• Suplemento Científico de La Jornada Veracruz • Domingo 1° de
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• Suplemento Científico de La Jornada Veracruz • Domingo 1° de abril de 2012 • Número 13 • Coordinador: Manuel Martínez Morales EN ESTE NÚMERO domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico E l planeta ha sufrido innumerables alteraciones climáticas a los largo de su historia. Sólo por poner algunos ejemplos cuyas causas han sido fenómenos naturales, René Garduño se ocupa en este número de El Jarocho Cuántico de las consecuencias climáticas de las variaciones de la órbita terrestre y las erupciones volcánicas. Sin embargo, el llamado cambio climático global –que dicho sea de paso, no es la alternancia de calor y frío cuando cruzan los “nortes” por el territorio estatal- consiste fundamentalmente en un calentamiento observado en el planeta de 0.7ºC en el siglo XX y de un incremento adicional de unos 2 a 5°C esperados para el resto de esta centuria, y las múltiples consecuencias que arrastrará consigo. Desde 1988 científicos y dirigentes del mundo han constituido, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) que reconoce, más allá de toda duda razonable, que los gases que se han emitido por la combustión de hidrocarburos, carbón mineral, leña, etc., sobre todo a partir de la Era Industrial, se han ido acumulando en la atmósfera y son los principales responsables del “calentamiento global” referido en el párrafo anterior. Esta elevación puede ser la causa de aumentos notables en la intensidad de los huracanes, en la magnitud del contraste entre los fenómenos oceánicos El Niño y La Niña, en los índices de desertificación y en lo riguroso de los fríos invernales de las latitudes altas y medias. Un incremento de la temperatura mayor a 2°C para el siglo XXI sería catastrófico para muchas regiones del mundo. A estas afirmaciones el IPCC les asigna una confianza de 90% en su cuarto informe dado a conocer en 2007, contra un 66% que les asignaba en su tercer reporte de 2001. El quinto reporte aparecerá en 2013. Este es el tema que mayoritariamente se aborda en este suplemento desde muy diversas perspectivas: de la comprobación cuantitativa del calentamiento en el estado de Veracruz se ocupan Abraham Torres y Saúl Miranda, mientras que de los efectos en la agricultura escribe Cecilia Conde. Por lo que se refiere a las ciudades, éstas tienen una relación recíproca con el clima: se ven afectas por él pero también lo alteran, como comentan Víctor Magaña y Rafael García-Cueto. Pero ciertamente las causas antropogénicas del cambio climático no han sido aceptadas universalmente, sino que hay un sector de “escépticos”, a los que también dedica una nota Saúl Miranda. Y desde luego no pueden faltar consideraciones de orden social y económico: Sonia Salazar aborda la percepción del cambio climático que tienen habitantes del puerto de Veracruz, y Édgar González Gaudiano con sus colaboradoras hace lo propio sobre los estudiantes de la Universidad Veracruzana. Cierra el número la reflexión de Hipólito Rodríguez desde una perspectiva de política internacional y sus referentes locales. Así, este número, con el que El jarocho cuántico celebra su primer aniversario, se suma con información y comentarios bien fundamentados pero accesibles a todos los lectores, a una tarea de difusión que es imprescindible para acercarnos a la comprensión del fenómeno del cambio climático global, no sólo porque es hoy un tema de moda sino porque desafortunadamente así seguirá por muchos años. (Este número de El Jarocho Cuántico fue compilado por el Programa de Estudios de Cambio Climático de la Universidad Veracruzana, bajo la coordinación de Adalberto Tejeda Martínez y el apoyo de Ivonne García Martínez. Fotos de Rafael Ménpez y Gloria Cuevas Guillaumin) Portada: Moxel Pola LA ÓRBITA, LOS VOLCANES Y EL CLIMA ◗ RENÉ GARDUÑO L.* L a radiación solar es el combustible del motor del clima y la cantidad de ella que se recibe en la Tierra depende del lugar geográfico, la hora del día y la época del año. También depende de factores externos: la luminosidad del Sol (cantidad de energía que emite) y la geometría de la rotación y de la traslación del planeta. Esta geometría se caracteriza con los parámetros orbitales: la oblicuidad, la excentricidad de la órbita y la posición de los equinoccios en esa elipse. La oblicuidad son los famosos 23° 27’ (que uno aprende como perico en la primaria) de inclinación que hay entre el eje de la Tierra y la perpendicular a la órbita; la excentricidad mide qué tan alargada (o redonda) es la órbita; y la posición de los equinoccios indica los puntos de la órbita donde comienza cada estación. Estos tres parámetros cambian continua y cíclicamente en el tiempo; o sea, en forma de vaivenes suaves que son muchísimo más lentos que los dos movimientos más notables del planeta: la rotación y la traslación. La oblicuidad va de un valor mínimo de 22.1° a uno máximo de 24.5° y el vaivén completo de ida y vuelta tarda un periodo de unos 41 mil años. Cuando la excentricidad cambia, la órbita pasa de circunferencia (en que la distancia al Sol es la misma todo el año) hasta un “alargamiento” máximo en el cual la distancia menor () es 7% más chica que la mayor () en el mismo año. Este cambio en la forma de la órbita tarda un periodo de unos 100 mil años; es decir, en este tiempo va de redonda a alargada y regresa a ser redonda. Adicionalmente, los equinoccios (y los solsticios) se van recorriendo sobre la órbita y completan la vuelta en unos 21 mil años. Naturalmente, si los parámetros orbitales cambian, también lo hace el clima. Dado que la oblicuidad causa las estaciones, cuando es chica las atenúa, los inviernos son menos fríos y los veranos menos cálidos; una oblicuidad grande produce estaciones extremosas, o sea que la diferencia entre invierno y verano es mayor. La excentricidad también afecta a las estaciones: cuando es nula, la radiación total que llega a la Tierra es igual todo el año; y cuando es grande, esa radiación tiene una gran variación intranual. Sin embargo, este efecto se combina con el tercer parámetro para determinar las estaciones: si el perihelio cae en invierno, el frío del hemisferio que está en esa estación se atenúa por estar el Sol más cercano al planeta, en cambio el otro hemisferio tiene un verano intensificado; inversamente, si el afhelio cae en el verano de un hemisferio, éste tiene menos calor y el otro (que está en invierno) tiene más frío. Actualmente, el perihelio está en el invierno boreal, dentro de diez mil quinietos años (o hace diez mil quinientos años) estará (estuvo) en nuestro verano y las estaciones serán (fueron) más contrastadas. La excentricidad actual es muy chica, el afhelio es sólo 1.5% mayor que el perihelio y entonces la radiación total recibida por el planeta varía a lo largo del año en 3%, siendo máxima el 3 de enero y mínima el 5 de julio. Se ve entonces que la orientación del eje de la Tierra, la forma de su órbita y las estaciones sobre ella cambian; pero lo hacen suavemente en plazos de decenas de milenios o más; por lo tanto, es absurdo atribuir a los parámetros orbitales algún cambio climático que percibimos los humanos a los largo de nuestras vidas. Otro factor externo que afecta al sistema climático es el vulcanismo, pero su naturaleza difiere de los factores orbitales en dos aspectos. Primero, ocurre en plazos muchísimo más cortos, casi nunca transcurre un decenio sin que en algún lugar haya una erupción notable