dificultas en el diagnostico de la epilepsia
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dificultas en el diagnostico de la epilepsia
DIFICULTADES EN EL DIAGNÓSTICO DE EPILEPSIA Dr. Antonio Gil-Nagel Neurólogo, Neurofisiólogo. Director del Centro de Epilepsia del Hospital Ruber Internacional. Especialista en diagnóstico y tratamiento de epilepsia. Profesor de Neurofisiología en el Centro de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Madrid, España A través de la presentación de casos clínicos, el Dr. Gil-Nagel Rein despertó el interés de la audiencia en la conferencia que cerró las 2das Jornadas Latinaomericanas de Neurociencias. “Por lo general, el diagnóstico de epilepsia se realiza por los reportes del paciente y de los testigos que presencian una crisis, es decir, la información es indirecta y, por lo tanto, está sujeta a interpreteaciones y variabilidad, que incluso lleva al diagnóstico erróneo de epilepsia. Un estudio de Stroink reportó que con un panel de 3 expertos se logra un acierto diagnóstico del 95%, pero en la vida real el paciente es evaluado por un solo especialista, por lo que no se alcanza este elevado nivel de acierto en el diagnóstico”, señaló el Dr. Gil-Nagel. Comentó un estudio muy particular e interesante, realizado por Manan y Wieshmann en 2003, en el que expusieron a 20 voluntarios (4 neurólogos, 10 estudiantes de medicina y 6 estudiantes de otras disciplinas) a un video de una crisis focal con generalización secundaria, a fin de determinar cuán precisos eran en sus descripciones. “Observaron una tasa de error alta, con una puntación de 3,5/6 aciertos, omitieron falta de respuesta y signos lateralizadores, y hubo errores entre derecha e izquierda. Las puntaciones más altas las obtuvieron los estudiantes de medicina y la más baja un médico, es decir, este tipo de error es inherente al ser humano. Esto explica la alta frecuencia de diagnósticos de epilepsia falsos; aunque también hemos visto epilepsias consideradas crisis de ansiedad”. Según el Dr. Gil-Nagel, signos como mordedura de lengua e incontinencia urinaria son poco discriminatorios, porque la incontinencia se puede dar también en síncope y la mordedura de lengua es poco común en la epilepsia. “Las petequias faciales muchas veces se pasan por alto; luego de una crisis generalizada tónico clónica hay aumento de la presión por la fase tónica y se porducen pequeñas hemorragias en el lecho subungueal y en la cara, de allí que aconsejo revisar este signo que puede servir cuando un paciente tiene un episodio que nadie presenció. También es útil buscar si hay signos de luxación posterior del hombro. Todos estos pueden ayudar a determinar episodios de pérdida de conciencia en los que hay dudas”. Con el EEG con privación de sueño hay controversia, porque el pa- Recordó que el EEG no permite determinar si un paciente tiene epilepsia o no, pero sí reporta rasgos epileptiformes y por tanto definir si el paciente tiene mayor probabilidad de tener crisis. Comentó un estudio que demostró que a partir del tercer EEG es probable que cambie poco las probabilidades de diagnóstico y que lo ideal es realizarlo dentro de las primeras 24 horas luego del episodio. ciente puede estar alterado por no haber dormido y se corre el riesgo de que presente una crisis camino al hospital. Continuó explicando el significado de la Actividad Epileptiforme (AE) intercrítica reportada por el EEG, la cual se observa en 3-5% de la población sin antecedentes de crisis y en un 50-70% de los pacientes con epilepsia. “Se trata de patrones poco específicos, pero que indican un aumento del riesgo de crisis. La AE no demuestra que los episodios sean crisis y su ausencia no las excluye, pues en un estudio realizado en 2009 se observó que un 12% de las epilepsias no presentaron AE intercrítica en 5 días de registro.” Ante esto, el Dr. Gil-Nagel considera que para lograr un mejor diagnóstico debe promoverse la utilización más amplia de la monitorización por Video-EEG (V-EEG), lo cual requiere que el paciente permanezca en una habitación entre 24 horas y 5 días, a fin de capturar el momento de la crisis y poder observarla directamente. El Dr. Gil-Nagel afirmó que con el V-EEG prolongado se logra el diagnóstico de epilepsia y crisis no epilépticas, así como de síndrome; también se observan las características de las crisis (frecuencia, gravedad y factores desencadenantes) y permite determinar la localización de la lesión para definir la posibilidad de tratamiento quirúrgico. Su mayor utilidad es en el diagnóstico diferencial de crisis no epilépticas diagnosticadas como tal y viceversa. “Con el V-EEG se ha observado que el 25% de los pacientes con diagnóstico de epilepsia refractaria presentan crisis no epilépticas, mientras que hay pacientes con epilepsia frontal erróneamente diagnosticados con crisis psicó- genas y un 30% presentan ambos tipos de crisis” acotó el Dr. Gil-Nagel y agregó que los estudios clásicos sobre el V-EEG prolongado indican que su rendimiento oscila entre 32% y 55%, aunque con el paso de los años es posible que los pacientes lleguen mejor diagnosticados y el rendimiento sea menor. En 2011, Robinson publicó un estudio en el que el V-EEG no consiguió registrar episodios típicos solo en un 15,8% de los casos, pero al repetirse alcanzó un diagnóstico en el 42%. Aclaró que los imitadores comunes de crisis epilépticas son las crisis psicógenas y el síncope, y entre los infrecuentes están: hipoglucemia, cataplejia, accidente isquémico transitorio, trastornos del movimiento, migraña, vértigo paroxístico y ataxia episódica. La