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“Enviados con María AU aanunciarelgozodel A L M EU HRISTIANORUM RICORDIA E S I M E C UM LI XI Evangelio dela IU B I Salesianos Paraguay PASTORAL JUVENIL SALESIANA o c i r r dia” e s i M MES DE MARÍA AUXILIADORA MAYO 2016 esentación E l mes de mayo es para toda la Familia Salesiana un tiempo muy especial, porque recordamos a nuestra Madre Santísima, la Virgen María Auxiliadora. Y este año lo es aún más porque nos encontramos celebrando el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, en el cual el Papa Francisco nos invita a ser misericordiosos como el Padre: "Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros" (MV, 9). Y quién sino Ella, la Madre de Dios, es el mejor modelo para llegar a ser misericordiosos como el Padre. Dios quiso, sin duda, escogerse una Madre adornada especialmente de la cualidad o virtud que a Él lo define. Por eso María debió vivir la virtud del amor, de la caridad en grado elevadísimo. Fue, ciertamente, uno de sus principales distintivos. Es más, Ella ha sido la única creatura capaz de un amor perfecto y puro, sin sombra de egoísmo o desorden. Porque sólo Ella ha sido inmaculada; y por eso sólo Ella ha sido capaz de amar a Dios, su Hijo, como Él merecía y quería ser amado. Fue ese amor suyo un amor concreto y real. El amor no son palabras bonitas. Son obras. “El amor es el hecho mismo de amar”, dirá San Agustín. La caridad no son buenos deseos. Es entrega desinteresada a los demás. Y eso es precisamente lo que encontramos en la vida de la Santísima Virgen: un amor auténtico, traducido en donación de sí a Dios y a los demás. Que en este mes de María Auxiliadora, la Virgen del amor, Ella pueda llenar de ese amor verdadero nuestro corazón para que sea más semejante al suyo y al de su Hijo Jesucristo. P. Delio Barreiro, sdb Delegado PJ HISTORIA DE LA DEVOCIÓN DE María Auxiliadora EN PARAGUAY L a devoción a María Auxiliadora está muy arraigada a la religiosidad del pueblo paraguayo desde el mismo inicio de su presencia, con la llegada de los salesianos al país en el año 1896. A Ella se le atribuyen muchos milagros en los momentos difíciles de la patria. En el año 1894 llegó Monseñor Luis Lasagna al Paraguay. Desde entonces, se comienza a escuchar el nombre de María Auxiliadora. En este su primer viaje, Monseñor Lasagna debió atender al embajador del Uruguay ante el gobierno paraguayo, Don Ricardo García, minado por un cáncer terminal. El buen Obispo, al asistirlo, recurrió a la oración y empezó una novena a María Auxiliadora, invitando a muchas personas piadosas a asociarse a sus plegarias. Fue ésta la primera semilla de la devoción a María Auxiliadora que se arrojó en nuestro suelo. En unas de las cartas de Monseñor Lasagna a don Miguel Rua, Rector Mayor, describiendo su venida al Paraguay, se vio obligado a exclamar tajantemente y en tono profético: “Esta es la tierra de María Auxiliadora. El Paraguay será consagrado a María Auxiliadora”. Es así como el 23 de julio de 1896 llegan a Asunción los cuatro primeros Salesianos: P. Ambrosio Turriccia (un gran apóstol de María), el clérigo Pedro Foglia y el Hermano Coadjutor Carlos Dugnani, para fundar en Asunción un colegio de "artes y oficios". Como dignos hijos del entonces "Venerable" Don Bosco y movidos por su mismo celo y entusiasmo hacia María Auxiliadora, comenzaron a propagar esta devoción, que halló pronta y entusiasta simpatía, sobre todo, en el barrio asunceno llamado del “Hospital kue”. Para ello se adaptaron los antiguos salones convirtiéndolos en talleres para los artesanos y en aulas para los estudiantes. Ambos grupos constituyeron la primera obra salesiana en el Paraguay. Era el primitivo colegio de "artes y oficios", con el nombre de Monseñor Lasagna, que funcionó en esa manzana durante diez años, de 1896 a 1906. En uno de los viejos salones del mismo edificio se dispuso también la primera Capilla, dedicada a María Auxiliadora. Allí se la veneró con un gran cuadro y poco 4 Durante ochenta años se propagó por todo el Paraguay la devoción a María Auxiliadora desde esa Capilla. En el año 1911 fue declarada Vice-Parroquia; luego, en 1933 fue erigida como Parroquia con un extenso territorio que abarcaba desde el Puerto de la Capital hasta Tacumbú, y desde la Parroquia de la Encarnación hasta Ita Pyta Punta y el río Paraguay. después con una hermosa estatua de tamaño natural, traída de España. Era la primera estatua de María Auxiliadora en el Paraguay. Por último, ese territorio fue desmembrado y quedó en el que hasta hoy corresponde a la Parroquia y Santuario Arquidiocesano de María Auxiliadora. Desde 1897 se comenzó la procesión del 24 de mayo. Los devotos de Asunción ya formaban una gran concurrencia, que comenzó a crecer año tras año. Así, en 1903, en la plazoleta del “Hospital kue”, colmada por la multitud, el único Obispo entonces del Paraguay, Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, coronó solemnemente dicha estatua, al tiempo que se coronaba el cuadro hecho pintar por el mismo Don Bosco en Turín, Italia. En las décadas posteriores, la devoción a María Auxiliadora siguió propagándose por todo el territorio, con numerosas parroquias, pueblos, compañías, barrios, calles, universidad, colegios y escuelas, asociaciones religiosas y deportivas que llevan su nombre. Y así, desde los inicios, fue creciendo la devoción en forma extraordinaria también en ciudades y pueblos del interior del país como Concepción, Minga Guazú, San Pedro, San Lorenzo, Piribebuy, Fuerte Olimpo, Ñemby, entre otros. Un hecho providencial: En 1904, en un momento en que los salesianos iban a abandonar el país forzosamente por orden del Gobierno, el Monseñor Juan Cagliero, Superior para América, vino como para llevarlos. Pero, en esa semana caía el 24 de mayo, que ya era una gran fiesta en Asunción con su extraordinaria procesión por las calles, y a Monseñor Cagliero le tocó pronunciar la alocución final. Vio tanta, pero tanta gente en la multitud, que al terminar la fiesta, los Salesianos le pidieron de rodillas no abandonar el Paraguay. Entonces, el Monseñor Cagliero dijo: “Por la religiosidad y el amor a la Virgen María de este Pueblo, no podían ni debían los Salesianos de Don Bosco abandonar a este País”. EL COLEGIO Y LA CAPILLA EN LA MANZANA ACTUAL E n el año 1905 se construye una nueva y amplia Capilla en la nueva manzana, contigua al predio anterior, en la esquina de las calles Humaitá y Don Bosco. En este sitio, que hasta ahora existe con su frontis de Iglesia, funciona actualmente la Librería “Don Bosco”, mientras que el espacio restante fue adaptado para utilizarlo como salas de clase del Colegio “Monseñor Lasagna”. EL SANTUARIO ARQUIDIOCESANO DE MARÍA AUXILIADORA E l P. Domingo Queirolo escribía ya en 1915: “Es intención de todos, pues la necesidad lo manda, construir un espacioso y auténtico Santuario en el que se venere dignamente a la bendita Virgen de Don Bosco”, cuya devoción para esa época estaba extendida en las principales poblaciones del Paraguay. En las décadas del 30, del 40 y del 60 ya se elaboraron varios proyectos para un gran Santuario. Se colocaron las piedras fundamentales, pero no pudieron concretarse por la precariedad de la situación política y económica. Finalmente, en 1971, como compromiso del 75º aniversario de presencia salesiana en el país, la Inspectoría decide “levantar el Santuario Nacional a María Auxiliadora en Asunción como expresión de gratitud a la Madre de la Congregación; como petición de ayuda en las necesidades materiales y espirituales, y como compromiso de ser mejores religiosos, de trabajar más por las vocaciones y de propagar más intensamente su devoción”. La edificación comenzó el 24 de mayo de 1980. En el año 1985 se terminó la cúpula del Santuario, los vitrales, la electrificación interna, el piso y se habilitó para el oficio diario. Sobre la cúpula del Santuario se colocó la estatua de acero de 1,5 toneladas de peso, realizada por el escultor nacional Herman Guggiari. La escultura representa a la Virgen y a Jesús sobre el mundo y sobre el mapa del Paraguay: Madre e Hijo salpicado de flores, con la paloma de la paz en las manos mirando hacia Asunción. En 1989, el Monseñor Ismael Rolón, entonces Arzobispo de Asunción y ex Párroco de María Auxiliadora, bendice e inaugura el nuevo templo. En el año 2003, el Monseñor Pastor Cuquejo, Arzobispo de Asunción en ese tiempo, lo eleva a la categoría de Santuario Arquidiocesano, como centro de peregrinación donde los fieles reciban abundantes bendiciones. MARÍA AUXILIADORA EN CONCEPCIÓN E l 4 de marzo de 1900 se inaugura el Colegio Instituto San José y una modesta capilla dedicada a María Auxiliadora. La devoción se extendió tanto que en 1901 se iniciaron los trabajos de construcción de una capilla más grande, que fue inaugurada en 1913. El 24 de mayo de 1940, Domingo de Pascua, Mons. Emilio Sosa Gaona erige la Parroquia María Auxiliadora de Concepción, por decreto dado en su palacio Episcopal. El Padre Juan Bautista Queiroz Candia fue el primer Párroco de María Auxiliadora en Concepción. El P. Queiroz Candia presidió la Parroquia de 1940 a 1941 y de 1946 a 1947. En los terribles meses de la guerra civil desencadenada en el último de los años citados, la Parroquia y el Párroco fueron los sostenes morales y materiales de las familias concepcioneras y destacable labor tuvieron en la pacificación y reconciliación de los hermanos enfrentados. La Parroquia fue creciendo gracias a la entrega de cada párroco nombrado para estar al frente y animarla como pastor. Todos ellos hicieron progresar a la Parroquia hasta llegar a nuestros días en que las Células Evangélicas establecidas por el P. Marcelino Medina Cañete, como grupos de reflexión Evangélicas, llegaron a ser consolidadas y fortalecidas con el tiempo. El 24 de mayo de 2002, los norteños demostraron su gran amor a María Auxiliadora con la inauguración de la imagen más grande del país, y tal vez la más grande del mundo: tiene 24 metros de altura, de los cuales 12 corresponden a la imagen. 5 El monumento consta de cuatro partes: basamento, pedestal intermedio, plataforma central y estatua de María Auxiliadora. El basamento artístico está conformado por gigantescos peñascos, en forma desordenada, significando las vicisitudes de la vida. Integra el basamento una pareja de compueblanos norteños, con sus hijos, simbolizando la familia paraguaya, en posición de guardia. El pedestal intermedio es una amplia explana que puede utilizarse como mirador. En esta plataforma se yerguen cuatro columnas enmarcadas por sendos talantes que manifiestan el esfuerzo humano y la solidaridad norteña. Soportan otra explanada menos en cuyos laterales se levantan dos medias esferas que representan el mundo. En el centro, el mapa del Paraguay, destacándose el Departamento de Concepción y la ciudad, que sirven de pedestal a la gigantesca estatua de la Virgen María. Este monumento a la Virgen de Don Bosco fue ideado, proyectado y construido por el ex alumno Alejandro Lavand, con el apoyo del P. Diógenes González, en aquella época párroco de la parroquia María Auxiliadora de Concepción. El proyecto surgió en el marco de los festejos por el centenario de la presencia salesiana en dicha ciudad, durante el año 2000, y el monumento se construyó en menos de dos años gracias a los donativos y al trabajo voluntario de todos los estamentos sociales de la ciudad. MARÍA AUXILIADORA EN EL CHACO E n 1917, el Obispo de Asunción, Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, encargó a los salesianos la atención de las Misiones de todo el Norte del Chaco paraguayo, con el nombre de María Auxiliadora. Los primeros misioneros estables llegan a Olimpo: El P. Sosa Gaona, P. Grado y el Aspirante, después salesiano, el Hermano Coadjutor Juan González, luego de una emotiva despedida de Misioneros en la capilla de María Auxiliadora del Monseñor Lasagna, el 4 de abril de 1920. Dice Mons. Sosa Gaona en sus Memorias: “La capilla dedicada a María Auxiliadora la tuvimos que improvisar en la sala de la casa del Capitán Segovia. Nos ocupábamos en dar catecismo a los niños, algunas clases a los soldados y preparar en Mes de María Auxiliadora”. Así comenzaron las Misiones Salesianas del Chaco Paraguayo”. 6 Desde 1926 hasta su muerte en 1940, el P. Livio Farina fue un activo apóstol de María Auxiliadora. Levantó varias capillas en distintos puertos. Instalado en Olimpo en el año 1932 comienza la construcción de la Catedral de piedra sobre el cerro, como refugio de las inundaciones y verdadera “centinela”. En reconocimiento a esta protección, al término de la guerra, el general José Félix Estigarribia emitió un decreto que declaraba a María Auxiliadora “Patrona del Ejército victorioso del Chaco paraguayo”. El Monseñor Emilio Sosa Gaona, primer Obispo de Concepción, hizo lo mismo y la declaró con el mismo título. En sus memorias, Monseñor Sosa prosigue diciendo: “Con el característico entusiasmo que le era propio, con exaltados ideales, se propuso edificar un Santuario a María Auxiliadora, y puso manos a la obra. No le faltaban palabras, suma confianza en el éxito y un coraje a toda prueba, sin medir las posibilidades. Comenzó sin medios, mientras incansablemente recorría puertos del Chaco, escribía infinidad de cartas. Trajo además una lancha, la “Santa María”, para tener más libertad de movimiento”. El Obispo, Monseñor Muzzolón, el 17 de abril de 1949 había decretado canónicamente como Cuasiparroquias a los centros salesianos de Pinasco, Casado, Sastre, Guaraní, Fuerte Olimpo y Bahía Negra. Desde 1962, Monseñor Muzzolón tuvo la suerte de comenzar a estabilizar las Misiones dedicadas a los indígenas. En 1927 llegan a las Misiones del Chaco las Hijas de María Auxiliadora, quienes propagan la devoción a María Auxiliadora. La Catedral es inaugurada en el año 1966 con grandes fiestas y procesiones con la presencia del Presidente de la República y de las principales autoridades nacionales. Cuando estalló la Guerra del Chaco, en 1932, muchos de los soldados que eran ex alumnos salesianos y los capellanes salesianos, como los sacerdotes Ernesto Pérez Acosta, Arnaldo Lévera, José Domingo Molas, acudían a María Auxiliadora para implorar su bendición. Una gran parte de esos soldados salían de la Parroquia María Auxiliadora de Concepción y se concentraban en los patios del Instituto Salesiano San José. Allí se hacía la misa campal y luego iban al Chaco para defender la heredad nacional. MARÍA AUXILIADORA EN CORONEL OVIEDO E l 16 de setiembre de 1951, el P. Guido Coronel es destinado a fundar una nueva Obra Salesiana a pocos kilómetros de la ciudad de Coronel Oviedo, como sitio más adecuado para una futura Escuela Agrícola Ganadera. Desde esos días iniciales se coloca sobre una mesa la estatua de María Auxiliadora y se comienza los fatigosos trabajos, dirigidos por ese pionero salesiano y gran devoto de María Auxiliadora. El 21 de enero de 1954 inician las clases en la nueva institución, siendo nombrado como director el P. Coronel, funcionando el segundo, tercero y cuarto curso del aprendizaje agrícola. En el nuevo edificio, construido con llamativa amplitud, de grandes salones, se instala una cómoda capilla provisoria. Esta iglesia pública servía a unas cuatro mil personas. En Asunción, estaba el famoso padre Rafael Elizeche (pa'i Elí), capellán de la Marina. Era salesiano y animaba a los soldados de una forma muy especial, de tal modo que les pedía que encomendaran sus vidas a la Virgen para salir victoriosos. El 30 de mayo de 1956, Monseñor Agustín Rodríguez declara canónicamente la Parroquia “María Auxiliadora”, que comúnmente se llamaba “Santa María” de Coronel Oviedo. Según los relatos, cuando se concentraron en el estadio de Puerto Sajonia, hoy Defensores del Chaco, para luego pasar a las cañoneras, primero venían a pie hasta el predio de los salesianos con sus madres y novias para participar de la misa campal e implorar el auxilio de la Virgen. Luego iban para abordar las cañoneras. El 24 de mayo de 1962 se realiza la bendición de la piedra fundamental de un gran templo dedicado a María Auxiliadora para el amplio territorio ovetense. El nuevo templo de inaugura con