mundo seguía utilizando fuentes sin mejoras. Tabla 3: Distribución de casos de cólera y muertes por país, Región de África de la OMS, enero a diciembre, 2013 Países Casos Muertes CFR% RD Congo 26944 491 1.8 Angola 6655 86 1.3 Nigeria 6600 229 3.5 Mozambique 1869 19 1.0 Congo 1624 221 13.6 Burundi 1557 17 1.1 Guinea Bissau 969 28 2.9 Uganda 748 27 3.6 Níger 585 14 2.4 Benin 528 6 1.1 Sierra Leona 377 2 0.5 Guinea 319 31 9.7 Tanzania 270 17 6.3 Togo 166 4 2.4 Liberia 92 0 0.0 Costa de Marfil 56 2 3.6 Ghana 50 0 0.0 Camerún 29 0 0.0 Mali 23 2 8.7 Namibia 3 0 0.0 Sudáfrica 1 1 100.0 49465 1197 2.4 Total Con una atención médica adecuada, la tasa de letalidad del cólera debería ser menor al 1% (estándares de Esfera). En ciertos países africanos, la repuesta al cólera (ya sea a brotes o casos endémicos) claramente es subóptima. Además, en varios de los países afectados, a pesar de que los picos estacionales de cólera en áreas endémicas son predecibles, la preparación es insuficiente y la repuesta puede ser tanto tardía como deficiente. 11 © Sylvain Cherkaoui/MSF Fuente: WHO-Regional Office for Africa outbreak bulletin, 31 de enero de 2014 Enfermedades transmitidas por vectores: malaria A pesar de que se han logrado avances en los programas de control de la malaria y el número total de casos y muertes ha disminuido significativamente en las últimas décadas, la malaria sigue siendo una de las cinco principales causas de mortalidad de los niños en varios países africanos. Además, se ha notificado de picos altos y brotes estacionales inesperados en años recientes en la zona del Sahel y República Democrática del Congo, con altas tasas de mortalidad. Sin embargo, los casos notificados de enfermedades transmisibles probablemente son © Tristan Pfund/MSF La malaria es endémica en 97 países del mundo. Se estima que hubo 198 millones de casos en 2013 y el 90% de las muertes por malaria ocurrieron en África. Menos de la mitad de la población en riesgo en el África subsahariana tuvo acceso a una red tratada con insecticida dentro de su hogar, únicamente al 62% de los pacientes con sospecha de malaria se les realizaron pruebas en centros de salud pública, sólo fue posible tratar al 70% de los pacientes confirmados con terapias de combinación de artemisinina (artemisin-based combination therapies, ACTs) que habían sido distribuidas en centros de salud pública; y menos del 26% de los niños diagnosticados recibieron tratamiento. sólo la punta del iceberg. Una vigilancia débil con base en encuentros pasivos de casos en los centros de salud en las zonas donde la población no tiene acceso a la atención médica, sin el sistema de alerta adecuado, hace posible que ocurran brotes pero pasen desapercibidos. La poliomielitis es un buen ejemplo. A pesar de tener establecido uno de los sistemas de vigilancia más intensivos bajo la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis, al menos una evaluación sistemática encontró que no se detectó la transmisión continua de una cepa nueva durante más de un año. Figura 4: países con transmisión constante de malaria 2013 Casos confirmados de malaria por cada 1000 habitantes >100 50–100 10–50 1–10 0.1–1 0–0.1 Sin transmisión constante de malaria No aplica Fuente: OMS (Datos Nacionales de informes de los programas de control de la malaria) 12 Además, hay brotes de enfermedades con muy bajas tasas de mortalidad que ni siquiera están en el ámbito del sistema de alerta del Ministerio de Salud/OMS (tos ferina, por ejemplo). No se notifican los casos diarreicos que no son sospechosos de cólera y es muy difícil identificar infecciones del tracto respiratorio inferior o brotes de neumonía en países de bajos ingresos. Sin embargo, ambos se enumeran dentro de las cinco causas principales de mortalidad en niños menores de 5 años. 3. El reto de responder ante brotes Las epidemias suelen ser vistas como una especie de fracaso a nivel político y, teniendo en cuenta las brechas en la prevención, esto es cierto en cierto sentido. A nadie le gusta asumirlas y reconocer el fracaso. ante los brotes que afectan a las poblaciones de difícil acceso o a las áreas remotas. Suele accionarse la alarma ya sea por análisis de tendencias y/o por notificaciones formales o informales de un mayor número de casos. A partir de ese momento, es necesario conducir una investigación para confirmar