que afecta al clima a escala global. Además estas erupciones son aleatorias; no siguen alguna periodicidad. Las erupciones enfrían el clima porque inyectan a la atmósfera gran cantidad de aerosoles (partículas sólidas o liquidas suspendidas en el aire) que reflejan (hacia fuera) y absorben radiación solar, reduciendo la que llega a la superficie; análogamente a un nublado o tolvanera tenues pero con alcance planetario. Las erupciones también contienen SO2 (gas) que, al reaccionar con el vapor de agua atmosférico, produce H2SO4 (líquido) que forma las gotitas aludidas. Otros gases permanecen como tales y en todo caso contribuyen al efecto invernadero, o sea a calentar el clima; sin embargo, el efecto neto de una erupción es enfriarlo. Las erupciones que afectan al clima son las de tipo explosivo, que emiten el material hasta la estratosfera, donde permanece años y baja la temperatura global menos de un grado. Si la erupción no es tan violenta, los aerosoles se quedan en la troposfera (capa atmosférica de unos 10 km a partir del nivel del mar, por encima de la cual no hay agua) y son lavados por lluvia, nevadas, etcétera, además de caer por sí mismos. *Investigador del Centro del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, autor de los libros El veleidoso clima y Pormenores terrestres, ambos de la colección La ciencia desde México, FCE. Director: Tulio Moreno Alvarado, Subdirector: Leopoldo Gavito Nanson, Coordinador: Manuel Martínez Morales, Edición: Moxel A. Pola Sánchez, Corrección: José Armando Preciado Vargas, Leobardo Lagunes Ganem, Jorge N. Escalante González, Editor de Fotografía: Víctor Álvarez Comité Editorial Carlos Vargas Madrazo Valentina Martínez Valdés Lorenzo M. Bozada Robles Hipólito Rodríguez 2 El Jarocho CUÁNTICO Al son de la ciencia Correspondencia y colaboraciones: [email protected] 3 El Jarocho Cuántico • domingo 1° de abril de 2012 P ara entender el clima del estado de Veracruz resulta conveniente definir el término clima, el cual puede pensarse como la síntesis de las condiciones del tiempo meteorológico en una región particular. La descripción del clima puede hacerse utilizando promedios, valores extremos o frecuencia de valores de los elementos meteorológicos como son la precipitación, temperatura, humedad, viento, etcétera. Otro término importante es el de clima extremo, el cual se define como los eventos raros dentro de la distribución estadística de las varia- bles meteorológicas. La importancia de los eventos extremos del clima radica en su fuerte impacto en la naturaleza y sociedad. El clima en Veracruz se encuentra siempre en evolución, respondiendo a diferentes factores que alteran su estado. Cuando las variaciones temporales observadas en las condiciones atmosféricas son atribuibles a causas naturales (interacción océanoatmósfera) se denomina variabilidad natural. La variabilidad natural del clima responde, entre otras cosas, al establecimiento de oscilaciones atmosféricas que pueden afectar amplias y leja- LOS ESCÉPTICOS ■ Foto Rafael Menpez CÁLIDO CAMBIO DEL CLIMA JAROCHO ◗ ABRAHAM TORRES ALAVEZ* nas regiones del planeta en periodos de tiempo que varían de meses a años. Se han identificado diferentes oscilaciones atmosféricas, pero la más conocida es El Niño-Oscilación del Sur (por sus siglas en inglés ENSO), la cual es una interacción en el Pacifico tropical que alterna irregularmente entre un estado cálido (El Niño), un estado frío (La Niña) y un estado sin cambio (Neutro), el este del Pacífico ecuatorial. Todos estos cambios modifican el clima alrededor del mundo. El cambio en el clima debido a la actividad humana se conoce como cambio climático global. Sus causas se explican a través del aumento de la actividad humana desde el inicio de la era industrial a mediados del siglo XIX. Muy diversos autores coinciden en que el cambio en las formas de producción, ha liberado una cantidad considerable de gases de efecto invernadero GEI (vapor de agua, metano, dióxido de carbono, óxido nitroso, ozono, etc.) hacia la atmósfera; la presencia de estos gases en la atmósfera hace que la radiación infrarroja emitida por la superficie de la Tierra sea absorbida eficazmente por la propia atmósfera y las nubes, reteniendo calor en el sistema superficie-tropósfera. De acuerdo al cuarto informe del IPCC (2007), el aumento en la temperatura del sistema climático es inequívoco. Como evidencia de este calentamiento está el aumento de la temperatura del aire en 0.74°C los 100 años recientes, además señaló que algunos extremos climáticos y meteorológicos serán más frecuentes, más amplios y/o intensos durante el siglo XXI, atribuido en mayor parte al aumento observado en las concentraciones de GEI antropógenos. En el mismo informe se advierte, que de seguir las emisiones de GEI a una tasa igual o mayor, la temperatura media global podría incrementarse 0.2°C por década en el siglo XXI y el aumento en el nivel del mar a nivel mundial continuaría, en respuesta al aumento del forzamiento radiativo en la atmósfera generado por la presencia de estos gases. Un servidor y otros colegas analizamos por separado la señal en el clima de la variabilidad natural y del cambio climático antropógeno en Veracruz. Se encontró que los años en que se presenta el Niño son más secos que aquéllos en que se presenta condiciones de La Niña. Al relacionar la sequía intraestival o canícula con las oscilaciones se concluye que El Niño explica la variabilidad de la canícula en un 9%. Para los cambios en el clima del estado, debidos a la actividad humana, se ha seguido la metodología propuesta por el Grupo de Expertos en Detección de Cambio Climático e Índices (ETCCDI por sus siglas en inglés), con el propósito de que la medición de los cambios en los extremos sea realizada en torno a una metodología estandarizada, con el fin de que los resultados puedan compararse con trabajos similares realizados en otras partes del mundo. El ETCCDI exige para el cálculo de indicadores climáticos extremos, el análisis de las datos climáticos de mejor calidad. Para Veracruz de un total de 357 estaciones climatológicas que alguna vez han reportado mediciones, únicamente 50 series de precipitación y 30 de temperatura cumplen con los estandares de calidad. En series homogéneas regionales de temperatura máxima y mínima de todo el estado, se presenta una tendencia positiva a partir de 1990. Para la temperatura máxima el cambio en la tendencia lineal es de 1,3 °C en la década de 19962005 mientras que la temperatura mínima presenta un cambio de 0,4 °C en el mismo periodo. Esos resultados son congruentes con los observados en otras regiones del mundo de condiciones más cálidas en años recientes, aumento en la frecuencia de días calurosos y disminución de los días frescos. En la precipitación no se perciben cambios significativos en los registros anuales o en la ocurrencia de episodios extremos, sin embargo, en la mayor parte del estado la lluvia tiende a concentrarse en un menor periodo. *Egresado de la Licenciatura en Ciencias Atmosféricas de la UV, actualmente estudia la maestría en Ciencias en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada. ◗ SAÚL MIRANDA ALONSO* D esde finales del siglo XIX el sueco Svante Arrhenius se dio cuenta de que el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera debido a actividades humanas, podía aumentar la temperatura superficial del planeta. Innumerables contribuciones científicas en este tema se han dado desde entonces, principalmente en los últimos