26_Articulo_de_Mayca_Cruz:_Ciegos_de_Celuloide_files
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Por Mayca Cruz (Febrero de 2009) Ya hacía tiempo que quería rememorar y recopilar todas aquellas películas donde he podido ver cómo unos personajes ciegos más o menos conseguidos encandilaban la pantalla con sus manierismos díscolos, sus ojos forzadamente estrábicos, con unas miradas fijas en el vacío a prueba de lagrimeo, la inusitada rigidez de cuello con andares dubitativos, los cinematográficos golpes de efecto a base de destrezas magníficas y precisiones sensoriales poco comunes. Me encanta verlos en acción. A los actores. Me encanta analizar sus movimientos, sus gestos, sus pequeños tics interpretativos para desvelar con ojo crítico quién y cómo ha estado detrás de esa ensayada representación de un hombre, mujer o niño ciego. Muchas veces ya sabía de antemano que un colega de profesión había asesorado al actor o actriz para que diera más credibilidad al papel interpretado, infundiendo un sentido realista a sus ademanes. Aún así, siempre resultaba tentador hacer una visualización aséptica del personaje, contemplarle más allá del drama o de la comedia representada, como haría un biólogo con un paramecio bajo el microscopio, comprobando si su danza era creíble o no. Porque los tópicos abundan cuando se trata de emular la tara de la visión: miradas estáticas, sin parpadeo, perdidas en las sombras imaginarias de un yo que sólo puede verse hacia dentro, donde al interlocutor se le ignora con los ojos, como si éstos, por el hecho de no ver, tampoco se pudieran mover. Cuando el ciego ejecutado se mueve en el plató de grabación a veces sus pasos resultan precipitados, torpes y precipitados, como si al andar rápido la torpeza fingida se interpretara mejor. Otras veces, observo, no sin algo de disgusto, cómo los actores se empeñan en mantener una actitud hierática, rígida, una especie de compostura vertebral que se me antoja poco frecuente en los ciegos reales. Más bien es todo lo contrario: esa tendencia cansina a bajar Mayca Cruz Pedraza Año 2009 1 la cabeza, ladearla con cierta distorsión en los hombros, especialmente cuando esperan. Será porque llevo ya casi veinte años trabajando con ciegos que cuando les veo en la pantalla me complazco secretamente sonsacando los peros y entresijos de sus ensayadas interpretaciones. Pero la verdad sea dicha, en varias ocasiones me ha sorprendido una notable facultad del actor para mimetizar con enorme acierto a una persona ciega a la que tal vez he creído reconocer. Un ademán, un fraseo, un atisbo de virtuosismo interpretativo, una escena donde se conjuran todos los elementos que funden la ficción con la realidad brindando al espectador unos minutos de magistral mimetismo que me han hecho admirar una y otra vez la gran profesión que es ser actor. He optado por seleccionar algunas cintas∗ para que el lector, si quiere conspirar conmigo, resuelva verlas, si por primera vez, sorprendiéndose con un buen argumento y una interesante interpretación. Si ya las vio, para que las revise bajo la nueva mirada que le inspiran mis palabras, lo que bien pudiera ser todo un descubrimiento de la cinematografía sobre ciegos. ¡Acomódense en la butaca! A solas contigo (1990) Director: Eduardo Campoy Para mi hay una pequeña historia personal detrás de esta película. Andaba yo en 1990 en Madrid, en mi periodo de formación como TRB de la ONCE, cuando en las dependencias de la Unidad de Rehabilitación Básica de la calle Ortega y Gasset, una fresquita mañana apareció Victoria Abril con el antifaz de rigor mientras practicaba el trailing y la protección alta en el saloncito de entrenamientos. Allí estábamos mis cinco compañeros de promoción y las dos instructoras que nos enseñaban, enfrascados en ves a saber qué tema de nuestra especialidad, cuando la risueña y pequeña actriz irrumpió vociferando con cierta ronquera endémica: "Helio, Helio, esto es Nota: el orden en que se presentan no responde a ninguna preferencia fílmica específica ni a ningún rango de excelencia interpretativa. ∗ Mayca Cruz Pedraza Año 2009 2 aterrador”. Heliodoro Núñez, largo y distante, la seguía con absoluta profesionalidad