PROPUESTA DE TRABAJO DEL OFICIO CATEQUÍSTICO
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PROPUESTA DE TRABAJO DEL OFICIO CATEQUÍSTICO
PROPUESTA DE TRABAJO DEL OFICIO CATEQUÍSTICO NACIONAL PERÍODO 2011-2013 Para dar un nuevo impulso a la catequesis creemos que: “Es necesario asumir la Iniciación a la Vida Cristiana como la modalidad básica para la educación en la fe, teniendo como destinatarios tanto a niños, jóvenes y adultos no bautizados, como a bautizados no suficientemente evangelizados”. Motivación En la última reunión del Oficio Nacional (noviembre 2010) y después de la evaluación del labor realizado en el trienio anterior se veía la necesidad de dar un nuevo impulso a la catequesis en nuestra Iglesia Uruguaya. También en el momento de discernir hacia dónde queremos llevar la catequesis hemos tenido muy presente la prioridad pastoral 5.1. 1: “La iniciación cristiana y la catequesis permanente, que cumpla con la exigencia de 'ofrecer a todos un encuentro personal con Jesucristo, una experiencia religiosa profunda e intensa, un anuncio kerigmático y el testimonio personal de los evangelizadores, que lleve a una conversión personal y a un cambio de vida integral'. (DA. 226a)” La propuesta pide, consecuentemente, una dedicación comprometida al 'primer anuncio'. En el empeño misionero no pidamos todo a la catequesis. Demos a cada espacio y tiempo de la evangelización, a cada paso y su dinamismo de su proceso , la dedicación de esfuerzos, de recursos y agentes que sean necesarios. Planteemos directamente el ejercicio misionero de la presencia, el testimonio, el diálogo y el anuncio explícito del Evangelio en el mundo de hoy. Acertar a quiénes, cuándo y cómo hemos de allegarnos para entablar el diálogo evangelizador y hacer la primera propuesta del Evangelio, es un desafío ineludible que no se cumplen con las exigencias catequéticas. La propuesta, que ahora hacemos, se refiere al segundo momento del proceso evangelizador y consiste en proponer, dentro del plan evangelizador, la necesidad de un nuevo paradigma de la iniciación cristiana. Es necesario un nuevo giro en la transmisión de la fe como un paso de la reproducción a la recomposición, sustituyendo la transmisión de la fe bajo la forma de herencia o mera repetición por la transmisión bajo la forma de propuesta, dirigida a la persona que reclama de ella no sólo una acogida sino una apropiación personal mediante una elaboración personalizada sin pérdida de los rasgos característicos de un cristianismo fiel. La iniciación es más un proceso que uno o varios cursos. La palabra proceso supone un camino a recorrer. La concepción de proceso entraña la posibilidad de distintas puertas de entrada en la experiencia cristiana, de diversos programas, de itinerarios diversificados y de distintos ritmos, sobre todo, teniendo en cuenta que la propia historia personal tiene que ser “leída” como historia de fe. 1 C.E.U., Orientaciones Pastorales 2008-2013; Recomenzar desde Emaús. La iniciación, como toda propuesta de la fe, tiene que guardar la doble fidelidad: al Evangelio y al hombre. Esta fidelidad ha de atender a los rasgos de la cultura que marcan a la persona hoy, a la pluralidad existente al interior de la sociedad actual y de sus generaciones y a la diversidad de posiciones en relación a la fe. Para elaborar el contenido hemos de “ir al corazón del misterio de la fe” y, consecuentemente la catequesis tiene que concentrarse en lo esencial y expresar claramente la relación de los distintos anuncios con el núcleo del mensaje. Ir a lo nuclear no evita sino exige formularlo en un lenguaje inculturado. Dos sugerencias nos parecen oportunas en este campo. La primera es comunicar el mensaje cristiano preferentemente en lenguaje narrativo en consideración a la Historia de Salvación y a la sensibilidad cultural actual. La segunda es facilitar la creatividad del Pueblo de Dios poniendo en manos de todos la Biblia, el Nuevo Testamento dando fundamental relevancia a la Palabra de Dios. Con frecuencia se habla también de una nueva relación de la catequesis con la liturgia, de la iniciación cristiana con la celebración del misterio; se propone una catequesis más litúrgica. Nos parece que no sólo relación con la celebración, sino también con relación también con el resto de acciones en las que la comunidad cristiana vive y manifiesta su fe y realiza su misión. Sólo así la catequesis será experiencial en un sentido integral al poner al iniciando en relación las distintas reuniones de la comunidad, de las diversas celebraciones, los servicios que