832 kB 07/10/2016 26-GPC Ayuno prequirurgico HPN 2011
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832 kB 07/10/2016 26-GPC Ayuno prequirurgico HPN 2011
2011 Guía de Práctica Clínica Pautas de ayuno preoperatorio en pacientespediátricos Hospital Provincial Neuquén Dr. Eduardo Castro Rendón Provincia de Neuquén Equipo de Trabajo: Dr. Andrés G. Cordero. Residente 4º año Anestesiología. Servicio de Anestesiología. Redactor: Dr. Andrés G. Cordero Coordinación Dr. Molini Walter J. Médico Clínico - Metodología en elaboración de Guías de Práctica Clínica - Comité de Docencia e Investigación. HPN Servicio de Anestesiología. HPN Residencia Anestesiología. HPN Índice de contenidos Ca Introducción………………………………………….. página 3 Metodología………………………………………….. página 4 Tabla de preguntas clínicas………………………... página 8 Tabla de recomendaciones preliminares…………. página 9 Alcance………………………………………………..página 10 Síntesis de la evidencia…………………………….. página 12 Referencias bibliográficas………………………….. página 21 Esta GPC es una ayuda a la toma de decisiones en la atención sanitaria. No es de obligado cumplimiento ni sustituye al juicio clínico del personal sanitario. 2 Introducción El ayuno preoperatorio se hizo popular después de que Mendelson publicara la relación entre alimentación y aspiración durante el parto en 1946. Las clásicas pautas indican que el Sme. De Mendelson se reduce al disminuir el volumen del contenido gástrico por debajo de 0,4 ml/Kg y al aumentar su pH por encima de 2,5. Actualmente se reconoce que estas medidas son imperfectas y la investigación reciente indica que la acidez del contenido puede ser más importante que el volumen. Hasta hace algunos años, las consignas tradicionales sobre el ayuno preoperatorio en el niño reposaban, como en el adulto, en la regla que ordena «nada después de medianoche». Este intervalo de ayuno es una práctica estándar, pero no está en consonancia con la fisiología del vaciamiento gástrico. El ayuno preoperatorio es desagradable para los pacientes, que se quejan frecuentemente de sed, boca seca y se encuentran irritables. La deshidratación aumenta el riesgo de la anestesia y contribuye a la morbilidad perioperatoria. 3 Metodología Esta guía se elaboró a través de un proceso de adaptación de guías internacionales de elevada calidad, teniendo en cuenta los estándares metodológicos propuestos por la Colaboración AGREE (Appraisal of Guidelines, Research and Evaluation for Europe). Dichos estándares incluyen: la definición del alcance y objetivos de la guía, desarrollo y revisión por un equipo multidisciplinario, identificación sistemática de la evidencia científica, formulación explícita de las recomendaciones, claridad en la presentación de la guía y sus recomendaciones, aplicabilidad en el medio, actualización periódica e independencia editorial. 1. Conformación de un grupo multidisciplinario y definición del alcance de la Guía El proceso se inició con la conformación de un Equipo de trabajo integrado por profesionales potenciales usuarios de la Guía. Dicho grupo definió el alcance de la GPC, para lo cual se describieron: el objetivo general de la guía; el planteo de la cuestión a abordar, incluyendo la descripción de la epidemiología de la enfermedad ; la población diana a considerar; los ámbitos y aspectos de la atención (diagnóstico y tratamiento); las intervenciones (procedimientos empleados para el diagnóstico y tratamiento) que se incluirían y excluirían y los beneficios sanitarios esperados. A continuación se realizó la identificación y elaboración de las preguntas clínicas relevantes, utilizando el esquema Paciente/Problema, Intervención, Comparación, Outcome/ Resultado y tipo de estudio. 2. Formulación de las Preguntas Clínicas (PC) A partir de las preguntas se desarrolló y aplicó una estrategia de búsqueda de GPC y Revisiones Sistemáticas (RS) en MEDLINE, buscadores genéricos y en los sitios Web de GPC. La búsqueda de GPC se complementó con la de RS, con objeto de evaluar el grado de actualización de las recomendaciones contenidas en las guías seleccionadas para el proceso de adaptación e incorporar evidencia reciente y relevante a dicho proceso (en caso de que la misma no estuviere contemplada en dichas guías). 3. Búsqueda Sistemática de GPC y Revisiones Sistemáticas (RS) La búsqueda de GPC se organizó en 3 componentes: a) Bases de Datos Genéricas y Metabuscadores; b) Registros o Compiladores; c)Organismos Productores. En todos los casos, se aplicó una estrategia de búsqueda sistemática teniendo en cuenta las características de cada componente ( Tabla 1). La búsqueda de RS se realizó en las siguientes bases de datos: Medina – Lilacs – Tripdatabase y la Biblioteca de la Colaboración Cochrane, aplicando en cada caso una estrategia de búsqueda específica. Se elaboró una estrategia de búsqueda sensible, de manera de identificar el mayor número posible de revisiones sobre el tema. 4 Las GPC y RS fueron identificadas y seleccionadas sobre la base de una serie de criterios de inclusión y exclusión (Tabla 2). Búsqueda de la Evidencia: (Tabla 1) El resultado de la búsqueda bibliográfica fue revisado de manera independiente por dos de los coordinadores del programa