cincuenta años. Básicamente se sabe que, superpuesto al patrón de variabilidad natural climática, se ha agregado una burbuja de calentamiento debido a la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera por la actividad humana desde el inicio de la era industrial en el siglo XVIII. Para ordenar la información científica aparecida en las últimas décadas relativa al cambio de patrones del clima, la Organización Meteorológica Mundial y el Programa del Medio Ambiente de las Naciones Unidas instituyeron el Panel Intergubernamental ante el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en el año 1988. Sin embargo, por diferentes razones, siempre han existido grupos de personas e incluso de científicos profesionales que no están de acuerdo con las conclusiones del IPCC. La principal acusación es que se trata de un complot de los científicos del clima para conseguir más dinero para sus investigaciones. Al respecto responde Elizabeth Kolbert en The New Yorker (p. 21–22, 12 abril 2010), “Nunca nadie ha ofrecido un razonamiento plausible del porqué miles de científicos en cientos de universidades en docenas de países se ocuparían de maquinar un fraude climático. Ni a nadie le ha sido posible explicar porqué la madre naturaleza continúa colaborando con ellos”. Un grupo de científicos de la Universidad Nacional de Australia en Canberra, líderes en cambio climático, han sido resguardados en lugares seguros después de recibir amenazas de muerte por teléfono y correo electrónico. Actualmente existe un debate febril en Australia sobre el precio del carbón mineral, y los mineros ven amenazados sus trabajos si se reduce el uso del carbón mineral para generar energía. El robo en 2009 de los correos electrónicos de la Universidad de East Anglia de la Gran Bretaña, que es uno de los centros de investigación sobre cambio climático más importantes a nivel mundial, dejó la idea en el público de que incluso los científicos pagados por universidades o gobiernos, y no necesariamente por corporaciones, son susceptibles de dejarse llevar por aversiones contra grupos disidentes. En enero del 2010 el IPCC reconoció que se había equivocado al asumir los resultados de una investigación como válidos, y que indicaban que los glaciares de los Montes Himalayas se iban a derretir hacia el año 2035. En realidad la publicación original se refería al año 2350. El incremento del nivel del mar no ha estado exento de controversia, mientras el IPCC reportó en el 2007 que el aumento del mar a nivel global sería de un máximo de 59 centímetros para el año 2100, nuevas publicaciones indican que el aumento puede ser de más de un metro. Originalmente se cuestionó que no se podía saber si el aumento en las mediciones del nivel medio del mar era debido al instrumento y su base sumiéndose en el suelo, y no debido a un aumento real del nivel de las aguas marinas. Con las mediciones desde el satélite corroborando ese aumento, se acabó la polémica. Andrew Dessler de la Universidad Texas A&M escribe en Physicsworld.com: “cada mes se dan a la luz docenas o cientos de publicaciones que están de acuerdo con el cambio climático… pero cada año, una o dos publicaciones de escépticos aparecen y son anunciadas con bombos y platillos en los medios como si hubieran descubierto la rueda. Esto hace pensar al público que existe un debate”. Se obtuvieron documentos del Instituto Heartland, ubicado en Chicago, que ha estado al frente de los opositores a la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero por la industria. En su página web escribe: “el movimiento ambientalista necesita voces dedicadas a la ciencia saludable y soluciones a problemas ambientales basadas en el mercado más bien que en el gobierno”. Los documentos muestran que esperan conseguir este año patrocinios por 7.7 millones de dólares de fuentes como “Charles G. Koch Charitable Fundation” uno de los mayores patrocinadores del Tea Party, además de donaciones por Glaxo Smith Kline, Microsoft Corporation, Pfizer, Reynolds American (propietaria de varias compañías tabacaleras) y Time Warner Cable. Los documentos mencionan un donador anónimo que dio 8.8 millones de dólares entre 2007 y 2011 para “proyectos de calentamiento global”. El Instituto está buscando patrocinio para elaborar un volumen descrito como “la más completa y fidedigna refutación de los reportes del IPCC de las Naciones Unidas”. En un comunicado de prensa, el Instituto Hartland aceptó que sus documentos fueron robados por “una persona que fraudulentamente asumió la identidad de un miembro de la mesa directiva del Instituto y convenció a un empleado para que le enviara el material a una dirección de correo electrónico externa”. El Instituto se queja, pero hay que recordar que se apresuró a publicar los correos electrónicos robados de la Universidad de East Anglia en noviembre del 2009. La XVIII Conferencia de las Partes (COP18) convocada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se llevará a cabo en Qatar en este año 2012, y también en mayo de este año se realizará la reunión cumbre de la tierra de Río de Janeiro + 20. Se espera que se establezcan nuevos parámetros que indiquen el estado actual y las expectativas de los cambios medidos en el clima. *Doctor en Oceanografía por la Universidad de Hamburgo, actualmente coordinador del Centro de Estudios y Pronósticos Meteorológicos, de la Secretaría de Protección Civil del Gobierno del Estado de Veracruz. domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico Clima y nivel del mar en Veracruz ◗ Saúl Miranda Alonso E n algunos trabajos realizados en el Centro de Estudios y Pronósticos Meteorológicos, de la Secretaría de Protección Civil, se han analizado los datos históricos del clima recopilados por el Servicio Meteorológico Nacional. Se presenta un resumen de resultados. En primer lugar se compararon las estadísticas climatológicas de los últimos treinta años (1977 hacia el presente) con las de los 30 años anteriores (1976 hacia el pasado), para el estado de Veracruz más 100 km a partir de sus límites geográficos. En cuanto a la lluvia, se encontró que en general, pero más acentuado para el mes de junio en el norte de Veracruz, las temporadas de estiaje son cada vez más severas y largas, lo que a su vez produce situaciones de sequía más frecuentes. Por el contrario, en septiembre y octubre la temporada de lluvia tiende a ser más fuerte que hace 30 años. Esto implica El desbordes del río Pánuco, pasando esta región de una contingencia por sequía a una por inundación. Hacia la sierra de Oaxaca, tenemos más precipitación de mayo a noviembre, con tormentas más severas y de más corta duración, que aunado a la deforestación en las partes altas, producen fuertes escurrimientos hacia la parte baja de las cuencas del Coatzacoalcos y del Papaloapan, aumentando significativamente el potencial para inundaciones de esta zona. En el clima de hace 30 años la tendencia de la precipitación en la parte norte y sur de Veracruz era a aumentar, y en el centro a disminuir. Actualmente en los últimos 30 años la tendencia de la precipitación es a disminuir en prácticamente todo el estado. Para las temperaturas máximas –las que se observan pasado el medio día– los patrones de diferencia entre el clima actual y el clima de hace 30 años son clima local ante el cambio global ◗ Víctor Magaña* ■ Foto Gloria Cuevas variables. Para el norte de Veracruz se observa un patrón consistente de más calor, prácticamente todo el año, situación que agrava la disminución de