milonga de amanecer segundo fernandez
Transcripción
milonga de amanecer segundo fernandez
MILONGA DE AMANECER SEGUNDO FERNANDEZ Escrito bajo el Seudónimo de “EL PUNTANO” (CRESPINIANO CHAPANAY) (AÑO1960) INDICE PRIMERA PARTE.............................................................................................. 2 SEGUNDA PARTE .......................................................................................... 49 TERCERA PARTE........................................................................................... 87 No es de mi alforja ofender ni a naides causar dijusto. Mas cantar no es solo un gusto: Canto también por deber. Deber ante el pueblo rudo (sangro por su mesma herida…), no es fantasiarle la vida sino pintarla al desnudo. Hoy el mundo es cosa rara. Yo en mis coplas lo reflejo: no echen la culpa al espejo si ven muy sucia la cara. CHAPANAY PRIMERA PARTE A mi patria, al cumplir sus ciento cincuenta años de vida independiente, dedico esta flor de Mayo… Con las mulitas al tranco tapaos de tierra llegamos. Cansadones, desatamos por el lao del Puente Blanco. Cerquitita un benteveo dejó temblando la rama… y ya lenguetió una llama al reparo del poleo. No se vía ni la falda de la sierra. Ni un abrigo. El chorrillero es mi amigo, pero le dimos la espalda. Sentados en el apero nos tufiamos un churrasco, mientras circulaba un frasco que se avió el Ñato Lucero. Se jue este diablo al boliche y trajo una damajuana. La gringa, doña Mariana, se la cambió por un piche. Pa despistar solo el trueque. El Ñato no era un tilingo. Ya lo había gorriao al gringo que tenía un ojo ñeque. Desde los primeros tragos chisporroteó la jarana. Por áhi me dentró una gana de peliar! De hacer estragos. Y es que tenía un embuchao y lo quería largar. D`esta noche nu hay pasarpensé ya medio curao-. Y chichoniándolo al Ñato: -Decile que me la prieste, a tu gringa. Que se acueste primero…don Liberato; de no se va augar la farra. -Mirá: No sias infeliz. Hablá claro: ¿qué querís? -¡Que me prieste la guitarra! ………………………………………. La boca d`ese estrumento llamó a silencio la rueda. Se movía una alameda donde iba a esconderse el viento resollando ya sin juria. Tres días de Chorrillero. Deja el cuerpo todo entero como aporriao por la injuria. Templé el estrumento aquel que tentaba a echarle el brazo de un viborón viejazo tenía adentro el cascabel. Corazón de palo blanco ya posiau, junto a la boca. Guitarra así, sola toca… (si quién la toca no es manco.) Aunque con cuarta de alambre, muy bonito era el sonido. Y apenas hice un rajido, adiós pereza y calambre. Me saqué de un trago el chucho y dije cuasi en un grito: -A dar música yo envito. cuidará el rial el marucho. Se vengó de mi jarana el Ñato al oír el envite: -Le pedirás el….desquite con la música a tu Juana? -No sias pabo….liar tan lerdo. Dejala a Juana dormir. Mañana a verla vo a dir si esta noche no me pierdo. Le haz errau el viscachazo: la música es el patrón. Andá preparao, que el lion se hai volver por sobre el lazo. Ya vieron que no era en joda la invitación que yo hacía. Bien calientes nos tenía el doutor aquel de moda. -Perdé cuidao, hermanitodando brincos dijo el Ñato-. Te lo pido de barato si quiere hacerse el torito. (entre dedos que eran pinzas rejucilaba el cuchillo). De un solo tajo a ese pillo te le hago volar las vinzas. (Tenía la nariz comida por el gálico este Ñato. Lo había resollao un gato, y le quedó como hundida). Una vez templado el pico para el centro le pegamos. Hochando perros costiamos las quintas del bajo chico. Altas tapias de adobones. (Las trajo aquí el español). Llenas las quintas de sol, granados, viñas, cedrones. Sobrepasando el nivel, racimos de uvas muy rubias. Brevas que lavan las lluvias y se abren gotiando miel. Se enraciman las abejas. Pican azules breveros, y a la sombra los braseros atizan humildes viejas. Andá en juicio, atimbiolao, frené al Chano –que era un loco-. No caza’e la cola un choco y lo larga al otro lao? Éramos cuatro muchachos. Yo el mayorcito: cincuenta. Se chasquean si hacen la cuenta: ya andaban éstos, borrachos. Es ley de todo carrero zapatiar sobre sus penas, como enganchar las cadenas cuantito asoma el lucero. Van a ver. Más allacito, vendiendo achuras y cebo, habitaba en rancho nuevo “El Ocotero”, un viejito. Un tala y un garabato le daban sombra en verano. Ta!: no viene el loco’el Chano y sube y se baila un gato? Aunque corto el zapateo, tembló el techito de barro. te has créido que eso es tu carro? ya amoscao le grité reo. Del tala, sin ver la espina, parando el Ñato la oreja, con la maña de comadreja se manotió una gallina. Y lo mesmo que potrillos que han visto el lion, disparamos. Cerquitita sofrenamos. Salió el viejo en calzoncillos: “Vengan, perros –los gritó-. No disparen si son machos. Vuelvan, cuadrilleros. Guachos. Por la que los….retiró”. Al aire largó unos tajos. Vide una hoja que brillaba cuando el filo le probaba voltiano, rabioso, gajos. En eso también el Bruno ya peló la de carniar: “Viejo’e porra! Le vo a dar que insulte a la madre de uno”. Pa calmarlo usé las manos. Lo agarré: No se caliente. Nunca un criollo hai ser “valiente” con mujer ni con ancianos. Chivatiando y dele bulla dentramos en la ciudá. Por áhi, en la oscuridá, vimos brillar la patrulla. (La bullita los soldados al paso e’los mancarrones. se óiba el ruido’e los sablones balanciandose a los lados). Ya loquito por hocharla hizo el Ñato un carraspeo. -callate –dije-. No veo qué ganás con provocarla. No hagás cosquilla a los gatos que te pueden rajuñar… Al calabozo va a dar quién hocha a los cataratos. Allá, llegando al mercao, también me dio por la broma. Vi venir una paloma: corrí y me le puse al lao. Era lindona. Rebusta. La afiaban algunas pecas. Le hice así por las chapecas… Caricia que a nadie asusta. Pero ella dio un sacudón de hombros –que otra disimula-: Se arquió y miró como mula que ya arrastrando el corrión. Ya ni sé qué le habré dicho. Si por chanciar era todo. Me barajó de mal modo: -Dios me libre de este bicho. -Un cencerro….y es madrina… -dije-: lo que a mi me falta. (Y ya me puso una falta por la ropa y la charlina): -Chino traza de cholote, te querís burlar de mí? -Prenda que no me da el…sí, a la…miel le han puesto arrope. *** Después de jarana tanta, llegamos a la mansión donde vivía el cabrón ya “descamisao” de cuanta. Calcé el pie sin hacer ruido. Dos golpes. Uno después. De adentro salió un: quién es? Preludié con un rajido: Disculpen si yo incomodo con mi cantar a deshora. Pero toda alma que llora consuelo busca a su modo. Le vengo a notificar, por mandato de mi honor, que hasta aquí no más, doctor, yo le voy a cabrestiar. Le pido mucha atención, pues yo soy de los de abajo, ya que a la gent’e trabaja le ofreció su corazón… Y aunque molesto disponga mandarme al cepo, derecho, déjeme aliviar mi pecho al compás d’esta milonga. Pobres y ricos atiendan. En mi canto hay oro y cobre. Yo canto en lengua de pobre para que todos me atiendan. Naide se aparta de mí aunque he de entonar altito. me gusta en el locro el frito, pero con bastante ají. Estas coplas no son mías, sino’e la gente de abajo que les da con su trabajo y su dolor, armonías. De coplas hago derroche. Nunca en las mesmas voy solo… Yo anunceo, como el chingolo, cambio si canta en la noche. Sólo el que ha sufrío comprende de otro ser las desventuras. El corazón late a oscuras si algún dolor no lo enciende. Mi vida tomo por base cuando ajusto la clavija, pues sin que naide me elija yo represento a mi clase. Esa clase de cristianos hago que en mi canto encuadre. Aunque hijos del mesmo Padre no todos somos hermanos… Y aclaro tal situación pa qu`el más rudo me entienda: Un Dios que marca su hacienda, no es el único patrón. Algún gallo anda cantando en las tinieblas del mundo pa que uno “amor” tan profundo se nos venga cacariando. Brotó ese “amor” con Benito. Con Adolfo floreció. Y aunque en sangre se anegó no es amor que esté marchito… Éste se voló los sesos redotao entre las ratas. Y paró el gringo las patas y le aujeriaron los huesos. Ojo al Cristo…dice el dicho. Siguen jugando con fuego. Alvierta, doutor, su juego que ha tráido un serio entredicho. Le pagamos las “albricias” por su gran “revolución”: “No habrá –dijo- explotación. Tomarán las injusticias. “Vengan, pionadas, hoy mismo. Repartiremos la tierra. Hagamos juntos la guerra contra el vil capitalismo. “Cambiemos el mundo puerco. Echemos juera los gringos. Criollos, encillen los pingos: saltemos juntos el cerco”… Tanto estudio y cuánta treta! para achurarse un puestazo, y al fin pegarle el sogazo a “la chusma analfabeta”. Se dice usté bien nacido porque no nació entre pobres, y por un puñao de cobres se nos voló del partido. Yo soy un triste carrero sin más luz que mi concencia. No la cambeo por la cencia que hace de un docto un “carnero”. Sin ser sabio ni doutor puedo dar algún consejo. Por mí se espresa el dolor que me ha aujeriau el pellejo. Nos vino con viejos cuentos de “una gran revolución”, porque alguien de un manotón se ató el gobierno a los tientos. Ta conocemos la treta: Gobierno que sirve al rico, al pobrerío cierra el pico y él se le pega a la teta. Hoy el mundo tiembla enfermo de fiebre militarista. Yo al ejército en su pista los méritos no le mermo. Pero aquí se han desbordao coroneles y sargentos y se han puesto a hacerle cuentos al pobrerío enbobao. Que mundo van a cambiar. No hagan réir los coroneles. Que vuelvan a los cuarteles porque su juerte es mandar. El gobierno es cencia de otro más ducho y orientador. No es el mejor domador quién más rebenquea un potro… No hagan sonar el clarín contra el pueblo desarmado… El modelo de soldado se los dejó San Martín. Hoy el hombre de trabajo sabe en que su mal estriba: “Revolución” dende arriba, más cadenas pal de abajo. * Sólo soy el coperante. Esta música es por todos. Los carreros de mil modos me han pedido que le cante. Disculpe lo mal cantado. Por usté hice el sacrificio. Yo soy nuevo en el oficio y estoy mal ensaminado. Usté asombrará en la historia: Barrió su “Revolución” el hambre y la esplotación. Guardaremos su memoria. Ni con queso ni patay pudiendo corresponder… Le viene un canto a ofrecer Crespiniano Chapanay. * puse el óido en la ventana maver se decían algo… -Andá pegales. -No salgo! (El miedo a la Pericana.) ** Los alejamos contentos (y áhi quedó el tigre empacau). Que cristiano no se alegra si larga bien su emtripau? Al cruzar la Plaza Pringles me palmió uno las paletas. Achalay –dijo-. Muchachos: sienten olor a violetas? Las narices bien abiertas la chinada respiraba, cuando óimos que en los pimientos ya un zorzal nos saludaba. L’alba por detrás del Lince ya se teñía de grana. Hora la más linda y fresca pa correr la caravana. Se pararon los muchachos mirando pal infinito, onde colgaba el lucero grandote, limpio y bajito. En ese momento mesmo se anunciaron cosas malas, pues sobre nuestras cabezas batió una sombra sus alas. Junto a las quiscas del Bruno dio un reguelo estrafalario, y gritando: chit, el vuelo enderezó al campanario. Miró el muchacho temblando, con fríos ojos de cabra. Entre todos nos miramos. Naides habló una palabra. (Dicen que a esa hora las brujas ya se visten pa volver). Bruno al fin dijo: Pa mi que cosa buena nu hai ser. Sentí el frío en los cabellos del acero cuando tuso: un aletazo y un grito pegó áhi cerquita un lechuzo. Tras el aleteo cayeron plumas de un ave muy rara, y una gotitas de sangre nos chispearon por la cara. -Recen “las doce palabras”; o saquen un relicario… pero el bicho no esperó ver la cruz de su alversario… Por la torre de la iglesia, o en un gueco’e la cornisa, un palomo amorosiaba como latiniando misa. Vamos onde –dijo el Ñatopodamos mojar los picos. Tengo que dar una música por el “panteón de los ricos”. Y ya en esas dereseras comenzamos a tranquiar. Pu áhi este loco, pispiando, se nos comenzó a quedar. Cortó una caña veral por sobre una tapiecita. y alcanzándonos: Esperen. Y disparen si alguien grita. Ya levantando la caña se arrimó a otra tapia baja. Adentro un árbol. Y un rancho. Silvaba el alero’e paja. Se estiraba como calcha la sombra en la guerta aquella: Debajo todo dormía vigilao por una estrella. Miró a las ramas. Así… Muy pocas hojas tenían. Eligió bien entre varios bultos negros que dormían. Como un magiquero el diablo se portó en aquella hazaña. le hizo cosquilla en los dedos y el pavo