Visualizar - Programa de Inclusión Social PROSPERA
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EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO Evaluación Cualitativa del Programa de Apoyo Alimentario Resumen Ejecutivo Hipólito Rodríguez (CIESAS) Este texto ofrece una síntesis de los resultados generados por la Evaluación Cualitativa del Programa de Apoyo Alimentario (PAL) realizada por investigadores del CIESAS en el curso del último trimestre del año 2005. El propósito de la evaluación es brindar a los responsables del programa información y bases analíticas para perfeccionar y corregir las formas en que el PAL se está implementando. La evaluación recogió evidencias de la intervención del PAL en cuatro zonas del sureste mexicano. El enfoque de análisis que se escogió, un enfoque sustentado en la antropología social y la sociología, centra su atención en la percepción que tiene la población acerca de los beneficios y problemas de operación del programa. Por ello, los resultados que arroja la evaluación poseen ciertos límites: la investigación ofrece riqueza de información y profundidad en el análisis de situaciones concretas, pero no suministra bases empíricas para generalizar sus observaciones al desempeño de todo el programa. Con todo, la evaluación detecta impactos y problemáticas que son representativas de la operación del PAL. En su conjunto, se realizaron estudios en 18 localidades, y en cada una de ellas, se reunió información a partir de diversas fuentes, pero sobre todo a partir de múltiples entrevistas con la población local, entrevistas a profundidad en hogares de beneficiarios, y reflexiones analíticas basadas en grupos focales organizados con la población beneficiaria. La evaluación se planteó examinar los impactos del PAL considerando las diversas dimensiones en que este programa opera. El PAL es un programa que busca, a través del reparto de alimentos y de la entrega de subsidios pecuniarios, contribuir a mejorar el nivel nutricional de grupos poblacionales que se sitúan en condiciones de pobreza en el medio rural y que no cuentan con el apoyo de ningún otro programa social1. El acercamiento cualitativo estudia los procedimientos de operación que se han implementado para cumplir los objetivos del PAL y que determinan sus fortalezas y debilidades. La evaluación investiga a poblaciones que habitan contextos rurales situados en cuatro regiones cultural y ambientalmente distintas, localizadas todas ellas en diversas zonas del sureste de México: centro de Veracruz, sur de Veracruz, centro de Tabasco y noroeste de Chiapas. Para evaluar el impacto, se contrastan las diversas modalidades de operación del programa, y se consideran localidades situadas en los mismos contextos de intervención del PAL y que hasta el momento no habían recibido los beneficios del programa (localidades control). En relación a las modalidades de operación del PAL, es necesario precisar que el programa puede entregar el apoyo a los hogares en forma monetaria (150 pesos mensuales) o en especie (una despensa con alimentos de valor monetario equivalente que se entrega cada 1 Este programa atiende a aquellas localidades que no son elegibles como beneficiarios de otros, como el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades, por falta de servicios que permitan cumplir con el requisito de corresponsabilidad, como es la asistencia regular a los centros de salud o la asistencia a la escuela. Sin embargo, es necesario también atender las necesidades urgentes de estas localidades mientras no cuenten con estos servicios. Por lo tanto, la población objetivo del Programa de Apoyo Alimentario es aquella que no sea elegible por otro programa de desarrollo social, pero que se encuentre en condiciones de vulnerabilidad, específicamente en materia de alimentación. 1 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO mes). El programa considera que el apoyo entregado equivale al 20 por ciento del ingreso de los hogares en pobreza. El Programa de Apoyo Alimentario opera con base en un modelo que otorga apoyos bajo un esquema de corresponsabilidad en el que las familias beneficiarias realizan acciones para la salud de su comunidad. Con ello, se plantea propiciar acciones que contribuyan a romper los ciclos de pobreza mediante el reforzamiento simultáneo de relaciones sinérgicas entre componentes de salud y alimentación. En este sentido, también se plantean acciones de corresponsabilidad por parte de los beneficiarios, como la asistencia a pláticas sobre educación nutricional. En contraste con algunos programas que, en diversas regiones del país, sólo poseen un objetivo nutricional (desayunos escolares, despensas para adultos mayores), el PAL busca que la población objetivo no sólo cuente con una disponibilidad mayor de alimentos (sea en efectivo o en especie) sino que también disponga de información para mejorar la calidad de su alimentación y la salud e higiene de los miembros del hogar. Por esta razón, la evaluación examina no sólo si el apoyo alimentario (monetario o en especie) ha producido cambios en las pautas de consumo alimentario, sino también si la acción educativa (“las pláticas”) ha contribuido a modificar las prácticas de alimentación y de cuidado de la higiene y la salud de los beneficiarios, y en particular de los niños y las mujeres. Contrastar la situación informativa sobre tópicos de nutrición y salud que impera en localidades donde el programa opera con este componente educativo, y la que prevalece ahí donde este componente no ha estado presente, permite evaluar el impacto que genera la intervención educativa. De esta forma, la evaluación trata de responder a estas interrogantes: ¿qué impacto han tenido las pláticas educativas entre las poblaciones beneficiarias?, ¿cómo impacta el PAL en las condiciones de la mujer y de los niños? Para cumplir con estos objetivos el PAL propone a la población objetivo