toda solemnidad y con la presencia de las más altas autoridades de la República el 24 de mayo de 1964, por Mons. Ismael Rolón, entonces Obispo de la Prelatura de Caacupé. La Congregación Salesiana distribuyó a los soldados 70.000 medallas de aluminio de María Auxiliadora para que cada uno llevara en el pecho a la protectora. Esa fuerza moral espiritual sirvió para alcanzar resonantes victorias del Ejército paraguayo. Desde 1966 a 1971, el Párroco, Padre Vicente Rojas va agregando el equipamiento y las mejoras a la extensa parroquia. Desde aquel entonces, las fiestas patronales y las procesiones convocan cada año a cientos de devotos. Desde 1973, con los trabajos de los PP. Solís, Diógenes González y otros párrocos, la feligresía supera los doce mil habitantes distribuidos en una extensa zona rural con más de treinta compañías de colonos y numerosas e importantes capillas rurales. En la Parroquia central se establece la Asociación de María Auxiliadora y varios grupos pastorales y catequísticos en las diversas compañías. En el año 2012, a partir del rediseño de la presencia salesiana en Paraguay, la Parroquia fue cedida a la Diócesis de Coronel Oviedo. MARÍA AUXILIADORA EN MINGA GUAZÚ E l 3 de febrero de 1957 se crea la Colonia de Puerto “Presidente Stroessner”. Desde 1959 el sacerdote salesiano Guido Coronel inicia los trabajos en medio de vastos bosques de lo que más adelante se llamaría Colonia de Minga Guazú, con numerosos inmigrantes que afluían a la región. En constantes viajes a la lejana Asunción, el Pa'i Coronel organiza las primera instalaciones. Quedaron famosos para la historia los originales trabajos de su creatividad en forma de “Minga” (o trabajos comunitarios), en los cuales participaban unos ochocientos hombres con sus instrumentos de labranza liderados por el dinámico sacerdote. Desde un principio, él mismo levanta una humilde capillita a María Auxiliadora como protectora de esas duras labores de fundación y asentamiento de las prósperas colonias del Alto Paraná. Como buen salesiano, ya desde 1960 establece la primera escuelita de madera, con un primer grado de 26 alumnos, base de los que serán posteriormente los grandes colegios salesianos de la zona. El 20 de agosto de 1966, Mons. Juan Wiesen crea la Parroquia María Auxiliadora de Minga Guazú. En esa extensa parroquia, de inmensos bosques vírgenes, fue párroco el Padre Coronel durante 24 años, desde 1966 hasta 1989, año en que fallece. El 2 de mayo de 1979, por el Decreto Nº 6184, María Auxiliadora es declarada por el Gobierno Nacional, y paralelamente por otro Decreto del Obispo del lugar, como “Patrona del Agro del Alto Paraná”. El 24 de mayo de 1979, se realiza en forma triunfal la bendición e inauguración del nuevo templo de cemento, dedicado a la Virgen de Don Bosco. Asistieron numerosas autoridades nacionales de todos los sectores, presididas por el Presidente de la República y todos sus ministros, con la presencia de grandes multitudes que acudieron de las distintas obras salesianas del Paraguay. 7 Mayo Mayo 1 2 María, ilumina nuestra vida María, anima la esperanza ante la fa a de equidad E stamos en pleno otoño y esto significa renovación, esperanza. En otoño se renueva en nosotros la vida que crece y se manifiesta cada día. En otoño comienza el Mes de María y se manifiesta de diversas maneras la alegría de la Fe que está presente en el corazón de tantas personas. H oy día te invitamos a mirar a María, contemplar su imagen y su figura de mujer, profeta de su pueblo, que vive las dificultades y los temores de su gente, y la esperanza con la certeza que los días malos para su pueblo pasarán pronto con la llegada del Mesías prometido, que trae buenas noticias para los suyos. Ella escucha lo que su pueblo siente y lo que su pueblo sufre. La Palabra de Dios anima la esperanza y ella misma será el camino para recibir al Mesías que aliviará las penas y dolores de tantos hijos. Nos unimos al caminar de la Iglesia, que bajo la guía del Espíritu de Cristo, nos va regalando día a día numerosos motivos para sentirnos agradecidos del cuidado del Padre, a pesar de nuestra fragilidad. Nos sentimos contentos de una Iglesia joven que vive la alegría de la Fe y la alegría de ser cristianos como discípulos misioneros en el Paraguay del siglo XXI. Miremos la alegría de la Fe de la joven virgen de Nazareth que nos impulsa hoy a nosotros a mirar la vida con alegría y esperanza puesta en Dios Padre. Al igual que María, que escucha en primer lugar en su corazón la voz de Dios en su vida, también nosotros queremos invitarte a escuchar la voz de Dios en tu corazón para soñar tu existencia como un proyecto que quiere tu felicidad y la de los demás. En este mes de María que iniciamos hoy, te invitamos a ser parte de una Iglesia que quiere escuchar, celebrar y vivir la alegría del Evangelio de la misericordia en comunidad, porque la fe se vive y se comparte con los demás. Es el ejemplo de María, que escucha al Señor y escucha a su pueblo. Hoy día también la Iglesia, al igual que María se esmera por escuchar la voz de su pueblo que clama mayor integración y mayores oportunidades para crecer y estudiar. Hay muchos jóvenes que sufren discriminación y desigualdad y que buscan una mejor educación y oportunidades de trabajo para el bienestar de su familia. 1 de Para reflexionar: Al mirar la realidad que te rodea ¿qué descubres? ¿cuál es el clamor del pueblo? ¿Qué palabras del salmo coinciden con tu visión de la realidad de tu patria? Para reflexionar: ¿Te sientes una persona de esperanza, con ilusiones? ¿Qué sueños tienes? ¿De qué manera podemos celebrar el Mes de María? 8 9 Mayo Mayo 3 4 María, ícono de la paz María nos enseña a escuchar la voz de Dios L os seres humanos tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para que escuchemos más de lo que hablamos. Hoy día ante la vida acelerada que llevamos todos nos falta el tiempo para escuchar, para detenernos en el otro y prestar atención a lo que nos quiere decir. ¿Cuántas personas en la propia familia sienten la necesidad de ser escuchados por los demás? En este año de la Misericordia, queremos destacar una de las características más importantes del regalo de la fe. La fe es escuchar a Dios en primer lugar, escuchar su Palabra cada día en el evangelio, escuchar como Dios nos habla en el hermano que se encuentra junto a nosotros. Para escuchar bien hay que disponerse a prestar atención, a no interrumpir, a acompañar con la mirada en el otro a lo que está comunicando, es decir escuchar significa tener ciertas competencias humanas que implican acoger al otro como un hermano. Por eso tiene mucho valor cuando decimos que la Iglesia quiere escuchar a su pueblo, que la Iglesia quiere escuchar a los niños y a los jóvenes. La Virgen María nos enseña a escuchar con su ejemplo. No aparece muchas veces en el evangelio, pero está presente en los momentos más importantes de la vida de su Hijo, es como si el silencio de María, es una atenta escucha a lo que va pasando, atenta a lo que pasa desapercibido para los demás. La Virgen nos enseña a escuchar en primer lugar al Señor presente en nuestra vida. Para reflexionar: ¿Qué dificultades nos impiden escuchar con atención a los demás? ¿Cómo podemos escuchar mejor lo que el Señor Jesús nos dice en su Palabra? ¿Has sentido la presencia de la Virgen Auxiliadora en momentos de dificultad o de peligro? C ada día, aunque deseamos vernos sostenidos por los signos de la presencia de Dios, nos encontramos con signos opuestos, negativos, que nos hacen creer que está ausente. La plenitud de los tiempos parece desmoronarse ante la multitud de formas de injusticia y de violencia que hieren cada día a la humanidad. A veces nos preguntamos: ¿Cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables de nuestro mundo? ¿Hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes? ¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y niños siguen huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución, dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales? Un río de miseria, alimentado por el pecado, parece contradecir la plenitud de los tiempos realizada por Cristo. Y, sin embargo, este río en crecida nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo. Todos estamos llamados a sumergirnos en este océano, a dejarnos regenerar para vencer la indiferencia que impide la solidaridad y salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir. La gracia de Cristo, que lleva a su cumplimiento la esperanza de la salvación, nos empuja a cooperar con él en la construcción de un mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz, en la armonía de la creación originaria de Dios. …la Iglesia nos hace contemplar la Maternidad de María como icono de la paz. La promesa antigua se cumple en su persona. Ella ha creído en las palabras del ángel, ha concebido al Hijo, se ha convertido en la Madre del Señor. A través de ella, a través de su «sí», ha llegado la plenitud de los tiempos. El Evangelio dice: «Conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (Lc 2,19). Ella se nos presenta como un vaso siempre rebosante de la memoria de Jesús, Sede de la Sabiduría, al que podemos acudir para saber interpretar coherentemente su enseñanza. Hoy nos ofrece la posibilidad de captar el sentido de los acontecimientos que nos afectan a nosotros personalmente, a nuestras familias, a nuestros países y al mundo entero. Donde no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos. Bienaventurada eres tú, María, porque has dado al mundo al Hijo de Dios; pero todavía más dichosa por haber creído en él. Llena de fe has concebido a Jesús antes en tu corazón que en tu seno, para hacerte Madre de todos los creyentes (cf. San Agustín, Sermón 215, 4). Derrama sobre nosotros tu bendición…; muéstranos el rostro de tu Hijo Jesús, que derrama sobre todo el mundo su misericordia y su paz. Para reflexionar: ¿Cuál es nuestra actitud frente a las injusticias que vemos a diario en nuestro entorno? ¿Nos dejamos sumergir en la misericordia infinita de Dios? 10 11 Mayo Mayo 5 6 María nos enseña a tener un El gran amor de Domingo corazón libre Savio por la Virgen María L as diversas encuestas que se realizan hoy en día, nos señalan que los jóvenes se manifiestan incrédulos frente a las instituciones, están desencantados y preocupados por el futuro. Pero, también sabemos, que existen miles de jóvenes que en silencio trabajan por un mundo mejor, y están comprometidos con Jesucristo y la sociedad humana. Esto se comprobó plenamente en las diferentes iniciativas juveniles de solidaridad, como también en los encuentros que tuvieron los jóvenes con el Papa Francisco, primero en la JMJ Río 2013, y después en la reciente visita que realizó a nuestro país en junio del 2015. En el encuentro con los jóvenes en la Costanera de Asunción, el Papa Francisco les dijo: “Hay que tener el corazón libre…, un corazón que pueda decir lo que piensa, que pueda decir lo que siente y que pueda hacer lo que piensa y lo que siente, ése es un corazón libre” También les dijo: “La vida no es fácil para muchos jóvenes…, la desesperación los empuja a la delincuencia, los empuja al delito, los empuja a colaborar con la corrupción. A esos chicos y chicas les tenemos que decir que nosotros estamos cerca, que queremos darle una mano, que queremos ayudarlos, con solidaridad, con amor, con esperanza. Hoy necesitamos jóvenes con esperanza, jóvenes con fortaleza,… porque conocen a Jesús, porque conocen a Dios, porque tienen un corazón libre… para eso hace falta sacrificio, hace falta andar contracorriente. Las bienaventuranzas son el plan de Jesús para nosotros” Para reflexionar: ¿En qué creen hoy los jóvenes? ¿En quién o quiénes confían? ¿En quiénes desconfían? ¿Cómo podemos tener un corazón libre como María? D ice San Juan Bosco: “Desde muy pequeño, el amor de este joven por la Santísima Virgen fue muy notorio, y siempre se manifestaba en buenas obras y tratando de contagiar a otros jóvenes con esta bella devoción.” Por eso Domingo se esmeraba en no dejar pasar el día sin hacer algo por Nuestra Señora: un día perdonaba en su honor a un compañero que le había ofendido. Otro día regalaba sus dulces a otro, como ofrenda a la Virgen María. Cada sábado en los recreos narraba a algunos compañeros un ejemplo acerca de la Madre de Dios. Al acostarse y al levantarse besaba la medalla de la Virgen que llevaba siempre colgada al cuello. En sus libros tenía una estampa de la Reina del cielo y de vez en cuando estampaba un cariñoso beso en esa imagen de la Buena Madre Celestial. Pedía prestados libros que hablaban de la Santísima Virgen, leía ejemplos agradables y simpáticos y después los contaba a sus compañeros. Ya se sabía que alumno que fuera amigo de Domingo Savio se volvía también muy devoto de la Madre de Dios, y no fallaría en confesarse y comulgar para cada fiesta mariana. El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX proclamaba el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. En el Oratorio de Turín esta fecha no pasó inadvertida. Tras celebrar las vísperas de aquella jornada histórica, Domingo Savio, alumno del Oratorio, se queda algunos minutos en la capilla de San Francisco de Sales y, puesto de rodillas ante el altar de la Virgen, tras haberle pedido permiso a Don Bosco, se consagra enteramente a María, mientras repite una y otra vez la oración que renovaba la que había pronunciado el día de su Primera Comunión: “María, te doy totalmente el corazón; haz que siempre sea tuyo. Jesús y María, sean siempre mis amigos; concédanme la muerte antes que cometer un pecado.” Para reflexionar: ¿Qué puedo hacer para honrar a María en este mes? No hacen falta grandes obras, sino un movimiento verdadero del corazón. 12 13 Mayo Mayo 7 8 María nos enseña a creer “Lo que les pasa a todos, ¿nos E n este año de la misericordia y en el mes dedicado a nuestra Madre, nos podemos preguntar ¿Qué cree María? La respuesta, sin duda se encontrará en su Hijo Jesucristo. Ella supo hacer la voluntad del Señor, y llena de la gracia de Dios acompañó a Cristo y con gozo manifestó el ser discípula del Señor. El Papa Francisco nos señala que “En la Madre de Jesús, la fe ha dado su mejor fruto, y cuando nuestra vida espiritual da fruto, nos llenamos de alegría, que es el signo más evidente de la grandeza de la fe. En su vida, María ha realizado la peregrinación de la fe, siguiendo a su Hijo. Así, en María, el camino de fe del Antiguo Testamento es asumido en el seguimiento de Jesús y se deja transformar por él, entrando a formar parte de la mirada única del Hijo de Dios encarnado.” Imitemos a María, y creamos en su Hijo Jesucristo, reconociendo la grandeza de Dios y con alegría anunciémoslo. Para reflexionar: importa a todos?” L a política es una dimensión de la vida humana que ha sido escenario de las más enconadas luchas, así como de las más profundas alegrías de millones de personas. A lo largo de la historia, ha provocado muchas y sangrientas disputas entre hermanos, así como el logro de lo que parecían sólo sueños. Eso los paraguayos lo sabemos bien. Estamos en una época de importantes decisiones para el país, y ya que en las elecciones todos los mayores de 18 años tienen la posibilidad de decidir el futuro de nuestro país y de nuestra sociedad, resulta curioso que a veces las personas se sienten poco interesadas en política. Algunos jóvenes que declararon estar interesados en política, más de la mitad explica su interés en la política argumentando que “si uno quiere que las cosas cambien, tiene que interesarse en generar ese cambio”. Pero, ¿de qué se habla en realidad, cuando se toca el tema de la política? ¿Es algo en verdad tan apasionante, o es una “pérdida de tiempo” como opinan algunos? ¿Tiene algo que ver Jesús y su Evangelio en estos asuntos? ¿Comunicamos con alegría nuestra fe como María? Para reflexionar: ¿Qué consecuencias prácticas podría tener una familia/persona sin vínculos sociales? ¿De qué formas se puede participar organizadamente en nuestro país? 14 15 Mayo Mayo 9 10 Por una economía más humana María nos ayuda a vivir en y solidaria un país en paz L 16 T os efectos de la desigualdad socioeconómica en Paraguay, a pesar