El Senor no tarda su promesa

Transcripción

El Senor no tarda su promesa
Iglesia Presbiteriana Fundamentalista Bíblica.
Congreso Sociedades Femeninas.
Chillán, octubre 2008.
EL SEÑOR NO TARDA SU PROMESA.
“El Señor no tarda su promesa, como algunos la tiene por tardanza; sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno parezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento”
2ª Pedro 3: 9.
Introducción.
Uno de los acontecimientos más importantes que el mundo cristiano espera
que se lleve a cabo o se cumpla es la gloriosa Segunda Venida de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo. Recordemos que su venida es un evento único que esta
compuesto de dos partes, siendo la primera el Arrebatamiento o rapto de la Iglesia
para encontrarse con Él en las nubes, la segunda aparición con todos sus santos,
donde todo ojo le verá, cuando sus pies posarán nuevamente en esta tierra. El
arrebatamiento de Su iglesia es el punto de partida para todos los acontecimientos
dichos en su Palabra: La Gran Tribulación, aparición del Anticristo, aparición visible del
Señor y sus santos militares, Juicio de las Naciones, etc.
Pedro escribió su segunda carta mencionando este tema, debido a la
existencia de hombres que para nosotros, como hoy, ponían en duda que estos
hechos sucedieran.
Sin embargo la convicción firme de Pedro lo lleva a decir:
I.- “EL SEÑOR NO TARDA SU PROMESA”.
Encontramos Abundantemente predicha esta promesa en la Palabra del Señor
comenzando por los profetas:
“Aunque la visión tardará aún por tiempo, mas al fin hablará y no mentirá:
aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá, no tardará”. (Habacuc 2:
3).
“Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y caí
sobre mi rostro. Empero él me dijo: Entiende, hijo del hombre, porque al
tiempo se cumplirá la visión. Y estando él hablando conmigo, caí dormido
en tierra sobre mi rostro: y é me tocó, e hízome estar en pie. Y dijo: He aquí
yo te enseñaré lo ha de venir en el fin de la ira: porque al tiempo se
cumplirá” (Daniel 8: 17 – 19).
Especialmente el Señor Jesucristo se refirió al tema:
“Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles,
y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16: 27).
“Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; entonces
lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que
vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria” (Mateo 24: 30).
“Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles
con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria” (Mateo 25: 31).
“Jesús le dijo: tú lo has dicho: y aun os digo, que desde ahora habéis de ver
al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene
en las nubes del cielo” (Mateo 26: 64).
“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación
adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él,
cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:
38).
“Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con mucha
potestad y gloria” (Marcos 13: 26).
“Y entonces al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con potestad y
majestad grande” (Lucas 21: 27).
“Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi
mano: para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14: 3).
Las declaraciones apostólicas son también contundentes:
“Par que sean confirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles
delante de Dios y nuestro Padre, para la venida de nuestro Señor
Jesucristo con todos sus santos” (1ª Tesalonicenses 3: 13).
“Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y
cuerpo sea guardado entero sin reprensión par la venida de nuestro Señor
Jesucristo” (1º Tesalonicenses 5: 23).
“En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta; porque será tocada
la trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros
seremos transformados” (1ª Corintios 15: 52).
“Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero: Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente
con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y
así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, consolaos los unos a los
otros en estas palabras” 1ª Tesalonicenses 4: 16-18).
“Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo,
que testificó la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el
mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor
Jesucristo: la cual a su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso,
Rey de reyes, y Señor de señores; quien sólo tiene inmortalidad, que habita
en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver: al
cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén (1ª Timoteo 6: 13-15).
“Así también Cristo fue ofrecido una vez para agotar los pecados de
muchos; y la segunda vez, sin pecado, será visto de los que le esperan
para salud” (Hebreos 9: 28).
“¿Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los
cielos siendo encendidos serán deshechos, y los elementos siendo
abrasados, se fundirán? (2ª Pedro 3: 12).
Y hay muchas otras declaraciones que se pueden leer, especialmente en el Nuevo
Testamento, donde nos damos cuenta de la poderosa que era esta convicción en los
creyentes de la iglesia apostólica.
b) Creemos que la Biblia es inspirada divinamente, es decir la tercera persona de la
Trinidad, Dios mismo, nos habla con la sola verdad, porque Dios es fiel y veraz. La
veracidad es una de las perfecciones de Dios, por lo tanto lo que Él permite que
leamos en su Palabra es absoluta verdad y sus promesas son reales, cumple lo que
promete:
Dios cumple sus promesas.