constituir Comités de Beneficiarios, los cuales deben ser electos democráticamente para asumir responsabilidades en la gestión y operación del programa (recepción, descarga, distribución de las despensas o del efectivo, replica de los contenidos educativos) y en la definición y realización de tareas de beneficio colectivo. Cada comité debe estar presidido por una persona avalada y reconocida por la comunidad, a fin de dar seguimiento a las principales tareas del comité. Al invitar a la población a asumir una corresponsabilidad, el PAL busca tanto auspiciar y fortalecer el desarrollo de un capital social en la comunidad como contribuir a generar acciones de beneficio para sus integrantes. Dados estos objetivos, la evaluación del PAL se plantea también examinar la forma en que estos se han implementado. Para ello, se formula las siguientes preguntas: ¿cómo asume la población receptora del apoyo del PAL las funciones que se le confieren a través del Comité de Beneficiarios?, ¿cómo ha sido la relación que sostienen los beneficiarios con los operadores del programa?, ¿qué tipo de acciones de beneficio común se desarrollan, cómo la gente participa en ellas, y qué impacto tienen en el tejido social de la colectividad? El PAL requiere para cumplir con sus objetivos distribuir la ayuda alimentaria, en efectivo o en especie (despensas), en un universo de localidades sumamente amplio, pues la población en condiciones de pobreza en el medio rural se encuentra dispersa en una multiplicidad de asentamientos a veces muy aislados. Realizar el proceso de entrega de la ayuda que ofrece 2 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO el PAL a los hogares pobres rurales, ha implicado un importante esfuerzo. Para llevarlo a cabo, los operadores del PAL se apoyan en el sistema que ha construido DICONSA en el territorio nacional. Así, la entrega de los apoyos del PAL se hace a través del sistema de tiendas DICONSA, y con el apoyo de los Comités de Beneficiarios. Dado que el proceso de distribución involucra al Comité de Beneficiarios, el ejercicio de evaluación del impacto del PAL interroga a los beneficiarios en torno a las modalidades bajo las cuales participan en este proceso. En su conjunto, se examina el impacto observable del PAL considerando los aspectos que, uno a uno, permiten diferenciar modalidades de intervención y establecer comparaciones entre ellas: a) efectivo/especie, b) con “plática educativa”/sin “plática educativa”, c) localidades con intervención/localidades sin intervención (control). Las modalidades estudiadas se encuentran sujetas a evaluación y, por consiguiente, podrán experimentar cambios en sus formas de operación2. En total, dentro de cada localidad, se estudiaron al menos ocho hogares, en los cuales se cubrió un guión de entrevistas con los siguientes temas: patrón de consumo alimenticio, distribución de los alimentos en el hogar, patrón de compras, condiciones de abasto, formas de atención de los problemas de salud, usos del apoyo proporcionado por el PAL (en efectivo o en especie), percepción de los componentes de la despensa, beneficios de la plática educativa en relación a la alimentación y la salud, percepción de las actividades de corresponsabilidad, costos implícitos y explícitos que tiene que pagar el beneficiario para acceder al apoyo, papel que juega el representante del PAL, formas de canalizar las quejas por parte de los beneficiarios y problemas asociados a la focalización del programa. Cuadro 1. LOCALIDADES INVESTIGADAS POR MODALIDAD Y NUMERO DE BENEFICIARIOS Modalidad Región Región Región Región Veracruz Sur Veracruz Centro Tabasco Chiapas CONTROL Cucuyulapa Primera sección Nvo. Guadalupe Victoria Almolonga Laguna de Cucuyulapa San Isidro 38 203 102 102 DESPENSA MÁS PLATICA (D+P) Adalberto Tejada sección 4 50 Paso Grande Los Cerros 83 67 Amador Hernández 112 DESPENSA SIN PLATICA (D-P) Crucero Arrollo Chichigapa 58 Tepetates Anta Salina Cruz 63 67 35 ADICIONAL Norberto Aguirre Palancares Ojoshal (E+P) (Integralidad) 41 283 EFECTIVO MÁS PLATICA (E+P) 2 Adalberto Tejeda sección 3 San Nicolás Las Cholinas El PAL inició sus operaciones al empezar el año 2004, aunque en algunas localidades esto ocurrió un poco más tarde. 3 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO En cada una de las localidades, los estudios procuraron establecer el impacto del PAL tomando en cuenta los siguientes aspectos: • • • • IMPACTOS EN EL PATRÓN DE CONSUMO ALIMENTARIO IMPACTOS DE LA ACCIÓN EDUCATIVA IMPACTOS EN LA PARTICIPACIÓN SOCIAL IMPACTOS EN LA SITUACIÓN DE GÉNERO Para evaluar estos aspectos, se toman en cuenta las condiciones ambientales, sociales, económicas y culturales que imperan en las localidades de pobreza donde interviene el PAL y que constituyen el marco contextual que explica la situación alimentaria de las poblaciones a las que busca impactar el programa. El acceso material a los alimentos es esencial. Los problemas de acceso pueden ser de orden económico (pobreza, altos precios de los alimentos, falta de créditos, disposición de tierras) y físico (pobres carreteras, ausencia de infraestructura o caminos para acceder a los mercados). La capacidad de los hogares para acceder a los alimentos que puede ofrecer el mercado y otras fuentes, depende de los niveles de ingresos y de los precios, pero también de la organización social y la cultura. Por ello es preciso considerar elementos tales como el deseo de comprar alimentos específicos o de cultivarlos para el consumo doméstico, los hábitos alimentarios, los conocimientos sobre nutrición y la forma de preparación de los alimentos. Evaluación de impactos en el patrón de consumo alimentario Bajo la modalidad de entrega de despensa, el PAL propone incorporar nuevos alimentos a la dieta de la población, alimentos que contienen nutrimentos de los cuales se ha detectado hay una carencia. ¿Qué explica la buena recepción o el rechazo de estos nuevos