con el objeto de identificar los trabajos potencialmente más relevantes para la formulación de una propuesta metodológica para la adaptación de GPC. Tabla 1. Estrategia y resultados de la búsqueda sistemática de trabajos sobre Manejo de via aerea en pacientes pediatricos con estomago ocupado Guideline [ ptyp ] OR Practice +Guideline [ ptyp ] OR "Guidelines"[MeSH Terms] OR ("health planning guidelines"[MeSH Terms] ORHEALTHPLANNINGGUIDELINES[Text Word]) OR consensos + Development + Conference [Publication Type] AND Termino introducido para la especificidad temática. Tabla 2. Criterios de inclusión y exclusión de GPC Criterios de Inclusión (todos los criterios debían estar presentes para la inclusión de la GPC). a) Documentos que contengan recomendaciones explícitas para manejo de vía aérea de paciente pediátrico con estomago ocupado. b) Documentos que en su título o resumen contengan al menos uno de los siguientes términos: “Guía”, “Guía de Práctica Clínica”, “Recomendaciones”, “Consenso” para los documentos en castellano y “Guideline”, “Clinical Practice Guideline”, “Recommendations”, “Consensus” para los documentos en inglés. c) Documentos cuya fecha de elaboración sea igual o mayor al año 2001. Criterios de Exclusión (sólo uno de estos criterios era considerado razón suficiente para excluir la GPC): d) Documentos no disponibles en idioma español, inglés o portugués. e) Documentos cuya versión completa no pueda ser recuperada. f) Documentos que constituyan revisiones narrativas de la literatura elaborados por uno o más autores, estudios de prevalencia, observacionales o experimentales. 5 Criterios de inclusión y exclusión de RS Criterios de Inclusión (todos los criterios debían estar presentes para la inclusión de la RS). a. RS que hubieran evaluado ensayos clínicos realizados sobre el evento de interés. b. Tipos de participantes: RS que incluyan ensayos clínicos en la población blanco definida en el alcance de la Guía en elaboración. c. RS elaboradas en los últimos 10 años. d. Tipos de intervenciones: RS que se centren en la evaluación de los tipos de intervención definidos en el alcance de la GPC en elaboración (por ej. diagnóstico y tratamiento), abarcando cualquier manifestación clínica asociada, comparada con otra intervención y/o placebo. Criterios de exclusión (sólo uno de estos criterios era considerado razón suficiente para excluir la RS). a. Revisiones realizadas exclusivamente con estudios no aleatorizados. b. Revisiones narrativas. c. Documentos de consenso. d. Revisiones en que la búsqueda bibliográfica sea manifiestamente incompleta o no esté especificada. e. Documentos no disponibles en idioma español, inglés, francés, italiano o portugués. La calidad de las GPC se evaluó por medio del Instrumento AGREE , mientras que la de las RS con los criterios de evaluación propuestos por el SIGN (Scottish Intercollegiate Guidelines Network) Tabla 3 6 Tabla 3. Niveles de evidencia y grados de recomendación 1 ++ Metanálisis, revisiones sistemáticas de ensayos clínicos o ensayos clínicos con muy poco riesgo de sesgo. 1+ Metanálisis, revisiones sistemáticas de ensayos clínicos o ensayos clínicos bien realizados con poco riesgo de sesgo. 2 ++ Revisiones sistemáticas de estudios de cohortes o de casos y controles o de estudios de pruebas diagnósticas de alta calidad, estudios de cohortes o de casos y controles o estudios de pruebas diagnósticas de alta calidad con riesgo muy bajo de sesgo y con alta probabilidad de establecer una relación causal. 2+ Estudios de cohortes o de casos y controles, o estudios de pruebas diagnósticas bien realizados con bajo riesgo de sesgo y con una moderada probabilidad de establecer una relación causal. 3 Estudios no analíticos, como informe de casos y serie de casos. 4 Opinión de expertos. Grados de Recomendación A Al menos 1 metanálisis, revisión sistemáticas o ensayo clínico clasificado como 1++ y directamente aplicable a la población diana de la guía o un volumen de evidencia compuesta por estudios clasificados como 1+ y con gran consistencia entre ellos. B Un volumen de evidencia compuesta por estudios clasificados como 2++ directamente aplicable a la población diana de la guía y que demuestran gran consistencia entre ellos; evidencia extrapolada desde estudios clasificados como 1++ o 1+. C Un volumen de evidencia compuesta por estudios clasificados como 2+ directamente aplicable a la población diana de la guía y que muestran gran consistencia entre ellos; evidencia extrapolada desde estudios clasificados como 2++ D Evidencia de nivel 3 o 4 o evidencia extrapolada desde estudios clasificados como 2+ I Insuficiente evidencia para recomendar a favor o en contra de una intervención(*) V Consenso del equipo redactor(#) Nota: Tomado del SIGN 50; Tomado de las categorías de la Task Force USA. 12(#) Tomado del documento de OSTEBA6. Sólo las GPC y RS que cumplieron con mínimos estándares de calidad fueron utilizadas como insumos para el proceso de adaptación. 7 Tabla de Preguntas Clínicas En base a la aplicación de los Criterios de Adaptación a cada Pregunta Clínica (PC), según el análisis de la evidencia y recomendaciones efectuado mediante la Tabla de Guías/RS, se efectuó la siguiente categorización de las Preguntas. Nº Pregunta clínica 1 ¿Cuántas horas de ayuno son las indicadas luego de la ingesta de líquidos? 