o descartar la existencia de un brote. Una vez hecho esto, el Ministerio de Salud debe declarar un brote y se emprenderán acciones. Sin embargo, algunas veces esta cronología no es tan directa y podrían suceder varios pasos al mismo tiempo. Las autoridades sanitarias pueden lanzar una repuesta de emergencia sin confirmación oficial o sin haber declarado un brote. La definición de la OMS declara: “Un brote de enfermedad es la aparición de casos de la enfermedad en exceso de lo que normalmente se esperaría en cierta comunidad, área geográfica o temporada. Un brote puede ocurrir en una zona geográfica limitada o puede extenderse sobre varios países. Puede durar unos cuantos días, semanas o varios años”. La declaración de un brote puede ser retrasada por razones tan simples como no anticipar una epidemia y/o no reconocer la enfermedad. En algunos casos, como por ejemplo en las zonas con cólera o malaria endémicas, hay un aumento estacional “aceptable” en el número de casos o puede haber un reconocimiento tardío de los umbrales epidémicos donde hay una transmisión continua durante todo el año. También es complicado identificar y responder La revisión mencionada anteriormente muestra que hay varios factores que pueden causar la ineficacia de una respuesta de emergencia. 160 Ruta principal de transmisión 140 Días desde la fecha de detección Figura 5: Retraso en días desde la detección hasta otros eventos en la cronología el brote, por ruta principal o agente etiológico Tener el brote identificado y declarado es sólo el primer paso en el camino hacia controlarlo. Algunas veces es imposible adaptar la respuesta al momento específico del brote, ya que podría faltar una curva epidemiológica debido a una vigilancia deficiente o podría ser imposible calcular las tasas de ataques debido a una carencia de cifras poblacionales confiables. Una revisión sistemática de los brotes de enfermedades infecciosas en estados frágiles entre 2000 y 2010 identificó retrasos largos desde la aparición hasta la detección, así como mayores retrasos desde la detección hasta la investigación, confirmación, declaración y control. Esto puede traducirse en hasta cinco meses desde los primeros casos hasta el comienzo de las medidas de control. Además, las autoridades nacionales emitieron un solo reporte de los 56 analizados; el resto fueron emitidos por organizaciones externas. Esto podría indicar que la apropiación nacional de la vigilancia, alerta y control de los brotes es débil y refuerza la hipótesis respecto a que los brotes pequeños no son notificados y muy probablemente pasan desapercibidos. 120 100 80 Aérea Vectorial Fluidos corporales Fecal-oral Otros 60 40 20 0 5 32 17 9 20 27 18 16 31 36 23 28 21 investigación 18 32 17 20 6 33 19 23 2 20 16 23 2 13 19 36 11 25 confirmación declaración vacunación ID Brote * * Número de referencia del brote para el análisis Fuente: Bruckner y Checchi, Detección de brotes de enfermedades infecciosas en veintidós estados frágiles, 2000-2010: una revisión sistemática. Conflicto y Salud 2011. 13 3.1 Antes de que la epidemia sea declarada Los sistemas de vigilancia débiles, la carencia ejemplo, esto ocurrió en la Provincia Oriental de 24). A pesar de que la información oficial del de mecanismos de alerta funcionales y las de- la República Democrática del Congo, donde las Ministerio de Salud mostraba un incremento en cisiones algunas veces basadas en la política tasas de transmisión de malaria permanecen el número de casos y muertes a causa de la pueden conducir a retrasos al identificar y de- muy altas. Se prevén variaciones anuales en el malaria, la población misma alertó a los equi- clarar una epidemia. número de casos, haciendo difícil el asegurar pos de MSF sobre las inusuales tasas de mor- un adecuado sistema de alerta temprana. En talidad de niños que sufrían de fiebre. No es raro que brotes de malaria pasen des- 2012, MSF detectó un brote de malaria apercibidos durante meses y en cambio sean después de que alcanzó un punto máximo (lan- etiquetados como ‘aumentos estacionales’. Por zando una misión exploratoria en la semana Figura 6: incidencia semanal de malaria en la Provincia Oriental, RDC, 2007-2012 Incidencia (‰) 4,5 4,0 3,5 3,0 2,5 2012 2,0 2011 1,5 2010 1,0 2008 0,5 2007 0 1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 Semana Fuente: EPICENTRE (con base en casos y muertes notificados en los centros de salud) La propia experiencia de MSF muestra que los brotes pueden eludir incluso a una organización de emergencia con voluntad de respuesta. Sin embargo, reaccionar prontamente una vez que se ha identificado el brote, asegurará que el número de personas en riesgo se reduzca rápidamente y tendrá un impacto significativo en las tasas de morbilidad y mortalidad. Durante el proyecto de cuatro meses en la Provincia Oriental, clínicas móviles trataron a 58,761 casos sencillos de malaria y los hospitales trataron a 3,537 casos graves de malaria. Además, 6,886 personas se beneficiaron de una estrategia de ‘pruebas y tratamiento’, 3,236 (47%) de los que resultaron positivos en las pruebas de malaria recibieron el tratamiento ACT. Desde 1998, cuando se adoptó la estrategia regional sobre la Vigilancia Integrada de la 14 Enfermedad y Respuesta (IDSR) en la Región de África, se han observado avances en la preparación para emergencias, hay más capacidad de los laboratorios en la región, se han establecido planes de emergencia y, según la base de datos de la Oficina Regional para África de la OMS, ha mejorando el intercambio de información y las notificaciones semanales sobre enfermedades con tendencia epidémica. Sin embargo, el sistema de alerta aún es débil y es necesario reforzar la puntualidad de identificación y repuesta. Por supuesto, no todos los países, incluso no todas las áreas dentro de los países, se encuentran al mismo nivel respec- to a los sistemas de vigilancia y alerta. Los sistemas de vilancia con base en información de las estructuras de salud no captarán todos los brotes, ya que el acceso no está garantizado para toda la población. La transmisión puede estar sucediendo entre la población durante algún tiempo antes de que se active la alerta. Es necesario tener enfoques hechos a la medida entre los países y dentro de los países como medida intermedia al trabajar en el fortalecimiento a largo plazo del sistema de salud, así como de la vigilancia y alerta. “Reaccionar prontamente una vez que se ha identificado el brote, asegurará que el número de personas en riesgo se reduzca rápidamente”. La declaración real de una epidemia puede ser delicada en términos políticos y económicos, afectando al comercio internacional, como sucede con el cólera en los países exportadores de arroz o en otros sectores, como el turismo. En algunos casos, existe incluso el rechazo a reconocer ciertas enfermedades; por ejemplo, al declarar un brote de diarrea acuosa aguda (genérica), en vez de identificarla como cólera. Las enfermedades prevenibles por vacunación son un caso especial. Para tener derecho a la ayuda financiera externa, se esperan buenos resultados de los EPI y las SIA; ya que las cifras oficiales tienden a reflejarlo. Por ejemplo, en Chad, la cobertura oficial de DPT1 en 2011 se reportó al 94%, aunque la encuesta sobre la cobertura de vacunación mostró que únicamente el 45% de los niños habían sido vacunados. TCD – DTP1 Figura 7: Cobertura de vacunación en Chad 2002-2013 140 Estimaciones OMS-UNICEF Estimaciones gubernamentales oficiales Covertura administrativa Encuesta 12-23 meses de edad, tarjeta o historial 120 100 80 60 40 20 0 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 Estimación 45 45 35 46 58 50 47 45 55 55 55 55 - - - - - - - - - - - - Oficial 68 74 68 82 98 93 74 95 100 NA 93 98 Administrativo 68 74 68 82 98 93 74 95 100 94 103 103 Encuesta NA 45 NA NA NA NA NA 45 NA 55 NA NA Estimación GoC Fuente: Chad: estimaciones de cobertura de inmunización de OMS y UNICEF, revisión 2013, 8 de julio de 214 15 © Tristan Pfund/MSF también a limitaciones de personal, provisiones (principalmente medicamentos) y el desempeño ya débil del sistema de salud existente. Por lo tanto, el sector de las ONG, junto con las sociedades nacionales de la Cruz Roja y, en caso de solicitarlo, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) desempeñan un papel crucial como ‘bomberos’. Esto podría ser explicado en parte por un Ministerio de Salud que reporta una cobertura administrativa con base en cifras poblacionales obsoletas. Ya que la cobertura teórica es buena, hay muy poco interés en investigar más allá de las cifras reportadas. En los países con una débil cobertura de vacunación, esto debería conducir a un aumento en los