El 11-M y el vuelco electoral

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El 11-M y el vuelco electoral
Los resultados de las elecciones generales del pasado 14 de marzo pusieron de manera
sorpresiva punto final a los ocho años de gobierno del Partido Popular, presidido por
José Mª Aznar. El espectacular vuelco electoral a favor del PSOE, liderado por José
Luis Rodríguez Zapatero, ha expresado un deseo de cambio, pero distaría de haberse
producido sin el brutal atentado del jueves 11 de marzo provocado por el terrorismo
islámico de Al-Qaeda; y sin los acontecimientos de los dos días posteriores. Unos días,
en los que se ha puesto de manifiesto cómo el reloj de la historia en los momentos
críticos corre a velocidad de vértigo, exigiendo de las organizaciones políticas y sociales
bajo intereses de la clase trabajadora estar con sus decisiones e iniciativas estar a la
altura de los acontecimientos.
Jamás una campaña electoral había sido suspendida en España, no así los partidos de
fútbol, al parecer tan imprescindibles para narcotizar a la sociedad española. Tampoco
jamás una campaña electoral había sido sustituida por una movilización multitudinaria
como la del día siguiente al atentado, el viernes 12 de marzo. Tras los quince minutos
de paro convocados por las organizaciones sindicales confederales, por la tarde del
mismo día más de once millones de personas en toda España se manifestaban en
Madrid, en Barcelona y otras tantas ciudades, siguiendo la convocatoria gubernamental
contra el terrorismo. Unas imágenes y datos espeluznantes nos iban llegando durante
horas el día fatal y el impacto iba trascendiendo a todo el planeta. El mayor atentado en
la historia de España, realizado de forma indiscriminada fundamentalmente contra
trabajadores y estudiantes que comenzaban su jornada, nos mostró la cara abominable,
irracional e inhumana del terrorismo. Pero algo que indignó y causó sorpresa y
desprecio en nuestro país y el extranjero fue el papel que el gobierno de Aznar y
algunos medios de comunicación tuvieron en las horas después de la masacre. Una serie
de acontecimientos vividos en pocos días que nos deberían conducir a un frío análisis
que ni siquiera ahora, varias semanas después, podrán ser realizados con datos y
perspectiva suficiente.
El primer punto que planteamos a nuestros lectores como elemento de reflexión es el
fenómeno del terrorismo. La necesidad de la lucha contra el terrorismo tiene que pasar
por una reflexión diferenciadora sobre lo qué es el terrorismo, sobre las causas que lo
producen, lo alientan, lo mantienen, sobre las consecuencias que trae y sobre las
medidas que lo pueden erradicar o por el contrario fortalecer. Un discurso fácil y poco
profundo sobre este fenómeno esta siendo utilizado por las clases dominantes
nacionales e internacionales para tratar de cegar a los pueblos con campañas guerreristas
o recortes de libertades fundamentales. Y el gobierno saliente en concreto jugó a esta
política y llevó a nuestro país a ser un blanco del terrorismo islámico. Contra el 90% de
la opinión del pueblo español y sus masivas manifestaciones, Aznar despreció la postura
de cuantos pedían un cambio de rumbo en la política exterior. Un desprecio comparable
a la codicia por los “beneficios inimaginables” que prometía sacar de Iraq, y que han
convertido a este país en una colonia o protectorado norteamericano, dejando tras de sí
todo el cúmulo de mentiras y patrañas de “la guerra preventiva”. Porque ni se han
encontrado las célebres armas de destrucción masiva que se decía atesoraba el régimen
de Sadam Husein, ni se descubrieron los supuestos vínculos de aquel régimen con Bin
Laden y el terrorismo de Al Qaeda, ni se ha pacificado el conflicto judeo-palestino, ni el
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mundo ha sido más seguro desde entonces. Muy al contrario, resulta que Iraq es un
escenario ingobernable y de guerra civil, el terrorismo de Estado por parte de Israel
respecto a la resistencia palestina atraviesa una virulenta espiral de violencia, y que el
mundo está cada vez más consternado por el creciente terrorismo islámico. En definitiva
la política llevada por el gobierno de Aznar siguiendo las pautas del imperialismo
norteamericano nos muestra como no ha ido en la dirección de acabar con el terrorismo
sino de avanzar en los objetivos de dominio mundial y de enriquecimiento de los
grandes poderes económicos; sembrando de muertos, sangre y dolor las tierras de otros
pueblos, con todo lo cual han avivado aun más el fenómeno de la violencia y del terror
que dicen combatir.
