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ISSN: 1888-9891 REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Volumen 3, Número 2. Abril-Junio 2010 EDITORIAL Hacia nuevos sistemas de diagnóstico: proceso, preguntas y dilemas ORIGINALES Déficit atencionales y respuesta al tratamiento farmacológico en pacientes con esquizofrenia resistente al tratamiento: Resultados mediante análisis factorial confirmatorio Evaluación de la eficacia del tratamiento ambulatorio involuntario para reducir la atención hospitalaria Percepción subjetiva de déficit cognitivos en esquizofrenia: su relación con insight y otras medidas cognitivas ORIGINALES BREVES ABRIL-JUNIO 2010 La violencia de género en la atención psiquiátrica y psicológica especializada: ¿es relevante la violencia de género para nuestros profesionales? - VOLUMEN 3 - NUMERO 2 Psicoterapiagenética: ¿influyen los genes en la adherencia a la psicoterapia? AGENDA www.elsevier.es/saludmental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Sociedad Española de Psiquiatría Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Junta Directiva Junta Directiva Presidente: J. Saiz Ruiz Presidente: J. Bobes García Vicepresidente: M. Gutiérrez Fraile Vicepresidente: Miguel Bernardo Arroyo Secretario: M. Martín Carrasco Secretario: C. Arango López Vicesecretario: J.I. Eguiluz Uruchurtu Vice-secretario: Mikel Urretavizcaya Sarachaga Vocal ex Presidentes: J. Vallejo Ruiloba Vocal Ex-presidente: José Giner Ubago Vocal Presidentes de Sociedades Regionales de Psiquiatría y Secciones: M.P. García-Portilla González Vocal Investigadores Referentes: Víctor Pérez Sola Vocales Asamblea: A. Bulbena Vilarrasa, Luis Rojo y F. Vidal Pardo Vocal Investigadores jóvenes acreditados: Carmen Díaz Sastre Vocal Asamblea: José Luis Ayuso Mateos Edición y publicidad: ELSEVIER ESPAÑA, S.L. Travessera de Gràcia, 17-21. 08021 Barcelona - Teléfono 932 000 711. Fax: 932 091 136 José Abascal, 45. 28003 Madrid (España) - Teléfono 914 021 212. Fax: 914 250 424 REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL es el órgano oficial de expresión de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicación trimestral. Copyright 2010 Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos. Copyright 2010 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Reservados todos los derechos. El contenido de la presente publicación no puede ser reproducido, ni transmitido por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de explotación de la misma. ELSEVIER ESPAÑA, a los efectos previstos en el artículo 32.1 párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone de forma expresa al uso parcial o total de las páginas de REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL con el propósito de elaborar resúmenes de prensa con fines comerciales. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Tarifa de suscrición anual Profesionales 100,50 € Instituciones 254,45 € (IVA incluido. Precios válidos sólo para España) Suscripciones y atención al cliente Elsevier España, S.L. Travessera de Gràcia, 17-21. 08021 Barcelona. 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Sáiz Martínez Universidad de Oviedo. E. Vieta Pascual Hospital Clinic de Barcelona, CIBERSAM. CONSEJO EDITORIAL R. Alarcón Mayo Clinic. Rochester, MN (USA) M. Alegría Center for Multicultural Mental Health Research. Somerville, MA Boston (USA) F. Artigas Institut d’Investigacions Biomediques de Barcelona. Barcelona (Spain) J.L. Ayuso Gutiérrez Universidad Complutense de Madrid. Madrid (Spain) J.L. Ayuso Mateos Hospital Universitario de La Princesa. Madrid (Spain) E. Baca Fundación Jimenez Diaz. Madrid (Spain) P. Bech Frederiksborg General Hospital. Hillerød (Denmark) G. Berrios University of Cambridge Fellow Vitalicio, robinson College. Cambridge (UK) A. Blanco Universidad de Sevilla. Sevilla (Spain) C. Blanco New York State Psychiatric Institute. New York, NY (USA) A. Bulbena Hospital del Mar. Instituto de Atención Psiquiátrica . Barcelona (Spain) J. M. Cañive University of New Mexico. Albuquerque, NM (USA) W. Carpenter University of Maryland School of Medicine. Baltimore, MD (USA) M. Casas Brugué Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona (Spain) F.X. Castellanos NYU Child Study Center. New York, NY (USA) P. Delgado Cleveland (USA) J. M. Delgado García Universidad Pablo de Olavide. Sevilla (Spain) J. Escobar Robert Wood Johnson Medical School Clinical Academic Building. New Brunswick, NJ (USA) J. Fernández Piqueras Universidad Autónoma de Madrid. Madrid (Spain) J. García-Sevilla Unversitat de les Illes Balears. Palma de Mallorca (Spain) Jean Garrabé de Lara Fondation Henry Ey. Perpignan (France) C. Gastó Hospital Clínico de Barcelona. Barcelona (Spain) M. Gaviria University of Illinois. Chicago (USA) J. Gibert-Rahola Universidad de Cádiz. Cádiz (Spain) T.E. Goldberg Zucker Hillside Hospital. Glen Oaks, NY (USA) G. Goodwin Warneford Hospital. Oxford (UK) Philipe Gorwood Hopital Louis Mourier. Paris (France) J. Guimón Universidad del País Vasco. Bilbao (Spain) M. Gutiérrez Universidad del País Vasco. Vitoria (Spain) M. Hammon Faculty du Medicine Pierre et Marie Curie Faculty PitiéSalpétrière. Paris (France) E. Hollander Mount Sinai School of Medicine. New York, NY (USA) E. Ibáñez Universidad de Valencia. Valencia (Spain) B. Kirkpatrick Medical College of Georgia. Augusta, GA (USA) A. Labad HPU Institut Pere Mata. Tarragona (Spain) C. Leal Hospital Clínico Universitario. Valencia (Spain) Y. Lecrubier INSERM. Paris (France) A. Lobo Hospital Clínico. Universitario. Zaragoza (Spain) M. Maj University of Naples SUN. Naples (Italy) J. Mann New York State Psychiatric Institute. New York, NY (USA) J.E. Mezzich International Center for Mental health. New York, NY (USA) H-J. Möller Psychiatry of the University of Munich (LMU). München (Deutschland) M. Oquendo Division of Molecular Imaging and Neuropathology. Columbia University. New York, NY (USA) T. Palomo Hospital Doce de Octubre. Madrid (Spain) L. Rojo Hospital Universitario La Fe. Valencia (Spain) F. Rubia Universidad Complutense de Madrid. Madrid (Spain) P. Ruiz University of Texas-Houston Medical School. Houston, TX (USA) J. Sáiz Hospital Universitario Ramon y Cajal. Madrid (Spain) D. Stein MRC Unit on Anxiety Disorders. Cape Town (South Africa) M. Trujillo New York University School of Medicine New York, NY (USA) J. Van Os School for Mental Health and Neuroscience. Maastricht (Nederland) J. de León Eastern State Hospital. Lexington, KY (USA) J.L. Vázquez-Barquero Hospital Universitario “Marqués de Valdecilla”. Santander (Spain) J. Licinio Miller School of Medicine . University of Miami. Miami, FL (USA) E. Vieta Hospital Clinic of Barcelona, CIBERSAM. Barcelona (Spain) J. Lieberman New York State Psychiatric Institute. New York, NY (USA) M. Weisman NYS Psychiatric Institute. New York, NY (USA) COMITÉ DE EXPERTOS L. Agüera (Madrid) E.J. Aguilar (Valencia) C. Álamo (Madrid) E. Álvarez (Barcelona) C. Arango López (Madrid) B. Arranz (Barcelona) J. Ballesteros (Bilbao) A. Benabarre (Barcelona) M. Bousoño (Oviedo) M. Camacho (Sevilla) F. Cañellas (Palma de Mallorca) J.L. Carrasco (Madrid) J. Castro (Barcelona) B. Crespo (Santander) J.M. Crespo (Barcelona) R. de Frutos (Valencia) J.M. de la Fuente (Lannemezan, France) C. de las Cuevas (Tenerife) M. Desco (Madrid) J.I. Eguiluz (Bilbao) L. Fañanás (Barcelona) M. Farré (Barcelona) J. Fernández Piqueras (Madrid) M.D. Franco Fernández (Sevilla) J. García Campayo (Zaragoza) M. García Toro (Palma de Mallorca) M.P. García-Portilla (Oviedo) L. Giner Jiménez (Sevilla) A.M. González-Pinto (Vitoria) M. Gurpegui (Granada) B. Gutiérrez (Granada) J.M. Haro (Barcelona) A. Ibáñez (Madrid) M.A. Jiménez-Arriero (Madrid) M. Martín (Pamplona) F. Mayoral (Málaga) J. Meana (Bilbao) J.A. Micó Cádiz) V. Molina (Salamanca) A.L. Montejo (Salamanca) J.M. Montes (Madrid) D. Moreno (Madrid) V. Navarro (Barcelona) J.M. Olivares (Vigo) F. Ortuño (Pamplona) M. Parellada (Madrid) A. Pazos (Santander) V. Pérez Solá (Barcelona) M. Roca (Palma de Mallorca) P.A. Sáiz (Oviedo) L. Salvador (Barcelona) L. San Molina (Barcelona) J. Sanjuán (Valencia) C. Soutullo (Pamplona) R. Tabares (Valencia) M. Torrens (Barcelona) M. Urretavizcaya (Barcelona) M. Valdés Miyar (Barcelona) F. Vaz Leal (Badajoz) Sumario Volumen 3, Número 2/2010 EDITORIAL 37 Hacia nuevos sistemas de diagnóstico: proceso, preguntas y dilemas R.D. Alarcón ORIGINALES 40 Déficit atencionales y respuesta al tratamiento farmacológico en pacientes con esquizofrenia resistente al tratamiento: Resultados mediante análisis factorial confirmatorio P. Sánchez, N. Ojeda, E. Elizagárate, J. Peña, J. Ballesteros, A.B. Yoller, M. Gutiérrez, L. Casais y J. Ezcurra 50 Evaluación de la eficacia del tratamiento ambulatorio involuntario para reducir la atención hospitalaria M. Hernández-Viadel, C. Cañete Nicolás, J.F. Pérez Prieto, G. Lera Calatayud y M. Gómez Beneyto 55 Percepción subjetiva de déficit cognitivos en esquizofrenia: su relación con insight y otras medidas cognitivas R. Bengochea Seco, D. Gil Sanz, M. Fernández Modamio, M. Arrieta Rodríguez, R. Sánchez Calleja, R. Prat Solís, A. Arce López y A. Álvarez Soltero ORIGINALES BREVES 61 La violencia de género en la atención psiquiátrica y psicológica especializada: ¿es relevante la violencia de género para nuestros profesionales? J. Cobo, R. Muñoz, A. Martos, M. Carmona, M. Pérez, R. Cirici y G. García-Parés 68 Psicoterapiagenética: ¿influyen los genes en la adherencia a la psicoterapia? V. Pérez, J.C. Pascual, J. Soler, T. Tiana, A. Cortés, M. Baiget, A. Martín-Blanco y E. Álvarez AGENDA 72 Contents Volume 3, Number 2/2010 EDITORIAL 37 Towards new diagnostic systems: Process, questions, and dilemmas R.D. Alarcón ORIGINAL ARTICLES 40 Attention deficits and response to drug therapy in patients with treatment-resistant schizophrenia: results through confirmatory factor analysis P. Sánchez, N. Ojeda, E. Elizagárate, J. Peña, J. Ballesteros, A.B. Yoller, M. Gutiérrez, L. Casais and J. Ezcurra 50 Evaluation of the efficacy of involuntary outpatient treatment in reducing the use of mental health services in hospital M. Hernández-Viadel, C. Cañete Nicolás, J.F. Pérez Prieto, G. Lera Calatayud and M. Gómez Beneyto 55 Cognitive complaints in schizophrenia: relationship with insight and other cognitive measures R. Bengochea Seco, D. Gil Sanz, M. Fernández Modamio, M. Arrieta Rodríguez, R. Sánchez Calleja, R. Prat Solís, A. Arce López and A. Álvarez Soltero BRIEF REPORTS 61 Violence against women in mental health departments: Is it relevant for mental health professionals? J. Cobo, R. Muñoz, A. Martos, M. Carmona, M. Pérez, R. Cirici and G. García-Parés 68 Pyschotherapygenetics. Do genes influence psychotherapy adherence? V. Pérez, J.C. Pascual, J. Soler, T. Tiana, A. Cortés, M. Baiget, A. Martín-Blanco and E. Álvarez CALENDAR 72 ARTICLE IN PRESS Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2010;3(2):37–39 www.elsevier.es/saludmental EDITORIAL Hacia nuevos sistemas de diagnóstico: proceso, preguntas y dilemas Towards new diagnostic systems: Process, questions, and dilemmas Renato D. Alarcóna,b a Mayo Clinic College of Medicine, Mood Disorders Unit, Mayo Psychiatry and Psychology Treatment Center, Rochester, Minnesota, USA b Honorio Delgado Chair, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, Perú Recibido el 13 de julio de 2009; aceptado el 30 de julio de 2009 Disponible en Internet el 1 de junio de 2010 El diagnóstico en psiquiatrı́a — tópico fascinante y de crucial importancia para muchos, incierto y difuso para otros— se está convirtiendo rápidamente en un tema clave de interés en los cı́rculos académicos y clı́nicos, a lo largo del mundo. Es bien conocido que 2 grandes organismos, la Asociación Americana de Psiquiatrı́a (American Psychiatric Association, APA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), están colaborando en la elaboración de las nuevas ediciones de sus manuales de diagnóstico: la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadı́stico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la APA, y el apartado Salud Mental de la undécima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Los grupos de trabajo y los comités que abordan esta área tan compleja están también intentando responder a preguntas sumamente interesantes y resolver dilemas cuya complejidad va en aumento. En general, el proceso no solo es un reto intelectual, sino también social y cultural; y, si tenemos en cuenta factores tales como la globalización, la migración, las diferencias ideológicas, los conflictos, los desastres naturales, la crisis económica y mucho más, el tema posee además relevancia polı́tica1,2. Si tomamos el DSM-IV-TR como ejemplo, diversas áreas de diagnóstico psiquiátrico se enfrentan, en primer lugar, a importantes limitaciones. Es bien conocido que debido a la falta de información uniforme sobre la etiologı́a y fisiopatologı́a de los trastornos mentales, el DSM-IV-TR se basa principalmente en criterios de diagnóstico descriptivo; sin embargo, los criterios son una mezcla de sı́ntomas y caracterı́sticas conductuales que conducen a sistemas de Correo electrónico: [email protected] diagnóstico basados en el consabido )consenso de expertos*3. Además, existen relaciones poco claras entre validez, severidad, discapacidad y algunos aspectos cuantitativos del diagnóstico. Perfilar los puntos de intersección de la transición de la normalidad a la patologı́a (off-cutting points) en términos de gravedad, por ejemplo, darı́a lugar a opiniones sumamente incompatibles en los distintos puntos del espectro clı́nico4 que se han recomendado para cada uno de los principales grupos de trastornos mentales. Por otro lado, se acepta cada vez más que, a pesar de los grandes adelantos logrados en torno a las bases neurocientı́ficas de los trastornos mentales, no existen actualmente biomarcadores bien definidos que se puedan utilizar en psiquiatrı́a clı́nica. Tendrán que pasar varias décadas para que esto suceda5. Esto, junto con la ausencia ya admitida de signos o sı́ntomas patognomónicos en psiquiatrı́a, ha conducido a realidades clı́nicas tales como tasas elevadas de comorbilidad, cantidad excesiva de diagnósticos )sin especificar* (NotOtherwiseSpecified (NOS), heterogeneidad entre pacientes que, en teorı́a, pertenecen al mismo grupo, y un curso clı́nico que, debido al modo en que se lleva a cabo el proceso de diagnóstico, puede parecer predeterminado y artificial6. En estas circunstancias, el diagnóstico diferencial, un ejercicio clı́nico esencial para la buena práctica, puede resultar difı́cil y confuso. El enfoque multiaxial actual no engloba todos los componentes principales de las categorı́as diagnósticas. Las entidades identificadas en la entrevista diagnóstica también pueden variar según la edad y el número de variables de desarrollo que, por comodidad, se pasan por alto: el diagnóstico, por consiguiente, es el resultado de una 1888-9891/$ - see front matter & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.rpsm.2009.07.001 ARTICLE IN PRESS 38 consideración sumamente transversal (cross-cutting), más que longitudinal7. Para complicar aún más las cosas, la ausencia de evaluación de los componentes socio-culturales, o la debilidad de la misma, añade una laguna importante en el proceso diagnóstico8,9. Un diagnóstico psiquiátrico, a diferencia de sus equivalentes en otras ramas de la medicina, no ofrece la posibilidad de contar con inequı́vocos )sı́ntomas diana* para el tratamiento, debido, entre otras razones, a la ausencia o inutilidad de un criterio de respuesta clı́nica. Un resultado perjudicial de todo esto es el abuso de la polifarmacia, práctica que refleja lo que muchos injustamente consideran la irrelevancia del diagnóstico en psiquiatrı́a10. Las consecuencias negativas de un sistema de diagnóstico deficiente son múltiples. Además de hacer hincapié en las caracterı́sticas clı́nicas más estudiadas de cualquier condición, un error en muchos de los programas de educación psiquiátrica es el uso de los manuales de diagnóstico como si fuesen libros de texto de psiquiatrı́a clı́nica, lo cual conduce a que los criterios de diagnóstico se consoliden como )principios sagrados* y a la excesiva comorbilidad y polifarmacia ya mencionadas. Los estudios clı́nicos epidemiológicos de múltiples orı́genes ofrecen semejanzas, pero más que nada, variaciones significativas que interfieren con un enfoque de diagnóstico mejor organizado en una población dada. El hecho de que las diferencias culturales de las muestras originales contribuyan de forma decisiva a estos hallazgos, no ha recibido la atención debida, y se ha enmascarado con afirmaciones sobre )consideraciones étnicas y raciales*11. Los subtipos clı́nicos, las condiciones subumbrales y la invocación subjetiva, inestable y carente de empiricismo de los viejos y nuevos criterios contribuyen a un conocimiento que es heterogéneo, y que varia dentro del mismo paı́s o región geográfica del mundo, además de ser confuso y, en muchos casos, arbitrario. Los objetivos perseguidos por los individuos y grupos que trabajan en los nuevos sistemas de diagnóstico hacen hoy más hincapié en la validez diagnóstica, en bases etiopatogénicas, con énfasis en los componentes neurobiológicos y los enfoques dimensionales, la inclusión clara y la aceptación de la salud pública y de las perspectivas sociales/culturales, una colaboración internacional e interinstitucional y, por último, pero no menos importante, el fomento de la investigación en áreas orientadas tanto hacia un diagnóstico más claro como a tratamientos más eficaces12,13. En este contexto, el uso de los hallazgos factuales (evidence-based) de la literatura especializada para apoyar cualquier nuevo cambio o innovación en el sistema es, desde luego, bienvenido por todos, ya que la intención es buena y heurı́sticamente sólida14. También se invoca en los debates a su concepto )gemelo*, la investigación del desenlace clı́nico (outcome research). Se mencionan una y otra vez los factores protectores y de riesgo, la calidad de vida, las covariables ambientales (como precipitantes o modificadores), los temas de desarrollo, de género y cultura, etc. Debe debatirse la definición de trastorno mental, el porvenir del sistema multiaxial, el número total de entidades clı́nicas que deben incluirse al final del proceso, la incorporación de la experiencia subjetiva del paciente, la utilidad clı́nica de los nuevos manuales y qué hacer con la información los profesionales experimentados intuyen o conocen, pero que por diversas razones, no se incluye necesariamente como )prueba o evidencia en la bibliografı́a15–17*. La declaración de R.D. Alarcón que )la ausencia de pruebas no es prueba de ausencia* resuena profundamente en muchos cı́rculos clı́nicos. Uno de los debates centrales gira alrededor de qué hacer con el actual modelo categórico de diagnóstico, y cuáles son las perspectivas respecto a la fuerza de su antitesis, el modelo dimensional. Es bien conocido que el enfoque categórico implica un conjunto de sı́ntomas y signos preciso, especı́fico, y bien descrito. La discapacidad y el distress no son parte de la entidad clı́nica subyacente y el umbral de diagnóstico no tiene que ser necesariamente demasiado alto. Su virtud principal, según sus partidarios, pero también su mayor defecto, según los crı́ticos, es que el modelo categórico es un enfoque del tipo )blanco o negro*, )sı́ o no*. Los criterios descriptivos de diagnóstico no proporcionan necesariamente información sobre la etiologı́a y la fisiopatologı́a de los trastornos mentales; en un intento de ser )minucioso*, es posible que el profesional explore un número desmesurado de áreas y encuentre numerosas entidades concomitantes que no reflejan necesariamente la realidad clı́nica de un paciente dado18. Para el modelo dimensional, por otra parte, la discapacidad y el distress son factores esenciales, las dimensiones suponen abarcar de forma amplia los aspectos o áreas de importancia clı́nica, y el umbral diagnóstico debe ser tan alto como sea necesario para que tenga valor predictivo19. Desde una perspectiva biológica, deberı́an existir ya sea numerosos genes que interactúan con los precipitantes ambientales, varios niveles de penetración, o múltiples polimorfismos y otras variantes que, aunque se indentifiquen, pueden hacer el manejo sumamente difı́cil20. De igual manera, la evaluación de dimensiones mediante extensos conjuntos de rasgos largos puede hacer la tarea bastante compleja, con consecuentes dificultades logı́sticas en la práctica clı́nica. A pesar de su potencial e incluso de sus importantes ventajas, el modelo dimensional, muestra aún escasez de pruebas empı́ricas; el uso de escalas múltiples y otros instrumentos para el tratamiento y la respuesta clı́nica puede hacer de la evaluación y el manejo una tarea bastante onerosa. Teniendo en cuenta las ventajas y desventajas, las virtudes y defectos de los dos modelos, la solución lógica serı́a establecer una fórmula conciliatoria entre ambos. Una combinación (modelo hı́brido) de los enfoques categórico y dimensional incluirı́a correlatos de importancia clı́nica, permitirı́a una identificación gradual y clara de la entidades desde lo dimensional a lo categórico, harı́a posible una mejor definición de los endofenotipos e indicaciones de tratamiento estrechamente relacionadas con la gravedad de la condición y la competencia del profesional21. Conducirı́a también a investigaciones conjuntas que podrı́an ayudar a identificar las bases neurobiológicas más comunes de los distintos trastornos, a un nivel sindrómico (o endofenotı́pico), reduciendo, por consiguiente, la posibilidad de heterogeneidades clı́nicas. Este es, sin duda, el mayor reto actual. Independientemente de si el DSM-5 y el CIE-11 serán lo suficiente similares como para que con el tiempo conduzcan a la adopción de un sistema de diagnóstico global22, o existan sistemas nacionales o regionales con elementos comunes en las manifestaciones claves, pero que respeten las diferencias sociales y culturales en la etiopatogénesis y sintomatologı́a de cualquier condición, lo importante es reducir las diferencias del lenguaje clı́nico, utilizar instrumentos de ARTICLE IN PRESS Hacia nuevos sistemas de diagnóstico: proceso, preguntas y dilemas medición similares y comparables, y lograr una evaluación objetiva de los resultados—todo ello como preludio a la mejora global de la calidad de vida del paciente. Tales son las ambiciosas, pero justas, aspiraciones de ciudadanos y profesionales, familias, comunidades, naciones y del mundo en general. Bibliografı́a 1. Philips KA, First MB, Pincus HA, editores. Advancing DSM: Dilemmas in Psychiatric Diagnosis. 