precipitación ya comentada. Debemos mantener monitoreada esta parte de Veracruz pues aparece como muy vulnerable. El hecho de que se le estará sacando agua al río Pánuco para enviarla a otra cuenca (ciudad de Monterrey) es muy cuestionable a la luz de estos resultados. En suma, que la temperatura máxima mostraba tendencia a disminuir en todo Veracruz, excepto en el sur, mientras que las nuevas estadísticas climáticas muestra la tendencia a aumentar en todo el estado. Un estudio adicional y similar usando los 30 años actuales y los 30 años anteriores para la cuenca del Pánuco muestra un patrón parecido para esta gran cuenca que cubre parte de diez estados. La disminución de precipitación se observa para los meses de junio, julio, agosto y septiembre, lo que significa menos agua disponible en la parte baja de la cuenca y en la salida al mar donde los criaderos naturales de gran cantidad de larvas y alevines de especies marinas comerciales y no comerciales dependen de estas aguas salobres para mantener su existencia. La temperatura máxima en la cuenca del Pánuco indica mayor temperatura prácticamente todo el año para la cuenca completa, excepto en abril. Más claro es de mayo a noviembre. La mayor temperatura y la disminución de precipitación crean una situación de estrés creciente para humanos, animales y plantas. Dife- L as noticias de sequías o inundaciones han despertado el interés en el tema del cambio climático, lo que lo ha vuelto el sustento de una nueva forma de paradigma naturalista. Alguien tiene que ser culpable y qué mejor candidato que el cambio climático. Sin duda el clima cambia, pero resulta difícil creer que solo con la experiencia o con un momento de inspiración se pueda afirmar que las lluvias de ciertos días o de un año en particular son resultado del cambio climático global. Por ello, la comunidad científica basa sus afirmaciones de variaciones de cambios del clima en datos observados, pero sobre todo, en el entendimiento de cómo funciona éste en diversas escalas de espacio y tiempo. Desde hace ya varias décadas, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) ha realizado evaluaciones sobre el nivel de conocimiento que existe en la comunidad científica sobre este tema y muestra que, desde la Revolución Industrial, la composición de la atmósfera ha cambiado, principalmente en relación con mayores concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI). Di- 4 rentes modelos numéricos mundiales indican que esta situación puede empeorar. Por otra parte, el Panel Intergubernamental ante el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) estima un incremento del nivel del mar en promedio en el mundo de 59 cm hacia el año 2100. En el puerto de Veracruz se ha medido un incremento de unos 9 centímetros en 50 años recientes. Se espera que en todo el Golfo de México el nivel del mar aumente durante el resto del siglo, pero por la dinámica propia del océano se prevé que en otras partes, como las costas de Guerrero y Oaxaca, el nivel del mar disminuya. El aumento del nivel del mar representa una amenaza para algunas de las poblaciones costeras veracruzanas. Pero más preocupante aun es el peligro latente de una inundación del tipo de las que ha sufrido Louisiana, EUA, con elevaciones máximas registradas de hasta 8.5 metros con el huracán Katrina. Aunque hasta ahora estas mareas de tormentas tan grandes sólo se han registrado en el norte del Golfo de México, recordemos que nunca antes se había registrado un huracán categoría 3 en nuestras costas ni mucho menos en la zona central de Veracruz donde impactó Karl en el 2010. El mapa del estado que acompaña a esta nota muestra las zonas costeras en peligro de inundación en el caso de una marea de tormenta de magnitud de nueve metros. Los resultados aquí resumidos evidencian un cambio de clima para el estado de Veracruz, para el que sociedad y gobiernos debemos estar preparados. chos gases, como el dióxido de carbono, por lo general resultan en un aumento de la temperatura promedio global del planeta. Muchos incluso pensamos que el IPCC obtuvo el Premio Nobel de la Paz porque presentó evidencias de que el aumento de la temperatura del planeta durante el siglo y medio más reciente fue consecuencia de la actividad humana. El ejercicio científico de atribución del cambio climático consistió en usar modelos del clima con y sin los efectos de los GEI. El resultado mostró claramente que solo los experimentos con GEI podían explicar las variaciones de largo periodo y las tendencias de la temperatura global del planeta, lo que redujo de forma importante el escepticismo y la especulación sobre el calentamiento. En años recientes sin embargo, se han intentado explicar algunas tendencias del clima a escala regional e incluso local, recurriendo al paradigma del cambio climático global. Algunos lo quieren hacer tan regional, que han llegado a “describir” lo que pasa con las lluvias o Agricultura y cambio climático 5 El Jarocho Cuántico • domingo 1° de abril de 2012 L os estudios de casi dos décadas acerca de los impactos potenciales de un posible cambio climático en América Latina muestran que esta región es, en general, altamente vulnerable al cambio climático, particularmente en el sector agrícola. El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), es un organismo formado a iniciativa de la Organización Meteorológica Mundial y las Naciones Unidas en 1988, ha ido cambiando su lenguaje desde su primer reporte (1990), y ya en su cuarto reporte (2007) es mucho más contundente al afirmar que la mayor parte del calentamiento global observado durante el siglo XX es inequívoco, debido muy probablemente (90% de confianza) al aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero causado por acciones humanas. En el Cuarto Reporte del Grupo II del IPPC, se afirma que es muy probable que en condiciones de cambio climático los recursos hídricos en Latinoamérica se vean disminuidos entre 10% y 30%. También se ha documentado que la biodiversidad regional se encuentra en peligro, se proyecta que entre un 20% y 30% de las especies estudiadas se encontrarían en riesgo de extinción; estos dos factores ya entrañarían un grave riesgo para la agricultura regional, debido a la escasez de agua y a que la gran biodiversidad en la región es sustento de la agricultura tradicional. Si bien los posibles impactos del cambio climático en los sistemas productivos humanos –como en la agricultura– son más difíciles de evaluar, ya que siempre se han dado acciones para adaptarse al clima cambiante, el IPCC muestra evidencias que indican cambios en el patrón de lluvias, como siembras tempranas en latitudes altas del hemisferio norte, mientras que en el sur de África hay estaciones secas más largas y una mayor incertidumbre en el periodo lluvioso. Asimismo, en latitudes bajas, los decrementos en esta productividad agrícola podrían presentarse aún con cambios locales de temperatura entre 1-2ºC. Si el aumento es superior a 3°C es probable que la productividad disminuya en la mayoría de las regiones del planeta. Otro factor a considerar es el aumento en el nivel del mar, que conduciría a una pérdida de territorio costero, intrusión salina en tierras fértiles y recursos hídricos costeros, y a un incremento en el riesgo de inundación para millones de personas a finales de siglo. Los costos provocados por estas alteraciones en el clima ya están siendo percibidos por la sociedad, aunque en forma desigual entre países, regiones y grupos socioeconómicos. En