subió en la caña. Ladiándolo despacito p’ajuera lo enderezó, y en cuanto quiso alarmar con el poncho lo envolvió. Empezó a llorar un gallo. Y una clueca. Gritó un tero. Dijo alguien: se me hace que anda el bicho en el gallinero. Ruidos. Torcido el cogote pegó el pavo un aletazo. Corcoviando bajo el poncho lo largó en un barquinazo. No se asusten que no se bruja, llegó el Ñato en cuatro saltos. medio al trote nos perdimos entre unos talares altos. Llegamos a una vivienda cerquita del Río Seco. Ya con la guitarra el Ñato calzó la pata en un gueco. La ventanita cuadrada golpió su mano al revés, y empezó esta serenata cuando dijeron: Quién es? Dormite, prenda querida, dormite si estas despierta. Escondida en el sueño… podré acercarme a tu puerta. Ya l’alba se va estirando. Ya se mueve la ciudá. Pa tu corazón y el mío Dios hizo la oscuridá. Botón de rosa temprana que el alero ha protegido: Abrí tus hojas de seda, que anda un picaflor perdido. Voy por los campos rodando con mis desdichas sin fin. Al verme en sus soledades canta más triste el crespín. Sosegate, corazón, andando lejos le digo. Contesta siempre: “Volvamos; no ves que preciso abrigo?” Es mi pasión como un grillo: Viene a cantar a tu puerta. No la espantes como al grillo. (Tendrías que alzarla muerta). Lindo es vivir padeciendo por un amor como el tuyo si a cada vuelta’e los carros… brevas anuncia el coyuyo. Dispense usté, doña Rosa, que haiga perturbao su sueño. Yo soy un triste que busca beldá que no tenga dueño. Usté, como Rosa, es flor que a toda flor sobrepasa. Viva en un ramo con todas las flores que hay en su casa. Muchas gracias, se oyó adentro cuando terminó el muchacho. Conocíamos la pilcha: Era “doña Rosa Macho”. Nos abrimos a un costao, porque él hizo una señita. Se trenzaron pico a pico cuando abrió la ventanita. Óimos claro que le dijo: levántense, que hay cazuela. Tres muchachos me acompañan con damajuana y viguela. Áhi no más se armó un revuelo de urracas sobre el alambre. Ordenó la Rosa: arriba! Los muchachos vienen de hambre. Hagan fuego. Y a pelar un pavo y una gallina. Como faltará una dama enviten a la vecina. Dentramos con mucho juicio cuando prendieron la vela. Pero una choca con cría me saltó a la chiquizuela. Esta perra del demonio, que parecía estar muerta, había parío por la tarde y estaba atrás de la puerta. Le pegué una cachetada, y se retorció gritando. Se movieron los choquitos como del aire mamando. La cosa es que en un ratito se armó un bailongo’e mi flor. Por darse tono la Rosa jue y trajo al Interventor. Cuando lo vide entrar me levanté de la silla. Pa qué trai la Rosame dije- ese cajetilla. Se dio cuenta del efeuto que había causao, el manate. -Vení, me dijo, a bailar. No sias chúcaro. Sentate. -Sí ya igualamos, larguemos…, le dije al capigorrón. (Tratar de vos a los pobres regla es de todos mandón). La Rosa alzó la cabeza como viborón con cerdas: -Al Gobernador respetan todas las personas cuerdas. -No sé si es Gobernador o gobernao…Ni a qué vino. Bien sabe usté, doña Rosa, que yo no soy adivino. (Dicho éso en tiempos comunes… me hace remachar los grillos! Ya andaban a los abrazos con reas y peligrillos). -No sias retobao, hermano. Que en palacios y corrales, venimos volteando a hachazos las diferencias sociales. Ayudá en esta cruzada, que va el honor de la patria. se encendió el fogón pa todos. Oficio. Partido. Fratria. Vos sos capataz de carros. Tenés hombres a tu mando. Yo soy militar de escuela y pertenezco al comando. Pa que vias que hay igualad pongo por testigo a Dios: Saco…Pantalón…: Ajuera! Soy más humilde que vos. Quedó el hombre en calzoncillos y yo en mangas de camisa. (Ya bien sabía que esto traiba sangre, lágrimas y risa). El saco me lo quité. Nunca es falta en un carrero. El pantalón, ante gente… Será cosa’e canflinflero. De un niño aprendí que un hombre se hai divertir sin monadas. Rabia, lástima, vergüenza me dieron sus payasadas. Había llegado otra gente ventiando el peringundín. Y se colaron dos tahures con guitarra y mandolín. Resaltaba áhi, en su clu, la Rosa –aviada y garifa-. Se presentó más compuesta que cabeza’e chancho en rifa. Blanca la frente, de polvo -puro solimán de chuña-. Trotó dos valses, y olió algo así como a pesuña. Con flores de maravilla, rosaditos los cachetes. Afirringada y lomiando era atraición de paquetes. Movía un trastazo redondo, como noque lleno de agua, y en las gueltas florecía sus blancas randas la enagua. Nunca brillar tanta dicha vi como en el rostro aquel, cada vez que la sacaba a bailar “mi coronel”. P’acá y p’allá la cabeza. Con dientazos de porotos. Y aquel blanquiar de ojos que eran guevos de lechuza rotos. Unas várices nudosas, le simpaban la canilla. Igual a tientos de lazo que ya ha perdío la precilla. *** Un rolrói bramó a la puerta. La pacotilla bajó y hablando una guelta dio por la casa hasta la guerta. Miando se quedaron áhi, y cuando atendió la Rosa le dijo una voz gangoza: -Quiero hablar con Chapanay. Dentramos a un cuarto chico. Y abrió su valija un hombre. Diciendo: Nadie se asombre, le bajó la mano al pico: Pa los piones del carril ha vuelto el Dios verdadero: Tome…Tome…Compañero. (Daba billetes de a mil). Terminó la repartija, y siguió aguyando el gato. (Este es otro sindicato comprao, se dijo a la fija). Ya lo habíamos talentao y al óido me dijo el Chano: -Sesos de calandria, hermano, seguramente le han dao… Como alvirtió caras frías, sonó más juerte el morral: -Somos la nueva moral. Oigan bien, sus señorías. Ya los tengo en el registro. Saldrán la prósima vez: Diputados, estos tres; Chapanay será ministro. -Viene refriau… Pida un te. (Conozco el melón maduro pu el olor…). Usté, le juro, representa el O. G. T. -No hay tal sindicato, amigo. De la C. G. T. soy yo -A San Luis recién llegó? Confunde tuna con higo… Pero, mi jefe, no ve? Mi sigla es más racional: De Obreros con General pal Trabajo. Fijesé. Recién me mascó aquel tiento que le lonjiaba el cogote… Se sacudió como un jote atorao que busca el viento. Pegó un brinco cafisito, pa atajarnos la salida. Yo le mandé una escupida: Le dejó un ojo chiquito. Los muchachos, mano atrás…, bien con la zurda apretaron el billete y lo tiraron a las patas del audaz. Y perdió toda esperanza cuando a mi lao bramó el Ñato: -Dejámelo de barato. (Se le jueron a la panza): -Picana eléctrica habrá por el cu…ello y las narices pa todos los infelices que no quieren libertá. *** Siguió la farra, serena, al dirse aquella comparsa. por supuesto que tal farsa no anunciaba cosa guena. Salimos de la piecita. Gente en el suelo. Mamada. Cuasi pego una rodada: Cruzó una chuña mansita. Criada en la casa es muy diabla. rompe todo lo que encuentra. No hay pieza en la que no dentra. Clava el pico hasta en la tabla. El picotiar no le basta. Alza reloces; tornillos; botón; cuchara; o anillos: sobre una piedra los guasta. Tuve una. Chuñita maula! Siempre retozando sola. Me destripó una tortola que yo criaba en una jaula. La saqué de un algarrobo. Nido playo. Con retaca. La madre armó una alharaca cerquita y pegó un corcobo. Eran dos bolas de pluma. Al verme hicieron: Gra-grá. Les dije: vengan p’aca. No se las lleve algún puma… Temí que el áspero cuero de mis manos las pelara. Llegué y las puse en la vara envueltas en un chasnero. No se me borra jamás el cuadro. Yo: con los hijos. La madre. Los ojos fijos, dando gueltas áhi no más. Pa’hacer más juerte el gravado: Lluvia por los quebrachales, y el olor a jarillales que echaba el campo lavado. Chuña casera es un cuche. Y no esagero en lo dicho. Despedaza todo bicho. Todo se lo manda al buche. Si encuentro alguna me alegro. como sonámbula andando: y es que todo va pispiando aquel ojazo tan negro. Llegar víbora a la casa, araña, matuasto, rata? Si no es el pico es la pata: Agarra como tenaza. (Coplas tras coplas enebro por este animal que admiro así me doy un respiro De no, revienta el celebro… Le gana el irracional a la sociedá’el cristiano. amontona ésta más guano que todo el reino animal… Sigamén y van a ver si erro mucho o esagero. es mí titulo: carrero. Vivir: mi único saber.) *** Como les iba contando, trastabillé por la cuña. Y aunque le pisé una uña, volvió y se quedó aguaitando. La grandísima sotreta, se calculó un desayuno! ( Matuasto o brevas de alguno…) Vido abierta una bragueta. Medio eschao en el umbral, me habló el coronel. -Caray, decime vos, Chapanay: En qué piensa este animal? -Tal vez busque algún botón… O que aquella puerta se abra… (Ya lo vi arquiarse a lo cabra: Le picotió un compañero). *** Del pavo y de la gallina sólo un gueso se salvó. La Rosa lo rescoldió. una espuela blanca y fina. -Coronel: no se eche atrás ni aunque algún gue…so le duela. Lo invito a tirar la espuela. Maver quién se quiere más. Sobre el pucho apretó el dedo. (Ya con trampa en la pulsida). Sonó la espuela quebrada. Ganó la Rosa. Y él quedo: -Rosa a… querer… no… me iguala… Ganará en… otra… disputa…. Porque aunque es una re…cluta… pronto será generala. -Coronel, no sia chichón con este pobre estropajo. Sabe usté con qué trabajo gano mi alimentación. Porque el hambre al fin y al cabo acorrala a las mujeres, y obliga a vender placeres por no hallar otro conchavo. En el vientre de la madre no cuajan santa o ramera. El aparte se hace ajuera. (La gran ofensa a Dios padre). No nació usté, Coronel; ni me parieron p`’al vicio. Y hoy su espalda está al servicio de una sociedá tan cruel. Jue como si esa verdá lo tirara de un resorte. Cambió el hombre hasta de porte. Se cuadró en la claridá: -Por mi honor le juro, jefa. Generala y Presidenta. Aunque la gente de imprenta me la tome pa la befa. A mi no me dentran balas. Verán qué cambio en las cosas. Las vírgenes milagrosas, también serán generalas. Ya cambiará de criterio. La elegí por su estrategia. será usté una aliada regia, y verá que le hablo en serio. Júnteme toda la gente q1ue ha venido a esta función. Aprovecho la ocasión para hacérselos presentes. Ya pegó el grito la china. Se despertó hasta un mamao y pronto el jefe Rodino se vio por la chamuchina. Sospechando alguna trampa dentró el bruno, receloso. Andaba el pobre, rotoso, con las carnes en la pampa. Hombre de mucha vergüenza. Se corrió atrás de la puerta. Lo vimos rosao. Y alerta. Quizás temiendo una ofensa. Jue una sorpresa esta farra. Si ni ropa nos cambiamos. De más nos entusiasmamos cuando sonó la guitarra. Mostraba el Ñato los codos. Sentado el Chano en cluquillas, le somaban las rodillas. Yo era más aviao de todos. Sin embargo, en mis bombachas se abría un rajo de un jeme. (Siempre a la vergüenza teme el hombre que viste hilachas). Algo me enseñó ese encuentro, de mesturanza pueblera. Pues hay rotosos por juera, como hay rotosos por dentro… Mirando así a lo carancho, vi futres de cuello duro. Se habían colao en lo oscuro ventiando carne en el rancho. Y también tres atorrantes. (Hurgaban en las basuras si no lograban achuras, que se regalaban entes). De apie- con lejía’e jumesólo alcanzaron un plato. Bromeando les dijo el Ñato: Le erraron. No es el perjume… Ya con la gente apiñada formando un gran redondel, se desató el coronel. (Barajo, Qué discursiada!): Hermanos: A hablarles voy como hablo con los sencillos. Ya me ven en calzoncillos de tan humilde que soy. (La chuña en eso cruzó como a un matuasto ventiando… De riojo el jefe mirando la vido y tartamudió). Este…Este… No se aflijan si alguno no viste bien. Ya vendrá cargao un tren con lo mejor, pa que elijan. Compañeros, a mi lao: Tomen… Coman, sus mercedes, pa que vian que como ustedes, me alimento a máis tostao. Llevo los bolsillos llenos con flores de pisingallo. No reculo tranco’e gallo pa defender a los buenos. Me espreso en lenguaje crudo: Soy gaucho y no literario. Sepan, este es mi gran plato: Máis capio en concha’e peludo. Pobre soy del pobre hermano. Por fin llegó nuestro día… Oigan bien, yo no sabía: El Dios del cielo es puntano. Romperemos, qué carajo, todo lo que al pobre aprieta. Y sonará el que meta con un hombre de trabajo. Me gustan las alpargatas y el rancho que huele a chinche. Rico que meta bochinche, le haremos parar las patas. Desde hoy apliquen la ley: botellazos y sopapos; que en estos tiempos de guapos cada guapo vale un rey. No me lustro los tamangos: si no me alcanzan los cobres! Siendo uno entre tantos pobres vivo al mes con treinta mangos. Al rico vil y avariento, dejaré con una chiva. Dios lo ordena desde arriba: Convertirlo en milagriento. Él, con bíblicos enojos, nuevo castigo desata: Que al soberbio hombre de plata lo ha de guaniar el de piojos… Un milagro aquí comienza: Nuestra Jefa es la Rosita. No quiere crer, pobrecita. Lo ha tomado por ofensa. Yo tengo un alma de niño. Con Rosa empieza una Era. Aquí alzo como bandera pa que crean: Su corpiño. Bandera para los ranchos… A dar la vida por ella: Y al que le salga a la guella…: Los gue … sos pa los caranchos. Adiós olor de pesuña. (Y otro olor de este país…) Tendrá polvos de Paris en lugar de bosta’e chuña. Se acabo la “pobrecita”. (Es que Dios la reservaba). La misma Reina de Saba quedará a se lao chiquita. La divina providencia siempre elige analfabetos, para hacer milagros netos, que dejan muda la ciencia. Ya tengo comprometidos los carros de Chapanay. Verán como llegan áhi: Joyas, perfumes, vestidos. Y como nunca fui lerdo ni manco pa echar un pial, hasta al mismo Cardenal ya lo hice entrar en acuerdo. Ejército, Iglesia, Escuela: Tendrán que honrar su corpiño. Rosa, con tapao de armiño, los honrará con su suela, pues como imagen sagrada, cualquier parte que se tocacon los dedos o la bocadeja el alma aligerada. Yo soy místico en de veras. Al diablo el materialismo. (Aunque poco de “idealismo” pescan mis entendederas). Por eso haremos arder libros, estudiantes, sabios. Se acabarán los agravios del demasiado saber. Tan sólo a Dios hay, que honrar. Dios nos parará en la historia: hará que nuestra memoria dure más que la de Omar. Y si dará una gracia más: Que hasta el nombre de Caifás venga a borrar Torquemada… Mi coronel: Ta sadua. Afluje un rato la cincha. Tan lindazo que relinchasaltó la Rosa al costau-. Le vendrá como de encargo: Recíbame este candial. -No me compra el capital!: A mi me dan mate amargo. Ni me interrumpan la idea, pues que me alumbra el Eterno. Ustedes ya son gobierno y estamos en asamblea. A vosotros me someto, fuentes de soberanía. Le ha llegado al criollo el día del honor y del respeto. Repartiré la riqueza: Siempre ha sido y es despojo! Vayan echándole el ojo a estancia de la nobleza. Ni un criollo vivirá a mote. Ni verán un gaucho en pata: lucirá espolín de plata; pañuelo ‘e seda al cogote. Ya no botarán la piona. Preaviso y jubilación! Será el terror del patrón; de mis jueces regalona. En mis manos la baraja, haré mi juego: al obrero libertá, mando y dinero. La tierra a quién la trabaja. La patria no venderán ya los ricos. Llegó el caso: Le haremos marcar el paso hasta el mismo tío San. Y si el yanqui en invasión a atropellarnos llegara, yo solo, con mi tacuara, me destriparé un millón. Florcitas a San Martín. Aunque hoy nos guiará otro genio: El que ha empezado “ el milenio” en las márgenes del Rin. *** Se puso seria la cosa. Rebalsó la pieza estrecha. Le había penetrao la mecha hasta el tútano a la Rosa. Sollozando de estupor dijo: Que el mundo se asombre. El coronel no es un hombre:… ¡Es un chasque del Señor! Se arrodillaron dos viejas cerquita del chasque aquel. Con amor la mano d’el refaló por las crisnejas. Un cura ya en el prosceniocolao también-, las bendijo. Proletarios, después dijo, sigan todos a este genio. Y el “genio” con su sonrisa movió aquellos corazones: Viejas, niñas, cura, piones…: vide en mangas de camisa! -Sí: “Proletarios del mundo… uníos” (en torno mío…) Rece todo el pobrerío. No tema al infierno inmundo: Ya lo haremos reventar con tanques de agua bendita. Cada cual su crucecita. En cada pecho un altar. Y nichos contra el demonio en quebrachos, talas, pejes; que a comunistas y herejes; los zampo en el pandemonio! Campos de concentración, con púas haré alambrar. Áhi la hacienda irá a parar, que se asuste del fogón… (Mi córonel –por lo bajo le habló un llanisto tembleque, revolviendo su ojo ñeque-: Soy arriero sin trabajo y le pido de favor, en ese “campo” un conchavo. Siempre cumplí –y no me alabomi obligación con honor: hachadas y otras fajinas. Hasta junté hacienda brava, que “la luz” desparramaba en la Pampa ‘e las Salinas. ………………………………………. *** San Martín tramontó el Ande. Nos redimió Jesucristo. Junten todo éso: yo insisto: Lo nuestro será más grande! Es la justicia absoluta. Al fin llegó a los mortales! Ya ustedes son mis iguales: Nadie se diga recluta. Con tacuara, con fusil ayúdenme –qué caracho-, y ya verán qué hijo macho le engendro al añodos mil. Transformaré –es una fijael mundo de polo a polo. Pobres?... Quedaré yo sólo entre esa gran repartija. Ciegos desde hoya tras Rosita! Por ella hay que dar vida si la ataca enfurecida la oligarquía maldita. Partidos que –en hora malano la sirvan con respeto… estao de guerra decreto y les hago meniar bala! * * * Las cosas así concierta a veces el “pata ‘e cabra”. Cuando óimos ese palabra sonó un balazo en la puerta. La Rosa era… rosa te. -Coronel, salga usté a ver- dijo-. Hágase conocer. Son Gestapo y Cegeté. Salió al patio el coronel siempre a la chuña pispiando… los cuatro, cuasi volando, nos chusquitos del burdel. Yo pegué a la calle el salto. Costiando el río escapamos. Entretenidos llegamos a los carros, ya sol alto. -La milonga empieza, hermanos. Han tráido gente de ajuera. La guerra civil se espera. Ya no es solo entre puntanos. Están dele torturar a quien no anda de rodillas. Chotos, plumas, cajetillas, han empezado a tallar. -Chapanay –me cortó el Ñato-, al coronel y a la Rosa… Te ruego una sola cosa: Dejámelos de barato! -Mirá, niño: Sosegate. De aquí pa adelante, freno. No quiero que a un hombre tan gueno me lo pierda un disparate. Esta milonga es muy larga. Todo el siglo ha de durar. Seguime. Te vo’ avisar cuando que haiga que ir a la carga. Nuestros esfuerzos trencemos y verás que lazo sale. Cualquier toro que nos bale desde arriba… voltiaremos. Aunque mi luz no es gran cosa, pa ver claro esto, me basta: Quien corte… al botón se gasta, a un Coronel o una Rosa. Lo achurás –es un decir-: Que gana la clase obrera? Un tornillo… y queda entera la máquina de oprimir. No empujar, a la atatanga, más bosta por el carril… Sia militar o civil, se engulle igual la fritanga. Baquianazos p’al embrollo! (Hoy el burgués disimula: Larga entre el pueblo su mula… y abarca mucho en el rollo) Ya han madurao la postema que al mundo tiene afligido… No es un hombre ni un partido: hay que achurar el sistema. Las ráices tiene este mal por todo el mundo moderno. Mas no hay bien ni mal eterno. Lo sabe cualquier bagual. Unirse arriba y abajo. A la luz o bajo tierra. Así a la larga esta guerra la gana el hombre ‘e trabajo. Ningún pion debe olvidar que es oro y su juerza mucha, si se une para la lucha con los que saben luchar. -Y hoy que haremos? –dijo el Bruno-. Ya nos vendrán a buscar. -Cuando el sol baje, ensillar. Muenta en su mula cada uno. Como estamos afuerita, van a demorar los perros… ……………………………………. Andá cortate unos berros. Asaremos la cabrita. Brotó alegría en las caras. (Dura alegría de guella). La cabrillona, de pella. La estiré sobre las varas. La tráibamos de la sierra. Miraba con ojos muertos que brillaban bien abiertos, ya cueriada y llena ‘e tierra. Con el lomo del cuchillo le raspé algunas queresas. De la boca en una de ésas, salió olorcito a tomillo. …………………………………. Ya apagándose el fogón, saltó el Chano: Nadie sabe ande irá a parar un ave si la persigue el halcón… Y el Ñato, sin pestañar mirándome: Crespiniano, pasame la viola, hermano. Tengo ganas de cantar: Áhi anda la Margarita. Pastoreando sus criaturas. Siempre escasas las achuras. Silbando alguna pancita… Los deja sobre el jergón durmiendo en un reparito, o metíos en un tirito mientras quemamos carbón. Me tiene medio afligido. Su pollera es una hilacha. Y sin embargo, con l’hacha trabaja al lao del marido. Yo con el chicote al hombro, de sol a sol voy andando. Mato las leguas silbando, y ya de nada me asombro. ¡Me han engañao tantas veces! De rabia algún día me curo ye dentro al rancho en lo escurro calladito y haciendo eses. No quiero que mi mujer salga con estos cariños: “Mal ejemplo pa sus niños. Se van a echar a perder”. Pobre Negra. Entre sus brazos siempre amacando un guaguita. es guapa, tierna, mansita: Tuavía la agarro a guascazos. Me arrima a veces la tropa. O ata al carro los murales. Y en cuantito echó las pares, se planta lavando ropa. Nu ha de haber mujer como ésa. Más que un burro es p’al trabajo. Cuesta arriba. Cuesta abajo. Rempujando la pobreza. Son sus manos… milagrosas, pa dar de comer a todos. Y jamás de malos modos la verán hacer las cosas. Siempre espera que yo traiga la carne pa la comida. Nunca se queda dormida aunque de sueño se caiga. A veces sin culo ‘e medio en el tirador me veo. Conoce. Cuanto me apeo sonriente busca el remedio. No sé diande esta mujer saca charque; o grasas; harina; algún guevito ‘e gallina o máis tostao pa moler. Lo cierto es que en un ratito de abundancia hace derroche. su figura así en la noche se agranda al lao del fueguito…….. ……………………………….. Y ya estuve p’al atraco: Charquicán. Caldo caliente. Si no es humiando en la juente un riquísimo cuatrito. “Milagros” de otras edades: “Los panes y los pescaos”. Son puros sueños soñaos. Pero éstos… ¡Son rialidades! Y cualquiera que la ve no da ni cinco por ella. Pobrecita. Y era bella cuando en el pial la voltié… Trabajos y sufrimientos le han arruinado la figura. Ni un pelo de su hermosura conserva en estos momentos. Pa mí su mérito es doble. Y ya ni un chiquito dudo: Que en ese cuerpo tan rudo, se escuende un alma muy noble. La mujer para un varón se la prueba en la desgracia. Ser fiel y guena nu es gracia, cuando suebra la ración. *** Yo no se porque le pego. Ni sé pórque diablos chupo. Naides tal ves esto supo: Diande al vino tanto apego? Una cansancia lo topa, mezcla de rabia y tristeza: Al boliche uno enderieza y busca alivio en la copa. Ciertos pensamientos fijos, barajo si hacen sufrir: ¿Porqué tan sólo hai parir la del pobre tantos hijos? Si uno le pregunta al cura, dice: Es pa Dios. Metanlén. Y todos ustedes ven qu’él nunca hace una criatura. Yo soy medio animalón: Digo las cosas no más de tres engendra un patrón. Y al nacer, ya vienen diestros: Maman lech’e patroncitos… Y la de carreritos mama el montón de los nuestros. “Ley divina”, desde el cielo, puso en el mundo a los piones. Si todos fueran patrones se vendría el mundo al suelo… Y no es mofa aunque parece, pues la iglesia así lo esplica cuando al pueblo le repica con la Rerun de Lion Trece: Deber del ciervo: obediencia; del amo: pagar de modo que –incluyendo hijos y todono se encrespe la paciencia… Dioses, leyes, capital… Hay sarna ande uno se rasque. Ni un zorro que el lazo masque y libre al pobre animal… Cierto sabio me hizo gracia: Roncás de puro insolente. Sarmiento jué: ¡Pre… si… den… te! No entendés la democracia? La entiendo, doutor, le dije. ¡Si esta hablando entre los dos!... En la gran ciudá de Dios cada cual su suerte elige. Abrió los ojos grandotes con el pinchazo, el jurista: Más bien callate, anarquista. No entendés ni los palotes. *** Cobarde!, dicen. Borracho y flojo y desguañangao. Con la fierra –a pie cruzaono reculo ante otro macho. Nu hay cristiano, sepanló, al que un perro no le ladre… Dificulto que haiga padre más cariñoso que yo: En gasto de amor no ahorro. Que d’esta me libre el cielo: l’echo las tripas al suelo al que me toque un cachorro. Con mi madre soy igual. (Ya apenas mueve los pieses.) dejo de comer a veces pa tráile un cort’e percal. Flojo! No soy palangana ni amigo de cortar grande. pero un criollo sabe p’ande, al sol cacaria la iguana… Yo voltio bosques enteros en invierno y en verano. Esta mano ya no es mano: Es un solo sietecueros. Quisiera ver a esos guapos a mi lao. Con dos locritos. (Se hacen aguas enteritos, apenas sudan los trapos). He tenío muchos patrones. Rolao con muchas pionadas. Por áhi junté a bolsilladas toda clase de opiniones. Fama de haragán al criollo… Rolao con mucha pionadas. La “plusvalía” es mayor conque hace el gringo su rollo. Ellos sí que son guapazos (pa comer… son los cabritos). Y se vuelvan puros gritos contra “esos negros flojazos”. Lo señalan con el dedo por “borracho” al argentino, aunque ellos a güisqui fino día y noche están en pedo. Y mi inorancia no es tal que entre gringos no distinga. A la bestia, criolla o gringa, la tira el mesmo bozal… *** Debo el nido abandonar: La flor de mis desventuras… El desparramo ‘e criaturas. La pobre Negra a pionar. No le dejo ni alpargatas. Si la herencia codiciada… De