Carta de un Hijo a sus Padres Divorciados
Transcripción
Carta de un Hijo a sus Padres Divorciados
Carta de un Hijo a sus Padres Divorciados POR ANGELA MARULANDA, AUTORA Y EDUCADORA FAMILIAR Su divorcio es una pena muy grande para mí. No traten de disipar mi dolor con regalos y diversiones, porque me duele el corazón y éste no sana complaciéndome ni tratando de mantenerme entretenido. Díganme con palabras y actitudes que puedo amarlos a los dos, y ayúdenme a mantener una relación muy estrecha con ambos. Recuerden que, aunque el divorcio sea para ustedes una nueva oportunidad para establecer otra relación más feliz y satisfactoria, para mí significa la pérdida de la única oportunidad de crecer al lado de las dos personas que más amo y necesito. No me pongan de testigo, de arbitro ni de intermediario en sus conflictos. Si me involucran me destrozan porque me obligan a tomar partido y a sentirme responsable por arreglar un problema que no es mío. Tengan presente que todo lo que hagan para perjudicarse mutuamente, a quien más lastimará será a mí. Y que mientras continúen maltratándose… me seguirán haciendo daño. No se disputen cuál de ustedes se adueñará de mí porque no soy de ninguno y los necesito a los dos. Ver y estar conmigo no es un privilegio, es un derecho que tienen ambos ... y que tengo yo. Díganme que no tengo la culpa de sus problemas ni de su divorcio. Aunque les parezca increíble, yo me culpo porque necesito verlos a ambos como buenas personas e inocentes por lo ocurrido. Nunca me incumplan una visita que me hayan prometido. Espero con mucha ilusión nuestro encuentro y me duele demasiado ver que otra vez me han fallado. Denme permiso de querer a la nueva pareja de mi papá o de mi mamá. Aunque me molesta tener que aceptarla, yo quiero ganármela para no perder a quien yo creo que me dejó por él o ella. No me pidan que sirva de espía, ni que les cuente cómo o con quién está mi papá o mi mamá. Me siento desleal cuando me veo forzado a espiarlos y a delatarlos. No me cuenten lo “malvado” que fue mi padre o madre aun cuando sea la “verdad”. Lo único que lograrán es que yo sufra y además los resienta por desvirtuarme una imagen que yo necesito mentener en alto. Asegúrense que comprendo que, aunque su relación matrimonial haya terminado, nuestra relación perdurará para siempre. Y que, así ustedes sean ex-esposos nunca serán mi “ex-papá” o mi “ex–mamá. Recuerden que lo mejor que pueden hacer por mí – ahora que ya no se aman – es respetarse mutuamente. www.angelamarulanda.com Programas de Educación para Padres y Maestros por Angela Marulanda, Autora y Educadora Familiar Información: Natalí Capriles Tel. 305-361-6103 y Cel. 305-255-0347