alimentos? Y ¿qué tan perdurable puede ser la incorporación de estos alimentos en la dieta? El proceso de difusión, incorporación y asimilación popular de un nuevo alimento se acompaña de la construcción de un proceso de convencimiento. En la evaluación se observó que algunos de los componentes de la despensa entregada por el PAL son para la población beneficiaria enteramente nuevos. Por ello, en algunos casos, se registraron severas dificultades para introducir ciertos alimentos, como es el caso de la sardina y el atún, cuyo rechazo podía ser tajante. El obstáculo para el consumo de la sardina y el atún reside en la falta de costumbre y gusto por consumirla. Muchos de los alimentos que ofrece la despensa del PAL podrían tener mejor recepción e incrementar su impacto si estuvieran acompañados de un recetario o ilustraciones prácticas de cómo cocinarlos. Un programa que ayudó a la introducción de nuevos alimentos, es el de Desayunos Escolares3, pues en él suele haber un ejercicio práctico que muestra cómo preparar de un modo sabroso alimentos desconocidos. De hecho, el proceso de cambio en los patrones alimenticios ha de atribuirse a la intervención de diversos agentes, entre los que figuran, además de los organismos estatales de salud y educación, los grupos religiosos y los medios de comunicación. 3 Programa auspiciado por el DIF (Desarrollo Integral de la Familia) de los gobiernos estatales y municipales. 4 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO En general, en las áreas rurales, donde se tiene acceso a bienes producidos directamente por el consumidor, es frecuente escuchar el rechazo a bienes alimenticios producidos de modo industrial. Al considerar los resultados del estudio emprendido en las 18 localidades, puede afirmarse que la despensa proporcionada por el PAL contiene algunos alimentos, importantes desde el punto de vista nutricional, cuya introducción ha sido difícil ya que generan rechazo. Los más importantes son los siguientes: sardina, machaca, sopa y cereal. En la mayor parte de las localidades estudiadas, la razón del rechazo reside en la naturaleza del sabor o la consistencia de estos productos. La sardina (e incluso el atún) suscita desaprobación porque se considera un sabor (y un olor) “fuerte”. La machaca no se conoce y no se la sabe preparar. Se la percibe como un “pellejo”, un “cartón”, que se desconoce cómo guisar. La sopa genera rechazo por su sabor y consistencia (se desbarata cuando se la cocina), y porque se proporciona en grandes cantidades (la despensa suele ofrecer seis paquetes), lo cual produce “hartazgo”. El cereal también ha resultado difícil de aceptar en la medida en algunos consumidores, sobre todo los niños, a veces perciben en él un sabor a medicina que no les agrada. Los cuatro son productos relativamente nuevos para las poblaciones rurales. Por consiguiente, son varios los factores que determinan la forma en que la población percibe los alimentos que contiene la despensa. De acuerdo a la actitud que se muestra hacia estos alimentos, encontramos tres situaciones. A) En algunos casos, dada la pobreza extrema, todos los bienes que componen la despensa son apreciados y consumidos, pero dada la carencia de recursos su adquisición no puede hacerse una vez agotados los mismos. B) En otros casos, aunque haya necesidad, algunos bienes encuentran obstáculos para ser apreciados y su consumo puede ser restringido y desigual, ya que algunos miembros del hogar (particularmente los niños) no aceptan comerlos, como es el caso de los alimentos de origen animal y con alto valor proteínico. C) En otros más, el consumo de bienes no conocidos, puede generar un disfrute y despertar la necesidad de volverlos a comprar. Los elementos que trae la despensa, en su mayoría, son bienvenidos por los habitantes beneficiarios de la comunidad, con excepción de los cuatro productos que hemos mencionado y que no son aceptados por todos: la carne machaca, la sopa, el cereal y la sardina. Ahora bien, cabe preguntarse si el consumo de los alimentos que aporta la despensa entregada por el PAL, prosigue una vez que se agota la despensa. Esta pregunta es importante en la medida en que interesa establecer hasta qué punto el disfrute de alimentos más saludables despierta el gusto de la población beneficiaria por ellos y, en consecuencia, si está cumpliéndose uno de los objetivos del programa, que es modificar el patrón de consumo para hacer de él un patrón más equilibrado4. 4 Como hemos señalado, no son sólo restricciones económicas sino también patrones o modelos culturales los que configuran el repertorio de bienes que son estimados como valiosos en la comida popular. Siempre es preciso remitir las necesidades de alimentación al conjunto de necesidades que experimenta el grupo social y que contribuyen a definir la jerarquía de requerimientos (no sólo se trata de saciar un apetito, sino de cuidar una imagen, preservar un estatus, resolver otras exigencias). A veces la familia responde a prioridades ajenas a la alimentación al organizar sus estrategias alimentarias. 