2 ¿Cuántas horas de ayuno se deben respetar luego de la ingesta de diferentes tipos de leches? 3 ¿ Cuántas horas de ayuno son necesarias luego de ingerir sólidos? 8 Tabla de recomendaciones preliminares Nº Recomendaciones Grado 1 El consumo de agua y otros líquidos claros hasta dos A (niños) horas antes de la inducción de la anestesia para la D (lactantes) cirugía electiva es segura en niños sanos, y mejora el bienestar del paciente. El volumen de fluidos administrados no parece tener un impacto en el volumen gástrico residual y el pH gástrico, en comparación con un régimen de ayuno estándar. Por lo tanto, los niños pueden ingerir una cantidad ilimitada de agua y otros líquidos claros hasta dos horas antes de la inducción de la anestesia. 2 La leche materna se puede administrar hasta cuatro horas antes de la inducción de la anestesia. La leche de fórmula o la leche de vaca pueden darse hasta seis horas antes de la inducción de la anestesia. D 3 Un mínimo de 6 horas de ayuno preoperatorio se recomienda para alimentos sólidos. D 9 Alcance - Propósito y Objetivo General de la Guía Esta guía tiene como propósito sistematizar los tiempos de ayuno preoperatorio en pacientes pediátricos (ASA I-II, sin enfermedades o desórdenes gástricos), en hospitales del Sistema de Salud de la Provincia del Neuquén, con la finalidad de disminuir las posibles complicaciones derivadas de un manejo incorrecto del mismo. Su objetivo general es generar recomendaciones basadas en evidencia de alta calidad, orientadas a disminuir la variabilidad en los diferentes tiempos de ayuno preoperatorio, mejorando así la calidad de atención con el fin de disminuir la morbimortalidad. Población diana La población diana está constituida por pacientes pediátricos (ASA I-II, sin enfermedades o desórdenes gástricos) de 0 a 16 años, próximos a ser intervenidos quirúrgicamente. Población de usuarios El uso de esta guía está dirigida principalmente a anestesiólogos con actividad asistencial en hospitales de mediana (nivel IV, VI) y alta complejidad (nivel VIII) del Sistema de Salud de la Provincia del Neuquén. Planteamiento del problema La idea de “nada por boca después de medianoche” estaba fundada en el riesgo de aspiración del contenido gástrico en un paciente que no hubiese ayunado. Los clásicos factores de riesgo de aspiración que son un pH gástrico inferior a 2,5 y una cantidad de líquido gástrico superior a 0,4 ml·kg-1 son muy seriamente puestos en cuestión. Estos datos han sido establecidos sobre la base de estudios en animales muy alejados de la práctica anestésica cotidiana, ya que si tal fuera el caso, del 60 al 90 % de los niños sanos que tienen que sufrir una intervención programada estarían considerados pacientes de riesgo. Por el contrario, todos los estudios epidemiológicos concuerdan en reconocer el pequeño riesgo de aspiración de líquido gástrico durante el período perioperatorio en el niño ASA 1-2 (1 a 8,6/10 000) con una evolución habitualmente favorable. Ayunar no garantiza que el estómago estará vacío o que el pH del líquido gástrico será alto. No existe evidencia de que aumentando la duración del ayuno de líquidos disminuya el volumen gástrico residual. La evacuación gástrica es muy rápida en el caso de los líquidos claros. Se sabe por ejemplo que en el adulto el tiempo de vaciado medio gástrico es de 12 minutos para el simple suero salado isotónico. De hecho, la duración establecida de 6 a 8 horas del ayuno preoperatorio es empírica. Varios estudios han demostrado que el volumen y el pH del líquido gástrico no están influidos por la duración del ayuno preoperatorio. En el estudio de Schreiner et al los niños a los que se les permitía la toma de un líquido claro (zumo de manzana) hasta las 2 horas antes de la inducción anestésica, no tenían un líquido gástrico significativamente diferente (en volumen o en pH) del de los niños que 10 hacían el ayuno clásico de 6 horas. En otras palabras, un zumo de manzana ingerido hasta 2 horas antes de una intervención programada no aumenta el riesgo de aspiración en el niño. La ventaja de tal práctica más humana, es evidenciada por la satisfacción de los padres y del niño. Estos estudios son el origen de nuevas reglas de ayuno preoperatorio de diferentes organizaciones. El volumen permitido es variable según las instituciones. La adopción de estas nuevas reglas (lo que es ahora el caso en numerosas instituciones), debería cambiar de forma significativa la práctica anestésica, en particular la puesta en evidencia del déficit hídrico ligado al ayuno preoperatorio en las reglas de perfusión peroperatoria. El beneficio oculto de tal actitud es evitar la aparición de hipotensión durante la inducción en niños relativamente hipovolémicos en razón de un ayuno prolongado. Ahora se sabe que el riesgo de hipoglucemia es pequeño (0,66 %), incluso en los casos de retrasos, que por los avatares de la programación del quirófano pueden llegar a ser superiores a 12 horas, sea cual sea la edad del niño (exclusión hecha del recién nacido), el