El patrimonio fotográfico de San José está disperso en
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El patrimonio fotográfico de San José está disperso en
Date submitted: 13/05/2009 Un paisaje del azúcar: recuperación de archivos fotográficos personales de una comunidad azucarera MsC. Maylín Frías Guzmán Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas Santa Clara, Cuba Meeting: 98. Latin America and Caribbean WORLD LIBRARY AND INFORMATION CONGRESS: 75TH IFLA GENERAL CONFERENCE AND COUNCIL 23-27 August 2009, Milan, Italy http://www.ifla.org/annual-conference/ifla75/index.htm Resumen: Se muestran los resultados de la investigación dirigida a recuperar los archivos fotográficos personales sobre la comunidad asentada en torno a un central azucarero en el municipio de Placetas, Provincia de Villa Clara, Cuba. A partir de las colecciones fotográficas que conservan los pobladores del lugar se ilustra la evolución del paisaje rural de la comunidad. Se determinan las coordenadas históricas en las que se origina la comunidad en relación con el espacio temporal en que se introduce la fotografía en Cuba. Se identifican los rasgos que caracterizan el paisaje rural de la comunidad en correspondencia con asientos poblacionales similares. Se establece una organización de los ejemplares recuperados atendiendo a su contenido. Se describen los fondos fotográficos recuperados aplicando la norma ISAD (G). La luz lo purifica todo; transforma y presta nobleza y realce a los lugares más comunes y vulgares. El objeto es nada; la luz es el todo.” Rafael Pegudo Gallardo. Cuando Daguerre inventó la fotografía no imaginó que se popularizaría de la forma que lo hizo. Esta engrosó la lista de soportes de información que encabezaron la piedra y las tabletas de arcilla. Se convirtió en un registro de la materia, del suceso y de la idea. Los avances tecnológicos permitieron que se transformara en una práctica de aficionados y en un acto habitual que inmortaliza el recuerdo. La fotografía supo vencer los avatares del tiempo y llegar a nuestros días para ilustrar el pasado remoto y reciente. De manera increíble existen fotos 1 de más de un siglo extraviadas en los cajones de memorias familiares o formando los fondos de instituciones dedicadas a su difusión y conservación. Las últimas están a la mano, a las primeras debemos darle un auxilio para que no sigan inutilizadas o se pierdan irremediablemente. La importancia patrimonial que adquieren las colecciones de fotos familiares con el decursar del tiempo es ignorada por muchos. Las muestras que han trascendido fuera de los límites físicos del hogar, en su generalidad, pertenecieron a personalidades reconocidas socialmente. Hurgar en estos archivos fotográficos fue un acto exclusivo de los miembros de la familia motivados por la curiosidad o la melancolía. Acceder y recuperar los ejemplares que tengan algo importante que ilustrar en el ámbito de cualquier esfera social son actos que ameritan una práctica sistemática en nuestros días. La fotografía aparece en Cuba a mediados del Siglo XIX y su difusión corrió destino similar a la del resto del mundo. Los primeros daguerrotipos, los rudimentarios equipos y los estudios fotográficos de entonces intentaron recoger las estampas de la Cuba colonial. La introducción y evolución de las técnicas fotográficas se sucedieron a la par del desarrollo económico, político y social del país, dejando constancia de cada período histórico. La mayoría de la literatura cubana dedicada al tema de la fotografía se inclina a abordarlo desde el punto de vista técnico. Esta tendencia esta presente en una de las primeras alusiones al asunto, el artículo del prebístero Félix Varela “Daguerrotipo” de finales del siglo XIX. Desde entonces fueron varios los manuales que de manera reiterada expusieron los aspectos relativos a la teoría de la luz, el manejo de cámaras y accesorios, las características de los materiales fotográficos, los procesos químicos y de revelado, así como el ABC de la composición de la imagen. Dentro de ellos podemos mencionar a autores como Rafael Pegudo, Ángel Luis Caveda, Enrique Cela García, Orlando Hernández y Félix Arencibia. Son escasos los trabajos históricos que analizan las particularidades de la