El segundo punto de reflexión que planteamos es la manipulación de la información.
Inmediatamente después de los atentados, el gobierno se apresuró a culpar a ETA de ser
responsable de la masacre. Así mantuvo esta hipótesis durante horas, hasta la noche del
día 13. El motivo era claro: desvelar que el atentado no era de ETA, sino consecuencia
del lacayismo del PP a Bush, le haría perder votos en la inminente votación del
domingo 14. Había que tergiversar hasta después de las elecciones. La experiencia de
engaño vivida puso al descubierto el gran control de los medios de comunicación que se
tiene en nuestro país, donde la mayoría buscábamos en internet o en medios
internacionales más información sobre los atentados ocurridos en nuestro propio país.
La orden del gobierno sobre quien tenía la autoría y quien no, se dio a medios
nacionales, periodistas extranjeros, diplomáticos, embajadas, policías, etc…Dentro del
mismo aparato del Estado se crearon contradicciones, malestares entre cuerpos de
inteligencia y seguridad con el gobierno cuando les fue evidente la manipulación
política de los atentados. Algunos medios como los del grupo PRISA comenzaron a
poner en duda las declaraciones del gobierno, y en los medios extranjeros y en las
declaraciones de políticos y expertos foráneos estaba claro que era Al Qaeda. Frente a
ello surgieron las manifestaciones que rodearon sedes del PP pidiendo la verdad y
gritando contra la manipulación de los medios. Fueron varios miles los que durante
horas salieron, movilizándose contra la escalada imperialista y contra la manipulación
mediática (que gritaban: vuestra guerra, nuestros muertos; no estamos todos, faltan
doscientos; vosotros tenéis chofer, nosotros cercanías; lo sabe todo el mundo menos
nosotros; los muertos no se utilizan, basta de manipulación; televisión manipulación; un
pozo de petróleo por un pozo de sangre…) Sólo corresponsales extranjeros quedaron
tomando las movilizaciones, hecho el trabajo que le interesaba el grupo PRISA también
dejó de cubrirlas. Al día siguiente, 14 de Marzo, la mayoría de los periódicos
extranjeros recogía en portada lo que era el sentir del pueblo español: el gobierno había
estado mintiendo y jugando con la verdad de cerca de 200 muertos. Desde
corresponsales extranjeros, trabajadores de TVE, trabajadores de EFE, miembros del
cuerpo de seguridad, etc…, en boca de toda España y televisiones y periódicos del
mundo hablaban de la descarada y alarmante maniobra de manipulación del gobierno
español. Miles de personas evidenciaron la manipulación de la verdad y se movilizaron
con sorprendente rapidez, forzando al gobierno a desvelar información y hacer llamadas
a la desmovilización, mostrando una falta de control de la situación. Y esto no es sino
una prueba palpable de cómo la movilización y la organización popular en momentos
críticos y por ello decisivos puede hacer que el poder político de tumbos, caiga en la
torpeza y hasta se tambalee. Las críticas contra el engaño se han dirigido
fundamentalmente a los directores de la televisión y radio pública y a un determinado
gobierno y partido, sin embargo éstas no han pasado a una crítica de los grandes medios
de propaganda que nos dominan ni del mismo sistema político que permite estas
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situaciones. Hay que esperar sin duda que la experiencia de lo vivido durante aquellos
días sirva de lección a nuestro pueblo en muchos sentidos. Empezando por ser más
crítico con la información que nos viene de los medios públicos o privados dominantes,
y para que se busquen otros y construyan otras fuentes alternativas que nos acerquen a
la verdad, elemento fundamental para transformar la realidad política, social y cultural.
