DOLOR - SACRIFICIO – SERIEDAD – UNIDAD ESPIRITUAL En la

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DOLOR - SACRIFICIO – SERIEDAD – UNIDAD ESPIRITUAL En la
DOLOR - SACRIFICIO – SERIEDAD – UNIDAD ESPIRITUAL
En la cultura occidental, el dolor físico y espiritual se consideran como un
obstáculo para el desarrollo normal del individuo. A este fin, se recurre al
uso de los sedantes con el fin de insensibilizarse. En oriente, se piensa
diferente porque se tiende a aceptar el dolor como un elemento más
positivo que negativo en la formación del carácter del individuo, lo cual
conduce hacia la unidad espiritual. ¿Qué hay científicamente de cierto en
ambas percepciones?
Para responder es preciso hacerse otra pregunta ¿Existe algo más serio y
consecuente, espiritualmente hablando, que el dolor y el sacrificio? No
hay duda de que, cuando uno está bajo los efectos del dolor físico y sobre
todo del psicológico, se realiza una concentración de fuerzas internas, lo
cual produce una actitud de seriedad mucho mayor que en condiciones
normales de vida. Si consideramos que el problema espiritual del humano
estriba en su fragmentación espiritual, vis a vis de su entorno y vis a vis de
sí mismo, realizaremos que la fragmentación es producto de una mente
débil, distraída o sin determinación u oriente. El dolor viene a centrar o a
unificar estas fuerzas, a curtir el carácter y a reforzar la resistencia.
El dolor se disuelve mejor con una actitud mental de resignación y de
aceptación que con una actitud de combate o de resistencia. Yo
recomiendo mentalmente aliarse al dolor en vez de rechazarlo, en virtud
de que todo lo que se acepta es bienvenido por entendido, mientras que lo
que se rechaza crea un estado de rebeldía, el cual añade intensidad al
dolor. Inténtenlo y verán lo que sucede. La mansedumbre es la madre de la
armonía y conduce irremediablemente a la unidad espiritual del ser, en vez
de a la fragmentación. Lo ideal es no emitir opinión sino tratar de entender
lo que sucede para cooperar con la situación en lugar de enfrentarse a ella
tratando de controlarla. En oriente, la meditación y la relajación ayudan
mucho a liberar el ser, no ofreciendo resistencia sino viabilizando la
fluidez, en aras de un mayor estado de armonía existencial.