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EL FEDERAL NOTA DE TAPA: GUSTAVO GROBOCOPATEL 30 mayo ⁄ 2014 “yo soy E el más setentista de todos” Es la cabeza de Los Grobo, una empresa que se adapta a los cambios y a las crisis, y parece siempre estar adivinando el futuro. El pensamiento público e íntimo de un hombre que se hizo poderoso con astucia y creatividad. Por Gustavo Hierro / Fabián Casas / Fotos: Juan Carlos Casas y Gentileza Los Grobo stá lloviendo desde la mañana de manera torrencial. El tránsito se puso espeso y todas las citas y reuniones que se han programado en la ciudad se están reprogramando o cancelando. El Federal había quedado con Gustavo Grobocopatel a las diez de esta mañana inclemente, en el bar inmenso e insonorizado de un Museo de la avenida Figueroa Alcorta. Todos los que entran al bar cruzando la ancha avenida están empapados. Pero Grobocopatel, misteriosamente, no. No lleva paraguas, no lleva piloto. Simplemente, está seco y tuvo que cruzar, como cualquier mortal, la lluvia intensa que arremete contra los vidrios del bar. ¿Cómo lo hizo? El hombre es famoso por su ingenio para superar los obstáculos de la naturaleza. Cuando se le inundaron los campos familiares, allá lejos y hace tiempo, el salió de esa crisis agudizando su ingenio, gracias a haber estudiado los suelos y su ciclo vital. De manera que llega a la cita a tiempo, está seco y vestido para pasar inadvertido. Hay un libro para chicos que se llama ¿Donde está Wally? El susodicho Wally se esconde, página a página, en medio de diferentes gentíos –una plaza, un teatro, una fiesta, etc.– y el entretenimiento es tratar de ubicarlo. Con el empresario argentino, se podría hacer lo mismo. Acá, en este museo, en el medio de toda esta gente está un empresario brillante, admirado y denostado por la opinión pública, que parece siempre estar un paso adelante que los demás colegas, ¿adiviná quién es? Imposible que se acierte porque Grobocopatel maneja el arte del mimetismo a la perfección. Cuando se sienta a la mesa, con su mochila en la silla de al lado y se pone a hablar con nosotros, parece alguien más que está esperando en el bar que den sala para la función de cine experimental. -Buscando impresiones sobre usted, alguien nos dijo: “Gustavo Grobo es un tipo que supo hacer una fortuna pescando adentro de la pecera”. ¿Qué significa eso? - Bueno, no sé (risas). La realidad es que uno no inventa nada. Entiendo que se refiere a estas cuestiones. Es decir , que la soja no es un invento, trabajar con contratistas no es un invento, son cosas que se dan desde hace décadas, y lo que uno hace es tratar de adaptarse a lo que está ocurriendo, tratar de leer lo que está pasando. Si a eso se refiere “pescar en la pecera”, sí, yo no soy ningún innovador. Yo no creo ser un tipo muy creativo, quizás lo que sí soy es una persona que está abierta y preparada para cambiar, para adaptarse a lo que está pasando. -De hecho, usted se recibió de ingeniero 31 EL FEDERAL NOTA DE TAPA: GUSTAVO GROBOCOPATEL “Yo detestaba la parte comercial. Me formé en una facultad en la que la parte comercial era vista como algo turbio para un ingeniero. A fines de los 80, empiezo a descubrir que la parte comercial era algo muy importante.” agrónomo en 1983, y ya en el 84 fundó “Los Grobo”, y vio en avanzada todo lo que fue el boom posterior de la soja… -A veces, las cosas se dan porque no tenés más remedio. A veces, cuando uno empieza, no es que uno tiene una idea clara sobre lo que va a hacer. Hay un pensador ahora, que se llama Karl Weitz, que dice que la acción precede a la estrategia, y no la estrategia a la acción, como usualmente tendemos a pensar. Es una provocación, y yo adhiero a esa idea, de que uno en realidad va haciendo cosas y va aprendiendo, y en función de ese aprendizaje va revisando la estrategia. Yo, en el 84, no tenía ni idea. En aquel momento, se decía que la agricultura no tenía futuro. Ni siquiera la soja. En términos económicos, los economistas a esa época la llamaron “la década perdida”. Ahí no se sabía si hacer agricultura iba a ser un buen negocio o no, había problemas tecnológicos, había problemas de malezas, gramón, sorgo de Alepo, había problemas de conservación, yo me dedicaba a eso porque era docente de la Universidad, erosión hídrica, erosión eólica, degradación… De hecho, los primeros trabajos que hice estaban vinculados con la ganadería y el uso del alambrado eléctrico y agrandar la productividad de la ganadería, no tanto de la agricultura. La agricultura es algo que se intensifica a fines de la década del 80 y tiene una explosión importante a partir de la década del 90. -Lo imagino a usted, como el hijo universitario de una familia que venía produciendo de una manera determinada desde 1910, tratando de imponer criterios nuevos… -Sí, ahí aparece el tema de la computación, del software, que eran novedades para esa época, y la soja empezaba a ser una novedad diría bastante disruptiva, porque el campo argentino producía trigo, girasol y maíz, y la soja era un poroto como del norte, como una economía regional. Cuando vos decías que ibas a ser soja, te llamaban “porotero”. El mercado internacional que existía para la soja en ese momento era muy chico, la primera demanda importante de soja 32 mayo ⁄ 2014 era de Europa. Cuando viene allí el aumento campo y empezamos a tener que salir a arrendar en la producción de carne, se empieza a hacer afuera porque nos quedamos sin tierras. -La cantidad de hectáreas propias jamás sobre soja. En ese momento, la harina de soja