del crecimiento macroeconómico en los últimos años, se ahonda esa brecha que divide a la nación prácticamente en dos sectores sociales. ¿Es éste un país que, teniendo sobre un 90% de personas que se afirman cristianas, crece de un modo en el que se nota que está compuesto principalmente por seguidores de Jesús? Si más del 90% de personas que al ser católicas, sienten afecto por la Madre del Señor, ¿qué sentimos al dirigirnos a ella, con el país que hemos levantado? odos los días tenemos noticias de discusiones, violencia, heridos y hasta muertes en distintos rincones de nuestro país y del mundo. Los medios de comunicación señalan con insistencia tales hechos. Nos preguntamos, ¿es que no hemos aprendido a vivir en paz? Y si existen actitudes de paz y reconciliación, ¿por qué no se les da espacio en los medios? En un país en que existe mayoría católica, para quienes la Virgen María ocupa un lugar central en sus vidas, ¿dónde están los que veneran a la “esclava humilde del Señor”? ¿Seguimos en el día a día su ejemplo de paz y mansedumbre? Para reflexionar: Para reflexionar Comparto 2 signos de mi entorno cercano (familia, barrio, comuna) donde se vea con claridad el abismo económico que existe en Paraguay. Para enfrentar esta injusta situación, ¿qué actitud es la que brota del Evangelio: la venganza, el llanto desesperanzado o una más serena y proactiva? Justifiquen. ¿Cómo me definiría: como una persona serena por dentro, que genera paz; una persona tranquila, serena por fuera solamente; o una persona dispersa por dentro y por fuera? Justifico. Si pudiera elegir sólo una relación con alguien para vivirla más en paz, ¿cuál elegiría? ¿por qué? 17 Mayo Mayo 11 12 Una Iglesia materna Comprome dos por un L mundo mejor as situaciones que hemos ido dialogando esta semana nos van destacando el rostro de muchas personas que sufren en nuestro país. Sea por la pobreza extrema, sea por ver aplastados sus derechos, sea por diferentes exclusiones y violencias, incluso por los mismos escándalos que se han descubierto al interior de la Iglesia en distintas partes del mundo, el hecho es que hay mucha gente que sufre en nuestro país. icen los obispos: “Impresiona cómo en muchas naciones de la tierra se ha manifestado un profundo malestar ante el modelo cultural que ha impuesto la globalización y que va orientando nuestras vidas y organizando las sociedades del mundo según sus criterios. A veces la misma Iglesia ha causado algunas de tales situaciones, sobre todo con el Papa Francisco hemos recordado una actitud que se estaba oscureciendo en la acción de la Iglesia: su maternidad, su acogida, su nutrición. ¿Percibimos estos rasgos en nuestra comunidad? Por todas partes surgen manifestaciones de "indignados" que piden cambios profundos en la organización internacional. En nuestro país, diversas manifestaciones y en particular un poderoso movimiento estudiantil están pidiendo reformas. Para reflexionar: Comparto un aspecto en que quisiera ser más acogido por quienes me rodean (rasgo de personalidad, estado de salud, condición socioeconómica…). D En el mismo sentido se han venido expresando los campesinos y los pueblos originarios, que se sienten postergadas, no escuchadas, e incluso engañadas. Ese malestar se expresa como una protesta contra los criterios orientadores impuestos por la globalización. La Iglesia no puede permanecer ajena a ese clamor”. Para reflexionar: La vida que llevo adelante, ¿tiene por norte, cualquiera sea la manera, transformar el mundo en un lugar mejor para vivir? Justifica. 18 19 Mayo Mayo 13 14 Espir ualidad mariana de Jóvenes voluntarios comparten Madre Mazzarello su fe anta María Dominga Mazzarello fue canonizada por el Papa Pío XII en 1951. Su santidad es una santidad sencilla, hecha de “vida cotidiana”, de espiritualidad realista, podríamos decir una “santidad ordinaria”, no presenta hechos extraordinarios, o milagros portentosos, nada de particular que atraiga la atención de quienes la conocemos, pero tal vez lo que atrae en María Mazzarello es su simplicidad de vida, su amor a Dios y a María en lo concreto de la rutina cotidiana, la capacidad de convertir extraordinario lo ordinario de la vida diaria, es decir: dar valor sobrenatural a las cosas ordinarias: al trabajo, a la oración, al tiempo, como por ejemplo: “hacer de cada puntada un acto de amor a Dios”, o aquella frase que nos golpea fuertemente: “toda hora es hora de amar a Dios, amémoslo con todo el corazón” y es esto lo que –quizássorprenda a nuestro acostumbrado concepto de santidad. En ella se puede definir claramente el concepto de la santidad ferial. n el día en que conmemoramos los 205 años de la Independencia Nacional, el tema de hoy es: “jóvenes voluntarios comparten su fe” y queremos compartir y reflexionar en comunidad la acción generosa de tantos jóvenes, hombres y mujeres, que de una forma silenciosa dedican su tiempo y energía a servir a otros, porque en los otros encuentran el rostro de Cristo que está presente en los niños, jóvenes y adultos, a lo largo de todo nuestro país. S Venera a María con el entusiasmo propio de su tiempo, de su lugar: A María Inmaculada se consagra desde su juventud, de hecho será Hija de María Inmaculada hasta el día de su muerte. En María Inmaculada descubre el “atractivo” de la pureza, de la gracia, y encontrará la inspiración para luchar contra el pecado, por conservar la gracia a todo costo. La Auxiliadora, presentada por Don Bosco, abre a María Mazzarello a una dimensión eclesial universal, si hasta ese momento había vivido su dimensión eclesial a niveles cerrados de su parroquia, al conocer y asumir en su propia vida a María bajo el título de Auxiliadora, abre los horizontes de su espiritualidad. Comprende que la Auxiliadora, el potente auxilio de Dios es Aquella que colabora con Cristo y con la Iglesia a llevar adelante la obra de salvación de la humanidad. Es así como se ensancha su maternidad, su anhelo y deseo de ganar almas para Dios, su pasión apostólica, quería venir hasta América aunque sea para salvar una sola alma; una mujer que ha ejemplo de María, la Madre del Salvador, se entregó totalmente al servicio de los demás, con alegría y sacrificio. E Ser voluntario significa trabajar por una comunidad por decisión propia y son distintas motivaciones las que mueven a estas personas a dedicar su tiempo a la tarea no remunerada. También se sabe que el voluntario debe cumplir tres condiciones mínimas. La primera es ser bien intencionado, dado que se supone que el voluntario busca ser útil en el cambio positivo de otro. Luego, es clave el desinterés, ya que es un trabajo que no presenta una contraprestación económica directa. Y, por último, el compromiso: El estar ayudando a personas que realmente lo necesitan, personas que confían en nosotros, no se entiende sin un elevado sentido de responsabilidad en la labor que cada uno realiza. Si bien es cierto que el voluntariado es un trabajo no remunerado, las exigencias son las mismas, inclusive mayores, ya que en nuestras manos están los sueños de miles de personas que buscan salir adelante. Si no rendimos lo suficiente alguien estará sufriendo por nuestro mal desempeño. Por ello, resalta la importancia de la empatía. Para ejecutar una buena labor y ser verdaderamente un aporte para estas personas, debemos tener la capacidad de ponernos en el lugar del otro. En la medida que entendamos el porqué de las condiciones en las que vive daremos nuestro mayor esfuerzo consiguiendo, por ende, un mejor resultado. Para reflexionar: Para reflexionar: ¿Quién es la Virgen María para mí? ¿Qué papel ejerce en nuestra vida? ¿Qué significa seguir a Jesús con María? 20 ¿Te gustaría ser voluntario y entregar tu tiempo para ayudar a los demás? ¿Qué recuerdos vas guardando en tu corazón, como lo hizo María? ¿Qué sueños quieres realizar en los siguientes años de vida? 21 Novena en Honor a Mayo María Auxiliadora 15 PRIMER DÍA Las obras de Misericordia Corporales y Espir uales DAR DE COMER AL HAMBRIENTO, DAR DE BEBER AL SEDIENTO Y VESTIR AL DESNUDO P. Miguel Ángel Larrea Dar de comer… N os remite al mandato de Jesús: “denles ustedes de comer”. Ante la indiferencia de los discípulos, que es la nuestra - ni doscientos denarios son suficientes para dar de comer a tanta gente -, Jesús nos invita a poner lo poco que tenemos y hacer que se obre el milagro de alimento para todos… porque otro mundo es posible. Todavía hay gente que se muere de hambre o de desnutrición en el mundo y en nuestro país. Nosotros que exportamos grano y carne para millones de seres humanos no podemos dar de comer a unos cuantos miles: aún no llega para todos los niños el almuerzo escolar; aún hay campesinos sin tierra que comen una vez al día; aún vemos a tantas personas que tienen que revolver entre la basura para satisfacer su hambre. Todo esto nos recuerda al pobre Lázaro que, a la puerta de la mansión del rico, no recibía ni un pedazo de pan. Solo los perros le lamían las llagas. Así de enorme es el abismo que estamos creando con este sistema neoliberal. Pero también el mandato del Señor ha convertido el corazón de mucha gente para compartir lo que tiene con los demás, para realizar un comercio justo con países menos desarrollados, para luchar por la tierra, para no desperdiciar ni tirar comida, para vivir con lo necesario y dejar lo superfluo, para cuidar nuestra tierra como casa común de todos. Las pequeñas cosas de cada día pueden obrar el milagro que no consiguen ni los gobiernos ni las multinacionales. 22 Dar de beber… N os remite a la sed de aquella samaritana que pedía agua de vida eterna para no tener que volver más al pozo de Jacob. Y Jesús se ofrecía a sí mismo como agua para la vida eterna. Pozos, sin duda, que faltan en tantos poblados y asentamientos, precios abusivos de las aguateras o una guerra sutil que se está fraguando por el dominio del agua. Pero sobre todo, ¡cuánta sed de tantas personas que buscan desesperadamente satisfacerla en cosas que no la calman, sino que exigen más y más! También lo pobres piden espiritualidad, poder beber de ese manantial de vida que salta hasta la vida eterna, pero nadie se lo ofrece. Sencillamente porque nadie puede dar lo que no tiene. Nos pedía el Papa ser islas de misericordia en este mar de indiferencia. Éste es el momento oportuno, el tiempo adecuado: no para hacer obras de caridad sino para transformar nuestro corazón en un corazón compasivo y misericordioso. Un corazón samaritano que se acerque al extraño y lo convierta en prójimo, en hermano. Un corazón capaz de compadecerse ante la carencia y el dolor del otro. En la parábola Jesús nos recuerda que gente muy piadosa y religiosa no fueron capaces de acercarse por miedo a la responsabilidad que ello les iba a acarrear. Pasaron de largo. Dar de comer, dar de beber, vestir no pueden ser meros actos de lástima, sino verdadera actitud de cercanía y acogida, con todo lo que ello significa. En su canto del Magníficat, María canta la grandeza de Dios y su misericordia para con ella y para con su pueblo. Entresacando la oración de los salmos nos recuerda que el Señor sigue saciando el hambre del hambriento, dando posada al peregrino, protegiendo al huérfano y a la viuda porque el corazón de Dios está en el humilde y en el hambriento que no sólo se alimenta de pan, sino que se estremece ante su palabra imitamos en sus actitudes más profundas. Nuestra espiritualidad no puede quedarse en puro espiritualismo y prácticas religiosas ni en simple activismo y momentos celebrativos. Nuestra espiritualidad será eclesial y mariana si somos capaces de salir al encuentro de los más necesitados, de los marginados, de los descartables y hacerlos retornar a nuestra comunidad, a la sociedad, haciendo que recuperen toda su dignidad de hijos de Dios: darles las herramientas necesarias para que logren ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Así lo entendió san Juan Bosco, siendo María su maestra, al acoger en el Oratorio a tantos niños hambrientos, sedientos, sin abrigo ni cariño… “pobres, abandonados y en peligro. María Auxiliadora, libéranos de creernos mejores porque damos una buena limosna… todavía tenemos miedo de darnos a nosotros mismos. Libéranos de juzgar a los pobres como vagos y maleantes… porque, a veces, somos nosotros más miserables que ellos con nuestra actitud de indiferencia. María Auxiliadora, enséñanos a tener un corazón compasivo y misericordioso. María con su canto profético denuncia que en la comunidad de los creyentes no pueden entrar los planes de los soberbios de corazón ni las riquezas mal habidas ni los asientos de los poderosos que oprimen al pueblo. Los creyentes somos, como María, servidores del Señor en los hermanos. Es nuestra responsabilidad que nadie sufra hambre ni sed, que nadie quede a la intemperie y sin abrigo. Es nuestra responsabilidad hacer saltar de alegría el corazón de nuestros hermanos más necesitados, como saltó de alegría en el vientre de Isabel su hijo, o llenar de fiesta y buen vino sus mesas, como en Caná. No nos podemos llamar devotos de María si no la Vestir al desnudo… R ecuerda aquella estación del Via Christi en Junín de los Ándes donde los conquistadores y el ejército arrebatan por la fuerza el vestido de un indígena. Vestido que habla de calor, de seguridad, de no desnudez, de no quedar al descubierto… de casa digna para todas las familias, de abrigo, de afecto, de cuidado. Vestido que habla de satisfacer las necesidades básicas… y hay tantas familias en nuestro país que no las tienen: es una de las principales demandas de nuestros hermanos. ¿Podemos seguir indiferentes o dando migajas… como pan duro, ropa inservible, restos de lo que nos sobra, basura para los que viven en ella? 23 Novena en Honor a Mayo 16 María Auxiliadora SEGUNDO DÍA DAR POSADA AL PEREGRINO P. César Ruiz “Era forastero y me hospedaron” (Mt, 25, 35) N os han dicho que estamos referidos al tiempo (Ser y Tiempo, Heidegger), pero es también verdad que pertenecemos a un lugar: heredarás la tierra; (Hizo su morada entre nosotros, Jn 1, 14). La obra de misericordia que nos habla de dar posada al peregrino, es una acción puntual de acogida, pero es al mismo tiempo un existencial de toda persona: ser acogido, recibido, alojado. El drama de muchos en nuestro mundo es que no se sienten acogidos entre los que debieran de garantizar la hospitalidad. Sentir que pertenecemos a alguien, que nos acogen, es una de las experiencias básicas que necesitamos recibir de los demás. La hospitalidad es una condición para desarrollar la vida personal en sentido sicológico, pero lo es también en sentido social; si no somos acogidos en la sociedad no podemos realizarnos como personas. Nuestra tradición religiosa, la judeocristiana, está atravesada de esta referencia a la acogida, a la hospitalidad. Es una desgracia no pertenecer, no ser acogido como vemos en la historia de Caín y Abel: “andarás errante” (Gn 4,12). Es una maldición andar vagabundo, sin lugar, des-ubicado. Ya en el Antiguo Testamento, la falta de hospitalidad es duramente castigada (Gn 19; Jue 19). El Nuevo Testamento dice taxativamente: “…Si al entrar en un pueblo no los reciben (…) el día del juicio será más tolerable para Sodoma que para esa ciudad” (Lc 10, 10.12.). La experiencia de Israel recoge el mandato de Dios a favor de tres situaciones de extrema vulnerabilidad: la viuda, el huérfano, el extranjero: 24 “No explotarás ni maltratarás al extranjero porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto” (Ex 22,21). Jesús no sólo pide respetar al extranjero, sino que se identifica con el extranjero, con el forastero: “…Era forastero y me recibieron” (Mt, 25, 35). La parábola del buen samaritano recoge maravillosamente la enseñanza de Jesús sobre el peregrino, el forastero (Lc 10, 25). Estamos llamados a ser samaritanos unos de otros. La tradición cristiana asocia la experiencia pascual a la hospitalidad, a la mesa compartida “Quédate con nosotros…” (Lc 24, 29). La hospitalidad no es simplemente algo útil, sino una realidad de salvación. “El hombre no plantea solamente las famosas y eternas cuestiones que le acompañan siempre: ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos? Plantea también la cuestión (…) ¿dónde estamos?” (Adolphe Gesché, Dios el cosmos). Necesitamos también un hogar, un lugar donde trazarnos, donde construir nuestra identidad. Precisamos un lugar, ya sea afectivo, geográfico o existencial para construirnos como personas. En este sentido, la experiencia de Don Bosco, que quería ofrecer una casa y un ambiente de familia a los jóvenes es muy iluminadora. No podemos identificarnos si no estamos ubicados en un lugar, en nuestro lugar. El drama de los inmigrantes es la falta de lugar, de hospitalidad en sentido afectivo, geográfico y existencial. Es muy iluminadora en este sentido la película: “Un lugar en el mundo”, de Adolfo Aristarain (1992) que plasma el drama de una familia perseguida por la dictadura militar en la Argentina. La historia de la Virgen de Nazaret está tejida de la hospitalidad; ella es el espacio, el lugar donde encontró morada el Verbo, el Hijo de Dios. María es la hospitalidad hecha persona, gracias a ella, Dios habitó entre nosotros. La devoción mariana católica es expresión de esa hospitalidad que nos brinda la Madre del Señor. Ella que se hizo hospitalidad debe llevarnos a acoger la vida; Ella debe inspirarnos para vivir la hospitalidad hoy, especialmente hacia aquellos que no tienen hogar, que no son acogidos en la sociedad. Estamos llamados a hacer de nuestro mundo un espacio de acogida cuidando a la persona, pero cuidando también nuestro mundo que nos acoge, nos da hospitalidad (Laudato Sí, Francisco). 