niños una nidada“bestias” de carga baratas. *** Pensando me vuelvo loco, si me corto ‘e la madrina. El campo es mi medicina. Me distrae si toria el choco; canta la chuña o barullos hace algún lion empacao. (Lindo es verlo mordisquito, sangrando sobre al cementerio. El sol, la lluvia y el viento nos van curtiendo la cara: la madre tierra así ampara a un hijo en desvalimiento. así este oficio tan “ruin”, dijera la gente fina, consuela al hombre y lo afina con el canto del crespín. Y naides le halla otro gusto. safo el agarrar un piche; las patacas del boliche; el diablo que pega en susto… O la compaña de un perro cuando uno ya recostao, mirando al cielo estrellao oye cerquita el cencerro. *** Se habían acercao curiosos alrededor del cantor. Su canto no era un primor, mas yo vide ojos llorosos… Mientras descargaba el ñato en las coplas sus pesares, se encogió entre los mulares y avanzó achatado un gato. Es que un chingolo había visto picoteando entre las guascas. (No es pájaro de borrascas, pero ante un peligro es listo). Terminó el canto Lucero. -Chapanay, te toca a vos. Y ya compuse mi voz remojándome el guarguero… Voy a cantarle a este amigo que tan confiado se acerca. Siempre me siguió de cerca y es de mis males testigo. Chingolo del campo criollo. Gauchito de soledades, que canta a las orfandades sin trabajo, paz ni bollo… Revuela por mi cabeza y en mi corazón metido… Como si áhi tuviese el nido, o brillara la represa. Mancito. Suave. Valiente. (Valiente no es ser bocacho). Bajo el ponchito de macho va un cantor limpio y decente. Parece el pecho desnudo, mirándolo de lejito. Con pañuelo al cogotito que no alcanza a hacer el ñudo. Cuando la guitarra tiemplo iguala con mi cordaje… Siendo débil da coraje. De su vida tomo ejemplo. (Débil es ante el ladrón: Halcones; carancho; urraca, que tienen pico de faca. Él solo usa… corazón). A naides roba la cerda para cuna tan bien hecha. En vano el viento la pecha. Ni hay peligro que se pierda. Nido ajeno…?: Ni al revés. Sol a sol armará el suyo: Pluma, cerda, paja, yuyo. Tranquilidá de honradez. (Recueden verdá tan plena que en lo espresao queda dicha: No mezcla nunca en su dicha sudor de otro o sangre ajena…). Su chic-chic de amigo fiel, no es canto para el palacio. En libre vuelo al espacio le hace pespuntes con él. Ley natural es su modo: Ser libre en volar consiste. Jaula dorada y alpiste dicen: prisión y acomodo. Le gusta el campo; el rocío; bañarse en represa o charco, y en el alero o el marco saludar al “tío-tío” que en petacas o baúles parece algo va a esconder, y al marco vuelve, a poner… dos cuentas grandes y azules! Su fidelidá de amigo no juega a subas o bajas, así haga nido en las pajas o entre el más dorado trigo. Y aunque el ranchito se llueva o anden los niños desnudos, no mezquina los saludos ni visita casa nueva. (Ya ve el señor moralista, otro ejemplo del chingolo. A uno lo ve cáido y solo cristianos… ¡vuelvan la vista!). Ya en tren de amistá, no importa que haiga llegao la vecina: El dentrará en la cocina donde se raspa la torta. No crean que por la miga sólo viene a saludar. Gusta –a su modo- estrechar bien juerte una mano amiga. Y sabe que puerta criolla pa servir siempre está. Nunca él se para en alerta si el gato la paz no embrolla. Alrededor del mortero pica chancua si tiene hambre: Sobre piernitas de alambre salta un chiche verdadero. Usté se mueve: Él se bota para el costao de un saltito. Nunca lo roza un cabrito. Jamás lo pisa una ojota. Tiene alas… y hace pata ancha. (El vuelo es arma segura). Es prudente. No se apura ni va diciendo: habran cancha. (Y va la tercera nota pa la moral ciudadana: Cualquier marica se ufana de ser valiente… en patota). Cómo no lo ha de querer quien en los campos padece, si no sus alas parece que no viene a proteger. Y si con ella no alcanza a barrer ninguna pena, de su pico brota y suena a veces una esperanza: Sonó un cantito –ya oscurodel alero entre las pajas?: Preparen balde y tinajas, que el aguacero es seguro. Amigazo leal y franco. solo, en bandada o entrevero. Lo saben el afrechero como el chingolito blanco. Está uno tristón y solo, rumiando algún desconsuelo: siente un alivio de vuelo si se le acerca el chingolo. *** Al dentr’el sol, el marucho llamé pa darle instrucciones. Tirando un freno y pellones se presentó sobre el pucho. Pobre huérfano. Siempre alzo como merece su nombre. Trabaja como un hombre, y lo tenían descalzo. Lo conocí chicuelito y ya ganándose el pan: Traiba fruta del Volcán y por delante un cabrito. -… Me alegro ‘e verlo. Onde va con arganazas tan nuevas? -Señorcito: Llevo brevas y un zorzal a la ciudá. (Lugo con aire formal, y ladiau sobre un estribo): Me compra brevas y chivo: Le doy de yapa el zorzal. Me gustó. Lo fui a pedir otra ucasión p’al trabajo. Pronto el tín-tín del badajo le gustó como el vivir. Lo protegí, como el ave, bajo el ala ‘e mis cariños. Yo soy el rey de los niños: Sepaló quien no lo sabe. Se me acercó al vernos áhi ya listos pa la partida: -Usté es mi padre en la vida. Llevemé, don Chapanay. Yo también había ensillao, oyendo lo que decía: Si hai peliar la polecía, quiero peliar a su lao. (Al sentimiento es al ñudo querérsele refalar. Suele a veces lagrimiar el varón más cascarudo). -Tené pacencia, le dije. Aguantá un poquito más. Pronto a mi lao volverás. Mucho el dejarte hoy me aflige. Y cuando nos abrazamos, se agachó y quedó mudito. dijo apenas: Adiosito. Ni uno ni otro nos miramos… SEGUNDA PARTE ............................................. ……………………………….. De pion la vida es maldita. Mas, dura es también sin amo. Ya se acabó el tiempo aquel del campo abierto y con aves. Las tranqueras tienen llaves y hoy Dios mesmo es Coronel… P’alzar una chasna’e guevos, o boliar un avestruz…: Cuadrarse o mostrar la Cruz. (Y les llaman tiempos nuevos!) Si tal vida es “progresar”, yo me quedo con la indiada. (Pero ya está agusanada la sociedá y va a tronar). CHAPANAY Después de aquel desparramo juntamos una platita. (De pion la vida es maldita! Mas, dura es también sin amo). Pa ganarnos el puchero un lindo carro compramos y al trabajo le pegamos, siempre en oficio ‘e carrero. Ya se acabó el tiempo aquel del campo abierto y con aves. Las tranqueras tienen llaves y hoy Dios mesmo es Coronel… P’alzar una chasma’e guevos, o boliar un avestruz…: Cuadrarse o mostrar la Cruz. (Y les llaman tiempos nuevos!). Si tal vida es “progresar”, yo me quedo con la indiada. (Pero ya está agusanada la sociedá y va a tronar). El mal no es que haiga adelanto, sino avaricia y rapiña. Gallo que gana la riña justo es que al fin largue el canto; pero en nuestro reñidero el que gana cierra el pico, y al triunfo lo canta el rico, que viene a ser el coimero… Formamos un sindicato pa engrosar la residencia. Se unió gente de esperiencia en materia ‘e patron…ato. Nos vino esa mesturanza como eslabón al yesquero. La pucha! Saltó en reguero de chispas nuestra esperanza. Con hombres de la ciudá los del campo hicimos trenza. No hubo discusión ni ofensa por páis o credulidá. Había judíos; católicos; d’ese otro “Dios”: Dalai lama; mormones; de Pacha Mama y otros credos estrambóticos. Esa academia urupea… nos abrió tan lindo el ojo!: Facilitan el despojo si pion contra pion pelea. Clase gobernante, unida. De arriba esplota el trabajo. Y la clase obrera abajo engañada y sometida. Nos dividen con “programas”, en este o aquel partido. Siempre el pueblo sometido con fusiles y proclamas. Y si un partido apoyamos y v’al Gobierno, traiciona su camarilla alquilona que se vende a nuestros amos. Baquianazos p’al embrollo! (Hoy el burgués disimula: Suelta entre el pueblo su mula… y abarca más en el rollo). No quisieron los puntanos que la guitarra dejara. Todos pedían que cantara. Canté a todos como a hermanos. (Obreros del mundo todo, y de cualisquer oficio, son hijos del sacrificio!puntanos en cierto modo….) Canté –y conté- muchas que hoy vuelvo a cantar de nuevo. Cantando yo me renuevo: Blanqueo mi mundo de rosas. *** Qué más puede hacer un hombre que echa los bofes al ñudo, sinoagarrar un peludo… pa olvidarse hasta del nombre. Asi solían razonar en el boliche los piones, cuando cansaos y tristones demntrábamos a chupar. Yo nunca fui calavera. Tampoco estudié pa santo… pues con el vino y el canto la guella es más llevadera. Canto como canta el tordo. O el zorzal de nuestra sierra. Yo quiero mucho a esta tierra, coma flaco es más llevadera. Porque la quiero le auguro verla con nuevos percales, enterrar sus viejos males puesto el ojo en el futuro. (Yo enfoco al género humano. y de’esto nadie se asombre. Chapanay tengo por nombre. de sobrenombre El Puntano). Rodando en pagos lejanos, rememoraba mi historia: Florecían en mi memoria los chañarales puntanos. Llegué hasta oír los guascazos retumbando entre talares, cuando despiaos los mulares ya daban flojos los pasos. Y hoy mesmo patente llevo, como oservado al trasluz, aquel caso en que La Luz me dejó escarchando el sebo. A San Gerónimo entraba ya caída la nochecita, cuando vi una lucesita que en el cerco se agrandaba. Se chusquió por esta mano. di áhi gambetiando resuelta, la vide pegar la guelta por el campo ‘e Feliciano. Barajo –pensé-. El destino viene a probarme en un brete. Me santigüé. Pero al cuete: Corrió a atajarme el camino. En San Isidro al pasar ya me había embuchao un medio. No me quedó más remedio que bajarme y esperar. Vas a saber si soy macho, dije con cierto recelo que me alborotaba el pelo mientras soltaba el muchacho. Y ya me alumbró la cara. Y la panza’e las mulitas. Tiritaban enteritas cuando corrió por la vara. Diablo: De la Cruz me abrazo… Si es cosa güena hablemé… Nada. Por fin: vayasé – grité y le largué un hachazo. Silbó el cuchillo en la argolla del apero. Satanás – volví a gritarle-: Te vas, o te hundo el puñal en la olla. Al fin pegó el salto a un gajo. Alumbró en la arena luego un chiñe y un pichiciego y se jue Cañada abajo. De un lechuzo el cascabú me dejó el cuerpo cortao, cuando La Luz ya había entrao en la estancia’e Guiñazú. Llegué tardón al boliche. Ya no había ni petacas. Pero encendí una retacas y me puse a asar un piche. Después, ya olvidao del cuco, dentré a comprar unos bollos. Me senté con otros criollos que estaban jugando al truco. Ya se acababan las velas cuando dentró –ni un saludo!un chino ñato, quiscudo, medio chueco y con espuelas. Como champú que han rozao, se quedó fijo, oservando, la mirada refalando bajo el sombrero ladiao. Pensé que traiba perdices bajo el poncho, destripadas. No aguanté. Salí a las trancadas tapándome las narices. (Hombre malón el Juan Cruz. Lo averigüé en el intante. Un domador de El Jigante que lo había domao la luz…). *** Siempre me siento feliz al recordar esas cosas. Sonceritas. Pero hermosas… sólo por ser de San Luis. Si habré trillao sus carriles. Si me habré agarrao mamúas. Soles, escarchas, garúas me ha arruinao los cuadriles. Jui marucho. De aprendiz, verguiaba en todos los barros. Muchachón dentré a los carros del finao Usebio Enriz. Por Las Chimbas, El Barrial, Luján, el pozo’e los Rayos, iba con máis o zapallos, quesos, naranjas o sal. Siempre atando l’alzaprima. De bombacha y alpargata. Eso sí: Sólo mi tata me ha puesto la mano encima. Porque hay patrones engreídos, que les gusta manotiar. Son güenones pa peliar, y también mozos muy léidos. Yo tuve uno de esa laya. Me gritó una vez: Movete, Car…o te tuzo el copete. Yo le contesté: Amalhaya haiga güevos pa fritanga… La sátira lo pinchó y la derecha metió ande comienza la manga… Ya me largué un cintarazo. Con el poncho le hice el quite, gritando: apretá el…desquite. Y le puse un rebencazo. Esto era en La Carolina. Áhi no más, en medio’el barro le boté mulas y carro y me volví en la madrina. Al Señor de la Quebrada le ofrecí manda y un rezo, (por áhi me salvé d’ir preso…). Y rumbié pa La Majada. En ese tiempo yo créiba. Pucha que era rezador! Don Rafel, el tapiador, al mirarme hincao se réiba. Porque de hincarme, palabra! hasta atrás de las jarilas, ya tenía las rodillas lo mesmito que la cabra. (Las maldades que uno ve tras la crencia que abrazara, le vuelven la mente clara y se hace noche en la fe…). *** Una vez llevé unas turras. Se casaba una hija’e Britos. Al paso alcé dos cabritos en la quebrada’e las Burras. Puse el carro como nuevo para carga tan divina. Monté en la mula frontina; sobé los tientos con sebo; me cambié la ropa vieja; le saqué brillo