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Yollera, Miguel Gutiérrezc,d,e, Leonardo Casaisf y Jesús Ezcurraa a Unidad de Psicosis Refractaria, Hospital Psiquiátrico de Álava, Vitoria, Álava, España Departamento de Psicologı́a, Universidad de Deusto, Bilbao, Vizcaya, España c Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Madrid, España d Departamento de Neurociencias, Facultad de Medicina, Universidad del Paı́s Vasco, Leioa, Vizcaya, España e Servicio de Psiquiatrı́a, Hospital Santiago, Vitoria, Álava, España f Departamento de Neurociencias, Universidad de Cádiz, Cádiz, España b Recibido el 7 de abril de 2009; aceptado el 11 de febrero de 2010 Disponible en Internet el 12 de mayo de 2010 PALABRAS CLAVE Esquizofrenia resistente a tratamiento; Análisis factorial confirmatorio; Psicopatologı́a; Rendimiento cognitivo Resumen Introducción: No hay datos experimentales que confirmen si, en cuanto al patrón de funcionamiento neuropsicológico, los pacientes con esquizofrenia resistente al tratamiento con neurolépticos difieren de los pacientes que muestran una respuesta farmacológica adecuada. Método: Se reclutó a 52 pacientes con psicosis resistente a tratamiento farmacológico (ERT) y 42 pacientes con esquizofrenia no resistente a tratamiento (ENRT), siguiendo los criterios de Kane et al (1988). Además, se reclutó una muestra de 46 controles sanos (NC) apareados por edad, sexo y nivel educativo. Las medidas clı́nicas incluidas fueron las escalas PANSS (Escala de Sı́ntomas Positivos y Negativos), de discapacidad funcional (WHODAS) y de Impresión Clı́nica Global (CGI). Resultados: Mediante el empleo de análisis factorial confirmatorio, obtuvimos una estructura cognitiva latente de seis factores cognitivos: atención, velocidad de procesamiento, memoria verbal, memoria de trabajo, fluidez verbal y funciones ejecutivas. Como era esperable, el grupo control rindió mejor que los dos grupos de pacientes (tanto ERT como ENRT) en todos los dominios neuropsicológicos. Además, el grupo ERT rindió en tareas atencionales significativamente peor que el grupo ENRT, a pesar de que no diferı́an en edad de inicio de la enfermedad, número de hospitalizaciones y tiempo de hospitalización. Desde el punto de vista clı́nico, el grupo ERT presentaba mayor Autor para correspondencia. Correo electrónico: nojeda@fice.deusto.es (N. Ojeda). 1888-9891/$ - see front matter & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.rpsm.2010.02.001 ARTICLE IN PRESS Atención y esquizofrenia refractaria al tratamiento 41 severidad de sı́ntomas positivos (po0,01) y mayor deterioro general (po0,01), lo que no se traducı́a en mayor discapacidad funcional. Conclusiones: Los resultados obtenidos no permiten concluir la existencia de un perfil neuropsicológico especı́fico en pacientes no respondedores al tratamiento con neurolépticos. El único parámetro diferencial fue el rendimiento en el dominio atencional. Nuestros hallazgos son más coherentes con la hipótesis del )fenómeno clı́nico continuo* y se distancian de la clasificación categórica de este trastorno mental. & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. KEYWORDS Treatment-resistant schizophrenia; Confirmatory factorial analysis; Psychopathology; Cognitive performance Attention deficits and response to drug therapy in patients with treatment-resistant schizophrenia: results through confirmatory factor analysis Abstract Introduction: There are no experimental data that demonstrate whether patients with neuroleptic-resistant schizophrenia differ or not in their pattern of neuropsychological functioning from patients with adequate drug response. Method: Fifty-two patients with drug-resistant psychosis (DRP) and 42 patients with schizophrenia not resistant to treatment (NDRP) were recruited following the criteria of Kane et al (1988). A sample of 45 healthy controls matched by age, sex and educational level was also recruited. The clinical evaluations used were the Positive and Negative Symptom Scale (PANSS), functional disability (WHO-DAS) and the Clinical Global Impression (CGI) scale. Results: Through the use of confirmatory factor analysis, we obtained a latent cognitive structure of six cognitive factors: attention, processing speed, verbal memory, working memory, verbal fluency and executive functions. As expected, the control group performed better than the two patient groups (both DRP and NDRP) in all neuropsychological domains. Additionally, the DRP group scored significantly worse in attention than the NDRP group even though no differences between these two groups were found in age of disease onset, number of hospitalizations or length of hospitalization. From a clinical point of view, the DRP group showed greater severity of positive symptoms (po0.01) and higher global deterioration (po0.01), which did not translate into greater functional disability. Conclusions: The results obtained do not allow us to conclude that there is a specific neuropsychological profile in neuroleptic-resistant patients. The only differential parameter was performance in the attentional domain. Our findings better fit the hypothesis of a )clinical continuum* and differ from the categoric classification of this mental disorder. & 2009 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La literatura cientı́fica ha señalado que los pacientes con esquizofrenia que muestran una mejorı́a con tratamiento antipsicótico y los que permanecen severamente sintomáticos a pesar del tratamiento farmacológico adecuado podrı́an representar dos subgrupos de pacientes con una patogenia diferenciada1–3. La esquizofrenia resistente al tratamiento (ERT) fue definida por Kane et al4 en el Clozapine Registration Trial como la falta de respuesta terapéutica del paciente a tres antipsicóticos diferentes a grandes dosis. Los estudios previos que han identificado variables predictoras de buen o mal pronóstico en la esquizofrenia resistente al tratamiento (ERT) concluyen que el sexo femenino5, la edad de inicio tardı́a6, la ausencia de complicaciones obstréticas en el nacimiento7 y la menor presencia de signos neurológicos menores8 son predictores de buena respuesta terapéutica. Por el contrario, un mal ajuste premórbido7,9, un mal ajuste psicosexual durante la adolescencia tardı́a10, la duración de la psicosis no tratada11,12 y la calidad de vida13 se asocian a una respuesta no favorable al tratamiento antipsicótico. Sin embargo, los resultados de estudios sobre otras variables fisiológicas no han sido concluyentes hasta la fecha. Hay evidencia de que hallar altas concentraciones de ácido homovalı́nico antes del tratamiento se podrı́a relacionar con una mejor respuesta a los fármacos antipsicóticos en la esquizofrenia14,15. No obstante, los estudios de neuroimagen con tomografı́a computarizada por emisión positrónica (PET) y monofotónica (SPECT) han hallado grados similares de ocupación de los receptores D2 en pacientes con ERT y pacientes que responden al tratamiento con antipsicóticos tı́picos16. Estos hallazgos explicarı́an también la falta de mejorı́a por ambos grupos, respondedores y no respondedores, ante aumentos de las dosis significativos17. Todos estos resultados respaldan la hipótesis de que los pacientes con ERT podrı́an representar un fenotipo de esquizofrenia distinto1. La disparidad de resultados en los estudios puede deberse en parte a la falta de consenso para definir el concepto de ARTICLE IN PRESS 42 P. Sánchez et al ERT. Originalmente, el concepto de ERT era sinónimo de esquizofrenia crónica o historia de múltiples hospitalizaciones18. La publicación de criterios alternativos por Kane et al4 y el Remission in Schizophrenia Working Group19 propiciaron una mayor caracterización del concepto y, en consecuencia, un aumento de la investigación experimental que trató de identificar las caracterı́sticas particulares de este perfil en la esquizofrenia16,20–22. Los criterios del Remission in Schizophrenia Working Group se basan en la ausencia o la persistencia de algunos sı́ntomas positivos y negativos medidos mediante las escalas PANSS, SANS/SAPS y BPRS. Los criterios de Kane han mostrado una serie de inconvenientes que los conviertien en una herramienta de difı́cil utilización en el ámbito clı́nico, por las siguientes razones: Se basan sólo en la persistencia de sı́ntomas positivos e ignoran la severidad de otros sı́ntomas como los negativos o cognitivos. Sin embargo, serı́an los sı́ntomas negativos, de acuerdo con hallazgos posteriores23, lo que explica gran parte de la variación de la discapacidad funcional en la esquizofrenia. Establecen clasificaciones rı́gidas de pacientes respondedores y no respondedores. Esta dicotomı́a no explica con precisión un hecho frecuentemente observado en la práctica clı́nica, y es que la respuesta al tratamiento se entiende mejor como un continuo más que como una dicotomı́a. La mayorı́a de los pacientes se incluirı́an en la categorı́a de )respondedores subóptimos* de Barnes et al17. Por todo ello, los criterios de Kane han resultado ser excesivamente estrictos en su aplicación a la práctica clı́nica. Con todo, son los criterios de resistencia al tratamiento más fiables y más ampliamente utilizados en el ámbito de la investigación. Con posterioridad al desarrollo de este estudio, el Remission in Schizophrenia Working Group19 desarrolló una definición consensuada de remisión aplicable a la esquizofrenia. Ası́, se definió la remisión utilizando un umbral absoluto de severidad de sı́ntomas diagnósticos de la esquizofrenia, más que un porcentaje de mejorı́a a partir de una lı́nea basal. Estos criterios de remisión definen la remisión como un nivel de intensidad de los sı́ntomas bajomedio, donde la ausencia o la presencia lı́mite o leve de sı́ntomas no influye en la conducta del individuo. Este grupo de trabajo excluye explı́citamente de los criterios la mejorı́a en sı́ntomas cognitivos y funcionamiento psicosocial por la falta de hallazgos en estos ámbitos. Aunque estos criterios definen con precisión lo que significa la remisión, fallan a la hora de designar todos los casos que se encuentran por encima del umbral de severidad de sı́ntomas, por lo que no se los puede considerar en remisión. No está claro si se deberı́a considerar estos casos de falta de remisión como no respondedores, refractarios o pacientes con ERT. Ninguno de estos dos criterios (Kane y Andreasen) incluye factores cognitivos o funcionales, a pesar de la abundante evidencia que apoya la relevancia de estos déficit en la esquizofrenia, especialmente en las muestras crónicas. Dicha literatura ha confirmado un deterioro cognitivo especı́fico y generalizado en pacientes con ERT en comparación con pacientes con esquizofrenia no resistente a tratamiento (ENRT). Joober et al24 publicaron el primer estudio basado especı́ficamente en un subgrupo de pacientes con ERT con el objetivo de analizar el grado especı́fico de deterioro en siete dominios cognitivos: atención-vigilancia, abstracción-flexibildad, organización espacial, procesamiento visuomotor, memoria visual, habilidades verbales y memoria verbal. Compararon a 39 pacientes con ERT, 36 pacientes con ENRT y 36 controles apareados. Tanto los pacientes con ERT como los de ENRT obtuvieron puntuaciones significativamente inferiores que el grupo control en todos los dominios evaluados. Sin embargo, los pacientes con ENRT presentaron la remisión total de los sı́ntomas, no tuvieron recaı́das y rindieron significativamente mejor que los pacientes con ERT en habilidades verbales, aprendizaje y memoria verbal y memoria visual. Consecuentemente, Joober et al indicaron que la peor respuesta a fármacos antipsicóticos y el deterioro cognitivo son dos rasgos compartidos por un subgrupo especı́fico de pacientes. Además, los autores concluyeron que las variables neuropsicológicas podrı́an ser un marcador de la respuesta al tratamiento farmacológico en la ERT. Los déficit neuropsicológicos varı́an en el perfil y la severidad de la esquizofrenia25, y dicha dispersión podrı́a esconder posibles perfiles de subgrupos en la enfermedad. Este interesante hallazgo se opone a hipótesis previas1 acerca de la dificultad para subclasificar a los pacientes con esquizofrenia en subgrupos según su respuesta al tratamiento farmacológico. Barnes et al17 señalan que los pacientes con esquizofrenia podrı́an ser clasificados en grupos con una respuesta óptima al tratamiento frente a los que muestran una respuesta no óptima o mediante una variable de respuesta continua, más que categórica, de grupo de respondedores frente a no respondedores. Por lo tanto, nuestro objetivo en este estudio es analizar la contribución de las variables neuropsicológicas como predictores diferenciales de la respuesta al tratamiento farmacológico en pacientes con esquizofrenia. Hipotetizamos que: a) los pacientes con ERT y ENRT presentarı́an un deterioro cognitivo significativo en comparación con el grupo control; b) el grupo de ERT presentarı́a unas tasas de deterioro cognitivo superiores a las mostradas por el grupo de ENRT, y c) en el grupo de ERT, el perfil cognitivo se relacionarı́a de manera diferencial con el resultado clı́nico y funcional. Métodos Participantes Se reclutó a 95 pacientes hospitalizados en el Hospital Psiquiátrico de Álava (76 varones, 14 mujeres; años de educación formal, 10,1772,8), con edades de 18 a 65 años (media, 36,09710,68). Los pacientes fueron diagnosticados de esquizofrenia según criterios del DSM-IV)26, mediante la entrevista clı́nica semiestructurada SCID-I. Los criterios de exclusión fueron historia previa de traumatismo craneoencefálico con más de 1 h de pérdida de conciencia, retraso mental o condición neurológica relevante (accidente cerebrovascular, hipertensión o déficit sensoriales significativos). ARTICLE IN PRESS Atención y esquizofrenia refractaria al tratamiento La asignación a los grupos de ERT o ENRT se realizó en dos pasos. Primero se identificó a los pacientes con pobre respuesta al tratamiento de acuerdo con las historias clı́nicas y el juicio clı́nico del psiquiatra. En segundo lugar, siguiendo las directrices de Joober et al24, se estableció si los pacientes cumplı́an criterios de resistencia al tratamiento antipsicótico o no. Se clasificó a 52 como pacientes con ERT y a 43 como con ENRT, en concordancia con los criterios de Kane et al4. Los pacientes con ERT debı́an cumplir, además de los criterios de inclusión: 43 Evaluación clı́nica Todos los pacientes fueron evaluados mediante una entrevista clı́nica y se les aplicaron las escalas PANNS29, BPRS y CGI. La discapacidad funcional fue evaluada mediante la WHO-DAS30. El cociente de fiabilidad entre examinadores para las escalas se estableció en un mı́nimo de kappa ¼0,8. Al final del periodo de entrenamiento, los valores de fiabilidad obtenidos se encontraban entre 0,83 y 0,91 para PANSS, BPRS, CGI y DAS-WHO. Evaluación neuropsicológica Historia de haber seguido tres o más periodos de tratamiento en los últimos 5 años con al menos dos fármacos antipsicóticos de familias diferentes, con una dosis equivalente a 1.000 mg/dı́a de clorpromazina por un periodo de 6 semanas sin un alivio significativo. Ausencia de un periodo de buen funcionamiento en los 5 años anteriores. En el momento de la evaluación debı́a presentar una puntuación en la Brief Psychiatric Rating Scale (BPRS)28 4 45 y en la escala CGI 4 4. Una puntuación de 4 (moderado) en al menos dos de los siguientes ı́tems de la BPRS (desorganización conceptual, pensamientos inusuales, conducta alucinatoria y suspicacia). Fracaso en la reducción de un 20% del BPRS, ası́ como un BPRS 4 35 o un CGI 4 3 tras un ensayo de tratamiento con haloperidol con dosis de entre 10 y 60 mg/dı́a. Para salvar la dificultad de la bioequivalencia a la dosis de 1.000 mg/dı́a de clorpromazina para los antipsicóticos nuevos que no existı́an en el momento en que se publicaron los criterios de Kane et al, nuestro equipo empleó la solución propuesta por Woods27. En el grupo de pacientes con ENRT, se incluyó a todos los pacientes que cumplieran los criterios de inclusión pero no cumplieran los criterios de refractariedad, es decir, que presentaran en su historia clı́nica periodos demostrables de buena respuesta clı́nica a los antipsicóticos. Este hecho se midió con una reducción en el BPRS superior al 20% y una puntuación total del BPRSo35 y en el CGIo3. Se seleccionó un número equivalente de casos de ERT al tamaño de la muestra del subgrupo de no respondedores (ENRT). Para el grupo control (GC, se reclutó a 46 controles sanos a través de anuncios en periódicos o instituciones públicas. Se los seleccionó por edad, sexo, nivel educativo y caracterı́sticas socioeconómicas para aparearlos con los grupos de pacientes. Se les realizó una entrevista clı́nica para descartar historia previa o actual de algún trastorno psiquiátrico, condición médica relevante para el sistema nervioso central o déficit sensoriales significativos. Los grupos no diferı́an en edad (F¼ 1,09; p¼0,34), sexo (w2 ¼5,93; p¼0,06) o años de educación formal recibida (F ¼0,77; p ¼0,47). Se excluyó a 12 participantes del GC tras la entrevista inicial por no cumplir los criterios de inclusión. Todos los sujetos (pacientes y grupo control) fueron voluntarios y dieron su consentimiento escrito para participar en el studio. El protocolo fue aprobado por el comité ético del hospital. Atención Brief Test of Attention. El BTA31 consiste en dos formas paralelas que se presentan de forma oral. En la forma N (números), se le leen diez listas de letras y números que aumentan progresivamente en amplitud de 4 a 18 ı́tems. La tarea del participante es dejar a un lado las letras presentadas y contar cuántos números habı́a en la lista. En la forma L (letras), se presenta la misma lista pero en este caso tiene que dejar de lado los números y contar cuántas letras habı́a en la lista. Memoria verbal Se utliizó la versión española de Memoria lógica de la Escala Weschler de Memoria-III del WAIS-III (WMS-III)32. En este test, el examinador lee dos historias, parando tras cada una de ellas, y le pide al participante que escriba todo lo que recuerde de la historia. Tras 20 min, se le pide que recuerde las dos historias leı́das anteriormente. Ası́ se obtiene dos medidas, memoria inmediata (MI) y memoria a largo plazo (MLP). Funciones ejecutivas Wisconsin Card Sorting Test-CV6433. Las cartas de respuesta están numeradas del 1 al 64 para asegurar una aplicación estandarizada. Los participantes tienen que clasificar las cartas según criterios diferentes que van variando a lo largo del test. Memoria de trabajo Dı́gitos Directos del Weschler Adult Intelligence Scale-III (WAIS-III)34. El número de secuencias varı́a progresivamente de 2 a 8 dı́gitos presentados. Una vez que el participante oye cada lista, tiene que repetirla en el mismo orden de presentación. Dı́gitos Indirectos (WAIS-III). El número de secuencias varı́a progresivamente de 2 a 8 dı́gitos presentados. Una vez que el participante oye cada lista, tiene que repetirla en orden inverso al de presentación. Letras y Números (WAIS-III). En este test el participante oye unas listas de numeros y letras mezclados en orden aleatorio. El orden de presentación incluye progresivamente una mayor longitud en el número de ı́tems y se les pide que repitan primero los números en orden ascendente y después las letras en orden alfabético. Fluidez verbal Fluidez fonológica (FF)35. En este test se le pide que diga el máximo número posible de palabras que empiecen por la ARTICLE IN PRESS 44 P. Sánchez et al letra P en 3 min, a excepción de nombres propios o la misma palabra con diferentes sufijos. Fluidez semántica (FS). En este test se le pide que diga el máximo número posible de animales en 1 min. Velocidad de procesamiento Test de colores Stroop Color36. Sólo se incluyó el subtest Color. Se presenta una hoja con bloques de cruces en diferentes colores (rojo, verde y azul), y tienen que nombrar el color de la tinta tan rápido como puedan dentro de 45 s. Clave de números del WAIS-III. Se presentan lı́neas con cuadrados vacı́os que tienen cifras en la parte superior. Se les pide que rellenen esos cuadrados uno por uno, lo más rápido posible, con el sı́mbolo correspondiente, según un código cifra/sı́mbolo que tienen constantemente presente. Trail Making Test-Parte A37. Se presenta a los participantes una hoja con números aleatoriamente dispuestos del 1 al 25. Se les pide que dibujen una lı́nea entre los números en orden ascendente lo más rápido posible. Los análisis se llevaron a cabo con el programa LISREL 8.8038 de estimación de máxima probabilidad. Se utilizaron cinco estadı́sticos de bondad de ajuste para valorar el ajuste de los modelos propuestos y los datos observados: w2, w2/grados de libertad (gl) (que tiene la ventaja de ser menos dependiente del tamaño muestral39), ı́ndice de ajuste comparativo (CFI), la raı́z cuadrada media de error de aproximación (RMSEA) y el ı́ndice de ajuste no comparativo (NNFI). Valores del NNFI y CFI Z0,938,42 y valores del RMSEAo0,08 reflejan un buen ajuste40,41. Por