competía con la harina de carne, y el boom vino fue un dato interesante cuando se trata de por la convergencia del mal de la vaca loca, que usted, que está acostumbrado a sembrar elimina a la harina de carne como fuente proteica, siempre en tierras de terceros… y abre la oportunidad de demanda enorme de -Claro, pero eso no fue tampoco casual. Cuanharina de soja. Ahora, vos fijate que lo de la soja do se nos inundó el campo, en el año 1987, nos es un error de la Unión Europea, porque cuando dimos cuenta. Cuando el agua se fue, quedó se determinan los aranceles de importación, la un pelagal y la gente pensó que eran tierras soja era un producto al que nadie le importaba, improductivas. Yo estaba en la facultad, había por lo tanto, no le pusieron arancel de imporestudiado la dinámica de las sales y sabía que las tación. Eso hizo que el comercio fuera mucho sales se iban. Entonces, empecé a hacer negocios más fluido. Otros productos, como la harina de donde yo hacía agricultura y le pagaba al dueño trigo, tenían aranceles de importación, pero las de la tierra dejándole implantada una pastura. harinas de soja, no. Esto facilitó enormemente Que además, por la sequía, la pastura la producía el desarrollo de la soja en esta zona. La Unión yo. Entonces, ése fue un negocio que funcionó dos o tres años muy bien, fue muy rentable, yo Europea no previó que esto podía llegar a ser sembraba gratis prácticamente con muy poco importante en algún momento. -¿Cuáles fueron las primeras ideas que dinero, tenía equipo de maquinaria propia… Ahora, aportó a la familia el “pibe profesional”? cuando fui creciendo en eso, primero fueron 2 -Las primeras ideas eran muy tecnológicas. mil hectáreas, después 3 mil, después 10 mil, me No eran de modelo de gestión. Era el tema de di cuenta que no podía comprar tractores y conla siembra directa, de la labranza vertical, era trolar a todo el mundo, y comencé a tercerizar el el alambrado eléctrico… servicio en los contratistas, empecé a compartir -Eso venía de su instrucción. el negocio con ellos. Entonces, íbamos a medias, -Eso venía de mi instrucción, de la universi- y empezó sí a gestarse lo que yo llamo “la red”, estas integraciones de proveedores, clientes y dad. Yo tenía mucha vocación por el tema de la conservación de suelos. El uso de nuevas demás que dan como origen a estos múltiples variedades de soja, en ese momento, no sabía- vínculos con productores, con contratistas y mos qué variedades usar o no… Los controles de demás que, ya en el año 1994 sembrábamos 75 plagas, de enfermedades nuevas que aparecían, mil hectáreas bajo este sistema. De las 75 mil porque la soja era un cultivo que requería una hectáreas, la mitad eran nuestras y la otra mitad sofisticación mayor… Era un tema tecnológico. de otros socios diversos. Ahora, eso cuando se Los temas vinculados con la organización, gesempieza a hacer grande empieza a requerir la tión y demás, empiezan a hacerse importantes competencia de gestión de personas, de manaen la medida que la empresa empieza a hacerse gement y demás, y ahí es donde aparecen todas más grande, empieza a crecer, y diría yo que es las incursiones en innovación. Nada nuevo, lo que nosotros hacíamos era copiar lo que hacía algo de la década del 90. Perdón. Después de los temas tecnológicos, viene una veta comercial. Toyota, lo que hacían empresas de software y Yo detestaba la parte comercial. Yo me formé en demás, y lo único que hacíamos era adaptarlo a una facultad en la que la parte comercial era vista la realidad del campo. Empezamos a incorporar como algo turbio para un ingeniero. A fines de prácticas de calidad global de gestión al campo. la década del 80, en función de una casualidad, Entonces, fuimos el primer productor en el que yo asesoraba a campos de unos clientes en la mundo en certificar normas ISO de calidad… zona de Madariaga, empiezo -Hablaba de certificación a descubrir que la parte code calidad para una activimercial era muy importante. dad primaria en lugar de Que uno podía agregar valor para la industria… desde la parte comercial, que -Exactamente. Teníamos la parte comercial requería un website propio que ganó una creatividad enorme. Es varios premios, que fue uno de decir, le empecé a tomar el los primeros que había en el gusto. Ahí, a principios de la campo, estamos hablando de década del 90, empieza un los años 1994 y 1995. Hicimos desarrollo comercial y de un RP propio, Grobosoft, que producción muy grande en todavía existe con muchas la compañía, porque noso- Amor por la música. Trío Cruz del mejoras, creo que ya vamos por tros teníamos un know-how Sur es el conjunto con el que Grola versión 10.0, esa historia de que era cómo producir sin bo disfruta de uno de sus placeres basar la agricultura sobre un tener tierra propia. Eso vie- más altos: hacer música y cantarla, wordflow moderno, llevando ne de fines de la década del para conocer el corazón de esta los datos en un Excel, o Lotus, 80, cuando se nos inundó el región. en su momento. Esto hizo que Opinión El mejor exponente del modelo K Cuando me consultan sobre el modelo de negocio de Gustavo Grobocopatel, no dudo en decir que es uno de los más acabados exponentes del modelo de concentración de la etapa kirchnerista, beneficiado por condiciones que generó este gobierno que se dice progresista pero, en realidad, sólo se interesa por la recaudación y la consolidación de sujetos a imagen y semejanza de Benetton en la Patagonia. Los pooles como Los Grobo fueron, sin dudas, los grandes ganadores de esta política agropecuaria