La negatividad en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt y Raya
Transcripción
La negatividad en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt y Raya
Hernández, D. (2016). La negatividad en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt y Raya Dunayevskaya. [Con]textos, 5(18), 31-37 La negatividad en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt y Raya Dunayevskaya Negativity in Frankfurt School thinking and Raya Dunayevskaya COLCIENCIAS TIPO 2. ARTÍCULO DE REFLEXIÓN RECIBIDO: OCTUBRE 1, 2015; ACEPTADO: NOVIEMBRE 15, 2015 Dinora Hernández López [email protected] Universidad de Guadalajara, México Resumen El objetivo de este trabajo es destacar algunos contrastes entre la interpretación de Dunayevskaya y la Escuela de Frankfurt en torno a la dialéctica de Hegel. La tesis que se sostiene es que la divergencia principal entre ambas visiones radica en los distintos alcances que la negatividad guarda en el pensamiento de este filósofo: para Dunayevskaya, los absolutos hegelianos son auténticas identidades dialécticas, es decir, unidades diferenciadas y, por ende, totalidades abiertas; mientras que para la Escuela de Frankfurt, la dialéctica de Hegel es una dialéctica afirmativa, es decir, tendiente a la positividad. De estas interpretaciones contrastantes se deriva un posicionamiento con respecto a la posibilidad del cambio social y al papel de la praxis en el mundo que Dunayevskaya y la Escuela de Frankfurt compartieron. Palabras Clave Escuela de Frankfurt; Dunayevskaya; Hegel; negatividad; dialéctica. Abstract The aim of this paper is to highlight some contrasts between the interpretation of Dunayevskaya and the Frankfurt School about Hegel's dialectic. The thesis argued is that the major difference between these two visions lies in their scopes about negativity in their thought: for Dunayevskaya Hegelian absolutes are authentic dialectic identities, i.e differentiated units, and thus open totalities; while for Frankfurt School, Hegel's dialectic is an affirmative dialectic, i.e tending to positivity. From these contrasting points of view derives a position about the social change possibilities and the role of praxis, in the world shared by Dunayevskaya and the Frankfurt School shared. Keywords Frankfurt School; Dunayevskaya; Hegel; negativity; dialectic. Artículo resultado del proyecto de investigación doctoral Recuperar los planteamientos éticos de la Escuela de Frankfurt, realizado en la Universidad Autónoma de Guanajuato (México), con financiación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACyT. Universidad Santiago de Cali / Facultad de Educación − Facultad de Derecho −Facultad de Comunicación y Publicidad |31 Hernández, D. (2016). I. INTRODUCCIÓN Dentro de las discusiones existentes en torno a la filosofía hegeliana, la del papel que la negatividad guarda en su pensamiento es una de las de mayor actualidad. La pensadora marxista ucraniana Raya Duyayevskaya participó intensamente en este debate, entablando una intensa polémica con Herbert Marcuse, Georg Lukács, Erich Fromm y Theodor Adorno, entre otros. El objetivo de este trabajo es realizar un ejercicio comparativo entre las interpretaciones de la dialéctica hegeliana, en particular alrededor de la noción de negatividad, realizadas por la Escuela de Frankfurt y Raya Dunayevskaya. En el primer apartado se aborda la lectura de la Escuela de Frankfurt de la dialéctica hegeliana como una dialéctica afirmativa o “cerrada”, y su propio desarrollo de una dialéctica negativa; el segundo apartado está dedicado a la filosofía de Raya Dunayevskaya, el objetivo es identificar su visión de los absolutos, de la que se deriva la idea de una dialéctica abierta o “desencadenada”; el tercer y último apartado explora las diferencias de interpretación entre los autores, de las que se concluye, y es intención resaltarlo en este trabajo, un posicionamiento distinto con respecto al sujeto de transformación y