último, puntuaciones de w2/glo3 se consideran adecuadas43. Se utilizó el test de la w2 para las diferencias por sexo entre los grupos y el de la t de Student para las caracterı́sticas sociodemográficas y clı́nicas. Se usó el análisis múltiple de covarianzas (MANCOVA) con la variable grupo como factor intergrupal y los factores cognitivos como factor grupal. Se utilizó el test post-hoc de Tuckey para las comparaciones univariables. También se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson para determinar la correlación entre variables. Todos los tests fueron bilaterales. Análisis de datos Análisis factorial confirmatorio (AFC) Se utilizó el AFC para examinar las relaciones entre las variables observadas y los constructos subyacentes hipotetizados. El modelo de seis factores incluyó velocidad de procesamiento (TMT-A, Clave de números y Stroop-C), Atención (BTA-L, BTA-N), Memoria verbal (MI y MLP), Memoria de trabajo (Dı́gitos directos, inversos y Letras y números), Fluidez (FF y FS) y Funciones ejecutivas (WCST, categorı́as completadas y errores perseverativos). Este modelo se comparó con un modelo monofactorial. El modelo monofactorial agrupó todos los tests en un único factor cognitivo general similar al factor g. Tabla 1 Resultados Diferencias sociodemográficas y clı́nicas entre los grupos Las caracterı́sticas sociodemográficas y clı́nicas de la muestra de describen en la tabla 1. No se encontraron diferencias entre los tres grupos en edad, sexo o nivel educativo. En cuanto a las caracterı́sticas clı́nicas, ambos grupos de pacientes mostraron similares edad de inicio, duración de ingreso actual y número de hospitalizaciones previas Caracterı́sticas sociodemográficas y clı́nicas de la muestra Edad (años) Sexo; n (%) Varones Mujeres Educación (años) Ajuste premórbido (vocabulario; WAIS-III) Edad de inicio (años) Duración de la enfermedad (años) Duración del ingreso actual (dı́as) Número de hospitalizaciones PANSS-P PANSS-N PANSS-G CGI DAS-WHO ERT (n ¼52) ENRT (n¼ 43) Controles (n¼ 46) Diferencias de grupo p 37,28711,06 35,91711,2 33,86711,87 F ¼1,09 0,34 39 (75) 13 (25) 9,2973,31 38,13712,39 21,3574,73 15,479,73 818,4471.926,72 10,9678,73 27,1710,49 28,6579,85 49,92715,43 5,7770,94 14,1973,32 40 (93) 3 (7) 9,9573,18 38,44712,12 22,377,06 10,4479,15 485,6471.186,2 9,376,15 19,4279,73 27,12710,73 48,16714,6 4,371,68 12,8874,57 35 (76,1) 11 (23,9) 10,4871,62 48,876,89 w2 ¼5,93 0,06 F ¼0,77 F ¼13,65 t ¼–0,78 t ¼5,54 t ¼0,98 t ¼1,04 t ¼3,67 t ¼0,78 t ¼0,57 t ¼5,09 t ¼1,56 0,47 o0,001 0,43 0,01* 0,34 0,3 o0,01* 0,47 0,57 o0,01* 0,11 CGI: impresión clı́nica general; DAS-WHO: escala de discapacidad funcional de la Organización Mundial de la Salud; ENRT: esquizofrenia no resistente el tratamiento; ERT: esquizofrenia resistente el tratamiento; PANSS-G: subescala de psicopatologı́a general de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; PANSS-N: subescala negativa de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; PANSS-P: subescala positiva de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos. Los datos expresan n (%) o media7desviación estándar. ARTICLE IN PRESS Atención y esquizofrenia refractaria al tratamiento 45 Tabla 2 Resultados del análisis factorial confirmatorio para el modelo de seis factores para cada muestra con las cargas factoriales estandarizadas Factor Medida cognitiva Toda la muestra (n ¼141) Controles (n¼ 46) ES (n ¼95) Velocidad TMT-A Stroop-C Clave de números Fluidez fonológica Fluidez semántica Memoria inmediata Memoria a largo plazo Dı́gitos directos Dı́gitos indirectos Letras y números WCST categorı́as WCST respuestas conceptuales WCST errores perseverantes BTA-L BTA-N 0,76 0,88 0,92 0,87 0,9 0,96 0,99 0,76 0,73 0,9 0,95 0,98 –0,75 0,95 0,83 0,76 0,68 0,65 0,74 0,92 0,98 0,99 0,69 0,63 0,72 0,97 0,91 –0,84 0,75 0,78 0,73 0,76 0,89 0,81 0,81 0,98 0,93 0,81 0,74 0,86 0,92 0,99 –0,67 0,86 0,82 Fluidez Memoria verbal Memoria de trabajo Funciones ejecutivas Atención BTA-L: Brief Test of Attention-Letras; BTA-N: Brief Test of Attention-Números; ES: esquizofrenia; Stroop-C: subtest colores del Test Stroop; TMT-A: Trail Making Test Parte A; WCST: Wisconsin Card Sorting Test. (tabla 1), aunque diferı́an en la duración de la enfermedad desde el primer diagnóstico (p ¼ 0,01). Las diferencias en psicopatologı́a indican que los pacientes con ERT presentan más sı́ntomas positivos (en concordancia con los criterios de admisión) según la puntuación en la escala PANSS (po0,01). Sin embargo, no se hallaron diferencias en sı́ntomas negativos ni psicopatologı́a general de la PANSS. Los pacientes con ERT mostraron una severidad general mayor que los del grupo de ENRT medida con la escala CGI (po0,01). A pesar de estos resultados, la puntuación en la escala WHO-DAS indica que ambos grupos muestran una discapacidad funcional similar. Los resultados obtenidos en el subtest de vocabulario del WAIS-III mostraron diferencias significativas entre los grupos. Los análisis post-hoc de Tuckey revelaron que el GC rindió significativamente mejor que los dos grupos de pacientes, mientras que no hubo diferencias significativas entre los dos grupos de pacientes. La falta de diferencias en el funcionamiento premórbido entre los grupos confirma la ausencia de diferencias significativas en los años de educación formal recibida (tabla 1). Análisis factorial confirmatorio Los estadı́sticos de bondad de ajuste indican que el modelo monofactorial (modelo g) no se ajusta a los datos observados para la muestra completa (w2/df ¼6,7; RMSEA¼0,2; NNFI ¼0,81; CFI ¼0,84). Los resultados fueron también pobres para el grupo de esquizofrenia (w2/df ¼5,2; RMSEA¼ 0,21; NNFI ¼ 0,63; CFI ¼ 0,68) y para el grupo control (w2/df ¼ 5,9; RMSEA ¼0,3; NNFI ¼ 0,19; CFI ¼0,3). Por lo tanto, el modelo de factor único está lejos de representar una estructura latente adecuada que se ajuste a los datos obtenidos. Los resultados indican que el modelo de seis factores hipotetizado obtiene un muy buen ajuste para la muestra completa (w2/df ¼1,5; RMSEA ¼0,06; NNFI ¼0,98; CFI ¼0,99), ası́ como para el grupo de esquizofrenia w2/df ¼1,5; RMSEA¼0,07; NNFI ¼0,95; CFI ¼0,96) y para el grupo control (w2/df ¼1,3; RMSEA¼ 0,07; NNFI¼ 0,91; CFI ¼0,9). Las cargas factoriales estandarizadas se muestran en la tabla 2. Todas las cargas fueron significativas, lo que indica que las variables cargaron en el factor que pretendı́an medir. En general, la mayorı́a de las pruebas mostraron unas cargas factoriales altas en sus respectivos factores, desde – 0,63 hasta 0,99. La carga factorial media para la muestra completa fue 0,87; para el grupo de esquizofrenia NC, 0,84 y para el GC, 0,8. Diferencias neuropsicológicas entre los grupos La tabla 3 muestra el rendimiento cognitivo y las diferencias entre los grupos. La prueba Vocabulario fue utilizada como covariable. Los análisis post-hoc de Tukey revelan que el GC obtuvo puntuaciones superiores que los pacientes con esquizofrenia en todos los factores cognitivos. El hallazgo principal fue la falta de diferencias significativas entre los grupos de ERT y de ENRT en los factores cognitivos. Sólo la atención mostró diferencias significativas entre los dos subgrupos (po0,05), dado que el grupo de ENRT ofreció un mejor rendimiento. Los análisis de correlación entre los factores cognitivos y las variables clı́nicas se presentan en las tablas 4 y 5. Las correlaciones para la muestra total (tabla 4) indican que los factores cognitivos se relacionan con los sı́ntomas negativos, pero no con los positivos o el nivel de psicopatologı́a general. La velocidad de procesamiento, la fluidez y la memoria de trabajo se asociaron significativamente con la variable discapacidad funcional, mientras que la duración de la enfermedad se relacionó con todos los factores a excepción de la atención. El número de hospitalizaciones previas ofreció una relación significativa con el rendimiento en atención, fluidez verbal y velocidad de procesamiento. ARTICLE IN PRESS 46 P. Sánchez et al Tabla 3 Comparación entre los grupos control (GC), esquizofrenia resistente el tratamiento (ERT) y esquizofrenia no resistente el tratamiento (ENRT) en el funcionamiento cognitivo tras controlar el efecto de Vocabulario VP AT MV FV MT FE ERT ENRT GC g.l. F p 2,4971,5 4,5871,98 1,670,75 1,5970,82 1,1270,83 1,7171,32 2,1671,41 3,5772 1,4470,84 1,4670,86 1,0571,01 1,4371,42 0,0170,89 070,81 070,99 070,91 070,8 0,0570,91 2,128 2,128 2,128 2,128 2,128 2,128 28,46 62,21 24,79 27,82 8,55 13,5 o0,001; o0,001; o0,001; o0,001; o0,001; o0,001; Tamaño del efecto (Z2) NC NC NC NC NC NC 4 4 4 4 4 4 TRS/TNRS TNRS 4 TRS TRS/TNRS TRS/TNRS TRS/TNRS TRS/TNRS 0,31 0,51 0,28 0,3 0,12 0,18 AT: atención; FE: funciones ejecutivas; FV: fluidez verbal; g.l.: grados de libertad; MT: memoria de trabajo; MV: memoria verbal; VP: velocidad de procesamiento. Tabla 4 Correlaciones entre las variables clı́nicas y las cognitivas en toda la muestra PANSS-P PANSS-N PANSS-G CGI DAS-WHO Duración de la enfermedad Número de hospitalizaciones AT MV FE MT FV VP 0,11 0,25a 0,16 0,12 0,18 0,15 0,21a 0,01 0,27b 0,05 0,25a 0,2 0,4c 0,15 0,12 0,32b 0,03 0,09 0,13 0,4c 0,14 0,03 0,37c 0,13 0,08 0,24b 0,25a 0,19 0,02 0,5c 0,15 0,1 0,24b 0,34c 0,24a 0,12 0,42c 0,1 0,1 0,34c 0,5c 0,31b AT: atención; CGI: impresión clı́nica general; DAS-WHO: escala de discapacidad funcional de la Organización Mundial de la Salud; FE: funciones ejecutivas; FV: fluidez verbal; MT: memoria de trabajo; MV: memoria verbal; PANSS-G: subescala de psicopatologı́a general de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; PANSS-N: subescala negativa de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; PANSS-P: subescala positiva de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; VP: velocidad de procesamiento. a po0,05. b po0,01. c po0,001. El patrón de correlaciones para cada subgrupo de pacientes se muestra en la tabla 5. Se halló un patrón de asociaciones diferente en cada grupo. En el grupo de ENRT los sı́ntomas negativos se relacionaron con todos los factores cognitivos a excepción de funciones ejecutivas y velocidad de procesamiento. En el grupo de ERT, por el contrario, se asociaron con todos los factores a excepción de la atención y la memoria verbal. Discusión Nuestros datos no han replicado los hallazgos previos de Joober et al24 en la caracterización de los perfiles cognitivos en pacientes con ERT y ENRT, pues encontraron un mayor déficit en aprendizaje y memoria verbal en pacientes con ERT. Por lo tanto, no podemos concluir que exista una respuesta al tratamiento farmacológico diferencial en relación con los déficit cognitivos. La estructura factorial de nuestro modelo es similar a la propuesta por la iniciativa MATRICS44. No obstante, hay dos diferencias relevantes entre ambas propuestas. Nuestro grupo obtuvo una solución factorial de seis dominios cognitivos —atención, velocidad de procesamiento, memoria verbal, memoria de trabajo, fluidez y funciones ejecutivas—, mientras que la propuesta de MATRICS incluyó además el factor de memoria visual. El factor adicional en nuestro estudio es la fluidez verbal. En discordancia con nuestros datos, Joober et al hallaron diferencias significativas entre los pacientes con ERT y ENRT en el funcionamiento neuropsicológico. Hay una serie de factores que podrı́an explicar dichas discrepancias en los resultados. En primer lugar, nuestro estudio contiene un tamaño muestral mayor. También es destacable que no se encontraran diferencias en memoria verbal ni en memoria de trabajo en nuestro estudio. Ésta no fue evaluada en el estudio de Joober et al. Una explicación alternativa se relaciona con la evidente diferencia entre los grupos de pacientes con ERT de ambos estudios. En el estudio de Joober et al, los autores incluyeron una muestra de pacientes descritos como autónomos (funcionamiento independiente en la sociedad) y con una evolución de la enfermedad óptima. A pesar de la alta media de años de evolución de la enfermedad de nuestro estudio (15 años), ellos incluyeron sólo a pacientes sin recaı́das psicóticas durante el tratamiento psiquiátrico. Pero no son habituales los casos con tales evolución y respuesta terapéutica en la práctica clı́nica. Un análisis más detallado ARTICLE IN PRESS Atención y esquizofrenia refractaria al tratamiento Tabla 5 47 Correlaciones entre las variables clı́nicas y cognitivas en ERT y ENRT AT MV FE MT FV VP ERT PANSS-P PANSS-N PANSS-G CGI DAS-WHO Duración de la enfermedad Número de hospitalizaciones 0,09 0,17 0,03 0,03 0,01 0,07 0,22 0,05 0,26 0,02 0,37b 0,22 0,5c 0,01 0,22 0,39a 0,03 0,04 0,09 0,33b 0,14 0,18 0,32b 0,06 0,04 0,13 0,25 0,24 0,16 0,52c 0,13 0,05 0,12 0,33b 0,12 0,17 0,6c 0,08 0,13 0,35b 0,41a 0,12 ENRT PANSS-P PANSS-N PANSS-G CGI DAS-WHO Duración de la enfermedad Número de hospitalizaciones 0,1 0,33b 0,26 0,06 0,32b 0,28 0,19 0,02 0,27b 0,07 0,02 0,13 0,29b 0,23 0,13 0,24 0,04 0,07 0,15 0,47c 0,13 0,09 0,43c 0,32b 0,27 0,39a 0,25 0,15 0,05 0,47c 0,15 0,15 0,38a 0,36a 0,3b 0,18 0,23 0,14 0,06 0,32b 0,59c 0,46c AT: atención; CGI: impresión clı́nica general; DAS-WHO: escala de discapacidad funcional de la Organización Mundial de la Salud; ENRT: esquizofrenia no resistente el tratamiento; ERT: esquizofrenia resistente el tratamiento; FE: funciones ejecutivas; FV: fluidez verbal; MT: memoria de trabajo; MV: memoria verbal; PANSS-G: subescala de psicopatologı́a general de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; PANSS-N: subescala negativa de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; PANSS-P: subescala positiva de la escala para la evaluación de sı́ntomas positivos y negativos; VP: velocidad de procesamiento. a po0,01. b po0,05. c po0,001. revela que Joober et al compararon dos grupos con una capacidad funcional muy diferente, mientras que en los grupos de nuestro estudio ambos tuvieron una capacidad funcional muy similar. Si a pesar de esto las diferencias neuropsicológicas se hubiesen mantenido similares, podrı́amos haber afirmado que el funcionamiento neuropsicológico varı́a en la enfermedad dependiendo de la respuesta al tratamiento farmacológico. Pero los resultados no apoyan esa conclusión. En concordancia con datos recientes45,46, déficit similares en el funcionamiento cognitivo se asociaron con un resultado funcional similar en ambos grupos, con evidencia adicional de la relación entre cognición y autonomı́a funcional en los pacientes. Ambos grupos mostraron el mismo nivel de deterioro en habilidades adaptativas. Considerando las conclusiones de Green et al23 sobre la relación entre el deterioro cognitivo y el resultado funcional, la falta de diferencias podrı́a ser atribuible, al menos parcialmente, al similar grado de deterioro cognitivo de ambos grupos. Además, la mayor presencia de sı́ntomas productivos en el grupo de pacientes con ERT no se correspondió con un aumento del deterioro funcional. En nuestro estudio, la muestra de pacientes con ENRT consistió en pacientes hospitalizados por la falta de recursos alternativos o por la severidad de la psicopatologı́a. Padecen mayores consecuencias funcionales y peor evolución a pesar de responder al tratamiento. Dada la estrecha relación que existe entre las alteraciones cognitivas y el resultado funcional en la esquizofrenia23,45,46, no resulta sorprendente hallar un funcionamiento cognitivo mejor en un grupo con una mejor situación funcional, tal y como se observa en el grupo de pacientes con ENRT de Joober et al24. En resumen, estamos comparando dos grupos diferentes de pacientes con esquizofrenia. Mientras que Joober et al compararon a pacientes con un alto nivel de funcionamiento psicosocial (pacientes respondedores al tratamiento) con otros pacientes que mostraban un pobre funcionamiento psicosocial, el presente estudio compara dos grupos con pobre funcionamiento psicosocial. La esquizofrenia crónica es un concepto con lı́mites semánticos poco difusos. Aunque McKenna47 lo definió como esquizofrenia con al menos 2 años de evolución, a veces los investigadores no siguen estrictamente esta definición. Como consecuencia de esta falta de precisión, el término esquizofrenia crónica se ha utilizado indistintamente para )estados deficitarios*, )sı́ndrome deficitario*, )esquizofrenia residual* o )esquizofrenia residual*. Si nos basamos estrictamente en los términos temporales, la mayorı́a de nuestros pacientes respondedores al tratamiento cumplı́an este criterio de esquizofrenia crónica. Como se ha indicado anteriormente, nuestras dos muestras eran homogéneas en edad, deterioro cognitivo, sı́ntomas negativos y resultado funcional. Por lo tanto, nuestro estudio compara a pacientes con ERT y pacientes crónicos con esquizofrenia (pero respondedores al tratamiento). Los resultados obtenidos no nos permiten establecer categorı́as clı́nicas diferenciales según el funcionamiento neuropsicológico. Sin embargo, nuestro estudio pone de manifiesto algunas diferencias clı́nicas y demográficas entre los grupos. Los pacientes con ERT mostraron más años de evolución de la enfermedad, mayor proporción de mujeres, una mayor severidad de sı́ntomas positivos y mayor severidad general ARTICLE IN PRESS 48 medida mediante la escala CGI. Las muestras son más homogéneas respecto a aspectos muy relevantes de la enfermedad, como los sı́ntomas negativos y los sı́ntomas generales de la PANSS. Otros autores han usado explicaciones alternativas para los perfiles diferentes hallados en la ERT, como edad de inicio, número de hospitalizaciones y distinción entre pacientes hospitalizados y no hospitalizados6,7, pero nuestros datos superan algunos problemas metodológicos de estudios previos. Además, estos resultados son coherentes con las contribuciones realizadas a esta lı́nea de investigación desde campos como la neuroimagen48. La evidencia empı́rica de estos estudios no apoya la hipótesis de un delimitado subgrupo de pacientes con ERT. El concepto de ERT como un subgrupo diferencial de esquizofrenia cuyos sı́ntomas positivos no responden a varios tratamientos antipsicóticos perderı́a, por lo tanto, su sentido clı́nico. A pesar de ello, algunos autores siguen utilizando los criterios de Kane et al4 para diferenciar no sólo entre pacientes con esquizofrenia refractaria y no refractaria, sino también para identificar grupos de pacientes denominados superrefractarios al tratamiento13. Sin embargo, los resultados experimentales publicados por el grupo no indican la existencia de un perfil especı́fico, salvo una mayor presencia de sı́ntomas positivos en este grupo superresistente a la respuesta farmacológica. Dado que la capacidad funcional de los pacientes puede explicarse principalmente mediante los sı́ntomas negativos y cognitivos, los esfuerzos terapéuticos deberı́an ir dirigidos a mejorar estos sı́ntomas. Consecuentemente, nuestro grupo propone que las definiciones futuras de falta de respuesta al tratamiento deberı́an incluir estos sı́ntomas, además de los positivos. Ası́, los criterios de Brenner et al49 tienen mayor valor clı́nico para clasificar a los pacientes por su respuesta al tratamiento. Estos siete criterios incluyen un ı́tem que valora )el deterioro cognitivo en múltiples áreas que interfiere con el trabajo y el funcionamiento social*. A pesar de este intento, el criterio está vagamente formulado y limita su medición cuantitativa sobre la severidad del deterioro y el impacto funcional. Por otro lado, la realidad clı́nica diaria no apoya la distinción categórica entre pacientes que responden al tratamiento y pacientes que no responden. La mayorı́a de los pacientes se halları́an en una situación intermedia. Debemos tener en cuenta la posibilidad, no probada todavı́a, de que cada paciente tuviera una evolución dinámica en su capacidad de respuesta al tratamiento antipsicótico. Además, la evolución podrı́a ser modificada por cambios naturales que ocurren en la psicopatologı́a de los pacientes a través de la progresión de la enfermedad. Este hecho es más promiente entre los pacientes con más años de evolución. Siguiendo este hilo, Owens et al50 examinaron a 510 pacientes hospitalizados durante más de 1 año (media, 13 años). Sólo el 30% de este grupo no mostró sı́ntomas positivos. El resto de los pacientes (20%) presentó un máximo nivel de sı́ntomas positivos. El 7% de la muestra no tuvo sı́ntomas positivos ni negativos, aunque necesitaron hospitalizaciones más duraderas. En concordancia con estos datos, la mayor parte de los pacientes muestran un marcado déficit funcional a pesar de la eficacia del tratamiento en base a los sı́ntomas clásicos de la esquizofrenia. P. Sánchez et al Financiación Este trabajo fue parcialmente financiado por el Departamento Vasco de Educación, Universidades e Investigación, Código BFI05.456 a J. Peña, y por el Ministerio de Sanidad de España, Instituto de Salud Carlos III, CIBERSAM. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografı́a 1. Brenner HD, Dencker SJ, Goldstein MJ, Hubbard JW, Keegan DL, Kruger G, et al. 