25 Novena en Honor a Mayo María Auxiliadora 17 Salesianos Paraguay TERCER DÍA VISITAR AL ENFERMO Y AL PRESO, ENTERRAR A LOS MUERTOS P. Francisco Miranda NUESTRA PRESENCIA EN LA EXPERIENCIA DEL DOLOR Y SUFRIMIENTO DEL OTRO E l Papa Francisco nos invita a recuperar la reflexión sobre las “obras de la misericordia”, que son justamente las obras que posibilitarán la salvación. Son las que nos abrirán la puerta y seremos llamados benditos del Padre, simplemente por compartir gestos tan sencillos pero tan cercanos en humanidad y sencillez (cf. Mt 25, 31-46). Hoy reflexionaremos sobre los gestos de acercarnos a la experiencia del dolor en la existencia humana: visitar a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Visitar a los enfermos C uando el dolor o la enfermedad golpean nuestra puerta, nos sentimos desconcertados, oprimidos, frágiles. Si bien nuestra visita no pueda curar al enfermo de su dolencia ni calme su dolor, sí puede hacer una cosa: nuestra presencia, incluso silenciosa, le da la certeza de que en ese sufrimiento, la persona no está sola, que estamos a su lado. Damos testimonio de la actitud misericordiosa del samaritano que se deja invadir por el sentimiento de compasión, hasta el punto de que se le “conmueven las entrañas”, que se hace cargo del que sufre, incluso, hasta su recuperación total: “Lo que gastes de más te lo pagaré a mi regreso” (Lc 10, 35) En respuesta a la pregunta que surge en estas situaciones: “¿Dónde está Dios?”, nuestra presencia se hace presencia silenciosa y compasiva de la revelación de Dios. A veces sobran las palabras, la sola presencia comunica a la persona enferma que no está sola, que en esa experiencia de fragilidad cuenta con nuestra ayuda, con nuestro apoyo, con nuestra oración. Es ir contra la “cultura del descarte” de la que habla el Papa Francisco, y luchar por una cultura de “humanización”. Es quitar del pensamiento de la gente que la enfermedad es un “castigo de Dios”, ya que Jesús mismo, antes de la curación del ciego de nacimiento, responde a la pregunta de sus discípulos sobre “quién pecó, ¿él o sus padres?”, dejando en claro que la enfermedad no es castigo divino, sino posibilidad de que Dios manifieste su misericordia sobre la persona enferma. Visitar a los enfermos es decir que Dios no nos salva del dolor, sino que lo hace a través del dolor, ya que, como afirma el profeta Isaías, “por sus llagas hemos sido curados” (Is 53, 5). Compadecernos del enfermo, sufrir con él, puede convertirse en lugar de la “epifanía” de Dios, cuna de la esperanza germinativa. En palabras de Levinas 1 , “la dimensión divina se abre a partir del rostro humano”. Visitar a los presos J esús, al iniciar su misión y proclamarla en la sinagoga, hace suyas las palabras del profeta Isaías, donde, entre otras cosas, dice que el Espíritu del Señor lo “ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos”. Durante mucho tiempo esta práctica ha sido una costumbre de los cristianos: muchos se han ofrecido como “canje” para liberar a los presos y quedar ellos en su lugar. Esta práctica ha dado pie a la fundación de los Mercedarios. También San Maximiliano María Kolbe ofreció voluntariamente su vida para que un padre de familia pudiese vivir. Literalmente, liberaron a los cautivos. Hoy, ¿qué sentido tiene visitar a los presos? Es recordar que ellos están privados de su libertad, pero no de su dignidad. Siguen siendo hijos amados y queridos por Dios, y Dios espera que cambien, que se conviertan, que puedan enmendar su error. Pero, mirando la realidad de nuestras cárceles, nos damos cuenta que muchos son privados de su libertad y su dignidad, viviendo en condiciones lamentables, donde es más fácil el camino del deterioro que de reinserción y recuperación personal. Visitar a los presos es recordarles que Dios los sigue amando, que Dios no lo identifica con el delito, que no son asesinos, sino que cometieron un asesinato; que no son drogadictos, sino que consumen drogas; que no son ladrones, sino que han cometido un robo. No debemos identificar nunca el acto cometido con la esencia de la persona. En toda persona hay una luz, aún en medio de las tinieblas más oscuras con que envuelve el pecado. El pecado nunca puede borrar la gracia de Dios en nuestra persona, sino que la gracia es capaz de crecer, con ayuda del Espíritu y restablecer ese espejo rajado que distorsiona la imagen de Dios en nuestro interior. Visitar a los presos nos hace creer en la bondad de la persona y confiar que nuestra cercanía puede restablecerlo y reinsertarlo en la comunidad. Es creer que el odio puede dar paso al perdón. Es convertirse en ángeles de esperanza para el prójimo, enviados a anunciar la misericordia de Dios, que acompaña su soledad y sufrimiento y se inclina para levantarlo. Como bien afirma la carta a los Hebreos: “preocúpense de los presos, como si ustedes estuvieran prisioneros con ellos; preocúpense de los que sufren, porque ustedes también tienen un cuerpo” (Hb 13, 3) Es presentar la idea de que la salvación es posible si creemos en que, a pesar de la culpa, todo puede ser salvado. “La fe nos hace creer que el otro y yo mismo, sea cual sea la culpabilidad, valemos más de lo que aparentamos, ya que Dios nos dice en su Hijo: «No he venido a condenar, sino a salvar». Solo el absoluto puede absolver, perdonar.” Enterrar a los muertos D preparar la sepultura. Era el deber por excelencia de los hijos para con sus padres (Gn 25, 8). En tiempos de guerra era considerado un deber de piedad que correspondía al ejército (1 Re 11, 15). De hecho, el libro de Tobías presenta a Tobit como un hombre que da sepultura a los muertos, siendo modelo de israelita fiel a la tradición de que el cadáver de un israelita no sea profanado, incluso poniendo en riesgo su propia vida (Tb 1, 16-18; 2, 3-8) En el Nuevo Testamento encontramos también esta costumbre. Jesús mismo antepone el seguimiento a su persona a esta obligación (Lc 9, 60), pero no va contra esa costumbre. De hecho, el evangelio según San Juan nos presenta el relato de la unción en Betania como un anticipo de su sepultura (Jn 12, 7). En el cristianismo primitivo, fundamentado en la resurrección de Jesucristo, tiene la costumbre de sepultar a los muertos en las catacumbas o cementerios (dormitorio). En la primera carta a los Tesalonicenses, Pablo invita a no permanecer “ignorantes acerca de los que ya han muerto, para que no se entristezcan como los que no tienen esperanza” (1 Tl 4, 13), porque el fundamento de la fe es la resurrección de Cristo de entre los muertos. En nuestra tradición cristiana, el cuerpo del difunto es honrado con ritos que nos recuerdan que por el bautismo fuimos consagrados como templos del Espíritu Santo, por eso lo rociamos con agua bendita, lo incensamos, ponemos el cirio pascual. Toda una simbología del Misterio Pascual. El hecho mismo de enterrar, tiene el sentido de siembra: “como el agricultor siembra la semilla en el surco, con la esperanza de que un día renacerá convertido en un cuerpo transfigurado y glorioso”. esde la antigüedad, encontrarnos que la preocupación por enterrar a los muertos es una costumbre muy arraigada en el ser humano. Con esto, podemos entrever que existe una conexión con la creencia de la existencia de la vida más allá de la muerte. Como obra de misericordia, nos hace crecer como cristianos, pues nos abrimos al horizonte de la esperanza de la resurrección, y en nuestro silencioso acompañamiento, nos hacemos cargo del dolor de la familia ante la pérdida de la persona amada, que ya participa plenamente del Misterio Pascual. En el pueblo de Israel, no ser sepultado era considerado una maldición, una horrible desgracia. Es por eso que el israelita ponía mucha atención en Que la Virgen María, Madre y Auxilio, pueda alcanzarnos la gracia de convertirnos en presencia de Dios que es fortaleza, compañía, consuelo y esperanza. 1 Emanuel Levinas, Totalidad e infinito, Ensayo sobre la exterioridad, pág. 37. 26 27 Novena en Honor a Mayo Novena en Honor a Mayo María Auxiliadora 18 María Auxiliadora 19 CUARTO DÍA QUINTO DÍA ENSEÑAR AL QUE NO SABE Y CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA P. Héctor Fariña LAS OBRAS DE MISERICORDIA Y NUESTRA IDENTIDAD BAUTISMAL E l día de nuestro bautismo, cuando fuimos ungidos con el Santo Crisma, el Sacerdote rezó la siguiente oración: “Dios todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que los liberó del pecado y los hizo renacer por medio del agua y del Espíritu Santo, los unge ahora con el crisma de la Salvación para que, incorporados a su pueblo y permaneciendo unidos a Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey, vivan eternamente”. Si miramos las obras de misericordia corporales y espirituales desde la óptica de nuestra condición de bautizados, caemos en la cuenta de que son, en la vida concreta, la puesta en práctica de nuestra triple identidad de Sacerdotes, Profetas y Reyes. Avanzando en esa dirección, más específicamente podemos vincular las obras de misericordia de enseñar al que no sabe y corregir al que se equivoca con la misión profética de todo ungido, de todo cristiano. “ENSEÑAR AL QUE NO SABE” S an Juan Pablo II nos recuerda: “La participación en el oficio profético de Cristo habilita y compromete a los fieles laicos a acoger con fe el Evangelio y a anunciarlo con la palabra y con las obras, sin vacilar en denunciar el mal con valentía”2. ¡Cuántos hermanos nuestros ignoran el Evangelio! Aquí podemos recordar la famosa frase de San Jerónimo: “Desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a Jesucristo”. Jesús era reconocido por el pueblo como un Maestro que enseñaba con autoridad. Él hablaba sencillamente (en parábolas) y en cualquier lugar (en la sinagoga, en el monte, desde una barca, en el camino). En su Carta Evangelii Gaudium, El Papa Francisco, apuntando a una profunda renovación misionera de la Iglesia, nos señala que hay una forma de predicación (enseñanza) que nos compete a todos y es tarea cotidiana. “Se trata de llevar el Evangelio a las personas 28 que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal… Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino”3. “CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA” C on la obra de enseñar no parece haber demasiados inconvenientes: se trata solo de animarse y hacerlo. Sin embargo, cuando se trata de corregir al que está equivocado, se nos complica un poco más. Está en juego nuestra “imagen”, nuestra “fama”, la relación misma con la otra persona. “Tengo miedo de que se enoje conmigo”. Saber corregir con un estilo cristiano es, ciertamente, un arte. “Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”, decía San Francisco de Sales. Esto nos da una pista para la acción de corregir, es decir: es necesario intervenir desde la paciencia, la esperanza, la prudencia que es fruto del Espíritu Santo, desde la cercanía, desde la humildad. Nunca desde la ira, desde el enojo; nunca buscando la humillación. Esta obra de misericordia espiritual de corregir al que yerra no puede quedar circunscripta solamente al ámbito de una relación interpersonal; pienso que también ilumina los ámbitos de nuestra vida como sociedad. ¿Quién corrige a las autoridades cuando se equivocan? ¿Quién corrige a los empresarios? ¿O a los sindicatos? El Papa Benedicto XVI nos hablaba del principio de “La Caridad en la Verdad” como una fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. La caridad es la vía maestra de la Doctrina Social de la Iglesia. He aquí un punto a seguir profundizando. San Juan Bosco es un claro ejemplo de cómo se enseña al que no sabe, y también de superar aquello que se conoce como el 'respeto humano', a la hora de corregir al que lo necesita. Que Don Bosco interceda por nosotros también hoy, en este camino de ser misericordiosos como el Padre Dios. 2 CHRISTIFIDELES LAICI, 14 3 EVANGELII GAUDIUM, 127 DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA T odos somos buenos para dar consejos a los demás, sobre todo cuando nos los piden. Pero la obra de misericordia dar buen consejo al que lo necesita se trata de algo diverso. fortaleza siempre. En la oscuridad y confusión de una tempestad sobre el mar, como en el brillo de un amanecer de paz y serenidad, Dios está presente. Es saber que yo no tengo todas las respuestas, pero Dios sí. Primero que nada hay que tener presente que se trata una obra de misericordia; es decir, es la obra de alguien que es capaz de compadecer al otro, con todo el corazón, y así consolar y fortalecer a uno que sufre o que está en necesidad. Para poder dar consejo al que lo necesita hay que tener esa actitud. La tradición bíblica pone de relieve la importancia del consejo de la siguiente manera: “La salvación está en un gran número de consejos” (Prov 11,14); “El consejo del sabio es como una fuente de vida” (Sir 21,13); “Los sabios/guías espirituales brillarán como el fulgor del firmamento” (Dan 12,3). Dar buen consejo al que lo necesita es sobre todo una actitud del corazón; es querer ayudar, consolar, estimular, fortalecer con un corazón bueno y magnánimo, buscando el auténtico bien de esa persona. De allí tiene que nacer el consejo; pues cuando nace del amor y del interés por el otro, será bien recibido y al mismo tiempo hará maravillas a la persona que busca una ayuda. Pero, ¿dónde está el criterio para un buen consejo? He aquí las palabras del sabio Ben Sira que apuntan a la cuestión de la verdad y a la importancia decisiva de la conciencia recta que vaya en su búsqueda: “Atiende el consejo de tu corazón, porque nadie te será más fiel. Pues la propia conciencia suele avisar mejor que siete centinelas apostados en una torre de vigilancia. Pero, sobre todo, suplica al Altísimo, para que dirija tus pasos en la verdad” (Sir 37,13-15). Dar consejo, sobre todo, implica ser capaces de dar y eso no siempre es fácil. Significa hacer memoria de nuestra misma vida y experiencia, de nuestro sufrimiento, necesidad, incapacidad y limitaciones. Hacer memoria no con tristeza, lamentaciones y hasta amargura, sino con gran confianza; reconociendo que Dios estaba presente también en esos momentos de nuestra vida. Recordar que él nos acompañaba y nos decía: “estoy aquí y te amo”. Una vez que hemos hecho memoria, conviene preguntarnos qué hemos aprendido de estas experiencias y qué puede ser útil para los demás. Cómo les podemos ayudar a descubrir la mano de Dios y aprovechar las circunstancias duras o confusas de la vida para encontrar a este Padre que camina a nuestro lado. Se trata de extender la mano, sabiendo que aún con mis buenas intenciones, no tengo todas las respuestas, ni puedo resolver todos los problemas. Aconsejar es echar mano de esta sabiduría vivida, haciéndolo con humildad y sencillez. Es ofrecer y no imponer, es compartir y no pontificar. Se trata, a fin de cuentas, de llevar a otros a tener la seguridad de que Dios está cerca y Él será su luz y Blaise Pascal (1623-1662 d.C.) presenta de forma clara la fuerza de la razón, ya sea cuando duda, ya sea cuando sabe aceptar su límite de no poder ir más allá. En definitiva, lo que se juega aquí es el ejercicio de la libertad en la verdad, a lo que Pascal sabe responder con un delicado equilibrio: “Hay que saber dudar donde es necesario, aseverar donde es necesario, someterse donde es necesario. Quien no lo hace no escucha la fuerza de la razón. Los hay que pecan contra estos principios: los que aseveran todo como demostrativo, por no entender de demostraciones; los que dudan de todo, por no saber dónde hay que someterse; o bien los que se someten a todo, por no saber dónde hay que juzgar” (cfr. Pascal, Pensamientos, no. 268). Si miramos el momento presente, podemos decir que quizá lo más urgente es aconsejar a partir de ciertas interrogantes que ayudan a tocar fondo de la existencia humana: “¿Quién soy?, ¿de dónde vengo y adónde voy?, ¿por qué existe el mal?, ¿qué hay después de esta vida?” (cfr. Juan Pablo II, Fides et ratio, no. 1). 