y en silencio. “Aquí hay más gente, los oigo” dijo, apercibiéndose de que pese a su ceguera transitoria el oído seguía siendo fino. Nadie nos la presentó formalmente. Tal como apareció se desvaneció por la puerta de la cocina. Nos explicaron que a veces los actores acudían a recibir clases de “ceguera” para conseguir dar realismo a sus interpretaciones en alguna película que se iba a rodar. No se si A solas contigo resultó taquillera. Lo que si se es que me la miré con avidez morbosa para ver si Victoria resultaba convincente en su papel de locutora de radio ciega que es testigo auditivo de un crimen, acechada por el asesino para eliminarla creyéndola en realidad testigo ocular. También se que esta mujer es considerada una de las mejores actrices europeas del momento. Por algo será. Ah, Helio consiguió un pequeño papel en la cinta, lástima que le doblaran la voz. No me chilles que no te veo (See no evil, Hear no evil) (1989) Director: Arthur Hiller El genial y desaparecido Richard Pryor interpreta a un ciego de color que deja ver permanentemente el blanco de sus corneas para disgusto de sus conjuntivas. Es el actor que probablemente haya permanecido más tiempo sin parpadear en una escena. El cómo lo consiguió es todo un misterio (¿Esparadrapos invisibles? ¿Sobredosis de toxina botulínica?). Pese a lo artificioso de su ceguera que le daba un aspecto de pasmo catatónico, con esos ojos desencajados, casi fuera de sus órbitas, he de reconocer que siempre que veo esta película me troncho de la risa. Y es que la pareja WilderPryor ha resultado ser un cóctel molotov de comicidad supina escasamente versionado en la historia del cine. Un guión magistral en el que participó el propio Gene Wilder, una interpretación, la de Pryor, cuestionable como ciego pero certera en los gags cómicos. Lo primero es absolutamente perdonable al ser lo segundo lo verdaderamente meritorio de esta cinta que aconsejo ver, al menos, una vez en la Mayca Cruz Pedraza Año 2009 3 vida. Un sordo (Dave) y un ciego (Wally) se acaban de conocer en un kiosco de prensa y son acusados de participar en un asesinato ocurrido ante sus narices del que no pudieron ser testigos. Seguro que repiten. Esencia de mujer (Scene of a woman) 1992 Director: Martin Brest Esta película merecería una tesis. Casi todo en ella es más que bueno: excelente guión de Goldman, magnífica fotografía, una banda sonora impecable (Oh, Dios ¿recuerdan ustedes esa versión del tango de Gardel Por una cabeza con el solo de violín de Perlman, uno de los grandes virtuosos de todos los tiempos, mientras la bella y la bestia se echaban un baile?) …Pero centrémonos en la ceguera de Al Pacino, o sea, en la interpretación que este actor supino hace del Teniente Coronel Slade, militar retirado y amargado, que consigue renovar sus votos con la vida tras la incursión de un modesto y melifluo estudiante –Charly (Chris O’Donell) en su vida desolada. Esa interpretación le valió un Oscar en 1992. Curiosamente su más socorrida estratagema para convencernos de que no veía era mantener, al igual que Pryor en su comedia, los ojos fijos en un punto indeterminado, con un arqueo difícil de las cejas como queriéndonos mostrar un asombro continuo. Convendrán conmigo los lectores que conozcan bien a los ciegos, que sólo aquellos que conservan algún resto visual a veces se empeñan en abrir en demasía sus ojos en un intento en ocasiones frustrado por abarcar más luces que las que son capaces de captar sus retinas dañadas. Por el contrario, los ciegos del todo ciegos, esos que dicen ver negruras en las sombras, destellos incoloros en la nada, suelen adormecer sus párpados para penetrar si cabe aún mejor en sus interioridades que son las únicas que Mayca Cruz Pedraza Año 2009 4 les ofrecen imágenes vívidas. Para mí la de Al Pacino no es en la mayoría de las escenas la mejor interpretación de un ciego, ni siquiera mientras llevaba su bastón largo atípicamente negro. Hay una única escena, la del tango, en la que me doblego y admito que Al Pacino estuvo soberbio, porque la atención le obliga a pensar los pasos y esa atención despierta los párpados haciendo verosímil su expresión de ciego anonadado en plena orgía