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ARTICLE IN PRESS Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2010;3(2):50–54 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Evaluación de la eficacia del tratamiento ambulatorio involuntario para reducir la atención hospitalaria Miguel Hernández-Viadel, Carlos Cañete Nicolás, Juan Francisco Pérez Prieto, Guillem Lera Calatayud y Manuel Gómez Beneyto Servicio de Psiquiatrı́a, Hospital Clı́nico Universitario, Valencia, España Recibido el 21 de septiembre de 2009; aceptado el 1 de marzo de 2010 Disponible en Internet el 11 de mayo de 2010 PALABRAS CLAVE Tratamiento ambulatorio involuntario; Eficacia KEYWORDS Involuntary outpatient treatment; Efficacy Resumen Objetivo: Valorar si los pacientes psiquiátricos con tratamiento ambulatorio involuntario (TAI) reducen el uso de los servicios de salud mental en comparación con un grupo de control no sometido a esta medida judicial. Método: Se comparó al grupo de pacientes con TAI (n ¼38) con un grupo de control (n ¼38) seleccionado del grupo de pacientes que fueron hospitalizados con carácter involuntario durante el mismo periodo. En el grupo control se ha incluido a pacientes con variables sociodemográficas, caracterı́sticas clı́nicas e historia psiquiátrica similares a las del grupo con TAI. Se comparó el número de urgencias e ingresos y las estancias medias en el hospital durante un seguimiento de 6 meses tras el inicio de la medida judicial o el alta hospitalaria de los casos de control. Resultados: No se encontraron diferencias significativas en la utilización de los servicios de salud mental (número de urgencias e ingresos y estancias medias) entre el grupo con TAI y el grupo de control. Conclusiones: Los resultados del estudio ponen en duda la eficacia del TAI para reducir el uso de los servicios hospitalarios. & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Evaluation of the efficacy of involuntary outpatient treatment in reducing the use of mental health services in hospital Abstract Objective: To determine whether psychiatric patients in involuntary outpatient treatment (IOT) show reduced use of mental health services in hospital compared with a control group not subject to a judicial order. Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (M. Hernández-Viadel). 1888-9891/$ - see front matter & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.rpsm.2010.03.001 ARTICLE IN PRESS Evaluación de la eficacia del tratamiento ambulatorio involuntario para reducir la atención hospitalaria 51 Method: We compared a group of patients in IOT (n ¼ 38) with a control group (n ¼38), selected from involuntarily hospitalized patients during the same period. Patients in the control group had similar sociodemographic, clinical and psychiatric characteristics to the group with IOT. We analyzed the number of emergencies, inpatient admissions and length of hospital stay during a follow-up period of 6 months after the beginning of the judicial order in the IOT group or after hospital discharge in the control group. Results: No significant differences were found between the IOT and the control group in hospital use (number of emergencies, inpatient admissions and mean length of hospital stay). Conclusions: These results question the efficacy of IOT to reduce the use of hospital services. & 2009 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción El tratamiento ambulatorio involuntario (TAI) es una forma de tratamiento no voluntario extrahospitalario que pretende asegurar el cumplimiento terapéutico de los pacientes que sufren una enfermedad mental grave sin tener conciencia de enfermedad y en los que el abandono del tratamiento supone alto riesgo de recaı́da, con aparición de conductas disruptivas y violentas u hospitalizaciones repetidas y urgencias frecuentes1. El TAI en personas con enfermedad mental grave es una práctica habitual en paı́ses como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Australia, Nueva Zelanda e Israel. En general, no se incluye el poder para administrar de forma obligada la medicación, excepto en Australia, donde sı́ se puede incluir. Estudios canadienses y australianos acerca del TAI indican una prevalencia de uso de 5–15 cada 100.000 habitantes. En Estados Unidos, se utiliza en aproximadamente 3/100.000 habitantes, en el 9,8% de los nuevos ingresos y en el 7,1% de los pacientes ambulatorios2. La legislación española, actualmente, sólo prevé la posibilidad del internamiento en un centro o la incapacidad civil para las personas que ven gravemente alterada su vida por una enfermedad psı́quica y no tienen conciencia de ello. En octubre de 2004, la Asociación Nacional de Familiares de Pacientes con Enfermedad Mental (FEAFES), a través de los representantes polı́ticos, presentó en el Congreso de los Diputados una proposición para modificar el artı́culo 763 de la Ley de Enjuiciamiento Civil y permitir ası́ la posibilidad de obligar legalmente a un determinado tipo de pacientes a recibir tratamiento ambulatorio3. En Valencia, el Juzgado de Primera Instancia n.1 13 aplica el TAI desde 2003, basándose en el Convenio de Oviedo para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano, elaborado por el Consejo de Europa en 1997. En su artı́culo 7, sobre la protección de las personas que sufren trastornos mentales, se reconoce que la persona que sufre un trastorno mental grave podrá ser sometida, sin su consentimiento, )a una intervención que tenga por objeto tratar dicho trastorno, cuando la ausencia de ese tratamiento conlleve el riesgo de ser gravemente perjudicial para su salud*4. En la resolución judicial se establece el plan de tratamiento, sus mecanismos de control y el dispositivo sanitario responsable de él, que deberá informar al juez, al menos cada 3 meses, de su evolución y su seguimiento, ası́ como la necesidad de continuar, modificar o cesar el tratamiento. El plazo máximo de duración de la medida es de 18 meses e incluye la administración obligatoria de medicación en el ámbito extrahospitalario. Datos sobre la efectividad del TAI En la literatura médica se recogen dos tipos de estudios5: En los estudios observacionales6–10, se encuentra de forma mayoritaria una disminución en el número de urgencias, el número de ingresos y los dı́as de estancia en el hospital tras la introducción del tratamiento obligatorio en la comunidad. Sin embargo, presentan limitaciones metodológicas importantes (el pequeño tamaño de las muestras y la ausencia de grupos de comparación) que disminuyen la confianza en los resultados. En los estudios aleatorizados, se compara a pacientes con TAI con un grupo control11–16. Lo resultados obtenidos son contradictorios. Hay pocos estudios de este tipo: Steadman et al11 en Nueva York no encontraron diferencias significativas en las tasas de rehospitalización, arrestos, calidad de vida, sı́ntomas psiquiátricos, enfermos sin hogar u otros resultados entre el grupo con TAI y el grupo control (los que recibieron servicios intensivos pero sin orden judicial). Sin embargo, las limitaciones del estudio (muestra pequeña, grupos de comparación no equivalentes, ausencia de cumplimiento de la orden judicial) pueden afectar a los resultados. Otro estudio, realizado por Swartz et al17–21 en la Universidad de Duke, señala que una orden de TAI seguida 180 dı́as o más, cuando se combina con servicios de salud mental intensivos, puede incrementar la adherencia al tratamiento y reducir el riesgo de resultados negativos. En estos trabajos no se obtienen resultados superiores a los conseguidos en estudios con tratamiento asertivo solo. Sus resultados indican que las personas con trastorno psicótico y mal pronóstico se beneficiarı́an de los servicios mentales intensivos y un tratamiento obligatorio de 180 dı́as o más. Objetivo El objetivo de nuestro estudio es aportar información acerca de la eficacia de esta medida judicial para disminuir la atención hospitalaria, expresada como el número de urgencias, de ingresos y de estancias en el hospital. Al igual que otros estudios que pretenden evaluar la efectividad del TAI, se ha utilizado como medida de ARTICLE IN PRESS 52 resultado el uso de los servicios hospitalarios (urgencias, ingresos y dı́as de estancia). Se considera que si el TAI incrementa la adherencia al tratamiento y, por lo tanto, previene las recaı́das, se espera que, con la aplicación de esta medida legal, la frecuencia de urgencias e ingresos y la estancia media de los ingresos disminuyan. Método Se trata de un estudio de casos y controles retrospectivo, donde se compara el grupo de pacientes con TAI con un grupo de control. El grupo de pacientes con TAI corresponde a la población de pacientes de la ciudad de Valencia incluidos en TAI hasta el momento de iniciarse este estudio (octubre de 2005). El grupo de control corresponde a una muestra de la población de pacientes que han tenido al menos un ingreso con carácter involuntario en la unidad de agudos de psiquiatrı́a del Hospital Clı́nico de Valencia durante el periodo comprendido entre noviembre de 2003, fecha en que se incluyó al primer paciente con TAI, y octubre de 2005 cuando se inició el presente estudio. Se considera ingreso ı́ndice el ocurrido durante ese periodo. En caso de más de un ingreso hospitalario durante ese tiempo, se considera ingreso ı́ndice el primero de ellos. El grupo de control está formado por pacientes con variables sociodemográficas, caracterı́sticas clı́nicas e historia psiquiátrica similares a las del grupo de casos de TAI. Las variables sociodemográficas incluidas son edad, sexo y residencia urbana (viven en la ciudad de Valencia). Las caracterı́sticas clı́nicas son diagnóstico y evolución crónica, es decir, al menos 2 años de evolución de la enfermedad. En la historia psiquiátrica se incluye el número de urgencias e ingresos en los 6 meses previos al ingreso ı́ndice, similares a los del grupo de casos de TAI. En el estudio se compara el número de urgencias e ingresos y las estancias medias en el hospital entre el grupo con TAI y el grupo de control, durante un seguimiento de 6 meses tras el inicio de la medida judicial o el alta hospitalaria de los casos de control. De cada paciente se recogieron los datos de edad, sexo, diagnóstico psiquiátrico según criterios DSM-IV, motivos del TAI o del ingreso hospitalario, número de ingresos, número de urgencias psiquiátricas y duración media de la estancia hospitalaria de los ingresos. Aspectos éticos y origen de la financiación El estudio se diseñó y se realizó de acuerdo con la Declaración de Helsinki y las leyes éticas relacionadas con la profesión médica. El estudio se desarrolló con independencia de cualquier influencia institucional y no recibió ninguna financiación externa. Resultados La media de edad del grupo de pacientes con TAI era 41,5711,6 y 41,4710,2 en el grupo de control (p ¼0,9). Por edades, los dos grupos están compuestos por 38 pacientes, 26 varones y 12 mujeres. Los diagnósticos de los pacientes aparecen en la tabla 1. Más de dos tercios corresponden al diagnóstico de trastorno esquizofrénico. M. Hernández-Viadel et al Tabla 1 Diagnóstico del eje I (DSM-IV) Diagnóstico (DSM-IV) Grupo TAI, n (%) Grupo control, n (%) Esquizofrenia Trastorno bipolar Trastorno delirante Trastorno esquizoafectivo Trastorno psicótico inducido por tóxicos Total 26 5 5 1 1 27 5 4 2 0 Tabla 2 (68) (13) (13) (3) (3) 38 (100) (71) (13) (11) (5) 38 (100) Motivo principal de ingreso hospitalario Motivo Grupo TAI, Grupo control, n (%) n (%) Conducta agresiva Incumplimiento terapéutico Sı́ntomas positivos Intento de suicidio Amenazas autoagresividad/ heteroagresividad Total 8 (25) 22 (68,7) 0 0 2 (6,2) 8 7 16 4 3 32 (100) 38 (100) (21) (18,4) (42,1) (10,5) (7,9) 2 w ¼28; po0,001. Los motivos más frecuentes de ingreso involuntario en el hospital (tabla 2) fueron el incumplimiento terapéutico en el grupo TAI y los sı́ntomas positivos en el grupo de control, de acuerdo con el juicio clı́nico del psiquiatra que formulaba el ingreso. En el momento del inicio de la medida judicial, 5 pacientes con TAI nunca habı́an tenido un ingreso hospitalario previo. El motivo del TAI en estos 5 casos fue conducta agresiva y nula conciencia de enfermedad. La petición de la medida judicial fue solicitada por los propios familiares ante la negativa del paciente a acudir a los servicios de salud mental. Dos pacientes habı́an sido diagnosticados de esquizofrenia y los otros 3, de trastorno delirante. Dados los recursos sanitarios disponibles en la actualidad, la medida judicial ha sido la única forma posible de introducir a estos pacientes en la red de salud mental. En los 6 meses de seguimiento del estudio, sólo 1 de estos 5 pacientes tuvo un ingreso hospitalario. El número de urgencias e ingresos y las estancias medias en el hospital durante los 6 meses previos al inicio del TAI o ingreso ı́ndice no alcanzan diferencias significativas entre el grupo TAI y el grupo control (tabla 3), lo que permite estimar que son dos grupos )parecidos* en la utilización de estos servicios sanitarios. A los 6 meses del inicio del TAI o el alta hospitalaria de los pacientes del grupo de control, se volvió a medir las mismas variables (urgencias, ingresos, estancia media) y los resultados se presentan en la tabla 4. Como se puede observar, en los dos grupos hay una disminución importante de estas variables al comparar los datos con los resultados de los 6 meses anteriores (tabla 3); sin embargo, no se obtuvieron diferencias estadı́sticamente significativas al comparar los dos grupos de estudio tras 6 meses de seguimiento (tabla 4). ARTICLE IN PRESS Evaluación de la eficacia del tratamiento ambulatorio involuntario para reducir la atención hospitalaria Tabla 3 Utilización de los servicios hospitalarios de salud mental durante los 6 meses previos al inicio del TAI o ingreso ı́ndice Urgencias Número de ingresos Estancia media en unidad de agudos (dı́as) Pacientes que ingresaron, n Estancia media de los que ingresaron (dı́as) Grupo TAI, n (moda) Grupo control, n (moda) 1,86 (2) 1,1 (1) 26 2 (2) 1,23 (1) 25,7 33 29,9 38 25,7 Tabla 4 Utilización de los servicios hospitalarios de salud mental durante los 6 meses siguientes al inicio del TAI o ingreso ı́ndice Grupo TAI, n Grupo control, n (moda) (moda) Urgencias 0,47 (0) Ingresos 0,23 (0) Estancia media (dı́as) 2,52 Pacientes que ingresaron, n 8 Estancia media de los que 12 ingresaron (dı́as) 0,63 (1) 0,15 (0) 2,81 5 21,4 Discusión En nuestro estudio observamos que, al igual que en la literatura médica, el TAI se aplica con mayor frecuencia a personas con esquizofrenia (70%), con conductas agresivas o violentas, nula conciencia de enfermedad e incumplimiento terapéutico17. Sólo en 1 paciente fue necesaria la intervención del juzgado para forzar el tratamiento ambulatorio en los 6 meses de seguimiento con TAI. Swartz et al12–16 llevaron a cabo un ensayo clı́nico aleatorizado en el que se sometió tanto los pacientes a los que se aplicó la medida legal como al grupo de control a un seguimiento ambulatorio con )gestión de casos*. Señalan que una orden de TAI mantenida más de 180 dı́as, cuando se combina con servicios de salud mental intensivos, puede incrementar la adherencia al tratamiento y reducir el riesgo de resultados negativos (recaı́das, conducta violenta, victimización o arrestos). Sin embargo, otros autores (Steadman et al11 y Kisely et al2,18, Pollack et al19 y Preston et al20) no encontraron diferencias significativas entre el grupo control y el grupo TAI en el uso de servicios sanitarios como el número de ingresos hospitalarios, estancia media en el hospital o en el número de urgencias. En nuestro estudio, aunque los pacientes con TAI presentaron una reducción en el número de urgencias, número de ingresos y duración de la estancia hospitalaria en los 6 meses siguientes al inicio de la orden, esta mejorı́a no 53 fue significativamente mayor que la obtenida por los pacientes del grupo control que no estaban con TAI, después del ajuste por diagnóstico, edad, sexo y uso previo de los servicios hospitalarios. Los resultados de este estudio ponen en duda la efectividad del TAI como medida de tratamiento obligatorio en la comunidad. Si la eficacia se define por la reducción del uso de servicios hospitalarios (número de urgencias, ingresos o estancia media en el hospital), nuestros resultados indican que esta medida legal no es más efectiva que el tratamiento extrahospitalario no obligatorio. No obstante, la eficacia del TAI se puede estimar utilizando otras medidas de resultado, como la satisfacción del paciente, la adherencia al tratamiento durante la aplicación de la medida o la evolución del paciente con posterioridad al uso de la medida judicial. En lo referente a la satisfacción del paciente, en un estudio anterior21, encontramos que un 80–90% de los psiquiatras y los familiares entrevistados consideran que el TAI fue una medida beneficiosa para el tratamiento del paciente. Incluso el 54% de los pacientes con TAI opinaron que éste fue una medida beneficiosa para su tratamiento. En cuanto a la adherencia al tratamiento, encontramos que, para 5 de los 38 pacientes con TAI (13%), la medida judicial fue el último recurso de los familiares para conseguir la adherencia del paciente al tratamiento ambulatorio. Es posible que otro tipo de intervenciones, como el tratamiento asertivo comunitario, pueda conseguir que algunos de estos pacientes continúen el tratamiento ambulatorio sin intervención judicial. Sin embargo, autores como O’Reilly22 encuentran que alrededor del 10% de los pacientes con tratamiento asertivo comunitario siguen el plan de tratamiento sólo cuando se los obliga con el TAI. Entre las limitaciones del estudio, además del tamaño reducido de la muestra, hay que mencionar las propias de un diseño de casos y controles. Se podrı́a haber evitado estas dificultades empleando un diseño de ensayo clı́nico aleatorizado, pero desde nuestro punto de vista los obstáculos de naturaleza ética no permiten llevarlo a cabo. Bibliografı́a 1. Hernández M, Pérez FJ, Cañete C, Lera G, Roche T. Tratamiento ambulatorio involuntario (TAI) para personas con trastorno mental grave. Psiq Biol. 2006;13:183–7. 2. Kisely S, Campbell LA, Preston N. Compulsory community and involuntary outpatient for people with severe mental disorders. Cochrane Review. Oxford: Biblioteca Cochrane Plus; 2005 (4). 3. Comisión de Justicia. Proposición de Ley de Modificación LEC para regular los tratamientos no voluntarios de las personas con trastornos psı́quicos. Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, número 206; Sesión n.1 11, 1–56; 1 de marzo de 2005. 4. Convenio de Oviedo, para la protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la biologı́a y la medicina. Convenio relativo a los Derechos Humanos y la Biomedicina. Disponible en: www.san. gva.es/hguv/descargas/quiosco/convenio_oviedo.pdf. 5. Ridgely MS, Borum R, Petrila J. The effectiveness of involuntary outpatient treatment: Empirical evidence and the experience of eight States 2001. Disponible en: www.rand.org/publica tions/MR/MR1340. ARTICLE IN PRESS 54 6. Fernandez G, Nygard S. 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Findings from a randomized trial with severely mentally ill individuals Am J Psychiatry. 1999;156:1968–75. 13. Swartz MS, Swanson JW, Hiday VA, Wagner HR, Burns BJ, Borum R. A randomized controlled trial of outpatient commitment in North Carolina. Psychiatr Serv. 2001;52:325–9. 14. Swanson JW, Swartz MS, Borum R, Hiday VA, Wagner HR, Burns BJ. Involuntary out-patient commitment and reduction of violent behaviour in persons with severe mental illness. Br J Psychiatry. 2000;176:324–31. M. Hernández-Viadel et al 15. Swanson JW, Borum R, Swartz MS, Hiday VA, Wagner HR, Burns BJ. Can involuntary outpatient commitment reduce arrests among persons with severe mental illness? Criminal Justice and Behavior. 2001;28:156–89. 16. Swartz MS, Swanson JW. Involuntary outpatient commitment, community treatment orders, and assisted outpatient treatment: What’s in the data? Can J Psychiatry. 2004;49:585–91. 17. Hernández M, Cañete C, Lera G, Pérez FJ, Roche T. Tratamiento ambulatorio involuntario para personas con trastorno mental severo. Resultados de un estudio en la ciudad de Valencia. Psiq Biol. 2007;14:7–12. 18. Kisely S, Cambell LA, Preston NJ, Xiao J. Can epidemiological studies assist in the evaluation of community treatment orders?—The experience of Western Australia and Nova Scotia Int J Law Psychiatry. 2006;29:507–15. 19. Pollack DA, Mc Farland BH, Mahler JM, Kovas AE. Outcomes of patients in a low-intensity, short-duration involuntary outpatient commitment program. Psychiatr Serv. 2005;56:863–6. 20. Preston NJ, Kisely S, Xiao J. Assessing the outcome of compulsory psychiatric treatment in the community: epidemiological study in Western Australia. Psychol Med. 2005;35:1357–67. 21. Hernández-Viadel M, Lera Calatayud G, Cañete Nicolás C, Pérez Prieto JF. Tratamiento ambulatorio involuntario: opinión de las personas implicadas. Arch Psiquiatrı́a. 2007;70:65–74. 22. O’Reilly RL. Community treatment orders: an essential therapeutic tool in the face of continuing deinstitutionalization. Can J Psychiatry. 2006;51:686–8. ARTICLE IN PRESS Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2010;3(2):55–60 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Percepción subjetiva de déficit cognitivos en esquizofrenia: su relación con insight y otras medidas cognitivas Rosario Bengochea Seco, David Gil Sanz, Mar Fernández Modamio, Marta Arrieta Rodrı́guez, Raúl Sánchez Calleja, Raquel Prat Solı́s, Alexandra Arce López y Ana Álvarez Soltero Unidad de Psicologı́a Clı́nica, Centro de Rehabilitación Psicosocial, Centro Hospitalario Padre Menni, Santander, Cantabria, España Recibido el 27 de enero de 2010; aceptado el 23 de marzo de 2010 Disponible en Internet el 5 de mayo de 2010 PALABRAS CLAVE Deterioro cognitivo; Percepción subjetiva; Insight; Esquizofrenia Resumen Introducción: La mayorı́a de las personas diagnosticadas de esquizofrenia presentan déficit cognitivos. No obstante, la percepción subjetiva de esos déficit no siempre coincide con la evaluación neuropsicológica ni con la evaluación clı́nica de aquéllos. Metodologı́a: En este trabajo se evaluó el rendimiento cognitivo de 46 pacientes con esquizofrenia que acuden a un centro de rehabilitación psicosocial, mediante tres pruebas diferentes: una baterı́a neuropsicológica, el test Barcelona (evaluación objetiva), una escala de sı́ntomas cognitivos, el factor cognitivo de la PANSS (evaluación clı́nica) y una escala subjetiva de cognición, la SSTICS (autoevaluación del paciente). También se estudiaron las relaciones entre la percepción subjetiva de sı́ntomas cognitivos y el insight de la enfermedad, evaluado mediante la SUMD. Resultados: La puntuación total de la SSTICS se correlacionó sólo con algunos de los subtests del Barcelona, pero no con el factor cognitivo de la PANSS. La evaluación clı́nica se corresponde con los tests neuropsicológicos en mayor medida que con la percepción subjetiva. No hay relaciones entre la percepción sujetiva de los déficit cognitivos y el insight. Conclusiones: Dada la falta de correspondencia entre las diferentes medidas, se plantea si podrı́an estar evaluando ámbitos diferentes del deterioro cognitivo. Se valora la importancia de considerar todas las opciones de evaluación con vistas a elaborar programas de rehabilitación cognitiva. La percepción de déficit cognitivos parece ser independiente del insight. & 2010 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (R. Bengochea Seco). 