esfuerzos para mejorar la vacunación de rutina, pero también a un aumento en la preparación y capacidad de respuesta. Debido a que los mecanismos nacionales están más dirigidos hacia los EPI y las SIA, los brotes son muy delicados en el aspecto político como evidencia del fracaso. Por ejemplo, un brote de sarampión podría inferir resultados decepcionantes de los EPI debido a una cobertura subóptima o una cuestionable eficacia de la vacuna. Un mal desempeño de los EPI se traduce en una pérdida de apoyo de los donadores. La mayoría de los países de bajos ingresos son altamente dependientes del apoyo internacional para operar sus programas EPI. Por lo tanto, no es sorprendente que los países no estén muy dispuestos a declarar brotes de enfermedades prevenibles por vacunación, ya que éstos podrían exponer fallas en los programas nacionales o plantear dudas acerca de los indicadores reportados, a su vez poniendo en riesgo al financiamiento. 3.2 Cuando la epidemia ha sido declarada Incluso la declaración de una epidemia no garantiza que la repuesta será oportuna ni adecuada. Responder a una epidemia debería desarrollarse junto con las siguientes 16 líneas: una vez que la epidemia ha sido declarada, el Ministerio de Salud del estado afectado dirige la repuesta, la OMS proporciona asesoría técnica y UNICEF provee productos, como vacunas, y brinda apoyo para la movilización social. En el caso de un brote de una enfermedad prevenible por vacunación, el Grupo Coordinador Internacional (ICG), del cual MSF es un miembro fundador, permite que los actores de respuesta tengan acceso a las vacunas contra la meningitis, la fiebre amarilla y, más recientemente, las vacunas oral para el cólera (OCV). Retrasos significativos en la repuesta de las autoridades gubernamentales a menudo pueden ser sintomáticas de una carencia en la preparación para emergencias, los planes de contingencia y los fondos para implementar una intervención. El apoyo del fortalecimiento de los sistemas de salud no está diseñado para abordar la capacidad gubernamental de respuesta ante emergencias. Los actores responsables de la repuesta ante epidemias podrían ser los mismos que emprenden las actividades preventivas/curativas, pero suelen usar líneas presupuestales distintas para ‘emergencias y desastres’. A partir de la experiencia de MSF en el terreno y de comentar el tema con otros socios, muchas personas citan la carencia de acceso rápido a fondos como el obstáculo principal para la intervención o ampliación. Incluso si el Ministerio de Salud dirige la repuesta, algunas veces está limitada su capacidad para implementar una intervención exitosa. Esto no sólo está vinculado a una carencia aparente o real de fondos, sino La propia Organización de las Naciones Unidas puede tener fondos restringidos pero los retrasos en su repuesta suelen ser el resultado de procesos lentos en la toma de decisiones. También cabe recordar que las agencias de la ONU y los socios a largo plazo que trabajan con el Ministerio de Salud están dedicados a la creación de capacidades y el fortalecimiento del sistema de salud. Estas actividades suelen privilegiar las buenas relaciones con las autoridades y la estrecha colaboración, lo cual algunas veces puede disminuir la velocidad y calidad de una respuesta de emergencia. Las actividades de prevención de los actores de salud internacionales también pueden retrasar la respuesta ante los brotes; esto afecta principalmente a la respuesta ante las enfermedades prevenibles por vacunación. Puede haber tensiones entre la respuesta a brotes, las actividades SIA y estar compitiendo contra otras iniciativas (p. Ej., la poliomielitis). La poliomielitis es mucho más prioritaria en el programa de gobernanza de salud mundial que el sarampión o la fiebre amarilla. MSF ha sido forzado a posponer campañas masivas de vacunación contra el sarampión porque se habían programado días contra la poliomielitis o las SIA. La epidemia de 2012 en Camerún fue un claro ejemplo de esta tensión. No sólo el Ministerio de Salud no declaró una epidemia, sino que también planeó aprovechar las SIA en respuesta al brote y no buscó adoptar una modalidad más apropiada de campaña reactiva. Una vez más, esto demuestra la tensión entre la necesidad de invertir en prevención y reforzar las actividades de rutina y la necesidad de cambiar