29 Novena en Honor a Mayo 20 María Auxiliadora SEXTO DÍA PERDONAR AL QUE NOS OFENDE Sor María Elena Moragas Cristaldo, Fma La Iglesia también practica esta obra de Misericordia, sobretodo en la confesión y especialmente en la dirección espiritual. Ahí cada uno de nosotros, porque lo necesitamos, encontramos el consejo adecuado, el consejo de un sacerdote que te conoce, que no habla en nombre propio sino en nombre de Dios, que no te pretende imponer sus opiniones sino ayudarte a reconocer la voluntad de Dios, que no tienen otro interés sino el de que seas santo. Obra de misericordia difícil, pero gozosa L iberar el corazón del odio y del rencor es un acto de misericordia hacia el prójimo, pero también hacia nosotros mismos. A lo largo de todo el Evangelio, Jesús nuestro Señor nos invita a perdonar. Y no sólo nos lo dice de palabra, sino que nos da su ejemplo: mientras agonizaba colgado de la cruz, nos enseña con su oración al Padre cómo nos perdona. A los verdugos que lo torturaban y lo mataban no les reclama nada, sino que oraba así: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). ¿Qué mayor ejemplo podemos tener para perdonar a los que nos hacen daño? ¿Qué mayor seguridad podemos tener de que Dios nos perdona, aunque hayamos cometido el peor de los delitos, si perdonó así a sus propios asesinos? Cuando uno se deja aconsejar está también en condiciones de aconsejar a los demás. Como Cristo, también nosotros hemos sido ungidos y enviados. Fuimos ungidos el día de nuestro bautismo y después en la confirmación y somos enviados en cada Misa para, igual que el Señor, dar la Buena Noticia a los pobres para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Sin embargo, no resulta nada sencillo practicar esta obra de misericordia. En primer lugar porque nos movemos en un ambiente donde la soberbia anda a sus anchas y nadie se deja aconsejar, vamos tranquilos por la vida como si nunca hiciéramos nada malo, como si no necesitáramos la ayuda de nadie. Nos han convencido de que tenemos que ser autosuficientes, autónomos, y que por eso “nadie me tiene que decir lo que tengo que hacer”. La otra cara de la moneda es el individualismo. Desde esa perspectiva, nadie quiere aconsejar a nadie. Se dice que no debemos meternos en lo que no nos importa, inmiscuirnos en la vida de los demás, que cada uno es libre para hacer lo que quiera. Dicho de otra manera: Se renuncia a ayudar, de verdad, a los demás en aras de un falso pudor o respeto. 30 Y con todo vivimos junto a otras personas que son hermanos nuestros, que son nuestro prójimo y a los que debemos ayudar. El Señor nos envía. Lo haremos con misericordia, y por eso será un consejo que nace de la preocupación auténtica por el otro, del cariño. No hecha con aires de superioridad o con deseo de revancha, sino por amor. Será un consejo dado con delicadeza, con respeto a su libertad pero sin miedo a ser rechazado, sin cobardías sin buscar la propia comodidad. Vamos a querernos de verdad. Vamos a aprender de Cristo que fue enviado para dar la Buena Noticia a los pobres para dejarnos aconsejar, para aconsejar a los otros. Sin embargo, siempre nos asalta la duda: ¿Cómo hacer para perdonar? ¿Cómo perdonar, si nuestra tendencia natural nos lleva al resentimiento, al desquite e incluso a la venganza? Para respondernos esto, debemos estar convencidos de que si Dios nos pide algo, es porque podemos hacerlo. Y podemos hacerlo, porque Él nos da la gracia, es Él Quien perdona en nosotros. Cuando nos sea difícil perdonar una ofensa, perdonar a una persona en particular, ayuda mucho pedir a Dios la gracia del perdón, pensando en esa ofensa o en esa persona cada vez que rezamos esa frase del Padre Nuestro: “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Sabemos que si no perdonamos nos queda un malestar en el corazón y que eso mismo va engendrando otros malestares. Vivir de esta forma daña más al que odia o no perdona que al mismo ofensor. Hay que quitar los malestares y perdonar. El odio que puede llegar a acumular una persona en su corazón puede ser tan venenoso como el de una serpiente. A Dios le gusta perdonar, le gusta decir “Yo te perdono” y lo hace cada vez que nos confesamos. El corazón de Jesús y de María son corazones sin rastros de rencor, corazones inmaculados. Por eso son refugio seguro. A pesar de eso, hay personas que no perdonan y pasan años y años con esa herida interior que habría que curar, y sufren por no perdonar. Quizá tengan que pedir ese don a Dios. Decirle a Jesús y a María: “Dame un corazón como el tuyo”. Dios ama a cada persona y yo no puedo odiarla, es mi hermano, quizá débil; desear su bien y recordar lo que el mismo Jesús ha dicho, que hay que perdonar hasta setenta veces siete. Hay que tomar ejemplo de tantos mártires, también actuales, que mueren perdonando a sus asesinos. Estamos celebrando el mes de nuestra María Auxiliadora y es bueno ayudarnos en la reflexión y en la acción como hijos suyos. Ella perdonó y olvidó las ofensas recibidas, aun teniendo (humanamente hablando) motivos más que suficientes para odiar y guardar rencor. Pongámonos en el lugar de María y pensemos qué hubiésemos hecho cuando Herodes levantó un holocausto de niños para matar al “Rey de reyes” que acababa de nacer, ¿odiar o perdonar? ¿Qué hubiésemos hecho cuando todos nos señalan, como a María, por ser la madre de Jesús?… las miradas llenas de intrigas, los repudios en las calles, los malos comentarios y hasta el abandono de nuestras amistades… ¿Qué hubiésemos hecho al ver que, Aquel que es fruto de nuestra vida, es crucificado injustamente y sometido a la burla pública como todo un ladrón, o aún más, como el peor farsante de todos los tiempos? ¿Hubiésemos perdonado a Pedro quien negó conocer a Jesús? ¿Hubiésemos perdonado a Judas quien lo traicionó y lo entregó por un par de monedas? Pensémoslo, porque el amor de María no conoció límites y traspasó las fronteras de lo comprensible. Ella proyectó su amor sobre Cristo en la Cruz, con ternura de Madre, y lo sigue proyectando sobre la Iglesia, Cuerpo de Cristo y por lo tanto, sobre nosotros, pecadores. 31 Novena en Honor a Mayo 21 María Auxiliadora En María triunfa la Misericordia. Por eso, es privilegiadamente asunta al Cielo en cuerpo y alma, coronada como Reina y Madre de Misericordia. Es la Virgen del Amor, Ella puede llenar de ese amor verdadero, nuestro corazón para que sea más semejante al suyo y al de su Hijo Jesucristo. Sólo hay que pedírselo. Nuestras familias necesitan de la Misericordia, que se revistan de paciencia y fe. Aprendamos a ser misericordiosos, a conversar, a ser comprensibles, a dedicar tiempo a quienes tenemos cerca, a amar a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros hijos. Estamos hechos del mismo barro, nadie es mejor que otros, estamos en la búsqueda constante de que Dios nos haga diferentes. De eso se trata. Que la misericordia se haga presente entre todos nosotros, “Soportándose unos a otros y perdonándose mutuamente” (Col 3, 12-17).¡Cuánto tenemos nosotros que imitar a nuestra Madre! Porque pensamos mucho más en nosotros mismos que en el otro. Nos cuesta mucho estar atentos a las necesidades de los demás y echarles una mano para remediarlas. No estamos siempre dispuestos a escuchar con paciencia al que quiere decirnos algo. Nosotros distinguimos muy bien lo que “en justicia” nos toca hacer y lo que le toca al prójimo, y rara vez arrimamos el hombro para hacer más SÉPTIMO DÍA llevadera la carga de los que caminan a nuestro lado. En vez de amor, muchas veces irradiamos egoísmo. En vez de afecto y ternura traspiramos indiferencia y frialdad. En vez de comprensión y perdón, nuestros ojos y corazón despiden rencor y deseo de venganza. María es camino del perdón. Por eso, nos conduce al Confesionario, a la Eucaristía. El rezo del Rosario nos ayuda a alcanzar la misericordia de Cristo y experimentar el amor misericordioso de la Madre. En este mes tan especial para nuestra familia salesiana estamos invitados como dice el Papa Francisco a descubrir que la lucha interior para perdonar purifica del mal y que la oración y el amor nos liberan de las cadenas interiores del rencor. CONSOLAR AL TRISTE Sor Elvira Benítez, Fma D entro de las Obras de Misericordia Espirituales encontramos la invitación de “Consolar al triste”. Vivir esta obra de misericordia es reconocer en cada ser humano la necesidad de consuelo, de cercanía. Es un modo muy concreto de poner en práctica el nuevo mandamiento del Señor. No se trata sólo de buscar a una persona que esté triste y darle un poco de consuelo. Sino, en primer lugar, comprender quién es una persona triste; y en segundo lugar, de aprender a consolar, brindarle mi cercanía, disponibilidad y apertura. ¿Quiénes son los tristes? ¿Acaso son los que encontramos en las cárceles o en los hospitales, o pidiendo limosna en las calles? No necesariamente. Puede haber presos que viven con más alegría que los libres; enfermos que brindan una sonrisa más amplia que los sanos; y pobres que son más felices que los ricos. En cierto sentido, los tristes somos todos los hombres. No se trata de ser pesimistas, sino de reconocer una verdad: cada ser humano tiene sus luchas, sus dificultades, sus tristezas. Atravesar por momentos tristes en la vida es parte de la existencia humana. Esta obra de misericordia es más profunda de lo que parece. Se trata de reconocer en cada ser humano la necesidad de consuelo, de cercanía, de una mano en sus hombros y poder escuchar “¡Ánimo, vos podes!” cuando te faltan fuerzas para continuar. Podríamos preguntarnos, si todo ser humano tiene necesidad de consuelo, ¿por qué yo debería dar consuelo, si también siento la necesidad de recibirlo? ¡Y es una realidad! Pero recordemos una parte de la oración de San Francisco de Asís: “Señor, hazme un instrumento de tu paz… Oh, maestro, haz que yo no busque tanto el ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, sino amar. Porque es dando que se recibe; perdonando que se es perdonado y muriendo que se resucita a la vida eterna” Todo ser humano tiene necesidad de consuelo, sobre todo cuando está atravesando por una especial dificultad; pero, a pesar de eso, “todos estamos llamados 32 a ser, al mismo tiempo, receptores y fuentes de consuelo”. Y ¿cómo hacerlo? Consolar no siempre consiste en escuchar los problemas de otro y después decirle: “No te preocupes... Vas a ver que todo se solucionará…” Este es el modo más corriente de consolar, pero no es el único. Consolar también es reconocer con el otro lo difícil de su situación y decirle “estoy contigo”, “no estás sola; no estás solo”. Podríamos por lo tanto decir, consolar es saber ofrecer el gesto humano que el otro más necesita, ser ocurrente para ofrecer al otro el gesto humano que más le ayude y haga sentir hijo de Dios. Hoy se renueva esta invitación de consolar al triste, así como lo hizo Jesús que se compadecía del dolor ajeno. Recordemos la resurrección del hijo de la viuda de Naím: “Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.» Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.» El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre.” Otro hecho que podríamos recordar es cuando Jesús por fin llega junto a Marta y María que estaban destrozadas por la muerte de su hermano Lázaro; Jesús comparte con ellas su dolor, llora, nos dice el Evangelio. Y no sólo compartió con ellas su dolor, sino, les devuelve a su hermano Lázaro. Y muchos otros hechos donde vemos claramente que Jesús no permaneció indiferente ante el dolor de los demás, ante el dolor de las personas. Podríamos preguntarnos hoy, ¿cómo miramos a los demás? ¿Somos indiferentes o podemos darnos cuenta que el otro que está a nuestro lado necesita consuelo? ¿O que está triste? Esta actitud de no permanecer indiferente ante la tristeza o dolor de alguna persona, nos ayuda a disminuir el egoísmo, la indiferencia, la frialdad, el distanciamiento que a veces, sin darnos cuenta existe en nuestro ambiente. 33 Novena en Honor a Mayo María Auxiliadora 22 OCTAVO DÍA SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DEL PRÓJIMO P. Pablino González Recordemos lo que el Papa Francisco dijo a los comunicadores en la 50ª Jornada mundial de las comunicaciones sociales, en este año jubilar de la misericordia, y que nos dice también a nosotros hoy, que podemos generar un encuentro fecundo cuando: Este Dios, que es y se llama “Misericordia”, nos invita a “consolar al que sufre”, pero para ello es necesario: mirar y ver al otro, ser capaz de abrir el corazón y sentir dentro nuestro la necesidad del otro, permitirnos regalar un tiempito de nuestro día para acercarnos y hacer que el que sufre, no se sienta solo; con nuestra mirada, nuestra cercanía, nuestras palabras, nuestra oración podemos hacer mucho por la persona que está a nuestro lado y nos necesita. Reconocemos que el consuelo que podemos brindar, no viene de nosotros, “viene de Dios”. Somos portadores del consuelo de Dios, que es más fuerte que la tristeza, que el desánimo, que la desesperanza, que el sufrimiento. Podemos ser en la vida de los demás, la presencia serena y animadora de Dios, podemos ser la mirada cariñosa de Dios que consuela, podemos ser la sonrisa de Dios que infunde alegría en aquellos con quienes compartimos la vida, podemos ser la esperanza que ayuda a levantar la mirada y hacer ver que esos momentos difíciles pasarán, que vendrán tiempos mejores, ¡que Dios es más fuerte! 