a las posibilidades de cambio social. II. LA ESCUELA DE FRANKFURT Y LA DIALÉCTICA NEGATIVA A partir de los años treinta, época fundacional del estilo de pensamiento conocido como teoría crítica, los filósofos más representativos de la Escuela de Frankfurt comenzaron a desarrollar sus planteamientos centrados en recuperar la potencia de la negación, desde su perspectiva, fulminada en la identidad final del absoluto hegeliano. Así entonces, de acuerdo con la Escuela, la contradicción, en Hegel había tenido un papel meramente instrumental, puesto que aparecía como necesaria durante el proceso de conformación del absoluto; lo que es decir, en tanto la idea, el espíritu o el saber se desenvolvían, para difuminarse, al final de la saga dialéctica, en el resultado. De este modo, la contradicción en el pensamiento de Hegel era, solamente, medio de la identidad. Este aniquilamiento del poder transformador de la dialéctica, en el sentido de ser el impuso del proceso dialéctico, truncaba, entonces, el tránsito de la realidad hacia nuevos derroteros. Así, el objetivo de su teoría crítica fue restablecer la fuerza contradictoria del pensamiento dialéctico diluida en los cierres afirmativos de los absolutos; unidades finales en 32 |Universidad Santiago de Cali las que se resolvía la contradicción en la identidad sujetoobjeto. Esta tesis puede apreciarse en Razón y revolución de Marcuse (2003), y en Introducción a la dialéctica de Adorno (2013), en las cuales los frankfurtianos sostenían que, no obstante su carácter negativo esencial, opuesto a toda forma de conciliación y positivismo, la filosofía de Hegel capitulaba ante la realidad, a la que terminaba justificando aun a expensas de sus contradicciones reales. En este sentido, el tono idealista del pensamiento hegeliano conducía, necesariamente, a la primacía del sujeto, fuera este individual o supraindividual, sobre el objeto, es decir, a una especie de violencia subjetiva por mor de la cual éste terminaba sobreponiéndose al objeto en su pretensión de ajustarlo a sus parámetros, redundando, entonces, en el trastrocamiento de la otredad del ser por la idea. Así entonces, en el idealismo hegeliano la balanza se inclinaba hacia la subjetividad, que unilateralmente “embutía”, el concepto es de Adorno (2005), la realidad objetual al hacerla corresponder unilateralmente al molde de la idea. Las derivas de este modo de operar epistemológico en el marco amplio del idealismo subjetivo y objetivo, señalaba Adorno (2013), redundaban en el solipsismo; es decir, la cancelación de la experiencia abierta a lo no-idéntico, lo opuesto y diferenciado. Para comprender este último aspecto es necesario considerar que la dialéctica por la que propugnaba la Escuela contiene una impronta marxiana, lo que impacta en su definición del objeto, la realidad social, a la que consideraron en sí misma contradictoria, así pues: “el texto que la filosofía ha de leer es incompleto, contradictorio y fragmentario, y buena parte de él bien pudiera estar a merced de ciegos demonios” (Adorno, 1991, p. 88). Por lo tanto, dar cuenta del objeto implicaba asumir un enfoque teórico en el que la contradicción tuviera el primer rango. Este elemento disruptivo de la dialéctica de Hegel es reconocido por Adorno (2012) en su Tres ensayos sobre Hegel, en el que asienta que no debiera ser la identidad la devenida absoluta, sino la contradicción: “contradicción absoluta”. Y es que como ya lo comenzamos a desarrollar a partir de la interpretación Marcusiana de la dialéctica de Hegel algunos renglones atrás, los frankfurtianos reconocen en la fuente hegeliana el motor crítico de la historia. De manera que se trataría de recuperar (Adorno, 2005; 2013) el lado negativo de la dialéctica presentada por Hegel. De este modo, la teoría crítica debía, a contracorriente del pensamiento identificador, dar cuenta de las rupturas y La negatividad en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt y Raya