1888-9891/$ - see front matter & 2010 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.rpsm.2010.03.002 ARTICLE IN PRESS 56 R. Bengochea Seco et al KEYWORDS Cognitive impairment; Cognitive complaints; Insight; Schizophrenia Cognitive complaints in schizophrenia: relationship with insight and other cognitive measures Abstract Introduction: Individuals diagnosed with schizophrenia have significant cognitive deficits. However, the subjective perception of these deficits do not always coincide with the neuropsychological test and clinical ratings. Methodology: This study evaluates the cognitive performance of 46 outpatients with schizophrenia, in a Psychosocial Rehabilitation Program, by three different measures: neuropsychological tests (objective assessment), cognitive factor of PANSS (clinical ratings), and subjective scale of cognition, SSTICS (patient self-report). Also studies the possible relationship between subjective assessment of cognitive symptoms and insight of the mental disorder (SUMD). Results: SSTICS total score correlated only with some neuropsychological subtest, but not with cognitive factor of PANSS. The clinical ratings is more consistent with neuropsychological test than the cognitive complaints. No relationship between SUMD and SSTICS. Conclusions: Because of the lack of correspondence among several measures, it is possible to think that have been evaluated different cognitive areas. So, it is important to consider all options of assessment in order to create cognitive rehabilitation programs. Cognitive complaints seems to be an independent variable of insight. & 2010 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Las personas diagnosticadas de esquizofrenia muestran deterioro en su funcionamiento cognitivo, principalmente en áreas como la atención, la memoria, la velocidad de procesamiento y el funcionamiento ejecutivo1. Algunos estudios encuentran que este deterioro afecta al 98% de los pacientes2, lo que hace que se plantee incluso como criterio diagnóstico en esquizofrenia3,4. Asimismo, el deterioro cognitivo es uno de los principales predictores de funcionamiento psicosocial5–7, y parece tener una influencia importante en variables relevantes para el tratamiento, como el insight8 y las estrategias de afrontamiento9. Actualmente se conocen numerosas pruebas y baterı́as neuropsicológicas estandarizadas que valoran de forma objetiva el funcionamiento en diferentes áreas cognitivas, ası́ como escalas que permiten la valoración, basada en el criterio del clı́nico, del grado de deterioro observado en los pacientes. No obstante, las evaluaciones realizadas por uno u otro método no siempre coinciden. Si bien Bell et al10 encontraron correlaciones entre diversos tests cognitivos y el factor cognitivo de la Escala de los Sı́ndromes Positivo y Negativo (PANSS)11, estudios posteriores como los de Harvey et al12 y Hofer et al13, ambos utilizando también la PANSS, concluyen, dadas las escasas correlaciones entre ambas medidas, que la valoración del clı́nico no se corresponde con la objetiva y, por lo tanto, no puede sustituir a las medidas obtenidas mediante test. Asimismo, Moritz et al14, evaluando atención y memoria mediante ambos métodos, encontraron alguna correlación principalmente en la valoración de la memoria; sin embargo, al clasificar posteriormente a los pacientes entre deteriorados y no deteriorados, encontraron grandes discrepancias, con un desacuerdo entre ambas medidas que alcanzaba la mitad de los casos. Otro área de estudio que se está desarrollando recientemente se refiere a la evaluación de los déficit cognitivos con base en valoraciones subjetivas de los pacientes sobre sus propios déficit. Se considera un aspecto importante que tener en cuenta en la rehabilitación del paciente, ya que la percepción subjetiva de los sı́ntomas cognitivos es una variable relacionada con la calidad de vida15 y predice deterioro sintomático16. Son varias las escalas utilizadas a tal efecto en los últimos años. No está claro, sin embargo, si estas medidas subjetivas se relacionan o no con las valoraciones de los clı́nicos y con los resultados de los tests neuropsicológicos y, por lo tanto, si aportan una visión ajustada de las disfunciones cognitivas reales de los pacientes. Con el fin de valorar esta cuestión, diferentes investigaciones han analizado la relación de la percepción de los pacientes con las medidas objetivas y con la valoración de los clı́nicos. Medalia et al17 encontraron que la evaluación de los pacientes de sus propios déficit no era un indicador válido de sus alteraciones neuropsicológicas (evaluadas mediante test), y aunque las valoraciones de los clı́nicos eran más ajustadas, tampoco mostraron ser un buen indicador; la valoración clı́nica, sin embargo, se correlacionó, aunque moderadamente, con la valoración subjetiva del paciente. Moritz et al14 encontraron que la valoración subjetiva no coincide con los tests objetivos ni con la valoración clı́nica. La misma falta de relación entre la valoración de los pacientes y los resultados de tests objetivos constató Marková18, al igual que Chan et al19 centrándose en la evaluación de la memoria, Zanello et al20 valorando funcionamiento ejecutivo y Van der Bosch et al21 evaluando atención. En contra de estos datos, Prouteau et al22 hallaron algunas correlaciones, aunque moderadas, entre diversas medidas objetivas del funcionamiento cognitivo y la percepción subjetiva de los pacientes. Schultze-Lutter ARTICLE IN PRESS Percepción subjetiva de déficit cognitivos en esquizofrenia: su relación con insight y otras medidas cognitivas et al23 matizaron estos resultados, ya que sólo encontraron esta relación en los estadios prodrómicos de la enfermedad, donde hay menos afección cognitiva. Por último, Lecardeur et al24 encontraron también correlaciones entre el deterioro cognitivo experimentado por los pacientes utilizando la SSTICS25, y en este caso la valoración del clı́nico (usando el factor cognitivo de la PANSS); resultados que, usando los mismos instrumentos, no coinciden con los encontrados por Bayard et al26. Lee27, pese a encontrar bajas correlaciones entre los déficit cognitivos objetivos y los subjetivos, sı́ encontró que pruebas neuropsicológicas como la memoria visual, junto con variables como la ansiedad y la depresión, predicen la percepción del paciente sobre su funcionamiento cognitivo. Dada la disparidad de resultados, plantea no obstante que quizá los déficit cognitivos objetivos y los subjetivos sean en realidad dos constructos diferentes. Los diferentes resultados obtenidos no permiten extraer conclusiones claras, aunque sı́ parece que falta correspondencia entre las diferentes medidas cognitivas14. Para algunos autores, estos resultados son coherentes con el hecho de que las personas con esquizofrenia presentan problemas relacionados con la conciencia de enfermedad o insight14. Por otra parte, las medidas de percepción subjetiva del funcionamiento cognitivo, comparadas con otras valoraciones, ya se deriven de tests objetivos, evaluaciones clı́nicas o incluso las impresiones de los familiares o cuidadores18,28, podrı́an representar medidas de un insight especı́fico de este tipo de déficit. Aunque en la mayorı́a de los estudios sobre el insight se utiliza una perspectiva multidimensional29, que incluye aspectos como la conciencia de sufrir una enfermedad, de los sı́ntomas, de la atribución de los sı́ntomas al trastorno, de la necesidad de tratamiento, y de las consecuencias sociales de la enfermedad, cuando se trata de valorar la conciencia de los sı́ntomas, habitualmente se valoran los sı́ntomas psicóticos, pero en menos ocasiones el objetivo se centra en valorar la conciencia especı́fica de los sı́ntomas o las alteraciones cognitivas. Sin embargo, mantener conciencia de algunos aspectos de la enfermedad no tiene por qué equipararse a tener conciencia de otros, y no está claro si las personas con esquizofrenia tienen insight especı́fico de sus déficit cognitivos17. La relación entre la percepción subjetiva de déficit cognitivos y el insight acerca de otros aspectos de la enfermedad está por determinar. Lecardeur et al24 no encontraron relación entre percepción subjetiva valorada mediante la SSTICS y una medida general del insight (el ı́tem 12 de la PANSS), resultados que discrepan con los encontrados por Stip et al25 utilizando los mismos instrumentos. En un estudio similar, usando también la escala SSTICS, pero realizando una valoración multidimensional del insight mediante la escala SUMD26, se encontró relación solamente entre la puntuación total de la SSTICS y el factor medicación de la SUMD. Los objetivos de este estudio son: a) valorar la correspondencia entre la evaluación objetiva del rendimiento cognitivo y la valoración por parte del clı́nico; b) evaluar las discrepancias existentes entre la percepción subjetiva del déficit y el rendimiento cognitivo valorado con medidas tanto clı́nicas como objetivas; c) determinar el valor predictivo que las pruebas objetivas y las valoraciones 57 clı́nicas puedan tener sobre las subjetivas, y d) estudiar la relación entre percepción subjetiva e insight. Por último, se revisa el papel de las variables sociodemográficas en la percepción subjetiva de déficit cognitivos. Material y método La muestra está compuesta por 46 pacientes diagnosticados de esquizofrenia según criterios CIE-10 por su psiquiatra de referencia de la red pública de salud mental, que acuden a un centro de rehabilitación psicosocial perteneciente al Centro Hospitalario Padre Menni de Santander. En el momento del estudio, todos los pacientes tomaban medicación antipsicótica. Las caracterı́sticas de la muestra se especifican en la tabla 1. Tabla 1 Caracterı́sticas sociodemográficas de la muestra Pacientes 46 Edad (años) o25 25–35 36–45 445 3 19 13 11 Sexo Varones Mujeres 33 (71,7) 13 (28,3) Estado civil Solteros Casados Separados/divorciados 40 (86,4) 4 (9,1) 2 (4,5) Nivel de estudios Incompletos Básicos/primarios Secundarios Universitarios 7 19 18 2 Edad de inicio del trastorno (años) o25 425 27 (59,3) 19 (40,7) Tipo de esquizofrenia Paranoide (F20.0) Hebefrénica (F20.1) Indiferenciada (F20.3) Residual (F20.5) Simple (F20.6) Otra (F20.8) 26 3 2 12 1 2 (56,5) (6,5) (4,3) (26,1) (2,2) (4,4) Número de ingresos 0 1 2 3 4 5 o más 10 9 10 4 8 5 (21,7) (19,6) (21,7) (8,7) (17,4) (10,9) (6,5) (41,3) (28,2) (23,9) (14,6) (41,5) (39) (4,8) Duración media de la enfermedad, 12,8378,29 años. Los datos expresan n (%). ARTICLE IN PRESS 58 R. Bengochea Seco et al La valoración subjetiva de lo sı́ntomas psicóticos se realizó mediante la Escala Subjetiva para Investigar Cognición en Esquizofrenia (SSTICS)25, en su traducción y adaptación al castellano30; consta de 21 ı́tem sobre quejas cognitivas planteadas en el contexto de eventos diarios. Los diferentes ı́tems de la SSTICS se dividen en cinco factores que hacen referencia a dificultades relacionadas con la función ejecutiva, la memoria, la conciencia de esfuerzo, la vida diaria, la distracción y la vigilancia. Asimismo, se obtiene una puntuación total de la escala. Para la evaluación clı́nica de los déficit cognitivos se utilizó la Escala de los Sı́ndromes Positivo y Negativo (PANSS), en adaptación al castellano31. Es uno de los instrumentos más utilizados para valorar los sı́ntomas en pacientes con esquizofrenia. Se trata de una escala heteroaplicada que se cumplimenta a partir de una entrevista semiestructurada. En su versión original, la PANSS está compuesta por 30 ı́tems agrupados en tres factores. Estudios posteriores proponen un modelo de cinco o más factores. En este estudio utilizamos el modelo propuesto por Gil et al32 de seis factores (desorganización, excitación, ansiedad/depresión, cognitivo, positivo y negativo) donde el factor cognitivo estarı́a integrado por los ı́tems: dificultades en el pensamiento abstracto (N5), desorientación (G10) y atención deficiente (G11). La valoración neuropsicológica de los déficit se realizó usando el Programa Integrado de Exploración Neuropsicológica Test Barcelona, de Peña-Casanova33. Se eligieron los siguientes subtests, por ser los más relacionados con el deterioro cognitivo en esquizofrenia: clave de números, dı́gitos directos, dı́gitos inversos, memoria verbal (inmediata), memoria visual (inmediata), evocación categórica, abstracción verbal (comprensión) y cubos; como medidas de atención, memoria operativa, memoria visual y verbal, función ejecutiva y razonamiento verbal y no verbal, respectivamente. La capacidad de insight se valoró mediante la escala SUMD de evaluación de la conciencia de enfermedad mental34, en su adaptación española35. Se trata de una escala estandarizada basada en una entrevista semiestructurada que permite la valoración de la conciencia del trastorno mental con respecto a cinco dimensiones diferentes: conciencia de tener una enfermedad mental, de los efectos de la medicación, de las consecuencias de la enfermedad y de los sı́ntomas y la atribución de esos sı́ntomas a la enfermedad mental. Análisis estadı́sticos Para valorar la relación entre las puntuaciones del test Barcelona y el factor cognitivo de la PANSS, ası́ como la relación de cada una de ellas con la percepción subjetiva de los déficit (SSTICS), se usó la correlación de Pearson y para estudiar el valor predictivo que ambas pudieran tener sobre los resultados de la SSTICS, la regresión lineal. Para el estudio de la relación entre la percepción subjetiva y el insight, se utilizó la prueba de la t de Student, categorizando las puntuaciones de la SUMD (1-2, conciencia de trastorno; 3-5, sin conciencia) y utilizando como variable continua la puntuación total y la de los diferentes factores de la SSTICS. Para estudiar las relación de la percepción subjetiva con variables sociodemográficas, se utilizó nuevamente la correlación de Pearson. Los análisis estadı́sticos se realizaron con el programa estadı́stico SPSS versión 13.0 para Windows36. Resultados El factor cognitivo de la PANSS (valoración del clı́nico) se correlaciona con la mayorı́a de los subtests del Barcelona (evaluación objetiva), salvo memoria visual y clave de números. En cuanto a la SSTICS, tanto el factor vida diaria como la puntuación total se correlacionan con los subtests atención y función ejecutiva del Barcelona, y sólo el factor vida diaria, no la puntuación total, se correlaciona con el factor cognitivo de la PANSS. Los resultados se exponen en la tabla 2. La regresión lineal, usando las puntuaciones de la SSTICS como variable dependiente, mostró por un lado una relación significativa entre el conjunto de subtests del Barcelona y el Tabla 2 Correlaciones de Pearson entre el factor cognitivo de la PANSS, las puntuaciones del test Barcelona y la puntuación total de la SSTICS Dd Di Pp Factor cognitivo PANSS 0,43a 0,421a 0,473a 0,379b 0,179 0,53a 0,271 0,351b – Factores SSTICS Función ejecutiva Memoria Conciencia de esfuerzo Vida diaria Distracción Vigilancia Puntuación total SSTICS 0,329b 0,178 0,243 0,39a 0,281 0,34b 0,385a 0,144 0,298b 0,124 0,414a 0,218 0,179 0,281 0,151 0,275 0,173 0,164 0,193 0,302 0,279 0,116 0,199 0,009 0,197 0,177 0,198 0,147 0,197 0,059 0,212 0,424a 0,203 0,337b 0,325b Mt 0,149 0,305b 0,111 0,148 0,169 0,011 0,173 Mv 0,043 0,313b 0,069 0,193 0,193 0,076 0,175 Ac Cn 0,159 0,239 0,178 0,423a 0,409a 0,213 0,346b C Factor cognitivo PANSS 0,025 0,254 0,077 0,386a 0,018 0,049 0,14 Ac: Abstracción-comprensión; C: Cubos; Cn: Clave de números; Dd: Dı́gitos directos; Di: Dı́gitos inversos; Mt: Memoria de textos; Mv: Memoria visual; Pp: Palabras por )p*. a po0,01. b po0,05. ARTICLE IN PRESS Percepción subjetiva de déficit cognitivos en esquizofrenia: su relación con insight y otras medidas cognitivas factor vida diaria de la SSTICS (r¼ 0,612; F¼ 2,769; po0,05), que explica un 37,4% de la varianza. Al igual que el factor cognitivo de la PANSS, que también mostró una relación significativa con el factor vida diaria de la SSTICS (r¼ 0,374; F¼6,995; po0,05), con un 14% de la varianza. En cuanto a la relación entre insight y la percepción subjetiva de deterioro cognitivo, no se encontraron relaciones significativas entre la SUMD y los resultados de la SSTICS, salvo la conciencia general de tener una enfermedad, que se relacionó con el factor vida diaria de la SSTICS (t ¼1,628; F¼ 7,354; po0,05). Por último, los resultados entre percepción subjetiva de déficit cognitivos y factores sociodemográficos fueron los que siguen: la edad de inicio de la enfermedad se correlacionó con dos factores de la SSTICS: vigilancia (r¼ 0,402; po0,05) y distracción (r¼0,314; po0,05), y los años de evolución se correlacionaron con vigilancia (r¼ 0,425; po0,01). Discusión Los resultados muestran correlaciones significativas, aunque moderadas, entre la evaluación objetiva y la clı́nica, en pruebas de atención, memoria verbal, funcionamiento ejecutivo y razonamiento verbal y no verbal. Resultados similares encontraron Bell et al10 con atención y función ejecutiva y Moritz et al14 en memoria, aunque en ambos casos se utilizaron pruebas de evaluación diferentes a las de este estudio, por lo que se hace difı́cil la comparación de resultados, que requerirı́an más confirmación. Sin embargo, los datos obtenidos indicarı́an que el instrumento de valoración del clı́nico utilizado, el factor cognitivo de la PANSS, puede ser un instrumento válido para valorar los déficit cognitivos en esquizofrenia, aun siendo recomendable realizar una evaluación más amplia basada en tests neuropsicológicos, ya que son las pruebas objetivas las que más relación y valor predictivo muestran con la percepción subjetiva de los pacientes, quizá porque aporten la evaluación de un mayor número de áreas cognitivas. Los resultados también indican que al menos en alguna medida los pacientes son conscientes de muchos de sus problemas cognitivos, aun cuando no tengan conciencia de otros aspectos de la enfermedad. Esto apoya la utilidad de una valoración dimensional del insight, dado que los mecanismos que operan en la percepción de unos y otros problemas pueden no ser los mismos; de hecho, quizá sea más fácil asumir, por ejemplo, dificultades de memoria, más fáciles de manejar con estrategias compensatorias, que aceptar otros aspectos de la enfermedad como delirios o alucinaciones. El hecho de que, sobre los demás factores de la SSTICS, sea el de vida diaria el que más relaciones mantiene con las demás medidas cognitivas nos indica que quizá los ı́tems que forman parte de este factor son los de mayor validez ecológica y, por lo tanto, más fáciles de detectar por los pacientes y los que más se corresponden con las medidas de los tests. En este sentido, Keefe et al37 abogan por que los instrumentos utilizados para valorar los déficit subjetivos se centren en problemas especı́ficos y facilitar 59 respuestas precisas de las dificultades reales con las que el paciente tropieza en su experiencia diaria. No obstante, se requerirı́a cierta capacidad de conciencia de tener un trastorno para evidenciar esas dificultades cotidianas, como muestra el hecho de que este factor se correlacione con el ı́tem más general de la SUMD. En todo caso, parece importante considerar todas las opciones (medidas objetivas, criterio clı́nico y quejas de los pacientes) con vistas a elaborar los programas de rehabilitación cognitiva. El esfuerzo por valorar cómo los déficit cognitivos detectados influyen en las actividades habituales del paciente y por ajustar los programas de rehabilitación a sus quejas y experiencia diaria podrı́a ser fundamental para la adherencia a dichos programas y para una mejora real del bienestar del paciente. Por lo que respecta a los factores sociodemográficos, parece que se perciben mayores déficit cuanto más temprano haya sido el inicio de la enfermedad y más sean los años de evolución de la enfermedad, resultados que ya han aparecido en otros estudios26. Es importante señalar que este trabajo no soluciona el problema de la falta de correspondencia entre las diferentes medidas, que sigue siendo un aspecto sin resolver en este tipo de estudios. Esto hace que, como mostraron Zanello et al20, problemas de atención y funcionamiento ejecutivo el paciente los sufra como dificultades de memoria, y nos habla de la falta de correspondencia entre los constructos teóricos que subyacen a las diferentes medidas y de que, con determinadas pruebas, lo que estamos valorando no es una función especı́fica, sino una superposición de diferentes dominios cognitivos, lo que hace difı́cil la interpretación. Por otro lado, hay muchas diferencias individuales en cuanto a las demandas del entorno que pueden hacer variar la percepción que se tiene de los problemas cognitivos. En este sentido, Lecardeur et al24 planteaban que quizá las quejas cognitivas no se asocien tanto a los déficit cognitivos del paciente como a su percepción de sus dificultades funcionales o su falta de estrategias de afrontamiento de esas dificultades. Serı́a interesante, por lo tanto, analizar también la relación entre estas quejas subjetivas y aspectos emocionales y de afrontamiento del paciente en futuros estudios. Asimismo, dado que se trata de pacientes que acuden a un centro de rehabilitación psicosocial, los resultados obtenidos no son generalizables al conjunto de pacientes con esquizofrenia. Todo ello hace que se deba tomar con precaución los resultados obtenidos y estudiarlos más a fondo. Por otro lado, serı́a importante, en futuras investigaciones y con independencia de los instrumentos de evaluación cognitiva utilizados, abordar el estudio de otras variables, aparte de las sociodemográficas, que pudieran estar implicadas en la percepción subjetiva de su deterioro, como pudieran ser el tratamiento farmacológico, los sı́ntomas y variables del entorno, entre otras ya mencionadas, ası́ como seguir incidiendo, por su relevancia clı́nica, en las posibles relaciones entre la percepción subjetiva de sı́ntomas cognitivos y la percepción de otro tipo de sı́ntomas que acompañan a la enfermedad. ARTICLE IN PRESS 60 Bibliografı́a 1. Nuechterlein KH, Barch DM, Gold JM, Goldberg TE, Green MF, Heaton RK. Identification of separable cognitive factors in schizophrenia. Schizophr Res. 2004;72:29–39. 