34 Cada palabra y cada gesto, lo que decimos y cómo lo decimos, expresan la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos. Cuando escuchamos prestando atención, con el compromiso de comprender, valorar, respetar, custodiar la palabra del otro. Cuando nuestro corazón y nuestros gestos animados por la caridad, por el amor divino nos hacen portadores de la fuerza comunicativa de Dios. Cuando pronunciamos palabras con amor, acompañadas de mansedumbre y misericordia. Cuando escuchamos atenta y gratuitamente, recorriendo el camino en proximidad al lado del otro, poniendo humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio de los demás. Cuando aproximándonos a los que más necesitan, nos hacemos cargo, consolamos, curamos, acompañamos y celebramos. Atendiendo a las palabras del Papa Francisco, nos damos cuenta que muchas veces tendremos la oportunidad de consolar al que sufre, no solamente con las palabras, sino también tendremos la posibilidad de hacer algo. Inclusive habrá veces en que no sabremos qué decir ni qué hacer, pero es en ese momento que debemos pedir a Dios que el Espíritu Santo nos conceda la luz necesaria y la capacidad de salir de nosotros mimos, buscando el bien del que sufre. Nunca olvidemos las palabras de Jesús: “Cualquier cosa que hagas al menor de mis hermanos me la haces a mí” (Mt. 25: 31-46) S i las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo ¿Cómo podríamos entender un poco más esta sexta obra de misericordia espiritual para ponerla en acción según el espíritu del año de la misericordia y, más concretamente, en el mes dedicado a nuestra Madre Auxiliadora? Parece un contrasentido E n los tiempos que corren la propuesta número seis de las obras de misericordia espirituales: Sufrir con paciencia, soportar con paciencia…, parece un contrasentido. A menudo escuchamos estas u otras frases que hacer referencia a nuestro tema: - Sufrir los defectos de los demás es ser masoquista… -Yo no lo soporto, no lo aguanto más… ¿Qué pensás del tema? Sos de los que suelen rezar diciendo: Señor dame paciencia, ¡pero dámela ya! ¿Por qué sufrir, por qué soportar? Tal vez, - ¿por la paz en casa? - ¿por salvar una convivencia de años? - ¿porque no queda otra? O porque estamos convencidos de que esta propuesta vivida desde la óptica cristiana es portadora de una buena noticia, de una gracia especial… Porque soportar a alguien con paciencia implica empatía, compromiso con el otro y mucho amor. Naturalmente, la fuerza de esta obra de misericordia no está en el hecho de "sufrir", ni tampoco en los "defectos" propios o ajenos. La clave está en la "paciencia". Nuestro Dios es un Dios infinitamente paciente, infinitamente misericordioso que nos ama con una paciencia sin límites. Hacer efectivo el mandamiento del amor fraterno E n la convivencia familiar, en las asociaciones parroquiales, en relaciones sociales una de las cosas que más cuesta es soportar los defectos de los demás. La paciencia es la virtud que nos lleva a soportar con serenidad de espíritu y alegría de corazón los defectos de los demás con quienes hacemos el día a día. Nos ayuda a mirar a los demás desde el corazón y con ojos de misericordia. La auténtica caridad es sobrellevar y disculpar los defectos de los demás. Ser misericordiosos como el Padre nos conduce a contemplar esta obra de misericordia con una mirada que apunta hacia el horizonte de la paciencia que el Padre tiene con cada uno de nosotros. Esa paciencia sin límites que contemplamos en el Padre es lo que nos hace a nosotros ser pacientes con los demás e introducirnos en esa corriente de misericordia de Dios que empapa nuestra propia vida y la del prójimo. Los “otros” también soportan mis defectos. E s bueno tomar conciencia que esta obra de misericordia obliga e implica a mismo tiempo a los “otros”, para que soporten con paciencia nuestros defectos. No en vano escribe san Pablo cuando dice: “sopórtense mutuamente…” Creo que la paciencia ante los defectos de los demás no es ajeno al corregir, al enseñar…, So-portarla, sostenerla también significa hacerse cargo del crecimiento de la otra persona, ayudarla a que cambie para dejar sus defectos. De hecho, las obras de misericordia no pueden estar separadas. Están íntimamente entrelazadas, se complementan. 35 Para meditar: Novena en Honor a Mayo María Auxiliadora 23 NOVENO DÍA L a paciencia que soporta y sufre los defectos de los demás es fruto de la presencia del Espíritu de Dios. El ejemplo por excelencia es Jesucristo, que supo disculpar a todos los que le condenaban: “Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen”. La clave de la vida cristiana está en acercarnos, lo más que podamos, a los gestos, las actitudes y los sentimientos de Cristo. Te propongo algunos textos de la Sagrada Escritura para la meditación personal. Podrán ayudarte a estar en comunión con el corazón paciente y humilde de Cristo, el Señor: «Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia» (Mt 13,4). «El mandamiento de Dios es que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos mutuamente» (Jn 3,23). Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo» (Col 3, 13). «Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor» (Ef. 4, 2). «El amor es paciente…» (1Cor 13, 4) Sugerencias prácticas: Te propongo algunas sugerencias que podrían ayudarte a ser más paciente con los demás: 1. Rezar: en la uno de los encuentros de padres directores uno de los hermanos, al compartir su experiencia de vida comunitaria como animador de la comunidad, nos comentó: “desde hace un par de meses, cuando pienso en algún hermano de mi comunidad, en lugar de recordar sus faltas o errores, doy gracias a Dios por ese hermano, por sus cualidades. Eso cambió mi vida. 2. Tomar conciencia de que también tenemos flaquezas: Por qué te fijas en la paja del ojo de tu hermano y no ves la viga… Es un ejercicio de autoconocimiento. 3. Potenciar la mirada hacia las cosas positivas: Te ayudará a ser más feliz y ayudarás al hermano a reconocer sus dones más que sus flaquezas. 4. Una buena confesión: reconciliarnos con Dios nos fortalece la caridad fraterna. “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Este es el punto fundamental que nos hace ver si somos o no buenos cristianos. 5. Ayudar al hermano: con humildad y paciencia, a reconocer y enfrentar sus flaquezas. 6. El humor: no tomar todo a pecho te ayudará a mejorar la convivencia; 7. Contemplar la misericordia de Dios para contigo: Te ayudará a mirar con misericordia la vida de los demás. Oración: Señor, concédeme la gracia de ser paciente y humilde como vos. Dame la gracia de ser paciente con los demás para que se cumpla en mí tu promesa: Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia”. Amén 36 REZAR POR LOS VIVOS Y DIFUNTOS P. Delio Barreiro E sta Obra de Misericordia pone de relieve la “comunión de los santos” en la Iglesia. Se trata de la comunión de los miembros de la Iglesia, tanto de los que peregrinan aún en la tierra como los bienaventurados del cielo, calificados ambos como “santos”. La Iglesia en cada Eucaristía nos invita a la oración por los vivos y los difuntos, “Te damos gracias por que nos haces dignos de servirte en tu presencia. Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron con la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia…”. (Misal Romano. Plegaria Eucarística II) Rezar por los vivos… “La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo” (C.I.C. 2564) y, por tanto, sostiene todas las Obras de Misericordia. Cuando oramos por alguien viviente, se le sitúa bajo la mirada amorosa y providente de Dios y se invoca para él el don de Dios y su bendición, para que lo sostengan en el camino de la vida (Ef 1,3-14). Esto no significa que se deba esperar necesariamente el cumplimiento concreto de todo aquello por lo cual se haya podido pedir, sino que con motivo de una demanda “concreta”, la oración cristiana de intercesión sitúa toda petición en el contexto más amplio de la invocación central de Cristo en el Padrenuestro cuando pide: “hágase tu voluntad, así en la tierra, como en el cielo” (Mt 6,10), repetida dramáticamente por el mismo Jesús en Getsemaní con un expresivo: “hágase tu voluntad” (Mt 26, 42). La Oración brota del corazón solidario y atento a las necesidades de los demás. La oración en comunidad nos une a todos y nos hace sentir una familia entorno a nuestro Padre celestial. Lo bueno de la oración es que puedes pedir por otros también, y Dios siempre escucha lo que dices. Lo más importante, sin embargo, es saber sacar fuerzas –para ti y para otros– para escalar la montaña de la santidad con valentía. La oración nos permite entrar en contacto íntimo y personal con Dios. Como cualquier relación personal a través del diálogo y trato frecuente se puede conocer y amar a la otra persona, así la oración para cualquier cristiano es un medio de comunión con Dios donde se le va conociendo y descubriendo cada día. …y difuntos Por otro lado, la Escritura habla también de la oración por los muertos basándose en la fe de resurrección, ya que “si no hubiera esperado la resurrección de los caídos, habría sido inútil y ridículo rezar por los muertos” (2 Mac 12,41-45). Se trata de una plegaria que tiene presente la Iglesia como “comunión de los santos”, particularmente con aquellos que han muerto, y así expresar la fe de que su vida va más allá de la muerte, haciéndose realidad viva la bella cita bíblica de que el “amor es más fuerte que la muerte” (Cant de los Cant 8,6). En nuestro continente y en especial en nuestra tradición paraguaya está la costumbre, que aún perdura en algunos lugares, de reunirse y hacer un velorio que se prolonga por una semana o nueve días. Se reza aún una Novena en la que los familiares se congregan para acompañar a los deudos y ofrecen a Dios oraciones por el difunto. 37 Mayo 24 San Odilón abad, de Cluny, en el año 998, prescribió a todos los monasterios sometidos a su jurisdicción, que el día siguiente al de la festividad de “todos los Santos” se hiciera memoria de todos los difuntos. En el siglo XIV, Roma admitió esta celebración. En la Solemnidad de María Auxiliadora de los cris anos seamos Señor, dales el descanso eterno y brille sobre ellos la luz eterna… misioneros al encuentro de la vida Este año del Jubileo Extraordinario de la Misericordia el Papa Francisco nos invita a vivir en profundidad las obras de Misericordia, y entre las obras de misericordia espirituales encontramos el Rezar por los vivos y Difuntos. María Madre de la Misericordia, se el Auxilio de todos tus hijos e hijas vivos y difuntos. Para reflexionar: ¿Cómo es mi oración de cada día? ¿Solidaria o egoísta? ¿Rezo por los vivos, especialmente por aquellos que más lo necesitan? ¿Recuerdo en mis oraciones a los difuntos, tanto a los conocidos como los desconocidos? ¿Me comprometo a rezar por los vivos y difuntos para vivir y hacer concreto la comunión de todos dentro de la Iglesia terrenal y celestial? E n el día en que conmemoramos la Solemnidad de María Auxiliadora, recordemos que vivimos en Dios, recordemos que gracias a Él existimos. El Papa Francisco, en una de sus homilías durante la JMJ Río 2013, dijo: “¿Qué podemos hacer? "Bota fé – Pon fe". La cruz de la Jornada Mundial de la Juventud ha gritado estas palabras a lo largo de su peregrinación por Brasil. ¿Qué significa "Pon fe"? Cuando se prepara un buen plato y ves que falta la sal, "pones" sal; si falta el aceite, "pones" aceite… "Poner", es decir, añadir, echar. Lo mismo pasa en nuestra vida, queridos jóvenes: si queremos que tenga realmente sentido y sea plena, como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno y a cada una de ustedes: "pon fe" y tu vida tendrá un sabor nuevo, tendrá una brújula que te indicará la dirección; "pon esperanza" y cada día de tu vida estará iluminado y tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso; "pon amor" y tu existencia será como una casa construida sobre la roca, tu camino será gozoso, porque encontrarás tantos amigos que caminan contigo. ¡Pon fe, pon esperanza, pon amor! Pero, ¿quién puede darnos esto? En el Evangelio hemos escuchado la respuesta: Cristo. "Éste es mi Hijo, el escogido, escúchenlo". Jesús es quien nos trae a Dios y nos lleva a Dios, con él toda nuestra vida se transforma, se renueva y nosotros podemos ver la realidad con ojos nuevos, desde el punto de vista de Jesús, con sus mismos ojos. Por eso hoy les digo con fuerza: "Pon a Cristo" en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre; "pon a Cristo" y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro; "pon a Cristo" y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda. Hoy me gustaría que todos nos preguntásemos sinceramente: ¿en quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Tenemos la tentación de ponernos en el centro, de creer que nosotros solos construimos nuestra vida, o que es el tener, el dinero, el poder lo que da la felicidad. Pero no es así. El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos, y terminamos empachados, pero no alimentados y es muy triste ver una juventud empachada, pero débil. La juventud tiene que ser fuerte, alimentarse de su fe y no empacharse de otras cosas”. ¡"Pon a Cristo" en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado! Miren, queridos amigos, la fe lleva a cabo en nuestra vida una revolución que podríamos llamar copernicana, porque nos quita del centro y pone en él a Dios; la fe nos inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza, esperanza. Aparentemente no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, todo cambia. Para reflexionar: ¿Nos falta poner fe a nuestra vida? ¿Cómo estamos alimentando nuestra fe? 38 39 Mayo Mayo 25 26 Fundaciones que van en Jóvenes al cuidado de la ayuda de los jóvenes naturaleza E M El mejor ejemplo que tenemos para saber cómo estar atentos a Dios es la Virgen María, por eso te digo a vos, que sos cristiano católico con corazón salesiano, a vos que a lo mejor no crees o te da lo mismo estar aquí ahora, a que puedas estar atento a lo que te dice Dios hoy, porque algo sin duda que te quiere decir… Los efectos del calentamiento global están comenzando a hacerse visibles. La isla de Lohachara, cercana a la India, ha desaparecido. No se trata del primer caso en que una isla desaparece debajo de las aguas debido al calentamiento global. Este efecto, que hace subir el nivel de los mares debido a la fusión de los hielos continentales y polares, ya ha hecho desaparecer más de un islote. Pero el caso de Lohachara es muy especial, ya que hasta hace unos meses estaba habitada. Sus casi 10.000 pobladores han sido evacuados, y se han transformado en refugiados medioambientales. n este año del Jubileo de la Misericordia, y en el contexto de la celebración del mes de María y de cómo podemos servir a quienes más necesitan, es que el Señor nos invita a tener antes que todo los ojos bien abiertos, los oídos atentos y el corazón dispuesto para darnos cuenta qué es lo que nos pide. Te invito a que averigües cómo, a través de la Fundación “Don Bosco Róga”, muchas personas, incluso jóvenes como vos, viendo lo que sucede a su alrededor quieren ayudar a hacer de nuestro país un lugar más justo, y de hacer lo que Dios les pide que hagan: Servir a los demás. Para reflexionar: ¿Qué otras fundaciones conoces que trabajen por niños y jóvenes? ¿Sabes qué proyectos lleva adelante la Fundación “Don Bosco Róga”? aría, que es la primera discípula, nos ha estado enseñando este Mes a como relacionarnos mejor con Dios... hoy nos hablará de la naturaleza, cual importantes es para nuestra vida... Lo que para muchos no es más que una noticia, se transforma en un drama real para otros. Los habitantes de esta isla ubicada en las cercanías de la desembocadura de los ríos Ganges y Brahmaputra en la bahía de Bengala lo han perdido todo. Para ellos, las más apocalípticas predicciones de los ambientalistas y científicos se han transformado en realidad. Si crees que es la última isla que va a desaparecer, te equivocas. Otro archipiélago famoso, el paraíso fiscal de Vanuatu, en la Melanesia, ya ha visto la evacuación forzosa de todos los habitantes de las más bajas de sus islas. El atolón de Kiribati hace tiempo que está bajo el agua, pero afortunadamente estaba deshabitado. Las proyecciones son tremendas, ya que hay infinidad de islas pequeñas cuya altura máxima sobre el nivel del mar no supera la decena de metros. Sólo en la zona de la Bahía de Bengala se calcula que unas 70.000 personas se convertirán en refugiados medioambientales en los próximos años. Para reflexionar: ¿Te sientes una persona que ama y respeta la naturaleza? ¿Percibes en la maravilla de la creación la presencia del Dios Padre creador? ¿La mirada de la mujer como María nos ayuda a valorar la belleza de la naturaleza? 