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y
la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta las
mil generaciones” (Deuteronomio 7: 9).
“Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado
de alma, al abominado de las gentes al siervo de los tiranos. Verán reyes, y
levantaránse príncipe, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de
Israel, el cual te escogió” (Isaías 49: 7).
“Fiel es Dios, por el cuál sois llamados a la participación de su Hijo
Jesucristo nuestro Señor” (1ª Corintios 1: 9).
“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; no se puede negar a si mismo” (2ª
Timoteo 2: 13).
“Para la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir,
prometió antes de los tiempos de los siglos” (Tito 1: 2).
Dios no miente.
“Dios no es hombre, para que mienta; Ni hijo de hombre para que se
arrepienta: El dijo, ¿y no hará?; Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:
19).
“Y también el Vencedor de Israel no mentirá, ni se arrepentirá: porque no es
hombre para que se arrepienta” (1º Samuel 15: 29).
“Porque yo Jehová, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis
sido consumidos” (Malaquías 3: 6).
“Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios”
(Romanos 11: 29).
“Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del
Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”
(Santiago 1: 17).
Además Él es Todopoderoso, nada es imposible para Él. Todo lo que para
nosotros es muy difícil e imposible de entender, para Dios es absolutamente sencillo.
Por eso debemos confiar en nuestro Dios par que ésta esperanza maravillosa esté
firme en nuestros corazones, porque Él no tarda su promesa.
II.- Lamentablemente, ALGUNOS LA TIENEN POR TARDANZA. La niegan.
Los enemigos de la Palabra de Dios, los apóstatas que ya existían en los
primeros años de la Iglesia. Ellos preguntaban, como hoy, ¿dónde está la promesa de
su Segunda Venida? Lo que equivale a ¿dónde está el cumplimiento de la promesa?
“Sabiendo primero esto, que los postrimeros días vendrán burladores,
andando según sus propias concupiscencia, Y diciendo: ¿Dónde está la
promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres
durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la
creación” (2ª Pedro 3: 3, 4).
Lo que realmente están diciendo es esto: “ustedes los cristianos nos han
estado amenazando con advertencias acerca de un terrible juicio sobre el mundo. Nos
dicen que Dios va a intervenir en la historia, que va a castigar a los malvados y que
destruirá la Tierra. Todo esto es un montón de tonterías”.
Sin duda que estas personas eran, así como hoy, ignorantes de lo acontecido
en la antigüedad, de cómo Dios dijo e hizo:
“Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron en el tiempo
antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de
Dios; por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua” (2ª Pedro
3: 5, 6).
Lo que estas personas cuestionaban ya estaba escrito en la antigüedad.
Lamentablemente como estas personas no creen lo que dice la Palabra de
Dios viven como a ellos se les antoja, sin temor a Dios, teniendo como resultado una
vida de constante pecado.
Estos “algunos” que en realidad son muchos, han hecho a Dios mentiroso con
sus palabras y actos. El problema es que un día glorioso tendrán que comparecer ante
la misma presencia de nuestro Dios y se darán que ya es muy tarde para cambiar la
enseñanza engañosa que desde entonces hasta hoy promueven.
La Palabra del Señor nos dice que Dios es rico en misericordia, y esto nos lleva
al tercer punto.
III.- DIOS, ES PACIENTE PARA CON NOSOTROS, NO QUERIENDO QUE
NINGUNO PEREZCA, SINO QUE TODOS PROCEDAN AL ARREPENTIMIENTO.
A) Dios es paciente: la paciencia de Dios es parte de su misericordia, soporta al
pecador a pesar de su persistente desobediencia, pero no sólo al pecador, sino que a
nosotros también, siendo su pueblo, es tremendamente paciente con nuestra
indiferencia, infidelidad, incredulidad y falta de amor. Sin embargo cuando llega la hora
de disciplinar lo hace con el mismo amor con que nos llevó a Cristo. En el caso del
pecador, la paciencia de Dios es lo que aplaza el juicio.
“Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: Jehová, Jehová, fuerte,
misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y
verdad” (Éxodo 34: 6).
“Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos
hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a
esta tierra: porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no
volverá de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él” ( 1ª Corintios
30: 9).
“Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande
en misericordia (Salmo 86: 15).
“Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en
misericordia” (Salmo 103: 8).
“Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en
misericordia (Salmo 145: 8).
“Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos
amó” (Efesios 2: 4).
Con sus hijos también es paciente, espera que nosotros vivamos como Él
quiere y cuan rebeldes somos muchas veces.
Dios ama a sus criaturas aunque sean pecadores. A los redimidos los ama
especialmente porque somos sus hijos espirituales:
“MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de
Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él” (1ª Juan
3: 1).
“Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan
y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los
cielos: que hace que su rol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre los
justos e injustos. Porque si amareis a los que os aman, ¿qué recompensa
tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? (Mateo 5: 44-46).
Por esto debemos predicar el evangelio insistentemente.
b) Dios no quiere que ninguno perezca: Esta es la razón por la que debemos
predicar el evangelio a todas las personas. Mientras haya y mientras la paciencia de
Dios lo permita, tenemos que predicar el mensaje fiel de Dios a todos los seres
humanos de la tierra, comenzando en nuestro hogar. Las mujeres que somos dueñas
de casa y que tenemos nuestra labor sólo en casa tenemos el privilegio de anunciar
las buenas nuevas a nuestras vecinas y aquellas que trabajan fuera de su casa mayor
aún, puesto que se relacionan con más número de personas que necesitan de Cristo
como su salvador.
¿Quiero yo la muerte del impío? Dice el Señor Jehová. ¿No vivirá, si se
apartare de sus caminos?...no quiero la muerte del que muere, dice el
Señor Jehová, convertíos pues, y viviréis” (Ezequiel 18: 23, 32).
“Vivo yo, dice le Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío, sino que
se torne el impío de su camino y que viva. Volveos, volveos de vuestros
caminos: ¿y por qué moriréis, oh casa de Israel? (Ezequiel 33: 11).
“Conviéneme obrar las obras del que me envió, entre tanto que el día dura:
la noche viene, cuando nadie puede obrar” (Juan 9: 4).
En tanto que el Señor viene debemos hacer la labor para la que estamos todas
llamadas, es decir, de predicar el evangelio a todas las personas.
IV.- LOS CREYENTES FRENTE A LA SEGUNDA VENIDA DEL SEÑOR.
Triste y lamentablemente la Iglesia del Señor en la actualidad está viviendo en
un estado de tibieza, somnolencia, sopor y modorra espiritual, traduciéndose esto en
amor y apego al mundo, comodidad, cobardía para testificar de Cristo, falta de oración.
En vez de ser luz, estamos sumiéndonos en las profundidades e infructuosidades de
las tinieblas. Cada uno quizás en el hogar, trabajo e iglesia estamos dentro de
aquellas que en la vida práctica también tenemos la Segunda Venida como un hecho
que de poca relevancia a estar más sumida en el consumismo y materialismo.
Tenemos también una falta de dependencia del Señor en nuestros asuntos
espirituales. Mucha carnalidad, olvidando que el Señor viene pronto como ladrón de
noche y que ante esto tendremos que dar cuenta de nuestra vida como hijas de Dios.
Vivir de esta manera es tener una conducta similar a la de aquellos apóstatas
que tienen por tardanza la Segunda Venida del Señor. Él quiere de nosotras que
estemos velando, orando para evitar caer en la tentación.
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y
la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta
las mil generaciones” (Deuteronomio 7: 9).
“Mas ahora se requiere en los dispensadores, que cada uno sea hallado
fiel” (1ª Corintios 4: 2).
“CIERTAMENTE bueno es Dios a Israel, a los impíos de corazón”. (Salmo
73: 1).
“Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro
Señor Jesucristo, para vida eterna” (Judas 21).
Conclusión.
Recordemos que Dios es fiel y veraz y cumplirá con su promesa, por tanto
debemos estar preparadas siempre como si viniera hoy.
No debemos prestar atención a aquellos que quieren distorsionar las promesas
santa de nuestro Padre Celestial, antes debemos buscarle en su Palabra y
consolarnos en las bellas promesas de advenimiento “Porque tengo por cierto que
lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que
en nosotros ha de ser manifestada”. (Romanos 8: ).
“Porque un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Hebreos 10: 37).
Isabel Moya M.
Iglesia Eben-Ezer.