Un país en busca de una marca
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Un país en busca de una marca
14 DINERO DOMINGO, 27 NOVIEMBRE 2011 LA VANGUARDIA El comité de la marca CONSUMO Es iniciativa de FemCat, el patronat Catalunya Món asumió el liderazgo y Esade, la dirección técnica. El comité se ha abierto y tiene más de veinte miembros: el posicionamiento estratégico de país busca máxima implicación. Las campañas de marca país van más allá de captar turistas, y se potencian otros atributos y valores IDENTIDAD Un país en busca de una marca Catalunya se inspira en Alemania en la creación de una imagen que refuerce a las empresas C Mar Galtés oca-Cola, la chispa de la vida, y su tipografía en blanco y rojo. Nike, just do it, y el stick. Apple, think different y la manzana. No hace falta añadir nada más, porque una buena marca, su eslogan y su logo transmiten un universo de valo- Conrad Llorens Consejero delegado de Summa res. Igual que hacen las empresas, ahora los países, ciudades y regiones se dejan seducir por la transmisión de significado que aporta el concepto marca. Históricamente, una campaña de país era invertir montones de dinero en anuncios de televisión. Pero ahora no se enfoca como un objetivo publicitario, va más allá. Y Catalunya busca la articulación gráfica y conceptual de su marca, para explicar su identidad corporativa al mundo, que refuerce la competitividad de sus empresas. Es el marketing aplicado a la identidad nacional, con un objetivo común: diferenciarse de la competencia para captar negocio. Esta corriente está cada vez más estructurada, especialmente desde que en 1996 el consultor político británico Simon Anholt le puso nombre al concepto: nation branding. En Alemania han creado “La tierra de las ideas” y un logo que son tres dalias –en negro, amarillo y rojo–. Es una institución público-privada que vigila por la marca Alemania, no invierte en campañas, sino que impulsa proyectos de la mano de empresas e instituciones. “La gente, las empresas, tienen que involucrarse: son quienes tienen las historias de las que quieres hablar”, dijo Ariane Derks, directora general de Land der Ideen. “Con la marca hay que ser honesto”. Lo explicó Derks recientemente en Barcelona, porque en este modelo se inspiró el lobby empresarial FemCat cuando hace cuatro años se UNA CONDICIÓN NECESARIA E INELUDIBLE P ara tener éxito, cualquier marca debe tener una proposición clara, sólidamente fundamentada en sus competencias, identidad y cultura, que sea distintiva de la que ofrecen sus competidores y relevante para sus clientes y públicos de interés en general. Y, además, asegurarse de que la experiencia que estos tienen en la interacción con sus productos, personas, entornos y comunicaciones les aporta significado y es coherente con la propuesta de valor. Cuando esto se produce, los clientes, empleados, inversores, socios, partners, entidades financieras y demás públicos con que se relaciona la empresa, desarrollan una predisposición positiva hacia sus productos o servicios, prefieren hacer negocios con ella antes que con sus competidores, se muestran proclives a otorgarle concesiones o a recomendarla. Las ciudades, regiones y países, en tanto que compiten con muchos otros en el mercado global para atraer el turismo, el talento, los eventos y organismos internacionales, la inversión o la atención de los medios de comunicación, necesitan construirse como marcas y cargarse de significado para aportar valor económico y social. Para un país, tener una buena imagen de marca no Los territorios que compiten necesitan construirse como marcas y cargarse de significado es una opción, sino una condición necesaria e ineludible. La marca de un país se forma a partir del conjunto de percepciones, creencias, sentimientos y experiencias que los públicos tienen del mismo. En su formación influye un gran número de factores, como por ejemplo su historia, sus lugares famosos, la proyección de sus empresas y marcas, su capacidad para generar moda, pensamiento y cultura, sus equipamientos e infraestructuras, su situación geopolítica, sus instituciones, su diplomacia, la LA VANGUARDIA DOMINGO, 27 NOVIEMBRE 2011 DINERO 15 Los valores que comunicar El estudio realizado hasta ahora recoge los valores que identifican a Catalunya como territorio: fuerza (iniciativa y empenta), vitalidad, ganas de vivir (mediterraneidad), creatividad, calidad. Eso ahora hay que traducirlo en un mensaje que convenza y cautive acercó a la Generalitat con una propuesta propia; el proyecto lo asumió el Patronat Catalunya Món, con la dirección técnica de Esade y la implicación, en el comité de marca, de numerosas instituciones (desde ACC1Ó al Ayuntamiento de Barcelona, el Circuit de Catalunya, el FC Barcelona, la Fira, instituciones financieras). “La gastronomía, el deporte, la investigación en oncología, la rigurosidad y compromiso de los empresarios, el turismo, la arquitectura, el arte...” son atributos de la marca Catalunya, explica Roser Clavell, secretaria general del Patronat. Los trabajos hasta ahora han servido para saber ¿cómo nos vemos? y ¿cómo queremos ser vistos? Ahora queda la tercera fase, que se realizará desde observatorios internacionales: ¿cómo nos ven realmente? “Posicionar un país requiere un esfuerzo de síntesis y al mismo tiempo de integración de iniciativas de muchos sectores diferentes. Hay conceptos que pueden ser positivos para el turismo pero en cambio menos para la industria. Hay que pensar muy bien de todos los valores y atributos que podemos proyectar, cuál es el que más nos conviene”, dice Ramon Ollé, director de estrategia en Grey, experto en marcas. “Tenemos una marca muy fuerte dentro del país que es Barcelona, que ya tiene significado propio y es muy valorada. En la medida en la que podamos recolocar la marca Catalunya sobre la de Barcelo- calidad de vida, etcétera. Por otra parte, también influye la promoción que el país hace de su marca, lo que se