La incursión de los Franciscanos en el Valle de Tula
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La incursión de los Franciscanos en el Valle de Tula
L La incursión de los Franciscanos en el Valle de Tula Arqlgo. Carlos Alberto Reyes Vélez os Estados actuales de Morelos y Hidalgo por la cercanía a la ciudad de México cuentan con una gran cantidad de edificaciones hechas por las órdenes mendicantes, sobre todo de la orden de San Francisco de Asís que fue la primera en a travesar el atlántico para evangelizar a los naturales de la Nueva España. 1 De los tres primeros franciscanos que llegan en 1523 a la Nueva España es Fray Pedro de Gante quien sobre vive ya que sus compañeros perecieron en las exploraciones de Cortés .Es quien cumple con la evangelización formando una escuela de artes y oficios para los niños, posteriormente en 1524 llegan 12 frailes comandados por Fray Martin de Valencia, los cuales tenían un objetivo: convertir a los naturales a la fe cristiana. Los recién llegados a la tierra llamada Anáhuac que quiere decir “Tierra grande cercada y rodeada de agua” se alojaron en Texcoco para aprender las lenguas locales. Pero el primer lugar donde evangelizaron fue el actual Cuautitlán y Tepoztlán al norte de México al respecto comenta Fray Toribio Motolinia que: “El pueblo a que primero salieron los frailes a enseñar fue a Quautitlan, cuatro leguas de México, y a Tepusticlan (Tepoztlán), por que como en México había mucho ruido, entre los hijos de los españoles que en la casa de Dios se enseñaban estaban los señoríos de estos pueblos, sobrinos o nietos de Moctezuma.” Con forme avanzaban los franciscanos en su conversión de los naturales recorrieron los contornos inmediatos a la ciudad, con la implantación de los franciscanos en la ciudad se formo una liga de México con el Valle de Toluca abarcando Jilotepec y la muy cercana población de Tula que abrió las puertas al valle del mezquital. El primer fraile en dominar la lengua otomí y en evangelizar esta zona fue Fr. Alonso de Rangel como lo describe el Fraile Agustín de Vetancurt y dice: “El vuestro padre Fr. Alonso Rangel, de la Provincia de Santiago, de donde paso a este Santo Evangelio el año de 1529 en compañía del vuestro padre Fr. Antonio de Ciudad Rodrigo, y el padre Fr. Juan de San Francisco ; fue grande obrero de la viña Indiana; aprendió las dos lenguas Mexicana, de que compuso Arte, que sirvió a muchos, y otomí, en que predico, y fue el primero que la predico en la provincia de Xilotepec , y Tula, donde destruyo muchos ídolos, convirtió, y bautizo muchos gentiles.” A su vez también fue el responsable de edificar la primera capilla en la región de Tula donde se encuentra actualmente en la Zona Arqueológica de Tula (fig. 1) y es conocida como capilla 16 de Enero. Posteriormente esta provincia fue creciendo y los frailes continuaron abriéndose camino al norte de la región donde más tarde Tula tenia para el siglo XVII quince visitas. “Tiene quince pueblos que visitan fuera del Pueblo en tres parcialidades: Santa Maria de el pino, cinco leguas, que llaman en Otomí Tehcli. San Juan Michimaloyan, donde se pesca, dos leguas la Assumpcion de Xochitlan,dos leguas quiere decir tierra de flores, en Otomi Nic. San Andres, una legua , Santa Ana dos.SIaun Bautista de Tezontepec cerro de Tezontli, en Otomi, Teantexeh, S. Francisco Tlahuelilpan, dos leguas, alias Huantex, milpa de riego” Ex Convento de San José Hoy Catedral de la Diócesis de Tula Capilla Abierta de Tula 16 de Enero (fig.1) Templo de Asunción Xochitlan Con el paso de los años los franciscanos ocuparon gran parte del valle de tula y otras regiones cercanas que dieron paso a la evangelización de los naturales que se encontraban dispersos logrando congregarlos en los diferentes pueblo de indios que con el paso del tiempo pasaron a hacer hoy día municipios del Estado de Hidalgo pero conservan un vinculo religioso por la Diócesis de Tula. 486 domingo 25 de septiembre de 2011 La Feria de Tlaltenango Fotografía del mes Fototeca Juan Dubernard E n el año de 1521 Hernán Cortés y sus soldados llegaron a un pueblo de la antigua Cuauhnáhuac, cuyo nombre era Zacanco Tultenanco, que luego los conquistadores nombraron Tlaltenango. Se pueden encontrar todavía vestigios del centro ceremonial prehispánico, este asentamiento Según textos que conservan los Principales Señores de Tlaltenango que conservan antiguas transcripciones y manuscritos, incitó a Hernán Cortés, después consumida la conquista, a fundar el primer ingenio de caña de azúcar construido en 1529 que hoy es la Escuela Primaria “18 de Marzo”. Se dice que Hernán Cortés estableció en Tlaltenango, el primer ingenio azucarero de América, cuando ya el pueblo se había convertido a la Fe Católica, cuya labor de evangelización se había iniciado en el año de 1523. Enfrente de lo que fue el ingenio, se localiza todavía la capilla de San José, antigua capilla que comenzó a edificarse en 1523 dedicándose en primera instancia al Señor de Misericordia. Es posible que al principio no fuera más que un sencillo adoratorio para la familia de los hacendados, para ser después la iglesia de los trabajadores de la fábrica de Tlaltenango y finalmente convertirse en el pequeño templo que ahora conocemos La antigua tradición de los habitantes de Tlaltenango se refiere a la leyenda de la aparición de la Virgen de los Milagros, relacionada con dos viajeros. De esta manera se comenzó a conmemorar todos los años a esta fecha, en honor a la virgen, celebrando una feria en la que habría ceremonias, música, comida, juegos pirotécnicos, artesanías, exposiciones, juegos y diversiones. La fachada del templo está decorada cada año por La comunidad de Iztapalapa