Fueron estos hechos los que dieron el vuelco a las elecciones. La llegada del terrorismo
islámico a nuestras ciudades y el trato tendencioso y manipulador que dio el gobierno
de la información provocó un vuelco hacia la participación electoral de un 77% (de un
8.5 % más), y el que contra expectativas diera el triunfo al PSOE obteniendo casi 11
millones de votos. Aunque no debemos pasar por alto, que con todo lo que ha ocurrido
durante los 8 años de gobierno del Partido Popular, sobretodo en su último mandato y lo
ocurrido en los tres días de Marzo, éste cuente aún con 9.600.000 votos.
Ahora se abre un nuevo ciclo en el panorama político y se cierra otro. Hemos vivido dos
mandatos seguidos del gobierno del PP, un gobierno neoliberal que han sido otra vuelta
de tuerca (más acelerada y dura) a la era del gobierno de Felipe González. Ocho años
caracterizados por la aplicación de medidas neoliberales empezando por privatización
total de lo que aún restaba por privatizar del sector público, recorte de conquistas
sociales mediante varias contrarreformas, reforma del sistema educativo enfocado hacia
privilegiar los centros privados y concertados frente a los públicos, descenso notable de
la tasación a grandes fortunas, especulación inmobiliaria, astronómicas ayudas
económicas a grandes empresas. Y terminando por la otra cara necesaria de este nuevo
capitalismo en esta etapa, caracterizado por un fortalecimiento del carácter represivo de
su Estado amparándose en la lucha antiterrorista, por la dominación del sistema judicial
por los elementos más serviciales y reaccionarios del mundo jurídico, criminalización
de movimientos sociales contestatarios, control de la mayoría de medios de
comunicación ( haciendo incluso grandes pactos con su supuesto enemigo Polanco del
Grupo PRISA, recuérdese el acuerdo Vía Digital y Canal Satélite o véase la permisión
de los canales Localia. Y es que el dinero no tiene color político).
En definitiva, el gobierno de la derecha española ha representado un nuevo tipo de
autoritarismo (que no de fascismo, cuestión que hay que distinguir) ha dejado una clase
trabajadora bañada en precariedad laboral, inestabilidad, bajo poder adquisitivo,
derechos laborales simbólicos, accidentes y muertes laborales, represión de cualquier
protesta, unos sindicatos serviciales y burocratizados, una inmigración desamparada
ante la explotación, etc… todo esto acompañado de un discurso prepotente y fácil que
ha dividido aún más al pueblo español fortaleciendo las posiciones de los nacionalismos
periféricos.
El cambio de gobierno resultante del 14 de Marzo es una esperanza para muchos, y
pone fin a una forma neoconservadora de gestionar el sistema capitalista español. Pero
¿qué tipo de cambio supone? ¿Hasta dónde esa esperanza puede ser frustrada?
Iniciación de grandes privatizaciones del patrimonio público español, introducción de
las empresas de trabajo temporal y de los contratos basura, reducción de la tasación a
grandes fortunas, ayudas a la gran banca privada española, introducción y fomento de
colegios privados y concertados en detrimento de públicos, apoyo a bombardeo de Irak
en 1991 y el consiguiente embargo (cientos de miles de civiles muertos), integración en
la OTAN contradiciendo sus promesas, ampliación de bases militares de los EE.UU. en
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nuestro país, organización de terrorismo de Estado, corrupción, etc… son algunas de las
políticas vividas durante los gobiernos anteriores del PSOE.