sensorial. El Oscar estuvo bien ganado por su arrolladora interpretación de la personalidad, casi histriónica, de un militar cáustico, brillantemente obsceno, que emplea la mejor de las retóricas para desmontar el discurso mediocre de un director de instituto que humilla al lazarillo Charly delante de todo el claustro de alumnos y profesores. La voz de Al Pacino en la V.O. es de quedarse clavado en la silla. Me quedo con una frase de la película “Ir siempre recto no es divertido, Charly” con el sonido de fondo del acelerón del Ferrari cabrio rojo que conducía Slade. En ocasiones, se la suelto a mis aplicados alumnos mientras hacen movilidad en sus primeros intentos con el bastón. Bailar en la oscuridad (Dancer in the dark) (2000) Director: Lars von Trier ¿Hay alguien que pueda quedarse indiferente con esta película? Es imposible verla y no arrastrar una conmoción durante un tiempo. En mi modesta y parcial opinión, esta es una de los más desoladores dramas que he visto sobre la lucha de una madre por salvar a su hijo de una herencia irremediable…No, no es sólo sobre la desesperación de una mujer que se va quedando ciega y contempla el mundo desde un extraño prisma que convierte las sombras y los ruidos en sinfonías corales y deliciosas coreografías…es mucho más. Es el drama de la incomprensión, de la maldad, de la incoherencia, de la muerte injusta. Para mi Björk era de esas cantantes extravagantes, no muy conocidas…hasta que una buena amiga ciega y también cantante me recomendó esta película. Me sorprendió Mayca Cruz Pedraza Año 2009 5 tantísimo su faceta de actriz que me pregunto cómo es que no se ha dedicado más al cine. Esta película es especialmente triste y dura. La banda sonora es maravillosa. La combinación de drama y musical, la voz extraña de Björk, la siempre etérea Catherine Deneuve, hacen que me sea imposible no calificarla como una obra de arte y plantearme si quiera lo bien que la actriz interpretaba la decadencia visual del personaje. No parecía un papel representado. Resultó ser un convincente retrato con un final estremecedor ¿A quién se le ocurre taparle los ojos a una persona ciega mientras le apremia la muerte? ¿Acaso piensan que así no verá el horror? Ray (2004) Director: Taylor Hackford La biografía de Ray Charles fue llevada al cine a manos del cantante y actor negro Jamie Foxx. La interpretación le valió un Oscar (y otro más obtuvo la banda sonora de la película). No es difícil imaginar que al actor le supondría un reto formidable interpretar al mejor cantante-pianista masculino de todos los tiempos como así lo calificó recientemente la revista británica Rolling Stones en su lista de los 100 mejores, que además da la casualidad era ciego. Wau…ni Steve Wonder lo hubiera hecho mejor. Muy convincente en sus maneras, tanto que se ha de reconocer una impresionante preparación previa a base de observar concienzudamente cada gesto, cada rictus, cada “little funny blindisms” del maestro. Tuvo la gran suerte de trabajar mano a mano con su alter ego como muestra un valiosísimo documental titulado “Metiéndose en el papel” que acompaña la edición del DVD. Dijo Foxx que consiguió extraer el ADN de Charles mirando una secuencia de una corta entrevista grabada para la televisión americana. A partir de ese momento, mimetizó su propio ADN y se convirtió en el joven Ray que asombró a aquellos que le habían conocido realmente durante su juventud. Foxx se pasó todo el rodaje con unas prótesis de silicona que ocluían totalmente sus ojos para vivir intensamente su interpretación del genio ciego. Sencillamente magistral. Mayca Cruz Pedraza Año 2009 6 A primera vista (At first sight) (1999) Director: Irwin Winckler Cuando llegó a mis manos esta película y vi el título supe que la cosa iba de “el amor es ciego”, que es lo mismo que decir “flechazo condenado al fracaso” en una comedia romántica edulcorada con la cándida Mira Sorvino (Amy) y la espléndida sonrisa profiden de Val Kilmer. Me equivoqué. A mi Val siempre me había caído bien tras verlo trabajar en el papel de Jim Morrison en The Doors. Pero en esta cinta, simplemente me solidaricé cien por cien con su personaje, Virgil – un adaptadísimo e integradísimo