Dunayevskaya. [Con]textos, 5(18), 31-37 los desencuentros entre sujeto y objeto, anidadas en la estructura social (Adorno, 2008). Así como denunciar toda intentona edificada como sistema filosófico, discurso científico o modelo político o cultural, cuya tesitura respondiera a esta concordancia ilusoria: puesto que razón y sinrazón, sistematicidad y caos, infelicidad objetiva y felicidad subjetiva, liberación sexual y represión… se presentaban como el sustrato real del mundo capitalista, sistema cuya condición de supervivencia radicó (Marcuse, 1998), en este mismo orden de ideas, en contener toda connato de superación del status quo, a través de la asimilación de la negatividad por el poder afirmativo y unidimensional. Este conjunto de planteamientos son el entramado filosófico general a raíz de cual la Escuela desarrolla, a su vez, un conjunto de reflexiones que tienen como cometido adentrarse en la complejidad de las posibilidades de la emergencia de un sujeto de cambio social, así como de las condiciones objetivas y subjetivas que darían pie a la modificación de la organización social como tal. Pero este punto nos ocupará en el cuarto apartado del trabajo, por lo pronto, y a fin de generar el sustento teórico necesario para llevar a efecto tal plan, demos pie a la interpretación sobre la dialéctica realizada por Dunayevskaya. III. RAYA DUNAYEVSKAYA Y LA DIALÉCTICA DESENCADENADA El desarrollo de la reflexión de Dunayevskaya en torno a la dialéctica, lo que denomina: “momento filosófico”, está contenido en las Cartas sobre los absolutos hegelianos del 12 y 20 de mayo de 1953 y en Filosofía y Revolución, libro publicado en 1973, y que refieren, luego de veinte años, la maduración de sus intuiciones iniciales. Dunayevskaya parte de la tesis de que los absolutos hegelianos contienen, en sí mismos, la contradicción, y esto los lleva a abrirse hacia nuevos derroteros, de manera que el movimiento dialéctico no se detiene. La autora sustenta esta idea apelando a una afirmación que Hegel (1812) consigna en la Ciencia de la lógica: “la idea absoluta tiene en sí la mayor oposición”. Una de las versiones de esta lectura aparece desplegada en el texto titulado “El absoluto de Hegel como nuevo comienzo”, en el que sostiene: La liberación del automovimiento de la idea absoluta se desenvuelve, no como si ella estuviera en reposo, sino tan completamente contagiada de negatividad, que a lo largo de los veintisiete párrafos que constituyen el capítulo final de la Ciencia de la lógica comenzando por el mismo primer párrafo, aprendemos que la idea absoluta contiene “la más grande oposición dentro de sí misma (...) La dialéctica no sería la dialéctica y Hegel no sería Hegel si el momento del encuentro con la idea absoluta fuera un momento de quietud. De esta forma, lejos de la idea teórica y práctica como un final y pináculo de una jerarquía, la idea absoluta es un nuevo comienzo, un comienzo que es inevitable precisamente porque la idea absoluta es una “totalidad concreta”. (Dunayevskaya, 2010, p. 222) En ese sentido, Dunayevskaya infiere que la identidad implicada en el absoluto es unidad diferenciada, tal y como el propio Hegel la llegó a concebir, así entonces, en contra de las interpretaciones de los absolutos como unidades cerradas, en las que la diferencia y particularidad desaparecen a favor de una unidad abstracta, la autora considera que la condición del absoluto, en el que la negatividad no se concilia, permite pensar en un movimiento incesante del sujeto-objeto. Además, en esta idea de negatividad, como “negatividad absoluta”, en la que el foco está puesto en la “segunda negación” o “negación de la negación”, en la concepción de Hegel, que anula y conserva, mientras la primera negación, “ser para sí”, es oposición simple de lo dado, la segunda implica el salto hacia otras formas de ser. Si lo vemos en sentido materialista, de organización social, es “ser en sí y para sí”: En primer lugar aquí