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Breve historia de la
Breve historia de la
4a. Parte
4a. Parte
Conferencia de Lambeth
Conferencia de Lambeth
Quinto inserto de una serie de 9 partes sobre la Conferencia de Lambeth y la Comunión Anglicana.
por Christopher L. Webber
L
a Conferencia de Lambeth puede
recomendar pero no puede ordenar. Los obispos han dicho que era
necesario efectuar un estudio cuidadoso de
los asuntos sobre la sexualidad durante su
reunión d 1978, pero cuando ellos se volvieron a reunir en 1988, el estudio no se había
hecho y las tensiones habían aumentado.
Los obispos se encontraron discutiendo “la
actual naturaleza deteriorada de la comunión.” También dijeron que era necesario
tener “sensibilidad, paciencia y [ejercer]
cuidado pastoral hacia todas las partes.”
Pero los obispos enfrentando obstinadas
divisiones fueron “exhortados a continuar
buscando el diálogo con, y proveyendo
cuidado pastoral para aquellos clérigos y
congregaciones cuyas opiniones puedan ser
diferentes a las de sus obispos con el fin de
mantener la unidad de la diócesis. Nunca
se explicó qué podría hacer la atención pastoral para mantener la unidad.
A pesar de que los obispos no podían
ponerse de acuerdo sobre la homosexualidad, pudieron estar de acuerdo para retrotraerse de una posición adoptada cien
años antes y permitir el bautismo de los
polígamos si prometían no volver a casarse
nuevamente y si la comunidad local estaba
de acuerdo.
Antes de la Conferencia de Lambeth
de 1998, los conservadores del mundo desarrollado comenzaron a construir puentes
con los obispos del mundo en vías de desarrollo para prepararse para el próximo
encuentro. En lugar de tratar de comprenderse mutuamente, las facciones se prepararon para dar batalla. El resultado fue un
debate extensor y acalorado. En cuanto a
los homosexuales, los obispos se compro
Los obispos de la Comunión Anglicana en la Conferencia de Lambeth de 1998, en Cantórbery, Inglaterra.
Quinto inserto de una serie de 9 partes sobre la Conferencia de Lambeth y la Comunión Anglicana.
por Christopher L. Webber
L
a Conferencia de Lambeth puede
recomendar pero no puede ordenar. Los obispos han dicho que era
necesario efectuar un estudio cuidadoso de
los asuntos sobre la sexualidad durante su
reunión d 1978, pero cuando ellos se volvieron a reunir en 1988, el estudio no se había
hecho y las tensiones habían aumentado.
Los obispos se encontraron discutiendo “la
actual naturaleza deteriorada de la comunión.” También dijeron que era necesario
tener “sensibilidad, paciencia y [ejercer]
cuidado pastoral hacia todas las partes.”
Pero los obispos enfrentando obstinadas
divisiones fueron “exhortados a continuar
buscando el diálogo con, y proveyendo
cuidado pastoral para aquellos clérigos y
congregaciones cuyas opiniones puedan ser
diferentes a las de sus obispos con el fin de
mantener la unidad de la diócesis. Nunca
se explicó qué podría hacer la atención pastoral para mantener la unidad.
A pesar de que los obispos no podían
ponerse de acuerdo sobre la homosexualidad, pudieron estar de acuerdo para retrotraerse de una posición adoptada cien
años antes y permitir el bautismo de los
polígamos si prometían no volver a casarse
nuevamente y si la comunidad local estaba
de acuerdo.
Antes de la Conferencia de Lambeth
de 1998, los conservadores del mundo desarrollado comenzaron a construir puentes
con los obispos del mundo en vías de desarrollo para prepararse para el próximo
encuentro. En lugar de tratar de comprenderse mutuamente, las facciones se prepararon para dar batalla. El resultado fue un
debate extensor y acalorado. En cuanto a
los homosexuales, los obispos se compro
Los obispos de la Comunión Anglicana en la Conferencia de Lambeth de 1998, en Cantórbery, Inglaterra.
metieron “a escuchar la experiencia de
las personas homosexuales” y “asegurarles
que son amados por Dios (...) y miembros
plenos del Cuerpo de Cristo," pero la práctica de la homosexualidad fue rechazada
"por ser incompatible con la Escritura."
Una resolución que hacía referencia a la
homosexualidad como “una clase de disturbio sexual” y exhortando a los obispos
que ordenaran a las personas homosexuales
al arrepentimiento fue rechazada pero los
obispos determinaron que no podían "recomendar la bendición de uniones de personas del mismo sexo ni ordenar a las personas que se encontraban en relaciones del
mismo género." También reclamaron un
Proceso de Escucha, pero muchas Iglesias
no participaron y otras ni siquiera estaban
dispuestas a escuchar.
Por lo tanto ¿cómo es posible guardar
la unidad donde existen divisiones, o bien,
cómo se puede lograr nuevamente la unidad? Las resoluciones relacionadas con el
respeto a las fronteras diocesanas que se
adoptaron por primera vez hace más de
cien años fueron reafirmadas. Los obispos no pueden ser un signo de unidad y
al mismo tiempo alentar la división. Pero a
menudo estas resoluciones también fueron
ignoradas.
Un resumen de esta historia tumultuosa probablemente reflejarán las preocupaciones del momento y el punto de vista
del propio historiador. Esta presentación
se ha concentrado en dos temas centrales:
el cambio en las ideas sobre el género y la
sexualidad y el equilibrio entre la diversidad y la unidad. Sobre las preocupaciones
del momento, la timidez inicial para pronunciarse sobre algún tema cambió rápidamente durante la última parte del siglo XX
donde hubo pocas cosas sobre las cuales la
Conferencia no tuviera una opinión. La in-
sistencia original sobre la autoridad dispersa dejó un vacío que la Reunión de los Primados parece estar determinada a ocupar.
Sobre el género y la sexualidad, las antiguas
posiciones sobre la poligamia, el control de
la natalidad y el matrimonio posterior a un
divorcio se han revertido.
Todo esto parece volver a presentar la
pregunta principal sobre la vida anglicana:
¿puede una comunidad cristiana existir sin
una autoridad central y estrechas definiciones sobre doctrina? Una respuesta que
ha sido propuesta es el Pacto Anglicano,
que algunos consideran como un signo
positive, pero otros lo rechazan porque
cambia el centro de la vida anglicana de la
comunión a leyes.
Una revisión cuidadosa de nuestra
historia, inclusive una enfocada estrechamente sobre algunos aspectos de la Conferencia de Lambeth puede hacernos sentir
menos seguros de nosotros mismos, más
listos a escuchar y más dispuestos a dar lugar a las diferencias. Si tantas declaraciones
definitivas de la Conferencia de Lambeth
se han cambiado ¿cómo es posible sentirnos seguros de los pronunciamientos
actuales? ¿No podría ser mejor reconocer
que podríamos equivocarnos nuevamente;
que los puntos de vista sobre el sexo están
condicionados culturalmente; que logramos más si no nos dividimos y centramos
nuestra vida en un patrón de culto que nos
acerca más al amor redentor de Dios? La
conferencia de este año tratará de orientarnos sobre estas cuestiones. También necesitará de nuestras oraciones.
El Rev. Christopher L. Webber es autor
de Beyond Beowulf, la primerísima secuela
de la antigua obra inglesa. Webber es uno de
los capellanes examinadores de la Diócesis de
Connecticut.
metieron “a escuchar la experiencia de las
personas homosexuales” y “asegurarles que
son amados por Dios (...) y miembros plenos del Cuerpo de Cristo," pero la práctica de la homosexualidad fue rechazada
"por ser incompatible con la Escritura."
Una resolución que hacía referencia a la
homosexualidad como “una clase de disturbio sexual” y exhortando a los obispos
que ordenaran a las personas homosexuales
al arrepentimiento fue rechazada pero los
obispos determinaron que no podían "recomendar la bendición de uniones de personas del mismo sexo ni ordenar a las personas que se encontraban en relaciones del
mismo género." También reclamaron un
Proceso de Escucha, pero muchas Iglesias
no participaron y otras ni siquiera estaban
dispuestas a escuchar.
Por lo tanto ¿cómo es posible guardar
la unidad donde existen divisiones, o bien,
cómo se puede lograr nuevamente la unidad? Las resoluciones relacionadas con el
respeto a las fronteras diocesanas que se
adoptaron por primera vez hace más de
cien años fueron reafirmadas. Los obispos no pueden ser un signo de unidad y
al mismo tiempo alentar la división. Pero a
menudo estas resoluciones también fueron
ignoradas.
Un resumen de esta historia tumultuosa probablemente reflejarán las preocupaciones del momento y el punto de vista
del propio historiador. Esta presentación
se ha concentrado en dos temas centrales:
el cambio en las ideas sobre el género y la
sexualidad y el equilibrio entre la diversidad y la unidad. Sobre las preocupaciones
del momento, la timidez inicial para pronunciarse sobre algún tema cambió rápidamente durante la última parte del siglo XX
donde hubo pocas cosas sobre las cuales la
Conferencia no tuviera una opinión. La in-
sistencia original sobre la autoridad dispersa dejó un vacío que la Reunión de los Primados parece estar determinada a ocupar.
Sobre el género y la sexualidad, las antiguas
posiciones sobre la poligamia, el control de
la natalidad y el matrimonio posterior a un
divorcio se han revertido.
Todo esto parece volver a presentar la
pregunta principal sobre la vida anglicana:
¿puede una comunidad cristiana existir sin
una autoridad central y estrechas definiciones sobre doctrina? Una respuesta que
ha sido propuesta es el Pacto Anglicano,
que algunos consideran como un signo
positive, pero otros lo rechazan porque
cambia el centro de la vida anglicana de la
comunión a leyes.
Una revisión cuidadosa de nuestra
historia, inclusive una enfocada estrechamente sobre algunos aspectos de la Conferencia de Lambeth puede hacernos sentir
menos seguros de nosotros mismos, más
listos a escuchar y más dispuestos a dar lugar a las diferencias. Si tantas declaraciones
definitivas de la Conferencia de Lambeth
se han cambiado ¿cómo es posible sentirnos seguros de los pronunciamientos
actuales? ¿No podría ser mejor reconocer
que podríamos equivocarnos nuevamente;
que los puntos de vista sobre el sexo están
condicionados culturalmente; que logramos más si no nos dividimos y centramos
nuestra vida en un patrón de culto que nos
acerca más al amor redentor de Dios? La
conferencia de este año tratará de orientarnos sobre estas cuestiones. También necesitará de nuestras oraciones.
El Rev. Christopher L. Webber es autor
de Beyond Beowulf, la primerísima secuela
de la antigua obra inglesa. Webber es uno de
los capellanes examinadores de la Diócesis de
Connecticut.