momento de la intervención (mañana o tarde) o el tipo de hospitalización (ambulatorio o no). Aspectos de la atención que se abordarán Con la finalidad de optimizar el manejo de las pautas de ayuno preoperatorio en pacientes pediátricos programados para cirugías en hospitales de mediana y alta complejidad, esta guía contemplará aspectos sobre los diferentes tiempos de ayuno recomendados según el tipo de ingesta. Algunas de las recomendaciones indican que los pacientes pueden tomar líquidos “hasta dos horas antes de la inducción de la anestesia”. Esto significa que dos horas es el tiempo mínimo recomendado antes de la inducción de la anestesia para ese paciente, pero el paciente también deben ser alentado a tomar líquidos lo más cerca posible a dos horas antes de la operación. Beneficios sanitarios esperados Una GPC para el manejo de las pautas de ayuno preoperatorio en pacientes pediátricos basada en la mejor evidencia disponible tiene la ventaja de beneficiar tanto a los profesionales médicos que atienden población pediátrica como a sus pacientes. A los médicos, porque les orienta en el manejo óptimo de esta situación, y también en la utilización adecuada de los recursos sanitarios disponibles, y a los pacientes, porque se benefician de una atención homogénea de calidad. La guía pretende homogeneizar criterios de actuación entre los diferentes profesionales que atienden población pediátrica en los quirófanos de hospitales de mediana y alta complejidad. 11 Síntesis de la evidencia y recomendaciones Pregunta clínica Nº 1 ¿Cuántas horas de ayuno son las indicadas luego de la ingesta de líquidos? Síntesis de la evidencia Niños (mayores de 1 año) Hubo 22 estudios en niños. Diecisiete estudios compararon un ayuno estándar con un ayuno que permitía alguna ingesta de líquido; 6 estudios compararon diferentes duraciones, 3 estudios compararon diferentes tipos de ingesta y un estudio (Splinter et al., 1990) comparó diferentes volúmenes de fluidos. Tiempo de ayuno para fluidos Hasta 2 horas Cinco comparaciones se incluyeron en el subgrupo ”hasta dos horas”. Para estos, la duración media de ayuno varió desde 2,1 hasta 2,8 horas, pero el examen de las distribuciones mostró que todos los estudios tenían algunos pacientes con un ayuno de dos horas o menos. Un meta análisis (n = 417) encontró pocas diferencias entre las pautas de ayuno reducidas y estándar para el volumen gástrico o pH. Los padres clasificaron los niños como estadística y significativamente menos irritables cuando se le da el ayuno reducido en comparación con el ayuno estándar (un estudio: Schreiner et al, 1990, n = 121). Hasta 2,5 horas Tres comparaciones fueron incluidas en este subgrupo. La duración media del ayuno varió desde 2,5 hasta 2,7 horas, y todos los estudios tenían algunos pacientes con un ayuno de 2,5 horas o menos. En un meta análisis (n = 173) se encontró heterogeneidad (p = 0,01, I2 = 78%) para el volumen gástrico (y una pequeña diferencia de pH), por lo que los resultados no son concluyentes. Los niños fueron clasificados, de forma estadísticamente significativa, menos hambrientos tanto por sus padres como por los niños. Los padres en una comparación clasificaron a sus niños como significativamente menos sedientos, pero un meta análisis de dos comparaciones que analizaron diferentes niveles de sed según los niños dio como resultado un amplio intervalo de confianza. Meta análisis de 2 comparaciones encontraron que el nivel de irritabilidad según los padres también arrojó resultados no concluyentes. Hasta 3 horas Cinco comparaciones fueron incluidas en este subgrupo. La duración media de ayuno varió desde 2,5 hasta 3,6 horas, y se encontró que todos los estudios 12 tenían algunos pacientes con un ayuno de tres horas o menos. Meta análisis (n = 407) mostraron una heterogeneidad considerable en el resultado del pH (p <0,00001, I2 = 93%) y también hubo heterogeneidad para el volumen gástrico (p = 0,09). La heterogeneidad de los resultados fue atribuida a un estudio (Moyao García et al., 2001). Cuando este estudio fue omitido en un análisis de sensibilidad, se produjo un aumento pequeño, pero estadísticamente significativa en el pH (0,16 unidades), es decir, a favor del ayuno acortado, y la heterogeneidad fue eliminada (p = 0,85, I2 = 0%). Hubo poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar para el volumen gástrico, y no se mantuvo la heterogeneidad (p = 0,93, I2 = 0%). Resultados de estudios individuales mostraron que los niños a los que se les permitió un ayuno acortado estuvieron significativamente menos sedientos y significativamente menos irritables; no se encontraron diferencias significativas en cuanto al hambre en los niños. Hasta 4 horas Tres comparaciones fueron incluidas en este subgrupo. La duración media en ayunas fue de 4 a 4,5 horas, y el examen de las distribuciones mostró que los estudios tenían algunos pacientes con un ayuno de cuatro horas o menos. Meta análisis (n = 141) encontraron poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar para el volumen gástrico o pH. No hubo evidencia de resultados secundarios en este grupo. Hubo ocho comparaciones aleatorias de diferentes duraciones de ayuno para