preparación para el V-EEG implica explicarle bien al paciente el procedimiento y los diagnóstico que se buscan. “Antes del ingreso, debemos evaluar la frecuencia y gravedad de las crisis, así como los antecedentes del estatus del paciente. A veces queremos saber qué pasa si el paciente está tomando los medicamentos, todo esto hay que conversarlo con él. Si está siendo tratado con fármacos de vida media corta como carba- mazepina, lamotrigina o levetiracetam, se deben reducir la dosis uno o dos días antes y durante el ingreso, porque si se las retiramos repentinamente puede presentar una crisis generalizada tónico clónica no relacionada con su situación; si recibe drogas de vida media larga, como zonizamida, fenobarbital y pregabalina, reducir la dosis si es posible o retirarlas antes del ingreso. Lo importante es que para realizar este estudio, debemos tener un buen feedback con el paciente y organizar bien su ingreso”. El Dr. Gil-Nagel presentó varios casos de diagnóstico difícil a los que les realizó sesiones de V-EEG. El primero fue una mujer de 54 años, diagnosticada con epilepsia focal a los 40 años (crisis parciales complejas y sec GTC), resistente a todos los FAE disponibles, con resonancia magnética normal y punta temporal izquierda en el EEG, con lo cual su diagnóstico era epilepsia temporal refractaria. Luego del V-EEG se determinó que se trataba de crisis psicógenas, en las que mientras más fármacos peor es la condición del paciente, y sus características son: crisis en la sala de espera o mientras se colocan los electrodos, preparación para el episodio, ojos cerrados, preparación para el episodio, movimientos asíncronos, movi- mientos pélvicos, sollozo, llanto, duración mayor de 5 minutos e intensidad fluctuante. Además esta mujer presentaba datos inequívocos de crisis epilépticas en la historia clínica y el EEG intercrítico, pero estas no se registraron en la monitorización VEEG. “Mi recomendación cuando un paciente presenta crisis epilépticas y psicógenas es tratamiento con mínimas dosis de FAE (carbamazepina 200 mg BID) más terapia psiquiátrica y antidepresivo suave”. El siguiente caso fue el de una mujer de 24 años con pérdida de conciencia, versión cefálica y rigidez, diagnosticada con epilepsia frontal, porque en la resonancia magnética se detectó un angioma cavernoso frontal derecho; se resecó, pero las crisis persistieron y se plantea que debe volver a operarse. “Esta paciente refería que sus episodios ocurrían cuando tenía que realizarse algún examen. En el estudio por V-EEG observamos una rigidez asimétrica, con extensión bilateral, parecía una crisis frontal, pero observamos una bradicardía, seguido de un período asistólico, cambios con lentificación generalizada, atenuación, artefacto muscular de la rigidez y luego lentamente reaparece la frecuencia cardíaca. Por lo tanto, tenía dos problemas independientes: el angioma cavernoso silente y síncope”. fue diagnósticada con ataques de pánico y depresión sin respuesta a DIAPO 4 El Dr. Gil-Nagel llamó la atención respecto a los síntomas atípicos, ya que no lo son tanto, pues pueden observarse hasta en un 80% de los casos y no deberían llamarse atípicos. “En estos casos de duda, hay que hacer una evaluación cardiológica exhaustiva y no prescribir FAE de entrada”. Prosiguió con los ataques de pánico que se dan tanto en psiquiatría como en epilepsia, pero en esta última son poco reconocidos. “Los ataques de pánico en epilepsia son de duración breve, síntomas muy estereotipados y no tiene el componente previo de ansiedad”, explicó el Dr. Gil-Nagel para presentar un caso de una mujer de 28 años con crisis de inicio súbito de miedo, con visión de escenas horrorosas (2 a 4 por semana), que la medicación ansiolítica; los episodios surgían durante el sueño y sus EEG y resonancia magnética reportaban normalidad. En el V-EEG se determinó que se trataba de episodios de miedo/pánico ictal en epilepsia focal. El próximo caso fue un hombre de 24 años de edad que a los 21 sufrió un ahogamiento en el mar, fue rescatado inconsciente, flotando con rigidez y se le aplicó un RCP, al estudiarlo no reportó problemas cardiovasculares ni cerebrales; tres años más tarde tuvo un segundo episodio de ahogamiento en una piscina, por lo cual el cardiólogo lo remite a un estudio neurológico. Tanto el EEG como el EEG con privación del sueño fueron normales, por lo cual se le realizó un Holter implantable con privación de sueño, por la mañana. Luego del V-EEG, en el que se observó un artefacto de cierre parbebral lento, asociada a polipuntas con ondas lentas. El fenómeno de mioclonía parbebral, con o sin ausencia, es característico del síndrome de Jeavons. “Con este diagnóstico, le indicamos tratamiento con FAE y tiene más de 10 años en buenas condiciones”. Respecto a la desventaja de que el V-EEG es un ambiente controlado para el paciente y es posible que no ocurran crisis o las simule, el Dr. Gil-Nagel hizo referencia a trabajo que demuestran que esto no es cierto. Por lo tanto, este experto concluyó: “la monitorización con V-EEG prolongada es necesaria para el diagnóstico correcto en muchos casos. Debemos preparar al paciente con antelación, seleccionar adecuadamente las maniobras de activación e identificar si la vamos a realizar para diagnóstico o para determinar la necesidad de cirugía. Hay que valorar la información en el contexto clínico, es decir, la semiología y la imagen cerebral. En definitiva, mientras más accesible sea esta herramienta, será posible utilizarla antes en pacientes con epilepsia no contralada o que se sospeche que no se controla”.