evolución de los procedimientos, las funciones sociales y la tecnología asociada a la fotografía en el país. Al respecto se encontraron referencias en el artículo de Grethel Morell Otero “El cuerpo y la fotografía: con los ojos de Narciso”. El intento más acabado lo ofrece Refino del Valle en su trabajo “Cuba: sus inicios fotográficos”. Del Valle ofrece una síntesis sobre los hechos, estudios, galerías, tiendas y figuras más relevantes vinculadas a los orígenes y desarrollo de la fotografía en Cuba desde 1840 hasta 1900. Por otra parte fue ardua e improductiva la búsqueda de trabajos que analizaran la fotografía como medio que permite apreciar el paisaje cubano. Generalmente en las presentaciones de las exposiciones de fotógrafos paisajistas, se dedican líneas para ensalzar la fotografía como medio de visualización de los elementos significativos del paisaje. Son frecuentes libros de fotos a modo de catálogos que recrean la geografía urbana y rural de la isla desde Oriente hasta Occidente. El único intento localizado que recoge el panorama azucarero lo fue el ejemplar de Fernando López Junque (Chinolope) “Temporada en el ingenio”. El artista reproduce, sin particularizar en el lugar, vistas de las labores industriales y agrícolas relativas a la producción del azúcar. 2 Las investigaciones desde el ámbito documental se circunscriben indistintamente al trazado de pautas para la descripción, procesamiento, conservación y restauración de fondos archivísticos establecidos en instituciones de información. La fotografía dispersa en hogares no es aún motivo generalizado de estudios. Mostrar la utilidad de las colecciones fotográficas familiares como fuentes documentales que visualizan las transformaciones paisajísticas de las comunidades que las generan motivó la presente investigación. En el empeño se analizó el entorno particular de un asentamiento dedicado por varias décadas a la producción de azúcar de caña. El ingenio San José surge en la década del 60 del siglo XIX en la zona rural del municipio de Placetas en la provincia de Villa Clara. En la década del 60 del siglo XX, la Asamblea General de Trabajadores acuerda cambiar su nombre por el de Hermanos Ameijeiras, mártires de la lucha insurreccional. Por la arraigada tradición entre sus pobladores de utilizar este calificativo para referirse a la edificación industrial y el de San José para denominar las áreas del asentamiento poblacional enclavadas a su alrededor, es que en el desarrollo de la investigación utilizaremos el segundo. La actividad azucarera le imprimió al panorama una serie de modificaciones vinculadas al desarrollo de esta industria. Su imagen en los archivos fotográficos personales de los habitantes establecidos muestran las transformaciones del paisaje en el tiempo. El patrimonio fotográfico de San José está disperso en colecciones privadas a merced de disímiles formas de tratamiento. En el intento de recuperarlo se obtuvieron fotos de principios del siglo XX que constituyen parte del legado cultural vinculado al patrimonio histórico del territorio. Su rescate permitirá a futuras generaciones conocer los elementos paisajísticos que caracterizaron el lugar vinculados a su actividad productiva y existencia cotidiana. Contribuirá a la educación ambiental y a la creación de sentimientos de defensa y arraigo al terruño. Servirá para justificar la presencia y salvaguardia de la identidad azucarera, aunque no sea la actividad a la cual esta avocada la comunidad actualmente. No es objeto del presente trabajo reconstruir la historia local ni elaborar una cronología de hechos que las fotos logren atestiguar. Partiendo de los elementos generales que caracterizan el paisaje de comunidades similares dispersas en la geografía del país, se pretendió recrear las particularidades de este a través de imágenes. Por tal motivo se pretendió: Objetivo General: • Recuperar los archivos fotográficos personales que muestren la evolución del paisaje rural del batey “San José” desde su asentamiento hasta la actualidad. Objetivos Específicos: • Determinar las coordenadas históricas en las que se origina la comunidad en relación con el espacio temporal en que se introduce la fotografía en Cuba. 3 • Identificar los rasgos distintivos que caracterizan el paisaje rural del batey “San José”. • Describir los fondos fotográficos personales recuperados aplicando la norma ISAD (G) El trabajo tuvo un componente básicamente documental enfocado a la adquisición y organización de los archivos fotográficos personales existentes en la comunidad que representaron la evolución del paisaje rural de la misma. El alcance temporal del estudio esta determinado por la búsqueda de ejemplares producidos en el marco comprendido entre la fecha de establecimiento del asentamiento hasta la actualidad. La aplicación de la Norma Internacional ISAD (G) atendiendo a las características de los documentos fotográficos le imprimió un carácter práctico a la investigación. La observación indirecta se utilizó como método para seleccionar y analizar las fotos que muestran la evolución del paisaje. Historias que convergen en imágenes La fotografía se introdujo en Cuba apenas un año después que el francés Louis-Jacques-Mandé Daguerre diera a conocer tan notable invento. Unos aseveran que su llegada a la isla estuvo a cargo del joven Pedro Téllez de Girón, hijo del entonces Capitán General de la Isla. 1 Sin embargo, otros se lo atribuyen al norteamericano G. Washington Hasley, creador del primer estudio de retratos de daguerrotipos en La Habana a principios del año 1841. 2 La existencia de más de un francés en la historia de la fotografía cubana y el carácter emprendedor de los nacidos en la isla justificaron la rápida aceptación y desarrollo que alcanzó el invento. Es impresionante como los procedimientos fotográficos se fueron incorporando sin grandes diferencias temporales respecto a su aparición en el mundo. En su artículo “Cuba, sus inicios fotográficos”, del Valle, menciona catorce procedimientos posteriores al daguerrotipo que convivieron indistintamente en la última mitad del siglo XIX. Ellos son: el daguerrotipo de papel, el colodión húmedo, el ambrotipo, la gelatina- bromuro, el papel de albúmina, el ferrotipo, el papel al carbón, la galvanografía, el marfilotipo, impresiones al platino, el cianotipo, la goma bicromatada, el papel salado y el papel encerado seco. Agrega que en 1882 se contó con películas cubanas fabricadas a base de emulsiones para climas tropicales. Se les conoció como Placas secas de Gelatina Bromurada o “Tropical Cubana”. 3 La gelatina bromurada y el papel baritado fueron los procedimientos que con mayor frecuencia se encontraron en el siglo XX. A ella se sumaron las placas secas de gelatino bromuro tratadas con diversas sustancias 1 VALLE, Refino del. Cuba: sus inicios fotográficos. Opus Habana, 8(3): 4-15, 2004-2005. 2 MORELL OTERO, Grethel. El cuerpo y la fotografía: con los ojos de Narciso. Revolución y Cultura, [en línea]. Abril- mayo- junio 2004. no.2. [fecha de consulta: 13 de diciembre de 2007] Disponible en: <http://www.ryc.cult.cu/204fotodesnudo.htm> >>. 3 Ídem 1. 4 coloreadas que dieron paso a fotografía a color. Contra la tradición de los retratos ambientados con accesorios o paisajes artificiales que impusieron los primeros estudios fotográficos habaneros, la fotografía salió de estos recintos a reflejar la ciudad y los campos cubanos. El primer daguerrotipo fue una “…vista de una parte de la Plaza de Armas, que representa el edificio de intendencia, parte del cuartel de la Fuerza, algunos árboles del centro de la misma plaza, y en último término el cerro que al E. de la bahía contribuye a formar el puerto de La Habana todo con una perfección en los detalles que es verdaderamente admirable.” 4 Del Valle comenta que hubo un creciente interés en la época en más de un fotógrafo por reproducir la naturaleza y la arquitectura cubana. De Antonio Rizzonico son dos de las únicas muestras que han llegado a nuestros días. El reflejo de la Fuente de la India y la iglesia de Santo Cristo del Buen Viaje fueron perpetuadas por el miniaturista canadiense de origen italiano residente en la isla. Otro ejemplo que sobresalió a partir de 1950 lo fue la figura del catalán Esteban Mestre por sus notables habilidades para lograr un control de la luz en cada una de sus exposiciones en exteriores. Su cámara captó magistralmente la ceremonia del derrumbe de las murallas de La Habana en el intento de inmortalizar el hecho. La vinculación entre la imagen y la noticia a partir de la década del 60 comenzó inevitablemente a mostrar el paisaje urbano y rural en sus múltiples dimensiones. La manigua mambisa y la campiña se revelaron en las referencias y crónicas de las guerras independentistas. Desde finales del siglo las publicaciones seriadas cubanas, en aumento, resaltaron aquella fotografía que reflejara fielmente la realidad. En el siglo XX la idea va a perdurar y enriquecerse con elementos estéticos. Durante la república (1900-1959) los temas enfocados por las lentes convirtieron a la clase adinerada en protagonista de las imágenes. El juego, los deportes, las fiestas y crónicas sociales visualizaron toda la opulencia del escenario burgués, tanto en interiores como en exteriores. Fue significativa en esta etapa la labor del grupo aglutinado en el Club Fotográfico de La Habana, lidereado por Rafael Pegudo. Grethel Morell anota que el estilo pictorialista de la generalidad de sus integrantes estuvo acorde a los movimientos de vanguardia del mundo fotográfico de entonces. Los paisajes naturales constituyeron uno de sus más importantes objetivos. En las décadas del 40 y 60 apareció la obra de Constantino Arias Miranda estrechamente vinculada con la ciudad. “…registró con su cámara “lambiona” el boato de la burguesía y la ordinaria vida nocturna habanera de los años cuarenta y cincuenta. Este colaborador asiduo de Bohemia, más que detenerse en retratar cuerpos en poses, exacerbó la visión del cuerpo 4 Ídem. 1. 5 colectivo, la masa, el cuerpo ciudad, o el cuerpo social como testimonio de la historia.” 5 Con el triunfo revolucionario en 1959 la fotografía salió completamente de los estudios para recoger los cambios sociales que se ejecutaban. Las labores agrícolas, industriales, sociales y culturales, así como, las congregaciones masivas en diferentes emplazamientos fueron robadas de la realidad. Es en este período donde se inserta la obra de Fernando López Junque (Chinolope), única muestra profesional encontrada que pretendió visualizar un central azucarero en plena actividad. Es importante destacar que en Cuba se manifestó un fenómeno social similar al que se da en el resto del mundo en cuanto al acceso equitativo a la toma fotográfica. Los patrones de belleza, de comportamiento y vestuario fueron impuestos por las clases adineradas que podían asumir los gastos que importaba hacerse un retrato. Los trabajadores asalariados, mejor pagados, sacrificaron monedas en escasas oportunidades. Los humildes no pudieron ver reflejados sus rostros por deseo propio. Estas diferencias se evidenciaron marcadamente desde el momento en que se introduce la fotografía en Cuba hasta enero de 1959. Aunque siguió siendo una práctica costosa, el cambio social operado ofreció posibilidades para acceder sin distinciones a un estudio. El hacerse fotos y hacer fotos se convirtió en una práctica masiva propiciada por el ascenso del nivel de vida de los ciudadanos y los cambios tecnológicos en la esfera fotográfica. Para los efectos de este trabajo debemos señalar que la fotografía aficionada se desarrolla vinculada a toda la evolución anteriormente descrita. Su auge se dio a partir del perfeccionamiento de la tecnología fotográfica a lo largo del siglo XX. Los aficionados han dirigido la lente hacia interiores y exteriores según las tendencias. La introducción de la fotografía en Cuba y el origen del territorio objeto de análisis coinciden en el mismo siglo. El primer hecho antecede el segundo en el tiempo. Sin embargo las fotos más antiguas recuperadas de los archivos fotográficos personales de la comunidad datan de la década del 30 del siglo XX. Proceden de las familias de situación económica más desahogada dentro del terruño. Muestran los procedimientos fotográficos propios del período que se analiza y elementos distintivos del paisaje del lugar. Un paisaje que impone el azúcar. Para mediados del siglo XIX se acrecienta el auge de la industria azucarera en la isla. A partir de entonces el azúcar se convierte en el renglón fundamental de la economía cubana y su supremacía va a perdurar a todo lo largo del siglo XX. Hasta entonces los principales núcleos azucareros se concentraron en la provincia de La Habana y Matanzas. Para la fecha su expansión se acrecentó hacia el centro y oriente de la isla. Una gran parte del paisaje cubano comenzó a transformarse paulatinamente a partir de los patrones que impuso la fabricación de 5 Ídem. 2. 6 azúcar. Las plantaciones de caña crecieron en todas direcciones adornando las vistas rurales. En ellas se iniciaba el ciclo productivo del azúcar que concluía en el central. Sobre el hecho Moreno Fraginals comenta: “…Arrancando de diversos centros de dispersión una gran mancha verde de cañaverales va cubriendo las tierras cubanas. Es un hondo proceso de transformación ambiental, pues la presencia de la caña supone la destrucción ineludible del paisaje anterior y la fijación de nuevas características humanas a la zona.” 6 Con este fenómeno se desarrollan los ingenios que asumen el calificativo de centrales producto de la modernización tecnológica y por constituir el lugar donde todos los colonos concurrían a vender sus cañas. Su concepción incluyó solamente el edificio fabril compuesto por el conductor de caña, molinos, los tachos, las centrífugas y otras dependencias afines. 7 Como punto neurálgico a su alrededor se levantaron la casa vivienda de los dueños, del administrador, del mayoral y de los obreros, los bohíos de esclavos o barracones, la bodega, los centros educativos, los talleres, los establos, las oficinas y los almacenes. El conjunto de estas edificaciones de carácter productivo y social enclavadas en el área industrial del ingenio se les conoció como batey. 8 Este se caracterizó por un trazado urbanístico desorganizado donde en múltiples casos se incluyeron la iglesia y el fuerte español como sistema defensivo. 9 Asociado a la industria azucarera se introdujo el ferrocarril en Cuba, séptimo lugar del mundo en contar con este medio de transporte. La historia de ambos fenómenos tiene puntos en común, que en ocasiones son difíciles separar. El problema constante por establecer comunicación entre las zonas productivas y otros espacios relacionados con la industria encontró solución eficaz. La tracción animal fue sustituida por los caminos de hierro. Su disposición permitió el movimiento de pasajeros, alimentos y otras cosas eventuales. Las líneas férreas se ramificaron hacia lugares estratégicos de embarque y destino de la caña y el azúcar. Según Moreno Fraginals “…el ferrocarril fue en cierta forma un elemento estructurador del paisaje. No es un conquistador que atraviesa campos vírgenes: el se dirige entre cañaverales, sobre la tierra dominada y sobre los antiguos caminos carreteros. Como era la gran solución al azúcar, largamente buscada, muy pronto sus líneas unieron el disperso complejo de ingenios.” 10 6 MORENO FRAGINALS, Manuel. El ingenio: complejo económico social cubano del azúcar. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1978. It. (p.137). 7 BUSTAMANTE, Luis J. Enciclopedia Popular cubana. La Habana: Cultural S.A., 1948. p. 463. 8 Ídem. 4. IIIt. (p.111). 9 PEREIRA GÓMEZ, Ernesto. La influencia de la industria azucarera en la formación y desarrollo de la identidad urbanística y arquitectónica de los núcleos poblacionales del centro y occidente. Islas, 41(121): 107-117, septiembre- diciembre, 1960. 10 Ídem 4. It. (p.151). 7 Cañas verdes, ingenio o central, edificaciones productivas y sociales distintivas y ferrocarril caracterizaron de forma general el paisaje rural azucarero de la isla. El desarrollo notable de la plantación de la gramínea en la región central de la isla se inicia en la década del 40 del siglo XIX. No es hasta dos décadas después que se inicia la construcción de dos cachimbos azucareros con el nombre de “Caridad” y “San José”. Hacia 1978 ambos se fusionaron en el segundo, producto de la concentración de la industria azucarera, en la que varios trapiches e ingenios se unieron para aumentar la rentabilidad tras el panorama devastador de la “Guerra de los Diez Años”. Se alzó el edificio fabril donde convergió la materia prima de las plantaciones de pequeños colonos de la zona y las de propiedad de los dueños del central. La vida en esta comunidad giró en torno a la producción de azúcar convirtiéndose en elemento vital y de identidad para sus ciudadanos. Todas las manifestaciones en el entorno respondieron a este fundamento. La casa vivienda ocupó un lugar estratégico para velar los intereses y controlar los esclavos. La belleza de sus jardines es comentada aún por los pobladores del lugar. No perduran vestigios de barracones de esclavos propiamente dichos. El fortín español perduró más de un siglo. El conjunto de oficinas, bodega, talleres, almacenes, caballeriza, tanques de agua y miel, cuarterías, iglesia, escuela y muchos otros elementos arquitectónicos de carácter social y productivo se dispusieron indistintamente en el área del batey. Paulatinamente su expansión se hizo inevitable con el asentamiento de familias provenientes de lugares intrincados y de obreros asalariados que con la culminación del período de zafra decidieron permanecer en el lugar. En el mismo año 1978 se inauguró la línea de vía estrecha que partió desde el ingenio “Zaza” al puerto de Caibarién. Su creación se debió a los esfuerzos y capital del reconocido hacendado Julián de Zulueta, propietario del mencionado ingenio. Por las áreas cercanas al central “San José” se abrió un “camino de hierro” por donde circularon las locomotoras y los motores para el servicio de transporte público. Una vista a estos medios podría contribuir a la conformación de una buena parte de la historia del ferrocarril en la isla. Las ramificaciones que entraron al central establecieron pautas en el paisaje comunitario y las máquinas formaron parte de la existencia de los hombres que se dedicaron a ellas. Factores de diversa índole influyeron en el paisaje imprimiendo modificaciones gradualmente. El tiempo ha sido un agente incontenible asociado a ellos. A finales del siglo XX y principios del XXI los precios el azúcar descendieron a nivel mundial. Los costos de producción del azúcar cubano y la baja productividad conllevaron a la redefinición de estrategias. A partir del año 8 2002 el gobierno cubano delineó una serie de acciones encaminadas a reestructurar el sector. Fueron cerrados 70 de los 156 ingenios de la isla, dentro de ellos el Hermanos Ameijeiras (San José). En el batey San José hoy radica la Granja Agropecuaria “Hermanos Amejeiras”. El cambio del objeto social por la producción de alimentos ha transformado la vida y el paisaje de la comunidad. Un organopónico y una fábrica de pastas alimenticias son las actividades productivas de entonces en conjunto con el estudio y la superación. Los archivos fotográficos personales de la comunidad azucarera. Se recuperaron un total de 94 fotos pertenecientes a los archivos fotográficos personales de familias residentes en la comunidad y otras que vivieron o trabajaron en ella. De estas se seleccionaron 71 sobre la base de su contenido y el estado de conservación. En sus inicios los individuos se mostraron reacios a colaborar pero la ayuda de algunos incitó a que poco a poco fueran cediendo parte de sus colecciones. La orientación de las personas de mayor edad fue vital para la localización de las muestras y la identificación de los componentes representados en las imágenes. Las núcleos familiares de mayor antigüedad en el lugar fueron los que más ejemplares aportaron. Se destacaron entre ellos los que mantenían una desahogada situación económica o mantenían estrechas relaciones con los propietarios del central. Se determinó dividir el conjunto de documentos por secciones según el contenido. Se creó la siguiente clasificación para las secciones (ver anexo 1,2,3): 10 Industria, 20 Ferrocarril, 30 Vistas y construcciones. La distribución de las fotos se muestra en la tabla 1.1. Tabla 1. Distribución de documentos por secciones y formatos. Secciones Fotos impresas Total B/N Color 10 11 3 14 20 19 8 27 30 27 3 30 Total 57 14 71 Para el procesamiento de los documentos se aplicó la Norma Internacional General de Descripción Archivística ISAD (G). Nos apoyamos, además, en la propuesta que a partir de la misma hace Antonio Ángel Ruiz para el procesamiento normalizado de este tipo de documento. Su síntesis se explícita a continuación: Código de Referencia: Título: Fechas: Nivel de descripción: Volumen: 9 Nombre del productor: Resumen: Características físicas: Notas: Archivero: Fecha de la descripción: En el área de identificación el código de referencia se estableció de la siguiente forma: Código del País: CU (Cuba) Código de la Provincia: VC (Villa Clara) Código de Archivo: San José (Comunidad geográfica generadora del fondo) Sección de Archivo: Se creó una clasificación atendiendo a elementos significativos de la comunidad que permiten la agrupación de las imágenes según el contenido. Los códigos son: 10 Industria 20 Ferrocarril 30 Vistas y construcciones Número de Orden: Número consecutivo dentro de la sección. No se encontraron fotos anteriores al año 1930. La edad del fondo se comportó según la Tabla 2. Para su contabilización se excluyen las 34 fotos digitales tomadas durante el desarrollo del trabajo. Tabla 2. Distribución de documentos por años. Años Total 1930-1950 33 1950-1970 18 1970-1990 11 1990-2010 9 Total 71 El nivel de organización de la unidad de descripción fue la unidad documental. El 91,5% de las fotos impresas son de productores desconocidos. Fue imposible determinarlos. Solo se pudieron registrar 4 autores: Omna Burgos, no residente en el país y Hugo Yiedra, fallecido, ambos descendiente de dos de las familias más antiguas de la comunidad. A los canadienses David Percival y Adolf Hungry Wolf se les debe 4 de las fotos firmadas. Su presencia en los archivos de personas del lugar corresponde con envíos de recuerdos a raíz de sus visitas. Fue habitual la asistencia de extranjeros al territorio a finales de la década del 90 y principios del nuevo siglo, interesados por las locomotoras de vapor de más de un siglo de existencia. De forma general las características físicas de las fotografías son buenas. Indistintamente se presentaron afectaciones por la presencia de sombras, amarillamiento y desvanecimiento de la imagen, rasgaduras, manchas, pérdida de la capa de la imagen, así como, orificios producidos por insectos. Solo 7 de las 71 fotos impresas fueron consideradas en condiciones físicas malas, una de ellas posee hongos. La asignación de descriptores temáticos no se ajusto a ninguna norma. 10 Fueron fijados a consideración del archivero apoyado en el glosario que presenta Manuel Moreno Fraginals en su libro “El ingenio: complejo económico social cubano del azúcar”. Se tomaron 34 fotos digitales con el objetivo de establecer la comparación que demostrara la evolución del paisaje. Tabla 3. Distribución de las fotos digitales por secciones. Secciones Digitales 10 8 20 4 30 22 Total 34 Para el cumplimiento de este objetivo se utilizaron 38 fotos impresas y 29 digitales (ver anexo 4). Conclusiones: • El batey “San José” se funda a partir de la creación de dos cachimbos azucareros alrededor de los años 60 del siglo XIX. La introducción de la fotografía en Cuba se produce aproximadamente dos décadas antes del origen del territorio objeto de análisis. Las fotografías recuperadas más próximas al surgimiento del asentamiento poblacional datan de la década del 30 del siglo XX, evidenciando una ausencia de referencias visuales en un período próximo a los 60 años. Muestran los procedimientos fotográficos propios del período que se analiza y elementos distintivos del paisaje del lugar. • El paisaje rural donde se enclava el central “San José” y el batey del mismo nombre se transformó paulatinamente a partir de los patrones que impuso la fabricación de azúcar. Fueron elementos distintivos del lugar las plantaciones de caña, edificaciones sociales y productivas con sus aditamentos, el ingenio o central y ferrocarril. • Se recuperaron un total de 94 fotos pertenecientes a los archivos fotográficos personales de familias residentes en la comunidad y otras que vivieron o trabajaron en ella. De estas se seleccionaron 71 sobre la base de su contenido y el estado de conservación. El procesamiento de los documentos se efectuó a partir de la aplicación de la Norma Internacional General de Descripción Archivística ISAD (G) y la propuesta de Antonio Ángel Ruiz para el procesamiento normalizado de este tipo de documento. • La exposición visual de 38 fotos impresas y 29 digitales permitieron establecer la comparación que evidenció la evolución del paisaje rural asociado al cambio de la actividad productiva de la comunidad. 11 Bibliografía: CAVEDA, Angel Luis. Temas de fotografía. Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 1986. 237p. CELA GARCÍA, Enrique. 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