tenemos que ver la segunda negación; toda la diferencia entre los revolucionarios y los compromisarios, que son aquellos que retroceden al final hacia lo viejo, no hacia delante, hacia lo nuevo, radica en al distinción entre la primera y la segunda negación, es decir, no es simplemente la abolición de lo viejo, o la revolución, sino la trascendencia hacia lo que Marx [en 1844] denominó “humanismo positivo, que arranca de sí mismo”, sin detenerse en la primera negación o la trascendencia, tal como el comunismo o el ateísmo, porque “solo mediante la superación de esta mediación (que es, sin embargo, un presupuesto necesario) se llega al humanismo que comienza positivamente a partir de sí mismo, Facultad de Educación − Facultad de Derecho −Facultad de Comunicación y Publicidad |33 Hernández, D. (2016). al humanismo positivo. (Dunayevskaya 2010, p. 189) El “humanismo positivo” al que hace referencia, a partir de Marx, implica la superación del comunismo representado erróneamente por el socialismo real. Dunayevskaya considera que, para Marx, este estadio social no era la finalidad última del desarrollo histórico, puesto que la concepción humanista de Marx remitía al autodespliegue, a la autodeterminación del ser humano y a la realización integral plena de sus potencialidades. Así lo consigna la autora: “la abolición de la división entre el trabajo mental y el manual, que es la nueva dimensión humana” (2010, p. 204). definitivo, que lucía agravante, sobre todo con el régimen de Stalin. Su lectura de los últimos renglones de la Lógica tienen para la autora, en 1953, suma relevancia. En dicho fragmento, señaló (2010), Hegel refiere que la idea absoluta se libera a sí misma, es decir, se autodetermina. Era este era el motivo de la filosofía hegeliana que le permitía pensar en la eventual liberación del régimen soviético y de toda forma política con miras de perpetuación. Así, sostiene, la “filosofía del espíritu” es “la nueva sociedad”; la externalización de la idea que se objetiva, que no permanece ensimismada. Si como lo expresara el mismo Hegel, “cualquier cosa es concebida y conocida en verdad sólo cuando está totalmente sometida al método”, ¿por qué no someter sus absolutos a dicho método?, ¿por qué no revertir la película de los absolutos de Hegel hasta su primera crucial aparición en público en la Fenomenología del espíritu y someter el conocimiento absoluto a la prueba?, ¿por qué no verificar la lógica de la Ciencia de la lógica de Hegel, su idea absoluta, y su “autoliberación” en la cúspide de su sistema, el espíritu absoluto? (Dunayevskaya, 2004, p. 20) La lectura que la autora realiza de los absolutos está permeada por el contexto social de su tiempo. Pero no se agota en este entramado, a ciencia cierta, el leitmotiv de su filosofía el de la dialéctica teoría-práctica; se trataba de pensar la práctica filosóficamente, así como de reflexionar filosóficamente en contacto con la práctica. Esto la lleva a ponderar a los marxistas y atribuir sus fallos a una dialéctica llevada a efecto de manera defectuosa; por ejemplo, para la autora: a Lenin le había hecho falta más filosofía y menos partido, del mismo modo en que Rosa Luxemburgo se concentró en la espontaneidad y no en la filosofía. Este tema discurre hasta su último escrito la “Conferencia de la dialéctica de la organización y la filosofía”, de 1987, en el que insiste en que había la necesidad apremiante de realizar un ejercicio verdaderamente dialéctico entre organización y filosofía. Y es que el fenómeno de la emergencia multitudinaria de las contrarrevoluciones, los movimientos reaccionarios, luego de advenido el cambio social, llevan a la autora a preguntarse, insistentemente “¿qué pasa después de una revolución?”, “¿hacia dónde nos dirigimos el día después de la toma del poder?” (Dunayevskaya, 2010, p. 35). Y algunas líneas adelante consigna: “lo que tenemos que hacer es examinar la filosofía hegeliana tal como es, es decir, su movimiento, y no necesitamos hacerlo en beneficio de Hegel sino en nuestro propio beneficio. Nosotros necesitamos una filosofía que nos ayude a enfrentar el desafío de la época”. Concentrémonos ahora en las dos últimas líneas de la cita: “Nosotros necesitamos una filosofía que nos ayude a enfrentar el desafío de la época”. Pues bien, el objetivo de fundamentar una “dialéctica desencadenada” en los absolutos era, para Dunayevskaya, encontrar un punto de fuga, una manera de trascender el capitalismo de su época, tanto el del Este como el del Oeste. Así entonces, su interpretación buscó distanciarse de la tesis del socialismo como un punto de llegada Para este discurrir del pensamiento dunayevskayiano es sintomática la experiencia de la sublevación del 17 de junio de 1953 en Alemania del Este y la revolución húngara de 1956. Según la autora, constituían la prueba fehaciente del “rompimiento respecto a la idea absoluta”, de su negatividad, en tanto desafío frontal e interno al régimen soviético. Sin embargo, son estos fenómenos, también, los que le proporcionan la vivencia del “después”, es decir, Dunayevskaya constata la desorganización e incertidumbre con respecto al futuro de estos movimientos sociales. Su toma de conciencia de esta parcialidad y sus consecuencias la lleva a profundizar sus estudios sobre Hegel y el marxismo. A la interpelación de Marcuse -en “Carta a Herbert Marcuse (12 de enero de 1961)”, sobre su La clave de la interpretación Dunayevskayiana consiste en apelar al concepto de identidad especulativa o dialéctica auténtica, a la que remite Hegel. En aplicar el método hegeliano a la propia dialéctica; el “método absoluto” a los absolutos. Es decir, hacer consecuente a Hegel con las herramientas conceptuales del propio Hegel: 34 |Universidad Santiago de Cali La negatividad en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt y Raya Dunayevskaya. [Con]textos, 5(18), 31-37 necesidad de “traducir” a Hegel, cuando podía ir a Marx, responde que Hegel permitió a Marx y a Lenin profundizar en los procesos revolucionarios de cada una de sus épocas. En este sentido, el alto nivel de abstracción de la filosofía Hegeliana resultaba en una cualidad, la de poder entrar en relación con contenidos incluso distantes en contexto espaciotemporal (Dunayevskaya, 2010). Así como permitía una lectura esperanzadora de la época, con esta lupa, Dunayevskaya analizó las luchas de su tiempo, y en éstas encontró el bullicio de la negatividad, lo que le permitía afirmar, sin titubeos, que “los elementos de la nueva sociedad [estaban] en evidencia por doquier”. IV. SENTIDO Y ALCANCES DE LA NEGATIVIDAD: UNA COMPARACIÓN Dos son las objeciones principales de Dunayevskaya a la postura de la Escuela de Frankfurt: la primera alude al sentido último de la contradicción en el absoluto; para la Escuela, como ya lo indicamos, la negatividad queda cancelada en el momento último a través de una forma de identidad que concilia sujeto-objeto, aun cuando, contrastada con la realidad, resulta ilusoria; la segunda tiene que ver con el posicionamiento que la Escuela mantuvo con respecto al sujeto, su distanciamiento de los movimientos sociales, en el caso de Adorno y Horkheimer o, en todo caso, su renuncia a las posibilidad de que pudieran conseguir un cambio radical de sistema; su condición de “recluidos en su torre de marfil”, como insistentemente lo afirma. La “dialéctica desencadenada” que propone la pensadora aboga por una forma positiva de humanismo, mientras que la Escuela prefiere mantenerse en los límites de la negatividad, sin superación. Acierta entonces Dunayevskaya cuando afirma, pesarosamente: Adorno fue el más grande de los dialécticos, por así decirlo, de los “dialécticos puros”. Y lo convirtió todo en un verdadero embrollo. Yo nunca estuve anhelando tanto algo tan grandioso como su Dialéctica negativa. Fue lo suficientemente tonto como para pensar que él se refería a la dialéctica de la negatividad. Hegel