a la faca y una linda flor de albahaca me puse atrás de la oreja. Aunque no tráiba permiso, me entreveré en el bureo. Me oyeron un bordoneo y ya estuvo el compromiso. En el viaje las risitas oiba, atento, y las jaranas. Me dentraron unas ganas de chanciar con las chinitas! Por eso a la invitación no me hice mucho rogar. Ligero jui a desatar y… me olvidé del patrón. Había tomao muchos tragos. En lo mejor de la farra me pasaron la guitarra entre cumplidos y halagos. Se quedaron todos quedos al rajiar, suave, el cordaje. Paró la oreja el criollaje cuando pipilié los dedos. Templé por falso y canté la “Cifra’el Diablo” primero. (Que una vieja hacía puchero… tras de la puerta, oservé). Casi aprendí a tocar solo. Pero esa cifra, en El Bajo, después de mucho trabajo me enseño el Trompa Bartola. Ëste solía chupar allí por el Bajo Chico. Ta el negro: si tenía un pico de cardenal pa cantar. La gente que lo almiró cantaba qu’en noche oscura, se metió en una espesura y áhi el diablo le enseñó. Gustó mucho mi canción y sin jatancia lo digo. Varios, después de: “lo obligo”, pidieron repetición. Unas tres gruesas de cuetes reventaron en el patio. Ataos en el guarda-patio se alborotaron los fletes. Chano, componiendo el pecho, ya cuasi ladiandosé, con resolve Lafusé largó unas balas al techo. Pagué obligos y obligando me quedé con la Ramona. Luego bajé la bordona a re pa seguir cantando. Hacia un baule me corrí pa tener la copa a mano. le hice una señita al Chano y se sentó junto a mí. Yo también –vino Josélo obligo, dijo riyendo. Y por no quedar debiendo… hice juerza y le pagué. Yo estaba bien enchispao y la sangre florecida. Chano me dijo: Qué vida; ya andás otra vez templao. Con otra la Ramonita sentada en una petaca, lucía mi flor de albahaca… Yo les oiba la bullita. Cuando la guitarra abrazo y hago sonar su cordaje, siento tristeza, coraje, ganas de tirar el lazo, montar un chúcaro y juerte darle guasca a dos berijas. Se me hace que en las clavijas se enrosca a veces mi suerte… Si tomo un trago, las manos hablan, tocando, por mí. Y casi todos así son los carreros puntanos. Pa los motivos, por lo bajo le dije a Chano, cantemos. Es un honor que debemos – contestó-: Dale al badajo. Y con pasión de chicharra igualamos los embistes. (Me gustan los cantos tristes ya hacen llorar la guitarra). Para la dedicatoria al óido me sopló el Chano, como que era veterano, algo de su gran memoria: De las sombras de este alero ya no se verá un estrella… No llore naides por ella. Aplaudan al compañero. Ël mereció ese primor. Los padres tengan pacencia. Vivan Simón y Grecencia uñiditos al amor. La vide a la dueña’e casa que se refaló pa ajuera… Don Britos, la cigarrera se buscaba con cachaza… pero un estremecimiento movió su rostro barbaro, como pasto’e desplayao que suelpa apenas el viento. Se asomó i’alba en el cielo. Lejos relinchó un caballo. Cantó en el árbol el gallo y después se largó al suelo. Nos dio un pavo una sorpresa: Llegó tanteando en lo escuro. José de un tajo seguro le hizo saltar la cabeza. Lo pelaron pa después. Qué… si había comida a rodo. Varios empinando el codo cenábamos otra vez. Jui a la cocina: Saludos. Guardé el cuchillo en la vaina, y al rico olor de chanfaina se encresparon mis menudos. Vi hervir la grasita fina – de etiqueta qué me importa-, y un lindo pedazo’e torta sopé en el caldo’e gallina. Chanció una niña: Angurriento, deje’e chapaliar la sopa. -Si a lo cata abre la boca… yo le masco el alimento. Rodiamos un costillar de pella y bien doradito. Primero voló un cabrito que se acababa de asar. De hígado envuelto en la tela le llevé un brindi a Ramona. (Tan ardilosa y ojona! Al más arisco amartela). En otro fuego vecino se asaba media ternera. Al ladito’e la tetera mamao cabeciaba un chino. Pasen…esa…longa…niza, tartamudió redepente. Y ya se tumbó de frente y abrió un surco en la ceniza. No hay tortas en el rescoldo… le grité. Lo levantamos. Junto al carro lo acostamos. Con la lona le hice un toldo. Se acercó un galgo, el “Bonaire”. Tiré un güeso a un tinticaco: Se estiró como chonchaco y lo capujó en el aire. Entre dichos y jarana se limpiaron las parrillas. Y ya estendió en las jarillas su claridá la mañana. Se empezó a azular la sierra: Vuelo y cantos de zorzales. Un casal de cardenales se bajó a escarbar la tierra. Como diciendo: salú; pagaré obligos después, cerca y por última vez cantó el alilicucú. Siguió el baile en lo mejor bajo un cielo como espejo. Bailaba el joven y el viejo. Bailar era de rigor. Pasó una bandada’e turcas. Los cabritos retozaban en el chiquero y balaban. La gente, dele mazurcas, valses y gatos y cuecas. Naides había visto el día. Y naides se comedía a echarles grano a las cluecas. Eso sí: La dueña’e casa no descuidó sus amores: Dos palomas. Dos primores que criaba envueltos en gasa. Color breva. Peluditas. Le temblaban en la mano. Les tocó el buche, y el grano crujió apretado en chancuitas. Hacer ademán me vido de un cardenal por delante: -Dispense, no los espante; que en el árbol tienen nido. Criaba también un lorito sacao del güeco de un palo. Ya el plumaje corto y ralo, le verdiaba en el lomito. Cuasi, atorao, deja el cuero: La torta, con el apuro, un chicharrón seco y duro le atravesó en el güarguero. El entusiasmo’e la gente me sirvió como carona: Vamos, le dije a Ramona, a tráir berro’e la virtiente… …………………………….... Empojada, a ña Rafaila que jue a sentarse en la cuja, la picó una pava bruja que empollaba en una paila. Rengueando, salió la vieja con sus canillas de echuna, y un pícaro dijo: Ahijuna: Se ha créido qu’es comadreja. Seis días duró esa farra. Yo en la tarde del segundo, tristón a otro la guitarra. Seguí mi andar de carrero sin nadie que lo consuele. Yo no sé porque me duele el corazón cuando quiero… *** Son tres personas distintas y un sólo Dios verdadero: me esplicaba el dotrinero mezclando muy bien las tintas… Siempre velada esa placa vi al derecho y al revés. Le dije a un fraile un vez: Que lo entienda la guanaca. Áhi no más saltó una viuda: Masón. Hereje. Avestruz. Hijo diablo. Jesús! De un dogma tan grande duda! Bolió los ojos pa atrás y fruciendo así la boca… (dije yo esta bruja es loca) siguió dando más y más: Qué madre tendrá el rostro. Mirenló al talón rajau. De lo que nadie dudau hay dudar este mocoso. Anarquista… Radical… Conservador… Comunista… Demócrata progresista… Eso y más es el bagual. Perdió del toro el aplomo. y hasta me amagó un sopapo. Se meniaba como sapo que le echan sal en el lomo. Ya empecé el freno a morder: Si tuvieras pantalón – pensé- te daba el cimbrón. (Respeto a toda mujer). -Apelo a su autoridá, señor cura. Que respete. -Y… Muchacho… Quién te mete. Le has tocao la Trinidá. -Es usté quien se las toca a todas estas matronas… (Y p’al lao de mis caronas agarré callao la boca). -Vení –me tiró del saco-. No sias chúcuro ni ateo. Vos, cuando grande, ya veo: picarás muy fino el naco. -De juro: Si usté reparte su cencia al dar catecismo, a todas por eso mismo les toca –dije- su parte. -Mirá: Con tu impía duda le has causado un gran tormento. Ähi rumbia pa mi aposento, teclinando la pobre viuda. -Ni me habñle más d’esa porra. Salió a insultar mi mamita. (Y pa mi buche: Ceruitq güevos tiene esa cotorra). No le dije una palabra. Usté ante Dios es testigo. Hinchó garganta y ombligo balando igual que una cabra. Era con usté el careo. Porque en la duda, pregunto. Sobre todo si el asunto puede dar cuerda al ateo… -La fe, m’hijito, es la fe! Hay que crer sin preguntar. Los misterios del altar Dios sólo claro los ve. -Padre: Si ve Dios tan claro, por qué en misterio se espresa? Ya es misterio mi cabeza, con tanto misterio raro… La religión hace güeno – dicen- a todo cristiano; al rico, del pobre, hermano; y al orgullo pone freno. Se ve… corazón más tierno!... Su ¡virtú” está en las pelechas. (La ramie el diablo’e las mechas y la zampe en el infierno). -Mirá: De tan vivaracho, vas a ir al fuego a parar, porque el diablo ha de cargar al fin con tu alma, muchacho. -Nu es tan güeno el Padre Eterno? Si por eso entrega un hijo, yo no creo que el crucifijo lo libre a usté del infierno… ……………………………… Volví a casa con la duda. Se lo conté a mi viejita. Y, quieren crer? Pobrecita: Saltó en defensa’e la viuda: -El Padre tiene razón si al fuego lo ha condenao, desde que m’hijo ha dudao de la santa religión. (Y cuando me dijo así, dos lágrimas le virtieron. Los ojos se le pusieron como espolvorios de ají). Su madre, con artimañas, hasta el mesmo infierno ha de ir, si peladito áhi va a hervir el hijo de sus entrañas. (Sentí como un temblequeo. Llorar no siempre es de flojos. Me eché el ponchito a los ojos pa ocultar un lagrimeo. Tan vieja; ni el pulso fijo, me dije tocao por dentro, y es capaz de ir al encuentro del mesmo diablo, por su hijo!). La viuda que usté ha chocao (viene aquí lo más sabroso), es el ser más generoso que entre todos Dios ha criao. Igualita a San Francisco. Todos pa Dios en la altura. Eso sí: Si no entra el cura, no da ni un durazno prisco. Ni ella sabe cuantas vacas tiene en su campo: diez leguas. Majadas. Mulares. Yeguas. Ande usté pisa hay retacas. La pionada anda con hambre. Y hasta les trampia el sueldito. Cura a veces el bendito de las tripas un calambre… Pero, m’hijo, no se asombre. Mucha gente la critica. Olvidan que el Padre esplica: “Primero Dios, luego el hombre”. Ella esa torre ha donao, ande anidan los lechuzos; y al Padre: muebles y chusos, y pa la iglesia ha testao. Las malas lenguas?... No quita gloria al chisme al güen cristiano. Y a lo que el Padre echa mano, lava con agua bendita. (Dicho con pura inocencia! Bolió por su ombro el rebozo. Aunque me negriaba el bozo era escasa mi esperiencia. Mudito me quedé y quieto. Aturdido en cierto modo. Me había trabao sobre todo, ante mi madre, el respeto). Pida perdón al Señor. Venga –prosiguió- Hinquesé. Áhi no más me arrodillé. Rogué con mucho temor. En un rincón del ranchito dormía un montón de santos. No sé cómo compró tantos. Rara vez vía un cinquito. Cuasi un dedo me machuca al mover el santo aquel, y volando de atrás d’el se me vino una vinchuca. -mire vea –terminó-. De su madre es la palabra: Nu hai triunfar el pata’e cabra! Detrás del santo voy yo. Ya mesmo le haré una manda: Aunque sangren mis rodillas entre piedras y jarillas, la cumpliré en “la otra Banda”. Muy poco me había aclarado. Dudaba: Quien ganará, si el diablo cincha p’aca y el santo pal otro lao? *** Espliquemén este arcano los sabios, digo el coyuyo… Piso yo en tierras de Cuyo y ya soy otro cristiano. Solito a veces me digo: suerte buena o suerte perra, siempre uno busca su tierra. Nunca se corta ese ombligo. He llegado a comprender aunque soy un hombre rudo, que al varón más entrañado lo hablaban tierra y mujer. La mujer porque es la mama, hija, hermana o compañera. Se corta lazo o collera si una voz de esas nos llama. Será porque es un centro de la vida en la Creación? Dicha cierta es el varón sentir una madre adentro. Viene a ser como un centro de este mundo en el desierto. Va el hombre con rumbo cierto si la vista fija en ella. Lo vemos a cada paso. Es la brújula del hijo. Su amor es amparo fijo en el triunfo o el fracaso, y nazca el sol o se ponga, no cambea con las modas. Saludo a las madres todas de la alto de esta milonga. *** Madre de madres, no larga la tierra a su hijo tampoco. Lo tira poquito a poco si la ausencia se hace larga. Vaya a saber qué habré en eso. Yo lo he comprobado en mi. Siempre en el mundo jue así y no lo altera el progreso. Si hasta en el modo de hablar que de niños aprendimos, hay como un jug’e racimos que adentro suele gotiar. Donde los ojos abrió quiere uno cerrar el pico. Ama el pobre como rico la tierra donde nació. *** De los brazos de mi mama ya pegué el salto al camino… Áhi echó ráiz mi destino: Parece que algo me llama. Cuando me ataca el cuadril pienso: Se cerró mi cuenta. Y ruego que a mi osamenta la entierren junto al carril. Por cruz un algarrobito floreciendo al lado mío. Agua bendita: El rocío. Misa: El balar de un cabrito, y el canto libre del viento como novenario eterno. (Que alma inmortal, gloria, infierno, en mi ignorancia no cuento). Nada de cajón estrecho. (Mi cuerpo daría un corcobo…) Que la ráiz del algarrobo coma lo que hay en mi pecho. Porque sí el árbol no elijo. Ni es tampoco una zoncera. Me prestó en mi vida entera servicios de padre a hijo. Sabrán que razones