Tampoco cabe ignorar algunas de las posturas que ha tenido el PSOE en la oposición al
gobierno Aznar: apoyo a los planes de privatización del gobierno del PP, apoyo a
bombardeo de Yugoslavia (ordenado por Javier Solana, miembro dirección del PSOE),
apoyo a invasión de Afganistán, apoyo a recortes de libertades expresados en leyes
antiterroristas, apoyo a ley de ilegalización de organizaciones políticas... Con las
diferencias que mantiene el PSOE en formas, tonos y discurso, podemos esperar de este
partido otra forma de gestionar el capital, siguiendo con la línea neoliberal, pero nada
más. Aunque su electorado proceda fundamentalmente de la clase trabajadora y ésta lo
vote con vocación de cambio, este aparato político es una cara más del dominio de las
clases capitalistas en España y un firme aliado del imperialismo norteamericano. La
orden de regreso de las tropas dada por el nuevo presidente Rodríguez Zapatero es una
noticia que agradecemos. Sacar nuestras fuerzas armadas de semejante pantano y
carnicería imperialista es elemento fundamental para acabar con la espiral de violencia y
miseria que se extiende por el planeta. Sin embargo tenemos que puntualizar que este
hecho no se lleva acabo sin la fuerza y la magnitud de las movilizaciones que durante
meses han dado el grito al cielo para acabar con el intervencionismo, que vuelve a poner
de relieve la importancia de la organización y movilización popular. E igualmente nos
planteamos: Por qué no se retiran también las tropas de Afganistán?. Queremos
subrayar que no debemos caer en el falso ilusionismo de que la orden dada por Zapatero
suponga el precedente de una independencia política de España en el plano
internacional respecto a los EE.UU. Bien nos lo dejó claro el nuevo Ministro de
Defensa José Bono: “EE.UU. es nuestro país amigo y aliado”.
Finalmente cabe destacar la pérdida más de escaños que de votos de Izquierda Unida.
Téngase en cuenta que IU aunque ha perdido cien mil votos, ha sido la tercera
formación más votada en España, al obtener 1.269.447 votos, muy por encima de la
catalanista CiU, el doble que Ezquerra Republicana y el triple que el vasco PNV. Sin
embargo IU se sitúa en la sexta posición en el arco parlamentario, hecho que pone de
relieve el dominio del sistema bipartidista y el funesto sistema electoral. Así mientras en
la relación entre diputados y votos IU necesita 253.889 votos para sacar un diputado,
mientras al PSOE le cuesta 66.486 votos y al PP 65.071 votos. Ciertamente, el
descalabro electoral ha sido mucho mayor que el del 2000, cuando la dirección de IU
pactó con el PSOE liderado por Almunia. Ahora IU, liderada por Gaspar Llamazares ha
visto reducido su porcentaje a un 4,96 por ciento y pasando de nueve a cinco escaños en
el Congreso de los Diputados. Ya es algo preocupante que en la ciudad de Córdoba
gobernada por IU haya arrasado el PP. Porque si una fuerza no es lo que dice ser, sino
lo que hace, hay que preguntarse inevitablemente por lo que hace IU en Córdoba, para
que su influencia en estas elecciones generales no haya si siquiera retenido el único
diputado que tenía en la anterior legislatura.
En la militancia de IU existe, a nuestro entender, la disposición a combinar la acción
electoral con la presencia en los movimientos sociales, así como en las jornadas de
lucha realizadas contra las políticas regresivas e involucionistas del PP. Y una prueba de
ello es el juicio de faltas incoado al parlamentario malagueño de IU, Antonio Romero,
con motivo de su participación en un piquete informativo de la huelga general de junio
del 2002, convocada contra el famoso Decretazo. Que sepamos en ninguna otra
formación política se ha registrado nada parecido. Y eso hay que valorarlo en lo que
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vale. Pero también es cierto que una falta de cohesión ideológica y orientación
estratégica, reflejada en no pocas contradicciones y conflictos internos y resultante de
un abandono de las ideas de cambio estructural y de clase, tiende a resolverse
negativamente incurriendo en la subordinación de la organización al electoralismo y al
oportunismo en la participación en los movimientos, cuestión que puede acarrearle los
mayores desastres, cuando no su desaparición. Y es que, dime en que teoría te basas y te
diré que organización tienes, valdría como consejo.
