Para manipular la verdad, se necesita más habilidad
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Para manipular la verdad, se necesita más habilidad
A propósito de un artículo de Lampadia Para manipular la verdad, se necesita más habilidad Lampadia, publicación digital de orientación neoliberal radical, difunde un artículo titulado «La verdad sobre la concentración de la tierra», que contiene dos afirmaciones que, precisamente, no son verdad. La primera, que en el Perú «no están aumentando los minifundios»; la segunda, que «no existe un proceso de concentración [de la propiedad] de la tierra»2. Para fundamentar estas afirmaciones, recurre a algunos datos extraídos del IV Censo Nacional Agropecuario, realizado en el segundo semestre de 2012, y los presenta de tal manera que conduce al lector desprevenido a conclusiones contrarias a lo que el propio censo indica. Cualquiera puede constatar esta manipulación en el uso de las cifras accediendo directamente a la información del censo en la web del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) (<http://www. inei.gob.pe/estadisticas/censos/>). ¿Por qué Lampadia toca el tema ahora? Porque reacciona a dos artículos publicados en el número 169 de La Revista Agraria (puede encontrarlos en <http://bit.ly/1CCSS0d>). El primero de ellos, del peruanista francés Michel Eresue, muestra, utilizando el coeficiente Gini, que sí hay tal proceso de concentración. El segundo artículo, de Jaime Escobedo, investigador asociado del Cepes, ordena buena parte de la información disponible sobre el tema y elabora un mapa actualizado de la concentración de la propiedad de la tierra en el Perú. ¿No están aumentando los minifundios? En el periodo entre los dos últimos censos agropecuarios (1994 a 2012), el número de pequeños agricultores se febrero de 2015 Fernando Eguren1 incrementó dramáticamente. El INEI lo afirma, literalmente: «En el año 2012, las pequeñas unidades agropecuarias (hasta 5.0 ha) son 1 millón 811 mil, incrementándose en 40.3 % respecto al año 1994. Es decir, 520 500 unidades agropecuarias más, lo que representa el 81.8 % del total”3. Ahora bien, la mayor parte de estas pequeñas unidades agropecuarias son minifundios: 1 503 00 tienen menos de una hectárea (¡68 % del total de unidades agropecuarias del país!)4. ¿No hay un proceso de concentración de la tierra? Lampadia intenta mostrar que no hay concentración de la propiedad de la tierra utilizando la cifra promedio del tamaño de los predios en el Perú —3.3 hectáreas por unidad agropecuaria— para argumentar que la propiedad está fragmentada. Lo que omite decir es que, de manera simultánea a la fragmentación, hay un proceso de concentración. Este proceso de polarización de la propiedad —por un lado, muchas unidades agropecuarias con poca tierra, y, por otro, pocas unidades agropecuarias con muchísima tierra— ha sido y continúa siendo un rasgo típico de una buena parte de los países latinoamericanos. Lo lamentable es que en el Perú, en donde hubo una reforma agraria que intentó democratizar la propiedad de la tierra liquidando el latifundio, está ocurriendo, desde la década de 1990, un proceso de retorno a una estructura polarizada —por tanto, injusta e inequitativa— de la propiedad. Luego de ocultar la verdad, Lampadia intenta mostrar en su artículo que desde la década del noventa, cuando «se permitió el regreso de la inversión privada al campo, la superficie agrícola se incrementó en 30 %». Parece ignorar que la superficie agrícola se incrementó principalmente por la inversión de USD 6500 millones —decidida por los sucesivos gobiernos de Fujimori, García, Toledo y Humala— en grandes obras de irrigación para ampliar la frontera agrícola de la costa, y en la colonización de tierras amazónicas por poblaciones migrantes provenientes, sobre todo, de la sierra. Además, en el cuestionable artículo se afirma que «este sector [agroexportador] ha permitido generar gran cantidad de empleo formal rural...». Según las planillas electrónicas del Ministerio de Trabajo, los trabajadores agrarios en planilla son alrededor de 160 000, pero, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), la agricultura familiar (o pequeña agricultura) da empleo a más de 3 millones de trabajadores. Es verdad que la mayor parte de ellos no son formales, pero también es cierto que de dichos empleos dependen más de una decena de millones de peruanos. Los lectores que se animen a leer el artículo de Lampadia encontrarán más afirmaciones sin sustento. Las grandes empresas agroexportadoras se merecen mejores «escribidores» para fundamentar con algo más de credibilidad lo «maravillosas» que dicen ser. Notas 1 Sociólogo. Director de La Revista Agraria y presidente del Cepes. 2 Puede revisarse el artículo en este enlace: <http://bit.ly/1Eu9CWy>. 3 INEI - Minagri. IV Censo Nacional Agropecuario 2012. Resultados definitivos, p. 10. <http://bit.ly/1AoREUA>. 4 Sobre este punto, Eduardo Zegarra, de Grade, responde más ampliamente en su blog. <http://bit.ly/1KJvQHI>. 13