chico ciego que daba masajes en un confortable balneario de un pueblo ideal mientras se pasaba el invierno patinando en el hielo- y deseé que a la petarda de Amy -una arquitecta estresada neoyorkina- le dieran morcillas con patatas desde un principio. No se porqué viví la historia intensamente. Será porque en la vida real también ciertos amores ciegos vuelven patas arriba vidas estables, conmocionando y destruyendo todo lo que parecía válido. Aquí la dulce Amy pretende ampliar los horizontes de su amado abocándole a una operación experimental que le permitiría recuperar la vista, para gran disgusto de la única persona inteligente del film -la hermana del susodichointerpretada por una siempre recatada Kelly McGillis. El ciego tiene que aprender a ver y lo pasa fatal. Con lo bien que le iban las cosas antes de conocer a esa Patosa Afrodita (¿lo pillan?). Todo queda hecho añicos: su vida, su romance, su prefecta sintonía con su mundo perfecto. El caso es que el destino repara el desaguisado devolviéndole la ceguera a Virgil y permitiendo un reencuentro esperanzador de la pareja (en la ficción sí, aunque en la historia real, la que contó Sacks en su novela “To see or not to see” cada uno siguió por su lado). Por eso me equivoqué. Esta película me hizo plantearme dos cosas trascendentes: ¿merecen la pena las Mayca Cruz Pedraza Año 2009 7 segundas oportunidades? ¿Servirá realmente un palo de hockey para andar a ciegas? Sin ti (2006) Director: Raimon Masllorens De nuevo una película española. Si quince años antes Victoria Abril se quedó a solas contigo, en ésta Ana Fernández se queda sin ti. La historia calca la vida de una esposa y madre – Lucía - que tras un accidente doméstico se queda ciega. Su mundo se desploma, todo se derrumba. Tras un tiempo de confusión y desesperación acude a un centro especial para aprender a asumirse como ciega. Allí entabla una especial relación con su terapeuta (una Técnico en Rehabilitación, para ser exactos). Conoce a un chico que sufre retinosis pigmentaria – Casimiro (¿no había otro nombre?) - quien le ayuda a manejar sus difíciles circunstancias pero que después, incomprensiblemente, termina bajo las ruedas de un autobús. Tras la vuelta al hogar las cosas para Lucía cambian radicalmente. Esta película lleva implícita una moraleja: a veces hace falta quedarse ciego para ver la luz. Difícil de digerir, pero es una “peli”. Al margen de algunos aspectos del guión que no me concuerdan del todo (ya se sabe, hay que emplear efectos dramáticos para dar consistencia a según que historias) debo admitir que lo mejor de la cinta es la interpretación de Ana Fernández. Esta actriz también estuvo asesorada por un profesional de la ONCE: el compañero TR José Ángel Aldaz. Se nota que éste hizo un excelente trabajo porque el proceso de rehabilitación seguido por la actriz cumple rigurosamente con todos los requisitos formales necesarios para obtener un cum laude en ceguera simulada. La historia está llena de guiños a nosotros, los profesionales de la rehabilitación de la ONCE. Para empezar, se rodó en el verdadero centro de Rehabilitación Ignacio Satrústegui de Sabadell, actualmente ya inhabilitado. Es más, hubo un guiño en especial que, pese a ser toda una casualidad, me hizo sonreír. Una escena en la que Lucía llama por teléfono al centro de rehabilitación para preguntar por Laura, su terapeuta. La telefonista (una voz perfectamente reconocible para quienes la conocimos) le informa que ya no trabaja allí pero que le pasará con otra…con Mayca. ¡Era yo! Mi segundo de gloria en la gran pantalla, qué risa. Mayca Cruz Pedraza Año 2009 8 Dejando a un lado lo anecdótico, esta película convence en sus aspectos esenciales. Ana, esa maravillosa actriz que me hundió de emoción en la butaca en Solas, es la perfecta intérprete, comedida, jamás sobreactuada, precisa y rigurosa. Se que Josean tuvo mucho que ver en el pulido de la pieza y por eso es menester decirlo. También es menester decir que la edición pública en DVD del film incluye su audiodescripción. Todo un detalle para quienes no la pueden ver. El color del Paraíso (The colour of the Paradise) (1999) Director: Majid Majidi Esta película tiene varias