el mismo tipo de ingesta: "hasta dos horas" vs “hasta 2,5 horas” (una comparación, n = 100)," hasta dos horas vs “un máximo de tres horas” (dos, n = 248), "hasta dos horas" frente a "un máximo de cuatro horas” (dos, n = 120) y “hasta 2,5 horas” frente a “un máximo de tres horas” (dos, n = 180 ). En todas las comparaciones hubo poca diferencia, ya sea en el pH o el volumen gástrico entre los 2 grupos analizados en cada estudio. No se informó de resultados secundarios en estas comparaciones. En base a la evidencia, se recomienda que todos los niños ingieran líquidos hasta 2 horas antes de la cirugía. SIGN 1++. Nivel de recomendación A. Tipo de fluido ingerido Los líquidos administrados en el marco del ayuno preoperatorio variaron entre el agua al jugo de naranja a una solución isosmolar de electrolitos (Moyao García et al., 2001). Las comparaciones se dividieron en sub-grupos de agua, "líquidos claros" (diferentes al agua) y los líquidos no claros. Los líquidos claros incluyen jugo de manzana claro, dextrosa, gelatina, limonada, helados de agua en palito o bebidas azucaradas no carbonatadas. Los fluidos en el grupo de líquidos no claros fueron el jugo de naranja y zumo de naranja. 13 Agua Tres comparaciones (dos estudios, 147 niños) fueron incluidos en un meta análisis para contenido gástrico. Hubo poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar para el volumen gástrico o pH. Sólo un estudio (Gombar et al., 1997, n = 50) registró resultados secundarios. Se encontró a los pacientes significativamente con menos sed e irritabilidad (según la clasificación de los padres) para el ayuno reducido que incluyó agua. Líquidos claros (diferentes al agua) Para los líquidos claros, 13 comparaciones (11 estudios, 931 niños) fueron incluidos en el meta análisis para contenido gástrico. Se encontró heterogeneidad, tanto para el pH (p <0,00001) como para el volumen (p = 0,03) en los resultados. Gran parte de esta heterogeneidad se explica por el estudio Moyao García, que tuvo grandes disminuciones, anómalas, tanto en volumen como acidez gástrica para el ayuno reducido en comparación con el ayuno estándar. Cuando este estudio fue omitido en un análisis de sensibilidad, se produjo un aumento pequeño pero estadísticamente significativo en el pH (0,11 unidades), es decir, en favor del ayuno reducido de líquidos claros, y la heterogeneidad fue eliminada (p = 0,85) . Este aumento en el pH es poco probable que sea clínicamente importante. Sin el estudio anómalo, hay poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar para el volumen gástrico, y la heterogeneidad que se mantuvo no fue estadísticamente significativa (p = 0,23). No hay suficiente información para decir si las propiedades isosmolares del líquido en el estudio Moyao García explican el comportamiento anómalo, o si alguna otra característica puede ser importante (como el diferente método de muestreo gástrico que se utiliza), pero podría ser un tema para futuras investigaciones. Los resultados secundarios fueron medidos en seis comparaciones. Un meta análisis de tres comparaciones donde monitorizaron la sed (valoración del niño en una escala analógica visual; EVA) mostró un amplio intervalo de confianza; otro grupo de niños mostró sed estadística y significativamente menor para el ayuno reducido, y un estudio que reportó los niveles de sed según los padres también favoreció significativamente al ayuno reducido. Un meta análisis de tres comparaciones encontró que los niños a los que se les administró líquidos claros calificaron su hambre como mucho menor a los que tenían el ayuno normal; un cuarto estudio (en adolescentes) que mide la mediana de la EVA no encontró diferencias significativas en el nivel de hambre. La calificación de los padres en cuanto al hambre también fue encontrada estadísticamente y significativamente menor cuando el niño había ingerido líquidos claros. Meta análisis de tres comparaciones revelaron que los padres encontraron a sus hijos mucho menos irritables cuando se les había administrado líquidos claros. Líquidos no claros Tres comparaciones (dos estudios, 102 niños) fueron incluidos en este subgrupo. Sin embargo, ambos estudios tenían limitaciones metodológicas: Meakin et al, 1985 y Sandhar et al., 1989. Se decidió incluir sólo el estudio Meakin en el meta análisis (dos comparaciones, n = 70), que mostró poca 14 diferencia entre ayunos reducido y estándar, tanto para el volumen gástrico como para el pH. Los resultados secundarios no se informaron. El examen de siete comparaciones de jugos de frutas claros (439 pacientes) mostró poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar. No hubo estudios que al azar compararan diferentes tipos de fluidos. Volumen de líquido ingerido Varios volúmenes de ingesta se compararon con un ayuno normal, o con un volumen ingerido diferente. El volumen de líquidos claros investigado en los estudios varió de un consumo controlado de 2 a 10 ml/kg a una cantidad ilimitada, siendo el volumen más común el de 10 ml/kg. Después de Brady (Brady et al., 2005), los distintos volúmenes permitidos antes de la cirugía fueron clasificados en tres tipos de ingesta; de bajo volumen (menor o igual