América Latina y el Caribe el costo por desastres o eventos extremos asociados a fenómenos climáticos supera los 5 mil millones de dólares al año. Si bien aún no es posible atribuir con exactitud ese incremento de los eventos extremos al cambio climático, las cifras citadas nos alertan de los altos costos que podría acarrear la inacción frente a este fenómeno, y, con un alto grado de confianza, se cree que eventos como sequías, inundaciones y golpes de calor se incrementarán. Estudios apuntan a una baja sensible en la producción global de cereales, los cambios proyectados para el 2020 serían de alrededor 20 millones de toneladas métricas menos, y para el 2080 serían de alrededor de 8 veces menos. Estos autores señalan que bajo este escenario los precios de los cereales aumentarían, pudiendo llegar a más del 40% de su valor actual. Asociado a lo anterior, el riesgo de hambrunas se incrementaría, proyectándose para el 2020 hasta el calor de una colonia a otra. Los cambios regionales del clima tienen con frecuencia patrones espaciales complejos y tasas de crecimiento de la temperatura que van más allá de la modulación por el efecto global. En las ciudades, dichos cambios se deben frecuentemente a la urbanización. La ciudad de México por ejemplo, se ha calentado casi 3°C durante el siglo XX. Las tendencias, no sólo de aumento de la temperatura, sino incluso de cambios en el ciclo hidrológico en muchas ciudades, podrían encontrar su origen en el modelo de crecimiento urbano seguido hasta ahora. Para demostrarlo, debemos hacer los ejercicios de atribución correspondientes, como ya se ha hecho para la ciudad de México. Si se prueba que gran parte de nuestro ◗ Ana Cecilia Conde Álvarez* ■ Foto Rafael Menpez 20 millones de personas más en condiciones de hambre, y para el 2080 hasta 120 millones más. Las acciones de adaptación del sector agrícola en los países en desarrollo no serán simples. Ya desde su segundo reporte del IPCC (1995) se señalaban dos posibles niveles de adaptación para la agricultura. En un primer nivel, se consideraban cambios en la fecha de siembra de menos de un mes, incrementos en la aplicación de riego. En un segundo nivel, la adaptación podría incluir cambios en el tipo de cultivo, incrementos en el uso de fertilizantes, en las fechas de siembra de más de un mes, y el aumento de las áreas irrigadas. El reporte señala que los países en desarrollo no disminuirían sus impactos negativos en ninguno de los dos niveles, aún en el supuesto caso que se tuvieran los recursos para incrementar riego y fertilizantes, por ejemplo. Lo anterior muestra la gran vulnerabilidad del sector agrícola en América Latina, y señala que no serán medidas puramente técnicas las que reducirán de manera sensible nuestra vulnerabilidad futura. Por ello, es imprescindible el diseño de estrategias a corto y mediano plazo para reducir la vulnerabilidad actual, revisando críticamente las prácticas, procesos y estructuras que determinan y aceleran esa vulnerabilidad (precios de productos e insumos, la brutal migración del campo, la degradación ambiental, por señalar algunos factores). Una tarea pendiente en nuestros países es profundizar los estudios sobre el clima regional, que nos permitan detec- tar si ya existen cambios en las tendencias de temperatura y precipitación, y en la frecuencia, intensidad y/o duración de los eventos extremos. También sería importante investigar si esos posibles cambios observados ya han afectado nuestros recursos naturales. Para el sector agrícola, un abanico de acciones de adaptación ante un clima incierto, que aseguren la flexibilidad, la estabilidad y la equidad en el sector, implicaría el diseño de políticas agrarias basadas en estudios rigurosos que permitieran evaluar y dar seguimiento a dichas acciones, esclareciendo si estas son de alta prioridad, efectivas, de bajo costo, si tienen asociados otros beneficios ambientales, así como detectar y enfrentar las barreras para ponerlas en práctica. En este contexto, la participación y organización de los posibles afectados es fundamental para el éxito de las acciones propuestas, así como la integración de los estudios hasta ahora dispersos de cambio climático, biodiversidad y seguridad alimentaria. Los tiempos se acortan, o como escribió Al Gore en 2006, citando a Martín Luther King: “Ahora nos enfrentamos al hecho, amigos míos, de que el mañana es hoy. Estamos frente a la feroz urgencia del ahora. En este dilema de la vida y la historia que se despliega ante nuestros ojos, existe algo como llegar demasiado tarde”. * Investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM e integrante del IPCC. cambio de clima local reciente es debido al crecimiento de las zonas urbanas el discurso sobre mitigación, principalmente de nuestras autoridades locales, tendría que ampliarse. Si entendemos como mitigación las acciones para reducir la magnitud del cambio climático, a escala local podríamos mitigar el calentamiento si por ejemplo, se limitara el tamaño de las manchas urbanas, se siguieran programas de reforestación, se contara con cuerpos de agua superficiales en la ciudad o se implementaran azoteas verdes, por mencionar algunas estrategias. Así, la mitigación del cambio climático local no sería ya solo “responsabilidad de otros” y en nuestras manos estaría el crear un clima de confort. * Investigador del Instituto de Geografía de la UNAM e integrante del IPCC. ■ Foto Gloria Cuevas El clima en suelo urbano domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico 6 ◗ Rafael O. García Cueto* ■ Foto Gloria Cuevas E l cambio climático global actual es atribuido a la creciente concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, derivados de la quema de combustibles fósiles, y de cambios de uso de suelo, como la deforestación y actividades agrícolas. A estos causales se le debe sumar la urbanización, pues la modificación que realiza del uso del suelo al construir las ciudades es radical, al transformar de manera definitiva una gran cantidad de características físicas y biológicas; a pesar de que las ciudades solamente ocupan el 2% de la superficie terrestre, son elementos que influyen de manera decisiva a nivel local y regional, y probablemente estén enlazados a los procesos ambientales globales. Al construir un ecosistema urbano se sustituyen los ecosistemas naturales, por lo que se modifica la flora y fauna original, alterando el suelo de forma irreversible, y al emitir altas concentraciones de sustancias contaminantes generadas por la industria y transporte vehicular, se afecta también la calidad del aire. De manera general, en la zona urbana, el cambio de uso del suelo natural por materiales urbanos (concreto, ladrillo, vidrio, alquitrán, etc.), modifica el albedo (reflectividad de la superficie a la luz solar), la rugosidad superficial y la humedad del suelo, lo que a su vez cambia localmente los balances de calor, de masa, hídrico y cantidad de movimiento. Este cambio actúa en la capa atmosférica más cercana al suelo, llamada capa límite, en donde los efectos de fricción son importantes. Todos estos cambios se enlazan de manera compleja e interactiva en la modificación climática, creando un clima único y distinto de los alrededores rurales: el clima urbano. Una característica sobresaliente de este clima es la generación de la isla de calor urbana, que se refiere a la tendencia de las ciudades a retener más calor que las zonas rurales circundantes. Este fenómeno puede provocar que en ciudades con más de un millón