5 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO Uno de los impactos generados por la despensa ha consistido en estimular en los niños el gusto por la leche y los cereales. La demanda infantil por estos alimentos, se traduce en una solicitud a los padres para que ellos se adquieran con mayor frecuencia. Sin embargo, a lo largo de esta evaluación se pudo observar que las variaciones en el patrón de consumo se hallan restringidas por un factor de índole económica. Es decir: hay poblaciones donde el enriquecimiento de la dieta sólo ocurre durante el lapso en el que se consume la despensa. Una vez agotada la misma, el patrón de consumo permanece sin variación. Esto señala una vulnerabilidad muy grande de la población beneficiaria. De hecho, el trabajo de campo reveló que si bien las instituciones de salud trasmiten mensajes para concientizar a la población acerca de las virtudes de cada tipo de alimento, estos mensajes no siempre son asimilados por la población, quien continúa sin variación con sus patrones de consumo habituales. Sólo la enfermedad pareciera inducir un cambio, pero sobre todo en un sentido restrictivo. En algunos casos los enfermos crónicos cambian su dieta, como sucede en algunas de las comunidades estudiadas, pero tampoco incluyen verduras, aunque les hayan comentado que son alimentos que ayudan a estar sano. La mayoría de los enfermos aplican un criterio de restricción, eliminan algunos alimentos de su dieta o modifican la forma de preparación, pero no incorporan lo que antes no consumían. La única excepción es la incorporación del cereal, posiblemente por su consistencia y capacidad de llenar. Es preciso reconocer que hay diferentes tablas de valores. Para algunas de las beneficiarias, el hecho de que las frutas y verduras sean identificadas como nutritivas, no hace que ellas asignen a esta característica una valoración significativa entre todos los elementos que ponderan para determinar el consumo de un alimento. La duración de la despensa varía dependiendo de los alimentos que se prioricen en la familia, del número de miembros de ésta y si en la casa se recibe otra despensa. Algunos hogares la consumen en ocho días, generalmente a todos se les termina en quince días y sólo algunos la hacen rendir por más tiempo. Los productos que se terminan más rápido son los que formaban ya parte de la dieta tradicional: la leche, el arroz, el fríjol y el maíz. Una vez que esos productos se han terminado, se adquieren nuevamente. Un producto nuevo que los beneficiarios tienden a adquirir una vez que se ha terminado es el cereal. Pero esto no siempre ocurre. En muchos hogares, no lo consideran todavía un alimento prioritario, a pesar de que es un producto que los niños han empezado a consumir y solicitar. Otro aspecto a considerar tiene que ver con el impacto de la despensa en el patrón de compras de la población beneficiaria. Como cabía esperar, cuando la población recibe la despensa, deja de asistir a la tienda. Al entrevistar a las responsables de las tiendas DICONSA, se apuntó que cuando llega la despensa, las tiendas dejan de vender los bienes que contiene ésta. Cuando no hay tienda DICONSA, el mismo efecto experimentan las tiendas comerciales locales. Lo que no se pudo apreciar con claridad es si se adquieren otros bienes, por ejemplo carne, o si se usa el dinero para otros fines alimenticios. En todo caso, 6 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO es claro que la despensa genera un ahorro que puede emplearse para pagar otras necesidades. El apoyo que el PAL entrega, sea en forma de productos (despensa) o de dinero (efectivo), coloca a los establecimientos de DICONSA en el papel de mecanismos de distribución. Esta función ha sido muy importante, pues se pudo observar que hay una gran ausencia de comercio en las localidades donde predomina la pobreza alimentaria. DICONSA ha cumplido en este sentido un papel fundamental para hacer llegar la ayuda del programa hasta lugares muy aislados o recónditos. Sin embargo, esta situación también hace ver que en aquellos puntos donde no llega DICONSA se presenta el problema de cómo hacer llegar la ayuda alimentaria. Una opción ha sido entregar dinero (efectivo), pero entonces se suscita el problema: ¿y en qué gastar el dinero si no hay comercio próximo? La distancia puede comerse parte del apoyo monetario entregado por el programa: para desplazarse hasta los puntos de entrega del dinero o los puntos donde pueden convertir el dinero en mercancías (bienes consumibles), se hace necesario gastar a veces más de la mitad del apoyo recibido. La investigación cualitativa mostró que el patrón de compras dominante en los estratos de marginación alta, consiste en la adquisición cotidiana y en pequeñas cantidades de un conjunto de bienes indispensables (jitomate, masa, piezas de pollo, cebolla, azúcar, entre otros) para preparar la comida del día. No suele haber propiamente una capacidad de almacenar alimentos, y en consecuencia, es raro que se despliegue una estrategia que contemple la compra de bienes para varios días. A diferencia de otros estratos sociales, que pueden planear la comida con anticipación, en las capas más pobres de la sociedad esto no ocurre más que por excepción. Contraste entre modalidades Una pregunta importante consiste en contrastar las virtudes de entregar el apoyo alimentario en especie o en efectivo. La respuesta a esta pregunta exige considerar diversos factores. En términos generales, la gente valora más la despensa en la medida en que la entrega de dinero implica dos riesgos: usarlo para otros fines (desviaciones que pueden atribuirse al hombre o jefe del hogar, y que pueden también originarse en la presencia de otras necesidades o exigencias del grupo doméstico), y perder parte de sus beneficios por el gasto que implica ir a comprar los alimentos en otra localidad (aspecto al que hay que añadir el gasto de traslado para ir a recibir la ayuda). Sin embargo, también se recogió información en el sentido de que la entrega de dinero puede tener ventajas. El efectivo abre la oportunidad de emplear el apoyo para aplicarlo a diversos fines. Si bien no todo el efectivo se destina a la compra de alimentos, la mayor parte de él se emplea en la compra de productos de primera necesidad (comida, artículos de limpieza, artículos escolares, pasajes, medicinas). A algunas beneficiarias el efectivo les ha ayudado a incorporar productos nuevos, aunque la mayoría sigue comprando lo mismo pero en mayores cantidades. Otras destinan una parte del efectivo para invertir en materiales indispensables para su trabajo. En estas circunstancias, el apoyo sólo repercute de modo indirecto en el consumo alimentario, pues contribuye a mejorar las condiciones de vida en general. Pero no se registra un impacto en la diversificación o modificación del patrón alimentario. Cuando es más apremiante la presión de otras necesidades, el apoyo en efectivo se disuelve en la atención de ellas y no incide en el consumo alimentario. 