tengo para elevarle mi canto, aunque ya han hecho otro tanto sabios puetas de abolengo. Trepando a sus negros brazos yo desarrollé mis piernas, y mascando vainas tiernas bien pronto alargué los pasos. Cuando mi mama y mi tata hicieron su pobre nido, el árbol fue el comedido: Les dio crédito… sin plata. (La cumbrera; los horcones; lindas ramas pa la quincha. Él solo sacó a la cincha aquellos dos corazones, pues les dio el mortero luego con dos manos; y la troja pa que en invierno la aloja no faltara; y les dio el fuego; bolsa’e cabra con arrope; goma –que el niño pellizca-, y hasta el panal que una avispa hace en nidos de cholote). Pa la más noble tarea de madre –según colijo-: lavar los trapos del hijo, el árbol dio la batea. En desiertos donde no hay ni ramoneo pa los brutos, sólo el árbol da sus frutos: y el pobre vive a patay. Si usté no es gringo bachicha, al huequiao le busca el centro: Por el pito va a al encuentro de la miel, la flor, la chicha. Es maravillosa planta. Crece en la sierra, en los bajos. Lo hachan?: Pronto en nuevos gajos anida el pájaro y canta. El patio más pedregoso, lo ve alzarse y darle sombra. Y hasta le tiende una alfombra de flor en tiempo lluvioso. Más lavada así la flor, la algarroba se malogra. Sin agua y a sol se sobra Parece hijo del rigor. Ande se tira el borujo la semilla no se pierde: Presto un bosquecito verde abre su felpa de lujo. Que alimento pa las cabras dan sus ramas en la liga. Mostrar tal cual se prodiga, imposible en las palabras. No es historia que pasó. Ni vano palabrerío. Toditito el pobrerío lo sabe mejor que yo. Cuando algún pueblero acampa, mirándolo con desdén – sia blanco, negro o caldénesconde él también su trampa. En la forma más sencilla le juega sus humoradas: Con vainas azucaradas, le hace tragar la semilla… Con su estiércol el caballo lo siembra como al voleo. Ande se para rodeo lo verán alzar el tallo. Le hace el cristiano hoy la guerra y va acabando con él. (Si es el bicho más infiel que respira aquí en la tierra). Sentencia: Carbón y leña. P’al dueño’el campo, platita. El bosque todo tirita si un hachazo da la seña. Las aguas ya se han alzao. De las aves… ni un mataco. Por áhi algún tinticaco da sombra al suelo caldeao. Dele hormigas y viscachas donde creció la floresta. El desierto hace su fiesta al relumbrar de las hachas. En La Majada, Luján, por chiripa se ve alguno. Pero es seguro que ni uno pa remedio dejarán. Los viejos no son escusa, en la capital salvados: La Punta de los Venados. (Tan lindo el nombre y no se usa!). Hay uno más allacito de la escuela Lafinur. Se ve viniendo del sur, grandote y medio marchito. Y por Rivadavia al norte con otro de ellos se topa. Tiene más ligas que copa. De sus años habla el porte. El Chacho en una invasión sentó rial bajo el ramaje. Diáhi dirigía un gauchaje más dañino que el malón. Hoy le hace la guardia un rancho. De una acequia… le da risa! Desde el cielo lo divisa codiciándolo el carancho. Ya me parece ver charque oriándose en su espesura. No les cambio esa hermosura por los más lindos de un parque. He visto el coigüe araucano. Soberbios ceibos en Salta. Algo pa igualar les falta a ese algarrobo puntano. Cargao de historia. Viejazo. Da de comer y embellece. (Mi corazón se estremece: Ya le pagará… el hachazo!). Cerquitita lo saluda todavía la perdiz. Restos del viejo San Luis! (Aquí la voz se me anuda). ……………………………… Nada de cajón estrecho. (Mi cuerpo daría un corcobo…). Que la ráis del algarrobo venga a nutrirse en mi pecho. En mis güesos al medrar, así les trairá un mensaje… Mis gracias: Entre el ramaje, una blanca flor de azar. ………………………………. Yo soy hombre d’este siglo. Mis padres del anterior. Yapando un siglo con otro sale un canto de mi flor. Que así va el hombre en el mundo luchando pa susistir: hecho de cosas pasadas, presentes y por venir. Por el norte’e la provincia con mis abuelos me crie. La tierra cargó con ellos. Yo eché plumaje y volé. Dentraron en mi memoria – qu’es alargar la esistencia-, y aquí dan vuelo a mi canto con su voz y su esperiencia. Pero también nuevas voces resuenan en mi interior, como preludios de un ave que anuncia tiempo mejor… Vivieron cuando las luchas del indio y el colorao. Nu es cierto que jue mejor cualisquier tiempo pasao. Desde nieblas muy lejanas viene señoriando el mal. Pero el hombre hoy pierde a tiras su pelecha de animal: Ya jugamos como crimen la guerra y la esplotación. (Por dentro aun lleva al del cuatro quien no entra en esa junción…). Mundo embichao, se desploma. No me aparto de lo cierto. Más ya un árbol nuevo alarga su sombra por el desierto. Sin presumir de adivino, veo algo en el porvenir. Cantando salen las cosas más hondas a relucir. *** Ráices de historia encontramos escarbando en Santa Rita. Se descuelga al patio limpio ya la primer tortolita. Lento trajín mañanero. -El mate a mama, Liboria. -Voy a soltar los cabritos. (Y aquí el reventón de historia): Gran vocerío y tropel. La perrada se levanta. A doña Tránsito –hincadase le anuda la garganta. -Mamita!: Los coloraos. -Esús, María y José. Encomienden su alma a Dios. La que pueda salvesé. Por la represa asomaron asustando a unos hurones. Y a media rienda avanzaron espueliando los charcones. Llamaradas del infierno lengüetiaban a esas fieras: largas cintas coloradas revoliando en las frenteras. Las cuatro mujeres, solas. Tembló el patio. Sujetaron a la puerta de la casa y de un salto desmontaron. A los lados, en el suelo, cada cual clavó su lanza. Hijas y madre, muditas. Perdida toda esperanza. Barbas con tierra. Quiscudos. Pañuelo rojo al cogote. Sucio el calzón de balleta y hediondez a nido’e jote. Varios, el talón al aire. Ojotas, alguno que otro. El que venía de jefe: Espolín y bota’e potro. Había de todo. Y algunos de pingo bien aperado, presumían revoliando el calzoncillo añajado. Una espuelaza de fierro del umbral sacó una astilla. Sonaban esas rodajas más grandes que sopaipilla. Dentró el jefe. La charlina largó al respaldo de un catre. Lao a lao el cabo’e plata. Barbudo el hombre y bien chatre. Luego se arrimó un potroso hombriando una chasna’e güevos de avestruz. Hagan fritanga – ordenó-. Son todos nuevos. Saltó amarillando un gato, al romper dos el liciao. (Tieso, caminaba como chivato recién capao). Se pusieron a robar de todito lo que había. -Los hacen tortas¡, mandaron. Y quién se les resistía?. Mientras se oflaba la masa uno se cortó del grupo: -Vengo di hambre, señorita. Me asa ligerito un pupo. Todo (un pichel de aguardiente sanjuanino, grapa, vinos), como lluvia a vizcachera, dentró en la panza’e los chinos. Redepente en lo montao no les da a unos por entrar? Dos de las niñas en ancas. Métale remoliniar. Como era la pieza grande, las bestias jiraban solas plumeriando el mostrador con sus larguísimas colas. Por áhi un acharolado y encrespao de cerda dura, cuasi ladrando dio un brinco. (Pero hambriento ante una achura…). Al descuido, la Liboria dejó ver un seno blanco: Chispiante y ciego el mulato la alzó y se perdió en un tranco… ………………………………………… Sentado en el mostrador, ya la guitarra templada, otro, rajiando, largó esta copla intencionada: Me gusta que todos tengan y a mí que falta no me haga. Palomita p’al halcón… y al pavo la verdolaga. *** Ya habían saquiao otra casa. Se acercó uno al mostrador y empezó a contar los riales que sacó del tirador. Vació una bolsa de gato llena de plata cortada y de soles bolivianos, que achuró en la arrebatada. -Cuidao, mama. (Le clavó uno las uñas en la cintura…). Señor de los afligidos: Le matarán la criatura¡ Se tufiaron varias tortas con güevo y con chicharrones; quezos d’el zarzo; patanes. (Eran bichos muy glotones). Con lo robao, dos costales levantaron. Dijo luego, como burlándose un guaso: -Entierren no más el juego. Salieron. Había nevao en el piso y la cocina…: Riyéndose puñaliaron todas las bolsas de harina. Desde entonce a San Francisco la familia se cambió. Botaron negocio. Estancia. Ña tránsito malparió. *** Milonga del colorao. Milonga del guayamino. Milonga de robo y crimen: La de un tirano argentino. Sepan que yo no le pido ayuda a la fantasía. De lo rial brota mi canto, como de la noche el día. Por La Ralada acamparon. Aquel lugar solitario. Partidas de allí salían y caiban a un vecindario. Debajo de esos talares degollaron un cristiano. (Era lo mesmo carniar un chivo que un ser humano). Quedó como maldecido aquel lugar de colcones, bañados y cadillales. Pu’áhi se cruzaban los liones. Nadie pasaba en la noche por la sendita borrada, sin marchar su media legua con una sombra enancada. Silenciosa se apegaba a la espalda del jinete. Y era al ñudo hacer gambetas pa que cayera del flete. Ella sola desmontaba después de darse aquel gusto. Más de un gaucho quedó blanco. Y un niño murió del susto. Llegaron dos al Quebracho, dele ruido por los montes. Con calzones de cuero uno. Otro con guardamontes. Cuando se sintió el tropel, la madre que andaba alerta escondió un tarro con plata en los yuyos de la güerta. Sus dos niños la rodiaron. Pensó en el crimen y el robo cuando ataron los caballos, de una rama, al algarrobo. Al ver de cerca los gauchos, dudó si estaba en lo cierto… Entre aquellas dos visitas reconoció al “Pedro Tuerto”. Uno de los más dañinos y asesinos, este yarco. Era el de los guardamontes, montando un overo zarco. Aunque viviera cien años ningún cristiano olvidara aquel solo ojo empacao en un rincón de esa cara. De entrada este saltiador, el zarzo alivió el peso… En un jarro blanco y grande, picó una tajada’e queso. Colgaba una bolsa’e cabra del techo, llena de arrope. De un tajo le abrió la mano y llenó el jarro hasta el tope. -Ate la bolsa, gruñó atorándose el galuto. Acabó aliviando el buche con el ruido de un eruto. Lo poco que interesaba rasparon muy a su gusto. Luego a la casa vecina jueron a pegar el susto. Unas mujercitas pobres, allí vivían de cuanta. Tejiendo, se entretenían con un jergón y una manta. Los telares les cortaron a tajos los forajidos. Por un milagro a las pobres les dejaron los tejidos. De una patada volcaron también la paila de arrope que ya estaba echando la hebra. Se perdieron al galope. Bombiaba achatao el padre más allá de una achiras. -Si la ultrajan, atropello – pensaba- aunque me hagan tiras. En ese tiempo vivían siempre a campo los varones. A casa… sólo a comer. Y ensillaos los redomones. Pobre del que inalvertido tomara lerdo la sopa. Le cortaban la cabeza o lo arriaban con la tropa. *** Milonga del estanciero que nos volvió a lo feudal. “Padrecito de los pobres”… Milonga del federal. Milonga de las cabezas en la punta de una pica. De “refalosa” y campana que todavía repica… Milonga de los cuchillos mellados pa degollar. Milonga enterrada viva… Yo te vengo a samarriar. Milonga que a los porteños por fruta vende cabezas. Esta luz del siglo veinte aventará tus pavezas. Milonga con viejas ráices en el suelo colonial. Abono pa tiranías: Milonga del federal. *** Cerrá tus ojos, milonga, al pasar frente a esos ranchos, que son ojos los que están picotiando los caranchos. Cabeza que el fraile Aldao clavó en el Desaguadero. General Acha: permiso… Milonga del pudridero! Dejemos en Las Quijadas ardiendo una pobre vela… Ya sonará la guitarra por los hermanos Videla. Más al norte, por La Rioja, Sandes hace la campaña. Aquí pillan un llanisto degollador sin entraña. Un aujero en el garrón le hace abrir como castigo. Del garrón, vivo, lo cuelgan de un algarrobo al abrigo. Llegó otra vez a una estancia. Iba al rastro de unos presos. Viuda ricota, la dueña. El hombre pidió unos quesos. -Esús! Sabe usté si Sandes ya viene cerca, señor? -Puede decir si precisa de Sandes algún favor… -Yo no necesito nada. Pero dicen que es tan malo! -Ta bien. Mandemé los quesos y pase usté por El Ralo. Le haré carniar pa la tropa – allí acampo- un animal. Yo soy Sandes. Servidor. Verá que a nadie hago mal. Cara de leche cortada puso la pobre al momento. Después de mandar los quesos se presentó al campamento. Comieron jefe y soldados. Aquél ordenó a la viuda: -Güeno, señora: Se acerca… Agora usté se desnuda. Una rueda de soldados se formó donde ella estaba: -Sirvasé. Con estos hombres va a tirar usté la taba. Güelta y media, rondanita, dos güeltas se vido entonce. Brillaba en el aire el güeso con herraduras de bronce. La viuda echó varias suertes y por áhi clavó un asar. Se miraron los chinotes. Cuidadito con hablar! Pero saltó, malicioso, un