Ana madre de Samuel- llego a ser madre por su fe. Ana es un bello
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Ana madre de Samuel- llego a ser madre por su fe. Ana es un bello
Marzo 29, 2013. Ana madre de Samuel- llego a ser madre por su fe. Ana es un bello ejemplo de como las circunstancias más difíciles y adversas pueden producir un carácter de bendición para el mundo. 1 Samuel Cap. 1 Ana era una mujer judía, una de las esposas de Elcana. Ana era estéril, sufría amargamente por no poder tener hijos. A pesar de ser amada por su esposo, su ideal era ser cabeza del hogar, pero no tenía hijos, ni familia. En aquellos tiempos en la cultura judía veneraban a las mujeres que tenían hijos, consideraban la esterilidad como una maldición . En esa época era importante la maternidad a nivel emocional, social y económico, la maternidad le aseguraba la sobrevivencia de la familia en la sociedad. Una mujer que era estéril la veían como defectuosa e inútil. La maternidad era vista como un regalo divino. Su máximo ideal era ser madre, anhelaba tener su propio hijo para amar y acariciar. Ana amaba a su hijo aun antes de concebirlo, su amor era tan grande que amaba a un ser que aun fuera una mera posibilidad, amaba con esperanza. Penina era la otra esposa de Elcana. Penina en cambio tenía hijos, la humillaba y se burlaba de la esterilidad de Ana, se lucia ante ella con sus hijos , fue muy cruel. Ana vivía deprimida, lloraba de día y de noche, no comía, se sentía atribulada, triste, frustrada por no poder ser madre. No fue fácil vivir durante años en tales circunstancias de vida. Pero, Ana conservo su serenidad del alma, se consagro en cuerpo, alma y espíritu al Señor, se dedicó a la oración , mantuvo en una comunicación constante con Dios, oraba moviendo sus labios, pero no emitía sonidos, su suplica era interna. La piedad reinaba en su corazón , era una mujer obediente, de carácter impecable, con una gran devoción por las cosas de Dios, su capacidad de amar no decayó , su confianza, paciencia y sacrificio la llevo a ser bendecida por Dios. Ana fue separada para el Señor. Fue como una bella y delicada flor en medio de un campo estéril. Dios la corono con la victoria! 1 Samuel Cap. 1:11-28 Estando en Silo, Ana se humilla ante Dios, le ruega y le dice: “si te dignaras de ver la aflicción de tu sierva y te acordaras de mí y le dieras a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicare todos los días de su vida a Jehová y no pasara navaja sobre su cabeza. Oraba con todo lo que tenía, con toda su fe, con toda su alma, con todo su espíritu. Pasado un tiempo Ana dio a luz un hijo varón de nombre Samuel , lo crio, le instruyo a llevar una vida sana , le comunico su santidad de vida y carácter. Una vez lo desteto se lo presento a Jehová y se lo entrego, como lo había prometido. Ana tuvo el favor de Dios, fue madre de tres hijos y dos hijas más, además de Samuel. Ana es un ejemplo transcendental de lo que es separarse, mantenerse y vivir una vida consagrada a Dios. A pesar de todas las humillaciones, vejámenes, y burlas, su mirada, su fe estaban puestas en Jehová de los ejércitos. Sufría, lloraba pero su espíritu estaba en constante comunión. No permitió que su espíritu se llenara de odio ni resentimientos. Su norte y su finalidad era vivir obedeciendo a Dios llevando una vida digna y honorable. Son múltiples las enseñanzas que Ana nos da: Su actitud de humildad ante Dios, cuando le dice,” acuérdate de esta tu sierva y mira mi aflicción “. Nos enseña que Dios oye las oraciones de los que con humildad y fe le presentan sus peticiones, un corazón humilde Dios lo escucha y le concede sus peticiones. Nos muestra su fe inquebrantable. Sabe a quién le ha creído. Nos enseña que el corazón de Dios es el lugar perfecto para un alma afligida y triste. Nos enseña a ser buenas madres, ser amorosas, responsables, les dio una crianza digna y saludable a sus hijos, fue un modelo a seguir. Nos enseñan a que no debemos permitir bajo ninguna circunstancia que nos dañe ni el ambiente, ni las personas ni las situaciones de la vida, nos llenen el corazón de resentimientos. Mas mantenernos firmes en Quien hemos creído, que la verdadera identidad nos las da Dios y Él se encargara de nuestras cosas, El peliara nuestras batallas, nos llenara de honra. Él es galardonador de los que le buscan, en espíritu y en verdad. No sentía envidia por aquellas mujeres que eran madres, no le preguntaba a Dios, por qué no podía tener hijos, decidió en cambio consagrarse a Él. Nos enseña a pedir con determinación, saber claramente lo que se le está pidiendo, Ana le pidió a Dios un hijo varón, no le pidió una hija, Dios sabía cuál su petición. La vida cotidiana de Ana transcurría en una constante comunión con Dios, vivía una vida separara para El. Ana tenía la certeza de que Dios le iba a conceder su petición. Nos enseña a cumplir las promesas que le hacemos a Dios, Ana le prometió, que el hijo varón que iba a tener se lo iba a entregar a Jehová. Nos enseña como desprenderse y entregarle a Dios lo que más uno ama y quiere. Es un acto de amor a Dios, entregarle su hijo, que acto más grande! Cantico de Ana 1 Samuel 2: 1-10 Ana abalaba y bendice a Jehová, su corazón se regocija en Jehová! Ana le canta a Dios, derrama su gratitud a Dios por su infinita bondad. Su canto de alabanza no estaba en la bendición, sino en quien la bendijo. Agradece a Dios por todos sus cuidados y por su salvación . En su cantico Ana relata cómo los necios, los arrogantes y altaneros quedan en desgracia. Más los que fueron injustamente atacados como Dios los llena de poder, los corona de favores, los sienta como príncipes y los hace herederos de honor. Porque nadie será fuerte con sus propias fuerzas. El guardara los pies de sus santos más los impíos perecen en las tinieblas. Delante de Jehová serán quebrantados los adversarios, y sobre ellos tronara desde los cielos. El poder del Rey se manifestara sobre los confines de la tierra. La historia de Ana es un ejemplo de como nosotros debemos amar y confiar en Dios. Ella le entrego a Dios todo su dolor y toda su angustia, se consagro a Él y El hizo. Ana se mantuvo firme, viviendo una vida de testimonio, no maldijo, no contendió con Dios, fortaleció su viva espiritual, sus oraciones eran constantes y Dios no la defraudo. Como madre Ana fue excepcional, su hijo Samuel fue un excelente juez y profeta, prueba de cómo fue criando e instruido. Ana mujer exquisita, un gran modelo para mí, me siento inspirada a imitar su vida, su carácter, su abnegación, su paciencia y sobre todo, llegar a tener una vida en total obediencia y comunión con el Eterno Dios.