cosas especiales. Es iraní, ha ganado muchos premios, posee un tempo difícil, el registro interpretativo es muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en el cine occidental (no digamos en el americano), la banda sonora ralla la genialidad: sólo los sonidos de la naturaleza. La fotografía te obliga a clavar los ojos en ese paisaje persa tan desconocido: sus campos, sus bosques, sus gentes, sus oficios, sus casas. Hay un niño ciego. Pocas son las películas donde el actor infantil interpreta al protagonista ciego (hay algunas donde salen como personajes secundarios, de soslayo). En este caso es un niño ciego actor (Mohsen Remezani). No un niño actor que hace de ciego. El padre de Mohammed, un viudo inhóspito, se avergüenza de él y su egoísmo le impide ver la magnitud de la felicidad que le proporcionaría aceptar a un ser tan delicado y sensible como ese malogrado hijo. Es una película para ver sin prisas, fotograma a fotograma, con clínex en el regazo. Mayca Cruz Pedraza Año 2009 9 The willow tree (2005) Director: Majid Majidi No he podido ver todavía esta prometedora película del mismo director que la anteriormente descrita. Parece que la ceguera se ha convertido en una preocupación obsesiva de este iraní multipremiado. En ésta relata la historia de un profesor de literatura ciego – Yusef - que tras una operación rutinaria recupera la vista. Al igual que al personaje de Val Kilmer en At first Sight, la repentina imposición de la luz y sus realidades coloreadas le suponen un grave conflicto con su percepción no visual del mundo. Conociendo los anteriores trabajos de Maijidi esta cinta debe discurrir en un derroche de escenarios intimistas, lirismo visual y pausados ritmos de la trama. Tema pendiente. Va a ser que nadie es perfecto (2006) Director: Joaquín Oristrell De cuando en cuando se agradece una visión cómica de los naturales y cotidianos defectos de aquellos que no ven, no oyen, no andan bien, o simplemente no huelen. Que nadie sea perfecto es una obviedad a estas alturas de la película. “Carlos, Rubén, Dani, Barcelona” bien pudiera ser la versión woodiniana de este desvelo de una noche de verano en la que tres amigos salen a celebrar la despedida de soltero de uno de ellos. El ciego inconsumado, con su amor cegado y dudoso, el sordo ligón con su despilfarro de gestos y gañotas y el cojo cabreado, exhibiendo sus prótesis e improperios, pasarían sin pena ni gloria sino fuera porque los tres se ensalzan en diálogos entretenidos, ni cáusticos ni edulcorados, tal como uno se imagina que hablan por la calle los de a pie, que somos todos. El guión es Mayca Cruz Pedraza Año 2009 10 bastante bueno. Pero esto no es una crítica a una peli. Se trata de ver qué hizo Fernando Tejero para convencernos de que además de ser una estrella televisiva supo meterse en su rol de ciego con acierto. En el making -off no se aclara mucho, salvo que se pasó bastantes horas sin ver y se dedicó a meterse chutes de ciegos en los días previos al rodaje. (Santi Millán -si no lo nombro me saldría urticaria- hizo lo propio con los sordos). Yo me lo pasé bastante bien viendo esta comedia. De modo que me pasaron desapercibidos ciertos detalles que ahora en la revisión he tenido en el punto de mira. Sí, es muy creíble la actuación de este actor de series cómicas. Pero me ha pasado lo mismo que la primera vez: termino viendo la película con sones de El canto del Loco y me olvido de que el ciego es ciego, el sordo es sordo y el cojo no tiene pierna. ¡Qué divertido, no! Hasta aquí mi personal parecer sobre un tema que considero ha sido tratado poco en los foros profesionales sobre la discapacidad visual: el análisis sobre los matices y aciertos interpretativos en los distintos géneros cinematográficos de los actores caracterizados como ciegos o deficientes visuales. En breve saldrán dos nuevas películas: Blindness de Frenando Meirelles y Los abrazos rotos de Pedro Almodovar sobre las que seguro tomaré notas para ampliar esto que empezó siendo una reflexión sin mayores pretensiones y acabó convirtiéndose en un absorbente ejercicio de recopilación, visionado e indagación sobre los ciegos de celuloide. Mayca Cruz Pedraza Año 2009 11