catacón: Amalhaya!... Digamén los entendidos: Ese culo está en la raya? Una mirada de Sandes lo dejó paralizao. Nadie se reiba, pues esa consigna les había dao. Quemaba la luz del sol como el calor de una brasa. -Güeno. Ya es basta. Señora: Se viste y se va a su casa. ………………………………….. Dentró como quien no tiene pan ni perro que le ladre. Quemó y tomó lana negra: Se le había subío la madre. *** Facundo. El Chacho. Los yarcos. Gran regalo Federal. Pobre tierrita puntana! Del sur, la indiada infernal. En las garras de esos tigres cayó Pringles, el lancero. (Como argentino les pido que se quiten el sombrero). Rosas, “el tigre’e Palermo”. Facundo, “el tigre’e los llanos”. Ellos hacen una historia: Lanza y degüello entre hermanos. Pringles ha vuelto después de lanciar godos ajuera. Es de los de San Martín: Nuestra historia verdadera. *** Milonga con varias ráices en el suelo colonial. Abono de tiranías: Milonga del federal. Has vuelto a alzar la cabeza, milonga del saladero. Hoy como ayer, la mimada del oligarca y el clero. Hoy como ayer, disfrazada. Ayer: de gaucho el patrón. Hoy: de obrero sin camisa (aunque por pingo un avión…). Híler, Musolino, Franco te dan mano fraternal. Mamaron tu mesma leche… milonga del federal. TERCERA PARTE Esta es milonga de entierro. Milonga de amanecer. No es, a mi modo de ver, la del gaucho Martín Fierro. En este siglo cambea la manera de payar… Ni es cuestión de hacer brillar el facón, sino la idea. Que también es payador – llamenlé…de nuestro estiloquien saca a sus coplas filo pa que abran cancha mejor. ………………………………….. ………………………………….. El yanqui en la Patagonia, y el inglés en las Malvinas… Hermanos: ¡Abran los ojos! Pobres glorias argentinas. CHAPANAY. Un atardecer llegaron al sindicato, -velay; buscamos a Chapanay, el cantor. Y nos rodiaron. Alegre gente pueblera. (Su parla gaucha y sencilla, no ocultaba al cajetilla de bota y de corralera). Dos eran lauriados puetas y el arte al pueblo enseñaban. Había dos más que cantaban y otros que hacían piruetas. Era una “Embajada se arte”. (Al gobierno el juego hacía; Al pueblo: chafalonía… y el oro pa la otra parte). Dijundían enseñanza sobre “espiritualidá”: -Sepa el pueblo la verdá. No todo es cuestión de panza. Barajo, dije entre mí. Trairán la panza muy llena. Y a un maricón de melena me acerqué a calarlo así: -Dispense, doutor; cantando enseñan sus novedades?... -Las verdades son verdades! Desde el arte o laburando. (Se distinguía a la legua. Cociador y vivaracho. No es lo mesmo que otro el macho hijo de hechor y de yegua…). Me pidieron que cantara. (Pa talentarme; a la fija. Y ya ajusté la clavija mirándolos a la cara): Si encuentra palabras duras el palagar delicao… desde ya pido disculpa: Solitas se han escapao. Son abejas de un enjambre que al bramar busca su centro. Abran la copla y oserven si no va el panal adentro. No hagan lo de aquella mona que tiene fama tan larga: Botó la nuez remadura, por la cascarita amarga. *** Es esta la gran “milonga” del siglo veinte, señores. Barrerá entre resplandores todo bicho que se oponga… No es milonga arrabalera la milonga que yo canto. Tiene el pulso sacrosanto de toita la sangre obrera. Milonga de ateo. De fraile. Del feliz. Del que se queja. (Vayan formando pareja, pues ya ha comenzado el baile…) Meterse bajo la cuja pa no bailar, es al cuete: Con guitarra o clarinete de atrás el pueblo rempuja. No se salva ningún bicho de este bailongo feroz. Bailará en el cielo Dios y cada santo en su nicho. Esta milonga de entierro… Milonga de amanecer. No es , a mi modo de ver, la del gaucho Martín Fierro. En este siglo cambea la manera de payar… Ni es cuestión de hacer brillar el facón, sino la idea. Ya no es peliar la partida como se prueba el coraje. Sofrenar al coloniaje es de a pie más atrevida. Pues con partidas de adentro se relinchan las de ajuera… Viene la empresa estranjera y nos da con el encuentro. Para esas de a pie, la güelga es facón de güen acero… Aprenda a usarla el obrerohombre de fábrica o melga-. No es visión de literato ni gambeta de avestruz: También pa peliar el trus se precisa el sindicato. *** Yo canto como carrero: Disculpen si voy faltando. Salen mis coplas filtrando sudor y sangre de obrero. A la sombra de mi carro aprendí a ler, solitito. Diez leiciones y un librito me dio un tal máistro Navarro. A la siesta me tiraba deletriando, en el recao, mientras mi perro asoliao húmeda lengua alargaba. Ya dueño del alfabeto, me dentró a gustar la cosa. Es una luz milagrosa. cambia al hombre por completo. Y luz contra “Luz”, la “mala” se pierde pa todo el viaje… Tiene el hombre más coraje si maneja pluma y pala. Por el libro odié la guerra, pués da vista aguda y vuelo. se ve pa adentro en el cielo… se pal centro’e la tierra. Lo mira mal un tirano. Prefiere bota y espuela, por que sin libro ni escuela cabrestea “el soberano”. Yo abri ventana hacia el mal que hace al pueblo sufrir tanto. por áhi le dentró á mi canto la borrasca universal. Hoy veo con claridá en la selva de la vida. mi esperiencia en ella anida y cruza su inmensidá. Muchos años viví a oscuras con mi mente campechana. me habían tapao la ventana del juicio con imposturas. Que esta sociedá es modelo afirman sabios doutores y hay que cuidar sus primores sin arrancarle ni un pelo. Remarcha el cura que Dios modeló esa perfeición, y pal “reo” no hay perdón que contra ella alza la voz. No le discuto al que sabe. yo que voy a discutir. Más, como libre hai vivir es también saber de un ave. Arrodillarse aquí abajo ante el señor y el fetiche, y que a mais tostao y piche viva el hombre de trabajo. Nosotros, el “Vil chusmaje” – carreros, piones, paisanos - , a desollarnos las manos pa que disfrute el ricaje. La gloria compensará… y áhi pa todos es la farra. angelitos con guitarras alegran la eternidá. Vaya a saber de ande viene juncionando el mundo así. no importa saberlo aquí: basta hacer lo que conviene. Hoy se renueva la farsa. Ha llegado un “salvador”. de lejos sentí el hedor… no dentro en esa comparsa. Yo levantaré el telón para el que siga engañao. Claro un cencerro ha sonao… Sigamén los del montón. Yo vine al mundo a cantar la rebelión de mi clase. tengo sus luchas por base cuando me pongo a payar. Que también es payador (llamenlé… de nuevo estilo) quien saca a sus coplas filo pa que abran cancha mejor. Señores recién venidos que me han pedido que cante, con mi humildá de inorante quedan ustedes servidos. Se paró uno de los vates llegados de güenosaire. De entrada largó un desaire: No hay que cantar disparates. se agachó medio confuso y al otro al óido le dijo: “Por lo que espresa, colijo que ese chino ha de ser ruso”… Mentón como frente’e piche. Nervioso. Pegó unos gritos. Los carreros, calladitos aguantamos el espiche: Debe el pueta en su canción zafarse del mundo rial… respetando por igual política y religión. Porque el arte sobrepasa propósito, inteligencia, y está más allá su esencia de lo que es y llega y pasa. Imaginación. Y olvido del vivir. Un mundo aparte. No ha de rebajarse el arte al canto comprometido. El materialismo asurdo, no le deja alzar el vuelo. Y arte que anida en el suelo solo empolla un hijo burdo. Aunque parientes de Vega… inorantes payadores, no quieren con sus primores ocultar la luz que llega. Ya purifica los lodos un noble y alto idialismo: La luz del “justicialismo” viene a alumbrarnos a todos. ……………………………….. ……………………………….. (Soy gallo en el reñidero. Que me dé unos picotones el alversario, primero: Áhi probará mis pugones. Me acordé d’e esa ditela que vive en torr’e marfil, y sobándome el cuadril volví a cazar la vigüela): No es de mi alforja ofender ni a naides causar dijusto. Mas cantar no es sólo un gusto: También canto por debe. Deber ante el pueblo rudo-, sangro por su mesma herida-…, no es fantasiarle la vida sino pintarla al desnudo. Hoy el mundo es cosa rara. Yo en mis coplas lo reflejo. No echen la culpa al espejo si ven muy sucia la cara… muchos dirán que mi cencia no da pa buciar tan hondo. Saco verdades del fondopueblo al fin!- de mi concencia. Si ve Dios el pensamiento, como reza la escritura, nu hay dejar que esta criatura largue bolazos al viento. Y si con rabia o malicia los doctos se rién de mí, al punto prueban que allí mueve el rabo la injusticia: Cómo un Todopoderoso, padre de toito lo criao, trái un hijo desdichao pa que se reiga el dichoso?... Como cantor campechanocargué a fondo- no lo entiendo. Pues su patria está crujiendo. Bajo el poder de un tirano. Engañó –y lo disimulaa mis hermanos de clase: -El mundo de ustedes nace… Y nacía una gran mula! Declama arriba el infundio: -Manda el hombre de trabajo! Y hacen plusvalía abajo monopolio y latifundio. Con astucia ya cebada, arrebaño a los obreros: Se compró algunos carneros que le guiaran la majada. (No sabían que aunque causi se rocen en la frontera, jamás a la clase obrera, servirá un milico nazi). Regalo, sonrisa, abrazo al pobre diablo que ciega, y al fin… al pueblo le pega pu abajo’el poncho el puntazo. Llega hasta hacerse adorar, en camisa, por “los grasas”. (Astucia!: Frena las masas y les impide avanzar…). *** Quién diría que en el llano donde payó un Santo Vega, habrían de cantar la entrega puestas con traj’e paisano. *** Se tortura, mata, roba. Hay jueces envilecidos. Lo denuncio en mis rajidos… y un pueta se me retoba! Yo le canto a lo que esiste. Y sé alojiar con quesillo… El mundo es rico y sencillo: La luna lo acaricia y viste. Mas también bajo la luz andan el hambre y la guerra. Y hay quien espera en la tierra que lo bajen de su cruz. Y ningún cantor de garra, que sienta el mal del hermano, debe tapar con la mano la boca de su guitarra… Tender velos de colores, se pudra un pueblo o peleche! No se nutren con la leche de la vida esos cantores. Y hasta hay olor de marica (y no digo de otra cosa), en esa puesía rosa que encanta a la gente rica. Pa mí esa clase de “esteta”, como sus explotadores. apuntalan nuestros males con falsedades y agravios. Odian también a “los grasas”, como sus esp0lotadores. (Odio de Ortegas… Señores. Odio y medio ante “las masas”). Aristócratas de arte que la vida disimula, tienen castidá de mula y como élla mundo aparte… *** Dejó0 qué hablar la comparsa. Se jueron medio truchudos. No andábamos para tiatro durmiendo entre quiscaludos. Una oración, ya comiendozapallo asao y máis frito-, nos hizo parar la oreja algo raro; como un grito. Se oyó más claro y más cerca. Pareció salir de un tala. -Calladitos! No contesten, que puede ser cosa mala-, Senteció don Pancho Sosa, un sabio en diablología. Un grito así en medio’el campo… Ni de noche ni de día! -Alguno que anda perdido. -P’a mí qu’es un alma en penaterció don Vencho, hombre viejo de linda barba y melena-. Silbó recién .dijo luego-. Silbó de ánima; clarito. Un grito así en medio’el campo… Ni de noche ni de día! -No crerá, don Chapanay. Tampoco créiba el infiel. Pero un alma que anda en pena, silbá!; con pito o sin él. -El diablo –aclaró don don Sosagirta, silba, canta, reza. Se finge hombre o animal, según elije la presa… Anda en todo pa tentarnos. Da un susto si más no puede, a la sombra o a la luz. Se cruza un zorro en el campo?... Siento miedo hasta cuando hablo! Y es que en el tronco ‘e la cola tiene tres pelos del diablo. Si era un alma o el demonio deliberaba el concilio, cuando apareció un cristiano tambaliante y pidió ausilio. Amigos de la niñez, lo reconoció Lucero. -Vengo, dijo, de los pagos de nuestro “gran compañero”… Torturado. Huesos rotos. Vuelvo a mi vieja querencia. Antes de morir quisiera que aprendan de mi esperiencia. Al cerrarse la oración empezó a chispiar finito. Cuando dentramos las calchas rodaba el nublao, bajito. Un murciélago negrusco se desprendió’e la cumbrera. Y aletió un bicho en los talas con voz de bruja agorera. Fantasma o resucitado… le alumbró el fuego la cara. Sosa, reculando afuera, me indicó que le escuchara: -No dirá que soy autero, o miedoso como un guagua. Pero… Mire esas uñitas! Y el cuerpo de lampalagua. Vea esos ojos torcidos de tanto mirar de riojo. Y el caminar sofrenando, a lo chivo con tramojo? La mano pu abajo’el poncho al saludar… No me engaña! Se finge así pa dar lástima. El mandinga es pura maña. Hoy día martes… Dejuro que ya me los tiene envueltos: Hay un martes en el año en que andan los diablos sueltos. -Don Pancho: Si es un amigo! No ve que lo han torturao? -Ya verá volar su amigo si quemo