7 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO Un aspecto subrayado por algunas de las poblaciones beneficiarias del apoyo en efectivo es que éste puede brindar la posibilidad de elegir. Entre las posibilidades que abre la entrega del apoyo en efectivo, se encuentra también la de emplear el dinero para pagar las deudas. De hecho, en muchas de las localidades de estudio, el crédito que conceden las tiendas pequeñas constituye una práctica frecuente que ayuda a las familias pobres a superar los periodos de escasez. De esta manera, el apoyo ofrecido por el PAL contribuye a sacar a los hogares de situaciones de endeudamiento. Cabe entonces señalar que al contrastar las dos modalidades de apoyo, efectivo y especie, la primera contribuye de modo difuso a mejorar las condiciones de vida de la población, pero no posee necesariamente un impacto directo en el consumo alimentario, mientras que la segunda sí. La entrega de la despensa ataca directamente al grupo de necesidades del consumo alimentario, aunque ofrece un conjunto restringido de bienes que no siempre son apreciados en su totalidad por los beneficiarios. De ahí que en ocasiones las poblaciones prefieran la primera opción, por cuanto ésta abre la posibilidad de disponer de los recursos monetarios para adquirir los productos que más desean. La opción monetaria tiene la ventaja de abrir la posibilidad de elegir, pero ello sólo ocurre cuando hay un mercado próximo, de otra manera una parte importante del apoyo se pierde en los gastos de transporte a los comercios, generalmente situados fuera de la localidad de residencia (la distancia a los mercados constituye un factor de vulnerabilidad). Bajo estas circunstancias, la despensa puede considerarse la modalidad con mayor eficacia (capacidad de obtener el efecto que se desea), eficacia que podría incrementarse si se tomara en cuenta la opinión de la población en cuanto a la composición (diversidad) y calidad (estado) de los productos que la componen, y si la acción educativa reforzara con sus mensajes las virtudes de la misma. Ambas modalidades contribuyen al bienestar de las familias. Con diversos énfasis, cada modalidad permite que los hogares beneficiarios dispongan de mayor cantidad de ingresos para atender los gastos de otras necesidades. Con todo, en ambas el apoyo suele consumirse en muy poco tiempo. En términos de impacto, la evaluación cualitativa muestra que el programa de apoyo alimentario cumple con más eficacia sus objetivos bajo la modalidad de entrega de despensa, ya que a) ésta ofrece más garantías de que el apoyo se dirija hacia un consumo alimentario más equilibrado y saludable; b) permite consumir alimentos cuyo acceso se encuentra restringido por el aislamiento y la falta de mercados; y c) incide en la alimentación de los grupos con mayor vulnerabilidad (niños y mujeres). Si bien la modificación del patrón de consumo alimentario representa un proceso que ofrece múltiples obstáculos y que exige un largo proceso de cambio de pautas culinarias y superación de desconfianzas, la entrega de despensas representa una opción más pertinente en el corto plazo para enriquecer y diversificar la dieta de las poblaciones pobres. En una perspectiva de más largo plazo, la modalidad de entrega en efectivo podría, acompañada de otras medidas en el plano económico, estimular la formación de un mercado regional de bienes de consumo alimenticio y propiciar una reorientación de la producción local en ese sentido. El contraste entre modalidades permite destacar que la entrega de efectivo posee una debilidad: aunque se pretende conferir al beneficiario la libertad de elegir el alimento, esta libertad sólo puede ejercerse si se cuenta con un mercado donde pueda optar por los bienes que sean de su preferencia. En cuatro de los casos estudiados (en la evaluación se escogieron cinco localidades que operan bajo esa modalidad), los beneficiarios señalaron 8 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO que sí había condiciones de acceso a los mercados relativamente adecuadas. Con todo, es preciso señalar que en muchas localidades rurales de la región sur-sureste la distancia (falta de vías de comunicación), la escasez (limitaciones de los sistemas de abasto), y la presencia de otras necesidades que gravitan sobre el presupuesto familiar, constituyen obstáculos para poder escoger libremente los bienes que pueden contribuir a una alimentación más sana. En cambio, la despensa elude ese problema: ofrece al beneficiario un conjunto de bienes que aseguran el acceso a una buena alimentación. Sin embargo, si bien la despensa garantiza que el apoyo se dirija hacia la nutrición, la composición de la misma plantea un problema. Por su homogeneidad, tiene un impacto desigual: no toma en cuenta la diversidad de patrones de consumo. Al hacer omisión de esta diversidad de gustos o preferencias, no consigue a cabalidad sus objetivos: una multiplicidad de beneficiarios estima que no todos los productos que componen la despensa son de su gusto, y en consecuencia, no siempre son utilizados o aprovechados5. Evaluación de impactos de la acción educativa A lo largo de esta evaluación, se estudió cuál ha sido la incidencia de esta acción educativa, y para ello se adoptó un enfoque construido a partir de la teoría de la comunicación. De acuerdo con ésta, el proceso educativo ha de tomar en cuenta la naturaleza del mensaje y los códigos con los cuales se construye éste, a fin de indagar las condiciones bajo las cuales el receptor puede descifrar y asimilar adecuadamente la intencionalidad del emisor. El foco de este análisis por consiguiente son los mensajes en torno a la alimentación y las recomendaciones que giran alrededor