dice que hay dos negaciones y que la segunda negación es la realmente positiva, y Marx dice que esa es la nueva sociedad. Yo pensaba que eso era sobre lo que Adorno hablaría. Pero no. (2010, p. 259). El desacuerdo radica en la interpretación de la segunda negación y la valoración de sus alcances. Mientras que Dunayevskaya centra su atención en el hecho de que esta negación conduce a un estadio de mundo distinto al capitalista, inspirada en el humanismo de Marx; la Escuela se mantiene dentro de los alcances de la primera negación en la que los opuestos permanecen en tensión, sin reconciliarse. Así pues, a pesar del halago con el que comienza la anterior cita, y que parece estar allí para realzar el desencanto que le produce a Dunayevskaya el que Adorno no empate con sus propias ideas, la autora nos remite a la interpretación de la “segunda negación”, la que implica la “nueva sociedad”, es decir, un modelo al cual se arribaría y que ella lee en el humanismo de Marx; en la idea del “sujeto autodesarrollado. Mientras que, como ya lo establecimos, la negatividad en la que trata de mantenerse la Escuela, limita su pronunciamiento afirmativo por una noción de mundo. Y es que, para la lectura frankfurtiana, cualquier enunciación de lo positivo era vista con la forma totalitaria. La asociación de la identidad con los sistemas totalitarios es concebida por la autora como “…una reducción … vulgar de la negatividad absoluta…” (2010, p. 322) y atribuida a “la tragedia de la unidimensionalidad de pensamiento cuando se renuncia al sujeto, cuando no se escucha a las voces desde abajo…” (p. 322). Así entonces, el argumento que Dunayevskaya alude es que la lectura de la Escuela, debido a su ceguera con respecto a la potencia opositora de los movimientos sociales, había sido, por lo menos, parcial. Dunayevskaya señala a los frankfurtianos en la “Carta a Herbert Marcuse (15 de julio de 1958)”, por su encerrona teórica, cuando, incluso con un tono un tanto sarcástico, dice a Marcuse; “… con su indulgencia, quisiera mirar nuestro mundo real” (p. 164), para, enseguida, hacer una lista muy extensa por los diversos movimientos sociales que van de los años treinta a los cincuentas. La finalidad del recuento es resaltar la presencia del sujeto de lucha, con el que la Escuela mantuvo distancia y actitud crítica. La carta contiene, también, una referencia al fascismo alemán, en el que la Escuela concentró, como ya sabemos, gran parte de su crítica a la modernidad, citó: “y no es a Hitler a quien tengo presente ni al desarrollo de su contrarrevolución…” (p. 164). Finalmente, señala que: “Todo eso significó no un “atraso” de los obreros, sino la búsqueda de nuevas formas políticas de alcanzar la libertad tanto de la ocupación como de la esclavitud económica” Facultad de Educación − Facultad de Derecho −Facultad de Comunicación y Publicidad |35 Hernández, D. (2016). (p. 164). En estos renglones se contiene, claramente, el señalamiento de que los frankfurtianos estaban absortos en la teoría y no atendían adecuadamente a las luchas sociales. Lo que demostraban, para Dunayevskaya, esta serie de movimientos contrahegemónicos era que, a contracorriente de la versión de la Escuela, los obreros no estaban “estupidizados”, entiéndase, cooptados psicológicamente por el sistema, como lo sostuvo la Escuela en diversos textos. La evidencia más contundente, a la que quería apelar la autora, era la de mostrar la negatividad en el seno mismo del Estado soviético, que conllevaba, según lo entendía, a la posibilidad de su ruptura. Por último, para Dunayevskaya (2010), el teórico marxista tenía una carga de responsabilidad con respecto a la luchas proletaria, de la que no lo eximía la vida académica o la actividad teórica Dos motivos más enuncia la autora (2010) con respecto a la teoría crítica, la referencia velada al holocausto judío, la alusión a Hitler en la cita previa conduce al mismo sitio, y la influencia de la teoría