Desde luego, como indicábamos en nuestra anterior editorial, para construir una
sociedad sin explotación, sin guerras, ni terrorismo, las clases subalternas (por encima
de naciones, razas y religiones) y sus organizaciones, deben construir otra política; que
pasa por dotarse de la teoría válida para analizar coyuntural y estructuralmente la
sociedad capitalista, que pasa por fomentar y ser parte activa de los movimientos
sociales antagonistas empeñados en construir el poder político real de la clase
trabajadora y el resto del pueblo. Esta orientación estratégica pasa por una lucha
constante de acumulación de fuerzas, en la que los comicios electorales no son la lucha
principal, sino más bien pruebas intermedias de un camino que puede ser largo y difícil,
pero que es el camino. Porque se plantea sobre la base de recuperar el optimismo
histórico y proponerse interna y externamente el ir a ganar resueltamente, sin renuncios
ni derechizaciones. Y esto significa acabar con el “destino trágico” de cuantos se
esfuerzan por el cambio auténtico y veraz. Porque éste es el cambio que necesita esta
sociedad de abismales e injustas diferencias sociales, esta sociedad de dominantes y
dominados, de invasores e invadidos, de explotadores y explotados, caldo de cultivo del
fanatismo y el terror.
El contenido de este número que os hacemos llegar lo podemos dividir en tres grandes
bloques:
Un primer bloque donde presentemos unos trabajos sobre temas de coyuntura: un
trabajo sobre la controvertida política económica del Presidente Lula donde tantas
esperanzas se volcaron en Enero de 2003; una entrega de nuestro colaborador chileno
Hermes Benítez que nos muestra los trabajos realizados hasta la fecha sobre Allende y
su significado; y un interesante trabajo-informe sobre el desconocido pero importante
movimiento de los “Psi” en Francia.
El segundo bloque tendría un carácter más teórico, comenzando con una defensa de la
vigencia del pensamiento marxista en la actualidad de Alfonso Galindo un compañero
de la Asociación de Historia Actual de la Universidad de Cádiz; recuperando el tema de
la reducción de la jornada laboral Mencía González colabora con un minucioso estudio
sobre esta cuestión; presentamos la segunda y última parte del trabajo sobre la ideología
de José Luis Bellón; en memoria de la reciente muerte del economista marxista Paul
Sweezy nuestro colaborador Diego Guerrero nos expone una completa síntesis de su
vida y obra; y siguiendo con nuestra costumbre de recuperar textos clásicos Leon
Trotsky hizo unas buenas disquisiciones sobre el terrorismo que publicamos en este
número cuando el debate de este fenómeno ha tomado tanta importancia. A esta sección
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hemos querido llamarla a partir de ahora, “nuestros clásicos hoy” reivindicando la
validez de las ideas de muchos pensadores de nuestra historia.
El tercer bloque lleva una recensión del libro “Poliética” de Francisco Fernández Buey
hecha por Jorge Riechmann; seguimos con la última entrega y parte final de la incursión
en la clase obrera de A. Doctor; y tratando de fortalecer nuestra aportación cultural
publicamos un cuento de Braulio Moreno y una serie de poemas de varios autores
dedicados al inolvidable y doloroso día del 11 de Marzo de 2004 con la cual queremos
honrar a las víctimas.
Deseamos que su contenido, ya sea en su integridad o parcialmente, sirva de
instrumento de trabajo en la actividad teórica y política de quienes se aproximen a su
lectura.
Consejo de Redacción, Abril de 2004.
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