a 5 ml/kg), de alto volumen (más de 5 ml/kg) y volúmenes ilimitados (donde no se asignó ninguna restricción en el volumen ingerido de líquidos preoperatorios en niños). Los análisis de subgrupos se llevaron a cabo luego de las comparaciones con el ayuno estándar. Bajo volumen En seis comparaciones (5 estudios, n=366) se administró a los niños un bajo volumen de líquido (rango de 2 a 5 ml/kg). Un meta análisis demostró heterogeneidad, tanto para el volumen gástrico (p = 0,03, I2 = 59%) como para el pH (p <0,00001, I2 = 89%). Los resultados secundarios mostraron que las calificaciones de los padres en cuanto a la sed (dos comparaciones), el hambre (una comparación) y la irritabilidad (una comparación) eran estadísticamente significativamente menor para el ayuno reducido en comparación con el estándar. La clasificación de los niños sobre la sed (una comparación) tuvo un amplio intervalo de confianza. La heterogeneidad se atribuye principalmente al estudio Moyao García. Un análisis de sensibilidad, sin este estudio, encontró que había poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar y muy poca heterogeneidad. Alto volumen En seis comparaciones (cinco estudios, n=262, sólo cinco comparaciones de pH) se administró a los niños un gran volumen de líquido (rango de 6 a 10 ml/kg). Hubo poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar para el volumen gástrico o el pH. Los resultados secundarios no fueron concluyentes para la sed y la irritabilidad, pero los niños en dos comparaciones en un estudio calificaron su hambre como estadísticamente significativamente menor cuando se les administró líquidos. Volúmenes ilimitados En cuatro estudios (n=450) se permitió a los niños una cantidad ilimitada de líquido. Los volúmenes que figuran en estos estudios variaron de 4,8 ml/kg (Splinter y Shaefer, 1991) a 10,4 ml/kg (Splinter y Schaefer, 1990_2). Hubo poca diferencia entre los ayunos reducido y normalizado en cuanto a pH y 15 volumen gástrico. Sólo dos estudios (uno en adolescentes) midió los resultados secundarios. Los resultados de un estudio (Splinter et al., 1991) revelaron que los adolescentes a los cuales se les había administrado fluidos calificaron su sed significativamente menor que los que tenían ayuno normal, pero no se encontró diferencias significativas en el hambre. En el otro estudio, los padres calificaron la irritabilidad de los niños mucho menor cuando se les administró líquidos. Esta guía concluye que el volumen de líquidos administrado no tiene relevancia. Nivel de evidencia según SIGN:1+ Lactantes (menores de 1 año) Existen dos estudios (van der Walt y Carter, 1986; Cook Sather et al, 2003) en lactantes. Dos estudios (cuatro comparaciones) compararon un ayuno que permitió la ingesta de líquidos con un ayuno estándar. Tres comparaciones en el estudio de van der Walt también compararon al azar diferentes tipos de fluidos. Los líquidos permitidos durante un ayuno reducido fueron leche de vaca, dextrosa y Polyjoule (un polímero soluble en agua con glucosa, con un promedio de seis unidades de glucosa), hasta tres horas antes de la operación (van der Walt y Carter, 1986), y "líquidos claros" (Sather Cook et al., 2003), hasta dos horas. Las comparaciones con la leche de vaca se consideran en la sección sobre la leche, lo que deja tres comparaciones de líquidos claros con el ayuno estándar y una comparación de diferentes tipos de líquidos claros. Ambos estudios en lactantes informaron que se buscó específicamente sobre regurgitación y aspiración, pero no se observó ninguna incidencia de estos. En ausencia de datos de aspiración, los resultados indirectos de pH y volumen gástrico fueron utilizados. Duración del ayuno Un meta análisis de las dos comparaciones (n=92, 1 estudio), en las cuáles se administró líquidos claros hasta tres horas, reveló una gran disminución, estadísticamente significativa, en el volumen gástrico (media de 0,38 ml/kg) en comparación con el ayuno estándar, pero los resultados para el pH no fueron concluyentes (amplio intervalo de confianza). El estudio de Cook Sather (cuyas evidencias están potencialmente sesgadas por violaciones en el protocolo, n=67) mostró poca diferencia entre las cantidades ilimitadas de líquidos claros hasta dos horas antes de la operación y un ayuno estándar (de leche de fórmula hasta cuatro horas) para el volumen gástrico, pero fue favorable en cuanto a los líquidos claros para el pH (no significativamente). Las medidas de resultados secundarios tenían amplios intervalos de confianza. De esta manera, la evidencia es muy limitada para este grupo de edad, pero sugiere que los líquidos claros se pueden administrar de forma segura hasta tres horas antes. Se necesita investigación adicional para este grupo de pacientes. A falta de evidencia más definitiva, esta guía optó por basarse en los resultados de una encuesta de 1996 (Emerson et al., 1998). En esta encuesta el 77% y el 66% de los encuestados permitió líquidos claros hasta dos horas 16 antes de la operación para los neonatos y niños (menores de 1 año), respectivamente. Esta guía sugiere administrar líquidos claros hasta dos horas antes de la cirugía. Tipo de líquido ingerido Una