40 41 Mayo Mayo 27 28 María, rostro humano de la María custodia nuestra salud misericordia de Dios T oda la historia de Salvación está llena de la acción misericordiosa de Dios. María es el rostro humano de la misericordia de Dios. María experimenta en sí ese rostro humano de Dios. Ella es la hija, llena de gracia, que se vuelve al Padre por haber sido escogida para llevar a cabo con la Encarnación, el cumplimiento de la Promesa: el perdón al hombre y la vuelta a la plenitud. María reconoce que, de generación en generación, la misericordia de Dios se extiende sobre aquellos que le temen. La revelación, hecha en la Encarnación, es una respuesta divina a la infidelidad del hombre y cumplimiento de la palabra dada en el paraíso. La fidelidad del Señor es misericordia para con el hombre. María experimenta esta fidelidad, por singular privilegio, y tiene en sus manos la posibilidad de corresponder al proyecto de Dios con una adhesión incondicionada, sirviéndole sin temor. Por su particular preparación de espíritu, ve a través de los acontecimientos de su vida y los del pueblo de Israel y de la humanidad y de cada hombre en particular, cómo la misericordia de Dios ha sido infinita, sin límites. Dios crea de la nada al hombre, se recrea en la creación del hombre y la mujer. Interviene indulgente cuando el sufrimiento es amargo. Está a la espera del retorno a la casa paterna del hijo pródigo. La maternidad de María es signo de la ternura de Dios que como Padre vela por su criatura. La Virgen de Nazareth, de un modo particular y excepcional, como ningún otro, ha experimentado esa ternura y misericordia divina. Ella engendra el fruto más grande del amor misericordioso, Jesús, el Dios que viene a habitar en medio de nosotros. María es signo de las entrañas de misericordia que Dios tiene con nosotros. Ella ha tenido el gozo de vivir en comunión con el Altísimo. Ella difunde esta alegría, que se transforma en gozo interior, en misericordia para con el hombre. M aría es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres. 1. Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder a la pereza… a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales. El Evangelio de san Lucas dice que, en la familia de Nazaret, Jesús "iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él" (Lc 2, 40). La Virgen hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto. 2. Una mamá además piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre "siente" entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral!... 3. Un último aspecto: …una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. Esto no es fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este momento en que reina la filosofía de lo provisorio. Pero, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento; libertad no significa, por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nos dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida! María como buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió "sí" al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38). Es lo que te pedimos…, Oh María,… para todos nosotros: dónanos la salud que sólo tú puedes donarnos, para ser siempre signos e instrumentos de vida. Para reflexionar: ¿Descubrimos en María el rostro de la misericordia de Dios? ¿En qué circunstancias? 42 Para reflexionar: ¿Dejamos que María nos enseñe a ser crecer, a afrontar la vida, a ser libres? 43 Mayo Mayo 29 30 La fe de María da carne María, modelo de caridad humana a Jesús Hoy se conmemora la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. D ice el Concilio: «Por su fe y obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo» (LG, 63). Este es un punto sobre el que los Padres de la Iglesia han insistido mucho: María ha concebido a Jesús en la fe, y después en la carne, cuando ha dicho «sí» al anuncio que Dios le ha dirigido mediante el ángel. ¿Qué quiere decir esto? Que Dios no ha querido hacerse hombre ignorando nuestra libertad, ha querido pasar a través del libre consentimiento de María, a través de su “sí”. Le ha preguntado: "¿Estás dispuesta a esto?". Y ella ha dicho: "Sí" Pero lo que ha ocurrido en la Virgen Madre de manera única, también nos sucede a nosotros a nivel espiritual cuando acogemos la Palabra de Dios con corazón bueno y sincero y la ponemos en práctica. Es como si Dios adquiriera carne en nosotros. Él viene a habitar en nosotros, porque toma morada en aquellos que le aman y cumplen su Palabra. No es fácil entender esto, pero sí, es fácil escucharlo en el corazón. 44 M aría, mujer de nuestro pueblo, creyente como nosotros, también experimentó en su vida el amor de Dios. Y siguiendo lo que Jesús nos dice en el evangelio, bien podemos decir que María, la mujer creyente, se sintió amada por Dios. “Les he elegido para que vayan y den fruto”, dice Jesús en el evangelio; contemplemos a María como la mujer elegida-amada para dar fruto, en este caso el fruto bendito de su vientre. María vive ya, así de este modo, el mandato de Jesús de amar al prójimo. Quien tiene consigo a Dios no puede cerrarse a los demás. Quien tiene consigo al Dios de Jesús, que es el Dios de los pobres, de los necesitados, de los excluidos, no puede darles la espalda. La vida de quien tiene consigo a un Dios así, se convierte en un continuo acto de amor, concretado en actos de caridad hacia los más débiles. Así actúa María. Así actúa en Caná cuando anticipa la hora de Jesús al darse cuenta de que estaba amenazada la alegría, la fiesta de aquellos novios. “Jesús no tienen vino”… Dándose cuenta de la necesidad de los otros, se puso a hacer algo para que se solucionara aquella situación. María es modelo de caridad, estando hasta el último momento al pie de la cruz para acompañar al hijo que agoniza y que, abandonado por todos, sigue viendo a su madre que le mira con amor, con ternura, soportando con él el tormento de la cruz, del abandono, de la muerte. María es modelo de caridad con la primera comunidad cristiana. Temerosos de los judíos, viven con miedo los primeros momentos de la vida de la Iglesia. Allí está María, acompañándolos en la oración, sosteniéndolos en la fe, compartiendo con ellos temores, miedos, angustias y desolación pues han perdido a su Señor. También con ellos recibirá el Espíritu y cambiará totalmente el actuar de aquellos primeros cristianos. ¿Pensamos que la encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos concierne personalmente? Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne, con la humildad y el valor de María, para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres; significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres; nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos; nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor; nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio; y, sobre todo, ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Y así, somos los instrumentos de Dios porque Jesús actúa en el mundo a través de nosotros. Dejémonos guiar por él. Igual que María, tenemos que estar atentos a las necesidades de los otros, no podemos pasar de lo que les sucede a los demás. Como ella, estamos invitados a hacer esa caridad operativa, a ponernos manos a la obra para remediar tantas situaciones de angustia, de dolor, de soledad, como hay en nuestro mundo, en nuestra sociedad. Cada uno desde nuestras posibilidades, pero siempre con corazón abierto para ser sensibles a la falta de amor que hay en nuestro mundo. Para reflexionar: Para reflexionar: ¿Acogemos la Palabra de Dios con corazón sincero? ¿La ponemos en práctica? ¿Cómo andamos de amor, de caridad en nuestra vida? ¿Estamos convencidos de que no somos siervos, sino amigos de Jesucristo, que nos ha amado hasta el extremo? 45 Mayo 31 La vis ación de la Virgen María H oy recordamos la Visitación de la Virgen María. El evangelio de San Lucas (Lc 1, 39-56) nos narra el Anuncio del ángel a María con gran respeto, venerando a los protagonistas de este diálogo único. Hoy asistimos a aquella "segunda anunciación", la que el Espíritu Santo revela a santa Isabel en el momento de reconocer en María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres viven y comparten el mayor secreto que pueda Dios comunicar a los hombres, y lo hacen con una naturalidad sorprendente. Por su parte, María, la llena de gracia, no sólo no se queda ociosa en su casa. Ser Madre de Dios no desdice un ápice de su condición de mujer humilde, de modo que va en ayuda de su prima. Isabel, por su parte, anuncia, inspirada por el Espíritu, una gran verdad: la felicidad está en el creer al Señor. Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su vida; lo que cree y cómo lo vive, son dos esferas que están íntimamente unidas. Quien piense que "creer" es sólo profesar un credo religioso, adherir a una religión o a unos dogmas, quizás tiene una pobre visión del término. Porque cuando se cree de verdad se empieza a gustar las delicias con que Dios regala a las almas que le buscan con sinceridad. La pedagogía de Dios es tan sabia, que sabe impulsarnos, dándonos a saborear su felicidad, -que es inmensa e incomparable-, cuando somos fieles. Es un gozo que, sin casi quererlo, nos lleva a más, nos invita a entregarnos con más generosidad a la realización de un plan que va más allá de nuestra visión humana. Isabel reconoce en su prima esa felicidad porque ha creído, pero además porque en consecuencia, su vida ya no respondía a un plan trazado por ella, sino por su Señor. Ella estaba también encinta ¿por qué era necesario un viaje en las condiciones de aquel tiempo...? Para reflexionar: ¿Cómo va mi fe en la presencia de Dios en mi vida? ¿Lucho por aceptarla y vivirla? ¿Soy capaz de vivir hoy con la resolución de servir, por amor, a las personas con las que convivo? 46 Bendición de María Auxiliadora Sacerdote: Nuestro auxilio es el Nombre del Señor. Todos: Que hizo el cielo y la tierra. Dios te salve, María… S: Bajo tu amparo nos refugiamos, Santa Madre de Dios. No desoigas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! S: María, Auxilio de los cristianos. T: Ruega por nosotros. S: Señor, escucha nuestra oración. T: Y llegue a ti nuestro clamor. S: El Señor esté con ustedes. T: Y con tu espíritu. S: Oremos. Dios todopoderoso y eterno, que con la ayuda del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen María, para ser digna morada de tu Hijo; al recordarla con alegría, líbranos, por su intercesión, de los males presentes y de la muerte eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. T: Amén (Aspersión y bendición) 47 Oraciones Peregrinación en el Año Jubilar de la Misericordia U n Santuario Mariano es como un signo peculiar de la presencia materna y operante de María en la Iglesia. El Santuario mundial de María Auxiliadora está en Turín, Italia. Este Santuario era para Don Bosco “la Casa de la Auxiliadora, desde donde María irradiaba su patrocinio sobre toda la Iglesia y el mundo”. El Santuario de Turín tiene su réplica en todas las iglesias y capillas de la Familia Salesiana, esparcidas por el mundo entero, entre las que se encuentra el Santuario Arquidiocesano de María Auxiliadora, en Asunción. En este año del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, estamos invitados a peregrinar con fe y devoción hasta allí, donde nuestra Madre nos espera con alegría. Para obtener la indulgencia plenaria El Jubileo es un buen momento para la reconciliación con Dios. En este caso, además, su tema central es la Misericordia, por lo que el sacramento de la confesión adquiere un papel protagonista. Para obtener la indulgencia plenaria: Haz una peregrinación en familia o parroquia. Estar consciente que el significado de este peregrinar es pasar de una antigua vida de pecado hacia una nueva vida de gracia. Reflexiona en el hecho de que esa puerta representa a Cristo, quien dijo: “Yo soy la Puerta: el que entre por mí estará a salvo” (Jn 10, 9) Antes de cruzar la Puerta Santa es recomendable recibir los sacramentos de la Reconciliación y Eucaristía, meditar en tu conversión personal y rezar por las intenciones del Papa Francisco. Saber del compromiso que adquieres de imitar la misericordia de Dios y ponerla siempre en práctica en tu vida, con las obras de misericordia corporales y espirituales. Las personas enfermas o ancianas que no puedan hacer esta peregrinación hacia la Puerta Santa, pueden ganar la indulgencia plenaria recibiendo la Comunión o participando en la Santa Misa o en oraciones comunitarias. 1) NOVENA DE CONFIANZA A MARÍA AUXILIADORA Madre amable de mi vida, Auxilio de los cristianos, La gracia que te pido pongo en tus divinas manos. Dios te salve, María… su predilección por los niños y los jóvenes, su amor al trabajo, su bondad y su fidelidad al Papa. Tú que sabes mis pesares, pues todos te los confío, Da la paz a los turbados y alivio al corazón mío. Dios te salve, María… Concédenos, María Auxiliadora, que nuestra entrega diaria en el seguimiento de Cristo sea fiel y generosa, audaz y creadora hasta la muerte para que podamos con tu Auxilio llegar a la comunión plena y eterna con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén Y aunque tu amor no merezco, no recurriré a Ti en vano, Pues eres Madre de Dios y Auxilio de los cristianos. Dios te salve, María… 4) ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA (Papa Francisco) Por eso con fe y confianza, humilde y arrepentido, Lleno de amor y esperanza este favor yo te pido. (Pedir la gracia que se necesita) Jesús, presente en la Eucaristía, en Ti confío. María Auxiliadora, ruega por nosotros. 2) ORACIÓN A MARÍA AUXILIADORA (San Juan Bosco) María, Virgen poderosa Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia; Tú, la Auxiliadora del pueblo cristiano; Tú, terrible como un ejército en orden de batalla; Tú, que solo destruyes los errores del mundo; defiéndenos de nuestras angustias, auxílianos en nuestras luchas, socórrenos en nuestras necesidades, y en la hora de la muerte, recíbenos en el eterno gozo. Amén 3) CONSAGRACIÓN A MARÍA AUXILIADORA Virgen Inmaculada y Auxiliadora de los cristianos, Madre de la Iglesia e inspiradora de la Obra de Don Bosco, nosotros nos ponemos bajo tu protección maternal, y fieles a nuestro compromiso cristiano, te prometemos trabajar por la construcción de la Civilización del Amor, la justicia y la paz. Confiando en tu Auxilio, te rogamos, Madre Auxiliadora, por la Iglesia, la familia salesiana, los gobernantes, los trabajadores, las familias, los jóvenes, los niños, los ancianos y por el eterno descanso de nuestros seres queridos. Virgen y Madre María, Tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro «sí» ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús. Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora. Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga. Tú, Virgen de la escucha y la contemplación, madre del amor, esposa de las bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo, para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino. Tú, que fuiste la Maestra de Don Bosco, enséñanos a imitar sus virtudes, su vida de castidad y de humildad, su desprendimiento evangélico de los bienes materiales, 48 49 Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz. Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya. 5) MARÍA, MUJER DE LA ESCUCHA, DE LA DECISIÓN, DE LA ACCIÓN (Papa Francisco) María, mujer de la escucha, haz que se abran nuestros oídos; que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre las miles de palabras de este mundo; haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos, a cada persona que encontramos, especialmente a quien es pobre, necesitado, tiene dificultades. María, mujer de la decisión, ilumina nuestra mente y nuestro corazón, para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones; danos la valentía de la decisión, de no dejarnos arrastrar para que otros orienten nuestra vida. María, mujer de la acción, haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan «deprisa» hacia los demás, para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús, para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo. Amén. 6) PLEGARIA A MARÍA AUXILIADORA Santísima e Inmaculada Virgen María, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, Auxiliadora del pueblo cristiano, a ti acudo, porque tú nos llevas hacia tu Hijo. Te consagro mi mente, mi corazón, con sus afectos y deseos; mi cuerpo y todas mis fuerzas. Quiero trabajar para el Reino de Dios. Quiero que en todo se cumpla la voluntad del Padre. Tú, Madre y Auxiliadora del pueblo cristiano, danos tu ayuda en estos días nuestros. Ilumina y fortalece a nuestros obispos, sostén a los sacerdotes en su tarea, 50 auxilia al pueblo cristiano y mantennos en unidad con el Papa. Te pedimos que mires con especial cariño a los niños y jóvenes, que son el futuro, a los jóvenes esposos en sus dificultades, a los necesitados y a los explotados, a los emigrantes y a los olvidados de la sociedad, a los enfermos y moribundos. Sé, para todos, María Auxiliadora, Refugio y Amparo, Madre de misericordia y Puerta del Cielo. Haz, María Auxiliadora, que todos sintamos el amparo de tu manto para salir libres de las tentaciones y vivir según el Evangelio de tu Hijo Jesús. Que todos tus devotos experimentemos tu protección y podamos ser en el mundo luz y sal, semilla y fermento del Reino inaugurado por Jesús, tu Hijo y nuestro hermano. Amén. Virgen Auxiliadora, Virgen de las bodas de Caná, sé mi auxilio y protección en todos los momentos de mi vida para que pueda seguir a tu Hijo Jesús. Amén. 9) CONCÉDENOS, MARÍA AUXILIADORA Concédenos, Madre Auxiliadora: un poco de consistencia, para nuestro barro; un poco de luz, para nuestra noche; un poco de paz, para nuestra lucha de cada día; un poco de fe, para nuestra duda; un poco de alegría, para nuestras penas; un poco de amor, para nuestro egoísmo; un poco de agua, para nuestra sed; un poco de vida, para nuestra vida; un poco de servicio, para nuestra comodidad; un poco de calor, para nuestra frialdad; un poco de ilusión, para nuestra desgana; un poco de tu auxilio, para nuestra necesidad. Amén. Cuando todos creen que callo, Tú sabes muy bien que por dentro estoy gritando. Cuando a veces sonrío y canto, Tú conoces bien el llanto de mi corazón joven. Cuando disimulo y protesto, Tú ves mi noche y mi duda. Virgen, Madre Auxiliadora, pon tus manos sobre mí y hazte auxilio, apoyo y palabra cercana, para que busque el camino y camine contigo hacia Dios. Amén. 13) VIRGEN MARÍA, AYÚDANOS (San Juan Pablo II) 7) MARÍA AUXILIADORA, MADRE DE LA FAMILIA SALESIANA Oh María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, creemos que tienes un puesto singular en la historia de la salvación y que eres la maestra y guía de nuestra Familia. Madre, Virgen Auxiliadora, sé Tú mi maestra, sé Tú mi modelo, para que pueda comprender el misterio de tu Hijo desde lo que soy, desde lo que tengo, desde esta vida mía. Con alegría contemplamos y deseamos imitar tu fe y disponibilidad ante el Señor y su plan de amor, tu gratitud por las cosas grandes hechas por el Padre, tu caridad apostólica y tu fidelidad en la hora de la cruz. Madre, Virgen Auxiliadora, vuelve hacia mí tus ojos, que yo los he puesto ya en Ti. Amén. 11) TÚ ERES LA AUXILIADORA Nos ponemos en tus manos con amor filial, como Inmaculada nos enseñas la plenitud de la donación personal; como Auxiliadora nos das aliento y confianza en el servicio al Pueblo de Dios. Virgen María, Auxiliadora de los Cristianos, mira a la Iglesia, que camina en su tercer milenio. Aviva nuestra fidelidad a Jesús; despierta en nosotros silencio y contemplación para meditar las palabras de tu Hijo. Te pedimos, Virgen Santísima, que sigas protegiendo a cada uno de nosotros, a los grupos nacidos del carisma de San Juan Bosco a toda la Familia Salesiana y a los jóvenes que nos confías. Amén. Haznos testigos de la verdad del Evangelio. Consérvanos unidos en la oración y en la espera; sugiérenos la frescura de la palabra sencilla; suscita testigos de la Buena Nueva que profesamos; alienta a los que están cansados. Tú, que eres la Auxiliadora del pueblo cristiano. Amén. Madre Auxiliadora, Virgen de las bodas de Caná, ven en mi ayuda, porque me falta: el vino de la alegría y el optimismo, el vino de la fuerza de voluntad y de las ganas de luchar, el vino de la sinceridad y el sacrificio el vino de la gracia mantenida. Madre Auxiliadora, derrama sobre mí tu mirada, para que viva atento a tu Hijo y pueda seguirle siempre en el camino de mi vida. 10) TE LLAMO AUXILIADORA He aprendido a llamarte Auxiliadora, he aprendido a quererte y a rezarte. Estoy aquí para ofrecerte lo poco que soy, lo poco que tengo. 8) AUXILIADORA Y VIRGEN DE CANÁ Que me sienta unido a mis hermanos en la fe, como Tú estuviste unida a los discípulos, animando su esperanza y su oración. 12) MADRE AUXILIADORA Madre Auxiliadora, desde mi corazón de hijo elevo hasta Ti mi súplica: que mi “Sí” a Dios sea generoso como lo fue tu gran “Sí” Que mi corazón acaricie la Palabra de tu Hijo y la guarde meditándola en silencio, para que sea siempre mi único alimento. Virgen María, ayúdanos a ser fieles dispensadores de los grandes misterios de Dios. Ayúdanos a enseñar la verdad que tu Hijo anunció y a extender el amor, que es el principal mandamiento y el primer fruto del Espíritu Santo. Ayúdanos a confirmar en la fe a nuestros hermanos. Ayúdanos a difundir la esperanza en la vida eterna. Ayúdanos a custodiar los grandes tesoros escondidos en las almas del pueblo de Dios, que te ha sido confiado. Amén. 14) VIRGEN MARÍA, VEN EN NUESTRO AUXILIO Tú eres la Madre de Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida danos el don de la justicia y la paz, y ayúdanos a trabajar para lograrlas. Haz fuerte el amor cristiano en todos los hogares, aleja de ellos las divisiones, los rencores y la violencia. Danos buena voluntad para el diálogo, la reconciliación y el perdón. Ayuda a las familias divididas, a las que sufren por la pobreza, la falta de trabajo y la injusticia. Tú que fuiste campesina pobre, da esperanza a las clases populares que buscan una vida más digna y humana. Ayuda a los jóvenes, sus ideales y compromisos, para que logren un mundo más fraterno. Socorre a los pueblos que padecen guerras. Ayuda a los hombres y mujeres que trabajan por la justicia y el bien. Dale tu sabiduría a los gobernantes. Que las naciones dejen las armas y se ayuden mutuamente. María, Madre de Dios y Auxiliadora de los cristianos, Danos la paz de tu Hijo Jesús. Amén. 51 Cantoral 1) JUNTO A TI MARÍA Junto a ti, María, como niño quiero estar Tómame en tus brazos, guíame en mi caminar Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar Hazme trasparente, lléname de paz MADRE, MADRE, MADRE, MADRE (bis) Gracias, Madre mía, por llevarnos a Jesús Haznos más humildes tan sencillos como tú YO QUIERO SER ARCILLA ENTRE SUS MANOS YO QUIERO SER VASIJA DE SU AMOR... QUIERO DEJAR LO MÍO, PARA ÉL, PARA ÉL… No entendías sus palabras pero respondes con fe, dejas que su amor te guíe confiando siempre en Él. Por su Espíritu de Vida te dejaste transformar, te abandonas en sus manos para hacer su Voluntad. 4) MODELO DE AMOR Gracias, Madre mía, por abrir tu corazón Tú que velas por el mundo hoy, Porque nos congregas y nos das tu cariño inagotable amor es tu corazón lleno de amor Madre nuestra y del Salvador, 2)EL ÁNGEL VINO DE LOS CIELOS Tú guías nuestras vidas El ángel vino de los cielos por el gran camino del amor y a María le anunció el gran misterio de Dios – Hombre, Tú eres el modelo de amor que a los cielos admiró Madre, servidora del Señor... enséñanos a ser VIRGEN MADRE, SEÑORA NUESTRA aunque sea un poco como tú, RECORDANDO LA ENCARNACIÓN nuestra sociedad TE CANTAMOS TU HIJOS TODOS necesita urgente solución COMO ESTRELLA DE SALVACIÓN EN EL SERVICIO A LOS DEMÁS “Yo soy la esclava del Señor, mi Dios” EN CADA ROSTRO DE MUJER La Virgen dijo al contestar CON UN AMOR que se haga en mí según has dicho TAN DULCE Y ESPECIAL se cumpla en mí tu voluntad ESTÁS TÚ, MADRE Y el Verbo para redimirnos tomó su carne virginal vivió hecho hombre entre nosotros librándonos de eterno mal 3) ARCILLA ENTRE SUS MANOS Eres Madre muy sencilla, creatura del Señor, Virgen pobre, Madre mía, llena de gracia y de Amor. Fuiste arcilla entre sus manos y el Señor te modeló, aceptaste ser su esclava, siempre dócil a su voz. 52 ENVIADA FUISTE DEL SEÑOR NOS ENSEÑASTE LA HUMILDAD EN CADA RISA, EN CADA LÁGRIMA ESTÁS TÚ, MADRE… SIEMPRE ESTÁS TÚ, MADRE 5) MISTERIOS DE AMOR Eres María, Madre nuestra, esclava humilde del Señor eres purísima doncella, hoy te cantamos con amor eres María desde siempre, eres el cántico de hoy AVE, AVE MARÍA, AVE (3 veces) Eres la guía de los santos, la madre de la juventud Auxiliadora de la Iglesia, de todo el pueblo de Jesús María eres desde siempre la guía de la juventud Eres el grito de esperanza, eres el canto del amor bendito el fruto de tu vientre que con nosotros se quedó el Emmanuel “Dios con nosotros”, aquel que su vida entregó Son tantos jóvenes caídos a los que hay que levantar son tantas manos lastimadas que con amor hay que vendar Eres María, nuestro ejemplo, la madre de la caridad 6) QUIERO LLEGAR Quiero llegar hasta tus pies benditos para implorar sobre mi vida entera la bendición que ampare mi alegría Auxiliadora, Madre mía Por Ti viví los años de inocencia porque aprendí de labios de mi madre a invocar tu nombre cada día Auxiliadora, Madre mía Tuya será mi juventud inquieta frágil barquilla en borrascosos mares porque serás, su brújula y su guía Auxiliadora, Madre mía Y hasta el postrer momento de mi vida ruego que ayudes con materna mano al pecador que solo en Ti confía Auxiliadora, Madre mía 7) VENID Y VAMOS TODOS VENID Y VAMOS TODOS CON FLORES A PORFÍA, CON FLORES A MARÍA QUE MADRE NUESTRA ES Y me enseñó que en la vida el amor es necesario el que hasta ayer se evadía al fin al puente ha llegado: lo cruzará… lara la la la (2), la la VENID Y VAMOS TODOS CON FLORES A PORFÍA, *CON FLORES A MARÍA (3 veces) QUE MADRE NUESTRA ES A veces se siente sola por los que aún no han llegado pero no los abandona, sus huellas les va dejando, la seguirán… lara la la la (2), la la De nuevo aquí nos tienes, Purísima Doncella Más que la luna bella, *postrados a tus pies (2 veces) Venimos a ofrecerte las flores del bajo suelo con cuánto amor y anhelo *Señora, tú lo ves (2 veces) Por ellas te rogamos si cándidas te placen las que en gloria nacen *en cambio tú nos des (2 veces) 8) VIRGEN DEL BUEN VIAJE Estamos vivos y vivimos, amarte es nuestro destino y aunque este viaje es distinto no hay más que un solo camino: llegar a vos… lara la la la (2), la la DULCE DONCELLA, TE SEGUIRÉ (TE SEGUIRÉ) TÚ ERES MI ESTRELLA, TE ALCANZARÉ TE ALCANZARÉ, YO SÉ QUE SÍ LARA LA LA LA (2), LA LA 9) HOY HE VUELTO MADRE Cuántas veces, siendo niño te recé con mis besos te decía que te amaba Poco a poco y con el tiempo fui alejándome de ti *Por caminos que se alejan me perdí (*2) HOY HE VUELTO, MADRE, A RECORDAR CUANTAS COSAS DIJE ANTE TU ALTAR Y AL REZARTE HOY PUEDO COMPRENDER * QUE UNA MADRE NO SE CANSA DE ESPERAR (* bis) Al regreso, me encendías tú la luz sonriendo, desde lejos, me esperabas en la mesa la comida aún caliente en el mantel *y tu abrazo en mi alegría de volver (*2) Aunque el hijo se alejara del hogar una madre siempre espera su regreso el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor *es su madre y el milagro de su amor (*2) Solo quedó hierba seca 10) ELLA LO HA HECHO TODO por donde antes pisamos ELLA SÍ, LO HA HECHO TODO hoy hay flores de pureza porque hacia ti caminamos, espéranos… YA SABEN CUÁL ES SU NOMBRE (2) lara la la la (2), la la Me escogió como un juguete en la palma de su mano En las rutas de mis días me miró con su sonrisa el viaje fue muy pesado me estrechó con un abrazo hasta que vi una doncella En las olas de mi vida y así juntos caminamos... resplandece como un faro para llegar… lara la la la (2), la la Tú, columna de mis sueños Alba, puerto, luna, amparo Como un niño que da un beso a la brisa, inmaculado yo te envío mi saludo sé que estás en mí pensando yo te invento un nombre nuevo cada día al susurrarlo eres brisa siempre joven sé que estás siempre a mi lado 11) MARÍA ES Hace unos días me han preguntado quién es María y por qué aún hay tantos que a ella acuden y en ella esperan con fervor y otros me dicen que ya se ha ido que es solo imagen con pies de barro y que perdemos el tiempo hablando de su amor Y me di cuenta que hay mucha gente que como aquellos profundamente la necesitan y no lo quieren admitir y no la ven aunque estén de frente no la descubren intensamente y van pasando ante la vida indiferentes MARÍA ES DEL HOGAR LA FUERZA ES LA PALABRA AMIGA, LA MANO QUE ALIENTA AQUEL MILAGRO QUE AÚN ESPERAS MUY DENTRO TUYO HALLARÁS RESPUESTA Y cuando sientas que te han dejado en el camino abandonado y pienses que ya a nadie puedes recurrir ya no lo dudes hermano mío busca la ayuda, busca el cariño que de la Madre tú puedes recibir Y date cuenta que hay mucha gente que como vos tan profundamente la necesitan y no lo quieren admitir y no la ves aunque estés de frente no la descubres intensamente y vas pasando ante la vida indiferente 12) MI ALMA CANTA MI ALMA CANTA, CANTA LA GRANDEZA DEL SEÑOR. Y MI ESPÍRITU SE ESTREMECE DE GOZO EN DIOS, MI SALVADOR. 53 Porque miró con bondad la pequeñez de su servidora: (bis) En adelante toda la gente 15) AUXILIADORA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS RUEGA POR NOSOTROS Y AYÚDANOS (2 veces) me llamará feliz, me llamará feliz, me llamará feliz. Derribó del trono a los poderosos y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador. 13) MAGNIFICAT Proclama mi alma la grandeza de Dios se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador Porque ha mirado la humildad de su sierva desde ahora me felicitarán todas las generaciones Nuestra vida es un continuo andar, con gran sed de amor y paz Nuestro caminar Ella aliviará, con la luz de su mirar… Peregrino soy y cantando voy, alegría hay en mí Es que llevo aquí en mi corazón la caricia de su voz… Y si alguna vez la amargura cruel me destroza la ilusión Ella da vigor a mi corazón, peregrino alegre soy… 16) MARÍA, MÚSICA DE DIOS Me quede sin voz, con que cantar y mi alma vacía, dormía en sequedad. Y pensé para mí, me pondré en sus manos: manos de Madre, me dejaré en su amor. Y TÚ, MARÍA HAZME MÚSICA DE DIOS; PORQUE EL PODEROSO HA OBRADO Y TÚ, MARÍA Y HACE MARAVILLAS EN NOSOTROS ANIMA TÚ LAS CUERDAS GRANDE ES SU AMOR PARA TODOS DE MI ALMA, ALELUYA, AMÉN (2) GRANDE ES SU AMOR Y POR SIEMPRE María acompaña Tú mi caminar, GRANDE ES SU AMOR yo solo no puedo, ayúdame a andar. Y pensé para mí, me pondré en sus Hace proezas con su brazo manos: dispersa a los soberbios manos de Madre, me dejaré en su amor. y con todo corazón ensalza a los humildes, 17) MARÍA DE NAZARETH llena de bienes a los pobres MARÍA DE NAZARETH, su promesa por siempre durará MARÍA ME CAUTIVÓ como dijo a nuestros padres POR HIJO ELLA ME ADOPTÓ, Y FORTALECIÓ MI FE 14) QUIERO DECIR QUE SÍ Quiero decir que sí, como tú, María como tú, un día, como tú, María QUIERO DECIR QUE SÍ (4 veces) Yo voy a serle fiel... Voy a alabarle a él... Luego estaré con él... A veces en ella me pongo a pensar y sin percibirlo empiezo a rezar y mi corazón empieza a cantar a la Virgen de Nazareth Doncella que Dios amó y escogió Madre de Jesús, el Hijo de Dios María que el pueblo entero eligió Señora de Nazareth Pastoral Juvenil Salesiana: 18) SANTA MARÍA DEL CAMINO Mientras recorres la vida tú nunca solo estás contigo por el camino, Santa María va P. Delio Barreiro, Delegado Hugo Marcelo Martínez Franco, Secretario Ejecutivo VEN CON NOSOTROS A CAMINAR SANTA MARÍA VEN (2 veces) Agradecemos la colaboración de: P. Miguel Ángel Larrea, sdb P. Aurelio César Ruiz Palacios, sdb P. Francisco Miranda, sdb P. Pablino González, sdb P. Héctor Fariña, sdb Sor Elena Moragas, fma Sor Elvira Benítez, fma Aunque te digan algunos que nada puedes cambiar lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad Si por el mundo los hombres sin conocerse van no niegues nunca tu mano al que contigo está Diseño: Aunque parezcan tus pasos inútil caminar tú vas haciendo caminos, otros lo seguirán LDG. Sair Gamarra 19) OH MARÍA Acuérdate, oh Virgen María que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a ti implorando tu asistencia y reclamando tu socorro haya sido abandonado de ti Fuentes: OH MARÍA, OH MARÍA (4 veces) · Acuérdate, oh Virgen María que eres madre del amor y nos amas cuando amamos en el Señor Confiados en tu mano, hoy venimos ante ti con un canto de alegría en el corazón 20) AVE MARÍA Busco por los caminos busco quién será mi guía Ella, la luz será de mi vida... Ella, Ave María · · · · · · · · · Equipo de Evangelización y Catequesis. Mes de María juvenil. Con María vivamos la alegría de la fe. Salesianos Chile, 2013. Bravo, Manuel. Mayo con María. Colección “Celebrar y orar”. Editorial CCS. Madrid, 1999 (4ª. Edición) Heyn Schupp sdb, Carlos. La devoción a María Auxiliadora. Editorial Don Bosco, 1997. auxilioymadre.blogspot.com www.diocesisconcepcion.org.py www.catholic.net www.vatican.va www.aciprensa.com www.caminocatolico.org www.misericordia.org.mx