de habitantes se tengan temperaturas atmosféricas de 1°C a 3°C más altas que en las áreas circundantes de la ciudad. Se ha observado también, que debido a la urbanización la frecuencia e intensidad Una de ellas fue, el grado en que estaría dispuesto a adoptar cambios en su estilo de vida en cuanto a reducir el consumo, usar transporte público y el ahorro de energía. La respuesta fue alentadora, los ciudadanos en grado alto estarían dispuestos al cambio (84.1%), un 12.8% no estarían dispuestos a adoptar cambios en su estilo de vida, el resto no sabe o no contestó. El apagar las luces al salir, el desconectar los aparatos eléctricos no están en uso y el utilizar focos ahorradores son con 82%, 66.3% y 63.9% los hábitos más frecuentes realizados, todos los demás no son frecuentemente practicados en las actividades cotidianas. En cuanto al medio de transporte que utiliza normalmente, la mayoría utiliza el transporte público, 58.8%, un 36.7% utiliza automóvil propio, 1.5% bicicleta o camina y 1.3% utiliza taxi. Los que utilizan coche alrededor del 50% comparte el viaje en su vehículo, le da mantenimiento a las llantas y mantiene su tanque de gasolina semi-lleno, y muy pocos caminan, utilizan la bicicleta o utiliza el transporte público si el trayecto así lo amerita. En este sentido, la finalidad principal de este estudio fue contribuir a llenar los huecos que aún existen en el conocimiento de cómo la sociedad Veracruzana está construyendo su representación del cambio climático, y de cómo dicha representación condiciona las valoraciones, las actitudes y los comportamientos ciudadanos, ante el cambio climático y ante las medidas y las políticas de respuesta en marcha o que se puedan proponer en un futuro. de lluvias fuertes se acentúan, como lo ha mostrado para la ciudad de México el investigador Ernesto Jáuregui. Por otra parte, los escenarios de cambio climático realizado por científicos del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático, por sus siglas en inglés) prevén un calentamiento atmosférico y oceánico, y cambios en la frecuencia e intensidad de las precipitaciones, pero es claro que los impactos de la urbanización en el cambio climático tienen un efecto aditivo a lo ya previsto. Si se considera que la población urbana aumentó casi cinco veces entre 1950 y 2011, y que el desarrollo de las ciudades continuará creciendo en los próximos 25-30 años, es importante estudiar el complejo problema de las interrelaciones entre escalas urbanas, regionales, continentales y globales. La premisa de “piensa globalmente, actúa localmente” cabe bien en esta reflexión y varias iniciativas, orientadas al tema de mitigación de GEI, sobre todo en las últimas dos décadas han presenciado la multiplicación de mecanismos y actores regionales, nacionales y locales (ciudades) para responder a las dificultades impuestas por el cambio climático. Estos incluyen iniciativas de entidades multilaterales y bilaterales, niveles subnacionales de gobierno, grupos de base popular, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales (ONG) y particulares. Un ejemplo de ellas es “Gobiernos Locales para la Sustentabilidad” (ICLEI por sus siglas en inglés), que agrupa a más de 1200 gobiernos locales de 70 países. Se ha observado también que los grupos de investigación han sido fundamentales en promover una agenda política en materia del clima en sus países, sin embargo, la elaboración de políticas se ha visto limitada por dos grupos de factores institucionales: el problema de la fragmentación en la gobernabilidad local y la falta de capacidad institucional. El otro gran eje en el cambio climático, la adaptación, necesita trabajarse de manera seria y responsable para hacerle frente a lo embates de los peligros atmosféricos presentes y futuros, como las inundaciones y las ondas cálidas; esto tiene como último propósito la reducción de la vulnerabilidad urbana. *Doctora en Ciencias en Agroecosistemas Tropicales por el Colegio de Postgraduados de Veracruz. *Doctor en Geografía por la UNAM, investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Baja California. ¿Qué piensan los porteños del cambio climático? ◗ Sonia Salazar Lizán* E n noviembre del 2010, la Red Universitaria de Estudios de Opinión de la Universidad Veracruzana aplicó 398 encuestas en viviendas de la ciudad de Veracruz. Se partió del hecho de que las actitudes de los individuos ante el cambio climático y las estrategias de mitigación y adaptación tienen una influencia significativa en el desarrollo de los programas políticos, así como en las acciones individuales relacionadas con el consumo energético y los estilos de vida. Las características de la muestra respecto a sexo fue: femenino 52% y masculino 48%. Respecto a edad su distribución fue la siguiente de 18-24 años, 15.6%; de 2534 años, 23.9%; de 35-49 años 30.2%; de 50-64 años, 18.3% y de 65 o más años, 12%. En cuanto a escolaridad la mayoría de entrevistados contaba con bachillerato (36.4%), secundaria (22.4%), licenciatura (20.9%), primaria (16.1%) y estudios de posgrado (0.5%). Referente a Ocupación, la categoría de empleado privado fue la de mayor asignación (29.9%), siguiendo en orden descendente ama de casa (21.6%), trabajador independiente (14.6%), estudiante (10.3%), pensionado (9.8%), comerciante (7.3%), empleado público (4.3%) y desempleado (1.8%). Las preguntas sobre el nivel general de conocimiento sobre cambio climático fueron: 1.¿Qué tan de acuerdo o en desacuerdo está con que nuestro planeta está viviendo un fenómeno que implica el alza sostenida de las temperaturas y, por tanto, el cambio de clima? 2. ¿Sabría decir qué es el cambio climático? Si sabe o ha escuchado hablar del tema podría decir ¿Qué es el cambio climático? La primera pregunta tuvo una opinión mayoritaria de acuerdo con 73.5% de los encuestados, sin embargo 26.5% no está de acuerdo o no sabe. Sobre el decir ¿Qué es el cambio climático? La mayoría expresó saber decir lo que es (89.4%), sin embargo, al hacerlo, se observa que es bajo el porcentaje de ciudadanos (36.3%) que relacionan el cambio climático con la acción del ser humano o por el aumento de gases de efecto invernadero (GEI) y la mayoría confunde su origen o causa con otros problemas de tipo ambiental. Respecto a su principal fuente de información sobre el cambio climático los ciudadanos en su mayoría expresan que es la televisión (61.5%) el medio de conocimiento del problema, luego la radio (13.3%), el periódico (8.3%) y la Internet (7.0%), la familia y el trabajo (2.8%) y la escuela (1.8%). Este aspecto es preocupante puesto que la información de carácter técnico- científico en el país a través de la televisión mexicana es escasa y lo presentado por este medio carece de dicho rigor y veracidad, lo cual distorsiona la comprensión y percepción del tema como fue constado con la falta de claridad sobre el origen y causas del cambio climático. Aún más preocupante es el valor asignado a la escuela como fuente de información, al respecto se deberá enfatizar la necesidad de que las generaciones actuales y futuras consideren este asunto para las medidas de mitigación y adaptación presentes y futuras. Con el objeto de conocer cuál es la forma y calidad de vida de los ciudadanos, se implementó esta sección, en ella se preguntó sobre acciones cotidianas y domésticas que podrían ayudar a enfrentar el cambio climático. 