comparación de Polyjoule y dextrosa hasta tres horas (van der Walt y Carter, 1986; 59 pacientes) mostró poca diferencia para el volumen gástrico y favoreció a Polyjoule en cuanto al pH (no significativo). Volumen de líquido ingerido No hay evidencia suficiente para el análisis de los subgrupos de los diferentes volúmenes de líquidos, pero se observa que grandes volúmenes (10 ml/kg) se administraron en el estudio de Van der Walt y Carter (1986). Nivel de evidencia según SIGN: 4 Grado Recomendación A (niños) D (lactantes) El consumo de agua y otros líquidos claros hasta dos horas antes de la inducción de la anestesia para la cirugía electiva es segura en niños sanos, y mejora el bienestar del paciente. El volumen de fluidos administrados no parece tener un impacto en el volumen gástrico residual y el pH gástrico, en comparación con un régimen de ayuno estándar. Por lo tanto, los niños pueden ingerir una cantidad ilimitada de agua y otros líquidos claros hasta dos horas antes de la inducción de la anestesia. Pregunta clínica Nº 2 ¿Cuántas horas de ayuno se deben respetar luego de la ingesta de diferentes tipos de leches? Síntesis de la evidencia Duración del ayuno para leche Hubo sólo un ensayo aleatorizado que comparó la ingesta de leche con el ayuno estándar (van der Walt y Carter, 1986, n = 84). A un grupo de lactantes se les administró leche de vaca hasta tres horas antes de la cirugía y el otro grupo tenía un ayuno estándar (régimen de alimentación cada 4 horas). Este estudio tuvo información insuficiente para sacar conclusiones (intervalo de confianza muy amplio). Otro estudio (Sethi et al., 1999), en lactantes y niños, no randomizado, comparó el contenido gástrico de pacientes que recibieron leche de fórmula una media de 2,3 horas antes de la toma de muestras, con el de pacientes que tenían un ayuno estándar (“nada por boca” desde la medianoche). El estudio 17 encontró una disminución estadísticamente significativa, pero sin importancia clínica, en el volumen gástrico (media de 0,08 ml/kg) para el grupo de la leche. Los valores de pH fueron en favor del ayuno reducido que incluía leche, aunque no fue estadísticamente significativo. La comparación de la leche materna con el ayuno estándar en el mismo estudio se consideró como confuso debido a la gran disparidad en las características basales y no es reportado en la presente guía. Tipo de leche ingerida (comparada con otros líquidos) En dos comparaciones aleatorias dentro del mismo estudio (van der Walt y Carter, 1986, n=90), la ingesta de leche de vaca hasta tres horas antes de la cirugía dio lugar a un volumen gástrico significativamente mayor (aumento medio 0,45 ml/kg) que cuando se administraron líquidos claros (dextrosa y Polyjoule), pero el valor de pH fue estadísticamente significativo a favor de la leche (aumento medio de 1,4 unidades). Un estudio no randomizado (Litman et al, 1994; N=18) en lactantes entre dos y seis meses, comparó la leche materna y los líquidos claros hasta dos horas antes de la cirugía. Los resultados no fueron concluyentes para el volumen gástrico ni para el pH (amplios intervalos de confianza). Otro estudio no aleatorizado (van der Walt et al, 1990; N=62) en lactantes entre uno y tres meses, comparó la leche materna y la leche de fórmula hasta tres horas antes de la cirugía. Hubo poca diferencia entre ambas, pero es preciso señalar que esta comparación involucró aproximaciones e hipótesis para el cálculo del resumen estadístico. En niños, un estudio controlado (Thomas, 1974, n=62) encontró que el volumen gástrico fue mayor en un grupo al cuál se le permitió ingerir leche cuatro horas antes de la cirugía que en el grupo que recibió el ayuno estándar (p = 0,05). Sin embargo, la diferencia promedio de 0,08 ml/kg (2 ml) fue clínicamente insignificante. Cuatro estudios prospectivos no aleatorizados (Cavell, 1981; Tomomosa, 1987; Billeaud, 1990;. van den Driessche et al, 1999) compararon el vaciamiento gástrico de leche materna y de fórmula en lactantes de hasta un año. Cavell mostró que la leche materna y de fórmula tenían tiempos medios de vaciado gástrico de 48 y 78 minutos respectivamente (p <0,01). Van den Driessche informó tiempos medios de vaciado de 47 minutos y 65 respectivamente (p <0,05) en recién nacidos prematuros. Tomomosa mostró que, en las tres horas posteriores a la alimentación, la actividad digestiva fue significativamente mayor en los lactantes alimentados con leche materna en comparación con aquellos alimentados con leche de vaca. Billeaud mostró que la leche materna fue evacuada rápidamente del estómago, con un 18 por ciento de actividad residual después de dos horas; una fórmula con predominio de suero de leche tuvo un 26 por ciento; una fórmula con predominio de caseína tuvo un 39 por ciento; la leche de fórmula tuvo un 46 por ciento y la leche de vaca un 55 por ciento. 