cuer’e venao… Durmió ajuera. Tempranito puso las pilchas a oriar. Yo me le arrimé a don Vencho y lo empecé a chichoniar. Mientras el lazo engrasaba ya parados en un ralo, vide al pájaro’e la nieve salir del güeco de un palo: Esa es l’anima que anoche le silbó… Blanco el difunto! -Este silba como arriero. Lo de anoche era otro asunto… -Ñañito: no siga el juego. Le han vendío taba cargada… Tierra o fuego comen todo. Del hombre no queda nada. -La tierra como los güesos, y la carne y las achuras. Pero vuela un alma eterna que hace nido en las alturas. -Vuelan también el lechuzo, y el carancho y el vampiro hasta áhi no más… Como l’alma: Hasta el último suspiro. -Mire, señor. Yo no miento. Escúcheme esta verdá: Paré en la Cañada’el Balde. (Campo. Noche. Soledá). Ya me estaba dormitando: Me sobresalta un ruidito… Y oí con mis propios óidos el llanto’el finao Negrito1. Degollaron ese niño. Sabe usté el tiempo y el modo. Que sale a llorar de noche si la tierra comió todo? …………………………………. Después del susto que a muchos les dio la supertición, casi arrastrándose el hombre llegaba a nuestro fogón. Nos contó la mar de cosas en ratos de lucidez. (Ya era un resto humano atado al tiento de la vejez). Africaciones de infundia, 1 Creencia aún viva en los campos del norte de la provincia de San Luis. grasa de lion o de iguana, lo aliviaban, ayudando por dentro alguna tisana. -Ustedes son hombres güenosles dije un día al soslayo-. Pero “el tiempo de antes” se hunde, y hay que cambiar de caballo… Yo hi talentao a este mozo. le sube una luz por dentro. Pa los piones… “La luz güena!”: Debemos ir a su encuentro. ………………………………...... Nos despertó un calatazo en la puerta. Media noche. -Quien? -La Especial –contestaron-. Fuera trepidaba un coche. -Orden del juez? –cuando abrí-. -Es ésta… (Y un culatazo me llenó de estrellas verdes; encima un cachiporrazo). Se levantó mi mujer: -Otra vez con la gestapo! Llamearon ojos bestiales. Uno le amagó un sopapo. -Vení, turra –le dijo otro, y la quiso manosear-. Ella le amagó un sillazo, haciéndose respetar. Soy metalúrgico. Duro. Pero blando me sentí cuando a la nene y al pibe rodear la madre los vi. Pálidos, bajo una cama se escondieron. -Venga, mi hijo. Salí, nena. De paseo hoy se va el papi, les dijo. -Mamá, yo sé que no es cierto. Y la picana lo espera. (Yo no los pude abrazar: Me empujaron puerta afuera). Y ya reducido a golpes en un taxi me arrojaron. Venda a los ojos. En la calle Urquiza me bajaron. Avancé en un laberinto. Aquí un golpe. Allá un fustazo. Si me tumbaba hacia un lado me enderezaba un codazo. Escupitajos. Patadas. Estudiado el sacrificio! Con el tormento allí gozan torturadores de oficio. Pensé en un monstruo del Dante… O que paría una cabra: Y era que berreaba un hombre ya sin pronunciar palabra. Al lado otro: -Por favor!... Por Dios… Por las madres todas… Mátenme… Quiero la muerte! Sonriendo un monstruo: -No jodas. Algo corrida la venda, ví en su apogeo al nazismo: Fósforos ardiendo al ano; y entre risas sadismo el retorcer de testículos. Uñas?.. Alfileres bajo. En un balde con estiércol, un hombre cabeza abajo. Todavía alcancé a oír antes de entrar en función: -Doctor: No son muchos voltios? -Aumente… Da al corazón. Me mojaron. Ya desnudo quedé inmóvil; bien atado sobre una mesa. El doctor y dos “guapos” a mi lado. -Tomá… Comunista… Perro… Hablá contra “el movimiento”. -Hijos de… bestias fascistas!... Y perdí el conocimiento. *** Vivo en Barracas. Un alba me arrojaron a un camino: -No vuelvas!, fue la sentencia. y cumplo aquí mi destino. Hoy la trampa brilla al sol: -“Gobernarán los obreros!...” Y es una pandilla nazi con disfraz de “compañeros”. Cuando él echó la encarnada yo también tragué el anzuelo: Ni el yanqui ni el oligarca explotan más este suelo! Yo también creí al principio… ………………………………. Asomó la petrolera : Se irguió mi honor de nativo, y así devine ‘contrera”. Su G. G. T.? Burda treta! Sindicalismo amarillo. Millones de honrada gente bajo el látigo de un pillo. A quien se atreve a pensar: Picana! Si es extranjero: La cuatro uno cuatro cuatro. Lo común: al agujero. (La cuatro uno cuatro cuatro, alias Ley de Residencia, es Ley natural del perro… Hoy mismo sigue en vegencia). Asesinar gente obrera ya es como flitear insectos. Legisladores y jueces sacan pecho de hombres rectos. Hace poco, varios niños jugando en un arrabal, descubrieron un mano saliendo del basural. Ocho cadáveres… Doce… Cada día alguno más. (Cuadro que escarcha los pelos y no se olvida jamás). Policías. Jueces. Diarios. A investigar de mil modos. Ya descubierta la pista, se ordenó… silencio a todos! Otra tarde en Chacarita avanza y crece una sombra por entre los mausoleos: Gente que reza se asombra: Pistola en mano, conducen a un peón de laboratorio. Y allá al fondo… lo echan vivo en un horno crematorio. “La Especial” –otro acto heroico de guerra justicialista-, hizo abortar a una madre. (“La obrera telefonista”). Aguirre, Núñez, Feijó, Ingallinella y cien más: Ojos que acusan abiertos. no se cerrarán jamás. Bandas de asesinos pagos. Crimen. Incendio. Saqueo. Métodos nazis, y ustachis de un criminal europeo. ………………………………. (Hablaba un iluminado dentro de aquel estropajo. Ningún doutor había dicho lo que este hombre de trabajo. Mas lo torció el entusiasmo, en un desvanecimiento. Y una oración de don Vencho… le volvió el conocimiento). Denme agua… Veo muy claro… El presente… El porvenir… Llamen a todos los peones… para algo quiero servir. Escuchen al que ha sufrido como ustedes, sin herencia. El saber que da la vida tiene entretela de ciencia. Me voy de la clase obrera… a la de los esqueletos. pero les dejo esta antorcha. Que pase de hijos a nietos: I El yanqui en la Patagonia y el inglés en las Malvinas… Hermanos: Abran los ojos. Pobres glorias argentinas! II Hoy la fiebre del petróleo devora al imperialismo. Donde el yanqui lo olfatea desata un brutal cinismo. III Matón de atómica al cinto: -Venga el petróleo o la vida! No amedrenta?: Desenfunda… su diplomacia torcida. IV Ducho en la trata de… blancos, sabe embaucar hasta reyes. Mueve organismos obreros. Fecunda parlamentos; leyes. V Mil familias sobre el mundo velan por la humanidad. Denuncia el tufo a mercado su amor a la libertad. Por ese amor le llevaron la guerra al nazifasciamo. Por el mismo amor hoy riegan su primer brote: franquismo. VI Su monopolio es el diablo predicando la moral. Bajo el disfraz de angel bueno, mueve el rabo colonial. VII Con el cuento de su “ayuda”, entra cubierto de rosasentre rosas deja el hambrey alza sumas fabulosas. VIII Si le ofrece resistencia un pueblo sano y patriota, a “defender a accidente” manad su ejército a flota. IX Analfabetos, miseria, reversión a lo animal, trae la “Ayuda” en sus alforjas, más el terror policial. X Voraces buitres. Revuelan por los llanos y las cimas. Siempre venteando lo ajeno: Petróleo y materias primas. XI Pisadas de sangre deja. (Porque sé afirmo y no dudo). Como bicho cavador, es más diestro que un peludo… Basta que un metro de caño le dejan poner en tierra. Caducarle?.. cae el gobierno! (Revolución. O la guerra). XII Del ideal de Filadelfia hablan, cubiertos con él… (Pellejo inflado y pintado: Va dentro el Tío Samuel): Defendemos el espíritu, la religión, la cultura occidental y cristiana. Odiamos la dictadura. Que nadie venda a los rusos. Que nadie venda a los chinos. Dos “enemigos del hombre” que han trenzado sus destinos. Ejemplo para los libres da nuestra flota gloriosa: Negocios: con la Mao. Mas “China Libre’ es Formosa. XIII Quijotes… Le hacen la guerra al ‘materialismo ateo”, Con… el dumping (ruina de otros); la “libre empresa” ( el saqueo). XIV Política del garrote. Del “buen vecino”… (y mal socio). De “ayuda al pueblo atrasado”, que es su más pingüe negocio. Donde hay más dolor humano. Más hambre y humillación. Más niños tuberculosos. Y miedo y prostitución. Donde hay más señores ricos y más piojosos desnudos, ahí están los “protectores” sonrientes y mofletudos. XV Su God les conserve el vientre en los tiempos que vendrán… y la castración de negros por “libres” del Ku- Klux- Klan; cuide a sus dignos ahijados: Franco; Chiang-Kai-Shek; Trujillo; Muñoz (el “libre asociado”); Strossner; nuestro “caudillo”. Quieren congelar la Historia, y el mundo se les escapa. Ellos, adorando al dólar, el mundo aspira a otra etapa. XVI No duermen sueño tranquilo las madres del mundo entero. Miran a lo alto… y al hijo: Presienten vuelos de acero. Quién alimenta el terror, averigüe cada cual. (Bases. Depósitos. Pactos. Corretaje de arsenal). Y averigüen, proletarios: A quien el yanqui “protege”; qué pueblo donde él maniobra, de hambre y odio no se queje; quién calcula dividendos sobre una tercera guerra; quién, con infernales bombas, nos va mechando la tierra; quién tira el poncho al candil… en disputas por la paz y en las dos guerras mundiales, qué empresas ganaron más. XVII “Mundo libre”! con los nazis hoy en brazo nupcial. Libre… explotación de pueblos y humillación colonial. XVIII Las fechorías disfraza su diplomacia ladina: Pactos, bases, “protección”, van detrás de una “doctrina”. XIX Si “di flan folo di tred”, 2 la “company” es Estado: pues que dejó en Guatemala al “comunismo” aplastado… XX El hombre- dólar navega por el mar de la canalla. Encuentra honor?...:mercancía! Toca amor patrio?...: antigualla! No hay de Washington o Lincoln la vislumbre más remota. Y aquel gran pueblo es el mismo que otra plutocracia explota. XXI Ya los expulsan del Asia, el África y Medio Oriente. Su estrategia es hoy: clavarle a “Sausamérica” el diente. Mas precisa enarbolar una bandera el cinismo. (Suástica, barras y estrellas): La del “anticomunismo”. Voz tabú que galvaniza – removiendo odios, temor-: Se abalanza redivivo el pleistoceno inferior… Se alza aquí un pueblo oprimido y derroca a un tiranuelo?: Pues grita un neandertaloide: “Comunismo en nuestro suelo! Con nuestras fuerzas armadas debemos intervenir. 2 La bandera va detrás del comercio. Protejamos de ese pueblo y de otros, el porvenir”. XXII Heredaron de los nazis la esencia de su “doctrina”: “Rusia viene a esclavizar todo pueblo que domina. Opongámosle la O.E.A. a la infiltración malsana, defendiendo “la cultura occidental y cristiana”. Aprendida la lección, vuelvan viejos papagayos a conferencias de “libres”, con sumisión de cipayos. Y hasta sabios “en derecho”, nos ponen derecho… el clavo. Con sus “figuras jurídicas” disimulan al esclavo. Dan la mano a los piratas que traban nuestros destinos. (Mentes que huelen a dólar. Más de yanquis que argentinos). La patria nos han atado al libre “Pacto de Río”. (Ríos, si, de sangre criolla, si el yanqui arma cualquier lío). XXIII Nuestra América se yergue. Y nuestra tierra hincha el lomo. El pueblo criolloes de acero, y las balas son de plomo… Aceite hirviendo al inglés. Hoy, al hijo, salibazos. América al hombre en sus brazos. XXIV El proletariado entierra al yanqui y su “Libre empresa”. No queremos monroísmo sólo para hombres de presa; monroísmo con: Malvinas; Puerto Rico devorado (digo mal: un Puerto Rico “Estado libre asociado”). XXV Nuestra América no quiere “defensa del Continente”, contra un amo imaginario: sí… del capataz presente. Ni a sus glorias militares husmeando en nuestros sucesos. Ni armas viejas. Ni leucemia – con su estroncio- en nuestros huesos. …………………………………………… …………………………………………... (Ta mozo que hablaba lindo! Los ojos se me nublaban… No era discurso: Puñados de verdades que alumbran!). XXVI -ahí llega –dijo-… La muerte… Ya extiende sombra en mis ojos… Blancas verdades se enjambran… Flores para mi despojo: Ya es un símbolo Y. P. F. Orgullo del pueblo criollo. Sólo apátridas podrían embrollar su desarrollo. Tras el “punto cuarto”; “el frente interno” –contra “los rojos”-, los cuervos del Antipueblo nos picotean los ojos. Romperá el pueblo sus nidos! Y aventará esa carroña que inmoviliza a la patria, pues sólo exuda ponzoña… ………………………………….. XXVII Y veo ahí al gran Moscón… Entre esos bosques de acero… Está fijándonos rumbo: El mismo del granadero… ………………………………… (Sobre el poncho de don Sosa largo a largo se tendió, y a su mujer y sus hijos sollozando recordó. Boqueando largó la flor simbólica… su cabeza: Sobre un pobre poncho criollo brillando tanta riqueza…): XXVIII Se oye en la aurora el… desarme… La Guerra… El Hambre…: Allá van… Hombres lobos… huyen… Caen… nunca!... Nunca volverán. *** FIN ***