de la salud y la higiene, mensajes que la población recibe una vez al mes o cada dos meses en lo que se conoce como las pláticas educativas. La población que recibe las pláticas educativas forma parte de sociedades rurales donde la mayor parte de las familias están expuestas a una diversidad de mensajes sobre estos temas (salud y alimentación), los cuales provienen de múltiples fuentes. De un lado, los que proceden de la propia vida local o regional (un saber tradicional positivo compuesto de conocimientos antiguos y pragmáticos), del otro los que proceden de instancias con vínculos supralocales (la iglesia, la escuela, los medios de comunicación, los centros de salud, las oficinas de gobierno, etcétera). En varias localidades, se observó la presencia de otros programas sociales, estatales o federales, que imparten charlas o pláticas sobre temas de salud, higiene y salud reproductiva. Dado el arraigo de la cultura popular, los procesos de cambio de la misma suelen ser sumamente lentos. Entre otras razones, esto explica el que las pláticas educativas que impulsa el programa hayan tenido un resultado bastante limitado. Por un lado, los códigos culturales muestran resistencia a ser alterados, pues se actúa sobre ellos desde la exterioridad y, por el otro, los mensajes novedosos no poseen regularidad ni consistencia ya que parecen limitarse a repetir ideas sin que hayan sido comprendidas. ¿Cuáles son los problemas que enfrenta la plática educativa? Señalemos los más importantes. El programa contempla un mecanismo de acuerdo con el cual los contenidos 5 Este aspecto fue generalmente omitido, ya que la población beneficiaria difícilmente se atrevía a declarar que algún producto de la despensa era desaprovechado ante el temor de que ésta le fuese retirada o suspendida. 9 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO educativos se transmiten en “cascada”: periódicamente, un educador instruye en cada región a un grupo de personas que a su vez se encargarán de replicar la enseñanza en sus localidades. A la persona que replica en la comunidad el contenido de la plática educativa, se le llama el facilitador. Esta persona suele ser el presidente del comité de beneficiarios y debe tener una diversidad de atributos para asumir esta responsabilidad. Por un lado, debe contar con la confianza y el respeto de la comunidad de beneficiarios, pues una de sus funciones es convocar al grupo a participar en diversas actividades. Por otro, debe contar con un mínimo de conocimientos y de escolaridad para poder captar (entender y recordar) las ideas básicas que recibe durante los talleres de capacitación en los que participa, ya que luego, más tarde, deberá replicar estas ideas ante el auditorio de sus vecinos (el resto de los beneficiarios) y de esa forma constituirse en promotor de nuevas prácticas de alimentación, salud e higiene. El procedimiento de transmisión de conocimientos plantea algunos problemas. Por un lado, se advierte la falta de material de apoyo (no parece haber suficientes recursos didácticos). Por otro, se observan limitaciones por parte del facilitador: muchos beneficiarios solicitan el apoyo de gente con más preparación, sea gente de la comunidad (aunque no sea beneficiario) o bien gente que venga de fuera y que esté especializada en estos temas (enfermeras, nutriólogos, médicos, etc.) a fin de dar explicaciones convincentes en relación al contenido que se pretende difundir. ¿Qué conclusiones podemos derivar de la observación de la acción educativa? Por un lado, al hablar del impacto del componente educativo, no puede atribuirse sólo a él la presencia de prácticas más saludables en la alimentación de los hogares examinados. La presencia de otros programas de gobierno (del sector salud, del DIF y de los centros de educación) parece ser en algunos casos la explicación de la introducción de las nuevas prácticas de salud e higiene. Por otro lado, la escolaridad figura como un factor que contribuye a incrementar la receptividad de las madres de familia a los mensajes cuyo objetivo es mejorar las prácticas alimentarias. Asimismo, es preciso señalar que la acción educativa no ha sido consistente ni continua. No proporciona un mensaje perdurable ni memorable. Asistir a las reuniones donde se transmite su mensaje, se ve como un requisito. Y para muchos beneficiarios pierde sentido si no hay información objetivada. La población percibe que falta legitimidad y autoridad, competencia e información al facilitador. El mensaje educativo resulta eficaz cuando hay otras fuentes y cuando intervienen personas con más escolaridad. El mensaje topa con un saber tradicional, a veces de naturaleza mágica y religiosa, sobre todo en aquellos ámbitos más vulnerables desde el punto de vista alimentario: aquellos que se encuentran más aislados y recónditos. El mensaje se encuentra perturbado por la publicidad comercial, sobre todo en contextos próximos a los centros urbanos, que propician el consumo de comida chatarra. En general, falta capacitación, más larga y mejor diseñada, y que tome en cuenta y respete la cultura local. La construcción de mecanismos de capacitación más efectivos que tomen en cuenta la situación intercultural es una necesidad fundamental. Si el componente educativo continúa indefinidamente sin mediar reformulaciones, no se podrán resolver los problemas detectados. La evaluación considera fundamental conceder importancia a la particularidad cultural. La descripción de las tendencias de la disponibilidad alimentaria y el patrón de consumo de alimentos podría proporcionar indicadores de la existencia de modelos 10 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO alimentarios locales, pero en el programa la definición de la población objetivo parece no contemplar esta información. El perfil nutricional se vale solamente de los indicadores del sistema de salud. Este modelo de intervención sólo toma en cuenta aspectos