18 El estudio Sethi también informó la variación de la zona gástrica antral con el tiempo. Los autores del estudio determinaron que los tiempos medios postingesta necesarios para volver a los niveles en ayunas fueron de 1,53 (SD 0,25) horas, 2,43 horas (0,27) y 2,32 horas (0,31) para la glucosa, la leche materna y la leche baja en grasa, respectivamente. Esta guía no encontró pruebas suficientes para recomendar el cambio de la práctica recomendada de dos horas para líquidos claros, cuatro horas para la leche materna y seis horas para la leche de fórmula o la leche de vaca. Nivel de evidencia según SIGN: 4 Grado Recomendación D La leche materna se puede administrar hasta cuatro horas antes de la inducción de la anestesia. La leche de fórmula o la leche de vaca pueden darse hasta seis horas antes de la inducción de la anestesia. Pregunta clínica Nº 3 ¿Cuántas horas de ayuno son necesarias luego de ingerir sólidos? Síntesis de la evidencia Existe evidencia limitada en relación con la ingesta de sólidos por los niños antes de la cirugía. Un estudio (Meakin et al, 1985;. comparó un ayuno estándar con un ayuno de alimentos sólidos de una duración más corta, y dos estudios (Meakin et al, 1985 y Kushikata et al, 1996.) compararon un ayuno reducido para sólidos con un ayuno reducido para líquidos. Los niños en ambos estudios fueron asignados a los grupos por un método cuasi aleatorizado (por la lista de quirófano) y la evidencia se consideró comparable con un estudio de cohorte. Duración del ayuno para sólidos El estudio Meakin comparó el consumo de galletas y zumo de naranja de dos a cuatro horas, o de cuatro a seis horas antes de la cirugía, con un ayuno estándar (hasta seis horas antes de la cirugía). La comparación (n = 52) de un grupo al que se le permitió sólidos dos a cuatro horas antes de la cirugía, con un grupo que recibió el ayuno estándar, mostró un aumento estadísticamente significativo en el volumen gástrico (0,25 ml/kg) para el grupo de los sólidos y un aumento estadísticamente significativo en el riesgo (17 veces) en los niños que tenían partículas en el aspirado gástrico. El efecto sobre el pH no fue significativo. La comparación para el grupo que recibió sólidos de cuatro a seis horas antes de la cirugía (n = 34) mostró poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar, tanto para el volumen gástrico como para el pH. 19 La comparación directa entre el grupo de dos a cuatro horas y el grupo de cuatro a seis horas de ayuno (n = 46) mostró un aumento no significativo en el volumen gástrico en el grupo de ayuno más reducido, poca diferencia en el pH y un amplio intervalo de confianza para el número de niños con partículas en su aspirado. Por lo tanto, aunque había pruebas de que un ayuno de dos a cuatro horas no deben ser considerados para los sólidos tales como galletas, los resultados en el grupo de cuatro a seis horas en el mismo estudio cuasi aleatorizado fueron demasiado inciertos para apoyar una recomendación de un ayuno de cuatro horas antes de la cirugía. Tipo de sólido ingerido Dos estudios (Meakin et al., 1985; dos comparaciones; y Kushikata et al., 1996) compararon un ayuno reducido para sólidos con un ayuno reducido para líquidos. El estudio Kushikata (n = 20) comparó un grupo que tomaba sopa de arroz (hecha con agua y un poco de sal) 5,5 horas antes de la cirugía junto con líquidos claros hasta cinco horas, frente a un grupo que tomaba líquidos claros hasta cinco horas antes de la operación. El estudio Meakin comparó grupos que ingerían 2 galletas más zumo con grupos que tomaban zumo solamente, 2 a 4 horas y 4 a 6 horas preoperatorias. Un meta análisis de las tres comparaciones (n = 116) encontró poca diferencia en el volumen gástrico entre los ayunos reducidos de sólido-más-líquido y líquido sólo. El resultado (no significativo) del pH fue a favor del ayuno reducido para sólidos. En cuanto a las galletas (dos comparaciones, n = 96), hubo poca diferencia entre los ayunos reducido y estándar tanto para el volumen gástrico como para el pH. Para la sopa de arroz (n = 20), los resultados (no significativos) de pH favorecieron el ayuno de sólidos, pero los resultados no fueron concluyentes en cuanto al volumen gástrico. Los niños que recibieron alimentos sólidos tenían menos hambre que los que recibieron líquido solamente, pero el resultado no fue significativo. Esta guía concluye que la evidencia de estos estudios es insuficiente para sacar conclusiones sobre el tipo de sólido preferido. Las guías clínicas actuales (ASA, 1999; AAGBI, 2001) recomiendan un tiempo mínimo de ayuno de seis horas para los alimentos sólidos, lo cuál es apoyado por esta guía. Nivel de evidencia según SIGN: 4 Grado Recomendación D Un mínimo de 6 horas de ayuno preoperatorio se recomienda para alimentos sólidos. 20 Referencias ASA (1999) Practice guidelines for preoperative fasting and the use of pharmacological agents for the prevention of pulmonary aspiration: application to healthy patients undergoing elective procedures, Anesthesiology, 90, pp.896905. ASA (2002) Practice guidelines for postanesthetic care, Anesthesiology, 96, pp.742-752. Aun CS and Panesar NS (1990) Paediatric glucose homeostasis during anaesthesia, British Journal of Anaesthesia, 64 (4), pp.413-418. Billeaud C, Senterre J and Rigo J (1990) Osmolality of the gastric and duodenal contents in low birth weight infants fed human milk or various formulae, Acta Paediatrica Scandinavica, 71, pp.799-803. 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