7 El Jarocho Cuántico • domingo 1° de abril de 2012 ¿Cómo ven el cambio climático los estudiantes de la UV? ◗ Edgar González Gaudiano, Ana Lucía Maldonado González y Lyle Figueroa de Katra* M ucho se habla sobre la urgente necesidad de modificar actitudes y pautas de comportamiento que están provocando el fenómeno del cambio climático (CC). Tanto la transmisión como la interpretación del mensaje varían según el canal de difusión, el contexto, experiencias e intereses específicos del emisor y de la población receptora. Ciertamente hace falta mucho más de un mensaje para provocar cambios; se requieren estrategias y programas de comunicación y de educación ambiental dirigidos específicamente a cada segmento de la población. Pero para ello es necesario primero conocer rasgos característicos de dicha población y saber cómo recibe, interpreta y adopta la información sobre CC. La situación geográfica de Veracruz, ha marcado de una u otra forma las representaciones sociales que del CC tiene la población. Solamente en 2010, el Cinco documentales • Seis grados (National Geografic, 2008). Analiza el crecimiento en el volumen de la emanación de gases por el efecto invernadero y la posibilidad de que la temperatura global promedio aumente seis grados centígrados en el próximo siglo, provocando cambios radicales en el planeta. • La onceava hora (Leonardo DiCaprio, 2007). El actor aparece como narrador de los peligros del calentamiento climático, y decenas de especialistas explican los problemas ambientales, sus causas y las consecuencias que tendrán, haciendo una crítica directa a la globalización y al poder político de las grandes empresas. huracán Karl ocasionó el deceso de 12 personas, más de medio millón de damnificados y el desalojo de sus viviendas de 150 mil personas; días después con la llegada de la tormenta tropical Mathew fallecieron otras nueve personas y fueron evacuadas otras 150 mil. De ese modo, resulta urgente crear programas que contribuyan a una protección civil y bienestar de la población. Para propiciar lo anterior, se puso en marcha una investigación de las representaciones sociales sobre CC que tiene el segmento de estudiantes de la Universidad Veracruzana. La información relacionada con el CC llega a la mayoría de los jóvenes encuestados a través de medios masivos como televisión (97%), internet y redes sociales (90%). Son menos quienes han consultado libros (61%) o asistido a conferencias sobre el tema (69%). Por otra parte, la información científica difundida con el fin de alfabetizar a la sociedad en el tema del CC, no contribuye per se a cambiar comportamientos, actitudes y valores. Por ejemplo, para casi ocho de cada diez encuestados existe una idea errónea sobre el CC al afirmar que éste es una consecuencia del agujero en la capa de ozono y que causa la lluvia ácida. En cuanto a los gases de efecto invernadero (GEI) sólo cuatro de cada diez encuestados afirma que éstos impiden que el calor escape de la atmósfera. Si bien el concepto de CC es conocido por casi todos los encuestados (98%), muy diversos pensamientos o imágenes llegan a su mente cuando es- cuchan hablar sobre este tema: cambios bruscos de temperatura, calor y frío extremos (22.6%), deshielo de los polos, imagen del mundo sobre una hornilla, la gente quemándose, oso polar en pedazo de hielo sin posibilidad de seguir viviendo (15.3%); y otro 15% asoció imágenes relacionadas con inundaciones, desastres ‘naturales’, catástrofes, terremotos, temblores, ciclones, etc. Sin embargo, la respuesta es distinta al cuestionar de manera directa sobre cada uno de estos problemas y su relación con el CC. Por ejemplo, aunque de manera espontánea la responsabilidad antrópica es reconocida apenas por el 7%, al preguntar sobre las causas del CC, el reconocimiento de que se trata de un proceso provocado por la actividad humana se eleva a 72%. Sólo 4% de los encuestados afirma que el CC es un proceso natural de la Tierra que en nada involucra a la actividad humana. Además, se planteó a los encuestados una serie de afirmaciones relacionadas con situaciones meteorológicas y de otro tipo que pueden o no estar vinculadas con el CC. Las respuestas que se encuentran más divididas son las correspondientes a las afirmaciones “antes hacía más frío” y “cada vez llueve menos donde vivo”, pues sólo cinco de cada diez encuestados están de acuerdo y totalmente de acuerdo con estas afirmaciones. En Xalapa se manifiesta mayor acuerdo hacia la afirmación de que antes hacía más frío (67%) contrastando con la opinión de Córdoba-Orizaba (40%), pese a que ambos grupos de encuestados se encuentran en región de montañas. Por otro lado, se cuestiona la presencia en México en los próximos veinte años de ciertos acontecimientos relacionados con el CC, siendo la escasez de agua potable lo que resulta de muy probable a probable para 75%. Entre seis y siete personas de cada diez ven probable y muy probable que aumentarán significativamente las temperaturas en todo el país, que los períodos de sequías serán más frecuentes, que se perderán suelos fértiles, que aumentarán los incendios forestales, que los alimentos serán más caros, que se extinguirán especies de plantas y animales y que habrá un incremento de incendios forestales. Además, entre diversos problemas mundiales que podrían agravarse por el CC, figuran en primer sitio los relacionados con la salud: desnutrición y hambrunas (80.9%) y enfermedades (79.3%), seguido de pobreza (68.4%) y migraciones (55.3%). Debe aclararse que los encuestados desconocían el tema de la investigación, por lo que ninguna referencia se había hecho al CC o al tema de medio ambiente. Es así como problemas relacionados con inseguridad, violencia y delincuencia se mencionan a nivel mundial (47.7%), nacional (81.2%), en el estado de Veracruz (77.1%) y a nivel municipal (56.1%), dentro de los dos principales; mientras que problemas relacionados con CC apenas llegan a mencionarse a nivel mundial por 18% y no adquieren relevancia a nivel nacional (0.8%), estatal (1.9%) y municipal (3.3%). Si bien es cierto que en el estado de Veracruz se han vivido experiencias colectivas por fenómenos naturales o contingencias de la actividad industrial, no es clara aún la existencia de suficientes estructuras calificadas y dispuestas a actuar frente a dichos eventos, que propicien cambios más proactivos que reactivos. Al menos es lo que se está concluyendo que se percibe entre los estudiantes de la Universidad Veracruzana. * Investigadores del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana. • La verdad incómoda (Davis Guggenheim, 2006). Conducido por el ex vicepresidente norteamericano Al Gore, el documental inicia con la referencia a la atmósfera tan vulnerable y delgada que nos rodea, por lo que la acción humana puede llegar a cambiar su composición. Responsabiliza a las personas, sus gobiernos e industrias del cambio climático, e insta a emprender un camino de búsqueda de energías limpias para evitar el deterior del planeta. • Un cuento polar (RCN, última versión de 2011). Documental narrado por Queen Latifah, en donde se presenta el crecimiento en el Ártico de dos cachorros de especies amenazadas por el cambio climático, un oso polar y una morsa. • La gran estafa del calentamiento global (Canal 4 de Gran Bretaña, 2007). Uno de los documentales más vistos con un enfoque muy escéptico sobre la teoría del calentamiento global por causas antropogénicas. ■ Foto Especial domingo 1° de abril de 2012 • El Jarocho Cuántico LAS POLÍTICAS REGIONALES ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO ◗ HIPÓLITO RODRÍGUEZ* A l adherirse en 1997 al Protocolo