freudiana en el planteamiento de la Escuela. Dunayevskaya acierta en cuanto a que existe un desplazamiento en la trayectoria teórica de los frankfurtianos, primordialmente en lo que concierne a Adorno y Horkheimer de la preocupación por el sujeto revolucionario, al que concebían como un sector social reproductor del status quo, al exterminio de las minorías. Y esto se explica por el énfasis que la Escuela (Adorno, 1997, Horkheimer, 2002) puso en dilucidar la crisis de la modernidad a través del análisis de la forma de racionalidad inaugurada por la ilustración. Mientras que en Marcuse, la clase obrera siguió teniendo protagonismo, pero atenuado por sus dudas respecto a las posibilidades reales que leía podían tener de realizar un cambio radical de sistema. Entiéndase, la duda, el titubeo, concierne al sujeto y su localización, aunque el desarrollo materialtecnológico habría un campo para la “utopía real” (Hernández, 2013). Por otro lado, le herencia del psicoanálisis, el predominio de una cultura que giraba en torno a la pulsión de muerte, de la que da cuenta Marcuse (1981) en Eros y civilización, así como el desarrollo de una teoría de la identificación con el opresor (Schwarzböck, 2008), eran situaciones que perpetuaban la reproducción de la violencia canalizaba contra los más débiles, y que los frankfurtianos encontraban reflejada en situaciones como: la introyección y reproducción de la forma de vida burguesa por parte del proletariado; así como el hecho de 36 |Universidad Santiago de Cali que el revolucionario, una vez llegado el cambio social, buscará acomodarse a la forma de vida opresiva que había padecido previamente. Mecanismos que limitaban, sobremanera, la búsqueda de la emancipación. No obstante este estado oscuro de cosas, la Escuela, dentro de los límites de la negatividad alumbra algunos momentos de liberación en su filosofía; la posibilidad de la emergencia del Eros en el desarrollo dialéctico entre las dos pulsiones que Marcuse despliega en su crítica a Freud y su visión positiva de los nuevos movimientos sociales como catalizadores del movimiento obrero (Marcuse, 1969), la crítica de la episteme moderna hacia otros modos de racionalidad, postura, por otro lado, no carente de un posicionamiento político, como lo deja entrever Adorno (2013, p. 159): (...) por la denuncia de este carácter coercitivo de la construcción conceptual de la realidad se hace justicia a eso que es distinto, a eso que no está ya sujeto a esta coerción, a la diferencia en lugar del mero sistema, y el análisis de los procesos de subjetivación (Hernández, 2015) del que destacaron los educativos (formal e informal), pinceladas de una idea de educación en las que es notorio el rasgo ilustrado de la Escuela. V. CONCLUSIÓN Así pues, y para concluir, mientras Dunayevskaya apuesta en su dialéctica desencadenada por que el cambio social tenga como protagonista al proletariado en lazo solidario con otros actores en lucha (negros, mujeres, estudiantes…), y hasta aquí hay una clara coincidencia al menos con Marcuse, y ve posibilidades reales de este sujeto colectivo consiga el salto hacia una forma positiva de organización social que trascienda la forma de vida capitalista. Es en este último aspecto en el que la Escuela de Frankfurt muestra su divergencia, puesto que considera que se ha separado de la trampa de la dialéctica afirmativa de Hegel, es decir, del peligro de apuntalar su pensamiento a cualquier forma de totalización, y que el desarrollo de una dialéctica negativa tendría el propósito de exhibir las contradicciones inherentes a la sociedad de la mercancía, así como, aquello que rebasa los límites de la identidad, sin sujeto colectivo preciso y, más bien, con una apuesta, al menos mínima, hacia nuevas formas de subjetivación. Finalmente, tomar partido por alguna de estas dos interpretaciones redundaría en una parcialidad innecesaria. La negatividad en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt y Raya Dunayevskaya. [Con]textos, 5(18), 31-37 Los dos enfoques aciertan en algunos puntos si consideramos, como ya quedó asentado en el desarrollo del tema, que el parteaguas de sus posicionamientos con respecto al asunto general del cambio social lo constituye su diversa lectura sobre Hegel. Y, a este respecto, sobre la parte de la obra del filósofo alemán que cada una de las partes decide ponderar: la de Dunayevskaya, centrada en la Ciencia de la Lógica y con fehacientes motivos de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas; a de la Escuela de Frankfurt, enfocada en el desenlace del pensamiento hegeliano en la Filosofía del Derecho y reforzada, probablemente, por los trabajos de Hegel sobre filosofía de la historia. En este sentido, cabe entonces la plausibilidad de ambos puntos de vista. Por otro lado, es importante resaltar que las plataformas de lectura de los fenómenos sociales en estos autores es también distinta, pero no por ello menos cercana a la realidad de su contexto espacio-temporal; es decir, mientras que la Escuela decide visibilizar los factores adaptativos de los sujetos, Dunayevskaya quiere hacer fehaciente la faceta opositora y radical de los mismos. Un vistazo a la historia social del siglo XX deja en claro que ambos aspectos, el de la sociedad de masas y tecnificada y el de los Estados de bienestar, tanto como el de las luchas de descolonización y los diversos movimientos de resistencia, dentro y fuera del marco de las sociedades avanzadas, así lo hacen pensar. Así entonces, los que tanto la Escuela de Frankfurt como Raya Dunayevskaya ofrecen es un itinerario de motivos filosóficos para reflexionar, desde distintos frentes de lectura de la tradición reactualizada, en torno a uno de los grandes temas de la filosofía social y política. Dunayevskaya, R. (2004). Filosofía y revolución. De Hegel a Sartre y de Marx a Mao. México DF: Siglo XXI. Dunayevskaya, R. (2010). El poder de la negatividad. Buenos Aires, Argentina: Biblos. Hegel, GWF. (1812). Wissenschaft der logik. Nürnberg, Deutschland: Schrag. Hernández, D. (2013). La dimensión utópica de la filosofía de la Escuela de Frankfurt: la “utopía real” de Herbert Marcuse. Protrepsis 3(5), 25-37. Hernández, D. (2015). Algunas reflexiones sobre educación de la teoría y pedagogía críticas. En A. C. Mayorga, D. Hernández, & J. D. Acosta (Comps.), Estudios filosóficos: Ética (pp. 69-90). Guadalajara, México: Universidad de Guadalajara. Horkheimer, M. (2002).Crítica de la razón instrumental. Madrid, España: Trotta. Marcuse, H. (1969). Un ensayo sobre la liberación. México, DF: Joaquín Mortíz. Marcuse, H. (1981). Eros y civilización. México DF: Joaquín Mortíz. Marcuse, H. (1998). El hombre unidimensional. Barcelona, España: Ariel. Marcuse, H. (2003). Razón y revolución. Madrid. España: Alianza. Schwarzböck, S. (2008). Adorno y lo político. Buenos Aires, Argentina: Prometeo. CURRÍCULO Dinora Hernández López. Doctoranda en Filosofía por la Universidad de Guanajuato (México); profesorainvestigadora del Departamento de Filosofía de la Universidad de Guadalajara (México). Ha realizado docencia en teoría crítica, ética y filosofía latinoamericana, e investigación en teoría crítica y pensamiento de la diferencia. VI. REFERENCIAS Adorno, T.W. (1991). Actualidad de la filosofía. Madrid, España: Paidós. Adorno, T.W. (2005). Dialéctica negativa. Madrid, España: Akal. Adorno, T.W. (2007). Dialéctica de la ilustración. Madrid, España: Akal. Adorno, T.W. (2008). La lógica de las ciencias sociales. México, DF: Colofón. Adorno, T.W. (2012) .Tres estudios sobre Hegel. Madrid, España: Akal. Adorno, T.W. (2013). Introducción a la dialéctica. Buenos Aires, Argentina: Eterna Cadencia. Dunayevskaya, R. (1958, julio 15). Diálogo sobre la dialéctica: carta a Herbert Marcuse. Recuperado de: http://www.praxisenamericalatina.org/9-11/dialogo.html Facultad de Educación − Facultad de Derecho −Facultad de Comunicación y Publicidad |37