la marcha y lanzar una repuesta de emergencia. © Tristan Pfund/MSF Los retrasos pueden estar vinculados a problemas enfrentados al importar vacunas, al obtener autorización para antígenos particulares o al acceder a zonas específicas. En al menos una ocasión, MSF ha tenido dificultades para obtener vacunas contra el sarampión debido a una escasez de proveedores. En la mayoría de los países, las negociaciones se llevan a cabo a niveles distintos (federal, estatal y provincial), esto suele generar confusión respecto a quién tomará la decisión final, con la probabilidad de ser bloqueadas en cualquiera de los niveles. En el caso de la campaña en repuesta a la fiebre amarilla en 2013 de Darfur en Sudán, un distrito simplemente se rehusó a cooperar con MSF. de la oficina conjunta OMS-Organización Panamericana de la Salud al momento del brote de cólera decidió apoyar la creación de capacidades del Ministerio de Salud Pública y Población para permitirle abordar el cólera por sí mismo y otras ONG siguieron su ejem-plo. “Existe una tensión entre la necesidad de invertir en prevención y reforzar las actividades de rutina y la necesidad de cambiar la marcha y lanzar una repuesta de emergencia”. También hay retrasos dentro de las ONG. Como con los gobiernos, puede ser un reto cambiar de un enfoque de desarrollo a una emergencia. El reciente ejemplo extremo de esto fue la ausencia notable de agencias distintas a MSF y la Brigada Médica Cubana al inicio de la repuesta ante la epidemia de cólera en Haití en 2010. Una gran cantidad de actores (y fondos) estaban en el país, respondiendo a las consecuencias devastadoras del terremoto (por lo tanto, implementando una respuesta de emergencia), pero los únicos socorristas en esta nueva emergencia fueron las organizaciones que se quedaron fuera de la estrategia grupal. Estas organizaciones trataron al 80% de todos los casos entre 2010 y 2011. El jefe Por último pero no menos importante, la res-puesta de emergencia tiende a depender de procedimientos operativos estándar y listos para usarse en casi todos los brotes. El uso débil de la epidemiología para identificar la etapa del brote o la evolución de la enfermedad dificulta el mantenerse delante de la propagación. Por ejemplo, campañas masi-vas de vacunación dirigidas a grupos de edad típicos son la norma y hay muy poco interés en intentar modelos alternativos (con base en las tasas de ataque o mortalidad por grupo de edad). No es fácil adaptar la respuesta a la evolución del brote y puede ser problemático adaptar un modo de intervención ya validado. En caso de que un brote sea declarado demasiado tarde, podría ser inadecuado invertir en vacunación masiva en la zona afectada. Aún así, la primera respuesta de la mayoría de los actores (incluso MSF) es lanzar una campaña masiva de vacunación dirigida a la población que reside en la zona afectada. Puede ser difícil desafiar este enfoque posteriormente. La gestión de casos también puede ser un problema, ya que muchas organizaciones son servicios de primera respuesta para movilizar a la comunidad y fomentar la salud, dejando de lado la gestión de casos debido a su mayor complejidad y costo. *En Katanga 2010, cuando el proveedor principal de vacunas de MSF quedó abrumado porque el gobierno de India decidió una vacunación masiva 17 4. Conclusiones Es evidente que no hay una ‘fórmula mágica’ para mejorar la reactividad cuando hay epidemias. Muchos factores que han conducido a desatender la emergencia son consecuencias de las prioridades de salud mundial. La prioridad de la política dominante es la prevención y el fortalecimiento del sistema de salud, y ya que han existido avances notables, se considera que el riesgo de la epidemia ha disminuido. La resiliencia es un concepto importante a considerar cuando se trata el tema de la repuesta de emergencia. Los donadores, las ONG y agencias de la ONU han adoptado la idea de tener comunidades resilientes como la panacea. Es un concepto atractivo que regresa el enfoque a la población afectada, pero en la mayoría de los contextos mencionados en este informe, los sistemas de salud y las comunidades están lejos de lograrlo. La búsqueda de sistemas de salud resilientes, sin embargo, no debe distraer de las acciones inmediatas necesarias para responder a las necesidades de salud de las poblaciones afectadas por