que, por el contrario, resultó desastrosa para los pequeños y medianos productores, pues no se aplican políticas diferenciales y al no disponer de escala, en muchos casos no han podido sobrevivir en esta década, en la que proliferaron las oportunidades pero fueron claramente desperdiciadas por un gobierno al que le interesa más el volumen de producción sojera que el destino de los productores. En este sentido, y sin ánimo de descalificar a la persona de Grobocopatel ni su capacidad para hacer negocios, queda claro que su éxito (y el “fracaso” de los pequeños productores en esta época) está directamente vinculado con esta política agropecuaria que no diferencia actores. Por ello, condena a la desaparición a los productores más chicos, que son más vulnerables por disponer de menores recursos. Históricamente lo hemos hecho, pero desde el 2008 a esta parte, hemos reiterado infinitas veces la necesidad de segmentar las políticas públicas. De que el Estado trate diferente a quienes son distintos, dándole así oportunidades diversas a todos los productores. Porque nadie niega la importancia de la producción a gran escala, pero eso no puede darse a expensas de la desaparición de los productores más chicos. Pues no se trata sólo de cuántas toneladas producimos en el país, sino de cuántas personas lo hacen. Desde FAA, estamos convencidos de que hay que fomentar el arraigo, el desarrollo del interior y las posibilidades para todos; que hay que recuperar a la pequeña y mediana burguesía agraria como camino para lograr un país más justo, equitativo e inclusivo, en lo económico, lo social y territorial. Por todo esto, hemos luchado como institución, desde 1912, con nuestros pioneros de Alcorta, hasta hoy, embanderados en la consigna que mantiene plena vigencia de mantener una “agricultura con agricultores”. Por Eduardo Buzzi Presidente de Federación Agraria Argentina 33 EL FEDERAL NOTA DE TAPA: GUSTAVO GROBOCOPATEL cuando a fines de la década del 90 viniera la crisis y demás –nosotros, obviamente, sufrimos la crisis como cualquier hijo de vecino– pero la poscrisis nos encontró muy preparados desde el punto de vista de la organización y de la tecnología, como para poder hacer desarrollo mucho más rápido, y ése fue el desarrollo de los últimos quince años. -Una pregunta puntual, ¿qué hace cuando se da cuenta que está viviendo en la crisis? -Las crisis fueron diferentes. Yo tuve varias crisis en mi haber y, obviamente, éstas te agarran con distinto nivel de madurez, de conocimientos. La primera, cuando se inundó el campo, fue una crisis. De un día para el otro, te encontraste que no podías producir más y que tenías una estructura que mantener. -Parece que mirara el vaso medio lleno, a partir de su conocimiento. -En todos los casos… Mirá, nosotros cumplimos treinta años el otro día, y en una nota que nos hicieron, nos preguntaron cuál era la razón de mi éxito. Si hay palabra que odio es ‘éxito’, porque ese es un concepto muy relativo. Lo que es éxito para vos puede que no lo sea para mí, nunca se sabe muy bien. No todo lo que brilla es oro. Para mí, en realidad, los éxitos son el resultado de varios fracasos. La realidad es que se nos inundó el campo, y gracias a eso, aprendimos a sembrar afuera. Después vino la convertibilidad, que nos puso los costos fijos altísimos, y eso nos permitió crecer en escala, porque la única forma de diluir esos costos era crecer en escala. Vos tenías un costo de estructura que había saltado de 10 a 100, y lo único que podías hacer era producir diez veces para diluir de vuelta ese costo, y nosotros lo pudimos hacer. Después, bajaron los precios, a fines de la década del 90. Fue terrible. Ahí nos volcamos a la calidad, a la eficiencia. Entonces, nos capitalizamos con eficiencia, normas de calidad, normas ISO, software, productividad de las personas. En 2001-2002, nos dimos cuenta que teníamos que estar también afuera, entonces nos fuimos a Uruguay primero, después a Paraguay, o Brasil. Te diría que todos esos fracasos, esas crisis, generan oportunidades. -Usted dijo antes que no se considera un tipo creativo. Pero, ¿cómo es ese momento en el que tiene una idea y cómo esa idea se sostiene, es decir, cómo llega al criterio de determinar que esa idea va a servir y decide usarla? -Todas las ideas que me pueden surgir tienen una base conceptual. -Usted es muy racional. -Yo soy muy racional. Es decir, son ideas de este tiempo y están basadas en conceptos muy 34 “Si hay palabra que odio es éxito, porque ese es un concepto muy relativo. Lo que es éxito para vos puede que no lo sea para mí, nunca se sabe muy bien. No todo lo que brilla es oro. Para mí, en realidad, el éxito es el resultado de varios fracasos.” sólidos desde el punto de vista de dónde va la sociedad, de dónde va la tecnología, y demás. O sea, no es que es una idea que pasó volando y vos la cachaste. -O sea, nada místico, ni una onda revelación. -No. Una vez pensé que la tecnología iría por el lado de la siembra directa, por ejemplo. ¿Y eso por qué? Porque estuve en Estados Unidos, viendo siembra directa a fines de los 80 y mediados de los 90, y uno se da cuenta que es una tecnología ideal para acá. Es decir, uno tiene la base. La otra cuestión es que uno tiene una idea, y es una idea muy adelantada al mayo ⁄ 2014 momento apropiado. Las ideas tienen que ser de su tiempo, no pueden ser ni viejas ni nuevas. -O sea, ni muy adelantadas, ni muy atrasadas. -Es como la fruta madura. El día que cae del árbol, es el día que hay que utilizarla. Yo, por ejemplo, fracasé muchísimo, porque nunca sabés muy bien cuándo sí y cuándo no. Vos, a veces, empezás con una idea y después te das cuenta que es una idea para dentro de diez años. Entonces, la dejás de lado y seguís con otra que es más de ahora. Eso me pasa permanentemente. Yo tengo diez ideas, de las diez ejecutables hay una o dos, hay dos o tres que no sirven para nada, y hay cinco que no son de su tiempo. O porque la empresa no está en condiciones, o porque el mercado no está en condiciones, o porque la gente que labura con vos no está en condiciones. -Si hoy usted quiere implementar ese par de ideas que está en condiciones de llevar adelante, por ser Gustavo Grobo, ¿no le resulta más fácil? -Sí, claro, hoy es mucho más fácil. En los treinta años de laburo que tengo, veinte los pasé en el territorio, abriendo la tranquera y explicándole a los productores por qué tenían que confiar en lo que yo les proponía. Nadie me daba bola, es así, totalmente. Tengo amigos de esa época que nos morimos de risa, porque yo usaba zapatillas Topper, esas Topper blancas. Siempre fui un tipo que no le dio bola a la ropa, usaba Topper agujereadas. Entonces, iba de bermudas y con Topper agujereadas al medio del campo a explicarle a un tipo que me tenía que fiar. ¿Entendés? Por lo tanto, ahora cuando cumplí cincuenta años, vinieron muchos de ellos y me trajeron de regalo zapatillas Topper nuevas (risas). -Usted dijo recién que muchas veces, la gente con la que trabaja no está preparada para ejecutar sus ideas. Steve Jobs presionaba a la gente para estar a la altura de él. -No, yo no tengo ese estilo. Yo nunca eché a una persona de la empresa. -Suena notable. ¿A cuánta gente emplea usted? -Le doy trabajo a más de mil. No es que nunca se haya echado gente de la empresa, muchas veces hubo que hacerlo, por distintas circunstancias. Lo que digo es que yo, personalmente, no tengo ni los huevos, ni tampoco creo, para serte franco, en echar a la persona. Porque siempre pienso que esa persona no hizo lo que debía hacer porque yo no le expliqué bien, ni le di la oportunidad, etcétera. No es porque sea bueno o nada, es un defecto que tengo. Te lo comento sólo para describirte cómo soy yo. La otra cuestión es que tengo tendencia a escuchar poco también. Eso es algo que he ido mejorando con los años, pero digamos que al principio iba yo a mi ritmo, y súbanse los que puedan. A veces, como dice un amigo, eso te sirve porque traccionás,y, a veces, sos la patrulla perdida. -Usted comentó que a medida que su empresa comenzó a crecer, se propuso comenzar a Opinión Impactos Negativos Argentina tiene el desafío de seguir produciendo alimentos para la población, sin que esto suponga un impacto negativo en el ambiente. El Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) advirtió que los modelos basados en los sistemas agrícolas actuales implican grandes impactos negativos en la productividad agrícola y riesgos sustanciales en la producción mundial de alimentos. El mismo estudio pronosticó una intensificación de las inundaciones, sequías y bajas en los rendimientos agrícolas para Sudamérica y el Caribe. Mientras tanto, el gobierno nacional, los provinciales y gran parte del sector agroempresarial insisten en un proyecto alimentario que no tiene en cuenta el contexto climático, ambiental y social: el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA). Mientras la agricultura industrial sufre los efectos del cambio climático, como la sequía que vivimos a fines de 2013 o las últimas inundaciones, resulta paradójico que esta actividad sea, al mismo tiempo, responsable de ello. En el mundo, la agricultura industrial y la deforestación asociada, generan el 24% de los gases de efecto invernadero. A nivel local, la expansión agropecuaria promovió el 4,3% de la deforestación global. Entonces, si aceptamos el PEA quienes tomen esta decisión deben ser conscientes de que no sólo será a costa de los bosques nativos y violando la Ley Nacional de Bosques, sino también en desmedro de los rendimientos agrícolas nacionales. Un gran mito es que dicho plan alimentario garantizará precios cuidados. No es así, de seguir con este modelo sostenido por insumos externos y comida que viaja miles de kilómetros, para 2050, el precio global de los alimentos aumentaría del 3 al 84%. Dijo Gustavo Grobocopatel: “Nosotros no estamos produciendo diamantes. Estamos produciendo alimentos para que la gente coma”. Si el objetivo es realmente garantizar alimentos nutritivos para la población mundial, debemos detener el cambio climático. Para lograrlo, es necesario abandonar los monocultivos transgénicos, pesticidas, fertilizantes y consumo masivo de combustibles fósiles. Aumentar la inversión en investigación, desarrollo y capacitación agroecológica. Para dar este primer paso, hace falta el compromiso social del sector privado del agro argentino, que indudablemente tiene una importante incidencia política y económica en el rumbo del país. De este modo, Los Grobo sí podrían decir que producen alimentos para todos, incluyendo las generaciones futuras. Por Franco Segesso Campaña de Biodiversidad de Greenpeace 35 EL FEDERAL NOTA DE TAPA: GUSTAVO GROBOCOPATEL ceder su lugar a otras personas, y asociarlas. Tomando en cuenta que vivimos en una sociedad de control, ¿cómo funciona eso en su caso? -La sociedad es de control, pero también de autonomía. Siempre al mundo tenés que verlo como una tensión. Porque hay más autonomía, porque hay más descentralización, porque la globalización tiene un impacto en ese aspecto, se hace necesario también un mayor control. ¿Entendés? O sea, hay como dos fuerzas que tienden, una para un lado, y la otra para el otro. Hay una fuerza centrípeta y otra centrífuga. Hay muchas tensiones en la sociedad desde ese punto de vista conceptual. -Imagino que en una empresa tan grande como la suya, debe necesitar construir una gran cadena de lealtades. -Sí, el concepto de lealtad es relativo. El tipo de lealtad depende del estilo de gestión. Hay un tipo de lealtad vinculado a un estilo de gestión que en management se llama “patrón de estancia”. Que es el estilo de gestión de alguien que te protege y te da, pero al mismo tiempo te pide, es decir que la lealtad está vinculada con dar y recibir en función de la voluntad de alguien que ocupa el lugar de liderazgo. No necesariamente es un patrón de estancia propiamente dicho, hay industrias que funcionan de esa manera. Yo creo que ese sistema no incentiva a las mejores cabezas. Las mejores cabezas quieren tener autonomía, creatividad, independencia, innovar y demás. El sistema de patrón de estancia no es productivo para mí. -Cuéntenos sobre la expansión continental de su grupo económico. -En este momento, estamos en Argentina, Uruguay y Brasil, donde se achicó la operación porque hice una venta importante. En 2007, habíamos entrado muy fuerte allí porque nos asociamos a un grupo brasileño y compramos una empresa grande, que facturaba 700 millones de dólares, y se lo vendimos a la corporación 36 “Tengo tendencia a escuchar poco. Eso es algo que he ido mejorando con los años, pero digamos que al principio iba yo a mi ritmo y súbanse los que puedan. Eso te sirve porque traccionás, pero podés terminar como la patrulla perdida.” Mitsubishi. Brasil, en 2012, ya era más grande que la operación de Argentina. -Al expandirse hacia otras actividades, ¿pensó que el período de los pooles de siembra se había agotado? -No, yo no creo que haya dado todo. Creo que es un sistema que está vigente y que va a seguir funcionando. Es una forma de funcionamiento de la sociedad, es más conceptual la idea, porque va más allá de las personas y de los actores. Yo creo que hay muchos pooles que hicimos las cosas mal y que el negocio fue mal, algunos murieron, otros se reinventaron… -Entonces, usted sigue con los pooles, ahora. -Sí. Nosotros en realidad lo que hacemos es un sistema en campos de terceros asociados con proveedores y clientes de Los Grobo, que hoy representa un diez por ciento del negocio del grupo. Lo que tratamos con eso es una forma de gestionar el riesgo del dueño del campo. El dueño del campo no quiere sembrar porque hay mucho riesgo, entonces terceriza su riesgo en Los Grobo, asociándose o alquilándonos el campo a nosotros. -El modelo de los pooles es un modelo de gestión que a usted le dio muchos beneficios desde la política, en los últimos diez años. -Sí, me benefició en el sentido de que yo creo en el modelo, lo he estimulado, soy proveedor de servicios de los pooles. Son mis clientes, los pooles. Yo una vez dije algo peor, que soy la madre de los pooles (risas). -¿Usted no es, en realidad, un niño mimado del kirchnerismo? -No, no, no. Tengo los mismos problemas y beneficios que cualquier hijo de vecino, grande o chico. Nosotros lo que hicimos, sí, es cambiar el modelo, hacerlo más industrial. Tratando de aprovechar oportunidades desde el punto de vista de la industria, cosa que viene del prekirchnerismo, del año 2000. Es algo más vinculado con nuestro modelo de negocios y nuestra estrategia, de integración vertical, y demás. Creo que es mayo ⁄ 2014 más, el modelo ahora, al no reglamentar bien la ley de arrendamiento, fue en contra de los que arriendan tierras. Más a favor de los propietarios de la tierra. En ese sentido, el modelo ha sido más antipool que propool. - ¿Cómo atravesó el momento del conflicto duro campo-Gobierno? -Fue un momento duro para mí personalmente, porque yo no creo en el quilombo. Detesto el quilombo, soy un tipo del diálogo. Es un problema de creencia. Yo creo que cuando se pueden generar relaciones, deben ser ganar-ganar. Que no hay un conflicto entre el trabajador y el dueño, que hay intereses comunes. Lo creo profundamente. Entonces, cuando hay una huelga, un piquete, es un fracaso para todos. Para mí, el conflicto fue un fracaso para todos. Un fracaso para la sociedad, porque está bien, no salió la 125, el campo es más conocido, hay más consideración pública sobre el campo, los políticos tienen al campo en la agenda prioritaria ahora, que antes tal vez no estaba… Pero perdimos seis años donde Argentina debiera estar produciendo un 50 por ciento más, haberse industrializado más, haber tomado mercados que tomó Brasil, habiendo creado multinacionales argentinas desde el campo, y lo desaprovechamos todo. -Usted se reunió varias veces con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. ¿Le contó estas cosas cuando tuvo la oportunidad de hablar con ella? -Yo lo que le conté a Cristina, y ella prestó muchísima atención y se la notaba informada, fue sobre la revolución agrícola, sobre lo que se hizo y sobre lo que hay para hacer en el campo. Yo escribo a favor de cambiar el sistema impositivo desde el prekirchnerismo, en 2002. Yo viví las retenciones en la década del 80, era delegado de Carbap en ese momento. Yo sé el efecto nocivo que las retenciones tuvieron en la década del 80, que afectaron a Alfonsín y afectaron al sector. No creo que nadie públicamente del sector agropecuario, ni aun los presidentes de las entidades, haya escrito en contra de las retenciones como yo. Digo, todo el mundo se queja, pero yo tempranamente sabía que íbamos hacia un quilombo. Y ojo, que no estoy en contra del Estado ni de los impuestos. Lo que digo es ojo, que cómo se cobran los impuestos, no es neutro. Importa más el cómo que el cuánto. -Amplíeme un poquito esa idea. Por favor. -Argentina es un país que quiere Estado y necesitamos un Estado grande. Bienvenido. El problema es qué Estado queremos, o cómo el Estado devuelve eso en bienes públicos, y demás. La otra cuestión: no es lo mismo cobrar impuestos detrayendo el precio, deteriorando la relación insumo-producto, que cobrando un impuesto fijo, por ejemplo, a la tierra, o impuesto a las ganancias, o impuesto al patrimonio, lo que sea. ¿Por qué? Porque cuando vos deprimís el precio, desestimulás la producción. Y la inversión en tecnología. Si la presión impositiva fuera la Por Bernardo C. Piazzardi Profesor del Centro de Agronegocios y Alimentos (Ceag) de la Universidad Austral. Director Agroalimentos de Prospectiva 2020 La comunidad agroalimentaria pensada estratégicamente C uando se realiza un análisis FODA para el sistema agroalimentario de Argentina, muchas de las conclusiones giran en torno de un contexto futuro de grandes oportunidades. La pregunta subyacente que siempre queda a partir de ese análisis es “cómo” se capitalizarán esas oportunidades. Como sabemos el análisis de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas (FODA) es un paso inevitable para la definición estratégica de un país, una empresa un club de futbol o una persona. Es la combinación que se plasmará la matriz decisional lo que dará lugar al diseño del “sendero estratégico” que se aspira recorrer. La evolución histórica de Los Grobo Agropecuaria permite pensar que no sólo esta empresa lleva adelante permanentemente este ejercicio de planeamiento estratégico, sino que decide y obra en consecuencia. Planteándolo en términos más simples y concretos vale preguntarse si los líderes empresariales tanto del sector público como el privado de Argentina están analizando “estratégicamente” cual será el “modelo de negocios” que mejor permitirá aprovechar las oportunidades. En el caso de Los Grobo Agropecuaria, ese cambio de modelo de negocios es una constante. Una proyección de escenarios futuros permitió a la empresa, entre otros logros, anticiparse en la producción denominada “en red”, al posterior despliegue de operaciones en terceros países, a la incorporación “aguas arriba” y “aguas abajo” en las cadenas de valor en las que participa la empresa. Queda claro que las acciones que han llevado a esta evolución en el modelo de negocios obedecen al planeamiento mencionado, la pregunta que entonces surge es cuáles han sido los conductores, drivers o impulsores de dicha evolución. Revisando la evolución de la empresa y estudiando los casos de negocios de Los Grobo redactados por la Universidad de Harvard o por la de Texas A&M, se pueden extraer algunos de estos impulsores que se reflejan en algunas de estas palabras clave: tecnología, oportunidad, excelencia, confianza, sin fronteras, innovación creatividad, procesos. Pero tal vez un concepto que no surge a primera vista del análisis que se haga, pero es un “activo” estratégico de la empresa es su relación con su entorno. El concepto de Creación de Valor Compartido (CVC) de Michael Porter parece estar siempre jugando un rol en definición estratégica de Los Grobo. Empresas y empresarios del siglo XXI necesitan tomar decisiones que obedezcan a los intereses de las empresas y los empresarios, pero que además estos intereses estén en línea con los de las comunidades donde estas empresas se desempeñan. Estos ejes estratégicos, como el “sociocultural” y el “ambiental”, se han tornado críticos para el futuro de las comunidades agroalimentarias de todos los países. La CVC se transforma en un concepto definitorio especialmente desde lo agroalimentario. Temas como impacto ambiental, uso y disposición de recursos no renovables consumo de energía, seguridad alimentaria son todos elementos que ninguna empresa, institución u oficina de gobierno puede dejar de analizar si quiere colaborar al futuro de la comunidad agroalimentaria. El approach pro activo de Los Grobo en estos ejes críticos seguramente también obedezca al planeamiento estratégico arriba citado, gracias al cual la empresas pueda ser innovadora no solo en lo organizacional, técnico, productivo y económico sino también en lo que hace a su relación con la comunidad. Argentina necesita incorporar esta visión de los cuatro ejes estratégicos, 1) técnico productivo económico, 2) ambiental, 3) socio-cultural, 4) institucional, para poder aprovechar las oportunidades a futuro. Tal como hace el Grupo Los Grobo. 37 EL FEDERAL NOTA DE TAPA: GUSTAVO GROBOCOPATEL misma, pero con un impuesto fijo en lugar de eso, seguramente aumentaría la producción. -O sea que en su visión los impuestos debieran cobrarse de los bienes, de las ganancias… -El sistema lo paga de cualquier manera. No es que lo paga el dueño de la tierra y vos como arrendador no, porque a vos te lo cobran en un valor de arrendamiento mayor. Pero si vos tenés un valor de arrendamiento mayor pero un precio mayor, lo que vos tenés que hacer para diluir ese valor de arrendamiento es aumentar la productividad. Es decir, consumir más fertilizantes, más agroquímicos, semillas de mayor calidad… Y cuando aumenta la productividad, aumenta la torta. -Entiendo. De todos modos, si desde un medio kirchnerista lo escucharan a usted rebelándose contra las retenciones al agro, titularían: “Grobo mostró su hilacha liberal-conservadora”… - ¡Sí, pero yo no dije que estoy en contra de los impuestos! No hay país socialista que cobre retenciones. ¡No hay nada más setentista que el impuesto a la tierra! Yo titularía: “Grobocopatel, el más setentista de todos” (risas). -Todo esto que usted conoce y volcó en sus empresas, ¿sería capaz de llevarlo al plano de la política? Porque me consta que propuestas para participar, tuvo muchas. -No, pero yo ya lo llevo al plano de la política, me parece. Yo tengo mi actividad empresaria, que… -No, digo que haga política partidaria, que sea candidato, que lo llamen para ser funcionario de un gobierno. -No, funcionario es una actividad que no me gusta. Una gran parte de mi tiempo, yo trabajo mucho con la sociedad civil. Organizaciones sin fines de lucro, organizaciones empresariales, educativas… He participado en numerosos proyectos de diverso tipo. De alguna manera, yo transfiero directa o indirectamente mi conocimiento a esas instituciones donde participo. Si vos me decís si me interesaría la función pública, yo creo que puedo agregar muchísimo más valor creando cosas innovadoras público-privadas o del sector privado que ayuden a eso, como hicimos con Bioceres, con la asociación del Girasol, o Escuelas del Bicentenario. -¿Cómo participó del intercambio comercial entre Argentina y el gobierno chavista de Venezuela? -Antes de decirte si la experiencia fue buena o mala, te cuento que Argentina entre 2006 y 2007 tuvo una crisis energética importante y tuvo que comprar combustible a Venezuela y se le pagó ese combustible, entre otras cosas, con 38 maquinaria agrícola. Eso movió muchísimo a la industria metalmecánica, y demás. Lo que pasa es que se le vendieron las maquinarias, pero no el know-how. O sea, había una idea del gobierno venezolano de hacer agricultura, orientada a que es un país que importa todo. En ese momento, en el gobierno nos pidieron algún tipo de colaboración. Yo no conocía a nadie del gobierno. La realidad es que era porque salía en los diarios cada tanto, que dijeron a quién tenían que llamar, y me llamaron. Yo conocía a Venezuela, había tenido relación con los productores, entonces me conectaron con la gente de PDVSA e hicimos una consultoría para PDVSA. PDVSA estaba haciendo una empresa que se llamaba PDVAL, PDVSA Alimentos, para invertir en la producción de alimentos. Ellos nos contrataron para hacer una consultoría, que en realidad era transferencia de know-how. Era un contrato de cuatro años, pero nosotros al finalizar el primer año nos dimos cuenta que había otros problemas en Venezuela que hacían que sea imposible el desarrollo de este proyecto, y decidimos de común acuerdo con las autoridades de PDVSA y demás, rescindir el contrato. -Es decir que el modelo de gestión que “No soy creyente, no soy religioso. Soy de origen judío, tengo interés académico y cultural en las religiones, me interesan todas, hace muchos años estudié hinduismo, hacía yoga, fui vegetariano.” tenían en Venezuela, era incompatible con… -No era un problema de modelo de gestión, era un tema de incentivos. El modelo nuestro requiere de muchos emprendedores, convencimiento y demás. Y yo creo que Venezuela en ese momento no estaba preparada para esto, y la realidad es que después inclusive fue empeorando. -Como que había un modelo muy centralista. - Muy centralista, sí. Por eso, en las crisis de estos gobiernos tan centralistas, el campo hace crisis antes que otros sectores. Es muy difícil dirigir la vida de productores que viven en el campo todos los días pensando si llueve, si no llueve, si el barro, si la tierra… La gente tiene que vivir libre, es gente a la que tiene que darse orientación, incentivos… Es muy difícil poder guiarle la vida a alguien que vive y quiere vivir en libertad. El gobierno piensa que es algo político. Pero es más que político, es cultural. No es un problema de que están en contra de la ideología, o cosas por el estilo. El tipo de campo te dice: ‘Yo lo que quiero es laburo, dejame trabajar tranquilo, produzco, pago el impuesto, ahora, pago el impuesto pero devolveme, haceme una ruta, manteneme el camino, y no me jodas con una cosa compleja’. Es así acá, en Francia, en China… - Gustavo, usted trabaja mucho desde la racionalidad, desde el trabajo con la tierra, hablando de ideas… Es un mundo no trascendental, no va hacia el cielo, no hay misticismo, ni posiciones religiosas, pero lo que sí existe, porque está en todas las personas, es el espíritu. ¿Cómo funciona eso en usted? -Bueno, yo no soy creyente. No soy religioso. Soy de origen judío, tengo interés académico y cultural en las religiones, me interesan todas, hace muchos años estudié mucho el hinduismo, hacía yoga, fui vegetariano por cinco años. -Comía milanesas de soja. -Sí. Pocas, porque no me gustan (risas). Me gusta una buena milanga. -Pero cree que termina acá todo. -No sé. Pero no es una preocupación hoy que me desvele, el no saberlo. No es una búsqueda que en este momento tenga, y no quiere decir que no la vaya a tener. Participé ahora del viaje religioso a Tierra Santa, y estuve con el Papa. Mirá, yo creo que uno en la vida se orienta a partir de determinadas fuerzas. Creo mucho en el poder del hombre en la sociedad, en el colectivo… Creo en la creación del hombre también, en la Suprema Corte de Justicia, la de acá y la norteamericana, en la Constitución… Yo creo en esas instituciones. Creo en el Papa como institución, y no como algo metafísico. Creo que nosotros, como personas, estamos en una búsqueda permanente de cómo aprender. Algunos lo podrán llamar ‘el camino hacia Dios’. Para mí, por ahora no es tan problemático, yo lo que quiero es aprender, y me dedico eso. Cuando me preguntan si es una década ganada o una década perdida, prefiero decir que es una década aprendida. Ahora, algunos a eso lo pueden llamar el camino místico. No lo sé, ni me preocupa. Yo tengo 52 años. -No sé si recuerda que La Divina Comedia dice que “en el medio del camino de nuestra vida…” -Bueno, yo hice un compromiso que no estoy cumpliendo, que es que iba a tratar de hacer dos vidas dentro de una, porque pienso que la vida es corta y no creo en la reencarnación. Siempre creo que viene una etapa nueva también para mí, vinculada más con el aprendizaje y la profundización de estas cuestiones. No sé si es seguir trabajando en la empresa, irme a estudiar y dedicarme a otra cosa, no lo sé. -Quizás a través de la música, consigue vivir esa otra vida que quiere… -Sí, yo creo que la educación artística en general y mi vínculo con lo artístico me han ayudado enormemente. Ha sido fundamental en todo, mayo ⁄ 2014 en mi formación como empresario, como persona… La música es muy importante para mí, la mirada artística. El arte es fundamental en la comunicación. -La paideia de los griegos. -Vos no le hablás a la cabeza, sino al corazón. El hecho de que haya una sociedad de gente sensible, no es lo mismo. -Eso explica bastante sobre las razones de cómo estamos. ¿Toca algún instrumento? -No, yo canto. Aprendí piano cuando era muy chiquito. Tengo mi piano en Carlos Casares, pero hace treinta años que estudio canto. -Hasta grabó discos con su grupo de folklore. Y cobran para actuar. -Sí, claro. Yo tengo ahí dos socios que son mis compañeros, Héctor Llanos y José Peribós. Y canto música de cámara argentina, también. Con una pianista que me acompaña, Lidia Státile, y mi maestra, Lucía Maranca, que me acompaña también. Ahora le dedico poco tiempo, pero en un momento era muy importante. Tenía clases todas las semanas, ensayos dos veces por semana. Ahora, por distintos motivos, no me he acomodado para seguir teniéndolo, por el tema de Brasil y otros, pero tengo que volver. -Esas raíces suyas en los gauchos judíos me hacen pensar en sus ancestros nómades, y en el hecho de que usted mismo comenzó a desarrollar su creatividad y a aplicar lo que aprendió cuando tuvo que convertirse en nómade también. -Es muy bueno el comentario que me hacés, siempre lo charlamos con mi mujer. En el fondo, yo creo que uno es de donde nace. Alguno dice también que es de donde tiene los libros. Pero, si vos me preguntás de dónde soy, te contesto que de Carlos Casares. No porque vaya a volver allí, o porque tenga saudades, sino porque uno es de ahí. Cuando uno se va de viaje, siempre está esa cosa de “la vuelta a”. Yo eso no lo tengo muy afirmado. Yo ahora soy de Buenos Aires. Me gusta y disfruto Buenos Aires. Disfruto de lo urbano, de andar por la ciudad, de tomar un café en un bar. De ver a la gente, de conversar con uno y otro, de ir a la librería, de ir al cine, con amigos… Soy un porteño. ¿Me gustaría ir a vivir a otro lado? Sí, me gustaría hacer la experiencia. Me gustaría ir a vivir a Europa o a Estados Unidos. Me gustaría, en algún momento de mi vida, volver al campo. A mí me gusta mucho la vida en el campo. Yo extraño, en Buenos Aires, el aire y el silencio. No extraño otra cosa. -Piense, también, que usted aprendió a producir sin tierra. -Claro, pero no es un tema mío personal. Es una organización que produce sin tierra. Yo soy un engranaje de esa organización. -Usted dijo en una entrevista que era un “sin tierra”. ¿No será mucho? -Es un concepto fuerte. Una idea que lo que intenta es provocar una reflexión sobre el tema. No es una frase neutra. Lo dije con total intencionalidad, porque creo firmemente que el hecho de tener tierra o no, de ser rico o pobre, de ser un pequeño o gran productor, no tiene nada que ver con el éxito o el fracaso de las personas. El éxito tiene más que ver con el aprender o no aprender, con el darse o cuenta o no, con el adaptarse o no adaptarse. Es una intención de crear esperanza y expectativa en los pobres. -Lo que noto en usted, a través de esta entrevista, es que tiene una gran convicción en el diálogo. Le importa hablar. Y le importa, también, convencer. -Sí, claro. Soy muy argumentador, como estructurado, como un bloque. Bajo línea. Mi mujer me dice que soy como Fidel Castro cuando me pongo a discutir con ella. -La última pregunta. De su discurso, surge que todo lo que hacemos tiene sus razones, y esas razones se pueden descubrir. Para usted, ¿qué razones tiene el mundo y su existencia? -Para mí, el mundo es como una plataforma donde los seres humanos tendríamos que tender a vivir con dignidad y bienestar. Porque esa dignidad y ese bienestar hacen que la vida sea un hecho incomparable, creador, me parece que es eso. Ahora, el tema es qué es bienestar. Desde mi punto de vista, yo lo relaciono bastante con el tema de capacidad de Amartya Zen, que escribió sobre la teoría del bienestar y la felicidad. Él dice que las personas, en la medida que son libres, autónomas, empleables, emprendedoras, solidarias, saludables, tienen dignidad. Y yo creo que ésa es la pregunta que nos debemos hacer todos los días empresarios, políticos, periodistas… Lo que yo estoy haciendo hoy, ¿genera dignidad? Es la prueba ácida, esa. Lo que yo hice con esta política pública, ¿generó más empleabilidad? ¿generó gente más autónoma, más libre? Si hay dudas, hay que revisar. • 39