manifiesta su compromiso social y caritativo, las acciones apostólicas y, en general, con todas sus actividades de su proyecto comunitario. El modelo de iniciación que queremos seguir es un modelo de iniciación por inmersión, por contagio, es decir por la inmersión evangelizadora en el encuentro con el Señor en la comunidad, en la celebración y en la praxis cristiana. Un modelo experiencial, es decir, configurado por la experiencia narrada, testimoniado y vivida; un modelo que potencia la experiencia religiosa. Es un modelo caracterizado por la personalización y en el que se cuida la centralidad de la persona. Un modelo catequético del caminar y del éxodo; un modelo procesual, con espacios y localizaciones diversas, con tiempos y ritmos cambiantes. Es un modelo que vivencia la comunidad, que incorpora el diálogo y la experiencia intergeneracional. Un modelo marcado por los testigos, los encuentros y las redes relacionales. Es un modelo abierto, que cuida la acogida, al que nada de lo humano le es ajeno y que toma muy en serio la inculturación de la fe. Y al mismo momento es un modelo que con libertad hace la propuesta de la fe y pretender ir al corazón del mismo. El modelo tendrá en cuenta los no bautizados. Destinatarios que exigen de nosotros atención y preparación pastoral para un catecumenado bautismal, inspirado en el de los Padres de la Iglesia pero que sea de nueva creación tomando en cuenta lo descripto anteriormente. El modelo tendrá en cuenta a los bautizados no suficientemente evangelizados. Sabemos que existe un amplio y diversificado número de hombres y mujeres de la masa de los bautizados, que no recibieron una suficiente iniciación y que no llegaron a una opción personal por la fe cristiana. Entre ellos, los hay abiertos a la pregunta humana, en búsqueda sincera, incluso con ciertas referencias evangélicas. Junto a este posible grupo hay otro número de “cristianos en éxodo” que necesitan reiniciarse actualizadamente en la fe. Ahí también es necesario recordar un numeral de los “Criterios Orientadores de la Catequesis en el Uruguay”: “La catequesis, al realizar de diferentes maneras la función de iniciación, lo que hace es poner los cimientos del edificio de la fe ayudando al cristiano en constante crecimiento, a 'dar razón de su esperanza a cualquiera que le pida explicaciones' (1Pedro 3,15). 'La catequesis de iniciación es, así, el eslabón necesario entre la acción misionera, que llama a la fe, y la acción pastoral, que alimenta constantemente a la comunidad cristiana'No es, por tanto, una acción facultativa, sino una acción básica y fundamental en la construcción tanto de la personalidad del discípulo como de la comunidad. (DGC 64-68)” 2 Para poder realizar este objetivo pensamos en 3 líneas de acción: 1. Apropiarnos del RICA como modelo inspirador de cualquier acción misionera. (Esto se tendrá que hacer preferentemente en conjunto con el Equipo de Liturgia y el Equipo Bíblico) 2. Organizar la formación del catequista en clave catecumenal 3. Proveer a los catequistás subsidios que les ayudan a asumir esta modalidad básica La animación y concreción de estas líneas de acción es responsabilidad del Equipo Nacional. Con respecto a la primera línea se considero que es necesario buscar el apoyo del Equipo de Liturgia y del Equipo Bíblico a fin de animar encuentros tanto para los Oficios Diocesanos, los distintos equipos del Oficio, como para los catequistas. Este trabajo se realizaría durante el año 2011 Con respecto a la segunda línea se considero que el ISCA (Instituto Superior de Catequesis) es el ámbito ideal para pensar y organizar la formación del catequista en clave catecumenal. Sería bueno que acompaña el proceso de la línea de acción 1 en el año 2011 para luego empezar en el año 2012 a proponer instancias de formación del catequista en clave catecumenal. Con respecto a la tercera línea se empezaría a trabajar a partir del año 2012 en los distintos equipos del Oficio: − Equipo de Niños − Equipo de Adolescentes − Equipo de Adultos. Se invita a cada equipo que al finalizar 2012 tengan un primer esbozo y ya los materiales necesarios para iniciar una experiencia en el año 2013. Además de estas 3 líneas de acción en relación con el Objetivo del trienio, el Equipo Nacional se propuso también hacer la “animación virtual”. Durante el año 2011 se elaboraría un proyecto de la página web del Oficio Catequístico Nacional, que tendrá como objetivo: animar la catequesis, compartir materiales, formación, noticias, etc... 2 Numeral 12: La catequesis al servicio de la iniciación cristiana.