brotes, ni debe evitar que los gobiernos y actores internacionales apoyen a quienes están dispuestos a lanzar actividades de respuesta de emergencia. día y/o inexistente, pero la única citada más comúnmente por todos los actores del a ONU, gubernamentales y/o no gubernamentales, es que los fondos son insuficientes o llegan tarde (o son subutilizados). Para los actores que pueden responder, casi todos dicen que hay una escasez de financiamiento rápido para intervenir o aumentar. Con frecuencia, hay dinero disponible pero una falta de experiencia y comprensión sobre la manera de acceder a los fondos. También existe el asunto de la capacidad real de respuesta de una organización, que algunas veces no está a la altura de sus aseveraciones. “Cerrar la brecha entre la teoría y la implementación práctica es uno de los retos principales en la respuesta de emergencia”. Existen muchas razones por las que una respuesta epidémica puede ser inadecuada, tar- 18 Hay algo de cierto al afirmar que no hay suficientes recursos financieros disponibles para la respuesta epidémica. Para muchos de los donadores principales, a menos que un brote represente un riesgo de seguridad bio/humana y/o sea de interés geopolítico específico y/o sea de tal magnitud que la respuesta sea imperativa, liberar el financiamiento puede tardar un tiempo. Sin embargo, este problema se ve agravado por las decisiones particulares de las agencias que pretenden desempeñar un papel en la respuesta de emergencia. Cuando se decía que la OMS estaba cerca de la bancarrota, por ejemplo, tenía planes de desmantelar más estructuras de respuesta de emergencia, por lo que estaba debilitando aún más su propia capacidad. Las agencias de mandatos múltiples están invirtiendo fuertemente en la promoción y los programas con objetivos de desarrollo a largo plazo, incluso si aún aseveran que están muy activos en la repuesta de emergencia. La repuesta epidémica suele estar vinculada a solicitudes específicas y necesitar recursos humanos y capacidades logísticas que no están inmediatamente disponibles dentro de la organización, por lo que esto limita la habilidad de las agencias de mandatos múltiples para responder desde el inicio. Aunque podemos anticipar algunas epidemias y tomar medidas para prevenirlas en las zonas de alto riesgo conocidas, por medio del fortalecimiento de los EPI y otras actividades de rutina o la implementación de campañas preventivas específicas como la quimioprofilaxis contra la malaria, habrá momentos que requieran una respuesta reactiva rápida. Las capacidades nacionales serán desafiadas y los actores asistenciales (incluso MSF) deben ayudar a convertir en realidad los planes de contingencia del gobierno para responder a las necesidades de la población. Cerrar la brecha entre la teoría y la implementación práctica es uno de los retos principales en la respuesta de emergencia. Casi todos los gobiernos han establecido preparación para emergencias y planes de contingencia excelentes; sin embargo, al momento de actuar sobre ellos, las brechas se tornan evidentes. Es necesario considerar enfoques hechos a la medida para los distintos países a fin de asegurar que mejore la identificación y el control de las epidemias. 5. Asuntos clave identificados y recomendaciones Hay una amplia gama de motivos relacionados con lo práctico, las políticas y las capacidades por lo que se retrasan las declaraciones y repuestas de emergencias; y donde no es posible dar recomendaciones comunes, existe la necesidad de desafiar ciertas decisiones políticas que podrían perjudicar a las repuestas efectivas. El énfasis otorgado a las actividades preventivas periódicas significa que no se da prioridad a la respuesta ante brotes, por lo que se retrasa o evita en consecuencia. Esto tiene un impacto sustancial en la población y puede resultar en la pérdida de vidas y afectar de manera negativa el bienestar de las personas. Los actores internacionales y los gobiernos afectados necesitan asegurar que exista la voluntad política de facilitar la respuesta a los brotes. Algunos de los obstáculos a la repuesta epidémica están arraigados en la dificultad que las organizaciones enfrentan cuando cambian de velocidad frente a una epidemia. Se concede más importancia al logro de los objetivos a largo plazo que a la acción inmediata, lo cual algunas veces