2. Keefe RSE, Eesley CE, Poe MP. Defining a cognitive function decrement in schizophrenia. Biol Psychiatry. 2005;57:688–91. 3. Keefe RSE. 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ARTICLE IN PRESS Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2010;3(2):61–67 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL BREVE La violencia de género en la atención psiquiátrica y psicológica especializada: ¿es relevante la violencia de género para nuestros profesionales?$ Jesús Coboa,b,, Ruth Muñozc, Ascensión Martosc, Montserrat Carmonac, Mireia Pérezb,d, Roser Ciricib,e y Gemma Garcı́a-Parésa,b a Servei de Salut Mental, Corporació Sanita ria Parc Taulı́, Sabadell, Barcelona, España Grup de Treball i Recerca en Salut Mental i Dona, Societat Catalana de Psiquiatria i Salut Mental, Acade mia de Ciencies Mediques i de la Salut de Catalunya i de Balears, Barcelona, España c Servei de Treball Social, Corporació Sanita ria Parc Taulı́, Sabadell, Barcelona, España d Departament de Psicologia, Universitat Autonoma de Barcelona, Cerdanyola del Vallés, Barcelona, España e Servei de Salut Mental, Hospital Mútua de Terrassa, Terrassa, Barcelona, España b Recibido el 1 de diciembre de 2009; aceptado el 26 de febrero de 2010 Disponible en Internet el 8 de mayo de 2010 PALABRAS CLAVE Salud mental; Salud pública; Género; Violencia de género Resumen Introducción: La violencia de género (VdG) influye directamente en la calidad de vida y la salud mental. Sin embargo, su influencia puede ser ignorada o desvalorada por los profesionales responsables. Objetivos: Describir una muestra hospitalaria de mujeres que han padecido VdG emergente y se visitan por cualquier otro motivo en las consultas de salud mental. Determinar el grado de conocimiento o intervención de los profesionales. Métodos: Diseño observacional. Realización: recogida prospectiva sistemática de casos de VdG emergente y/o urgente en la Corporació Sanita ria Parc Taulı́ (Sabadell). Población de referencia: 390.000 habitantes, mayoritariamente urbanos y de predominio del sector industrial y de servicios. Periodos: enero-diciembre de 2004 y enero-diciembre de 2006. Estadı́stica: descriptiva. Resultados: Hasta 218 y 194 mujeres fueron atendidas durante estos periodos por episodios de VdG con resultado de lesiones y/o necesidad de atención médica y/o social emergente. De entre ellas, hasta 53 mujeres recibı́an o habı́an recibido en algún momento atención especializada de salud mental. La gran mayorı́a (69,7%) abandonó el seguimiento. Se detectó una alta tasa de abuso o dependencia comórbido de alcohol (27,3%), benzodiacepinas (33,3%) y/u otras drogas y una alta tasa de antecedentes de intentos de suicidio (41,9%) y un suicidio consumado. Sólo en el $ En todo el artı́culo al referirse a )los profesionales*, se refieren tanto a profesionales de género masculino como femenino. Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (J. Cobo). 1888-9891/$ - see front matter & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.rpsm.2010.02.002 ARTICLE IN PRESS 62 J. Cobo et al 51,1% quedaba registrada explı́citamente la VdG padecida. Sólo se documenta algún tipo de abordaje o intervención relacionado en un 15,2%. Conclusiones: La prevalencia de enfermedad psiquiátrica y/o psicológica es muy alta en este grupo, pero la realidad de la VdG no siempre es documentada ni recibe un abordaje especı́fico. & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. KEYWORDS Mental health; Public health; Gender; Violence against women Violence against women in mental health departments: Is it relevant for mental health professionals? Abstract Introduction: Violence against women (VaW) directly influences their quality of life and mental health. Unfortunately, its influence may be ignored or underestimated by professionals attending these women. Objectives: To describe a hospitalized sample of women suffering from emergent VaW who visited the mental health department for other reasons. To evaluate the degree of knowledge about VaW and interventions for VaW taken by health professionals. Methods: We performed an observational, prospective study with systematic data collection on all cases of emergent and/or urgent VaW at the Corporació Sanita ria Parc Taulı́ (Sabadell, Spain) from January–December 2004 and January–December 2006. The reference population consisted of 390,000 inhabitants, mostly urban and from the industrial and service economic sectors. A descriptive statistical analysis was performed. Results: In the two study periods, 218 and 194 women, respectively, were attended for emergent and/or urgent VaW resulting in severe injures and/or medical and/or social assistance. Of these, up to 53 received or had received specialized mental health treatment. Most of these women (69.7%) withdrew from follow-up. We detected a high rate of comorbid abuse or dependence on alcohol (27.3%), benzodiazepines (33.3%) or other drugs of abuse and a high rate of suicide attempts (41.9%) and successful suicides in these periods. VaW was explicitly registered in only 51.1% of the cases and a specific intervention for VaW was documented in only 15.2% of the cases. Conclusions: The prevalence of psychiatric and/or psychological disorders was very high in our sample, but the presence of VaW was not always specifically documented or treated. & 2009 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Objetivos La violencia de género influye directamente en la calidad de vida y la salud mental de las mujeres que la padecen. Es además bien conocido que las personas con enfermedades mentales crónicas sufren más violencia que la población en general y, entre ellas, las mujeres con enfermedad mental sufren más violencia de género que aquellas que no tienen una enfermedad mental1. De igual forma, las situaciones puntuales o crónicas de violencia de género pueden desencadenar o empeorar una enfermedad o un trastorno mental previo2,3. Sin embargo, esta misma prevalencia o la influencia de la violencia sufrida por las mujeres en el curso de su enfermedad mental pueden ser ignoradas o desvaloradas por los profesionales de salud mental que atienden a estas mujeres4–6. Hay pocos datos sobre estos aspectos en nuestro estado y muchas incógnitas al respecto. Nuestra pregunta serı́a: ¿son conscientes los profesionales de nuestro medio de esta violencia de género entre las mujeres que se tratan habitualmente en las consultas por otros motivos y de sus repercusiones en la evolución y el tratamiento de estas mujeres? Igualmente, ¿esta realidad influye en el tipo de abordaje terapéutico que se realiza? Por un lado, describirı́amos una muestra hospitalaria de mujeres que han padecido violencia de género emergente con consecuencia de intervención urgente hospitalaria y se visitan por cualquier otro motivo en las consultas especializadas de salud mental. Por otro lado, determinarı́amos el grado de conocimiento de esta realidad que tienen los profesionales y las medidas tomadas al efecto. Material y métodos Para conseguir nuestros objetivos, diseñamos un estudio simple con una metodologı́a observacional, transversal y longitudinal. Por un lado, se revisaron sistemáticamente todos los casos de violencia de género emergente y/o urgente atendidos en dos periodos concretos, entre enero y diciembre de 2004 y entre enero y diciembre de 2006 en la Corporació Sanita ria Parc Taulı́ de Sabadell dentro del Protocolo de Atención Médico-Social a la Violencia de Género de nuestro hospital. Posteriormente, separamos a ARTICLE IN PRESS ¿Es relevante la violencia de género? las mujeres que se atendı́an directamente en las consultas de psiquiatrı́a de nuestro hospital y realizamos un análisis de la evolución y los diagnósticos de estas mujeres en nuestro servicio de salud mental durante ese periodo, revisando los datos anteriores y posteriores a la intervención urgente por violencia de género. Se exploró cualquier documentación, informe o derivación escrita referente al proceso. Nuestra población de referencia es de 390.000 habitantes, mayoritariamente urbanos y con predominio del sector industrial y de servicios. Se detecta una presencia creciente de población inmigrante, con amplia diversidad cultural y social. Se ha de tener en cuenta que las mujeres atendidas no representan todos los casos producidos durante este periodo en nuestra población, sino sólo los atendidos en nuestras urgencias hospitalarias y detectados como tal, ya que otros casos pudieron ser atendidos en centros de asistencia primaria y otro porcentaje de casos indeterminado pudo pasar inadvertido a los profesionales de urgencias por diversas causas. Los datos eran anónimos para garantizar en todo momento la confidencialidad de los resultados. La estadı́stica utilizada fue únicamente descriptiva, utilizando medias, desviaciones estándar y porcentajes con el programa SPSS 14. 63 1;3% 4;13% 18;56% 9;28% Sin diagnóstico en eje I Trastornos adaptativos y de ansiedad Trastornos afectivos (unipolares o bipolares) Trastornos psicóticos Figura 1 Diagnósticos del eje I. Resultados Desde enero a diciembre de 2004 se atendió, en nuestro hospital, a 218 mujeres por episodios de violencia de género y entre enero y diciembre de 2006, a 194, con resultado de lesiones y/o necesidad de atención médica y/o social emergente y/o urgente. Se trataba en todos los casos de violencia fı́sica grave, con el resultado de lesiones de diversa gravedad. Todas ellas fueron incluidas dentro del Protocolo de Atención Médico-Social a la Violencia de Género de nuestro hospital y posteriormente recibieron al menos un seguimiento social en nuestras consultas externas. De entre todas ellas, hasta 53 mujeres (el 24,3 o el 26,8%, según el periodo estudiado) recibı́an o habı́an recibido en algún momento atención psiquiátrica o psicológica especializada en nuestras consultas. Es posible que otras mujeres recibieran atención psicológica o psiquiátrica por profesionales privados, su médico de cabecera o bien en el Centre d’Atenció a la Dona del Ayuntamiento de Sabadell, pero en estos casos no se pudo acceder a sus historias. De entre todas estas mujeres atendidas, pudimos seleccionar 33casos útiles para el análisis. De los casos restantes, sólo se obtuvieron datos incompletos o bien directamente las mujeres ya no acudieron a las visitas programadas y no se pudo analizar su enfermedad psiquiátrica concreta (31 casos de la muestra inicial de 53 mujeres, casi el 60%). La media7desviación estándar de edad de nuestra muestra (n ¼33) en el momento de la agresión fue 36,678,8 (intervalo, 17–60) años. Casi todas las mujeres (excepto un caso), presentaban diagnósticos psiquiátricos del eje I, fundamentalmente entre dos grandes grupos: los trastornos adaptativos y de ansiedad (18 casos, 56%) y los trastornos afectivos (unipolares o bipolares, 9 casos, 28%) y, menos frecuentemente, se trataba de diagnósticos del grupo de las psicosis (4 casos, 13%) (fig. 1). Los diagnósticos principales del eje I, según criterios DSM-IV, fueron muy heterogéneos y los hemos resumido en la tabla 1. Llama la Tabla 1 Diagnósticos DSM IV en el eje I de las mujeres con violencia ejercida atendidas en centro de salud mental Diagnóstico DSM IV Sin diagnóstico en el eje I Trastorno bipolar tipo II Trastorno esquizoafectivo tipo bipolar Trastorno bipolar no especificado Depresión mayor recurrente Depresión mayor, episodio único Trastorno depresivo no especificado Esquizofrenia residual Trastorno adaptativo mixto Trastorno de ansiedad (sindrómico, no especificado) Trastorno mental orgánico (por drogas) Trastorno de pánico Trastorno psicótico no especificado Trastorno de la alimentación no especificado Trastorno disociativo no especificado Distimia Esquizofrenia desorganizada Total n (%) 1 1 1 1 1 1 4 1 9 4 (3) (3) (3) (3) (3) (3) (12,1) (3) (27,3) (12,1) 1 2 1 1 2 1 1 33 (3) (6,1) (3) (3) (6,1) (3) (3) (100) atención que ninguna de nuestras pacientes fue diagnosticada de trastorno por estrés postraumático, aunque se ha de considerar que, incluso entre las dos mujeres derivadas desde el centro de atención a la mujer, los motivos de solicitud de asistencia no estaban relacionados aparentemente con las consecuencias del maltrato. Llama también la atención la dificultad para asignar diagnósticos psiquiátricos estandarizados (la mayorı́a, de hecho, se incluirı́a entre los diagnósticos ARTICLE IN PRESS 64 J. Cobo et al 1,3% 4,13% 15,51% 8,27% 1,3% 1,3% Sin diagnóstico Mixto cluster A Mixto cluster B Mixto no especificado Límite Orgánico Figura 2 Diagnósticos de trastorno de personalidad (eje II). sindrómicos, no especificados o mixtos) debido a la atipicidad y la complejidad de la clı́nica referida u observada, ası́ como a la variaciones evolutivas y la comorbilidad con el consumo de tóxicos y/o los trastornos de la personalidad. Lo que más llama la atención es la atipicidad. Hasta un 27,3% de estas mujeres presentaban abuso comórbido o dependencia de alcohol y un 33,3%, de benzodiacepinas y/u otras drogas (en ocasiones múltiples). Más de la mitad (58,1%) tenı́a también diferentes diagnósticos de trastornos de la personalidad del eje II (fig. 2). Un 39,4% tenı́a otros problemas de salud fı́sica concretos añadidos a su proceso de salud mental. En este periodo, se detectó el 31,9% de mujeres inmigrantes, respecto del total de mujeres que sufrı́an violencia de género atendidas en el hospital, pero entre ellas, sólo recibieron atención en nuestras consultas el 12,1%, lo cual puede reflejar una dificultad especı́fica de la mujer inmigrante y en especial de la que sufre violencia de género) para acceder a nuestros servicios de salud mental. Aunque los datos son difı́ciles de precisar por las dificultades de obtener estadı́sticas fiables, en todo caso, la proporción de mujeres inmigrantes de diverso origen en la muestra de violencia es muy superior a la proporción de población inmigrada en nuestro sector del mismo origen. Hasta un 41,9% de las mujeres atendidas en nuestras consultas de salud mental y que padecı́an violencia de género en este periodo tenı́an antecedentes de intentos de suicidio, e incluso algunas con repetidos intentos previos. En el periodo entre diciembre de 2004 y junio de 2006, una de las mujeres atendidas por violencia de género en nuestro hospital consumó su suicidio. Es posible que se hayan producido otros intentos o suicidios consumados y no detectados durante ese perı́odo, ya que la gran mayorı́a de las mujeres (69,7%) abandonaron el seguimiento en las consultas de salud mental y no acudieron más a las visitas, por lo que no se pudo hacer un seguimiento de los casos. Mediante nuestro análisis, tampoco se pudo detectar ningún homicidio consumado en estas mujeres durante el periodo estudiado. En algunos casos, se intentó recuperar el seguimiento de las mujeres que abandonaron, pero en su mayorı́a no se documentó el manejo de los casos de abandono. Es de destacar que en nuestro sector de referencia existen otros dispositivos comunitarios, municipales o en programas concretos de ONG, que también realizan el seguimiento de estos casos. Sin embargo, la asistencia de los casos con enfermedad psiquiátrica significativa está centralizada en nuestro hospital. Debido a la metodologı́a del estudio y respetando la confidencialidad de los datos, ha sido imposible detectar estos casos atendidos en otros dispositivos. Las pacientes fueron atendidas por diferentes profesionales de diferente formación, edad y orientación: al menos 7 psiquiatras (3 varones y 4 mujeres) y/o 3 psicólogas. La mayorı́a de las pacientes fueron atendidas únicamente por 1 psiquiatra (69,7%) y no recibieron apoyo o terapia por profesionales de la psicologı́a. La derivación inicial del caso, independientemente de su evolución o de las visitas que realizó al servicio de urgencias, provenı́a fundamentalmente del médico/a de cabecera (57,6%) y no estaba normalmente vinculada a su problema de violencia de género, sino a las consecuencias psicopatológicas del proceso. Sólo 2 casos provenı́an de un centro especı́fico de atención a la mujer por su enfermedad psiquiátrica. Aun teniendo en cuenta su gravedad objetiva, sólo en el 51,5% se ha documentado en la historia clı́nica la violencia que sufrı́an estas mujeres. Hay un 6,1% restante en que es posible que el profesional conociese esta violencia pero, en cualquier caso, tampoco la explicitaba o documentaba como tal. Sólo en 14 casos (35,8%) consta información exacta del terapeuta sobre el episodio (o episodios) de violencia de género. La violencia de género no se considera o no está documentada en el resto de las historias. No se detectó una diferencia significativa entre los diferentes tipos de profesionales (psicólogas o psiquiatras) ni respecto del sexo (varón o mujer) del profesional que se encargaba del caso a la hora de detectar la agresión. Esto es, las profesionales mujeres no detectaban con mayor frecuencia las agresiones, aunque quizá, con una muestra mayor, se podrı́an detectar unas tasas positivas. Entre los casos en que, según la historia, se documenta esta situación de violencia, sólo se documenta algún tipo de abordaje o intervención relacionados en un 15,2% de los casos. En el resto, no se documenta un abordaje especı́fico. En algunos casos, las referencias a la realidad de la violencia en las historias médicas de psiquiatrı́a y psicologı́a a veces estaban documentadas, pero escondidas detrás de una serie de )eufemismos*. Se trata de frases hechas o expresiones genéricas, utilizadas quizá tal cual por las mujeres o recogidas o bien traducidas )entrecomilladas* por los profesionales que las atiendeny En algunos casos, el profesional, sin distinción de edad o sexo, utilizaba eufemismos concretos repetidos para describir una situación de pareja conflictiva que, recordemos, en ese momento ya habı́a generado violencia fı́sica grave contra la mujer ()ambivalencia*, )en proceso de separación*, )en proceso de divorcio*, etc.). ARTICLE IN PRESS ¿Es relevante la violencia de género? Discusión A pesar de los mediocres resultados de detección de violencia de género entre los profesionales de nuestra muestra, se ha de recordar que, según diferentes estudios, la capacidad de detección del maltrato entre los diversos profesionales sanitarios en la bibliografı́a es indudablemente muy escasa: entre un 10, un 28 o un meritorio 40%7–9 de casos atendidos por profesionales de la medicina de familia, un 17% entre profesionales de la ginecologı́a7 o el 6% entre profesionales de la medicina interna7. O sea, comparativamente, nuestros profesionales de la salud mental son capaces de detectar esta violencia con cierta mayor eficacia que los profesionales de la medicina de familia, de la ginecologı́a o de la medicina interna de los estudios citados, pero ¿realmente es óptima una tasa de detección del 51,5% en este caso concreto? Evidentemente, es importante una formación y una experiencia profesional adecuadas para enfrentarse a este problema en el ámbito sanitario. Pero la influencia del entorno concreto y de otros muchos factores sociales y organizativos también puede ayudar a mejorar la capacidad de detección del problema. Ası́, en diversos estudios previos, se han detectado ya diversos factores que podı́an influir significativamente en mejorar esta tasa de detección. En la muestra de Zink et al5, también se detectaron las agresiones únicamente en un 50% de los casos, pero también se detectó que las mujeres de más edad se mostraban más reticentes a relatar las agresiones sufridas y, por lo tanto, debemos estar más atentos a este grupo de población. En nuestra muestra, debido a la heterogeneidad y el pequeño tamaño muestral, no hemos podido detectar este factor generacional, pero culturalmente podrı́a haber influido en la detección de casos. En la excelente revisión y metaanálisis de Feder et al4, las mujeres que habı́an sufrido abuso o agresión por sus parejas describı́an ellas mismas cómo habı́an percibido las reacciones de los profesionales de la salud cuando relataron sus agresiones y cómo ellas deseaban (o hubieran deseado) que fuese la atención que recibieron. En esta revisión quedaba claro que las mujeres agredidas requerı́an unas caracterı́sticas básicas a la hora de ser atendidas por los profesionales de la salud: Actitud no directiva. Comportamiento sin prejuicios sobre su actitud. Atención individualizada, personalizada. Apreciación de la complejidad de la situación. Estas mujeres también precisaban de una exploración repetida de la situación de abuso en los siguientes contactos que tuvieran con los profesionales, sin que el profesional presumiera que el abuso o la agresión detectados inicialmente fueran una circunstancia puntual o pasajera4. Estas caracterı́sticas que demandan las mujeres en los diferentes estudios pueden ser factores para analizar a la hora de cuantificar cuán satisfactoria puede