económicos y biológicos ligados a la alimentación, pero no incluye aspectos de índole cultural. Por un lado, el aspecto pedagógico es homogéneo y, por otro, el involucramiento de las poblaciones beneficiarias es restringido. La evaluación muestra que la comunicación con los estratos bajos no toma en cuenta la dimensión cultural: trasmite a ellos contenidos de salud y de nutrición sin considerar el contexto social y cultural en que se lleva a cabo su reproducción. La omisión de estos aspectos es más ostensible ahí donde se presentan elementos de carácter étnico. Impactos en las formas de participación social. El Programa de Apoyo Alimentario opera con base en un modelo que otorga apoyos a las familias en pobreza bajo un esquema de corresponsabilidad, en el que las familias realizan acciones de beneficio para la colectividad. Sin embargo, la corresponsabilidad ha tenido una fortuna desigual. En algunos contextos propicia la formación de redes y grupos de trabajo, la construcción de proyectos de beneficio colectivo. En otros, en cambio, la población se encuentra atomizada, y hay poca disposición social a participar: la colaboración con proyectos de beneficio común se percibe como un objetivo ajeno, como un costo que hay que pagar por recibir el apoyo. De hecho, se observó que son los propios líderes de la comunidad los que suelen presentar la participación en las actividades de beneficio colectivo como una condición para seguir recibiendo los apoyos de PAL. La ausencia de reglas de operación claras para los propios beneficiarios permitió que, al interior de las localidades, los comités presionaran a la población beneficiaria a fin de que ésta dedicara parte de su tiempo a la realización de las tareas de beneficio colectivo. La población percibe que la participación se regatea, se escatima, se negocia, por algunos miembros de la colectividad, y esto hace que se valore a la participación como un bien que uno entrega no a la sociedad sino a los gestores del programa (sea el gobierno federal, estatal, municipal, o los representantes locales de estos gobiernos, o incluso los lideres de la comunidad o del Comité de Beneficiarios). Este fenómeno genera reticencias, discrepancias y conflictos, que al fin y al cabo suscitan el desaliento en la participación. En general, se pudo observar que las cargas de corresponsabilidad y faena recaen con alta frecuencia en las mujeres, quienes tienen que asumir actividades que agravan el peso que ya soportan en su vida cotidiana (como responsables de la alimentación y cuidado del hogar). Muchas de las faenas de beneficio a la comunidad consisten en mantener limpio algún espacio público (barrer calles, patios o parques), o alguna instalación donde se ofrece algún servicio colectivo (un centro de salud, un panteón, o las áreas donde se imparten las pláticas educativas). A pesar de la utilidad de estas tareas, no se distribuyen las cargas con equidad, ya que hay beneficiarios, sobre todo varones, que se rehúsan a participar en estas faenas, las cuales perciben como un cobro. La pobreza tiene como una de sus dimensiones la falta de tiempo para participar. Ocupados en la sobrevivencia, en la búsqueda de recursos monetarios, en la producción de los bienes necesarios para la familia (acarreo de agua, lavado de ropa, búsqueda de leña, atención de los niños y los ancianos, etcétera), los miembros de los hogares pobres pareciera que no disponen de tiempo para actividades de beneficio colectivo. Esto explica, en parte, el hecho 11 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO de que en algunas localidades sean siempre las mismas personas las que se ocupan de las principales responsabilidades colectivas: no sólo asumen los cargos que atañen a la gestión del PAL, sino que también son los encargados de las tareas asociadas a asuntos religiosos, ejidales, municipales o funerarios. De hecho, eso explica el que el presidente del comité de beneficiarios del PAL, sea generalmente la misma persona que asume la responsabilidad de impartir la plática educativa (“facilitador”). Por último, es conveniente señalar algunos problemas relacionados con la forma en que se llevó a cabo el levantamiento del padrón de beneficiarios. Aun cuando se siguió un procedimiento que hizo posible que prácticamente todos los habitantes de cada localidad accedieran al apoyo del programa, no dejó de haber exclusiones. Si bien el proceso de incorporación de la población al programa tuvo algunas virtudes (contribuyó, en función de una focalización de tipo territorial, a brindar el apoyo al conjunto de los habitantes de las zonas escogidas), hay situaciones que es preciso corregir. No hubo en todos los casos información oportuna acerca de los objetivos del registro de beneficiarios. En varias localidades, la gente declaró que el registro tuvo lugar sólo durante un día y sin aviso previo. En estas circunstancias, se encontraron múltiples casos de hogares que no pudieron recibir el beneficio del programa a causa precisamente de su vulnerabilidad (mujeres con una carga doméstica demasiado pesada, con escaso apoyo social, ancianos con escasa movilidad, personas con discapacidad, hogares alejados del centro de población). En fin, formas de exclusión territorial y social que impidieron a algunos grupos acceder a la breve sesión de registro. A lo largo de la evaluación se recogieron múltiples testimonios y solicitudes que indican la necesidad de introducir mecanismos claros y periódicos de depuración y actualización de la lista de beneficiarios. Impactos en la situación de género. Al abordar una problemática donde la mujer posee la mayor responsabilidad, el PAL ha contribuido a mejorar y fortalecer la posición de la mujer dentro y fuera del hogar. Cabe destacar que el programa ha tenido un impacto positivo en aquellas localidades donde la mujer padece situaciones de inequidad de género. En aquellos ámbitos, sobre todo indígenas, donde la