dice de él y, por supuesto, la experiencia personal que cada uno haya tenido. Un programa de marca país puede ayudar a cambiar estereotipos falsos o negativos asociados al mismo y también mejorar la autoestima y la identificación entre sus ciudadanos. Evidentemente, no es un trabajo que reporte un resultado inmediato, pues construir o reenfocar la imagen de un país requiere esfuerzo, tiempo, equipo, coordinación y coherencia. La cuestión es si planificar y gestionar la percepción que el país puede tener en el mun- do en función de sus capacidades y aspiraciones, o dejar que esta se forme de una manera aleatoria e incontrolada sin enfocarla hacia unos objetivos estratégicos. Desde un punto de vista de gestión, contar con un programa contribuye a orquestar los diferentes esfuerzos de promoción en una misma dirección, evitando que en lugar de ser una sucesión de Construir o reenfocar la imagen de un país requiere esfuerzo, tiempo, coordinación, equipo y coherencia na, tendremos más posibilidades de posicionar el país con éxito”. En la Expo de Shanghai se utilizó “Catalonia, the land of Barcelona” –en bolsas, paraguas, folletos–, y dicen que funcionó. “La primera marca del país es el Barça, la segunda es Barcelona; y a veces, también va antes España” La potencia del Barça y de Barcelona, junto a las connotaciones políticas que puedan ensombrecer la marca Catalunya (no está tan lejos el boicot al cava), generan escepticismo en algunos ám- ofertas y mensajes dispersos, estén coordinados bajo un concepto común y una identidad aglutinadora sobre la que apoyar de manera más rentable y coherente la actividad de marketing. Y ello requiere también coordinar el universo de marcas y submarcas relacionadas con la del país. Dado que la marca de un país está formada por una constelación enormemente amplia de atributos, el programa de branding no debe consistir en reducirlo a uno de sus tantos aspectos, ni caer en simplificaciones que desdibujen su autenticidad y su riqueza. En realidad, una vez definidos los ejes estratégicos de posicionamiento, la marca será más –tanto a nivel interno como internacional– al público empresarial, pero también a la comunidad científica, académica, a líderes de opinión, a los turistas. Construir una promesa relevante –y creíble–, transversal y capaz de traducirse en acciones concretas. bitos. “La primera marca del país es el Barça, y la segunda es Barcelona. Y muchas veces, antes que Catalunya, funciona la marca España”, dice un empresario catalán de un sector muy exportador. “Quizás lo importante es que haya muchas empresas catalanas por el mundo, y entonces ya se conocerá su origen”, añade. Según esta idea, a la tecnología alemana no le hace falta promocionarse: el consumidor ya está dispuesto a pagar más por una lavadora o un coche sólo por el hecho de que es alemán. Sin embargo, para crear su marca país, Alemania no habla de tecnología, sino de ideas. ¿Una marca habla de lo que eres, o de lo que quieres ser? “Cuando Italia se convierte en rica cuanto más polos y más variados consiga activar y mantener. Además, el programa debe contemplar diferentes ópticas, segmentos, áreas y públicos. Por ejemplo, es muy distinto lo que queremos que piense de Catalunya un turista japonés que un emprendedor europeo. Por eso, la estrategia de marca tiene que ser consistente, pero a la vez decli- Un programa de ‘country branding’ es más que un logotipo o una campaña de comunicación una marca de diseño, no es porque lo decida alguien: es porque las empresas italianas diseñan muy bien”, considera Germán Ramón-Cortés, presidente de la agencia de publicidad Paradigma y patrón de FemCat. “Pero en el mundo actual, quizás es el momento de hacer el camino de vuelta, de que el territorio dé valor a las empresas”. Desde FemCat defienden que el valor del territorio es clave en los ecosistemas de competitividad: “Lo hemos visto en Finlandia y en Massachusetts”, dice Ramón-Cortés. No siempre es positivo (por ejemplo, en Israel, la marca territorio resta). “Pero Silicon Valley no hubiera sido lo que es sin California”. Y a Barcelona, Catalunya le aporta el concepto capitalidad, que le refuerza. Hace veinte años, cuando se pensó en un lema para los Juegos Olímpicos, se apostó por el carácter de la ciudad, y salió “Amics per sempre”. Pero ahora se puede ir más allá, FemCat reivindica que además de carácter, hay talento. “Tierra de talento” puede ser un punto de partida. El proceso sigue: de todos los valores ahora reconocidos, hay que validar que sean creíbles y relevantes en el exterior. Y que tengan el consenso de todos los sectores (turismo, industria, cultura); el riesgo del consenso es que para contentar a todos acabe saliendo una marca poco potente. Pero además, tiene que ser un buen paraguas para todas las marcas que ya están funcionando (desde denominaciones de origen, a las de destinos Pirineus, Costa Brava). Eso es arquitectura de marca, tampoco es fácil. Y luego, estará su aplicación: que las empresas se las hagan suyas cuando exporten, las universidades cuando recluten alumnos, las ferias... quieren en FemCat. La marca, el eslogan y el logo, tardarán al menos un año: será la guinda creativa, la punta del iceberg. Y pese a todo, Ariane Derks reconoce que “los resultados son imposibles de medir. Por eso hay que tener claro qué queremos”. Es una apuesta a largo plazo. narse en claves diferentes para cada audiencia y mercado. Todo ello requiere profundizar en el conocimiento del ADN del país, en su identidad específica y en la experiencia auténtica que es capaz de ofrecer al mundo, entre otras variables. Y, por supuesto, plantear la gestión de la imagen y reputación del país en su conjunto, con una amplia visión estratégica y, sobre todo, contar con la implicación y el compromiso de los distintos agentes del país y con la ciudadanía en general. Como se ve, un programa de country branding va mucho más allá de crear un logotipo o una campaña de comunicación.