se sacrifica dentro del marco de la resiliencia o del fortalecimiento de los sistemas de salud. Los actores internacionales y los gobiernos afectados necesitan declarar que frente a un brote, las prioridades de desarrollo son secundarias a salvar vidas y prevenir la propagación de brotes. La aseveración de que hay fondos insuficientes para la respuesta a los brotes está generalizada. Frecuentemente el dinero está disponible pero hay una carencia de conocimiento y experiencia respecto a cómo acceder a esos fondos de manera oportuna. Es necesario tener mecanismos más rápidos y claros para liberar fondos en una emergencia. Las organizaciones de mandatos múltiples que se presentan a sí mismas como servicios de emergencia, no están haciendo honor a su discurso. Hay una falta de ‘bomberos’ de primera línea y de apoyo práctico. MSF es una de las organizaciones que tiene el impulso y la experiencia para dirigir respuestas epidémicas. Los Ministerios de Salud y otros actores comúnmente aceptan y dependen de esto. Sin embargo, esto no debe evitar que otros inviertan más en mejores capacidades para las respuestas epidémicas. Los actores internacionales que se comprometen como servicios de emergencia necesitan mantener una capacidad suficiente para actuar. Esto incluye no sólo a los recursos financieros para respuestas de emergencia, sino también el conocimiento y el personal calificado. Es necesario reforzar a los equipos de emergencia o la capacidad de respuesta rápida para ser funcionales inmediatamente. La respuesta ante epidemias tiende a ser genérica. Hay un uso pobre de la epidemiología de los brotes para hacer respuestas a la medida. Es necesario conducir más investigaciones para encontrar herramientas de respuesta mejores y más adaptadas, como el uso de vacunas nuevas durante brotes (p. Ej., cólera, rotavirus), modelos alternativos de intervención y nuevos diagnósticos y tratamientos. En los países de bajos ingresos afectados por epidemias, varios factores limitan la reactividad del Ministerio de Salud, tales como: una carencia de personal lo suficiente calificado, un sistema de vigilancia débil y fondos insuficientes. Estos se convierten en un desempeño ineficiente, incluso cuando no hay una epidemia. En estas circunstancias, esperar que el Ministerio de Salud será capaz de detectar y responder de manera eficaz ante un brote, podría resultar poco realista. Es necesario tener un enfoque dirigido/ hecho a la medida de las instituciones internacionales, como la OMS. Inversiones para mejorar el sistema de vigilancia o el sistema de gestión de casos, incluso si requiere trabajo práctico en algunos países, mejorará la respuesta en general. 19 Referencias 1 Organización Mundial de la Salud (2014) Estadísticas sanitarias mundiales 2014: una mina de información sobre salud pública mundial. Disponible en: www.who.int/iris/handle/10665/112739 (Visitada: 8 de abril de 2015) 2 Bhaskaram P. Measles & malnutrition. Indian J Med Res 1995; 102: p. 195-199. PubMed Abstract OpenURL 3 Global, regional, and national age–sex specific all-cause and cause-specific mortality for 240 causes of death, 1990–2013: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2013. The Lancet 2015; 385, p. 117–171. DOI: 10.1016/S0140- 6736(14)61682-2 4 5 6 7 Organización Mundial de la Salud (2015) Oficina Regional para África, Clúster para la Prevención y Control de las Enfermedades, Programa de Alerta y Respuesta ante Epidemias y Pandemias. 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Especialmente a Jacqueline Tong, cuyo documento inédito de investigación e MSF “Neglected Emergencies: epidemics” (2014) ha sido empleado como referencia para varias partes de este informe. La orientación general estuvo a cargo de Jean-Clément Cabrol, Laurent Ligozat y aportaciones importantes fueron provistas por Micaela Serafini, Caroline Abu Sa’Da, Tammam Aloudat y Bruno Jochum. 20 Alexandra Brown, Sara Chare, Elias Primoff, Phil Zabriskie, Morgane Studlé y Marjorie Granjon contribuyeron en la edición de este informe. Bruno De Cock seleccionó las fotografías. Valérie Babize y Cornelia Tobler proporcionaron el diseño y la coordinación de este informe. Médecins Sans Frontières Rue de Lausanne 78, Case Postale 116, 1211 Genève 21 T. +41 (0) 22 849 84 84 Email. [email protected] © Médecins Sans Frontières - Switzerland 2015