ser una intervención para las mujeres que han sufrido esas agresiones tan graves, muchas veces continuadas. El estudio de Chang et al6 incide también en determinados aspectos que las mujeres que han sufrido agresiones 65 desearı́an recibir como parte de sus cuidados de salud. Son aspectos que ellas perciben como parte de una atención eficaz por parte de los profesionales que objetivan su agresión o bien que tienen alta sospecha de que se ha producido: En el caso de una sospecha de agresión, los profesionales deberı́an explicar por qué realizan la exploración y explicitar esta sospecha a la mujer. Deberı́an crear una atmósfera de seguridad y apoyo. Deberı́an proporcionar información, apoyo y acceso a los recursos aunque la mujer no se encuentre dispuesta a reconocer o denunciar la agresión. La asociación en nuestra muestra entre las agresiones y los intentos de suicidio o, desgraciadamente, con los suicidios consumados, ası́ como (en otras muestras) con los homicidios y con una mayor morbimortalidad por diversas causas, es una realidad que no precisa de más comentarios. Sin embargo, la comorbilidad con el abuso de alcohol y, en otros casos, con el abuso de hipnosedantes u otras drogas de prescripción o ilegales tiene su interés ya que es menos conocida10. Hasta un 55,5%, según un estudio norteamericano con mujeres agredidas, presenta comorbilidad con el abuso de alcohol10. En nuestra muestra, la frecuencia es menor, pero no ha de minusvalorarse, ya que muchas veces un abuso de alcohol emergente, en especial en mujeres sin antecedentes claros de este problema, puede enmascarar abuso o agresión de larga duración. La relevancia del abordaje del problema de la violencia de género entre nuestras pacientes es crucial. Las consecuencias de las agresiones de diverso tipo sobre la mujer son devastadoras. En un excelente estudio en nuestro medio, Marı́a Picó et al11 demostraron que tanto la violencia fı́sica y psicológica como la denominada únicamente )psicológica*, tanto si van acompañadas o no de agresiones sexuales, deterioran la salud mental de las vı́ctimas y ponen en peligro sus vidas y su salud de muchas maneras, incluyendo el suicidio. La prevalencia de trastorno por estrés postraumático es muy alta, asociado en la mayorı́a de los casos con clı́nica depresiva, pero también con ansiedad y con ideación suicida11. El estudio, por otra parte, muestra que la ası́ llamada en ocasiones )violencia psicológica*, que no incluye en principio contacto o lesiones fı́sicas sobre la vı́ctima, tiene un efecto evidente en la salud mental de la mujer. La edad de las mujeres agredidas puede modular las consecuencias de esta violencia, como se demuestra en el estudio de Sarasúa et al12. Por otra parte, en nuestro ámbito, disponemos de suficientes recursos evaluativos y de investigación al respecto13 y se está avanzando considerablemente en la identificación y la tipificación de los agresores varones, sobre todo en la caracterización de los factores de riesgo14–20, ası́ como en el tratamiento de las mujeres con enfermedad mental secundaria a las agresiones21. Pero, por encima de las caracterı́sticas sociales, las caracterı́sticas organizativas de los dispositivos sanitarios y la existencia o no de medidas legales para luchar contra esta violencia, la actitud y la sensibilidad de los profesionales se han de modificar. La educación universitaria no supone en sı́ una )vacuna* contra la violencia de género, ARTICLE IN PRESS 66 como demuestra en nuestro estado el estudio de actitudes y creencias de Ferrer et al22. Las barreras y las dificultades importantes de identificación de la violencia entre los profesionales de la salud, de diverso origen, ya han sido discutidas en varios estudios previos y no se han de especificar en esta discusión23–26. Creemos, además, que se ha de reivindicar una mayor formación y una mayor sensibilidad de los profesionales de la salud mental para poder detectar y tratar las consecuencias de la violencia de género y en especial de este tipo de violencia grave de tipo fı́sico, cuyas consecuencias a corto y medio plazo están ya bien definidas y conocidas en el ámbito cientı́fico y social. También se ha de estimular y potenciar el papel de la enfermerı́a y, en concreto, de la enfermerı́a psiquiátrica, en la detección y el abordaje de estos casos, ası́ como reclamar la interrelación estrecha entre los diferentes equipos (municipales, sociales, de áreas básicas y de salud mental) que atienden estos casos tan graves. Hasta un 90% de las mujeres que han padecido abuso o agresión piensan que el cribado sistemático por parte de los profesionales de la salud es útil y un 71% deseaba que se hubiera producido en su momento, cuando estaba padeciendo cotidianamente las agresiones10. Como limitaciones evidentes del estudio, se ha de destacar el reducido tamaño de la muestra, que represente únicamente un área sanitaria y unos profesionales concretos, la alta tasa de abandonos de las consultas (y, por lo tanto, de seguimiento y evolución), ası́ como la metodologı́a misma, que únicamente permite evidenciar la violencia detectada y efectivamente recogida por el profesional por escrito (la llamada violencia )documentada* frente a la violencia )iceberg*). Sin embargo, creemos que es una excelente llamada de atención sobre el problema. Conclusiones Un porcentaje importante de las mujeres atendidas por episodios de violencia de género con resultado de lesiones y/o necesidad de atención médica y/o social emergente y/o urgente en nuestro hospital recibı́an o habı́an recibido en algún momento atención psiquiátrica o psicológica especializada en nuestras consultas por otros motivos. Se detectó una alta presencia de mujeres inmigrantes respecto del total de mujeres que sufrı́an violencia de género, pero un relativamente bajo seguimiento posterior en nuestras consultas. Se consiguió una baja adherencia al seguimiento y tratamiento, ya que la gran mayorı́a de las mujeres abandonaron el seguimiento en las consultas de salud mental. Entre los diferentes diagnósticos, llama la atención el riesgo de conductas adictivas, con una alta tasa de abuso comórbido o dependencia de alcohol, benzodiacepinas y/u otras drogas, ası́ como una alta tasa de antecedentes de intentos de suicidio. Aunque la prevalencia de enfermedad psiquiátrica y/o psicológica es muy alta en este grupo de mujeres que han sufrido violencia de género grave, esta realidad en muchos casos no es conocida por el profesional que la atiende ni está documentada ni, aparentemente, recibe un abordaje especı́fico. Este dato tiene implicaciones prácticas a la hora de tratar a estas mujeres. Las altas tasas de abandono del seguimiento dan idea de las dificultades de abordaje de J. Cobo et al estos casos dentro de los dispositivos de salud mental en nuestro medio. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografı́a 1. Gomel MK. Domestic violence. En: Jenkins RP, editor. An Issue for Primary Health Care providers. Preventing Mental Illness: mental Health Promotion in Primary Care. London: John Wiley; 1998. p. 440–55. 2. Mullen EP, Roman-Clarkson SE, Walton VA, Herbison EP. Impact of sexual and physical abuse on women mental health. Lancet. 1988;1:842–5. 3. 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Garcı́a-Linares M, Picó-Alfonso MA, Sánchez-Lorente S, SavallRodrı́guez F, Celda-Navarro N, Blasco-Ros C, et al. Assesing physical, sexual, and psychological violence perpetrated by intimate male partners toward women: A Spanish CrossSectional Study. Violence and Victims. 2005;20:99–123. 14. Echeburúa E, Fernández-Montalvo J, Amor PJ. Psychopathological profile of men convicted of gender violence: a study in the prisons of Spain. J Interpers Violence. 2003;18:798–812. 15. Fernández-Montalvo J, Echeburúa E, Amor PJ. Aggressors against women in prison and in the community: an exploratory study of a differential profile. Int J Offender Ther Comp Criminol. 2005;49:158–67. 16. Echeburúa E, Fernández-Montalvo J, Amor PJ. Psychological treatment of men convicted of gender violence: a pilot study in ARTICLE IN PRESS ¿Es relevante la violencia de género? 17. 18. 19. 20. 21. Spanish prisons. Int J Offender Ther Comp Criminol. 2006;50: 57–70. Echeburúa E, Fernández-Montalvo J. 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Vı́ctor Péreza,b, Juan Carlos Pascuala,b,, Joaquim Solera,b, Thais Tianaa,b, Anna Cortésc, Montserrat Baigetc, Ana Martı́n-Blancoa,b y Enrique Álvareza,b a Departamento de Psiquiatrı́a, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, España Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, España c Servicio de Genética, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, España b Recibido el 11 de noviembre de 2009; aceptado el 8 de marzo de 2010 Disponible en Internet el 13 de mayo de 2010 PALABRAS CLAVE Trastorno lı́mite de la personalidad; Genética; Psicoterapia Resumen Objetivo: Probablemente haya asociación entre factores genéticos, rasgos de personalidad y respuesta a la psicoterapia. Se propone el nuevo concepto de )psicoterapiagenética* como estrategia para estudiar cómo los factores genéticos pueden influir en la respuesta terapéutica. El objetivo es examinar la asociación entre polimorfismos del gen que codifica el transportador de serotonina (SERT) y el gen que codifica el receptor de la dopamina D4 (DRD4) con la adherencia a la psicoterapia. Método: Estudio prospectivo con 110 pacientes diagnosticados de trastorno lı́mite de la personalidad (TLP) que participaron en terapia dialéctica-conductual (TDC). Se examinaron tres polimorfismos: el 5-HTTLPR y el VNTR del gen SERT y la presencia del alelo de 7 repeticiones (D4.7) del gen DRD4. Como medidas de adherencia, se usaron la tasa de abandonos y la media de sesiones realizadas. Resultados: La presencia del alelo de 12 repeticiones del polimorfismo VNTR del SERT se asoció con una mayor adherencia a la psicoterapia. No se observaron asociaciones significativas entre los polimorfismos 5-HTTLPR o D4.7 y la adherencia. Conclusiones: Nuestros resultados preliminares muestran correlación entre algunas variaciones genéticas y la adherencia a la TDC en pacientes con TLP. La estrategia de )psicoterapiagenética* podrı́a ser útil para estudiar cómo las variables genéticas influyen en la respuesta a la psicoterapia. & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (J.C. Pascual). 1888-9891/$ - see front matter & 2009 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.rpsm.2010.03.003 ARTICLE IN PRESS Psicoterapiagenética: ¿influyen los genes en la adherencia a la psicoterapia? KEYWORDS Borderline personality disorder; Genetics; Psychotherapy 69 Pyschotherapygenetics. Do genes influence psychotherapy adherence? Abstract Objective: There is probably an association between genetic factors, personality traits and response to psychotherapy. We propose the new concept of ‘‘psychotherapygenetics’’ as a strategy to study how genetic factors may influence psychotherapeutic response. The aim was to examine the association between polymorphisms of the serotonin transporter gene (SERT) and the dopamine 4-receptor gene (DRD4) with adherence to psychotherapy. Method: We performed a prospective study of 110 patients with borderline personality disorder (BPD) who participated in dialectical behavioral therapy (DBT). Three polymorphisms were examined: the 5-HTTLPR and the VNTR on the SERT gene and the 7-repeat allele (D4.7) on the DRD4 gene. The dropout rate and the mean number of sessions attended were used as an adherence index. Results: The presence of the 12-repeat allele on the VNTR polymorphism of SERT was associated with higher adherence to psychotherapy. There was no significant association between the 5-HTTLPR or D4.7 polymorphisms and adherence. Conclusions: Our preliminary results show a correlation between certain genetic variations and adherence to DBT in patients with BPD. A ‘‘psychotherapygenetics’’ approach could be useful to study how genetic variables may influence patients’ psychotherapy response. & 2009 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Al igual que sucede en las estrategias de farmacogenética con la respuesta a los agentes psicotrópicos o las reacciones adversas a los medicamentos1, proponemos aquı́ un concepto nuevo, la )psicoterapiagenética* para investigar los factores genéticos que pudieran influir en la respuesta de los pacientes a la psicoterapia. Varios estudios han señalado que sencillos mecanismos genéticos podrı́an ser la base de ciertos comportamientos complejos, tales como la agresividad, la depresión o la resiliencia a problemas emocionales2. Los genes afectan a la expresión, la función y el metabolismo de varios neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que desempeñan un papel importante en los rasgos de personalidad. A su vez, ciertos rasgos como la perseverancia o la apertura ante nuevas experiencias pueden influir en el curso de la psicoterapia. Un estudio previo ya documentó la asociación entre los factores genéticos y la respuesta al tratamiento farmacológico y psicoterapéutico de la bulimia3. Los pacientes con trastorno lı́mite de la personalidad (TLP) constituyen una buena población para explorar esta hipótesis, ya que la etiologı́a del TLP comprende factores genéticos y ambientales, y se considera que la psicoterapia es el tratamiento de elección4. Aunque la identificación de los genes implicados en este trastorno es escasa, algunos estudios señalan que los genes serotoninérgicos y dopaminérgicos parecen estar especialmente involucrados en sı́ntomas caracterı́sticos del TLP, como la inestabilidad afectiva, la impulsividad o el suicidio5,6. Ciertos genes relacionados con estos sistemas –p. ej., el gen del transportador de la serotonina (SERT) y el gen del receptor de la dopamina 4 (DRD4)– podrı́an, a priori, ser buenos candidatos a ser estudiados en la población con TLP. Al igual que en algunos ensayos clı́nicos farmacológicos recientes, donde la interrupción del tratamiento se consideró la medida principal para estudiar la efectividad del fármaco7, la tasa de adherencia podrı́a constituir una variable pragmática para explorar la efectividad de la intervención psicoterapéutica. Este estudio pretende explorar la asociación entre las variantes polimórficas del SERT y del DRD4 con la adherencia a la psicoterapia. Método Sujetos De un total de 110 sujetos incluidos en el estudio, el 86% (94/ 110) eran mujeres con una media de edad de 28,876,2 años. Los criterios de inclusión fueron: a) cumplir criterios diagnósticos de DSM IV para el TLP, evaluados mediante dos entrevistas diagnósticas semiestructuradas—la Entrevista clı́nica estructurada para trastornos de personalidad del eje II del DSM-IV (SCID-II)8 y la Entrevista diagnóstica para TLP—Revisada (DIB-R)9; b) tener una edad comprendida entre los 18 y los 45 años; c) no tener en curso comorbilidades del eje I en curso; d) obtener una puntuación Z4 en la escala de Impresión de la gravedad clı́nica general (CGI-S)10, y e) no estar participando en una intervención de psicoterapia en el momento del reclutamiento. Todos los pacientes formaron parte de un grupo de intervención de terapia dialéctica conductual (TDC) durante 14 semanas. El formato de TDC utilizado fue adaptado de la versión estándar, y se aplicó uno de los cuatro tipos de intervención: la adquisición de habilidades o destrezas. La adquisición de habilidades cubrı́a todos los módulos originales e instruı́a a los participantes en las siguientes áreas: desarrollo de conciencia plena (mindfulness), tolerancia al estrés y habilidades interpersonales y de regulación emocional. Los módulos no se repitieron para acortar la duración de la aplicación. Las intervenciones psicoterapéuticas ARTICLE IN PRESS 70 100 Tasa de adherencia (%) fueron conducidas por dos psicoterapeutas cognitivosconductuales con experiencia en terapia de grupo en TLP y formados en cursos organizados por el Behavioural Technology Transfer Group11,12. Como criterios de valoración de la adherencia a la psicoterapia, se utilizaron la tasa de abandonos y la media de sesiones máximas realizadas. Los pacientes podı́an continuar con el tratamiento farmacológico si lo habı́an iniciado antes de la inclusión en el estudio, pero no podı́an modificar la dosis durante éste. Se obtuvo consentimiento informado por escrito; el estudio cumple los principios establecidos en la Declaración de Helsinki y fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. V. Pérez et al 80 60 40 20 Presencia de alelo de 12 repeticiones Ausencia de alelo de 12 repeticiones Análisis 0 Mediante las técnicas habituales se obtuvo ADN de sangre venosa, y se realizó la determinación genotı́pica mediante procedimientos normalizados13,14. Se examinaron dos polimorfismos en el gen SERT: el promotor del transportador de la serotonina, 5-HTTLPR (genotipos S/S, S/L y L/L), y el número variable de repeticiones en tándem, VNTR, en el intrón 2 (alelo de 10 repeticiones y alelo de 12 repeticiones). En el gen DRD4, se examinó la presencia/ausencia del alelo de 7 repeticiones (D4.7) en el tercer exón. Utilizamos la tasa de abandonos y el número medio de sesiones asistidas como ı́ndices de adherencia a la psicoterapia, y se analizaron mediante la prueba de la w2 y el análisis de varianza (ANOVA), respectivamente. Se realizaron comparaciones entre la presencia/ausencia de un determinado alelo y el número de sesiones asistidas mediante la prueba de la t de Student bilateral, con un grado de significación de po0,05. En las variables que mostraron significación estadı́stica, se realizó un análisis de supervivencia de Kaplan-Meier. Resultados En total, 72 pacientes (65,5%) finalizaron las 14 semanas de TDC. Los porcentajes de genotipos obtenidos para el 5-HTTLPR fueron: un 22,7% del S/S, un 42,7% del S/L y un 34,5% del L/L. No hubo diferencias significativas entre los portadores S y los no portadores en la tasa de abandonos (el 34,7 frente al 34,2%) ni en el número medio de sesiones a las que asistieron (11,6 frente a 10,7 respectivamente; p¼0,29). Se obtuvieron resultados similares para los pacientes con (n ¼ 34) o sin (n ¼ 76) el alelo D4.7; no hubo diferencias en la tasa de abandonos (el 35,3 frente al 34,2%) ni en el número medio de sesiones a las que asistieron (11,2 frente a 11,3 respectivamente). En el polimorfismo VNTR del SERT, 14 pacientes (12,7%) eran homocigotos para el alelo de 10 repeticiones, 48 (43,6%) para el alelo de 12 repeticiones y 43 (39,1%) eran heterocigotos (10/12). Sólo 1 paciente presentó el genotipo 9/10 y solo 4 pacientes poseı́an el genotipo 9/12 (estos alelos con 9 repeticiones se eliminaron del análisis estadı́stico debido a su baja frecuencia). Los pacientes heterocigotos tuvieron una tasa de abandono inferior (25,6%) que los pacientes homocigotos (39,6–50%; p¼ 0,11), aunque sin diferencias estadı́sticamente significativas. Si bien no se observó ninguna diferencia en la tasa de abandono en los 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 Sesiones de psicoterapia Figura 1 Curvas de Kaplan-Meier para la adherencia a la psicoterapia en portadores de alelos de 12 repeticiones comparados con los no portadores (mediana del número de sesiones asistidas, 14 frente a 5; p¼ 0,019). portadores de 10 repeticiones frente a los no portadores, los portadores de 12 repeticiones tuvieron un tasa de abandono inferior que los no portadores (el 31,6 frente al 53,3%; p ¼0,1). Además, los pacientes con 10/12 o 12/12 asistieron significativamente a más sesiones (12,2 y 11,3, respectivamente) que los portadores 10/10 (8,2; p¼ 0,015). Asimismo, los portadores de 12 repeticiones permanecieron en psicoterapia significativamente más que los no portadores (11,8 frente a 8 sesiones; p¼0,001). La figura 1 muestra una curva de Kaplan-Meier para la adherencia a la TDC, donde los portadores del alelo de 12 repeticiones mostraban una adherencia significativamente mayor a la psicoterapia que los no portadores (mediana del número de sesiones, 14 frente a 5; p¼ 0,019). Discusión Este estudio es el primero que describe el concepto de )psicoterapiagenética* y nuestros resultados preliminares indican que existirı́a asociación entre algunas variaciones genéticas y la adherencia a la psicoterapia. Podrı́amos considerar que existen individuos con una predisposición endógena o )genéticamente sensibles* a los cambios en el entorno (p. ej., inicio de la psicoterapia) y otros que lo son menos. Según los modelos psicobiológicos de autores como Cloninger o Zuckerman15,16, alrededor de un 50–60% de las dimensiones de personalidad se heredan y existirı́a una correlación entre los marcadores biológicos y los rasgos de carácter. Las variaciones genéticas influirı́an en los sistemas de neurotransmisores y éstos determinarı́an los rasgos de carácter; por ejemplo, la función dopaminérgica estarı́a asociada con la búsqueda de sensaciones, la actividad serotoninérgica, con la evitación del daño. Por otra parte, estos rasgos de carácter podrı́an tener influencia en el éxito o el fracaso de la psicoterapia. ARTICLE IN PRESS Psicoterapiagenética: ¿influyen los genes en la adherencia a la psicoterapia? Nuestra hipótesis era que el alelo S del 5-HTTLPR y el alelo de 10 repeticiones del VNTR en el SERT estarı́an asociados con una menor actividad serotoninérgica con rasgos de ansiedad-neuroticismo, depresión e impulsividad5,6,13 y, finalmente, con una peor adherencia a la psicoterapia. Con respecto al gen DRD4, el alelo D4.7 se ha asociado con elevada búsqueda de sensaciones y baja perseverancia6, de manera que era de esperar que este alelo se asociase con elevadas tasas de abandono. Sin embargo, nuestros resultados no respaldan las hipótesis sobre el alelo S ni el alelo D4.7. La única asociación significativa que encontramos fue entre el alelo de 10 repeticiones del VNTR y las tasas elevadas de abandono. Esto podrı́a indicar que existirı́a una relación entre el alelo de 10 repeticiones, una actividad serotoninérgica inferior, ansiedad, rasgos de impulsividad y una mayor tasa de abandono. De hecho, en un estudio reciente, Ni et al17 observaron que los pacientes con TLP, comparados con controles sanos, presentaban tasas similares del alelo S del 5-HTTLPR, pero tasas mayores del alelo de 10 repeticiones del VNTR. Este estudio muestra los resultados preliminares obtenidos mediante una primera aproximación en la búsqueda de un modelo explicativo de )psicoterapiagenética* a través del análisis de la asociación entre la genética y la adherencia a la terapia. No obstante, existen varios factores intermedios, tales como las dimensiones de carácter, cuya concordancia con la genética y la adherencia a la terapia deberı́a investigarse en el futuro. Debido a sus limitaciones, nuestros hallazgos preliminares deben interpretarse con cautela; por ejemplo, la muestra es relativamente pequeña (n ¼110), la adherencia a la psicoterapia no siempre implica una mejora en eficacia, podrı́an utilizarse diferentes tipos de psicoterapia que resultarı́an en distintas tasas de abandono12, y la adherencia al tratamiento depende de factores múltiples tanto ambientales como genéticos. Es necesario acumular más conocimientos sobre las bases biológicas del TLP para seleccionar los genes apropiados. En conclusión, nuestro estudio muestra asociación entre el alelo de 12 repeticiones del VNTR y una mayor adherencia a la psicoterapia. Por consiguiente, el enfoque de la )psicoterapiagenética* podrı́a ser útil en el futuro para estudiar cómo influye la variabilidad genética en la efectividad de las intervenciones psicoterapéuticas. Financiación El estudio fue financiado por el Ministerio de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III, CIBERSAM. 