mujer cuenta con escasos espacios de participación social, donde la mujer se encuentra prácticamente ausente de la esfera pública, el hecho de que el programa propicie la formación de un espacio de participación, un tiempo donde las mujeres pueden hablar y contribuir a dilucidar asuntos que les competen, constituye un impacto importante del PAL. Los estudios revelaron que la mujer, como administradora de la escasez, prefiere privarse a sí misma de algunos alimentos, en detrimento de su salud, y conceder a los niños y al hombre los alimentos disponibles. Se establece así un criterio de asignación que coloca a la mujer bajo un patrón de alimentación compuesto fundamentalmente de harinas (tortillas de maíz) y que la hace proclive a la obesidad y la desnutrición. Mientras que los niños pueden disfrutar de otros programas sociales (como los desayunos escolares) y los hombres pueden acceder a otros alimentos (cuando salen al trabajo), la mujer no suele disponer de estas alternativas. 12 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO El programa ha hecho posible, de manera incipiente, que las mujeres tomen conciencia de los efectos nocivos de una alimentación poco balanceada. Sin embargo, no se cuenta todavía, de modo estable, con una estructura de oportunidades más variada que permita, de modo efectivo, modificar el patrón de consumo alimentario Recomendaciones Patrones de consumo En relación a la despensa, es preciso revisar la pertinencia de mantener productos que no son valorados positivamente, como la sardina, la machaca y la sopa. En algunos contextos, la sardina no es apreciada, y en otros, en una determinada época del año, la población tiene acceso a este tipo de alimento (pescado) de manera gratuita y fresco (localidades de Tabasco). La machaca en muy contados casos ha sido aprovechada plenamente por los beneficiarios. Aun contando con recetarios, la mayor parte de los hogares manifestaron que no es de su agrado. En el caso de la sopa, se considera necesario examinar la pertinencia de conservarla en la despensa, ya que la mayoría de las jefas de hogar beneficiarias declararon que la consistencia de la misma no es del agrado de los miembros de la familia. En todo caso, los beneficiarios sugieren que sería bueno que el paquete alimentario trajera menos sopas de pasta y, en cambio, solicitan la inclusión de otros alimentos más apreciados. En general, se recomienda tomar en cuenta las variaciones en los patrones de consumo regionales. Participación y corresponsabilidad La limitada difusión de las reglas de operación y la falta de claridad acerca de los fines que se plantea el PAL al auspiciar las actividades de corresponsabilidad, pueden considerarse como las causas de la escasa participación en las mismas. De hecho, de acuerdo con las Reglas de Operación del PAL, no es propiamente un requisito, ni tampoco es una condicionante para recibir el apoyo, el participar en estas actividades. Los fines que se plantea el colectivo, deben ser consensuados por la comunidad de beneficiarios, y la repartición de las cargas (tiempo y calidad del esfuerzo solicitado) debe ser transparente y equitativa. Por consiguiente, además de difundir ampliamente las Reglas de Operación, se recomienda a los Comités de Beneficiarios tomar en cuenta las dificultades que pueden tener para participar en estas actividades los grupos con mayor vulnerabilidad, como ancianos, discapacitados y mujeres que son jefas del hogar. Tiendas DICONSA Se recomienda estudiar la posibilidad de que las tiendas DICONSA ofrezcan algún mecanismo de crédito a la población con menos recursos, un mecanismo que permita a la población incrementar su capacidad de planeación y ejercer el uso adecuado de sus ingresos. Acción educativa Un aspecto que determina los límites de la acción educativa se encuentra en la ausencia de materiales de apoyo para que ésta se lleve a cabo. En general, no hay material didáctico, instrumentos pedagógicos, que suministren recursos auxiliares a la persona responsable de impartir la plática educativa 13 / 14 EVALUACION CUALITATIVA DEL PROGRAMA DE APOYO ALIMENTARIO A fin de fortalecer el componente educativo, se considera extremadamente importante y recomendable dar voz a las poblaciones para que se incluya la dimensión cultural en los programas, sobre todo en aquellos contextos donde la dimensión étnica es notable. Asimismo, se recomienda involucrar a las instituciones de educación media y superior que se encuentran cerca de los contextos de operación del programa. A través de los programas de servicio social, el personal docente y los estudiantes que se encuentran en vísperas de recibir su titulación (pasantes) pueden participar en las actividades educativas y apoyar a las mismas creando materiales didácticos. Particularmente relevante puede ser la participación de estudiantes de las áreas de salud. Situación de género La evaluación mostró que en las localidades donde la mujer tiene mayor influencia en la gestión del gasto familiar, la situación alimentaria de los miembros del hogar mejora. La ayuda que proporciona el PAL, sobre todo cuando es en efectivo, puede tener mayor impacto en la alimentación cuando la mujer lo administra. La mayor parte de las beneficiarias consideraron que la modalidad en efectivo tiene la virtud de que les ofrece a ellas la posibilidad de ganar espacios de autonomía dentro del hogar. En general, el PAL contribuye al empoderamiento femenino, aunque ello ocurra de modo incipiente ya que los recursos que pone a disposición de la mujer son limitados. Se recomienda fortalecer las capacidades de las mujeres proporcionándoles mayor escolaridad, más información, y fortaleciendo también su posición social, dotándolas de más crédito, recursos, capacidades para hacer huertas, autonomía para resolver asuntos económicos, etcétera. Es conveniente que en el padrón de beneficiarios, ellas figuren como las titulares. *** 14 / 14