decora anualmente la fachada de este templo, con un majestuoso y efímero retablo como ofrenda espectacular en testimonio de su devoción. En este santuario, los devotos de Nuestra Señora de la Misericordia celebran una feria cada año con música, comida, juegos pirotécnicos, artesanías, exposiciones, juegos y diversiones en honor a la Virgen María. El día de su veneración es el 8 de septiembre y la feria dura varios días, una bella manifestación religiosa que se une a las tradiciones populares morelenses. BIBLIOGRAFIA Primeras jornadas de investigación en el estado de Morelos de F. Medardo Tapia Uribe Tlaltenango: las transformaciones del sentido de una fiesta popular de Silvano Héctor Rosales Ayala 486 domingo 25 de septiembre de 2011 Medalla al mérito Juan Antonio Siller Camacho Maestro en Arquitectura y arqueólogo Pieza del mes Palacio de Cortés Exposición Universal Internacional de París del año 1900 L a pieza del mes que exhibe el Museo Regional Cuauhnáhuac este mes, corresponde a la Medalla al Mérito que fue otorgada al Sr. Alberto Gómez originario de Jojutla, Morelos, en la Exposición Universal Internacional de París del año 1900, evento en el que a través de una medalla de bronce, se reconoció a México por la Producción del Mejor Arroz del Mundo. La medalla fue realizada por el mejor grabador francés de art nouveau del siglo XIX y principios del XX, Jules Clément Champlain (1839-1909). La pieza tiene gran valor histórico por todo lo que significa: particularmente, porque a 111 años del reconocimiento al arroz mexicano a nivel mundial, actualmente se promueve para la Denominación de Origen del Arroz del estado de Morelos, primera en su género a nivel nacional, por lo que será de gran importancia para la economía, identidad y cultura de los agricultores morelenses, así como por la conservación y protección de los Paisajes Culturales del Arroz que ello implica. El arroz es un préstamo cultural que llegó a la Nueva España desde el siglo XVI (junto con el de la caña de azúcar) a través del comercio de la ruta cultural de la Nao de China, que cruzaba tierras morelenses. De esta forma, el cultivo se adoptó como propio desde hace más de 500 años, por lo que ha sido parte fundamental en la vida y en la historia regional y nacional. Otorgada en 1900 en París, Francia al Sr. Alberto Gómez, de Jojutla, Morelos por la Producción del Mejor Arroz del Mundo La Medalla pertenece actualmente a la familia Oliveros Gómez, quienes amablemente la han prestado al Museo para su exhibición como pieza del mes de septiembre. Testimonios de una Guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana L a exposición Testimonios de una Guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana , reúne una selección de fotografías sobre la Revolución Mexicana en torno a nueve núcleos temáticos: Porfiriato, Maderismo, Zapatismo, Orozquismo, la Decena Trágica y el Huertismo, la invasión a Veracruz, Villismo, Convencionismo y Constitucionalismo, considerados los acontecimientos más significativos entre 1910 y 1920. Las imágenes en blanco y negro, procedentes en su mayoría del acervo de la Fototeca Nacional del INAH, fueron seleccionadas por el especialista en fotografía mexicana de principios de siglo XX John Mraz, quien actualmente se desempeña como académico en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Los objetivos de la exposición pretenden revelar, a través de dos niveles de lectura, la relación entre el contenido de las fotografías como testimonio histórico de la Revolución, y la mirada de los fotógrafos y fotógrafas –estética en sí– con sus implicaciones documentales ante el compromiso surgido con los grupos inmersos en el conflicto. Será presentada a partir del 27 de septiembre en el Salón Golondrinas de la Exhacienda de Temixco, Morelos, y en el contexto de la exhibición, serán presentados audiovisuales que incluyen material documental filmado en formato de cine durante la Revolución Mexicana. Estos fragmentos, propiedad de la Filmoteca de la UNAM, fueron restaurados recientemente gracias al apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Las imágenes del documental van acompañadas por intertítulos explicativos, narraciones audiovisuales que sirven de apoyo documental a la exposición fotográfica, a la usanza de los noticiarios cinematográficos de la época. Se ha integrado también para esta muestra un programa musical titulado: Sonidos de la Revolución, el cual plantea, a través de treinta y tres pistas de diversos géneros musicales y un guión narrado, lo que “La música nos permite imaginar de otro modo, una época hoy centenaria. Las imágenes son visuales, pero el sonido también tiene que ver.” La exposición Testimonios de una Guerra. Fotografía de la Revolución Mexicana, se presentó el año pasado de manera simultánea en 29 museos del INAH a lo largo y ancho del país, entre los que destacan el Museo Regional Cuauhnáhuac-Palacio de Cortés; Museo del Carmen en la Ciudad de México; Museo Regional de Puebla; Museo Regional de Yucatán; Palacio de Cantón; Centro INAH Durango y Museo Histórico de AcapulcoFuerte de San Diego, entre otros, en el marco de la celebración nacional de los 100 años de la Revolución Mexicana. 486 domingo 25 de septiembre de 2011 Órgano de difusión de la comunidad de la Delegación INAH Morelos Consejo Editorial Eduardo Corona Martínez Norberto González Crespo Luis Miguel Morayta Mendoza Raúl Francisco González Quezada www.inah.gob.mx/centrosinah/morelos Coordinación editorial de este número: Norberto González Crespo Coordinación de producción: Karina Morales Loza Diseño y formación: Joanna Morayta Konieczna El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores