19 Maria - Alianza en Jesús por María
Transcripción
19 Maria - Alianza en Jesús por María
María María de Nazaret es ante todo y en primer lugar la madre de Jesús. Su maternidad física, engendrar al Hijo de Dios en sus entrañas y luego darlo a luz, se convierte en una pista para nosotros llamados a dejar crecer a Jesús en nuestro interior para poder luego compartirlo con los demás. Pero además María es la persona que mejor ha entendido a su hijo, siempre fiel en su seguimiento a lo largo de toda su vida. Aparece ante nosotros como la mujer creyente, el mejor modelo de fe en la que nos ayuda a profundizar. En nuestro recorrido nos vamos a centrar en los evangelios de san Lucas y san Juan. San Lucas nos habla de la Virgen María en sus dos primeros capítulos al presentarnos los episodios en torno al nacimiento de Jesús. Escogemos cuatro escenas: 1. La anunciación (Lc 1, 26-38) Dios envía al ángel Gabriel a María. El primer detalle es que Gabriel ‘entró’. Parece nimio pero es fundamental. María vive abierta, sin poner defensas ante la acción de Dios. Por eso puede escuchar el mensaje que le trae, que en primer lugar es buena noticia de la cercanía y bondad de Dios: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ante la turbación inicial, Gabriel reitera la cercanía de Dios y desde ella le ofrece su proyecto y su plan: ser madre de su hijo Jesús. María dialoga con el ángel que le asegura la fuerza de Dios que es el Espíritu Santo. Al final, María se muestra total y absolutamente disponible: «hágase en mí según tu palabra». 2. La visitación y el Magnificat (Lc 1, 39-56) La siguiente escena nos muestra la autenticidad del encuentro con Dios que María acaba de tener, pues María sale de sí, se pone en camino y acude a casa de Isabel y Zacarías. Isabel, con su alabanza, pone de manifiesto la fe de María que a continuación alaba a Dios. El canto del Magnificat refleja dos rasgos fundamentales de la experiencia creyente: María canta la grandeza y misericordia de Dios antes del nacimiento de su hijo, es decir, sin haberlo visto, y además reconoce su acción no sólo en su vida personal sino en la de su pueblo. La fe aparece como una mirada profunda, más allá de las apariencias y más allá de uno mismo, que identifica la acción de Dios en la historia, también donde a veces cuesta más reconocerlo, en quienes sufren y padecen, comprometido en revertir la suerte de los más pobres. 3. El nacimiento (Lc 2, 1-20) Apenas un versículo basta para contar el nacimiento del hijo de Dios. Más escueto, imposible. María aparece junto a José sometida a las vicisitudes del desplazamiento forzoso a causa del censo: fuera de su casa le llega el momento de dar a luz a Jesús. El niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre se convierte en señal para los pastores, a los que se revela su identidad de salvador, Mesías y Señor, y que acuden a ver al niño. Ante el contraste entre el mensaje de la anunciación y las circunstancias del nacimiento, se nos presenta de nuevo la profundidad de María que acompaña los acontecimientos guardando todo en su corazón y meditándolo. 4. El niño Jesús perdido en el templo (Lc 2, 41-52) Esta cuarta escena escogida de sn Lucas sirve de transición entre la infancia y la vida pública de Jesús y nos trae las únicas palabras de María a su hijo en el tercer evangelio. Paradójicamente expresan incomprensión por lo que Jesús ha hecho y la angustia de María y José, que no entienden tampoco las explicaciones que les da. Queda de manifiesto que ser madre no le ahorra a María recorrer su camino creyente. El proceso de conocer y comprender a Jesús necesita tiempo y requiere aprender a conservar en nuestro interior las cosas que nos ocurren. El significado último de las cosas escapa a menudo a una interpretación inmediata y pide paciencia y oración. Por su parte san Juan aporta dos escenas más para ahondar en el conocimiento de María: 5. Las bodas de Caná (Jn 2, 1-12) Nos encontramos en el inicio de la vida pública de Jesús, su primer signo, en expresión de san Juan. María percibe la falta de vino y se lo dice a su hijo, que no recibe bien esta iniciativa por no haber llegado su hora. María se remite entonces a la voluntad de Jesús, «haced lo que él os diga», y Jesús realiza el milagro. Las palabras de María son la mejor pista para el creyente en Jesús: la voluntad de Jesús es el camino. 6. La cruz (Jn 19, 25-27) Junto a la cruz de Jesús están presentes su madre y el discípulo amado. A modo de testamento Jesús le entrega a María a su discípulo como hijo y a éste a María como madre. María acoge de nuevo la voluntad de Jesús y se convierte así en madre de sus seguidores, madre de la Iglesia, que para san Juan nace del costado traspasado de Cristo, al brotar sangre y agua. Nos sirven así estos seis pasajes de los evangelios para presentarnos, aunque sea de manera densa y apretada a María: virgen y madre de Jesús, creyente abierta a la escucha y disponible, de mirada profunda y sensible a la acción de Dios en la historia, paciente con los tiempos de Dios y maestra de oración, siempre fiel a su hijo y madre nuestra. Algunas preguntas para profundizar: • ¿Qué lugar tiene la Virgen María en tu vida de fe? • ¿Qué rasgos puedes aprender de María en el seguimiento de Jesús? • ¿Vives a María como madre?