71 Bibliografı́a 1. Arranz MJ, De Leon J. Pharmacogenetics and pharmacogenomics of schizophrenia: a review of last decade of research. Mol Psychiatry. 2007;12:707–47. 2. Holden C. Parsing the genetics of behaviour. Science. 2008;322: 892–895. 3. Steiger H, Joober R, Gauvin L, Bruce KR, Richardson J, Israel M, et al. Serotonin-system polymorphisms (5-HTTLPR and -1438G/ A) and responses of patients with bulimic syndromes to multimodal treatments. J Clin Psychiatry. 2008;69:1565–71. 4. American Psychiatric Association Practice Guidelines. Practice guideline for the treatment of patients with borderline personality disorder. Am J Psychiatry. 2001;158:1–52. 5. 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Nashville, TN 37228 Estados Unidos Tel.: þ001 615 324 2370 Correo electrónico: [email protected] http://www.schizophreniaresearchsociety.org/ XVII Symposium Internacional sobre Actualizaciones y Controversias en Psiquiatrı́a Barcelona, 15–16 de abril de 2010 Tema: ‘‘Alucinaciones y Delirios’’ Secretarı́a técnica: Geyseco Marina, 27 Bajos (Villa Olı́mpica). 08005 Barcelona, España Tel.: (þ34) 93 221 22 42 Fax: (þ34) 93 221 70 05 Correo electrónico: [email protected] http://www.geyseco.es http://www.geyseco.es/controversias/ XXXVII Jornadas Nacionales Socidrogalcohol Oviedo, 22–24 de abril de 2010 Organiza: Sociedad Cientı́fica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanı́as (Socidrogalcohol) Avda. de Vallcarca, 180. 08023 Barcelona Tel./fax: þ34 93 210 38 54 Correo electrónico: [email protected] http://www.socidrogalcohol.org XII Jornadas Nacionales de Patologı́a Dual Madrid, 6–8 de mayo de 2010 Secretarı́a: TILESA OPC, S.L. Londres, 17. 28028 Madrid Tel.: 91 361 26 00 Fax: 91 355 9208 Correo electrónico: [email protected] doi:10.1016/j.rpsm.2010.06.001 10th International Review of Bipolar Disorders Budapest, 12–14 de mayo de 2010 Organiza: European Bipolar Forum http://www.irbd.org/ 163rd Annual Meeting American Psychiatric Association New Orleans, 22–26 de mayo de 2010 Ernest N. Morial Convention Center New Orleans, Louisiana http://www.psychiatry.org/MainMenu/EducationCareerDe velopment/Meetings/AnnualMeeting.aspx Debates en Psiquiatrı́a Oviedo, 4–5 de junio de 2010 Área de Psiquiatrı́a. Universidad de Oviedo Julián Claverı́a, 6. E-33006 Oviedo Tel.: þ34 985 10 3553-3552-4219 Fax: þ34 985 10 3553-3552 Correo electrónico: [email protected] http://www.uniovi.es/psiquiatria CINP Biennial International Congress Hong-Kong, 6–10 de junio de 2010 Congress and Exhibition Offi ce CPO HANSER SERVICE GmbH Zum Ehrenhain 34. 22885 Barsbüttel, Germany Tel.: þ49-40-670 882-0 Fax: þ49-40-670 32 83 Correo electrónico: [email protected] http://www.cinp2010.com/ CPDD 72nd Annual Scientific c Meeting June 12–17 de 2010 The Fairmont Scottsdale –Scottsdale, Arizona http://www.cpdd.vcu.edu/ AGENDA 2010 VIII Congreso Nacional de Trastornos de la Personalidad Madrid, 16–18 de junio de 2010 Palacio de Congresos Paseo de la Castellana, 99. Madrid Secretarı́a Cientı́fica: Servicio de Psiquiatrı́a, Hospital Clı́nico San Carlos Tel.: 913 303 572 Correo electrónico: [email protected] Jornadas Post APA Madrid, 17 de junio y Barcelona, 18 de junio de 2010 73 Secretarı́a Técnica: Viajes Halley, S.A. Departamento de Congresos. Cea Bermúdez, 61. 28003 Madrid. Tel.: þ34 914 550 028. Fax: þ34 915 499 348. Correo electrónico: [email protected] http://www.psiquiatriabarcelona2010.org XXVI Congreso de la Asociación Psiquiátrica de América Latina Puerto Vallarta (México), 29 de octubre-2 de noviembre de 2010 http://www.cdnp.org.do/ 23rd ECNP Congress Amsterdam, 28 de agosto –1 de Septiembre 2010 http://www.ecnp.eu/ 10th International Forum on Mood and Anxiety Disorders (IFMAD) 13th European Symposium on suicide and suicidal behavior Viena, 17–19 de Noviembre de 2010 Organizing Secretariat: AIM Group 74, Boulevard d’Italie-MC 98000 Monaco Tel.: þ377 97 973 555 Fax: þ377 97 973 550 Correo electrónico: [email protected] Roma, 1–4 de septiembre de 2010 Symposium Secreteriat MGA Srl Congressi & Pubbliche Relazioni Sede Di RomaViale Mazzini 145 00195 Rome Italy Tel.: þ39 06-398651 Fax: þ39 06-39730337 Correo electrónico: [email protected] http://www.esssb13.org 2010 Isbra World Congress Parı́s, 13–16 de septiembre de 2010 Registration: Princeps Editions 64, avenue du Général de Gaulle. F-92130 Issy-les-Moulineaux Phone: þ33 (0)1 46 38 24 14 Fax: þ33 (0)1 40 95 72 15 Correo electrónico: [email protected] http://www.isbra2010paris.org/ XVIII Reunión de la Sociedad Española de Psicogeriatrı́a (SEPG) Santiago de Compostela, 26–29 Septiembre de 2010 Correo electrónico: [email protected] http://sepg.es/ Franc-ais de Psychiatrie 2eme Édition Congres Lyon, 17–20 noviembre de 2010 Organisation: Carco-6, cité paradis-75010 Paris Tél. : þ33(0) 1 55 43 18 18 Fax :þ33(0) 1 55 43 18 19 Contact et information : [email protected] 8a Reunión Internacional sobre las Fases Tempranas de las Enfermedades Mentales Santander, 18-20 de noviembre de 2010 Inscripción y reservar: Aforo Congresos C/ Calvo Sotelo, 19. Planta 3a-Oficina 3 39002 Santander Tel.: 942 230 627 Fax: 942 231 058 http://www.fasestempranas.com/genesyambiente/ XIV Congreso Nacional de Psiquiatrı́a The Fourth Dual Congress Psychiatry and the Neurosciences Barcelona, 18–22 de Octubre de 2010 Secretarı́a Cientı́fica: Hospital Universitario de Bellvitge -Servicio de Psiquiatrı́a 08907 Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Tel.: þ34 932 607 922. Fax: þ34 932 607 658. Correo electrónico: [email protected] Thessaloniki, Greece, 18–21 de noviembre de 2010 Congress Secretariat 19 Anagnostopoulou Street GR-10673 Athens (Greece) Tel.: þ30-2103615201/2103609442 Fax: þ30-2103625572 http://www.ina-wfsbp-dualcongress.gr/2010/ 74 7* International Conference on Early Psychosis, Early Psychoses: A Lifetime Perspective (IEPA) Amsterdam, 28 Noviembre-1 Diciembre de 2010 Scientific program : IEPA Secretariat AGENDA 2010 PO Box 143, Parkville VIC 3052. Australia Tel.: þ61 3 8346 8256 Fax: þ61 3 8346 8239 Correo electronic: [email protected] http://www.iepa.org.au/2010/ Revista de Psiquiatría y Salud Mental INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES NORMAS DE PUBLICACIÓN SECCIONES DE LA REVISTA R EVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD M ENTAL (RPSM), órgano de expresión de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), es una publicación orientada al estudio de las enfermedades mentales, sus procesos patológicos y sus consecuencias psicosociales, y tiene como finalidad difundir los avances científicos en todos los campos relacio nados con la enfermedad y la salud mental. Se publicarán trabajos inéditos sobre la psiquiatría y salud mental y su repercusión médica, social y de comportamiento. Por tal motivo, se da cabida en la Revista a trabajos procedentes del ámbito biológico, clínico y psicosocial. La Revista se adhiere a las normas del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (http://www.icmje.org), por lo que los manuscritos deben elaborarse siguiendo sus recomendaciones. Todas las contribuciones originales, además de las que considere el Comité Editorial, serán evaluadas antes de ser aceptadas por revisión externa y anónima por pares (peer review). El envío de un artículo a R EVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD M ENTAL implica que es original y que no ha sido previamente publicado ni está siendo evaluado para su publicación en otra revista. No se aceptará material previamente publicado. Los autores son responsables de obtener los oportunos permisos para reproducir parcialmente material (texto, tablas o figuras). Originales. Trabajos de investigación que aportan nuevos resultados en las áreas de interés de la Revista. Los manuscritos deberán estructurarse en los apartados: Introducción, Material y métodos, Resultados, Discusión y Bibliografía. La extensión recomendada es de 3.000-3.500 palabras (sin incluir resumen, tablas, figuras y bibliografía), que equivale a unas 12 páginas DIN A4 a doble espacio, con tipo de letra Arial de tamaño 12. Se incluirá un máximo de 6 tablas y figuras (esquemas, gráficos o imágenes). También se recomienda limitar el número de referencias bibliográficas (en lo posible, a un máximo de 40 citas). Los originales deberán acompañarse de un resumen de un máximo de 250 palabras estructurado en los apartados: Introducción, Material y métodos, Resultados y Conclusiones. Para la publicación de ensayos clínicos controlados se recomienda seguir los criterios CONSORT, disponibles en: http://www.consort-state-ment.org Autoría. En la lista de autores deben figurar únicamente aquellas personas que cumplan cada uno de los siguientes requisitos: Revisiones. Puestas al día de un problema de relevancia biológica, clínica o psicosocial mediante la aportación de la necesaria bibliografía para este cometido. Si bien los trabajos de revisión serán preferiblemente encomendados por los Editores de la Revista, cabe la posibilidad de su espontánea aportación. La extensión recomendada es la misma que para los artículos originales. El resumen no estructurado de los trabajos de esta sección deberá ser lo más escueto posible (de unas 150 palabras), pero fluido en su lectura y concluyente del tema en cuestión. No obstante, con el fin de evitar esfuerzos innecesarios, conviene llegar a un acuerdo previamente sobre el tema y la extensión del manuscrito con los Editores. 1. Haber participado en la concepción y realización del trabajo que ha dado como resultado el artículo en cuestión. 2. Haber participado en la redacción del texto y en sus posibles revisiones. 3. Haber aprobado la versión que finalmente será publicada. Conflicto de intereses. Los autores deben describir cualquier relación financiera o personal que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con el artículo publicado. Incluso si los autores consideran que no los hay, deberán indicarlo. Responsabilidades éticas. Cuando se describen experimentos que se han realizado en seres humanos se debe indicar si los procedimientos seguidos se conformaban con las normas éticas del comité de experimentación humana responsable (institucional o regional) y con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki (http://www. wma.net/s/ethicsunit/helsinki.htm). No se deben utilizar nombres, iniciales o números de hospital, sobre todo en las figuras. Cuando se describen experimentos en animales, se debe indicar si se han seguido las pautas de una institución o consejo de investigación internacional, o una ley nacional reguladora del cuidado y la utilización de animales de laboratorio. Consentimiento informado. Los autores deben mencionar en la sección de métodos que los procedimientos utilizados en los pacientes y controles se han realizado tras la obtención del consentimiento informado. Si se reproducen fotografías o datos de pacientes, los autores son responsables de la obtención del consentimiento por escrito, autorizando su publicación, reproducción y divulgación en soporte papel e Internet. ENVÍO DE MANUSCRITOS Los manuscritos deben remitirse a través de la siguiente dirección web: http://ees.elsevier.com/rpsm. Los autores pueden ponerse en contacto con la secretaría técnica de la Revista a través de correo electrónico: [email protected] Originales breves. Trabajos de investigación que por sus características especiales (series con número reducido de casos, estudios epidemiológicos descriptivos, trabajos con objetivos y resultados muy concretos) pueden publicarse de forma abreviada. Su extensión no superará las 1.500 palabras, más 2 figuras y/o tablas y un máximo de 15 referencias bibliográficas. Se aportará un resumen estructurado (máximo de 250 palabras). Cartas. La sección se divide en “Cartas científicas”, trabajos que contienen nuevos estudios que pueden exponerse de forma abreviada, y “Cartas al Editor”, donde los lectores pueden expresar su opinión argumentada, conforme o disconforme, de una publicación reciente, así como sobre un tema que consideren importante comentar por su actualidad. Con esta sección se pretende fomentar y estimular el coloquio y la discusión entre los profesionales lectores de la Revista. Las aportaciones deben ser precisas y convenientemente argumentadas, preferentemente con citas bibliográficas en un número no superior a 10. La extensión de la carta no sobrepasará las 750 palabras, y se dará preferencia para la publicación a las más concisas y de mayor brevedad y claridad. La Revista se reserva el derecho de acortar el texto de la carta, ya sea por haber sobrepasado la extensión establecida o por reiteraciones que afectan a la fluidez de su lectura. Editoriales. Esta sección es habitualmente por encargo. Sin embargo, el comité editorial puede considerar para publicación y someter al proceso de revisión trabajos no solicitados, para lo que conviene establecer un previo acuerdo. PREPARACIÓN DE LOS MANUSCRITOS Todos los manuscritos se adecuarán a las normas de publicación. El manuscrito se escribirá en castellano y/o inglés, y se presentará a doble espacio, con márgenes de 2,5 cm y páginas numeradas, de acuerdo con el siguiente orden: Primera página. Contiene el título del trabajo, nombre completo y uno o los dos apellidos de los autores, así como el centro de trabajo de cada Normas de publicación. / Revista de Psiquiatría y Salud Mental uno y la población en que se halla cada centro. También corresponde aquí escribir la dirección completa del autor al que se dirigirá la correspondencia, incluyendo teléfono, fax y correo electrónico. Esta página se adjuntará separada del resto del artículo en la web (http://ees.elsevier.com/rpsm). Resumen. Se elaborará según la sección a la que pertenece el trabajo (léase secciones de la revista). Al final de éste se escribirán no más de 5 palabras clave (utilizando los términos del Medical Subject Headings (MeSH) de Index Medicus). Se añadirá la versión en lengua inglesa del resumen, así como del título del trabajo y las palabras clave. Debido a su importancia para alcanzar la mayor difusión de las publicaciones, conviene que la versión inglesa del resumen presente la mayor claridad y calidad posible, por lo que se recomienda una revisión de estilo por parte de un nativo, preferentemente un profesional del campo del artículo. Texto. De estructura y extensión según la sección del trabajo. Las citas bibliográficas se señalarán numéricamente, en superíndice, en el orden de su aparición en el texto. Bibliografía. Las referencias bibliográficas se citan en secuencia numérica, en formato superíndice, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. La bibliografía se remitirá como texto estándar, nunca como notas al pie. No se deben incluir citas difícilmente asequibles o verificables, como resúmenes de congresos o comunicaciones personales. Los autores son responsables de la exactitud y adecuada presentación de las referencias bibliográficas, que seguirán el estilo recomendado por el Comité Internacional de Editores de Revistas Biomédicas, que se puede consultar en: http://www.nlm.nih.gov/bsd/uniform_requirements.html Lista de todos los autores. Si el número de autores es superior a seis, se incluirán los seis primeros, añadiendo la partícula latina “et al”. Por ejemplo: 7. Galache Osuna JG, Moreno Ambroj C, Sánchez-Rubio Lezcano J, Calvo Cebollero I, Portolés Ocampo A, Aured Guayar C, et al. Evolución a corto y medio plazo del infarto agudo de miocardio transmural en mujeres ancianas. ¿Son tratadas correctamente? Rev Esp Geriatr Gerontol. 2007;42:142-8. Capítulo en libro. Autores, título del capítulo, editores, título del libro, ciudad, editorial, año y páginas. Por ejemplo: 32. Martínez-Murillo R, Rodrigo J. The localization of cholinergenic neurons and markers in the CNS. En: Stone TW, editor. CNS neurotransmitters and neuromodulators: Acetylcholine. Londres: CRC Press; 1995. p. 1-37. Libro. Autores, título del libro, ciudad, editorial y año. Por ejemplo: 5. Gálvez Vargas R, Delgado Rodríguez M, Guillén Solvas JF. Concepto, importancia y futuro de la infección hospitalaria. Granada: Universidad de Granada; 1993. Material electrónico. Artículo de revista en formato electrónico. Por ejemplo: 3. Morse SS. Factors in the emergence of infectious diseases. Emerg Infect Dis. [revista electrónica] 1995 Jan-Mar [accedido 05 Jun 1996]. Disponible en: www.cdc.gov/nci-dod/EID/eid.htm Agradecimientos. Podrán ser expresados a personas o entidades que hayan ayudado a la realización del trabajo. En su caso, de acuerdo con los criterios del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas, se mencionarán las personas y el tipo de ayuda aportada, así como las entidades o instituciones que hayan financiado o suministrado materiales. En caso de proyectos de investigación financiados es suficiente mencionar el código de registro y la entidad, institución o fundación que lo apoya económicamente. Tablas. Se numerarán con números arábigos, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. Cada tabla se escribirá en una hoja aparte, al final del texto. Incluyen un título en la parte superior y en la parte inferior se describen las abreviaturas empleadas por orden alfabético. El contenido es autoexplicativo y l os datos que incluyen no figuran en el texto ni en las figuras. Figuras (gráficos, esquemas o imágenes). No se aceptarán las imágenes fotográficas o microscópicas de calidad insatisfactoria o de insuficiente valor demostrativo. Es recomendable utilizar los formatos jpg o tiff, de resolución no inferior a 300 puntos por pulgada (dpi). El tamaño ha de ser también de 9 × 12 cm. No se aceptará cualquier tipo de material iconográfico presentado en color. Las figuras se numerarán con números arábigos, de acuerdo con su orden de aparición en el texto. Las leyendas de las figuras se incluirán en hoja aparte al final del manuscrito, identificadas con números arábigos. Deben identificarse las abreviaturas empleadas por orden alfabético. Las fotografías de personas deben realizarse de manera que no sean identificables o se adjuntará el consentimiento de su uso por parte de la persona fotografiada. PROCESO EDITORIAL La recepción del manuscrito será inmediatamente confirmada por la Revista. Tras su valoración por parte de los Editores, el trabajo será evaluado por expertos independientes. El resultado final conducirá a la aceptación del manuscrito, a la devolución para introducir correcciones para la reelaboración del trabajo o al rechazo de su publicación en la Revista. Excepto en el primer caso, las otras decisiones serán comunicadas al autor convenientemente argumentadas. Antes de la publicación del artículo, el autor indicado para la correspondencia en la primera página del manuscrito recibirá una prueba de composición del artículo. El autor deberá responder en 48 horas dando su visto bueno para la impresión o indicando las correcciones necesarias, si fuera preciso. Las correcciones deben limitarse a los errores de imprenta, nunca serán adiciones o cambios del original. Acerca del manuscrito titulado _____________________________ _____________________________________________________ Remitido para su publicación a la revista arriba menciona da, sus autores, abajo firmantes, DECLARAN: — Que es un trabajo original. — Que no ha sido previamente publicado. — Que no ha sido remitido simultáneamente a otra publicación. — Que todos ellos han contribuido intelectualmente en su elaboración. — Que todos ellos han leído y aprobado el manuscrito remitido. — Que, en caso de ser publicado, transfieren todos los derechos de autor al editor, sin cuyo permiso expreso no podrá reproducirse ninguno de los materiales publicados en la Revista. — Que la editorial no comparte necesariamente las afirmaciones que los autores manifiestan en el artículo. A través de este documento ELSEVIER ESPAÑA, S.L. asume los derechos para editar, publicar, reproducir, distribuir copias, preparar trabajos derivados en papel, electrónicos o multimedia e incluir el artículo en índices nacionales e internacionales o bases de datos. Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha Firma Nombre Fecha