de Kyoto, el gobierno mexicano se comprometió a construir una política dedicada a mitigar el cambio climático. Desde entonces asumió un conjunto de tareas orientadas a luchar contra las actividades humanas que contribuyen al cambio climático, es decir, actividades que incrementan la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Han pasado muchos años y el problema que enfrentamos en la actualidad es precisar lo que cada nación y cada región ha hecho y todavía puede hacer. En la última ronda de negociaciones en Durban, Sudáfrica, en diciembre de 2011, algunos países con economías en ascenso, como India y China, plantearon que las reducciones limitan su propio proceso de industrialización y por ello se rehusaron a que un convenio internacional reduzca sus posibilidades de generar emisiones. Plantearon que son los países desarrollados, con industria y alto producto nacional bruto, los que deben asumir restricciones más severas. Por supuesto, los países que forman el llamado Club del Carbón, como USA y Arabia Saudita, grandes productores/consumidores de petróleo, sabotearon cualquier acuerdo que limite sus actividades, pero Europa y los países más vulnerables, como la alianza de los pequeños estados insulares, procuraron impulsar un nuevo acuerdo. El debate, que abarca a todo el orbe, puede replicarse a escala subnacional. ¿Cómo repartir la reducción de emisiones a lo largo del territorio nacional? El problema tiene una dimensión de justicia social pues resulta que aquellos países y regiones que menos emiten GEI, son los que más sufren los impactos del cambio climático. ¿Cómo encarar este problema de orden distributivo? Es necesario asignar recursos para reducir los GEI, pero también para atenuar y neutralizar los impactos del cambio climático. Veamos lo que ocurre en Veracruz, entidad que no solo genera GEI sino que es susceptible a los efectos del cambio climático. De acuerdo con Greenpeace (2010), las emisiones de GEI en Veracruz aumentaron entre 1995 y 2005 de 180 a 400 por ciento, y representan cerca de 3.5 por ciento del total nacional reportado en el inventario nacional. Provienen de la generación de energía, la ganadería, la deforestación, la industria metalúrgica y química, y los desechos. Entre 2005 y 2011, un conjunto de decisiones equivocadas hicieron que Veracruz incrementara aun más estas emisiones. El gobernador Fidel Herrera permitió la entrada de miles de vehículos de alquiler a las ya de por sí congestionadas áreas urbanas. Esto, que hoy padecemos los residentes de las urbes veracruzanas, no sólo resta competitividad y eficiencia a las ciudades incrementando los atascos y el consumo improductivo de gasolina, sino que actúa en contra de la propuesta de impulsar formas de transporte colectivo que reduzcan las emisiones contaminantes por habitante. Asimismo, ese gobernador auspició la proliferación de grandes asentamientos dispersos en los alrededores de las zonas urbanas, lo cual no sólo constituye una pérdida de grandes superficies de suelo agrícola y zonas arboladas sino también un incentivo al incremento del consumo energético, pues la expansión horizontal de las ciudades incrementa los costos energéticos cotidianos, encareciendo la vida urbana, y contraviene las políticas de densificación del suelo que permitirían ahorrar en infraestructuras de agua y transporte. Asimismo, dio impulso a los monocultivos en el agro, lo cual va en contra de la necesidad de diversificar la producción para administrar el riesgo. La economía veracruzana depende de sectores vulnerables al cambio climático, tales como la agricultura, el turismo y las zonas costeras. Los escenarios de cambio afectan de manera heterogénea a los diversos cultivos en los que destaca la economía regional. Estudios realizados por Cecilia Conde y Beatriz Palma indican que en el caso del maíz habría un incremento de las zonas no aptas para su cultivo debido al aumento de precipitación que puede provocar el cambio climático. En el caso de la naranja, la tendencia es hacia la disminución de la aptitud del cultivo en todas las regiones hidrológicas en todos los escenarios, a causa de un incremento de la temperatura. En el caso del café, se estima asimismo que habría una reducción considerable de la producción. En suma: los escenarios de cambio climático permiten afirmar que el abandono del campo se acrecerá, junto con la pérdida de autosuficiencia alimentaria. Por otra parte, el turismo, las pesquerías y los puertos requieren de un ordenamiento del territorio que procure un uso apropiado de recursos sumamente frágiles. Sin embargo, en los últimos meses han proliferado proyectos que ponen en peligro a los ecosistemas costeros, como es el proyecto de ampliación del puerto de Veracruz sobre el sistema arrecifal que hasta ahora ha protegido a la ciudad tormentas tropicales, y como es el proyecto de instalación de una mina a cielo abierto a tres kilómetros de Laguna Verde. En los dos casos, no sólo implican un incremento notable en la emisión de gases de efecto invernadero (la mina tan solo supone un consumo mensual mínimo de cien mil litros de diesel) y una pérdida notable de biodiversidad, sino que incrementan la vulnerabilidad a desastres hidrometeorológicos. El caso de la explotación petrolera de Chicontepec forma parte de esta serie de absurdos: el costo económico y ambiental de esta iniciativa es mucho más alto que el beneficio energético que podría procurar, generando pasivos ambientales impresionantes. El desafío que enfrenta una política que mitigue el cambio climático tiene dos dimensiones: por un lado, reducir las emisiones que contribuyen al calentamiento del clima y, por otro, generar medidas de adaptación al cambio que de una o de otra manera ya está llegando. En ese sentido, interesa subrayar la necesidad de transitar hacia un nuevo patrón de consumo energético, que reduzca las emisiones de GEI en las ciudades y la industria, pero también hacia un nuevo modelo agroecológico, que preserve la biodiversidad y contribuya a generar nuevos sumideros de carbón (ampliando las superficies de bosques y selvas), pero ¿hasta cuándo seguiremos sin llevar a la práctica medidas racionales para reducir las emisiones que contribuyen al cambio climático?, ¿hasta cuándo adoptaremos las medidas que recomienda la prudencia para proceder a una adaptación adecuada ante el cambio climático? *Doctor en Ciencias Sociales, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS-Golfo. Un cambio en los climas del corazón* DYLAN THOMAS** Un cambio en los climas del corazón vuelve seco lo húmedo, la bala de oro estalla sobre la tumba helada. Un clima en la comarca de las venas cambia la noche en día; la sangre entre sus soles ilumina al viviente gusano. Un cambio en el ojo advierte a tiempo la ceguera hasta el hueso; y el útero incorpora una muerte mientras surge la vida. Una sombra en el clima del ojo es a medias su luz; el mar sondeado irrumpesobre una tierra sin arpones. La semilla que del lomo hace una selva divide en dos su fruto; y la mitad se escurre lenta en un viento dormido. Un clima en la carne y el hueso es seca y húmeda; el viviente y el muerto se mueven como espectros ante el ojo. Un cambio en el clima del mundo vuelve espectro al espectro; y cada niño dentro su madre se repliega en su doble de sombra. Un cambio echa la luna dentro del sol, tira de las ajadas cortinas de la piel; y el corazón entrega a sus muertos. *Versión de Elizabeth Azcona Cranwell, poeta argentina (1933-2004) **Poeta galés (1914-1953). 8